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En el 88º natalicio de Ana Frank: 12 de junio 1928-12 de junio 2016:
ANA FRANK SIGUE VIVIENDO DESPUÉS DE SU MUERTE
Iván Ljubetic Vargas, historiador del
Centro de Extensión e Investigación
Luis Emilio Recabarren, CEILER
EN FRANKFURT AM MAIN
El 12 de junio de 1979 participamos en Frankfurt am Main, entonces
República Federal Alemana, en un acto que se efectuó frente a la casa
en que había nacido Ana Frank, cincuenta años atrás. Era la segunda
hija del matrimonio de Otto Frank y Edith Frank-Holländer. La
primogénita se llamaba Margot y era tres años mayor que Ana.
Fue ese un evento de gran contenido antifascista. Junto a las
banderas de muchas organizaciones progresistas alemanas, hubo
chilenas.
Los oradores entregaron antecedentes sobre esa familia judía...
Cuando en 1933 asumió el poder Adolfo Hitler en Alemania, Otto
Frank decidió no esperar más y partió con los suyos a Holanda.
Instaló un negocio en la calle Prinsengracht Nº 263, una típica casa
del antiguo Ámsterdam. El edificio había sido construido en 1613, pero
había tenido muchas transformaciones. Como es frecuente encontrar
en esa ciudad, el edificio tenía dos casas juntas: una frontal y otra
interior, hacia el patio trasero.
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En mayo de 1940 el ejército hitleriano invadió Holanda.
Otto Frank comenzó entonces a preparar en secreto un refugio en la
Casa Interior de Prinsengracht Nº 263. Le ayudaron dos antiguos
colaboradores suyos Koophuis y Kraler, además de Miep y Elli. Se
llevaron clandestinamente una serie utensilios domésticos.
Edificio donde estaba la Casa Interior
EL TRASLADO
El 6 de julio de 1942 ingresó la familia Frank en la Casa Interior.
Relata Ana en su Diario:”Jueves, 9 de julio de 1942. Querida Kitty:
Nos pusimos en camino bajo una lluvia persistente. Papá y mamá,
cada uno con un bolso de compras atiborrado con toda clase de
provisiones, y yo con mi cartera llena a rebosar... Por el camino, mis
padres me fueron revelando poco a poco la historia de nuestro
escondite... Desde hacía unos meses habían mandado trasladar allí
parte de nuestros muebles, y asimismo ropa para el servicio y
vestidos... El escondite se hallaba en el edificio donde estaban las
oficinas de mi padre. Esto es algo difícil de comprender si previamente
no se está al corriente de las circunstancias; por esto voy a explicarlo.
El personal que trabajaba con mi padre no era muy numeroso; los
señores Kraler y Koophuis, Miep, y por último, Elli Vossen, una
mecanógrafa de veintitrés años. Todos ellos estaban al corriente de
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nuestra llegada. El padre de Elli, el señor Vossen, y los dos hombres
que lo secundaban en el almacén no habían sido puestos al corriente
de nuestro secreto.”
(Ana había recibido, entre los regalos para su 13 cumpleaños, el
viernes 12 de junio de 1942, un diario. Lo comenzó a escribir dos días
después.
El sábado 20 de junio explicaba:”La falta de confianza es talvez mi
mayor defecto. De cualquier modo este es un hecho y es bastante
doloroso tener que reconocerlo. Por eso he decidido escribir este
Diario; con el fin de inventarme una imagen de una amiga que tanto
deseo. Quiero que este Diario se convierta en mi amiga. Y esta amiga
se llamará Kitty”. Esto lo anotaba Ana cuando aún no tenía la menor
idea de que debía trasladarse al refugio secreto).
EN LA CASA INTERIOR
En 1985 viajamos a Ámsterdam y no perdimos la oportunidad de
visitar la casa donde la familia Frank, junto a la familia Van Daan y el
señor Dussel (que llegaron poco después) vivieron ocultos durante 25
largos meses.
Entramos al edificio ubicado en Prinsengracht Nº 263, junto a uno de
los tantos canales de Ámsterdam, convertido actualmente en un
museo contra la guerra y el fascismo. Lo recorrimos con emoción. La
casa delantera está separada de la casa interior por una puerta
disimulada detrás de un estante giratorio de libros, cuya parte superior
está camuflada mediante un mapa.
Entrada a la Casa Interior
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MAGISTRAL DESCRIPCIÓN DE ANA
Al cruzarla, comprobamos la genialidad con que Ana Frank describió
la Casa Interior en su Diario, con fecha jueves 9 de julio de 1942:
“Frente a esta puerta hay una escalera muy empinada; a la izquierda,
un corredor lleva a la estancia que desde ahora va a ser el hogar de
los Frank, y al mismo tiempo el dormitorio del señor y la señora Frank.
