DISCURSO DEL CJE CON MOTIVO DE LA ENTREGA DEL MANDO

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DISCURSO DEL CJE CON MOTIVO DE LA ENTREGA
DEL MANDO
9 de marzo de 2014
Por última vez en mi carrera militar, tengo el privilegio
de ocupar esta tribuna, en el patio de honor del instituto
castrense más antiguo de la República, en cuyas aulas
se ha formado una galería importante de ilustres hombres
que han servido a nuestra patria.
Esta tarde participaremos nuevamente de un rito
militar que se inscribe en un acto propio de nuestro
ordenamiento constitucional. En efecto, esta ceremonia
reproduce lo que a partir del 31 de marzo de 1813 vivió la
naciente república, cuando Don José Miguel Carrera
Verdugo asumiera como el primer General en Jefe del
Ejército.
1
Hoy, en presencia de las más altas autoridades de
los poderes del Estado, el Presidente de la República
investirá al quincuagésimo noveno Comandante en Jefe
en la historia del Ejército, General Humberto Oviedo
Arriagada.
En los últimos dieciséis años, los respectivos
comandantes en jefe, hemos emprendido procesos de
desarrollo y transformación institucionales, apoyados
decisivamente en políticas de estado sostenidas por los
sucesivos gobiernos nacionales. En mérito a ello, la
fuerza terrestre puede exhibir su nivel más alto de
preparación, equipamiento, capacidad y disponibilidad
operacional en la historia contemporánea.
2
Durante las últimas décadas, fue indispensable hacer
un énfasis en las nuevas capacidades que adquiría el
Ejército para responder a las demandas de un Estado
moderno, centrándose en lograr, en cortos lapsos, todas
las habilidades táctico-técnicas para tripular una fuerza
adaptada a las características del nuevo equipamiento y
material que se fue incorporando; una gestión que fue
lograda con creces.
3
Lo anterior debía estar acompañado necesariamente
de otros criterios. Era preciso situar al militar, a la
persona, en el eje de la transformación, de modo tal que
este proceso tuviera un sentido integral, lo cual importaba
un desafiante cambio cultural. Ello significa, entre otros,
propender a una mejor satisfacción de las expectativas
personales y profesionales; un espacio de libertad de
opción personal más amplio, para decidir cada futuro
profesional; una mayor integración, aún, de la mujer en la
carrera militar; una mayor transparencia de la gestión con
una eficiente rendición de cuentas; una política clara y
permanente
de
puertas
abiertas
de
cuarteles
e
instalaciones militares. En fin, un cambio a la arquitectura
curricular de las escuela matrices y academias.
4
También ha formado parte de mis preocupaciones, el
contribuir a formular políticas y desarrollar
acciones
específicas destinadas a lograr una soberanía efectiva
del Estado de Chile en cada uno de los rincones del país.
Para ello, una de las medidas más tangibles ha sido el
llevar la fuerza terrestre hasta las zonas más aisladas del
territorio nacional.
En este mismo concepto, la conectividad vial, como
tarea histórica en la que está empeñado el Cuerpo Militar
del Trabajo, ha pasado a complementarse con la
presencia física de fuerzas especialmente capacitadas
para acompañar a las comunidades en la ocupación del
espacio físico nacional.
5
Con el propósito de avanzar hacia una mayor
disponibilidad operacional, se estimó necesario incluir en
el concepto de mando, el reorganizar las unidades de
montaña y motorizadas de la II y III Divisiones, ubicadas
en la zona central del país, dando origen así a una
división integrada esencialmente por tropas de montaña y
a otra, de un carácter más flexible, liviano y polivalente.
Por su parte, el crecimiento y características
operativas y orgánicas alcanzadas por la fuerza, hacían
indispensable avanzar en los sistemas de mando y
control,
como
en
los
procesos
propios
de
la
administración interna. Lo anterior demandaría del
Ejército dar el paso definitivo para incorporar la
tecnología digital a todos los procesos; realidad hoy en
plena marcha y que proporciona modelos de primer nivel,
tanto en lo operacional,
como en el orden del
funcionamiento administrativo institucional.
