La Ratonera Revista asturiana de teatro. N.º 35. Mayo de 2012. 6 € Monográfico: Mayo 2012 1 Teatro chino Sumario La Ratonera 3 ¿China en España? Fernando Cid Lucas 4 Una visión personal. Laura Vela Almendros 10 La Ópera Nuo. Ana Labaila Sancho 19 El ritual curativo en el teatro chino. Carlos H. Sierra 30 Una obra de arte excepcional. Fernando Cid Lucas 38 La danza del dragón. F. Cid Lucas e Irene Criado López Edita ORIS Teatro Av de La Vega 67, 2.º 33940 El Entrego (Asturias) Teléfono: 652869861 [email protected] 42 El teatro chino en la Argentina. Perla Zayas de Lima 52 Turandot. María Pilar Araguás Biescas 58 La túnica amarilla. David Almazán Tomás Recepción de artículos y correspondencia Av de Portugal 9, 3.º D 33207 Gijón (Asturias) [email protected] 66 El proceso teatral en Gao Xingjian. Manuel Ollé 74 ¿Al borde del abismo hoy? Adolfo Simón 76 Teatro de títeres chinos. F. Cid Lucas e Irene Criado López Coordinador de este número Fernando Cid Lucas 78 Libros Revista asturiana de teatro N.º 35. Mayo de 2012 Dirección Roberto Corte, Pedro Lanza Redacción Francisco Díaz-Faes, Boni Ortiz, Eva Vallines, José Luis Campal La Ratonera / 35 2 Correctora Eva Vallines Diseño y maquetación Pedro Lanza Foto portada Cao Cao, personaje típico de la Ópera de Pekín ISSN: 1578-2514 Dep. Legal: AS-4093-2000 Impresión: Ápel (Gijón) Hacia el milagro escénico ¿China en España? C hina: la gran potencia; China: economía pujantísima; China: gigante mundial… a diario nos llegan noticias sobre los logros económicos y comerciales de este país asiático, pero, sinceramente, su inmenso caudal cultural nos está aún por descubrir en Occidente. Bien es cierto que, con cuentagotas, hemos ido recibiendo en España algunos títulos fundamentales, como el imponente El sueño del pabellón rojo1, el siempre trepidante Viaje al Oeste2 o varias antologías poéticas hechas sobre autores clásicos3. Títulos todos con los que el lector podrá disfrutar de una de las más hermosas y originales literaturas universales y que, en tiempos recientes, se han visto implementados tras recibir Gao Xingjian el Premio Nobel de Literatura en el año 2000. in embargo, no puedo por menos que preguntarme qué es lo que sucede con el teatro chino, clásico y contemporáneo ¿Por qué no han llegado apenas las traducciones? ¿Cuánto han de esperar aún los estudios o las tesis doctorales sobre dichos asuntos? En varias universidades de nuestro país se imparten, bastante asentados ya, estudios de grado sobre China, hay una media docena larga de tesis que versan sobre aspectos económicos o comerciales, pero ¿dónde están sus muchas y únicas artes escénicas? ¿Quién se encargará aquí de las manifestaciones teatrales de este país? E stoy casi seguro de que muchos reconocerían, por su estética única, ante una fotograf ía hecha en alguna representación de la Ópera de Pekín que dicho espectáculo proviene de China, pero nada nos hemos preocupado por dar textos al lector de castellano. Muy poco o nada sabemos sobre ella por fuentes hechas en español. Nada hay aquí de su rica idiosincrasia. Toda una injusticia, máxime cuando vemos aflorar con fuerza en nuestro panorama editorial espectáculos vecinos, como el Nō o el Kabuki nipón o el Tal´nori coreano. Por eso llamo la atención ahora a nuestros sinólogos, por eso lanzo el guante a nuestros traductores de chino. na gran parte de la China más auténtica, la de su teatro tradicional, espera ser descubierta. No la hagamos esperar, pues, mucho tiempo más. Estoy completamente seguro de que ni el estudioso o el lector saldrán decepcionados de este esperado encuentro. U S 5 Fernando Cid Lucas Cáceres/Zaragoza, marzo de 2012 Notas 1 Granada, Galaxia Gutenberg & Círculo de lectores, 2010 (en dos tomos). 2 Madrid, Siruela, 2004. 3 Pongo como ejemplo el destacable volumen al cuidado de: GUJIAN, Chen (ed.) Poesía china elemental, Madrid, Miraguano, 2008. Mayo 2012 Hay quien recoge las semillas de sésamo pasando por alto las sandías. Proverbio chino Ópera y teatro chino Una visión personal Colegio Universitario de Lenguas Extranjeras Wenzao (China) La Ratonera / 35 6 Desde pequeña mi vocación ha sido ser profesora, como en España encontrar trabajo como profesora era prácticamente imposible, acepté sin pensarlo la oportunidad de enseñar en Taiwán. Cuando aterricé hace 8 años en esta isla no conocía nada de su cultura ni de su lengua. En mi segundo año, tuve la oportunidad de participar en el Simposio Internacional de Hispanistas de Pekín y así fue como conocí Pekín. En esta parte del mundo gracias a la labor de Confucio se respeta mucho a los profesores, así que en el Simposio fuimos tratados a cuerpo de rey, aunque teniendo en cuenta la zona debería decir de emperador. Nos prepararon unas visitas: la Gran Muralla China, la Ciudad Prohibida y lo que más me impactó y que es el tema de este artículo: ir a ver una ópera china. Cuando nos dijeron que íbamos a ir a ver una ópera china, nuestra cara fue de asombro ¡Pero si no entendemos chino!, enseguida nos tranquilizaron. No importa, está pen- sada para extranjeros y los subtítulos son en inglés. “Tanto monta, monta tanto”, pensé yo que no hablo chino ni inglés, pero como el teatro y la ópera me apasionan estaba encantada con la visita. Para mí el teatro tiene una magia especial y entrar en él es como entrar en otro mundo y cuando entré en la ópera en Pekín me di cuenta de que realmente estaba entrando en otro mundo. Era todo tan magnífico que es difícil de describir con palabras. Como ya he mencionado, los profesores reciben trato especial, así que nuestras mesas eran las mejor situadas. Sí, han leído bien, mesas, no eran butacas, y en el centro de la mesa había un frutero con fruta, la fruta era tan hermosa, colorida, brillante y perfecta que parecía de cera, pero otra vez nos sacaron de nuestro asombro para decirnos que era para comer con el té que nos estaban sirviendo. Yo vi una manzana roja como la sangre, con la forma perfecta de un corazón y brillante como el fuego, era una manzana de cuento de hadas, imposible no caer en la tentación. La mordí y justo en el momento que su jugo dulce como la miel se deslizaba suavemente por mi garganta todo se oscureció, pero a diferencia de Adán yo no fui expulsada sino que fui llevada directamente al paraíso porque en ese preciso instante empezaba la ópera. No entendía lo que oía, no podía leer los subtítulos, pero nada de eso me hacía falta, era tal la precisión del decorado, el vestuario, el maquillaje y la actuación era tan esclarecedora, que entendía perfectamente lo que estaba viendo, en un momento me reía con ganas y mi compañera y amiga que sabe que no entiendo chino ni inglés, sorprendida me pregunta: “Pero ¿has entendido? “Claro”, contesté y le dije lo que pasaba. Ella iba a hacer un comentario pero la hice callar, mis cinco sentidos estaban pendientes del escenario, es verdad que mis oídos no podían descifrar el significado de los sonidos que oían, pero sí eran capaces de captar los matices de las voces y los sentimientos que querían transmitir. La magia del teatro volvía a funcionar. Salí de allí encantada, comentando una representación que había tenido lugar en una lengua completamente desconocida para mí. Desde ese momento cada 7 Cartel de una representación teatral en Taiwán. vez que he podido he acudido a óperas o representaciones teatrales tradicionales. En Taiwán son muy frecuentes y algunas incluso gratuitas. Al igual que en el teatro clásico griego y romano, los dioses y los humanos conviven y el teatro es una forma de educar al espectador que va a divertirse pero que vuelve con un conocimiento adquirido sin ser consciente de ello. Normalmente en estas obras el que actúa con mala intención termina encontrando su castigo y el puro de corazón encuentra su premio aunque a veces el sufrimiento previo haya sido excesivo. También hay representaciones sobre los mitos asiáticos. Otras obras teatrales presentan temas más costumbristas, por ejemplo el rol tradicional de las mujeres taiwanesas, su forma de vida, su punto de vista al analizar las cosas, sus sentimientos, su forma de relacionarse con la gente. Tratándose de la cultura china no es de extrañar que se representen obras donde se intente expli- car la relación entre los humanos y el universo. Preparando este artículo me enteré de que había una representación de títeres, o al menos eso creía yo, y como la tradición del teatro de títeres en china se remonta a más de mil años estaba toda ilusionada. José Luís García ha escrito una pequeña reseña en Internet titulada “El teatro chino de títeres” donde presenta la historia, las distintas modalidades y hace un recorrido por su evolución en distintas dinastías chinas. Mayo 2012 Laura Vela Almendros La Ratonera / 35 Actores de la Compañía de Ópera Ming Hwa Yuan (Taiwán), representando mitos asiáticos. Me parece muy útil para tener una idea general. En Taiwán se pueden visitar diversos museos de títeres e incluso en la televisión hay películas protagonizadas por títeres. Volviendo a la representación de títeres. Después de conocer el museo y tener unos ligeros conocimientos teóricos sobre este mundo, deseaba presenciar una representación aunque sabía que no entendería todo, también estaba segura de que nuevamente el conjuro funcionaría y disfrutaría de un gran momento, pero como dejé entrever anteriormente la representación de títeres resultó ser otra cosa. Es una de las ventajas del desconocimiento de la lengua, siempre te puedes llevar sorpresas, algunas más agradables que otras y esa noche estuvo llena de sorpresas. Al llegar vimos el escenario y a ambos lados dos grandes pantallas; lo cual no nos sorprendió ya que siempre suele haber pantallas porque aparecen los subtítulos en chino, ya que muchas de es- la ropa y el maquillaje de una de las marionetas protagonistas de la película. En la pantalla central la marioneta y sobre el escenario el actor en el que con un juego de palabras podríamos decir que se había reencarnado la marioneta. Pero esta no sería la única sorpresa, pronto supimos por qué había tantos jóvenes: la orquesta no sólo era para amenizar la historia de las marionetas, sino porque había actuaciones en directo. Cantantes con renombre en Taiwán interpretaban en directo la banda sonora de la película. Para mí el momento más emotivo fue cuando en la película una de las marionetas tocaba el violín y de repente el violinista de la orquesta comenzó a tocar un solo. La marioneta tocaba bajo la luna en un paisaje en calma una melodía triste y sin previo aviso otra marioneta la ataba, el violín se seguía escuchando y la verdad es que los movimientos del arte marcial que ambas marionetas estaban llevando a cabo eran tan armónicos que no se podía estar seguro de si realmente luchaban o bailaban al son del violín en una danza a muerte, en lugar de una Danza de la Muerte. Al final la marioneta seguía tocando su melodía triste mientras en el suelo la sangre de su enemigo regaba el árbol que dejaba caer sus hojas como lágrimas tras ha- ber contemplado el trágico acontecimiento. Antes de acabar me gustaría mencionar que no sólo hay ópera china o teatro clásico, también se representan obras modernas e incluso en la época de la globalización a Taiwán vienen compañías teatrales de todo el mundo. Pero lo que yo deseo señalar como colofón de este artículo es que en Taiwán hay universidades con Departamento de Español y los alumnos de estos departamentos antes de graduarse eligen una obra teatral española para representarla. Es curioso ver representados a nuestros clásicos desde la perspectiva de estos estudiantes de español, porque gracias a ellos apreciamos o descubrimos cosas que antes no nos hemos detenido a pensar. Por ejemplo, cuando representaron Don Juan Tenorio de Zorrilla hubo dos cosas que me llamaron particularmente la atención: en primer lugar, en los ensayos me di cuenta de que habían eliminado la escena “del sillón”, es decir, aquella en la que Don Juan dice: “No es verdad ángel de amor que en esta apartada orilla se respira mejor”. Yo pensé: “han eliminado la parte más importante del Tenorio” ya que es la parte que todo el mundo conoce aun sin haber leído o visto la obra teatral. Para ellos resultaba muy lenta y temían que sus compañeros se aburrieran. La verdad, durante la representación no se echó en falta esa parte. En segundo lugar, me llamó la atención que cuando Don Juan está ante la tumba de Doña Inés, llora, sí como han leído: llora. Eso me pareció inaudito: ¡Don Juan llorando! al principio cuando vi llorar a Don Juan pensé que los hombres no lloran, pero inmediatamente cambié de pensamiento. “Los hombres no lloran” porque es lo que me han enseñado pero en aquel momento sentada allí en el otro extremo del mundo sentí que era muy bello que Don Juan estuviera llorando porque me di cuenta de que esas lágrimas son las mismas que brotan de los ojos de Apolo ante la metamorfosis de Dafne. Son ésas las lágrimas que hacen que Dios se apiade de Don Juan y que permita a Doña Inés que vele por su alma. Esas lágrimas son de amor porque el amor duele. Son lágrimas de perdón porque el perdón conlleva amor. Son lágrimas de arrepentimiento porque debemos cometer maldades antes de arrepentirnos. Son lágrimas con sentimientos porque el que siente padece. Son lágrimas de vida porque se derraman en duelo por el ser querido. Son lágrimas que muestran que Don Juan es humano porque sólo los hombres lloran... Y comprendí eso viendo representado a Don Juan a miles de ki- 9 Mayo 2012 8 tas representaciones se hacen en taiwanés. Todos los sitios estaban ocupados así que nos tuvimos que poner al final y nos mandaron sentarnos en el suelo porque el sitio estaba lleno a