Brillantes, jóvenes y extranjeros Los estudiantes extranjeros generan muchos beneficios financieros para los países de acogida. Pero ¿cuáles son los beneficios para aquellas naciones cuyos gobiernos financian programas para que sus jóvenes estudien en el exterior? Una investigación realizada por el British Council y el DAAD (Deutsche Akademische Austauchdienst) nos ayuda a encontrar la respuesta. Los estudiantes que cruzan las fronteras para estudiar en el exterior son la pieza más importante de la internacionalización de la educación superior. En términos económicos, su presencia trae grandes cantidades de dinero para los países de acogida y sus universidades. Solo el Reino Unido y los Estados Unidos, cada uno representa alrededor de $24 mil millones de dólares para las universidades. Contrariamente a la creencia popular, aunque algunos de los estudiantes son apoyados económicamente por los gobiernos, la mayoría de ellos cubre todo el costo de su educación de manera independiente. Las razones por las que los estudiantes estudian en el extranjero son múltiples e incluyen la obtención de conocimiento y credenciales que no están disponibles en sus países de origen, el prestigio de un título internacional, el acceso a las oportunidades en el extranjero, y, en algunos casos, la emigración. Cualquiera sea el motivo, el número de estudiantes que decide seguir una carrera en otro país diferente al suyo va en aumento. En 2011, más de 4,3 millones de alumnos se encontraban estudiando en el extranjero, dos veces más que en la última década. Frente a ello, hay una serie de tendencias que los países asumen para tratar de aprovechar al máximo las ventajas que la movilidad de estudiantes trae consigo. Entre ellas, Philip G. Altbach, Director del Centro de Educación Superior Internacional del Boston College, y David Engberg, Director Ejecutivo de Global Opportunities Group, señalan que está la comercialización. “Los países de destino o acogida ven cada vez más a los estudiantes internacionales como generadores de ingresos”, indican. Sin embargo, hay diferencias enormes en materia de políticas, mecanismos de apoyo y resultados prácticos de las iniciativas de movilidad, de acuerdo a cada país. Más allá de los beneficios económicos que genera la comercialización de la movilidad de los estudiantes, Altbach y Engberg agregan que se encuentra también las ventajas que pueden traer a los país los programas de becas de estudio financiados por los mismos gobiernos. Este año, en Colombia, el programa de becas Colciencias invertirá más de $ 550.000 millones de pesos para que más de 4,000 colombianos puedan acceder a especializaciones, doctorados y maestrías. Del mismo modo, países como Brasil, Arabia Saudita y China harán fuertes inversiones. El programa Ciência sem Fronteiras (Ciencia sin Fronteras) de Brasil, lanzado en 2011, apoyará a 101.000 estudiantes de post-y pregrado para que puedan estudiar en el extranjero en 2015. Según una investigación realizada por el British Council y el DAAD (Deutsche Akademische Austauchdienst), los motivos para que países como Colombia o Brasil otorguen becas se encuentran en: la intención de apoyar a los estudiantes sobresalientes a avanzar en sus carreras, y mejorar sus habilidades de comunicación, sobre todo en inglés; y, en desarrollar conocimientos en campos claves como en la ciencia y la tecnología, inexistentes o de mala calidad en las propias universidades. Otro objetivo es mejorar la calidad profesional de los funcionarios del gobierno y las instituciones de educación. Así, el Ministerio de Educación Nacional de Colombia, en el marco de su política de calidad para el desarrollo profesional de los docentes y directivos docentes, maneja un fondo con el ICETEX para la formación posgradual de los docentes y directivos docentes de educación preescolar, básica y media, en servicio del sector oficial, mediante programas de maestría. Sin embargo, la fuga de talentos es una amenaza clave para los países que invierten en estos programas de becas. Por ello, se observa que en un intento de reducir este riesgo, muchos países, incluido Colombia, ahora requieren que los estudiantes regresen a su país de origen después de sus estudios, bajo pena de sanciones importantes en el caso de incumplimiento de contrato. No obstante, el creciente número de estos programas sugiere que los países creen que sus beneficios superan su costo. Para determinar los programas de becas como el de Colciencias, Colfuturo o ICETEX benefician realmente al país, Altbach y Engberg indican que se debe considerar un conjunto de variables difíciles de medir, en parte debido a que pocos países han establecido procedimientos formales para evaluación. Sin embargo, se puede decir que, en general, los planes de movilidad hacia el exterior producen beneficios positivos a nivel individual, institucional y nacional. De acuerdo al British Council y al DAAD, los beneficios no solo se encuentran en aprovechar la movilización de estudiantes como un vehículo para que los países en desarrollo inviertan en áreas de conocimiento críticas y necesarias; en promover la reforma institucional; mejorar la comunicación y las relaciones con las personas y organizaciones en el extranjero; y, apoyar a los estudiantes más brillantes. También, los esfuerzos de un país por vincularse con las comunidades globales de educación superior son un pequeño pero crucial aspecto en las estrategias de los países para lograr el desarrollo. Los programas de becas de estudio en el extranjero son ahora una parte importante de la globalización. Si bien los beneficios de las becas se atribuyen directamente a las personas, un aumento en el número de países que implementan estos programas reflejan los beneficios que estos generan como una buena inversión en el bien público. Fuente: NewStatesman and Going Global media partnership