XXXV REUNIÓN DE LA SENFC es sabido que en todos ellos esta exploración aporta datos muy interesantes, confirmando diagnósticos, descubriendo patologías y dando luz a entidades poco claras. – Por la misma fisiología madurativa del lactante y la gran variabilidad interindividual, el registro polisomnográfico varía mucho según la edad y es imprescindible una cuidadosa observación (humana, videofilmación) de la conducta del bebé, lo cual nos ayudará a interpretar las figuras y fases del sueño a veces poco evidentes y con escasa organización. – Para seguir estudiando el sueño en los niños es necesario concienciar a los padres y pediatras, explicando la utilidad, inocuidad y limitaciones de esta exploración. – Debemos ser muy estrictos en la codificación, siguiendo criterios uniformes para poder comparar resultados. BIBLIOGRAFÍA 5. Gaultier C. Syndrome d’apnées obstructives du sommeil du 1. Guilleminault C. Syndrome d’hypoventilation alvéolaire centrale. En nourrisson et de l’enfant. En Pathologie respiratoire du sommeil Gaultier C, ed. Pathologie respiratoire du sommeil du nourrisson et de du nourrisson et de l’enfant. Paris: Vigot; 1989. p. 69-72. l’enfant. Paris: Vigot; 1989. p. 87-96. 6. Carroll JL. Obstructive sleep apnea syndrome in infants and children: 2. Weitzenblum E. Le syndrome d’hypoventilation alvéolaire centrale. Clinical features and pathophysiology. In Principles and Practice of En Billiard M, ed. Le sommeil normal et pathologique. Paris: Masson; Sleep Medicine in the Child. Ferber R, Kryger M, eds. Philadelphia: 1994. p. 415-7. WB Saunders; 1995. p. 163-91. 3. Culebras A. Síndrome de hipoventilación alveolar pulmonar de ori7. Sheldon SH. Evaluating sleep in infants and children. Philadelphia: gen central. En La medicina del sueño. Barcelona: Ancora; 1994. p. Lippincott-Raven; 1996. p. 6. 99-100. 8. Camarasa F. Síndrome de muerte súbita del lactante (SMSL) Libro 4. Guilleminault C, et al. Mixed and obstructive sleep apnea and near Blanco. Madrid: Ergon; 1996. miss for sudden infant syndrome: 2. Comparison of near miss and nor9. Culebras A. La medicina del sueño. Barcelona: Ancora; 1994. p. 165. mal control infants by age. Pediatrics 1979; 64: 882-91. Diagnóstico diferencial entre parasomnias y epilepsia R. Peraita-Adrados Resumen. El objetivo de esta presentación es establecer el diagnóstico diferencial entre ciertas parasomnias y crisis epilépticas que se presentan fundamentalmente durante el sueño. El diagnóstico de confirmación lo proporcionará un registro vídeo-EEG polisomnográfico completo, unido al conocimiento de aquellos fenómenos episódicos que acontecen en las diferentes etapas del sueño y que hay que saber distinguir del comportamiento motor normal [REV NEUROL 1998; 26: 479-80]. Palabras clave. Distonía paroxística nocturna. Epilepsia nocturna frontal autosómica dominante. Parasomnias. Sonambulismo. Terrores nocturnos. Vídeo-EEG polisomnografía. Summary. A brief introduction to the differential diagnosis between parasomnias and nocturnal epileptic seizures is presented regarding the video-polysomnographic recording as the mandatory methodology in the study of these phenomena [REV NEUROL 1998; 26: 479-80]. Key words. Autosomal dominant nocturnal frontal epilepsy. Hypnogenic paroxysmal dystonia. Night terror. Parasomnias. Somnambulism. Video-EEG polysomnography. INTRODUCCIÓN Las parasomnias consisten en fenómenos episódicos que perturban el sueño nocturno sin que sus mecanismos de control, ni los de la vigilia, estén directamente involucrados. Estos trastornos representan episodios de activación del sistema nervioso central que implican al cuerpo a través de las vías motoras y/o al sistema nervioso vegetativo, o a las funciones psíquicas. La prevalencia de las parasomnias es mayor en edad pediátrica, lo que sugiere que los factores madurativos y del desarrollo adquieren gran importancia en la etiología de estos trastornos. Las parasomnias son motivo de consulta muy frecuente en las Unidades de Sueño. La historia clínica debe apoyarse en un interrogatorio minucioso del paciente, de sus padres o familiares, y de la persona que comparte habitación y/o cama con el paciente. La anamnesis debe completarse con la obtención del Recibido: 07.11.97. Aceptado: 21.11.97. Unidad Neurofisiológica de Sueño y Epilepsia. Hospital General Universitario Gregorio Marañón. Madrid, España. Correspondencia: Dra. Rosa Peraita Adrados. Unidad Neurofisiológica de Sueño y Epilepsia. Hospital General Universitario Gregorio Marañón. Dr. Esquerdo, 46. E-28007 Madrid. 