rebosar. Sentados no veíamos el escenario, sólo las pantallas que en los primeros momentos mostraban a las personas que tenían la suerte de estar sentadas en taburetes. Lo sorprendente no era ver a niños con sus padres, lo sorprendente era que había mucha gente joven, después supimos el porqué. ¡Por fin! Aparecieron las marionetas. En las pantallas no aparecían las palabras en chino sino las marionetas, si no hubiera sido por las pantallas desde nuestra posición no hubiésemos visto nada. Así que sólo podíamos oír a lo lejos unas palabras que no podías entender completamente pero veíamos las marionetas y vestida de riguroso negro a la persona que las movía y las hacía luchar o bailar. Pronto nos dimos cuenta de que no se trataba de un teatro de marionetas. La verdadera actuación estaba en la pantalla central donde se retransmitían escenas de la película protagonizada por estas marionetas. La primera sorpresa fue ver surgir del interior del escenario no una marioneta sino a una persona caracterizada con 70 10 11 que podía tener yo. Lo que me hizo darme cuenta de que como nos muestra muchas veces el arte, siempre tenemos miedo de lo desconocido, de lo nuevo, de lo diferente y siempre encontramos excusas para no movernos del sillón, pero el arte en cualquiera de sus representaciones nos muestra que no hay fronteras ni dificultades. Que las barreras del idioma se saltan con los sentimientos del corazón, que no importa la lengua que hablamos o el lugar donde hemos nacido porque todos somos humanos y compartimos los mismos sueños ilusiones y miedos. Que el idioma no sea un impedimento para conocer o sentir más. $POMBDPMBCPSBDJØOEF 6OJØOEF"DUPSFTEF"TUVSJBT XXXBDUPSFTEFBTUVSJBTDPN Mayo 2012 lómetros de España por alumnos de español sin prejuicios a la hora de interpretar y dar sentimientos a un personaje. Lo comprendí porque no juzgaba, sólo sentía, sólo me dejaba envolver por aquel mundo creado para dar vida a unos personajes y para mostrarme una forma de enfrentarse a los mismos miedos y sentimientos La Ratonera / 13 21 La Ratonera / 35 Exposición de títeres en el Centro Cultural de la ciudad de Kaohsiung (Taiwán). Una de las más antiguas tradiciones teatrales chinas La Ópera Nuo Universidad de Zaragoza La Ratonera / 35 12 Existen en China, además de la ópera por excelencia, la de Pekín, más de trescientos sesenta estilos de óperas locales1 que siguen gozando de una enorme vitalidad entre la población autóctona y que, afortunadamente, se están dando cada vez más a conocer allende las fronteras chinas. De entre esos más de trescientos sesenta estilos de ópera locales destaca la Ópera Nuo o Nuoxi, considerada el testimonio viviente de las más arcaicas formas teatrales de China. Lo primero que debemos tener en cuenta al aproximarnos a este peculiar estilo es que no se trata solamente de un arte dramatúrgico sin más. La Ópera Nuo es una de las muchas manifestaciones de la cultura Nuo que engloba otros elementos como pueden ser danzas, canciones, ceremonias religiosas –tales como sacrificios y ofrendas–, números acrobáticos, además de las piezas teatrales propiamente dichas. De hecho, el origen terminológico de la palabra Nuoxi aúna esta do- ble vertiente de ser, por un lado, un arte escénico y, por otro, una ceremonia de tipo religioso: nuo es la palabra que desde antiguo se utilizaba en los rituales para expulsar y librarse de los malos espíritus mientras que xi es la palabra china para referirse a “teatro” u “ópera”. Existe un amplio debate en torno al origen de las prácticas Nuo. El acervo popular apunta a que fue un nieto del Emperador Amarillo, Zhuang Xian, el primero en ordenar la realización de este tipo de rituales2 pero, dejando de lado lo que la tradición recoge, no cabe duda de que las prácticas Nuo encuentran su origen en un estadio muy primitivo de la religiosidad china, naciendo de las antiguas ceremonias y rituales chamánicos. Las primeras referencias documentales a estos rituales Nuo las encontramos en los huesos de escápulas de buey y caparazones de tortuga de las ceremonias de adivinación de la Dinastía Shang (1500-1045 a.C.)3: se trataba de rituales de exorcismo dirigidos contra espíritus maléficos, causantes de las enfermedades. Aunque podría decirse que estas prácticas quedaron definidas en sus rasgos más básicos durante la Dinastía Zhou (1045-222 a.C.), a lo largo de los siglos siguieron evolucionando y enriqueciéndose tanto en forma como en función y contenido, realizándose por nuevos y variados motivos: desde cuestiones que afectaban al interés general de la comunidad –como propiciar una buena cosecha, evitar plagas o catástrofes naturales– hasta las que afectaban de forma directa a una persona o grupo familiar –como podía ser evitar o curarse de una enfermedad, tener hijos, atraer la felicidad, la fortuna, la buena suerte o simplemente como agradecimiento o tributo a los ancestros–. Con el paso del tiempo, también, estas ceremonias fueron incorporando elementos del Confucianismo, Taoísmo y Budismo, así como de las tradiciones y supersticiones de carácter más popular4. A lo largo de las Dinastías Tang (618-907) y Song (960-1279) las danzas y las representaciones dramatúrgicas fueron ganando en importancia frente al componen- Danza Nuo, de carácter ritual. te estrictamente ritual, fenómeno que ha ido acentuándose hasta nuestros días. Esta progresiva tendencia de “desacralización” de las prácticas Nuo queda reflejada en las palabras de Wu Qianbi, profesional de rituales de exorcismo Nuo que lleva trabajando más de veintidós años en la provincia de Guizhou: «Recuerdo bien lo que mi maestro me enseñó: “Nuo se utiliza para aliviar el dolor de los demás”. Pero ahora, para mí, lo más importante es llevar alegría a la gente»5. En la misma línea, Tuo Xiuming, director del Centro de Investigación de la Cultura Nuo del Sudoeste de China y uno de los máximos expertos en la materia, afirma que «Antiguamente el ritual servía para dar salida a los miedos de las sociedades primitivas hacia lo desconocido del mundo y del universo pero, ahora, lo que más atrae es la Ópera Nuo que le sigue»6. La puesta en valor de los aspectos de entretenimiento y espectáculo frente a los estrictamente rituales no debe hacernos olvidar que únicamente en el contexto ritual las danzas, las acrobacias y las piezas teatrales adquieren su verdadero sentido7. A pesar de que las diferentes manifestaciones de la cultura Nuo se extendieron durante la Dinastía Zhou por las planicies centrales de China, es decir, por aquellos territorios bañados por los ríos Yangtsé y Amarillo, actualmente tan sólo perviven en el Sudoeste de la República Popular China8, especialmente en las provincias de Anhui, Jiangxi, Hubei, Hunan, Sichuan, Guizhou, Yunnan y la Región Autónoma Zhuang de Guangxi9. La mayoría son zonas montañosas de dif ícil acceso, lo que ha favorecido, junto con el fuerte arraigo Mayo 2012 Ana Labaila Sancho La Ratonera / 35 Ópera Nuo, en la ciudad de Guiyang, provincia de Guizhou (foto de Xiong Decheng). popular, la perpetuación de estas expresiones culturales que de otro modo no hubieran resistido ni el paso del tiempo ni los embates de la Revolución Cultural (1966-76) durante la cual fueron prohibidas, sus actores perseguidos y sus máscaras y demás legados materiales, quemados10. Existen diferentes variedades locales de la Ópera Nuo que, aun compartiendo los rasgos básicos, han sabido imprimir su personal impronta sobre los repertorios empleados, la decoración de las máscaras o las vestimentas. Las principales variantes locales se desarrollan en la provincia de Guizhou –donde destaca la Ópera de la Tierra o dixi–; la de Jiangxi –con la variedad Gan Nuo–; la provincia de Anhui –en la que sobresale la Ópera Nuo de Guichi–; y en Yunnan –donde desta- ca el Nuo de los Leopardos. A pesar de las diferencias que podemos encontrar en cada una de las variedades locales, existen una serie de características comunes a todas ellas. La primera es que suelen realizarse durante las festividades del Año Nuevo Chino para asegurar que el año entrante sea bueno, así como propiciar las buenas cosechas que comenzarán a sembrar- 15 Actuación Nuo sobre zancos, en la ciudad de Chizhou. de festividad, celebración y distensión que se vive durante las representaciones Nuo. La improvisación juega, además, un papel indispensable, con la que se demuestra la pericia de los actores. Tampoco podemos olvidar que en las manifestaciones Nuo existe una estrecha interrelación entre el público y los actores, debido en parte a la gran flexibilidad del espacio de representación que a veces, incluso, puede abarcar al pueblo entero. La máscara –en chino, lianzi– es el alma de la Ópera Nuo en cualquiera de sus variantes locales, haciendo uso de ellas tanto en las partes más rituales como en las danzas y piezas dramatúrgicas. Es su aspecto más distintivo, por lo que merece que le prestemos especial atención. Lo primero que hay que tener en cuenta son las connotaciones religiosas que poseen las máscaras: son las portadoras de los espíritus de los dioses, por lo que Mayo 2012 14 se antes de la primavera. La segunda es que las representaciones son llevadas a cabo por actores no profesionales, generalmente los propios agricultores o aldeanos, que se aglutinan en agrupaciones de unos veinte o treinta miembros, todos ellos hombres. Cuando alguien quiere entrar en el grupo tiene que ser aleccionado por alguno de los miembros veteranos. Además, todas las manifestaciones Nuo presentan una parte de tipo ritual, generalmente al inicio y al final, y otra de tipo lúdica que puede englobar danzas, acrobacias, demostraciones de artes marciales, canciones, pequeñas piezas teatrales, etc. La mayor parte de los repertorios operísticos están basados en historias sumamente populares y conocidas por los espectadores, como pueden ser las extraídas de novelas clásicas como el Romance de los Tres Reinos, Viaje al Oeste, A la orilla del agua o bien historias como las de los Reyes Dragón, la de Meng Jiang Nü o la del Monte Liang. Por otra parte, en todas sus variantes, la Ópera Nuo se caracteriza por la gran libertad en cuanto a su estructura dramática: el número de pasajes puede variar y acomodarse a los gustos o necesidades de cada grupo o aldea11. Esta libertad se ajusta perfectamente al ambiente estrictas para distinguir con facilidad qué tipo de personaje representa. Cada variedad local de la Ópera Nuo realiza sus máscaras con una estética diferenciada. Suelen realizarse en madera de álamo o de sauce, por su facilidad de trabajo, su ligereza y su resistencia. Una vez talladas, se pintan de acuerdo al personaje que representan y se les da una capa de aceite que las protege a modo de barniz. Además de su valor religioso y antropológico, últimamente comienzan a ser sumamente valoradas desde el punto de vista artístico13. Algunos autores no dudan en señalar que el origen del maquillaje de los actores de la Ópera de Pekín y de la Ópera de Sichuan debemos buscarlo en las máscaras Nuo14. La danza adquiere también un papel relevante en las representaciones Nuo. Los instrumentos que acompañan las danzas suelen ser el tambor, el gong, los crótalos, la campana, las flautas de bambú y la suona, sin olvidarnos de que en algunas variantes también van acompañadas del canto, aunque no en todas. Tanto la música como la danza son sumamente enérgicas. Además, y puesto que las posibilidades de movimiento por parte de los actores se reducen debido a la gamuza que les cubre el rostro y la máscara sobre la frente, los movimientos son siempre sumamente sencillos, e incluso podríamos decir que toscos, estando estereotipados de acuerdo al tipo de personaje y a las situaciones, aunque no tanto como en otras variedades operísticas. A continuación nos centraremos en algunas prácticas Nuo que se llevan a cabo en la provincia de Guizhou, una de las más ricas en este sentido debido, en parte, a sus peculiares circunstancias históricas, políticas y militares y, en otra, a ser una zona de dif ícil acceso y poco desarrollada económicamente, lo que le ha permitido conservar con toda su viveza este tipo de prácticas. Huangpu Chongqing, especialista en la materia, determina que se pueden distinguir actualmente hasta cuatro diferentes manifestaciones Nuo en la provincia de Guizhou15. Todas ellas tienen en común haber nacido de los antiguos rituales Nuo, a pesar de haber derivado en manifestaciones diferentes que se desarrollan de forma independiente las unas de las otras. En primer lugar, nos encontramos con las Ceremonias Nuo –rituales religiosos que pueden realizarse con múltiples propósitos como curar una enfermedad, tener un hijo o atraer la buena suerte–, y que se han mantenido más fieles a las manifestaciones Nuo originales. En segundo lugar, están las Danzas Nuo, que siguen realizándose con alguna intención ritual. En tercer lugar, encontramos Ceremonias Nuo que intercalan algunos episodios teatrales para aligerar las tediosas y largas ceremonias. Las pequeñas piezas teatrales pueden tener relación o no con la ceremonia principal. En cuarto lugar, tenemos la Ópera Nuo propiamente dicha, la cual nada tiene que ver con las Ceremonias Nuo salvo el hecho de haber nacido de un tronco común hace varios siglos. Se trata de una obra teatral independiente. Dentro de las diferentes manifestaciones de la cultura Nuo que encontramos en la provincia de Guizhou destaca, por su importancia, la Ópera de la Tierra o dixi. El nombre de esta variedad deriva del hecho de que estas representaciones se llevan a cabo en campo abierto: se suele elegir una porción de terreno, generalmente circular u ovalado que, dependiendo del número de actores, será más o menos