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Sociedad
Última actualización: Martes, 27 de febrero de 2007, 12:29
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Derechos Humanos
Tribus amenazadas
La supervivencia de las etnias minoritarias del planeta está en peligro como consecuencia
de las guerras, enfermedades y delitos de la civilización moderna
Los nukak-makú fueron contactados por primera vez en 1988 en las selvas colombianas
del sudeste del país. Nómadas, caminaban de un asentamiento a otro desnudos, los
niños y las mujeres, y con una especie de corta falda hecha con hojas secas, los
hombres.
No tenían líderes, sólo cazadores más duchos y mejor considerados que otros. Se
alimentaban de bayas, de frutos y de monos que cazaban con flechas y arcos fabricados
con ramas por ellos mismos.
Hoy, desplazados por narcotraficantes, guerrillas comunistas y paramilitares de derecha
que codician el territorio donde vivían -y donde las plantaciones de coca son abundantes-,
casi la mitad de la tribu habita las cercanías de un pequeño municipio llamado San José
del Guaviare.
Allí, según denuncia la ONG Survival, no hay ríos donde pescar, ni fauna que cazar, ni
tampoco la flora de la que se nutrieron antaño estos indios. Ahora, visten camisetas,
pantalón corto y se ven obligados a alimentarse de los mismos productos enlatados que
las gentes humildes del Guaviare.
Los nukak-makú son uno de los más de 5.000 pueblos indígenas, que viven en más de 70
países distintos y que engloban a entre 300 y 370 millones de personas en todo el mundo.
Todos en peligro
Las amenazas a los pueblos indígenas van desde el racismo y la discriminación social
hasta el acoso de ejércitos y guerrillas. Por ello, no es extraño que las organizaciones
como Survival, que trabajan para defender los derechos de estos pueblos, aseguren que
todas y cada una de las 70 tribus están, en mayor o menor grado, en peligro de
desaparecer inexorablemente.
"La usurpación de sus tierras es una amenaza común. Multinacionales madereras,
petroleras, terratenientes, colonos, mineros, ejércitos o guerrillas han puesto el ojo en las
tierras indígenas y quieren aprovecharse de los recursos naturales que hay en ellas ",
señala la cooperante de Survival, Fiona Watson.
Desgraciadamente, la invasión del territorio no queda ahí. El hombre blanco lleva consigo
enfermedades que, nimias para nosotros, como una gripe, devienen en mortales para
pueblos que han permanecido aislados.
Además, "se destruye el medio ambiente, se termina con los peces y las especies que
ellos cazan", añade Watson.
El problema de fondo es que, a pesar de que muchos estados reconocen el derecho de la
propiedad colectiva de la tierra para los indígenas, "en la práctica no protegen esos
terrenos y dejan que los poderes económicos impongan sus intereses", apunta Watson de
Survival.
El apunte
En octubre de 2005, miembros de la tribu Waorani, un pueblo aislado de Ecuador,
mataron a un maderero que talaba ilegalmente los árboles de sus tierras. Tierras que ya
habían sido ocupadas antes por varias petroleras. "Hay veces en que la ley les ignora y
los indígenas emprenden acciones directas", señalan en Survival. Acciones basadas en
sus leyes y principios ancestrales.
LAS 10 EN MAYOR PELIGRO
1. Desplazados por guerrillas
Los nukak-makú han sufrido la devastación de su población por enfermedades como la
malaria y la gripe desde su primer contacto con los no indígenas en 1988. Tanto la
guerrilla comunista de las FARC, como los reductos de los paramilitares de derechas
ocupan hoy gran parte de sus tierras ancestrales. Casi la mitad de la tribu se ha visto
desplazada a una zona rural carente de recursos vitales para ellos.
2. Defensa feroz de las tierras
Han sido atacados por madereros y trabajadores de petroleras que codician sus tierras.
No obstante, estos indios han mostrado una determinación feroz por conservar su
territorio. Algunos madereros que han intentado apoderarse de las plantaciones de caoba
de las tierras waorani en Ecuador han sido asesinados por los indígenas como represalia
por una ocupación y explotación ilegal.
3. Asediados por furtivos
Survival ha presentado un informe a la ONU alertando de que el pueblo jarawa podría ser
exterminado si el el Gobierno indio no toma medidas al respecto. El documento indica que
si no se cierra la carretera que atraviesa su territorio y se impide la entrada de cazadores
furtivos, los jarawa corren el riego de ser explotados laboral y sexualmente y de morir por
enfermedades del hombre blanco.
4. Ocupados por los misioneros
La primera agresión que sufrieron los ayoreo fue la invasión de colonos que se dedicaban
a la agricultura, allá por los años cincuenta. Más tarde, misioneros católicos intentaron
sedentarizarlos. Lejos de ello, los indígenas iniciaron el abandono del bosque. Hoy, la
mayor parte de su tierra ancestral está en manos de terratenientes y de la organización
religiosa Misión Nuevas Tribus (MNT).
5. Defensa feroz de las tierras
Los yanomami son una de las primeras tribus que habitó América del sur. En los años
ochenta fueron asesiados por buscadores de oro que destruían sus aldeas y les
disparaban sin reparo. En tan sólo siete años, murió el 20% de la población. Hoy, viven en
una gran reserva llamada Parque Yanomami. No obstante, el estado brasileño no
reconoce el derecho de estos indios de poseer esa tierra.
6. Rodeados por terratenientes
Los guaraní habitan en varios países: Paraguay, Bolivia, Argentina y Brasil. Es quizá en
este último donde más penurias pasen. Viven hacinados en pequeñas parcelas y
rodeados de propiedades de terratenientes. La tierra es insuficiente para que puedan vivir
de la caza y la pesca como antes. Tanto es así, que recientemente dos niños de la tribu
fallecieron por inanición. Su padre se suicidó días después.
7. Sin defensa ante el Ejército
La población indígena de Papúa engloba 312 tribus diferentes. Papúa es, junto a Brasil,
donde más tribus por contacar existen. El ejército indonesio posee una trayectoria infinita
de violación de derechos humanos cometidas contra los papúes. Además, los recursos
naturales de estas tierras son continuamente explotados por el Gobierno indonesio y por
empresas extranjeras.
8. Cercados por cultivos de soja
El reducido número de integrantes de esta tribu se debe a las masacres perpetradas por
los rabcheros de ganadio y sus asesinos a sueldo en los años setenta y ochenta. Hoy, los
Akuntsu viven rodeados de enormes ranchos ganaderos y plantaciones de soja, y han
sustituido sus antiguos collares de conchas por otros de plástico procedentes de los
envases de pesticidas vacíos que los rancheros dejan tirados.
9. Faltos de lugares sagrados
La tierra de esta tribu ha sido invadida durante décadas por recolectores de caucho,
buscadores de diamantes, ganaderos y plantadores de cultivos de soja. A pesar de que
Brasil ha reconocido y ratificado su territorio, la zona de Río Preto quedó excluida. Ahí es
dónde solían cazar, pescar, asentarse y dónde habitan espíritus sagrados pertenecientes
a los antepasados de estos indios.
10. Enfermedades desconocidas
El refugio de los Yora fue invadido en la década de los ochenta por la petrolera Shell. Los
caminos abiertos por la compañía fueron aprovechados tiempo después por colonos.
Ellos introdujeron enfermedades como la gripe a las que los indios aislados jamás se
habían enfrentado y que aniquilaron a la mitad de ellos. Además, los Yora han tenido que
hacer frente a madereros y buscadores de oro.
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