Al lado de ésta, otra habitación más reducida se ha transformado en el
cuarto de estudio y dormitorio de las señoritas Frank. A la derecha de
la escalera hay una habitación sin ventana alguna, con una pila de
lavarse, y un pequeño reducto con un lavabo. Una puerta da acceso a
la habitación que voy a compartir con Margot.
“Al abrir la puerta del rellano del segundo piso, uno se encuentra
sorprendido de encontrar tanto espacio y tanta luz en el anexo de una
casa tan vieja. Las casas que bordean los canales de Ámsterdam son
las más antiguas de la villa. La pieza ha de servir de dormitorio del
matrimonio Van Daan y, además de cocina, sala de estar, comedor y
estudio o taller. Es muy espaciosa y hasta ahora había servido de
laboratorio. Hay un horno de gas y un fregadero.
“Otra pequeña habitación, que es en realidad un pasadizo, va a
constituir el dominio de Peter Van Daan. En esta parte trasera de la
casa, hay también un desván y una buhardilla. Tengo, pues, el honor
de introducirte en nuestro suntuoso anexo...”
DESTALLEN QUE ESTREMECEN
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Al recorrer la Casa Interior muchos detalles golpearon nuestra
sensibilidad. Por ejemplo, en un muro vemos el mapa en donde el
padre de Ana seguía el desarrollo de la guerra; en las paredes de la
pieza de las dos niñas, fotografías de artistas de cine pegadas por
ellas; las rayas donde marcaban el crecimiento de los tres muchachos;
la ventana de la buhardilla, la única que se podía abrir sin riesgos,
desde donde pudimos ver la torre de la iglesia Westertoren, la misma
que Ana solía contemplar. Recordamos lo que ella relata el sábado
11 de julio: “Ni papá, mi mamá, ni Margot pueden acostumbrarse al
carillón de la Westertoren que suena cada cuarto de hora. Yo, en
cambio, lo he encontrado maravilloso, sobre todo en la noche, cuando
un sonido familiar nos da aliento”.
En ese mismo día escribe la joven de 13 años: “Tenemos mucho
miedo de que los vecinos nos oigan o nos vean... Me siento oprimida
por el hecho de no poder salir nunca, y siento muchísimo miedo de
que seamos descubiertos y fusilados”.
SE SIENTE EL TEMOR
Estando allí, en la Casa Interior, nos imaginamos el temor que
aplastaba a la muchacha judía y a los otros refugiados. Se puede
palpar la situación terrible que debieron vivir esas ocho personas.
Ana cuenta en su Diario, con fecha martes 11 de abril de 1944:
“Las diez y media, las once, ni un ruido. Mi padre y el señor Van Daan,
que estaban de vigilancia, volvían a vernos por turnos. A las once y
cuarto oímos que alguien se movía en la planta baja. En nuestra
habitación, únicamente nuestra respiración era perceptible, pues todos
estábamos como petrificados. Oímos pasos en el primer piso, en la
cocina, y por fin en la escalera que conducía a la puerta disimulada.
Nuestra respiración estaba cortada, ocho corazones latían hasta
romperse oyendo aquellos pasos y unas sacudidas en la puerta del
armario. Aquel momento es indescriptible. Yo me veía ya en las garras
de la Gestapo aquella misma noche y me dije: „Estamos perdidos‟.
Alguien estaba tirando de la puerta del armario, una vez, otra, hasta
tres veces. Algo cayó al suelo y los pasos se alejaron. Por el momento
estábamos salvados...”
LA SOLIDARIDAD LES PERMITIÓ SUBSISTIR
Los refugiados en la Casa Interior sólo pudieron subsistir gracias a la
valiente y generosa solidaridad de cuatro holandeses. Ellos eran el
único contacto con el mundo exterior, los abastecían de alimentos,
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medicinas y cuanto necesitaban. Conseguir esas cosas en un país
ocupado por lo alemanes, con la vigilancia de la policía nazi, donde
todo estaba racionado y se adquiría a través de cupones, no era tarea
fácil. Y resultaba, además, muy arriesgado hacerlas llegar. Ana se
refiere a ello en su Diario el viernes 25 de septiembre: “Debo
reconocer que nuestros protectores han demostrado tener muchísimo
ingenio. Sería realmente imposible que alguien sospechase a dónde
van a parar las provisiones que se compran para nosotros. Los
holandeses son grandes personas, en realidad”.