1998, REVISTA DE NEUROLOGÍA REV NEUROL 1998; 26 (151): 479-480 árbol genealógico, debido al carácter hereditario de estos procesos y con el fin de estudiar sus características fenotípicas, genéticas y moleculares. El diagnóstico clínico debe completarse en algunos casos, bien para caracterizar la parasomnia, bien cuando se duda entre una parasomnia y una crisis epiléptica, con un estudio vídeopolisomnográfico completo. Desde un punto de vista didáctico, y siguiendo la Clasificación Internacional de los Trastornos del Sueño (ASDA, 1990), las parasomnias se dividen en cuatro grupos atendiendo al período de sueño en el que hacen su aparición: despertar, transición vigiliasueño, sueño NREM (sueño lento ligero y sueño lento profundo) y sueño REM o paradójico [1]. DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL ENTRE CRISIS PARCIALES DE SEMIOLOGÍA AFECTIVA Y TERRORES NOCTURNOS EN EL NIÑO Las parasomnias clásicas del despertar del sueño lento profundo son los terrores nocturnos y el sonambulismo. El despertar confusional, más infrecuente, puede asociarse a los anteriores, indicando una patogenia común: dificultad para despertar del sueño profundo [2]. El terror nocturno aparece en la infancia aunque puede darse 479 R. PERAITA-ADRADOS a cualquier edad. Su prevalencia se estima entre un 1 y un 5% en niños en edad escolar. Los terrores nocturnos suelen ser estereotipados y se asocian ocasionalmente al sonambulismo. El niño, que duerme apaciblemente, se agita bruscamente, se incorpora, grita, está aterrorizado, desorientado y no puede expresar lo que le sucede debido a su confusión. La descarga vegetativa acompañante provoca rubor facial, taquicardia, taquipnea, sudoración profusa y midriasis. Una vez pasado el episodio, el niño vuelve a dormirse y por la mañana no recuerda lo sucedido [3]. La vídeo-EEG polisomnografía demuestra que los terrores nocturnos se presentan durante las fases 3 y 4 del primer ciclo de sueño. En el EEG se aprecia actividad delta que se sigue de actividad alfa, lo que indica una reacción de despertar [4]. En presencia de una crisis de terror y angustia en un niño hasta entonces completamente normal, una serie de argumentos pueden facilitar el diagnóstico [5]: 1. La existencia de crisis, tanto diurnas como nocturnas, sugiere la naturaleza epiléptica de las crisis y más si aparecen preferentemente en el adormecimiento y no en el sueño lento profundo. 2. La semiología crítica constituye otro argumento decisivo. En las crisis epilépticas, a las manifestaciones de angustia y terror [6] se añaden diferentes tipos de manifestaciones motoras, tales como clonismos orofaciales y automatismos masticatorios, deglutorios, etc. 3. Por lo que concierne a los hallazgos EEG, el trazado de fondo será normal, pero en el caso de una epilepsia parcial pueden observarse en vigilia y durante el sueño diferentes tipos de anomalías: puntas focales, multifocales y/o anomalías paroxísticas bilaterales. Sin embargo, la existencia de anomalías paroxísticas en un EEG no excluye la existencia de una parasomnia, ya que crisis y parasomnia pueden coexistir en el mismo paciente. 4. Por último, la respuesta al tratamiento anticomicial, con desaparición de las manifestaciones clínicas críticas, confirmará rotundamente la naturaleza de aquellos episodios de difícil caracterización. DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL ENTRE OTRAS PARASOMNIAS ‘DISTONÍA PAROXÍSTICA NOCTURNA’ Y CRISIS EPILÉPTICAS DEL LÓBULO FRONTAL La distonía paroxística nocturna (DPN) [7] se caracteriza por movimientos violentos, bizarros, de carácter distónico, balístico o coreoatetósico, que aparecen abruptamente en cualquier fase del sueño. Los ataques de movimientos distónicos se clasifican en ataques de breve y de larga duración; esta distinción se justifica no sólo por la duración de las crisis, sino por las presumibles