6
Otra de mis áreas de interés lo fue equilibrar el
Modelo de Salud Previsional con los costos –siempre
crecientes–
de
las
tecnologías
asociadas
a
las
prestaciones en salud y las necesidades de ciento diez
mil afiliados, en servicio activo y en retiro, de capacidad
económica limitada.
Para todas estas ideas o iniciativas, fue necesario
formular un conjunto de proyectos que permitieran hacer
realidad cada una de ellas, donde conté siempre con la
colaboración
muy
comprometida,
responsable
e
inteligente del Alto Mando que me acompañó durante
estos cuatro años, y con la labor abnegada y solidaria del
Estado Mayor General del Ejército y de cada uno de los
Comandos. Sin dicho apoyo y gestión nada habría sido
factible.
7
Señoras y señores:
Como se sabe, días antes de iniciar mi gestión de
mando, ocurrió el devastador terremoto y posterior
maremoto, un fenómeno de la naturaleza que conmovió
al país entero y ciertamente al Ejército. Lo inesperado del
sismo y el drama provocado por sus efectos, postergaron
la planificación de muchos de los proyectos que se
derivarían
del
concepto
de
mando
que
enuncié
anteriormente.
Con todo, esta dramática y difícil tragedia permitiría a
la institución responder a la confianza que le depositaron
las autoridades y, muy especialmente, la ciudadanía. El
Ejército, como la sociedad esperaba, no solo restableció
el orden público, sino que concurrió con todos sus
medios
disponibles
para
asegurar
el
más
pronto
abastecimiento y oportuna atención a la población,
asolada por el segundo mayor desastre de la naturaleza
que registra nuestra historia.
8
Aquí reside mi mayor gratitud para los generales,
oficiales, suboficiales, soldados y empleados civiles, que
asumieron con iniciativa, abnegación, sacrificio y gran
disposición anímica las tareas que les encomendé, aun
cuando muchos de ellos y sus familias también habían
sufrido graves consecuencias. Ningún integrante de la
institución dudó en concurrir en ayuda de quienes más lo
demandaban.
La misión para el Ejército no terminó con el fin del
estado de excepción constitucional, que puso a prueba
su capacidad de reacción y de manejo operativo y
logístico de la crisis que sobrevino a la furia de la
naturaleza y a las pasiones humanas que desató, sino
que, por el contrario, la institución continuó en la
búsqueda
de
nuevas
iniciativas.
Así,
creó
una
organización, a la que denominó “División Fraternidad”;
una instancia cívico–militar conformada por más de 1.000
militares y casi 20.000 civiles que, empleados por el
Cuerpo Militar del Trabajo reforzaron las actividades de
cooperación a los programas de reconstrucción nacional,
y
cuyo
accionar
abarcó
74
comunas
afectadas.
9
Se buscaba disminuir el desempleo y mitigar la sensación
de colapso total, de indefensión y de pesimismo.
Intensión conseguida con gran éxito y beneficio para la
gente.
La cercanía lograda durante meses con el modelo
adoptado y la gratitud de la población fue la mejor
retribución para más de diez mil hombres y mujeres del
Ejército, que dejaron sus hogares para emprender este
esfuerzo conjunto con miles de chilenos.
Muchas son las lecciones aprendidas en todo este
periodo, pero ninguna es más valiosa que la oportunidad
de haber servido al país en las condiciones que lo
hicimos: responder a las demandas de los chilenos,
en un reencuentro profundo y de gran sensibilidad
con nuestro pueblo, precisamente cuando el Ejército
celebraba su bicentenario.
10
Como consecuencia de la participación del Ejército
en ayuda y apoyo a todas las comunidades afectadas,
nuestro programa Bicentenario no se llevó a efecto,
siendo reemplazado por un plan general de ayuda a
quienes más lo requerían. Esta sería la actividad
Bicentenaria para el Ejército.