VÍCTIMAS DE LA BARBARIE NAZI
El martes 4 de abril de 1944 anotó Ana en su Diario: “Quiero seguir
viviendo aún después de mi muerte... Cuando escribo me olvido de
todo, mis penas desaparecen y renace mi ánimo. Pero la cuestión
capital es saber si llegaré a escribir algo perdurable, si llegaré a ser
periodista o escritora. Con esta esperanza vivo, pues al escribir puedo
dejar testimonio de mis pensamientos, mis ideales y mis fantasías”.
Y el martes 11 de abril de 1944 escribió: “Soy consciente de ser
mujer, una mujer con una moral acendrada y mucho valor. Si Dios me
deja vivir, iré mucho más lejos que mi madre, no seré una mujer
insignificante. Tendré mi pueblo en el mundo y trabajaré para mis
semejantes. Tengo plena conciencia de que el valor y la alegría son
dos factores vitales”.
LOS NAZIS LE DESTRUYERON SUS SUEÑOS
La joven judía, que por entonces tenía 15 años no pudo cumplir sus
sueños. El viernes 4 de agosto de 1944 la existencia del refugio fue
delatada. Irrumpió la policía nazi. Fueron detenidos los 8 habitantes de
la Casa Interior y los “protectores” Kraler y Koophuis. Uno de los
agentes tomó el maletín de Otto Frank, donde estaba el diario de Ana,
botó los manuscritos y echó en ella las cosas de valor que encontró
para robárselas.
Los diez detenidos fueron llevados al cuartel de policía, de allí a la
ciudad de Westerbork. El 2 de septiembre condujeron a los 8
habitantes de la Casa Interior al campo de concentración de
Auschwitz, en Polonia. Allí murió la madre de Ana. El señor Van Daan
fue asesinado en la cámara de gases. Igual suerte corrió su hijo, el
joven Peter. El señor Dussel fue enviado al campo de Neuengamme,
cerca de Hamburgo, donde murió, a igual que 50 mil prisioneros de los
100 mil que pasaron por ese siniestro recinto.
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ANA MURIÓ CERCA DE HANOVER
A fines de octubre de 1944 Ana, Margot y la señora Van Daan fueron
enviados al campo de Bergen-Belsen, cerca de la ciudad alemana de
Hanover. Las tres murieron allí. Las hermanas Frank de tifus en
marzo de 1945, a poco más de un mes que ese campo fuera liberado
por tropas británicas.
El único de los refugiados en la Casa Interior que sobrevivió al terror
nazi fue Otto Frank. Tuvo la suerte de ser salvado por soldados del
Ejército Soviético que liberaron el campo de exterminio de Auschwitz
en enero de 1945. También lograron subsistir los dos solidarios
holandeses Kraler y Koophuis.
Al regresar a Ámsterdam, Otto Frank recibió de las solidarias Miep y
Elli los manuscritos de Ana, que habían encontrado y guardado.
Finalizada la Guerra, se publicó el Diario de Ana Frank. Ha sido
traducido a más de 50 idiomas en un tiraje total que se calcula en más
13 millones de ejemplares.
EN BERGEN-BELSEN
Cuando en abril de 1945, los ingleses liberaron el campo de BergenBelsen, luego de evacuar a los sobrevivientes, lo quemaron
totalmente, para evitar la propagación del tifus.
Actualmente existe en ese lugar un cementerio.
En 1986, un grupo de exiliados chilenos fuimos invitados a una serie
de actos organizados por el Partido Comunista Alemán (DKP) en
Hanover. Uno de ellos consistió visitar Bergen-Belsen. A la entrada
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vimos un pequeño muro donde se lee: “Bergen-Belsen. 1940 bis
1945”. Monumentos y memoriales por todas partes. Varias columnas
en recuerdo a los judíos que allí murieron. Más allá en una gran piedra
se dice: “Hier Ruhen 2.000 Toten. April 1945” (“Aquí descansan dos
mil muertos. Abril 1945”).
Un monumento en homenaje a los
soviéticos fallecidos. Ahí efectuamos una solemne ceremonia, la que
repetimos ante un memorial de piedra negra, coronada por la
Estrella de David, donde está escrito: “Margot Frank 1926 – 1945
Anne Frank 1929 – 1945”. Alrededor de éste muchas flores y
fotografías de Ana.
Esa tarde de junio de 1986 flamearon banderas chilenas, junto a
muchas otras, en Bergen-Belsen en homenaje a las víctimas de la
bestialidad fascista.
Se cumplió el anhelo expresado por Ana Frank el 4 de abril de 1944:
“Quiero seguir viviendo aún después de mi muerte”. Ella y millones de
víctimas del fascismo siguen vivas en la memoria y los corazones de
quienes anhelamos forjar un mundo en que impere la Paz, la Justicia y
el Amor.
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