diferencias de los mecanismos fisiopatológicos que las generan y por la diferente respuesta a la terapéutica. La fisiopatología de la DPN ha sido objeto de gran controversia en los últimos años. La ASDA (1990) la incluye dentro de las parasomnias. Sin embargo, muchos autores no la reconocen como una entidad nosológica independiente, argumentando que se trata de una forma clínica de epilepsia parcial frontal con crisis durante el sueño. Recientemente se ha descrito un síndrome: epilepsia nocturna frontal autosómica dominante en varias familias [8,9]. Las crisis se caracterizan por manifestaciones motoras de duración breve y por su presentación nocturna en acúmulos. Los EEG intercríticos y críticos son muchas veces normales y, por todo ello, si al paciente no se le evalúa correctamente mediante vídeoEEG-PSG (EOG, EMG, ECG, RESP) las crisis se consideran parasomnias (pesadillas, terrores nocturnos o sonambulismo) o pseudocrisis. Durante el día, los pacientes pueden quejarse de somnolencia excesiva como consecuencia de la fragmentación del sueño provocada por los ataques motores nocturnos. La terapia anticomicial mejora los síntomas diurnos debido a que elimina las crisis nocturnas. La intensidad de estos ataques es variable, desde escasos segundos (mueca, quejido) hasta algunos minutos (automatismos estereotipados, extensión tónica y sacudidas clónicas). CONCLUSIÓN De todo lo anterior se deduce que las parasomnias tienen una prevalencia elevada en la infancia y, debido a que muchas epilepsias y síndromes epilépticos debutan en edad pediátrica, el diagnóstico diferencial se planteará en un número no despreciable de casos. La cuestión se complica todavía más si pensamos que algunos pacientes epilépticos pueden presentar, además de sus crisis, fenómenos de parasomnia. Otro problema diagnóstico lo constituye el hecho de que ciertas descargas epilépticas que se originan fundamentalmente en estructuras profundas del lóbulo frontal no suelen observarse en los registros EEG convencionales. En estos casos es imprescindible utilizar electrodos especiales: nasofaríngeos o supraorbitarios cuando el origen de la descarga epiléptica procede de la región frontorbitaria [10]. La obtención del registro vídeo-EEG polisomnográfico en el laboratorio de sueño es fundamental para el diagnóstico diferencial y, por consiguiente, para la administración de la terapia adecuada en cada caso. BIBLIOGRAFÍA 1. Diagnostic Classification Steering Committee. In Thorpy MJ, ed. International Classification of Sleep Disorders (ICSD). Diagnostic and coding manual. Rochester, MN: American Sleep Disorders Association; 1990. 2. Espinar Sierra J. Parasomnias: clínica y tratamiento. En Peraita R, ed. Trastornos del sueño en la infancia. Madrid: CEPE; 1992; p. 169-86. 3. Peraita R. Parasomnias. En Ramos Platon MJ, ed. Sueño y procesos cognitivos. Madrid: Síntesis Psicológica; 1996. p. 252-61. 4. Gastaut H, Broughton RJ. A clinical and polygraphic study of episodic phenomena during sleep. Biol Psychiatry 1965; 7: 197-221. 5. Peraita R. Diagnóstico diferencial entre parasomnias y epilepsias. Trastornos del Sueño (III Simposio Internacional sobre Trastornos del Sueño). Barcelona: Dr. Andreu; 1989. p. 203-11. 6. Dalla Bernardina B, Chiamenti C, Capovilla G, Colomaria V. Les 480 7. 8. 9. 10. épilepsies partielles bénignes de l’enfant. In Roger J, Dravet C, Bureau M, Dreifus F, Wolf P, eds. Les syndromes épileptiques de l’enfant et de l’adolescent. London-Paris: John Libbey Eurotext; 1984. p. 139-52. Lugaresi E, Cirignotta F. Hypnogenic paroxysmal dystonia: Epileptic seizure or a new syndrome? Sleep 1981; 4: 129-38. Scheffer IE, Bhatia K, Lopes-Cendes I, et al. Autosomal dominant frontal epilepsy misdiagnosed as sleep disorder. Lancet 1994; 343: 515. Oldani A, Zucconi M, Ferini-Strambi L, Bizzozero D, Smirne S. Autosomal dominant nocturnal frontal epilepsy: Electroclinical picture. Epilepsia 1996; 37: 964-76. Quesnay LF, Krieger C, Leitner C, Gloor P, Olivier A. Frontal lobe epilepsy: Clinical and electrographic presentation. In Roger J, Porter, et al, eds. XVth Epilepsy International Symposium. New York: Raven Press; 1984. p. 503-8. 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