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Regional
Alpaqueros huancavelicanos en pie de lucha:
El reto de la acción colectiva
El 10 de febrero se reunieron gran parte de las organizaciones alpaqueras de Huancavelica
para tratar un tema que es motivo de creciente preocupación en el sector, y que está
relacionado con la crisis económica internacional: la rápida disminución del precio de la fibra
de alpaca. Recordemos que en campañas anteriores dicho producto se cotizaba entre 12 y
16 soles la libra. Actualmente, se valoriza por debajo de los cuatro soles. De esta manera, no
es posible recuperar ni siquiera los costos de producción. Más aún, esta situación ha
ocasionado ya cuantiosas pérdidas económicas, afectando significativamente a los
pequeños propietarios y campesinos de las zonas alto andinas dedicadas a esta actividad
ganadera.
Rabia, frustración e indignación eran los sentimientos que imperaban en el colectivo de
alpaqueros en el auditorio. Unos denunciaban la falta de atención por parte de las
autoridades públicas (nacional, regional y local), mientras que otros denotaban una actitud
desesperanzadora y pesimista. Así, tras un candente debate, se acordó realizar una
movilización de protesta el próximo martes 17 de febrero para exigir, democrática y
públicamente, se acoja un conjunto de demandas con el propósito de recuperar parte del
capital alpaquero.
No deja de ser saludable esta cohesión, aun cuando la causa no sea grata. Sin embargo,
también debe señalarse que los productores alpaqueros han mostrado casi siempre poca
propensión a la organización y a la construcción de vías firmes para que sus intereses sean
priorizados en las agendas políticas del país. Es decir, que la ocasión amerite ahora la
imperiosa necesidad de articular acciones para impedir el deterioro de su situación no
significa que, probablemente, hubieran estado en mejor posición negociadora si la crisis los
hubiera cogido con más y mejores capacidades para la movilización.
Es cierto que hubo intentos anteriores para salir a las calles a manifestar sus demandas
pero, lamentablemente, no pudieron lograr una movilización coherente, activa y unida en
defensa de algunos de sus intereses comunes que vienen siendo vulnerados.
En efecto, para que pueda producirse una acción colectiva contundente, debe existir,
además de los intereses comunes que articulen a los productores alpaqueros, un conjunto
de incentivos específicos para quienes participen en estas acciones masivas. Es decir,
además de aspirar al logro de objetivos compartidos por todos los alpaqueros
huancavelicanos, también se requiere mucha claridad respecto a por qué es indispensable
que todos se incluyan y participen en la acción común.
Esto significa, en definitiva, que las organizaciones alpaqueras deben ser medios para
canalizar las demandas de los productores, pero practicando procedimientos que permitan
integrar a la mayor cantidad posible de productores en las acciones a ejecutarse, así como
articular sus demandas con las que provienen desde otros sectores sociales y productivos.
De esta manera, una posible vía que generaría expectativas para la movilización entre los
productores, podría ser exigir al Estado la implementación de un programa de
comercialización de la fibra de alpaca y el establecimiento de precios refugio que beneficie
prioritariamente a los pequeños criadores alpaqueros que participan en organizaciones
formales del sector. Planteadas las cosas de este modo, probablemente muchos de estos
pequeños productores alpaqueros apreciarán a sus organizaciones –las legitimarán– y
optarán por fortalecerlas con mayor compromiso y continuidad, en aras de conquistar otras
demandas.
Pero, si sólo se apuesta a una conciencia colectiva alpaquera que, dicho sea de paso, es
apenas incipiente, sin la inclusión de estos incentivos particulares para quienes participen
activa y coherentemente en la formación de ella, seguramente continuaremos apreciando
manifestaciones que, por un lado, se muestran frágiles y desarticuladas y, por otro lado, son
protagonizadas por actores alpaqueros debilitados y dispersos que, incluso, podría conllevar
a una mayor desestructuración de las organizaciones del sector alpaquero.
Finalmente, debe reflexionarse seriamente sobre esta situación, con miras a extraer
lecciones que contribuyan a establecer las prioridades para el combate contra la pobreza y
los objetivos de desarrollo en las políticas gubernamentales. Estamos asistiendo al inicio del
fin del importante ciclo de crecimiento que venía manifestando la economía peruana en los
últimos años y, en ese sentido, tendríamos que preguntarnos sobre los beneficios que ha
provocado entre los sectores más necesitados del país.
La bonanza económica coincidió con un momento de precios altos de la fibra de alpaca. Sin
embargo, tal como siempre ocurrió en el sector, los beneficios de la renta producida se
concentraron significativamente en las pocas grandes casas comerciales e industriales y no
generaron cambios significativos en las condiciones de vida de los productores. Esto se vio
reforzado con las políticas sectoriales. El programa Sierra Exportadora pudo ser un
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excelente vehículo para intentar variar siquiera en algo la histórica concentración existente
en el sector alpaquero, buscando una mejor distribución.
No fue así y el resultado lo vemos ahora: productores ubicados en la línea de extrema
pobreza, sin mayores beneficios obtenidos por el crecimiento económico y desconcertados
sobre qué les pasará en el futuro inmediato.
desco Opina - Regional / 13 de febrero
2009
Programa Sierra Centro
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