De esa forma, también la inauguración del Edificio
Ejército Bicentenario, el nuevo Cuartel General, se
dejaría pendiente para junio de 2012; oportunidad en la
cual manifesté que esta obra, después de 200 años de
vida del Ejército, era la primera construida para ese solo
efecto. En su concepción, mi antecesor, el General de
Ejército Óscar Izurieta Ferrer, puso especial empeño y
dedicación en que se respetara el especial significado de
los doscientos años de vida de nuestra institución.
11
No obstante todo lo ocurrido el 27 de febrero, el
entrenamiento, la capacitación en las nuevas tecnologías
adquiridas, la disponibilidad operacional, el sostenimiento
de la fuerza, y tantas otras que son propias de una
organización militar, debían ocupar un lugar importante
en mi gestión de mando. Resultaba indispensable
continuar adelante con el modelo de desarrollo del
Ejército, donde el profundo salto cualitativo era evidente.
Operativamente, nos propusimos concluir con la
exitosa
transformación
de
un
Ejército
de
amplio
despliegue territorial, iniciada a fines de la década del ‘90,
en uno operacional y de mayor funcionalidad. En estos
planes se inserta la concentración del mando de las
tropas de montaña en la III División, con asiento en
Valdivia, y la redefinición en la composición de la II
División de Ejército, con asiento en Santiago; cambios
que significarían abandonar la tradicional jurisdicción
administrativo-territorial de éstas.
12
En suma, se afianzó la identidad y la mística y, muy
especialmente, se mejoró el grado de alistamiento y
disponibilidad operacional de dichas unidades.
En relación con nuestras tropas de montaña,
permítaseme recordar a este propósito la conquista de la
cumbre del monte Everest, por parte de una expedición
dirigida por el reconocido montañés y dos veces
conquistador de dicha cima, Sr. Rodrigo Jordán, e
integrada entre otros escaladores, por el Cap. Felipe
Olea Popelka, del SG1 Juan Díaz Alvarado y del SG2
Paulo Grandy Sumonte, aquí presentes.
Más allá de lo exclusivamente deportivo, físico o
técnico, el que militares chilenos hayan conquistado el
monte Everest el 18 de mayo de 2012, es demostración
de una capacidad militar propia de nuestras tropas de
montaña.
13
En otra dimensión, quisiera señalar uno de los
avances de mayor trascendencia que nos correspondió
realizar, como lo ha sido el tránsito desde una
organización con sistemas análogos, a una que hoy
conocemos como “Ejército Digital”. La tecnología digital,
en el ámbito militar, ha emergido como una de las
innovaciones más disruptivas en la historia de los
ejércitos,
por
cuanto
introduce
una
influencia
preponderante en la gestión y control del quehacer
institucional, generando notables beneficios. Por ejemplo,
en el empleo operativo de las Brigadas Acorazadas y la
Brigada de Operaciones Especiales, dotando a éstas de
un sistema integrado de mando y control y de guerra
electrónica, que constituye un factor multiplicador y
diferenciador de estas fuerzas.
14
Esta innovación pone un antes y un después en la
gestión del campo de batalla moderno y la administración
de sus recursos, a la vez que nos ha permitido cumplir
con los estándares de exigencias de la OTAN.,
necesarios para la participación en operaciones de
cooperación internacional, a las cuales podría concurrir
nuestro país en el futuro.
Con todo, la participación internacional del Ejército
en los últimos 4 años muestra cifras interesantes que
indican
una
tendencia
importante
a
tener
en
consideración. La institución ha participado en más de
20 ejercicios internacionales en la región, el Asia-Pacífico
y Europa. Junto con esto, más de 2.500 hombres y
mujeres
han
tomado
parte
en
operaciones
internacionales.