grande y alrededor del cual se colocan los espectadores. Se prefieren las laderas para facilitar la visión del público. Otra de las características es que existe una gran flexibilidad en cuanto al espacio de la representación, lo que permite una fluida interpenetración entre los actores y la audiencia16. Representación de Ópera de la Tierra o dixi (foto de Zeng Han). Dixi deriva de las prácticas Nuo que se llevaban a cabo dentro del ejército y, aunque nació durante la Dinastía Song, no se extendió por la provincia de Guizhou hasta la Dinastía Ming (1368-1644), en concreto en 1381, cuando el Emperador Zhu Yuan Zhang envió más de 300.000 soldados para consolidar los territorios del Sudoeste de China17. Las prácticas suelen acompañarse de un tambor, que tiene una importancia capital puesto que va marcando los ritmos, y un gong. Todos los actores o ejecutantes son hombres, campesinos en su mayor parte, que no se dedi- can a ello de forma profesional. Los actores van ataviados de la siguiente manera: en la espalda suelen portar unas cuatro o cinco banderas, mientras que de la cabeza –generalmente de la máscara– salen unos penachos realizados con plumas de faisán. La cabeza se cubre con una gamuza de color verde oscuro o bien negro, lo suficientemente tupida para que no se vea el rostro del actor pero sí le permita a éste ver a través de ella. La máscara se coloca sobre la frente, y no sobre el rostro, para que así puedan ser visualizados desde una mayor distancia y facilite tanto la visibilidad del actor como su mo- 17 Mayo 2012 La Ratonera / 35 16 son consideradas como algo sagrado y por ello existe una serie de normas y tabús entorno a ellas. Tanto en su fabricación como en su uso tiene que pedirse la aprobación de los dioses mediante ceremonias, sólo pueden ser portadas por hombres –las mujeres ni siquiera pueden tocarlas– y en cuanto se las ponen ya no pueden hablar o comportarse como ellos mismos, sino como encarnaciones del personaje-dios cuya máscara representan. Sólo salen del templo donde son guardadas durante el resto del año para las representaciones Nuo12. Existen diferentes tipos de máscaras que representan los siguientes personajes/dioses básicos: el oficial del gobierno, el comandante general, el soldado mayor, el soldado joven y la mujer-soldado, aunque también hay máscaras que representan a personajes de menor importancia como niños, monjes taoístas, la diosa de la tierra, animales, etc. Cada tipo básico puede presentar infinitas variaciones de personajes con su nombre y su propia leyenda detrás -recordemos que la mayor parte representan a personajes históricos que destacaron por su valentía o su lealtad y que, tras su muerte, fueron divinizados. A la hora de elaborar las máscaras, se siguen unas pautas muy Actor dixi (foto de Yang Changhong). La Ratonera / 35 vimiento. En las manos suelen llevar diferentes objetos como lanzas, bastones, pañuelos o bien abanicos. Una obra dixi se desarrolla de la siguiente forma18. Primero, tiene lugar la ceremonia de “apertura de la caja”, le sigue “la danza del chamán” y cierra con “la limpieza de la tierra”. La “apertura de la caja” es una ceremonia en la que se invita a los dioses a que tomen parte de los rituales y las danzas. Suele realizarse el día anterior a la representación y consiste en que los actores transportan hasta el escenario, en las cajas donde se guardan cuidadosamente el resto te el Año Nuevo Chino o Fiesta de la Primavera, con la que se da comienzo al período de siembra. Por tanto, lo que se pretende con este tipo de celebraciones es propiciar una buena cosecha. El repertorio dixi es exclusivamente militar: narra historias sobre batallas y hazañas heroicas del pasado –especialmente de las Dinastías Tang y Song–, aunque también puede narrar grandes historias legendarias. Cada grupo dixi representa únicamente una obra año tras año a lo largo de varias generaciones, tras lo cual, puede cambiar de repertorio19. A modo de conclusiones queremos señalar que la Ópera Nuo, junto con el resto de manifestaciones culturales en las que se enmarca –las máscaras, los rituales de tipo religioso, las danzas, los cantos y las piezas dramatúrgicas– cada vez está recibiendo una mayor atención por parte de los estudiosos tanto dentro como fuera de China. Sin embargo, y a pesar de los logros, se deberían hacer aún mayores esfuerzos en tres niveles. El primer nivel es el académico, ya que se hace necesario ampliar y profundizar en el conocimiento de esta riquísima manifestación cultural que tanto puede revelarnos sobre la religiosidad china, sobre su arte en general y, más concretamente, sobre el arte de la dramaturgia. Una profundización en su estudio resultaría altamente revelador, especialmente en lo que tiene que ver con los orígenes más ancestrales de las diferentes artes escénicas chinas, desde la danza hasta el teatro y la ópera. Además, siendo una tradición tan antigua tiene mucho que decirnos acerca de la idiosincrasia del pueblo chino. En palabras de Qu Liuyi, director de la Asociación de Investigación de la Ópera Nuo: «La ópera puede ayudar al conocimiento de la religión, la sociedad y los grupos étnicos en un primitivo estadio de desarrollo, así como ofrecer una profundización en el estudio de la música, la danza y la pintura, así como otras artes»20. El segundo nivel es el de la gestión del patrimonio cultural porque, a pesar de que la RPC ha incluido varias de las formas de Ópera Nuo bajo el amparo del Patrimonio Cultural Intangible21 y de que gozan de una gran popularidad, no es menos cierto que su buena salud puede ponerse en peligro con los rápidos y profundos cambios que están sacudiendo el país en los últimos tiempos: la entrada de nuevas formas de entretenimiento, la mejora de las comunicaciones que hacen que las zonas en las que se ha mantenido vivo este arte ya no sean tan inaccesibles, el trasvase po- blacional desde las zonas rurales hacia las ciudades y, en definitiva, los cambios en los gustos e intereses de las nuevas generaciones. Muchas compañías tienen dificultades para salir adelante y casi obtienen más beneficios de la venta de máscaras que de las representaciones teatrales, por no mencionar que los actores de menor edad suelen rondar la cuarentena. El tercer nivel es el de la difusión de esta forma de arte tan desconocida para el público general a pesar de su gran importancia, no sólo por su larga tradición sino también por su especificidad. Por fortuna, cada vez se está dando más a conocer fuera de las fronteras chinas gracias, por ejemplo, a películas como La Búsqueda (2006) del director Zhang Yimou. La conservación de esta tradición pasa por su puesta en valor y su difusión aunque sin caer, eso sí, en el peligro de banalizarlo convirtiéndolo en un mero espectáculo para atraer a los turistas. Bibliografía – Franc Chamberlain, Fragments of a Dixi Training, TDR, Vol. 36, No. 2 (1992), The MIT Press, pp. 118-125. – Huangpu Chongqing, Cao Lusheng, Richard Schechner, Dixi: Chinese Farmers’ Theatre, TDR, Vol. 36, No. 2 (1992), The MIT Press, pp. 106-117. – Huangpu Chongqing, Cao Lusheng, Richard Schechner, Nuo Theatre in Guizhou Province, TDR, Vol. 33, No. 3 (1989), The MIT Press, pp.113-121. – Catherine Diamond, The Masking and Unmasking of the Yu Theatre Ensemble, Asian Theatre Journal, Vol. 10, No. 1 (1993), University of Hawai’i Press, pp.101114. – María-Dolores García-Borrón, Introducción a la historia de las artes del espectáculo en China, 2002, Tesis Doctoral, Universitat Rovira i Virgili, Departament Història i Geografia. Disponible en el catálogo en línea en Tesis Doctorals en Xarxa <http://www.tdx. cat/handle/10803/8599;jsessionid =B7ABF8333FB0684FF1602ED7 7DA676D5.tdx2> Última consulta 12/2011. – Qu Liuyi, Xu Anxiang, Richard Schechner, The Yi: Human Evolution Theatre, TDR (1988–), Vol. 33, No. 3 (1989), The MIT Press, pp. 103-112. – Yu Qiuyu, Hu Dongsheng, Elizabeth Wichmann, Gregg Richardson, Some Observations on the Aesthetics of Primitive Chinese Theatre, Asian Theatre Journal, Vol. 6, No. 1 (1989), University of Hawai’i Press, pp.12-30. – <http://www1.chinaculture.org/library/2008-01/17/con- 19 Mayo 2012 18 del año, las máscaras que llevarán durante las representaciones. Una vez allí se levanta un altar donde se realizan varios sacrificios, como quemar incienso, encender velas o quemar dinero de papel falso, y los actores se postran reverencialmente ante las máscaras. Llegado el momento, el maestro de ceremonias se dispone a sacar las máscaras de sus cajas mientras de fondo se oye el enérgico sonido de los gongs, los tambores y los petardos. A continuación se lleva a cabo una procesión en la que se visitan los lugares más importantes de la aldea. Además de todas estas acciones, algún aldeano puede pedir al grupo que represente “la ceremonia de la apertura de la riqueza”, en caso de que quiera atraer la buena fortuna, o bien la de “dar un hijo”, en la cual se propicia la llegada de un vástago a aquellas parejas con problemas para concebir. Al día siguiente de la “apertura de la caja” comienza oficialmente la Ópera de la Tierra, durando entre diez y veinte días a lo largo de los cuales se va representado la historia elegida por la compañía. El último día tiene lugar “la limpieza de la tierra”, durante la cual se sacrifica un gallo y se vuelven a depositar las máscaras en sus cajas. Este tipo de representaciones tienen lugar duran- 20 tent_56863.htm> Última consulta 03/2011. – <http://www.nuoopera.com/ page/2> Última consulta 01/2012. – <http://www.travelchinaguide.com/intro/focus/nuo-drama. htm> Última consulta 01/2012. La Ratonera / 35 Notas 1 María Dolores García-Borrón, Introducción a la historia de las artes del espectáculo en China, 2002, Tesis Doctoral, Universitat Rovira i Virgili, Departament Història i Geografia, p.271. 2 http://www.travelchinaguide.com/ intro/focus/nuo-drama.htm. Última consulta 01/2012. 3 Huangpu Chongqing, Cao Lusheng, Richard Schechner, Nuo Theatre in Guizhou Province, TDR, Vol. 33, No. 3 (1989), The MIT Press, p. 115. 4 Ibidem, p. 115. 5 http://www1.chinaculture.org/library/2008-01/17/content_56863. htm. Última consulta 03/2011. 6 Ibidem. 7 Yu Qiuyu, Hu Dongsheng, Elizabeth Wichmann, Gregg Richardson, Some Observations on the Aesthetics of Primitive Chinese Theatre, Asian Theatre Journal, Vol. 6, No. 1 (1989), University of Hawai’i Press, p.16. 8 Aunque no debemos olvidar que todavía perviven, casi como nota anecdótica, en algunas zonas en torno al río Amarillo, como es el caso de la Ópera Nuo Shan Guo en Quwo, Shanxi. 9 Yu Qiuyu, Hu Dongsheng, Elizabeth Wichmann, Gregg Richardson, Op.Cit., pp.13-14. 10 Huangpu Chongqing, Cao Lus- El antiguo drama teatral Nuo El ritual curativo en el teatro chino Carlos H. Sierra Asociación Vasca de Estudios Orientales Ekialdearen Ikerketarako Euskal Elkartea En este texto me gustaría referirme, aunque sea de manera escueta e introductoria, al ancestral imaginario del chamanismo chino, entendido como una praxis que se asocia de modo íntimo a la restauración curativa del cuerpo humano, tal y como se ha construido dentro del antiguo drama teatral Nuo (儺戲). Este propósito, a todas luces, no debe resultar extraño para el conocedor de las tradiciones populares de la dramaturgia china ya que éstas derivan, en el mayor de lo casos, de las ceremonias primitivas y exorcismos que hunden sus raíces mucho más allá, en la noche de los tiempos, bajo un trasfondo religioso originario. Es cierto que este auténtico “fósil viviente” del teatro popular chino (antecesor directo de la famosa ópera tradicional de Pekín –京劇–), con el lento y paciente discurrir de los siglos, ha ido adoptando formas y registros escenográficos cuyo atractivo principal tiende a concentrarse, fundamentalmente, en 21 Chamán de Ópera Nuo, de la etnia Miao. Mayo 2012 Personajes de Ópera Nuo (foto cortesía del Instituto Chino de Investigación de la Ópera Nuo). heng, Richard Schechner, Dixi: Chinese Farmers’ Theatre, TDR, Vol. 36, No. 2 (1992), The MIT Press, p.110. 11 Yu Qiuyu, Hu Dongsheng, Elizabeth Wichmann, Gregg Richardson, Op.Cit., pp.23-24. 12 Ibidem, p.17. 13 De hecho, existen varios museos donde pueden contemplarse este tipo de máscaras. Destacan el Museo Dixi de Caiguan y el Museo de la Ópera Nuo de Tongren. 1 4 ht t p : / / w w w. nu o o p e r a . co m / page/2. Última consulta 01/2012. 15 Huangpu Chongqing, Cao Lusheng, Richard Schechner, Nuo Theatre …, Op.Cit., pp. 117-120. 16 Yu Qiuyu, Hu Dongsheng, Elizabeth Wichmann, Gregg Richardson, Op.Cit., p.20. 17 Huangpu Chongqing, Cao Lusheng, Richard Schechner, Dixi..., Op.Cit., p.112. 18 Para una explicación más detallada se puede consultar Huangpu Chongqing, Cao Lusheng, Richard Schechner, Dixi…, Op.Cit., pp. 107 y ss. 19 Huangpu Chongqing, Cao Lusheng, Richard Schechner, Dixi…, Op.Cit., pp. 114-115. 20 http://www1.chinaculture.org/ library/2008-01/17/content_56863. htm. Última consulta 03/2011. 