Todo ser vivo y el hombre es uno de ellos,... su desarrollo como tal cuando va poco a poco...

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Todo ser vivo y el hombre es uno de ellos, en algún momento de
su desarrollo como tal cuando va poco a poco reconociendo sus
límites por los que se va a diferenciar de lo que lo rodea y así
encontrar su identidad cae en la cuenta de que hay algo que no
puede ver y menos poner esos limites que le sitúen en el plano, en
el mapa de la existencia. No conoce su situación, no sabe donde
está, se encuentra perdido en plano de la existencia, no sabe quien
es. Este es el Abismo del que habla Castoriadis cuando dice que
“durante incontables milenios, las sociedades humanas se
autoinstituyen… no para poder vivir sino para ocultar este
Abismo”.
Este Abismo esta ahí, y nos está interpelando. Hay que darle una
respuesta y poner esos limites de los que estamos necesitados para
encontrar nuestro sitio, nuestro equilibrio, nuestro lugar, para
que todo este ordenado.
Todos los intentos que ha hecho la humanidad a lo largo de los
tiempos y en casi todas las culturas, la respuesta imaginativa que
los hombres han creado como solución a este problema ha sido la
de poner la respuesta en boca de algo que es ajeno a ellos.
Esta solución al problema de dar respuesta a algo desconocido no
la da el pueblo sino sus dirigentes cuando intentan dar un
fundamento a su posición de privilegio. La respuesta es un
elemento de poder en manos de la realeza o la oligarquía para
sostener su posición y tener controlado al pueblo. Esto no sucede
en una democracia. En una sociedad en la que todos sus
miembros tienen un estatuto de igualdad donde nadie es más que
el otro donde las ideas de uno valen tanto como las de otro, donde
no surge la tentación de dominio de uno sobre el otro, donde
nadie es esclavo de nadie, no puede surgir la idea de que pueda
haber alguien por encima de ellos que les de las respuestas que
necesitan para dar solución a sus problemas sean del tipo que
sean. En las sociedades en el que existe un amo y un esclavo la
idea de un ser superior surge natural. En una democracia es
imposible que surja esta idea.
Es pues en la democracia donde se comienza a hacer filosofía, a
dar respuestas desde el hombre pero desde el hombre viviendo en
sociedad democrática, donde todos tienen los mismos derechos y
los mismos deberes, donde hay una “autolimitación tanto para el
individuo como para el pueblo”. Esta autolimitación fundamenta
la creación de unas leyes sin las cuales no se podría vivir y que
son las que nos impiden caer en el Abismo, en el no-ser. “El
pueblo crea la ley y en cierto sentido la da a partir de la Nada. Y
“nada” tiene también aquí otro sentido: el pueblo no sería nada si
no fuese poder de creación, fuente instituyente”.
Castoriadis cita a Jean-Pierre Vernant, cuando dice que “la razón
griega es hija de la ciudad”, es decir, la ciudad y la razón nacen
juntas, con otras palabras, cuando el demos, crea el logos, porque
todos estan obligados a participar en la resolución de los
problemas de todos, no solo ejecutándolas sino dando razones
para ello.
Pero esta sociedad ideal donde todo esta autorregulado por todos
y donde aparentemente existe la posibilidad de un equilibrio de
fuerzas, esta democracia trágicamente fracasa. Fracasa porque
sabiendo cómo hacer las cosas no las hace ni hacia adentro, hacia
el demos, ni hacia fuera hacia la universalidad. No la aplica ni
para ella ni para los demás. Ni en sus relaciones internas ni en ls
externas, con las demás ciudades. La hybris “incapacita a la
democracia para encontrar en sí misma su medida y límite, su
incapacidad para realizar efectivamente la justicia”. “Porque la
democracia es el reconocimiento de este hecho: ser libre es
comprender que no se tiene ningún recurso contra sí mismo, es
reconocer que nosotros somos el único riesgo para nosotros
mismos”. “Decir que la democracia es el régimen de la libertad
también es decir que es el régimen en el que los riesgos de la
existencia social e histórica son las más explícitos”.
A la vista de este desastre de la democracia Platón se planta y
crea su pensamiento que ha perdurado hasta nuestros días y que es
un paso atrás para volver a la relación de amo esclavo de las
sociedades que ve a su alrededor que funcionan aunque
coloreadas por un tinte mas elaborado, mas “civilizado”, pero que
en el fondo anulan la democracia para imponer una oligarquía.
“Platón quiere responder aportando una media externa a la
sociedad. No puede existir barrera externa a la posibilidad de
hybris de los humanos. Nada ni nadie puede garantizarlos contra
nosotros mismos.”
La democracia, ya lo hemos dicho, es el espacio donde todo el
mundo debe de participar con su actividad y con su opinión.
Todas las leyes son convencionales, dadas en el momento
adecuado para resolver un problema concreto, leyes que pueden
ser cambiadas por otras cuando las circunstancias hayan
cambiado. Si no existe una ley permanente si todo es opinión,
como alcanzar la Verdad?. Sócrates combate tanto la idea de una
Verdad absoluta como idea de que todo sea opinión, la “doxa”.
“La éxtasis de Sócrates es la última extremidad del
cuestionamiento interno de la democracia. ¿Es posible una
democracia si se postula que nadie, estrictamente, sabe lo que
dice”? Este es el riego que toda democracia tiene que asumir. Lo
contrario es la aparición de una fuente extrasocial de la institución
de la sociedad como propuso Platón
Noviembre 2009
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