15
En este ámbito, me parece oportuno mencionar el
buen nivel de nuestras relaciones bilaterales con los
ejércitos de países amigos. Para sus mandos, hoy
presentes, solo tengo expresiones de gratitud por su
disposición al fortalecimiento de los lazos de amistad,
cooperación e integración, compartiendo siempre el ideal
de paz de nuestros respectivos estados.
Distinguidas autoridades, señoras y señores:
Toda la dimensión que expresara anteriormente no
resulta posible sin una formación acabada y profunda del
profesional militar. Es más, hoy no es suficiente
solamente el dominio técnico de las armas o su uso
táctico en el campo de batalla.
La naturaleza del empleo coercitivo de la fuerza, por
requerimiento del Estado, supone, primero, valorar la vida
humana; enseguida, tener una visión del fenómeno del
conflicto en su contexto general y particulares alcances.
16
De esta forma, el Ejército ha externalizado –en
prestigiosas universidades nacionales y del extranjero– la
formación en la educación profesional militar, tanto de pre
grado de la Escuela Militar y de post grado en la
Academia de Guerra, en aquellas disciplinas afines y
complementarias, que hoy día se relacionan con el
empleo de la fuerza. Esta realidad, a mediano plazo,
complementariamente se traducirá en un enriquecimiento
sustantivo en la relación civil-militar, producto de la
interacción entre personas que aspiran a servir a Chile
desde distintas perspectivas profesionales.
17
Después de haber servido por más de cuarenta años
en el Ejército, me asiste la certeza que el activo de mayor
valor, el bien más preciado con el que cuenta nuestra
institución y al que es preciso preservar, es su capital
humano. Así como el factor fundacional, consustancial a
cualquier Ejército, es la disciplina –valor central en todo el
proceso de formación del militar chileno–, para nuestro
Ejército, su fortaleza central radica en el carácter y
capacidad de su gente. Ello, por cierto, es la resultante
de las características del ser nacional y del complejo,
pero efectivo, proceso de formación del soldado chileno.
Otro de los aspectos esenciales del mando de una
institución de las FF.AA. lo constituye su planificación de
desarrollo. Por ello, desde fines del año 2012, se dispuso
la iniciación del Proceso de Planificación para el
Desarrollo Estratégico del Ejército al año 2026.
18
Una de las principales conclusiones, que ya se
puede
advertir
de
este
proceso
de
planificación
estratégica, entre otras, es que debido al elevado
estándar alcanzado por la Fuerza Terrestre y las
características de los escenarios futuros, será necesario
en primer término mantener las actuales capacidades
operacionales y enseguida, asegurar su sostenimiento en
el tiempo.
Un ejército inspirado en el bien nacional, el servicio
público
y
el
interés
de
su
país,
precisa
del
reconocimiento, respaldo y confianza ciudadano. En este
sentido, debo reconocer que ha sido muy reconfortante
observar cómo, en las últimas décadas, el Ejército ha
venido
cultivando
una
cercanía
con
la
población
fortaleciendo notoriamente las confianzas mutuas.
19
Si miramos las actuaciones del Ejército, en su
pasado reciente, podemos advertir que éste ha sido
capaz de innovar y también anticiparse a muchos de los
cambios que la sociedad ha experimentado en su
momento. El primero de ellos fue resolver la tensión
provocada por la demanda de ésta en el sensible tema
de los derechos humanos.
El Ejército ha sido capaz de asumir la historia,
haciéndose cargo institucionalmente por lo que es su
responsabilidad en
las violaciones a los derechos
humanos, dando pasos claros para avanzar hacia la
reconciliación
nacional,
implementando
políticas
y
criterios muy definidos en la materia, desvinculándose de
cualquier posición política que se le pudiera atribuir.
20
En las últimas décadas, es evidente el compromiso
del Ejército con la verdad y con la colaboración que, en
materia
de
justicia,
les
asiste
a
los
tribunales
competentes. En ello está puesta toda la voluntad de los
sucesivos mandos, con genuino sentido de reconciliación
y fraterna amistad cívica.