21 Ya fueron incluidas en el Primer Catálogo de Patrimonio Cultural Intangible de China en el 2006 y ahora persiguen entrar en el listado de la UNESCO Patrimonio Intangible de la Humanidad. La Ratonera / 35 22 su valor estético y en la vigorosa capacidad para predisponer al divertimento, de acuerdo con los gustos y criterios particulares de las audiencias contemporáneas. Sin embargo, no es posible tampoco ignorar el hecho de que, tras las vistosas y fascinantes representaciones Nuo (cuyo repertorio abunda en relatos populares de la historia de China, como el Romance de los Tres Reinos –三 國演義–, Viaje al Oeste –西遊 記– o A la Orilla del Agua –江湖 豪客傳–), todavía es posible atisbar ciertas huellas y rastros de una atávica cultura chamánica que tenía al universo médico-ritual como uno de sus ejes de actuación preponderantes, interesante circunstancia (por lo menos, a nuestros ojos) que, por lo demás, no ha sido objeto de excesivo interés por parte de los historiadores y teóricos del teatro chino. Este tipo de modalidad teatral, cuya presencia y arraigo se extiende entre gran parte de las minorías étnicas asentadas en la región Suroeste de China (Zhuang –壯族–, Dong –侗族–, Miao –苗族–, Tujia –土 家族–, Yi –彝族–, Gelo –仡佬 族– y Buyei –布依族–), remite en el fondo a la antigua ejecución de un tipo de exorcismo curativo y propiciatorio (nuoji –儺祭–) que se llevaba a cabo colectivamente, incluida la propia audiencia, durante el último mes del nuevo año lunar (春節) o en fechas muy señaladas del calendario chino. El propósito fundamental del ritual 23 Ceremonia Nuo de la danza del tigre, en la región de Yunnan (foto de Lang Xiaodong). interpretadas por varios actores disfrazados con espectaculares máscaras (rasgo característico que les diferencia, por ejemplo, de los rituales de la cultura Qiang –羌族–, donde en vez de utilizar máscaras se visten con gorros de mono1). Sin embargo y pese a todo aquel barniz que los siglos le han otorgado, de su abismática antigüedad da cuenta el hecho de que ciertas referencias indirectas a la práctica Nuo se pueden encontrar en las Analectas de Confucio (論語)2 y, si vamos más atrás en el tiempo, en el antiquísimo Shijing (詩經) o Libro de las Odas o Canciones, lo que nos obliga a remontarnos al lejano periodo de la dinastía Zhou (周朝; 1050-256 a. n. e.), época en la que, precisamente, florece este ritual de exorcismo chamánico. Será en la sección Shang sung (Odas de Sacrificio de los Shang –商頌–) de esta obra donde de modo más diáfano se establece la íntima relación entre los sacrificios y las ceremonias religiosas con la función musical dentro de la cultura Shang3. Mayo 2012 Máscara de Ópera Nuo. Nuo, tal y como se puede inferir del significado del carácter 儺, era ahuyentar los demonios, los espíritus malignos, las enfermedades y las influencias nocivas, así como solicitar las bendiciones y prosperidad de los Dioses. Como ya se ha dejado dicho anteriormente, la actuación Nuo que aún se celebra en provincias como Guizhou – 貴州–, Jiangxi –江西–, Anhui – 安徽–, Yunann –雲南–, etc., presenta notables diferencias en relación con los antiguos y misteriosos rituales que se practicaban hace tres milenios. En la actualidad, esta singular representación, convertida ya en un espectáculo popular, ha adquirido un mayor grado de sofisticación, en tanto que se reviste de un conjunto de fascinantes ingredientes y disciplinas, como la pantomima, el drama, las canciones, las danzas, etc. Pese a ello, todavía cabe advertir un espíritu que evoca, siquiera lejanamente, la arcaica función religiosa primitiva para la que una vez estuvo destinada. En términos generales y salvando las distancias que singularizan los formatos de una región a otra, el teatro Nuo moderno comienza con un introito que hace las veces de una apertura ritual para, con posterioridad, dejar paso a las representaciones de múltiples piezas, la mayoría de ellas de una extensión reducida (xiaoxi), . y las ceremonias religiosas con la función musical dentro de la cultura Shang aparición de ciertas prácticas rituales Nuo en los huesos oraculares y caparazones de 猗與那與、置我鞉鼓。 奏鼓簡簡、衎我烈祖。 湯孫奏假、綏我思成。 鞉鼓淵淵、嘒嘒管聲。 既和且平、依我聲聲。 於赫湯孫、穆穆厥聲。 庸鼓有斁、萬舞有奕。 我有嘉客、亦不夷懌。 24 自古在昔、先民有作。 温恭朝夕、執事有恪。 顧予烝嘗、湯孫之將。 tortuga confirma su en importante hasta el extremo quedar recogido y consignado los huesospapel, oraculares y caparade de quedar recogido y consignado hora de ahuyentar el infortunio, ¡Qué admirable! ¡Cuán flexibles danzan! K zonestradición de tortugapiro-osteomántica confirma su im- dentro Aquí comienzan nuestros panderos y tambores. dentro de la enraizada china,dea lala enraizada hora de tradición ahuyentar los el malos espíritus y auspiciar la portante papel, hasta el extremo piro-osteomántica china, a la buena suerte. Un golpe, de nuevo un ruido sordo sobre ellos hacemos infortunio, los malos espíritus y auspiciar la buena suerte. para complacer a nuestro ilustre antepasado. Yo, el descendiente de los Tang, le invito a venir, B me conforta, completa mi felicidad. Plano para representaciones Nuo en Guizhou (Gráfico: Caroline J. Kavanagh) C D El sonido del tao y de los tambores son profundos. A H H Estridente el sonido de las flautas. A. Altar G. Sala central Todos ellos armónicos y conjuntándose, B. Pinturas de deidades H. Alcoba siguiendo el sonido de nuestra piedra plana. G C. Asiento del mago I. Pared de madera móvil ¡Oh! grande es el descendiente de los Tang, D. Asiento de los músico J. Escaleras muy admirable es su música. F F Las grandes campanas y tambores suenan correctamente. E. Puerta K. Área de público E Las danzas wan se realizan con grandiosidad. F. Puerta a la habitación J I I Tenemos visitantes admirables, que están a gusto y contentos. Planteado así, el exorcismo Nuo, en tanto que conformaba un sistema de encau Desde la antigüedad, en los tiempos antiguos, del caprichoso entorno circundante, no venía a suponer, en el fondo, sino un los hombres antiguos nos dan ejemplo. K 25entr intento de replicar las fuerzas de la naturaleza. De ahí la íntima semejanza Ser humilde y consciente de la mañana a la noche, Plano para representaciones Nuo en Guizhou y cumplir con reverencia el desempeño del deber. 4 J. Kavanagh) El adivino (Gráfico: que, comoCaroline representante oficial del rey, dirigía los pormenores de la adiv Puede (nuestro ancestro) ocuparse de nuestros sacrificios, pronosticador (frecuentemente el rey mismo), que otorgaba interpretaciones sobre las grietas la ofrenda de tu descendiente, el descendiente de los Tang. Finalmente, el archivista que se dedicaba fundamentalmente al registro del pronóstico. Estas alusiones esporádicas dato se antoja sumamente signifi- de lo posible, el tornadizo orden al estatus acordado del animal en el seno de la cultura Shang. Por otro lado, los anímico-espiritual y controlar las acerca del ritual Nuo resultan es- cativo,acerca ya que nos a barrunpara responde albergar las inscripciones contraban apuntalados en el noPlanteado así, el exorcismo lado, Estas alusiones esporádicas dellleva ritual Nuo resultan esclarecedoras y permiten aparecían como el soporte privilegiado de las prácticas mánticas. Presentaban partes planas clarecedoras y permiten entender tar que las raíces del teatro Nuo se imprevisibles fuerzas de la natuadivinatorias sino que evocaban reste, sureste, noroeste y suroesNuo, en tanto que conformaba tarde A. Altar G. Sala central los plastrones de las tortugas, donde se podían obtener las grietas con relativa facilidad. inscribían de alguna forma en los raleza. No hay que olvidar que, queentender la contextualización artístiAlgo parecido las4, 1996, p. 5 un sistema de encauzamiento del simbólicamente un modelo te- te. Huang Yunping. ‘Zhukaigou yizhi shougu de jianding yu yanjiu’.ocurre Kaogu con xuebao, que la contextualización artístico-musical del ceremonial chamánico constituye B. Pinturas de deidades H. Alcoba co-musical del ceremonial cha- procesos oraculares y de pronos- por aquel tiempo, el pronóstico ricaprichoso entorno circundante, rrestre. No hay espacio aquí para expresiones más primitivas del Asiento mago en el fondo, I. Pared deentrar maderaen móvil tual constituía un acto sumamenmánico constituye un fenómeno ticación chamánica y, por tanto, noC.venía a del suponer, detalle sobre este farra- teatro Nuo, en tanto que el área un fenómeno de gran complejidad. Uno los indicios clave que dan prueba de ello es que de gran complejidad. Uno de los se asociaban de forma íntima a la te regulado en el que participaban sino un metódico intento de re- goso asunto. Tan sólo señalar escenográfica donde se represenD. Asiento de los músico J. Escaleras 4 los primeros registros ritual sanadora Nuo dedelos que se tiene constancia se localizan en los varias personas indicios clave que dan prueba dedelactividad la compleja y a partir del cual de acuerdo con todos los in- ta el ritual (en ocasiones, como plicar las fuerzas de la naturaleza. E. Puerta K. Área deque, público ello es que los primeros registros figura del wu (巫). Vayamos por convergían las dos fuerzas cósmiDe ahí la íntima semejanza entre dicios, la tortuga era un modelo sucede con la representación de F. Puerta a la habitación enloslos deEntortuga manipulados durante lay ya citada dinastía Shang del huesos ritual Nuoyde quecaparazones se tiene partes. primer lugar, cabe in- cas del fuego del agua, mediante el orden “cosmogónico” produci- mítico del cosmos Shang, en la exorcismo celebrada en Shaanxi constancia se localizan en los hue- terpretar que el estrato ritual del la experta aplicación de un atizado durante la representación Nuo medida en que su caparazón, tan- –陝西–, sujeta a cierta contracNuo, en tanto que conformaba un sistema de encauzamiento n. e.). hay dudadentro de del quedoreste dato se antoja sos (商; y en los1600-1046 caparazones dea. tortuteatroNo Nuo se enmarca al caparazón de una tortugasumamente oPlanteado así, el exorcismo y la proyección espacial simbolito superior como inferior, repre- ción y expansión6) se convierte ga manipulados durante la ya cita- corpus operativo tradicional ma- al hueso de un buey de agua5. Des-del caprichoso entorno sentaba binaria del en un espacio simbólico, un locus zadacircundante, en las cubiertas noventrales venía a de suponer, en la el estructura fondo, sino un metódico significativo ya1600-1046 que nos nejado lleva por a barruntar que las teatro Nuo se inscribían de da dinastía Shang (商; las altas jerarquías reli-raíces de estedel punto de vista, la aparición las tortugas, puesto que no sólo cielo y la tierra, separados por los hierofánico en el que convergen fuerzas desuperficie la naturaleza. De ahícuatro la íntima semejanza entre a. n. e.). No hay duda de que este giosas para encauzar, en la medida de ciertas prácticas rituales Nuointento de replicar las ofrecían una adecuada grandes pilares que se el en-orden el mundo celeste, con sus divini- alguna forma en los procesos oraculares y de pronosticación chamánica y, por tanto, se 4 Mayo 2012 La Ratonera / 35 5 Plano para representaciones Nuo en Guizhou (Gráfico: Caroline J. Kavanagh) La elección de este animal parece tener relación con consideraciones de tipo práctico y religi adoradas por la audiencia que los presencia, sino que adquieren presencia f ísica a través de la interpretación de actores enmascarados, en su gran mayoría semiprofesionales (campesinos, artesanos y comerciantes), que pasan por una transformación personal de gran calado cuando, al colocarse las máscaras, los dioses toman posesión del vehículo carnal. En tal sentido, cabe indicar que en las obras teatrales Nuo se observan procesos de transformación somática y psicológica que recuerdan y remiten a los procedimientos de purificación más característicos dentro del chamanismo. De hecho, la destrucción y reconstrucción de la personalidad, el propio desmantelamiento corporal, tan cercano al chamanismo siberiano, amazónico, nepalí, mongol o africano, se observa también en la base ceremonial del teatro Nuo debido a la naturaleza sagrada del mismo. Así, en los prolegómenos de la representación, que es concebida desde esta perspectiva como un universo vital específico con un espacio y tiempo propios, el actor Nuo se somete a un proceso de disección simbólica. Se trata de una acción extremadamente peligrosa en la que se persigue la anulación completa de la personalidad propia para dejarse invadir por el rol del personaje representado. Es por ello que el intérprete Nuo debe celebrar una ceremonia, denominada Zanghun (que alude al proceso reglamentado de almacenamiento del alma) en la que se deposita el alma (esencia) en un lugar seguro (normalmente un cuenco, lo que nos recuerda a la “llamada del alma” o la kuk del chamanismo Bön tibetano). Una vez conseguido, el cuerpo entra en una rutina disciplinaria en la que resulta preceptivo abstenerse, durante cierto periodo de tiempo, de comer carne y de mantener relaciones sexuales. De esta forma, el cuerpo es vaciado de su esencia personal e individual, precisamente con el objeto de que el actor esté preparado para la representación, de tal manera que la desaparición transitoria del sí mismo propicia la constitución de una entidad orgánica diferente, abierta a otras influencias o voluntades. En última instancia, se produce el surgimiento de un nuevo cuerpo en el actor, ostentando todas las atribuciones que le identifican como un puro artefacto. Ahora bien, al vaciamiento simbólico-espiritual le sucede sin solución de continuidad una fase complementaria de construcción de una nueva corporalidad que viene a sustituir al organismo real. No resulta extraño inferir de aquí que esta ceremonia, deno- minada Kaiguang –開光– (término de reminiscencias budistas que viene a significar la abertura a la luz o la apertura de los ojos), al igual que ocurre con los rituales de salud donde se adopta con fines curativos la identidad del paciente enfermo, posibilita la emergencia o irradiación del animal o del personaje divino representado en la máscara (estimulada por la liberación de energía o qi –氣–) a partir del cuerpo-artefacto del actor. Esta situación de abertura somática propiciada por la ceremonia Kaiguang no es, ni mucho menos, puntual o simplemente controlada a voluntad por el actor. En el teatro Nuo es un proceso incierto que puede prolongarse durante un día y una noche o, por el contrario, extenderse por espacio de varios días o varias semanas. Para cerrar definitivamente esta operación de metamorfosis interna a nivel espiritual, la representación culmina con una ceremonia de clausura donde el actor atraviesa y recorre el itinerario inverso de cara a que el alma retorne finalmente a su cuerpo8. Contemplado desde esta perspectiva, el ritual Nuo y sus atávicas raíces nos internan en las lejanas prácticas del minchien i-hsūeh o medicina popular del neolítico (tengamos en cuenta, por ejemplo, la modalidad Anhui Nuo –安徽–, donde toda- vía se practica una danza, especialmente en el condado de Guichi –貴池區–, donde los actores Nuo, envueltos en incienso y humo, caminan con zancos y máscaras con el propósito de realizar sacrificios a los antepasados y disipar los males y enfermedades). En aquella época existía una categoría de “intérpretes” o, mejor dicho, “pronosticadores” (chen-jen, 神人) que prestaban cuidadosa atención al clima, al comportamiento de los animales, a las condiciones de los cultivos, a las enfermedades de las personas, etc., y que, además, intervenían en la protección simbólicofisiológica de la colectividad frente a ciertos procesos invasivos de amenazadores espíritus desencarnados (kuei, 鬼) o periódicas tensiones internas entre el alma etérea (hun, 魂) y el alma carnal (p’o, 魄). A finales del tercer milenio, las comunidades tribales se mezclan hasta crear, en el norte de China, unidades culturales de mayor complejidad social. Se trata de una tendencia irreversible que desembocará en la fundación, dentro de la extensa llanura del Río Amarillo (黃河), de lo que bien podría denominarse como la China antigua: a las culturas proto-tunguses le sucede el pueblo Yangshao (仰韶文化) que, a su vez, derivó en la cultura Xia (夏 朝) y, por tanto, en la primera y legendaria dinastía china. Será ésta última la que anteceda a la primera dinastía histórica de China, esto es, a la civilización Shang. Pues bien, aunque entra dentro del terreno de la especulación, parece que estas poblaciones recogieron y adaptaron importantes tradiciones médicas asentadas en las regiones sinotibetanas y uralo-altaicas, dando lugar a los ya conocidos wu. A decir verdad, los wu, que estaban especializados en prácticas cuasi-médicas y ritos mágico-religiosos, fueron los transmisores del corpus sapiencial del animismo neolítico estructurado en torno a una concepción politeísta y polidemónica de la naturaleza. Precisamente, era a través de una interrelación armónica con la naturaleza, mediante prácticas o ritos de interpelación, restitución y ofrendas, como se conseguía el bienestar de la tribu. En este caso, el agente patógeno por antonomasia, si nos atenemos a la mayoría de las referencias Shang, tiene más que ver con la venganza de ancestros infelices9. Así, gran parte de las fiebres, cefaleas y otros achaques eran consecuencia de las funestas maldiciones de los antepasados. De esta manera, todo el esfuerzo de la labor diagnóstica se concentraba en la localización del disgustado ancestro y en la posterior mitigación de su 27 Mayo 2012 La Ratonera / 35 26 dades, y el terrestre, atestado de hombres, fantasmas y espíritus. Digamos, en este mismo orden de cosas, que la tortuga no sólo era una síntesis espacializada de la estructura cosmológica Shang sino que además, tal y como lo demuestra Leon Vandermeersch, representaba, por su inveterada asociación con la longevidad, la totalidad del tiempo7. Pongamos como ejemplo la representación Nuotanxi (儺壇戱), una variante del teatro Nuo que se celebra en la provincia de Guizhou, donde existe un personaje central, un monje (Fawenjingzao –發文敬 竈–), que hace las veces del antiguo chamán al conducir el ritual y mediar entre los dioses y los hombres. Cuando entra en escena, solicita a los dioses y espíritus para que acudan al ritual que está a punto de comenzar. A medida que van descendiendo las entidades celestes se golpean los tambores y los gongs en tres ocasiones, a la vez que se organizan los preparativos para una óptima recepción (se construye un edificio-residencia por parte de los Lilou (立樓) y un puente que pone en comunicación a los dioses con el mundo terrenal, (construido por los Daciao –搭橋–) con el propósito de que las divinidades marciales puedan perseguir y capturar a los demonios. Estos dioses no sólo son figuras Personaje de la Ópera Nuo. insatisfacción, algo que, a lo largo del tiempo, permanece represen- tado a través de la ceremonia del ritual Nuo. comunidad, generen buenas cosechas, propicien la paz y la prosperidad. Como utensilios ceremoniales de la cultura totémica, fueron utilizadas antiguamente por el fangxiangshi (方相氏) para ahuyentar a los espíritus demoniacos. En cualquier caso, la imposición de máscaras, y en esto nada se diferencia de la antigua tradición chamánica, contribuye a reforzar el trabajo expresivo del artista Nuo, intensificado con el baile y ciertos gestos codificados. Pero conviene advertir también que la máscara no sólo es una extensión del intérprete, sino que constituye el recipiente y el lugar prototípico de los personajes divinos, de los poderes elementales interpretados o de los antepasados, y como tales constituyen un objeto de poder sagrado. En otras palabras, la máscara, en la representación teatral Nuo, se erige como el signo f ísico de una transformación e incorporación mágica a través de la cual las entidades, fuerzas o animales se visibilizan en el escenario. Se asiste, entonces, a una emblematización forzosa del conjunto ritualístico-teatral ya que sólo así se posibilita la comprensión de la trama por parte del público. En la genealogía elemental del teatro Nuo se desprende un lenguaje perceptivo que reclama la necesaria visibilidad de todo, que prioriza como un requisito esencial la exigencia de simbolizar a través de las figuras arquetípicas momentos decisivos de la vida social de la comunidad. Esto se inscribe dentro de una actitud arcaica que reclama la presencia del hecho numinoso, del acontecimiento sobrehumano, de la entidad celestial o del animal sagrado, a través de su representación, para integrarlo en la interioridad del ritual, con la consecuente incorporación de sus atributos. Ejemplo paradigmático de ello es la ópera Nuo en Chuxiong (楚雄 市), Yunnan (雲南), donde todos los bailarines pintan sus cuerpos con las marcas características del leopardo, animal de poder por antonomasia (debido a su ferocidad y agilidad) que es considerado como el más adecuado para ahuyentar a los demonios. Aquí el pueblo entero se convierte en un escenario improvisado al conectar los tejados (lugares propicios donde se desenvuelven a placer los “leopardos”) con escaleras y paneles de madera. En el clímax de la danza, los leopardos persiguen a las niñas que observan el espectáculo hasta que les atraen a sus casas, donde les sirven aperitivos previamente elaborados. Los “leopardos”, sin dejar de danzar, comen algunos bocadillos y entran en las habitaciones, cocinas y otros lugares de las casas para disipar los demonios que amenazan a todos los habitantes del pueblo. Comprobamos, en suma, que el teatro Nuo, con sus múltiples variantes, nos da cuenta de un espacio hierofánico en el que palpita la búsqueda del hombre, perenne y siempre inconclusa, por apropiarse simbólica y cognoscitivamente de su circum-mundo (haciendo nuestro el concepto de A. Ghelen), por cimentar un orden de sentido que resguarde al individuo de la incertidumbre y del destino azaroso. Esta interesante deriva, que nos sumerge de modo resuelto en la problemática antropológica por excelencia que ocupa al ser, hace de esta antigua, y todavía viva, modalidad teatral un fenómeno artístico-religioso de gran envergadura y complejidad, un esplendente patrimonio de la cultura popular que ha de ser tenido en consideración cuando transitamos por la fértil tradición escenográfica de China. 29 BIBLIOGRAFÍA Allan, S. The Shape of the Turtle: Myth, Art, and Cosmos in Early China. Albany: State University of New York Press, 1991. Boileau, G. ‘Wu and Shaman’, Bulletin of Oriental and African Studies, University of London, Mayo 2012 La Ratonera / 35 28 No me resisto a terminar este escrito sin añadir un par de observaciones porque, en lo que se refiere a la cosmovisión escenográfica Nuo, queda por comentar algo más acerca de este teatro primitivo que tiene que ver, en este caso, con el valor e importancia de las máscaras que usan los artistas durante el acto popular de representación. Ciertamente, ocultos tras estas máscaras de factura diversa y colorido fastuoso (realizadas, por lo general, de maderas flexibles como el álamo y sauce) los actores se hipostatizan en una alteridad venida de lo más profundo del imaginario colectivo. La capacidad expresiva de estas vistosas caretas constituye, en realidad, el núcleo central de la representación Nuo como acto comunicativo y de cohesión social al hacer presente por medio de sus trazos y signos más reconocibles a los personajes de la trama, ciertas emociones, estados de ánimo, valores morales, animales, historias legendarias, fuerzas primarias de la naturaleza, cualidades específicas, etc. Con todo, el propósito principal de este disfraz identificativo (algo ya se ha dicho en páginas precedentes) está relacionado con la llamada a los dioses benefactores a fin de que éstos expulsen a los malos espíritus, eviten los desastres, mantengan la salud de la ‘Some Observations on the Aesthetics of Primitive Chinese Theatre’, Asian Theatre Journal, Vol. 6, n.º 1 (Spring, 1989), pp. 12-30. Notas Máscara de Ópera Nuo. bridge: Cambrige University Press, 2000. Vandermeersch, L. 1980. Wangdao ou la voie royale: recherches sur l’esprit des institutions de la Chine archaïque. Tomo II: Structures politiques, les rites. Paris: Ecole Française d’ExtrêmeOrient, 1980. Venture, O. ‘La Representation Visuelle dans les Pratiques PyroOsteomantiques de la Chine Archaïque’, en Bray, F.; Dorofeeva- Lichtmann, V. & Métailié (Eds.). Graphics and Text in the Production of Technical Knowledge in China. The Warp and the Wefi. Leiden: Koninklijke Brill, 2007. Wu Keying. ‘Divination as a Form of political Authority in Early China’, 42nd annual Conference of Asian Studies on the Pacific Coast, University of Victoria, 2008. Qiuyu, Y. Dongsheng, H. Wichmann, E. & Richardson, G., 1 Véase al respecto: Shiao-Ling Yu., ‘Sacrifice to the Mountain: A Ritual Performance of the Qiang Minority People in China’, TDR (1988-), Vol. 48, n.º 4 (Winter, 2004), pp. 155-166. 2 Se refiere al capítulo X, denominado Xiang Dang (鄉黨), en el que se dice lo siguiente: 鄉人儺, 朝服而立於阼階。 “Cuando las gentes se reunían en las ceremonias para ahuyentar las influencias pestilentes, Confucio se ponía sus vestidos de corte y permanecía de pie en la escalera del este”. 3 Véase al respecto, Chen Zhi., ‘A Reading of “Nuo” (Mao 301): Some English Translations of the “Book of Songs” Revisited’, Chinese Literature: Essays, Articles, Reviews (CLEAR), Vol. 30 (Dec., 2008), pp. 1-7. En este artículo se analizan los matices interpretativos de las famosas traducciones realizadas por James Legge (1871), Arthur Waley (1937) y Bernhard Karlgren (1946). 4 El adivino que, como representante oficial del rey, dirigía los pormenores de la adivinación. El pronosticador (frecuentemente el rey mismo), que otorgaba interpretaciones sobre las grietas resultantes. Finalmente, el archivista que se dedicaba fundamentalmente al registro del pronóstico. 5 La elección de este animal parece tener relación con consideraciones de tipo práctico y religioso. Por un lado, responde al estatus acordado del animal en el seno de la cultura Shang. Por otro lado, los omóplatos aparecían como el soporte privilegiado de las prácticas mánticas. Presentaban partes planas, como más tarde los plastrones de las tortugas, donde se podían obtener las grietas con relativa facilidad. Huang Yunping. ‘Zhukaigou yizhi shougu de jianding yu yanjiu’. Kaogu xuebao, 4, 1996, p. 534. 6 En este exorcismo se incluye una pieza en la que el sacerdote que preside el ritual persigue y captura a un demonio. El actor que interpreta al demonio, a menudo una artista femenina proveniente de otro pueblo (y que es, por lo tanto, desconocida para la audiencia), se une a las otras mujeres, jóvenes y niñas del público asistente, pretendiendo ser un espectador más. El sacerdote sale del espacio de representación y se dirige al público para cazar al “demonio”, pidiendo a la gente que le ayude a encontrarlo. Con la ayuda de la audiencia, el sacerdote captura al demonio y, entre gritos, lo lleva de vuelta al área de actuación central para su correspondiente castigo. Véase al respecto, Yu Qiuyu, Hu Dongsheng, Elizabeth Wichmann & Gregg Richardson, ‘Some Observations on the Aesthetics of Primitive Chinese Theatre’, Asian Theatre Journal, Vol. 6, n.º 1 (Spring, 1989), p. 21. 7 Vandermeersch, L. Wangdao ou la voie royale: Recherches sur l’esprit des institutions de la Chine archaïque. Paris: École Francaise d’Extreme Orient, 1977 (Vol. I); 1980 (Vol. II). 8 Jo Riley. Chinese Theatre and the Actor in Performance. Cambridge: Cambrige University Press, 2000, pp. 117125. 9 “Las muestras más antiguas que ilustran la concepción sistemática del origen de una enfermedad y de las medidas nacidas de esta concepción para la correspondiente terapia de la enfermedad, nos llevan al centro de la gran cultura de la época Shang. Éstas nos la proporcionan las inscripciones del oráculo encontradas en caparazones de tortugas y huesos de animales que van desde el s. XI hasta el s. VIII a. C. Según estas inscripciones, el malestar corporal así como toda otra forma de sufrimiento tanto individual como colectivo (malas cosechas, invasiones de enemigos y guerras), eran provocados por los antepasados, los cuales vigilaban el acatamiento de las normas por parte de los vivos. Las inscripciones del oráculo dirigen a los antepasados preguntas sobre las razones del infortunio y sobre los tipos de expiación correspondientes (oraciones, sacrificios, etc.). El sacerdote del oráculo perforaba los huesos y los caparazones haciéndoles diferentes agujeros y arrojándolos al fuego, para luego interpretar la respuesta a la pregunta según las grietas resultantes”. Kuriyama, S. La expresividad del cuerpo y la divergencia de la medicina griega y china. Madrid: Siruela, 2005, p. 29. (EuskadiAsia / www.euskadiasia.com) 31 Mayo 2012 La Ratonera / 35 30 Vol. 5, n.