En este contexto es pertinente referirse a la visión
del Ejército, respecto de aquellos que formaron parte de
sus filas y que actualmente cumplen condenas por
violaciones a los DD.HH. Nuestra mirada, como lo he
mencionado en varias oportunidades, es de carácter
humanitario; muchos de ellos son personas de avanzada
edad
y
con
gravísimas
enfermedades,
algunas
terminales.
21
Señoras y Señores:
Desde sus etapas fundacionales, el Ejército como
institución fundamental de la República, acompañó al
Estado como actor clave en los procesos de construcción
del territorio, mediante acciones que lograron consolidar,
integrar y proteger la territorialidad, cimentando a la par
las bases de la nación.
22
Luego, la acción del Ejército continuó relacionada
con la conquista de las fronteras interiores y la
incorporación al dominio efectivo de Chile de espacios
vacíos. En la actualidad, dadas las características de
nuestra
variada
mantienen
zonas
y
exuberante
aisladas,
de
geografía,
difícil
aún
acceso
se
e
interconexión con el núcleo vital del país. Puesto en el
ámbito del Ejército, se resolvió readecuar parte de su
despliegue territorial con el propósito de colaborar, con
una visión de Estado, para el ejercicio de una soberanía
efectiva. Uno de los hitos de ese diseño estratégico se
vivió cuando S.E., el Presidente de la República,
inauguró las instalaciones que hoy día ocupa la
Compañía Andina Independiente N° 20 “Cochrane”, con
guarnición en la localidad del mismo nombre.
23
Completando esa iniciativa, se ha concluido la
construcción de dos refugios para desplegarse en
glaciares intermedios con carácter de permanentes, en la
ruta hacía Campo de Hielo Sur, desde los cuales se
podrá apoyar el acceso seguro y expedito al Paso
Marconi.
Siempre
en
la
misma
zona,
se
encuentran
avanzados los estudios para replicar esta experiencia,
desplegando esta vez, una unidad fundamental en Villa
O’Higgins, donde ya se ha construido e inaugurado, el
pasado 28 de febrero, un cuartel para una unidad de
avanzada. En un horizonte futuro se espera poder
desarrollar otra unidad de similares características en
Caleta 2 de Mayo en Isla Grande de Tierra del Fuego,
donde ya se tendrá acceso terrestre entre el Estrecho de
Magallanes y el Canal Beagle.
24
En el extremo norte del país, y bajo ese mismo
concepto geopolítico, el plan estratégico de desarrollo
institucional
prevé
remodelar
tres
zonas
de
acantonamiento en localidades interiores de las regiones
de Arica y Parinacota, Tarapacá y Antofagasta.
Distinguidas autoridades, invitados especiales,
señoras y señores:
El promisorio presente alcanzado por el Ejército de
Chile augura que sus integrantes podrán enfrentar con
absoluta confianza los desafíos profesionales del futuro,
para continuar así acompañando al país por la senda del
desarrollo, la seguridad y la paz.
En estos instantes que marcan mi despedida de las
filas de la institución, quisiera dejar constancia de mis
reconocimientos a las autoridades nacionales con las
cuales me correspondió ejercer como Comandante en
Jefe.
25
Agradezco
al
Presidente
de
la
República,
Excelentísimo Señor Sebastián Piñera Echenique, su
confianza hacia mi persona y su permanente disposición
para apoyar los proyectos a los cuales ya he hecho
referencia. Agradezco también a la ex Presidenta de la
República, Señora Michelle Bachelet Jeria, autoridad que
a fines del año 2009 me nominó en el cargo que he
tenido el honor de ejercer.
Deseo agradecer también las positivas relaciones
profesionales y personales que cultivamos con los
sucesivos
Ministros
de
Defensa
Nacional
y
subsecretarios de la cartera. Con cada uno de ellos
compartimos el propósito de desarrollar un genuino
compromiso con la defensa de nuestra patria.