º 2, 2002, pp. 350-378. Chen Zhi., ‘A Reading of “Nuo” (Mao 301): Some English Translations of the “Book of Songs” Revisited’. Chinese Literature: Essays, Articles, Reviews (CLEAR), Vol. 30 (Dec., 2008), pp. 1-7. Childs-Johnson, E. ‘The ghost head mask and metamorphic Shang imagery’, Early China, n.º 20, 1995. Chongqing, H. Lusheng, C. & Schechner, R., ‘Nuo Theatre in Guizhou Province’, TDR (1988-), Vol. 33, n.º 3 (Autumn, 1989), pp. 113-121. Hopkins, L. 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Poca cosa más hay al respecto. Por esto, muchas siguen siendo aún las lagunas para el lector en nuestra lengua que decida adentrarse en el fascinante mundo de la dramaturgia de dicho país asiático. Y, si son necesarios todavía los estudios que sirvan de introducción a dichas artes, no hablemos de estudios específicos; no hablemos ya de la nula bibliograf ía en español hecha sobre aspectos tales como el interesante uso del maquillaje facial en la Ópera de Pekín, del medio escénico que la alberga, de la composición de su orquesta, etc. Precisamente, el artículo que ahora nos ocupa tratará de pre- sentar al lector una verdadera joya artística, creada al hilo del tremendo éxito que consiguió en relativamente poco tiempo esta forma dramática. Se trata de un libro de ilustraciones en el que se encuentran recogidos los principales caracteres que aparecen, a su vez, en las piezas teatrales más famosas: el Álbum de maquillajes faciales de la Ópera de Pekín de la Oficina de la Gran Paz, o, en su idioma original, 升平署脸谱. el álbum de maquillajes faciales de la ópera de Pekín de la oficina de la gran paz. aproximación histórica y artística Se trata dicha publicación de un libro muy ricamente elaborado, con pastas guarnecidas en seda brocada mostrando motivos florales en colores como el carmín, el verde o el azul tenue, todo esto sobre un fondo dorado de formas geométricas, lo que nos indica que dicha obra de arte estaba destinada a alguna personalidad de alto rango. Las pinturas allí recogidas se realizaron usando la seda como soporte, una técnica que ya habían hecho famosa, entre otros, pintores como Kuo Xi (¿960?-¿1127?), quienes, antes de la invención y difusión del papel, emplearon dicho material a manera de lienzo. En efecto, por el fino acabado que presenta la pieza en cuestión, algunos especialistas han considerado que el autor habría sido algún pintor perteneciente a la corte del emperador Tong- 33 Mayo 2012 La Ratonera / 35 32 introducción Como ya he dicho en otros trabajos1 en los que me refería al teatro clásico de Extremo Oriente, a la vista de lo publicado en nuestro idioma, parece que tan sólo Japón ha sabido encontrar un lugar propio entre los anaqueles de las librerías españolas. Algunos esfuerzos dispersos se han hecho, empero, con el teatro tradicional chino, como el destacable volumen al cuidado de la profesora de la Universidad de Granada Alicia Relinque Eleta2, en el que se traducían y estudiaban tres piezas de su repertorio tradicional; dos o tres artículos más han aparecido en alguna que otra revista y, en el ámbito eminentemente académico, encomiable e innovadora resultó la tesis doctoral elaborada en la Universitat Rovira i Virgili de Barcelona por Maria Dolors García-Borrón Martínez3. A todo esto añadiremos un artículo seminal dedicado al teatro chino contemporáneo, firmado por la profesora y traductora Marcela de Zhu Wen, personaje del Álbum de maquillajes faciales de la Ópera de Pekín. zhi (1856–1875), noveno miembro de la dinastía Qing y gran entusiasta de dicha forma escénica. Consecuentemente, será bajo el reinado de Tongzhi y de su sucesor, el emperador Guangxu (1873-1908), cuando cuatro escuelas teatrales, provenientes todas del sur del país, coincidan en Pekín para una importante muestra de su arte, y allí, aprovechando dicha confluencia, se unieron para dar lugar a lo que hoy conocemos como Ópera de la corona– en la Biblioteca Nacional de China. En lo que al acabado artístico se refiere, hemos de decir que el soporte de todas las pinturas vuelve a ser la seda, de la mejor calidad, la más refinada. Por lo que respecta a los pigmentos, los análisis han demostrado que son colores de base natural, muy caros, realizados a partir de los ingredientes más costosos del momento, entre los que destacan varios colorantes hechos con polvos de metal, muy dif íciles de encontrar y, consecuentemente, muy preciosos. Lo que este álbum encierra es una hermosa antología de los personajes más famosos de la Ópera de Pekín, una completa compilación que no se limita a una sola tipología, puesto que se reúnen allí personajes femeninos y masculinos, cortesanos y guerreros, mortales y dioses… Precisamente, comenzaremos a desglosar esta nómina de personajes por quien sin duda está considerado como uno de los personajes más queridos, no sólo en la tradición de la Ópera de Pekín, sino de toda la literatura china en general, me estoy refiriendo a Sun Wukong, el mítico rey de los monos. Sun Wukong es el protagonista de varias piezas teatrales, una de ellas es la famosa Tres ataques 35 Uno de los personajes más populares de la Ópera de Pekín: Sun Wukong, el rey de los monos. contra el Demonio de Huesos Blancos, como otras, sacadas de la imponente novela Peregrinación al Oeste, en donde el fabuloso simio parte hacia el oeste en busca de las sagradas escrituras budistas. La ilustración de dicho personaje que aparece en el álbum es de un excelso detallismo: se cuidan al dedillo los rasgos que lo definen, al igual que sus colores, etc. Tal vez lo más destacable sea que su autor ha incluido la vara Mayo 2012 La Ratonera / 35 34 Pekín, un espectáculo en el que se mezclan la interpretación, el declamado, la danza, la música o las artes marciales con gracia y maestría. También en esas fechas se establece la denominada Oficina de la Gran Paz, encargada de administrar las compañías teatrales y de programar sus representaciones. En muy poco tiempo, dicho entretenimiento se convirtió en el favorito de los nobles y los cortesanos, que veían en cada pieza la revivificación de los antiguos hechos mitológicos, las hazañas de los antiguos generales y la valentía de los más preclaros héroes y heroínas de China. Un espectáculo colorista y lleno de acción desde el primer momento hasta el último, equiparable en algunos aspectos con el arrebatador Kabuki japonés. El libro en cuestión5 no es una obra teórica o contiene texto alguno, salvo el nombre del personaje que aparece dibujado en cada página. Es, como digo, una compilación de los personajes de las obras más conocidas y aplaudidas del momento, que pudo ser un objeto artístico pensado para el deleite personal del emperador o de alguien importante en la corte de Pekín, a sazón, la ciudad donde se conformó y desarrolló dicha variedad escénica. Actualmente se guarda –como joya de La Ratonera / 35 36 mágica que crece o encoge según la voluntad de su dueño y el maquillaje facial tan característico, en forma de melocotón invertido sobre su rostro (una fruta que, según la tradición china, concedía la inmortalidad a quien lo comiese). Del mismo modo, apartándonos de la tradición mitológica, entre las páginas de este libro hay espacio para los grandes generales del pasado, aquéllos que obraron grandes logros y que inspiraron canciones y poemas. Uno de los mejores ejemplos es el general Guan Yu, cuyas gestas aparecen recogidas en el relato Romance de los Tres Reinos, escrito por Luo Guanzhong durante el siglo XIV. Guan Yu fue conocido como “El dios de la guerra”, y en vida dio grandes muestras de sus dotes de mando, tanto en lo militar como en lo civil. En el Álbum de maquillajes faciales de la Ópera de Pekín de la Oficina de la Gran Paz aparece ataviado con su acostumbrada túnica color verde turquesa, su espada al cinto6 y su rostro pintado de color rojo con algunos toques leves de negro y de blanco en la zona de los ojos. Como signo de su sabiduría, en la ilustración lleva una larguísima barba negra. Del mismo modo, no podemos dejar pasar por alto que en la iconograf ía de estos personajes castrenses encontramos elementos de dif ícil comprensión para los occidentales, tales como los banderines que cuelgan en las espaldas de los actores, lo que quiere significar el número de batallones que dicho personaje tiene a su mando; o las largar plumas de faisán en sus tocados, que remarcarían el estatus alto de su portador. Un distintivo que, por otra parte, servía para adornar tanto a hombres como a mujeres de armas, como sucede en la trepidante obra titulada Las generalas de la familia Yang, inspiradas por una novela homónima fechada en la dinastía Ming (1368-1644) y en la que las mujeres ocupan bravamente el lugar de los hombres a la cabeza del ejército contra los soldados de la dinastía Xia del Oeste. Fuera del campo de batalla, también hay espacio en dicho libro para algunos roles de funcionarios de proba moral, tales como médicos, funcionarios o cionarios prevaricadores y corruptos, aquéllos que no ansían sino medrar, cueste lo que cueste. Uno de los personajes más frecuentes en los escenarios de la Ópera de Pekín es el astuto ministro Cao Cao, un personaje que vivió entre los años 155 y 220 d.C. y que, aunque en el citado Romance de los Tres Reinos se le retrate como cruel y despiadado, parece que en la vida real fue un hábil político, justo, comedido y amante de las letras7. Sin embargo, en piezas como La captura y liberación de Cao Cao aparece como un hombre malvado, sin escrúpulos, con el rostro maquillado completamente de blanco salvo algunas marcas de expresión, lo que simboliza la desconfianza y la malicia que debe suscitar dicho personaje en el espectador. Frontalmente opuestos a estos personajes corruptos, anhelantes de altos cargos públicos, están los ch´ou o bufones, que también están presentes en Álbum de maquillajes faciales de la Ópera de Pekín de la Oficina de la Gran Paz; son, por lo general, personajes queridos por los espectadores, que nos hacen sonreír con sus gestos exagerados y sus equívocos y dobles sentidos al hablar. El maquillaje de estos personajes suele consistir en un círculo de maquillaje blanco en la zona de los ojos y de la boca que, en algunas ocasiones, puede acompañarse de alguna línea negra en la parte superior de la nariz o en el entrecejo; por este motivo, al ch´ou también se le conoce como xiao hua lian (lit.: cara parcialmente pintada). En la obra que aquí comentamos aparecen retratados varios de estos personajes cómicos, pertenecientes a diferentes obras teatrales, mas coincidiendo en el descrito maquillaje facial. Como sucede con el resto de roles, los ch´ou pueden ser jóvenes o ancianos, por lo que pueden estar caracterizados sin barbas, con barbas negras o blancas. En ciertas piezas, incluso, estos personajes llegan a ostentar algún cargo burocrático de bajo rango, como ocurre con Bai Shizhong, uno de los protagonistas de El pabellón con vistas al río (basada en una obra anterior de la dinastía Yuan), en donde el cómico se revela, además, como un hombre juicioso, capaz de discernir el bien del mal y dotado de una profunda necesidad del deber. Para el final del artículo hemos dejado al grupo de las mujeres, aunque hayamos hecho ya alguna breve alusión a algunas de ellas. Por lo general, las féminas que aparecen en la Ópera de Pekín son personajes de armas tomar, aguerridas, valientes y con 37 Mayo 2012 Personajes del Álbum de maquillajes faciales de la Ópera de Pekín de la Oficina de la Gran Paz. ministros. Un ejemplo notable de este grupo es el médico rural Cheng Ying, de la celebérrima obra El huérfano de la familia Zhao, inspirada en varios relatos históricos de época Han del Oeste y que llegó a influir en algunos autores occidentales, como el francés Voltaire. Otro de estos personajes es el erudito Zhu Maichen, que protagoniza una moralizante pieza: El agua vertida ante un corcel; en ella, dicho sabio vive ganándose la vida como leñador mientras lee y prepara su examen para conseguir un puesto en la burocracia del país. Harta de esta miserable situación, su esposa, la señora Cui, opta por pedirle el divorcio, a lo que finalmente accede Zhu, para marchar luego junto al próspero carpintero Zhang. Luego de estudiar con ahínco, Zhu conseguirá un buen puesto en la administración, una gran casa, sirvientes, etc. Entonces, Cui decide abandonar al carpintero y suplicar a su antiguo esposo que vuelva con ella, pero él, guardando la serenidad, responde diciendo que si es capaz de volver a llenar un cazo de agua luego de que ésta sea derramada en la tierra volverá con él. No hará falta recalcar que es una obra en la que se premia el tesón y la constancia y se castiga la volubilidad y la traición. En otro lado tenemos a los fun- La Ratonera / 35 Escena de Adiós a mi concubina, muy conocida pieza de la Ópera de Pekín. capacidad para el liderazgo. Varias son las heroínas que aparecen en el álbum, jóvenes y ancianas, sacadas de obras muy famosas, fácilmente reconocibles para el auditorio, con un maquillaje más sencillo –sólo en apariencia– para el espectador, pero que oculta los rasgos del hombre que encarna a estas heroínas (ya que la forma tradicional veda la presencia de la mujer), por esto, habrá que disimular los mentones y las mandíbulas prominentes y acentuar la magia de los ojos rasgados, misteriosamente perfilados y complementados con unas mejillas apenas insinuadas empleando los colores pastel. Tal vez la protagonista femenina más famosa de la Ópera de Pekín sea la bella y elocuente concubina de la obra nacida de varias crónicas historiográficas Adiós, mi concubina. Aquí, la acción tiene lugar en mitad de una cruenta batalla, en la que Xiang Xu, caudillo del reino de Chu, pierde a muchos de sus hombres y sólo se ve reconfortado por las palabras de su amada Yu Ji, quien canta y danza para él antes de que el general, ante tan ignominiosa los nuevos investigadores o los traductores pongan sus ojos en este antiguo arte escénico. Con toda seguridad, ellos mismos y sus futuros lectores se verán muy gratamente sorprendidos. bibliografía8 CID LUCAS, Fernando, “Una aproximación semiótica al maquillaje de la Ópera de Pekín: cuando el lenguaje se torna color”, La Ortiga, n.