26
Asimismo, expreso mis sentimientos de gratitud a los
Honorables
Senadores
y
Diputados
del
Congreso
Nacional, de manera muy especial a los integrantes de
las respectivas Comisiones de Defensa, de zonas
extremas
y
mixtas
de
presupuesto,
de
ambas
corporaciones, por su atención y colaboración a las
necesidades del Ejército.
Extiendo también mis más sinceros agradecimientos
a mis camaradas de las FF.AA., que ejercieron
sucesivamente la comandancia en jefe de la Armada, de
la Fuerza Aérea, como a los Generales Directores de
Carabineros, y al Director General de la Policía de
Investigaciones. Con todos ellos mantuvimos las más
cordiales relaciones de servicio y coordinación para los
intereses de Chile.
27
En el momento de manifestar agradecimientos, no
podría faltar hacerlos extensivos a tantos superiores,
jefes, comandantes, instructores y profesores que me
formaron como persona y como soldado, trasmitiéndome
sus experiencias y siempre bienvenidos consejos y
enseñanzas. Después de 45 años de servicio son
muchos, pero me parece justo personalizar estos
sentimientos en los ex Comandantes en Jefe, quienes en
diferentes
momentos
de
mi
vida
me
entregaron
herramientas fundamentales para enfrentar mi carrera
profesional. Me refiero a los Generales de Ejército
Ricardo Izurieta Caffarena, Juan Emilio Cheyre Espinosa
y Óscar Izurieta Ferrer, quienes están presentes en esta
ceremonia.
28
Un oficial no solo se forma con el aporte sustantivo
de sus superiores. Un hombre de armas crece también
en la interacción con sus subordinados y subalternos, en
la responsabilidad de dirigir personas comprometidas con
ideales
superiores
y
respetuosas
de
un
orden
disciplinario, que es base para la confianza ciudadana.
¡Mi gratitud y recuerdo a todos mis subordinados!
Tuve
también
el
privilegio
de
contar
con
el
sobresaliente trabajo del Alto Mando, con el cual serví
durante estos cuatro años; oficiales generales para
quienes solo tengo sentimientos de la mayor gratitud.
Tengo un especial reconocimiento hacia ellos. Fue de
inapreciable valor para mi gestión haber contado con su
profesionalismo, su inteligencia y lealtad, y el sentido de
trascendencia con que tantas veces debatimos iniciativas
y proyectos institucionales, guiados siempre por los
intereses superiores de servicio a nuestro país, a través
de su Ejército.
29
Ya en un ámbito personal, permítanme extenderme
unos minutos y hacer una evocación a mis queridos
padres; me dieron la vida y encausaron en el rumbo
correcto para desarrollarme como ser humano en el
orden del servicio público. En ellos siempre advertí su
interés
y
esfuerzo
inagotable
por
brindarme
una
formación como un ciudadano útil a Chile y a la sociedad.
Mi madre –una mujer de carácter, inteligente y de gran
sentido humanista– me educó siempre –así lo he sentido
yo con el paso de los años– equilibrando su inmenso
amor maternal con una rigurosa formación, disciplina y
sentido del cumplimiento del deber. Asimismo, me
trasmitió su profunda fe católica que, en conjunto con los
valores que me entregó, me ha servido y acompañado en
la formación de mi propia familia y fortalecido en los
momentos más difíciles por los cuales he atravesado en
mi vida.
30
De mi padre –hombre de una gran humanidad y
sensibilidad
social,
de
carácter
firme,
pero
cuidadosamente combinado con su modo de ser cálido,
cercano, acogedor y afectuoso– heredé tempranamente
la vocación militar y la pasión con que él abrazó la
profesión. Lo recuerdo con emoción por el inmenso
cariño que me prodigó, guiando mis pasos inseguros de
la niñez y de la infancia para transitar hacia la
adolescencia con la convicción que la vida militar me
haría
feliz
y
en
ella
encontraría
las
adecuadas
herramientas morales para servir a Chile desde el
Ejército. Hoy, después de cuatro décadas y media de
servicio y con sesenta años de vida, casi podría asegurar
que
he
respondido
a
las
esperanzas
que
mis
progenitores depositaron en mí.