º 102-104, 2010, pp. 85-95. MACKERRAS, Colin, Chinese theater: from its origins to the present day, Honolulu, Hawaii University Press, 1983. RELINQUE ELETA, Alicia, “La otra literatura en China, el teatro Yuan”, Quimera: Revista de literatura, n.º 224-225, 2003, pp. 19-23. RURU, Li, The soul of the Pekín Opera. 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La injusticia contra Dou E, El huérfano del clan de los Zhao, Historia del ala oeste, Madrid, Gredos, 2002. 3 GARCÍA-BORRÓN MARTÍNEZ, Maria Dolors, Introdución a la historia de las artes del espectáculo en China (tesis inédita dirigida por Ricard Salvat Ferré), Barcelona, Universitat Rovira i Virgili, 2003. 4 DE JUAN, Marcela, “El teatro chino moderno”, Revista de la Universidad Complutense, n.º 114, 1978, pp. 263-282. 5 Que cuenta con unas dimensiones de 33,1 x 48 centímetros. 6 En otras ilustraciones es usual verle blandiendo la alabarda china o yanyue-dao, arma que, según la tradición, inventó el propio Guan Yu. 7 Él mismo ha pasado a la historia como excelso poeta. Una de sus composiciones más afamadas es el poema titulado Aunque la tortuga tenga una larga vida. 8 Recojo en este apartado tan sólo los títulos que no aparecen ya en las pertinentes notas al texto del ensayo. 39 Mayo 2012 38 derrota, decida suicidarse cortándose la garganta. Doncella virtuosa donde las haya es Xue Xiangling, de la obra La bolsa de brocado, escrita sobre un viejo cuento del folclore chino en donde esta joven, descendiente de una adinerada familia, cuando va de camino a concertar su matrimonio, coincide con otra joven prometida, que llora y se avergüenza por su exigua dote. Conmovida, Xue decide compartir sus regalos, lo que la muchacha agradece de corazón. Los años pasan y la familia de Xue pierde sus riquezas, ella tiene que trabajar, incluso, como sirvienta en la casa de una familia bien situada que, –¡oh, fuerza del destino!–, no será sino la de aquella doncella humildísima a quien ayudó años atrás. Cuando ésta la reconoce, la toma inmediatamente a ella y a su familia bajo su protección y las dos familias pasarán el resto de sus días felices. Finalizo ya, añadiendo que a lo largo de las cuarenta y seis ilustraciones de un delicado acabado que conforman el álbum apreciamos una obra de arte en donde teatro y pintura confluyen armoniosamente, lo mismo que todos y cada uno de los ingredientes que constituyen la Ópera de Pekín. Pero esta exposición apenas si llega a ser la punta de un iceberg de magnitudes incalculables. Ojalá Dos notas sobre sendas manifestaciones escénicas chinas La danza del dragón y la ópera Adiós a mi concubina Para Julio Mogollón, en agradecimiento. I. La Ratonera / 35 40 Se ha escrito ya en otros sitios sobre la antigua Danza del León china1; así, que resulta de rigor escribir ahora sobre otra danza famosa del mismo país, nos estamos refiriendo a la Danza del Dragón, seña de identidad china como pocas y famosa tanto dentro como fuera del país. Su origen tiene lugar durante la Dinastía Han (202 a.C.-220 d.C.), cuando el imperio vivirá un florecimiento de todas sus artes. La Danza del Dragón se ejecutó por manos de agricultores y mercaderes, que la empleaban para llevar la bonanza hasta sus campos y hogares. Como decimos, la Danza del Dragón, como su compañera y otras tantas otras, tiene fines propiciatorios dentro del pensamiento religioso-folclórico chino, aunque, en nuestros días, sobre todo se encuentre relegada a las esplendorosas celebracio- nes del Año Nuevo Chino, cuando se pueden ver muy elaborados dragones recorriendo las calles de ciudades y pueblos de todo el país asiático o por las de ciudades donde la comunidad china tiene una gran presencia, como las del Chinatown de San Francisco (EE. UU.) o el de Montreal (Canadá). El dragón es un animal que representa la dignidad y la majestuosidad en el imaginario chino, es portador de bondades y amigo de los hombres, habita tanto en los cielos como en los mares y se cuenta que nacen cuando las grandes montañas están en calma absoluta; incluso, se creía que los emperadores chinos podían nacer con la forma de este animal y cambiar luego a forma humana. En la Danza del Dragón, los bailarines imitan los ademanes sinuosos del animal, con bellos movimientos muy sincronizados, acompañados siempre por la música de diferentes instrumentos musicales que le van marcando el paso. Veremos cómo la Danza del Dragón es siempre un despliegue de color y de fantasía. Los dragones –realizados en diferentes telas y adornados con lentejuelas, pompones, etc.– llegan a alcanzar hasta treinta metros de longitud y sus vistosos colores inundan las calles. También es frecuente ver danzar a más de un dragón, entrelazándose, bailando o jugando entre ellos, lo que resulta todo un espectáculo para el público allí congregado. Cada dragón es manipulado por una compañía diferente, y dentro de esta compañía existen, del mismo modo, diferentes estamentos. Los más expertos son los encargados de manejar la cabeza (articulación de ojos, boca, etc.) del animal mitológico, que llega a pesar hasta quince kilos, mientras que los aprendices se sitúan en el cuerpo o en la cola, aunque suelen estar acompañados por alguien de más edad para darles las indicaciones pertinentes. En algunos casos, son necesarias hasta veinte personas para manejar el dragón, que casi siempre pertenece a una comunidad de vecinos o a una barriada en concreto, y es ésta la que paga los gastos de la compañía, así como las reparaciones o la adquisición de nuevos instrumentos musicales o los trajes para los operarios 41 Dragón de paja, como los que tradicionalmente danzaban para celebrar la cosecha (Dongguan, costa suroriental de China). y los músicos. Durante todo el año, estas compañías se entrenan casi a diario para que el día de la representación todo salga correctamente y sin contratiempos. El éxito de la compañía será, pues, motivo de alegría de todo el vecindario, ya que el dragón también les perte- nece y les representa en tan señalada jornada. Para finalizar la reseña a esta danza, nos gustaría señalar que el manejo del dragón (más allá de su significado eminentemente folclórico) se ha visto como ejemplo de compañerismo y de trabajo en equipo, ya que para que los movimientos del animal sean los correctos se necesita de la compenetración y del trabajo conjunto de todos y cada uno de los integrantes de la compañía. Mayores y jóvenes, hombres y mujeres, se unen para que esta centenaria danza no pierda ni un ápice de su continuado esplendor. Mayo 2012 Fernando Cid Lucas Irene Criado López El actor Mei Lanfang en un papel femenino (dan). Foto datada entre 1920 y 1929. Cortesía del Archivo Digital del Teatro Chino de California. La Ratonera / 35 II. También ahora que el lector, a estas alturas del monográfico, se ha habituado un tanto a la particular poética de las artes escénicas chinas, puede tener una idea más clara de lo que es la denominada Ópera de Pekín; nos permitimos, pues, la licencia de incluir en estas páginas algunos de sus argumentos más famosos, aquellos que la han hecho grande entre los géneros teatrales de China. Una de las historias que más ha emocionado al auditorio, durante siglos y siglos, ha sido la titulada: Bà wáng Bié Jī (literalmente: El gran señor abandona a su concubina), conocida en español como Adiós a mi concubina. La historia que cuenta es muy antigua, está ya recogida por el gran historiador chino Su Ma-Ch´ien hacia el s. I d.C. en su libro Sucesos históricos. Aquí se nos cuenta cómo, bajo la dinastía Quin (a la tras la hermosa danza –y tras un momento de fugaz alegría– el corazón del general vuelve a ensombrecerse con el pensamiento de que en breve perderá todo, también a la mujer que tanto ama, y es esto lo que más le entristece. En un último acto de valentía, Yu reúne a sus escasas tropas y se lanza contra el enemigo. Esta decisión desesperada hace que la concubina piense que el único camino a seguir será el del suicidio, ya que teme lo que el general Pang o sus hombres hagan con ella; así, con una de las espadas con las que antes realizó su danza ante el general, se cortará la garganta. Como decíamos, esta obra se puso de moda gracias a la brillante actualización que realizó Mei Lanfang en 1921, que la revisó una y otra vez durante años, haciendo especialmente famoso el personaje de la concubina, dándole una profundidad expresiva que servirá de modelo a otros actores especializados en encarnar los papeles femeninos (dan) posteriores a él. Desde luego que también ayudó a acrecentar su fama en Occidente la edición en distintos idiomas (entre ellos el español) de la novela homónima de Lilian Lee, donde se narraba la vida interior de los actores de la Ópera de Pekín durante los convulsos años de la ocupación japonesa, que origi- Fotograma de la película Adiós a mi concubina. naron la Segunda Guerra SinoJaponesa (1937-1945), teniendo como leitmotiv la obra en cuestión y a los intérpretes de la concubina y del general, en una historia de amistad a través de más de cincuenta años. Adaptada luego para la gran pantalla por el director Chen Kaige en 1993, obtuvo dos nominaciones a los premios Oscar y dos galardones en el festival de Cannes el mismo año de su estreno. FU, Jin, Chinese Theatre, Cambridge, Cambridge University Press, 2010. MACKERRAS, Colin, Chinese Theatre: From Its Origins to the Present Day, Honolulu, University of Hawaii Press, 1983. RILEY, Jo, Chinese Theatre and the Actor Performance, Cambridge, Cambridge University Press, 1997. Bibliografía CHEN, Jack, The Chinese Theatre, London, D. Dobson, 1949. lliam C., Chinese Lion Dance Explained, Ars Ceramica with Chinese Performing Arts Foundation, 1995. Notas 1 Véase para esto el libro de: HU, Wi- 43 Mayo 2012 42 sazón, unificadora de China), dos grandes señores de la guerra del mismo bando, Liu Pang y Hsiang Yu, tras una calma tensa, se vuelven el uno contra el otro. La obra, aunque estructurada en un solo acto, está llena de emoción y logra mantener al público en vilo, sin aburrirse un momento. Tal vez por este motivo haya sido la favorita de las compañías chinas profesionales que la han representado por el extranjero. La acción comienza en el interior de la tienda del general Yu, que, ante la noticia de que las tropas del codicioso Pang avanzan, cercándole a él y a los suyos, se siente desolado y comienza a cantar la célebre aria: Antes, mi fuerza movía montañas, mi espíritu dominaba el mundo. Ahora todo conjura en mi contra. Amada mía, ¿qué puedo hacer? Para animarle llegará su hermosa concubina que, primero con palabras y luego con una bellísima danza con dos espadas, intenta infundirle ánimos y valor otra vez. Tenemos que indicar que este número danzado fue hecho famoso por el reconocido actor Mei Lanfang (1894-1961), quien lo consideraba la parte central de la pieza y quien lo ejecutó muchas veces, de forma aislada, incluso, cuando se le invitó a actuar ante personalidades chinas o extranjeras. Volviendo otra vez a la obra, El teatro chino en la Argentina Perla Zayas de Lima CONICET, Argentina La Ratonera / 35 44 En el año 2006 tuve la oportunidad de publicar en Cuadernos del Catay (Anuario de la Universidad de Fu Jen, Taiwán, Taipei) el artículo “La percepción del mundo chino en la pedagogía y la praxis del teatro argentino contemporáneo”. Allí se describía y analizaba, por una parte, la presencia cada vez más fuerte del universo cultural chino en la Argentina. Un hecho incontrastable es que desde hace algunas décadas China ha comenzado a ser ‘visible’ en la Argentina (y en especial en Buenos Aires) por la llegada y la radicación de un importante número de inmigrantes taiwaneses que se sumaron a los primitivos chinos continentales arribados a mediados del siglo XX. La celebración del Año Nuevo Chino en un prestigioso barrio de nuestra capital, como Belgrano, reúne a un gran número de habitantes locales y la calle Arribeños convoca cada fin de semana a consumir comidas típicas y adquirir objetos traídos desde la isla, al tiempo que se invita a gozar de los beneficios de la medicina tradicional china y el feng-shui, o la práctica de las artes marciales. Asimismo, en el campo de las artes del espectáculo, casi todos los años las películas de realizadores taiwaneses son exhibidas en cines de arte y comerciales, y arriban del continente acróbatas del Circo de Pekín y compañías de Ópera de Pekín1. Junto a estos datos, otros menos auspiciosos, porque lo que parecía asegurar un diálogo intercultural genuino, en realidad, no alcanzaba una integración genuina. La creciente visibilidad venía acompañada de exotismo, es decir, de una alteridad