31
Deseo también dirigirle unas palabras a mi querida
esposa, Anita María, con quien nos conocemos desde los
15 años, cuando recién era un cadete en este Alcázar. Ha
sido la persona cercana e inteligente, que ha sabido
colocar en el centro de la vida lo más importante: su
familia, haciendo de sus hijos un verdadero tesoro
insustituible, comprometiendo sus mejores años a su
formación, trasmitiéndoles amor y valores humanos. Le
agradezco su generosidad y apoyo brindado, haciendo
compatible la vida en familia con las exigencias de la
profesión militar. Sin Anita María, no habría sido posible
alcanzar las metas que progresivamente presenta
nuestra
carrera.
Durante
estos
cuatro
años,
ha
desarrollado una incansable labor de ayuda social como
Presidenta de la Fundación de Señoras del Ejército, en
beneficio del personal militar que se encuentra en
situaciones difíciles.
Con ella,
hemos construido en
todos estos años una familia de la que son parte nuestros
queridos hijos: Juan Miguel, Rodolfo y Fernando. La
tradición militar se ha mantenido con ellos; mientras el
32
primero es un
Oficial de Infantería, Rodolfo lo es de
Reserva y Fernando Oficial del Servicio de Justicia.
Todos nos han dado momentos de gran felicidad y
satisfacción, entre ellos, nuestros cinco queridos nietos:
Catalina, Trinidad, Juan Miguel, Tomás y Martín. Mi
reconocimiento especial a mis hijos por estar conmigo en
los momentos difíciles que me ha correspondido enfrentar
en mi vida personal y militar.
En Anita María quisiera hacer también un homenaje y
reconocimiento a todas las esposas de los integrantes del
Ejército, valorando el anónimo pero eficiente trabajo que
realizan en beneficio de sus semejantes.
Distinguidas autoridades, estimados camaradas
del Ejército de Chile:
Más de cuatro décadas atrás y con el grado de
subteniente inicié esta hermosa y desafiante profesión
vocacional egresando de esta Escuela Militar, del
Libertador General Bernardo O’Higgins.
33
Este querido Alcázar me acogió entonces con
generosidad en mi juventud, y fue aquí donde se me
inculcaron los principios y herramientas básicas para
realizar una vocación puesta al servicio de Chile.
En todos estos años pude conocer de cerca a los
hombres
y
mujeres
que
forman
nuestro
Ejército,
constatando que en ellos radica la fuerza y energía en
que se sustenta el progreso institucional.
A breves instantes de entregar el mando en jefe, le
deseo a mi sucesor, el General Humberto Oviedo
Arriagada –heredero de una vasta tradición militar y
reconocido comandante y formador de hombres–, el
mayor de los éxitos en su compleja misión al servicio del
país. No dudo que sabrá sortear todas las dificultades
que se puedan presentar en el ejercicio de su mando.
Me despido con gran emoción y agradecido de
todos, reiterándoles que mi máximo honor es haber
servido y amado a mi patria, cumpliendo los deberes
asignados durante toda una vida entregada al glorioso
Ejército de Chile.
34
Hoy, en la retreta de mi servicio al Ejército, estoy
seguro que cada vez que vea el flamear de las banderas
y coronelas chilenas, escuche las lejanas melodías de los
clarines, pífanos y tambores, y sienta el paso firme de las
nuevas compañías, baterías, escuadrones, batallones y
grupos –que en lontananza irán colmando mi horizonte
de recuerdos–, mi pensamiento se transportará al Patio
Alpatacal recordando aquella primera diana de mi vida
militar.
¡Muchas gracias!
35
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