que refuerza la construcción de lo “otro”, y si bien la sociedad receptora no maltrataba ni estigmatizaba a los inmigrantes chinos, como producto del desconocimiento, en el ámbito de la conversación informal de las clases menos instruidas, la desconfianza y la desvalorización continuaban haciéndose presente. A partir siglo XIX la llegada de chinos en un número considerable comienza a registrarse en distintos países americanos, sobre todo en Panamá, a raíz de la construcción del Canal, hecho que ha sido ampliamente documentado2. También fueron estudiados exhaustivamente los procesos interculturales verificados por distintos y calificados investigadores de la UNAM en México, país en el que la enseñanza del idioma chino reviste un especial interés, tal como sucede en Cuba. En este siglo XXI, los intercambios en diferentes campos artísticos (artes escénicas, artes plásticas) entre Guatemala, República Dominicana y Honduras con Taiwán revelan interesantes puntos de contacto: coincidencias de la cultura maya y la china en el uso de jade, ritmos y coreografías de danzas folklóricas y aborígenes. Una situación peculiar ofrece la literatura, ya que el acceso se realiza en la gran mayoría de los casos a partir de una mediación: la traducción. Como “un café colado por tercera vez”, poetas y narradores latinoamericanos traducen textos chinos a partir de otros idiomas (inglés, alemán, francés o italiano), al tiempo que desconocen la lengua original. Fue el Dr. José Ramón Álvarez quien advirtió la paradoja de traducir poesía china, sin saber chino, a partir de los textos ofrecidos por el poeta colombiano Guillermo Valencia y su par mexicano, Octavio Paz.3 La literatura de viajeros es ilustrativa de lo “incomprensible” que resulta no sólo China, sino todo el oriente para el considerado “occidental”, y en particular el europeo. En un libro publicado hace ya más de una década con Manuel Bayo (y al que nos referimos más adelante), señalamos –en coincidencia con Michel Loewe4– cómo los europeos veían en China lo que querían ver y en consecuencia, sólo podían dar una visión deformada y /o mutilada de la realidad. Alfred Weber, que ubicaba a China, junto con India entre las altas culturas primarias, reconocía “cuán alejados están para nosotros los resultados de su concepción y explicación del mundo; de cómo éstas se encuentran configuradas de tal manera que vienen a ser de muy difícil comprensión para nosotros los occidentales (1980, 44)”.5 La postura entre los escritores latinoamericanos posee un matiz diferente: más que enfocar las diferencias el punto de vista se concentra en descubrir similitudes. Esto puede apreciarse en textos de viajeros bolivianos, quienes encontraron con China significativas relaciones, sobre todo en lo que se refiere a ciertos procesos históricos. Así Mario Tórrez Calleja6 elaboró en los años 60 un Construcción del Ferrocarril de Panamá, donde la Panama Railroad Company empleó al primer grupo de trabajadores chinos llegados a este país, en 1895. ensayo a partir de un esquema de similitudes y divergencias entre la revolución china y la boliviana, deteniéndose específicamente en los sucesos que tuvieron lugar en Bolivia a partir de 1952 y el maoísmo. Por su parte, Alfredo Franco Guachallo7, dirigente del MNR quien en 1985 recorre desde Pekín hasta Shanghai. Además de analizar los procesos históricos allí acaecidos, analiza la influencia que la revolución china ejerció sobre los revolucionarios bolivianos y propone incentivar lazos. (Tal como lo señala el prologuista Carlos Ponce Sanginés, en enero de 1986 se funda en La Paz, el centro de Amistad boliviano-chino). Pocos autores argentinos han ofrecido textos / puentes que unan la Argentina y China y que hayan alcanzado una significativa difusión (una excepción: “La viuda Ching, pirata” relato borgiano incluido en Historia universal de la infamia en 1935). La antología de Rodolfo Modern El libro del señor de Wu (1980) es la primera realizada en idioma castellano. Está dirigida al lector “culto” –no al especialista– y la compilación realizada busca “que surja ante su sensibilidad, como un pergamino iluminado, una descripción no del todo indiferente acerca de un ser humano y sus obras que de alguna manera, es nuestro pariente (el 45 Mayo 2012 Una mirada “entre culturas” Desde el mismo título, Viaje nada secreto al país de los misterios: China extraña y clara (Buenos Aires, 1984) de Bernardo Kordon, nos marca la necesidad y la posibilidad de una rearticulación fluida de ciertos esquemas binarios: occidente/oriente, centro/periferia, identidad/alteridad, hegemónico/subalterno. Antes, en su estudio El teatro tradicional chino (Buenos Aires, Siglo XX, 1959) se había extendido sobre las características propias del chino apuntando a difundir ciertas vías de acceso para su comprensión. Héctor Tocagni, reconoce que la mirada mutilada del extranjero suele derivar en una construcción distorsionada de la realidad e intenta revertir esta situación, en China, un mito del Occidente (Buenos Aires, Albatros, 1975) en la que describe y analiza diversos tópicos como cocina, acupuntura, música, pintura y filosofía, pero no menciona el teatro. Finalmente, China-Occidente. Interculturalismo y teatro, escrito por un europeo radicado en China (Manuel Bayo) y una sudamericana residente en Buenos Aires (Perla Zayas de Lima), se abre hacia un amplio espectro de cuestiones que trascienden lo exclusivamente teatral: los límites de la comparatística, los beneficios de repensar y redefinir conceptos como hibridación, la identidad como búsqueda y como configuración, las conflictivas relaciones entre cultura hegemónica y la cultura subalterna, la recuperación y representación de la memoria, la imbricación de teatro, política y sociedad.9 El interés por China, se incrementa de manera exponencial a fines del siglo XX y continúa en el presente. En nuestro país, publicaciones como Dang Dai que se interesan por promover intercambios culturales, instituciones como la Asociación Argentina de Traductores y Profesores de Idioma Chino, la Asociación ALAADA, o “Asia y Argentina”, organismo privado orientado a incrementar relaciones comerciales y turísticas. En Latinoamérica, los numerosos encuentros académicos internacionales convocados por instituciones de México y Brasil. Resta, empero, un campo no trabajado en profundidad: el teatro. Y a contribuir en este aspecto apuntan las líneas siguientes. 2. el teatro chino en la argentina Para analizar de qué manera el mundo cultural chino es incorporado en la producción escénica nacional, cuáles son sus parámetros de lectura, si se puede hablar de “influencia”, de aporte, o de coincidencia tomaremos en cuenta diversos campos: el de la 47 El Rey Mono en Peregrinación al Oeste (foto de eviltomthai en Flickr). enseñanza de la historia del teatro chino, la incorporación de técnicas en el entrenamiento de actores y producción de espectáculos, la dramaturgia que incorpora personajes chinos. Para la mayoría de nuestros espectadores el teatro clásico chino continúa siendo un enigma y no sólo por la barrera lingüística10. El pacto de lectura que permite el funcionamiento de toda actividad teatral se ve limitado por un numeroso conjunto de convenciones altamente codificadas. Resulta significativo que en ocasión de la presentación de la Compañía Nacional de la Ópera de Pekín en el Teatro Nacional Cervantes, la oficina de prensa distribuyera a los críticos de los medios, las cuatro hojas con información “básica” para “enten- der” el espectáculo (el parlamento y canto, la simbología en la interpretación, el vestuario, los personajes, el maquillaje y la música). El repertorio del teatro clásico chino difundido en nuestro país se reduce a La historia de los tres reinos y Peregrinación hacia el Oeste, fragmento de romances que recrean momentos históricos que exaltan valores como la lealtad y el heroís- Mayo 2012 La Ratonera / 35 46 subrayado es nuestro)8 . El ensayo Oriente, de Jorge Max Rohde (1933) conforma un hito dentro del panorama de este género en nuestro país y en Latinoamérica. Allí relata sus viajes realizados entre 1926 y 1931, y describe a China como un lugar lleno de contradicciones y de misterios, pero reconoce que los hallazgos técnicos y artísticos allí generados no dejan de subyugar a los extranjeros, desde que el paso de Nankow fue atravesado. Pero lo informativo es permanentemente atravesado por una visión que busca comprender lo otro desde el punto de vista “del otro”. Desde mediados del siglo XX se intensifica el interés por China con las traducciones al español de, Los chinos son así, de Carl Crow (Buenos Aires, Espasa Calpe, 1944), China, Historia de las ideas y del periodismo, de Lin Yu tang (Buenos Aires, Ediciones L.A.C., 1947), Ricci descubre China, de Vincent Cronin (Buenos Aires, Carlos Lohlé, 1951) y Claves para China, de Claude Roy (Buenos Aires, Lautaro, 1956), textos que dan cuenta de un viraje en la visión occidental sobre el país asiático. En una línea de interpretación positiva, la obra del estudioso mejicano Vicente Lombardo Toledano, Diario de un viaje a la China Nueva, (México, Ediciones Futuro, 1950), también tiene una amplia difusión en nuestro país. ello contribuye a anular (o, al menos, neutralizar) en el espectador, una incomprensión fundamental respecto del mundo chino, que no es sólo ni fundamentalmente lingüístico, tal como lo señala de modo esclarecedor el investigador español José Ramón Álvarez, y que se refiere a una diferente concepción de la relaciones entre el hombre y el mundo, la felicidad en el presente y en el más allá, la palabra y el concepto, el ser y el no-ser, el pensamiento racional y las emociones.11 2.1 la enseñanza de la historia del teatro chino y la práctica escénica La enseñanza del teatro clásico chino tradicional, junto con el teatro japonés y el hindú, forman parte de los curricula de Historia del Teatro Universal en las carreras de Escenografía y de Actuación del Instituto Nacional del Arte. Especialmente en el caso de China, esto implica una tarea ciclópea por varias razones: en pocas semanas, los alumnos tienen que superar el obstáculo de una lengua fatalmente “mal traducida”, un contexto lleno de contradicciones y misterios y, sobre todo, deben incorporar un concepto de teatro que les es ajeno. Se deben abandonar los criterios valorativos occidentales como el de originalidad y privilegiar el de perfección y entender el por qué se privilegia el entrenamiento por sobre el ensayo. ¿Si nunca (o difícilmente) voy a montar una ópera china, cuál es el sentido de internarme en una “tierra desconocida” que desde el principio se me revela como ajena e inabarcable? – es el interrogante que se plantean los aspirantes a escenógrafos, a actores y directores. Frente a esta situación, los profesores no podemos limitarnos a ubicar al teatro chino como un hito más del itinerario diacrónico del género dramático que corresponde al denominado “oriente”, o evitar caer en el dato enciclopédico (repertorio de nombres) de escasa aplicación en la práctica escénica de nuestro país –y nos atrevemos a decir, de toda América–. Con el objeto de generar una “recepción productiva” (en el sentido que lo utiliza Erika Fischer-Lichte) es necesario apuntar a las realizaciones de aquellos creadores que seleccionaron algunos de los hallazgos del teatro chino a la hora de crear “lo propio”: la narratividad y el distanciamiento (Bertolt Brecht), la manipulación del muñeco (Jean-Luc Pensol); el empleo del vestuario como una “escenografía en movimiento” –en términos de Barba-Savarese– (Löie Fuller); la relación actor-personaje y actorpúblico (Richard Schechner), la utilización de las manos para definir una pose especial o subrayar las palabras sin reemplazarlas, el entrenamiento en kung-fu y taichi (teatro antropológico de Barba). Precisamente, el actor y director argentino Guillermo Angelelli, superando el campo de las investigaciones teóricas sobre el teatro chino, japonés e hindú, realizó entrenamientos con diversos y cualificados maestros del teatro antropológico, quienes, a su vez, ponían en práctica las enseñanzas de actrices chinas (la presencia de Lin Chun-Hui, en 1980, en la escuela del ISTA, en Bonn, Alemania, es sólo un ejemplo) en busca de modelos o patrones que le permitieran generar representaciones innovadoras a partir de una nueva valoración del cuerpo y sus potencialidades, al tiempo que un abandono del ilusionismo en aras de la estilización y lo ritual. Hacia 1986, Iben Nigel Rasmussen, actriz del Odín, es quien le transmite las técnicas de entrenamiento f ísico empleadas por Eugenio Barba para potenciar gesto y silencio, ritmo y movimiento12. Angelelli profundizó en la técnica de la utilización de las manos para definir una pose especial y/o subrayar las palabras, reconocer y emplear las tensiones no habituales latentes en el cuerpo, al tiempo que el aprendizaje del kung-fu y del taichí le 49 Guillermo Angelelli, actor y director argentino. ofrecían los elementos necesarios para lograr “estar vivo en la inmovilidad”13 . Pero no sólo debemos destacar el aporte del teatro chino en lo que respecta a su entrenamiento, sino también en lo que concierne a la producción de sus espectáculos. El más significativo en este punto es Xibalbá (2001) en el que se vale del cruce de relatos míticos y actos rituales de la mitología maya con su texto sagrado, el Popol Vuh, y el Tao Te Ching, para escenificar la iluminación en la búsqueda de un camino a los infiernos, un desaf ío para tras- pasar las fronteras del miedo a lo desconocido. A los personajes divinos Xbalanqué y Junajpu del texto maya, que refiere la creación del mundo, del hombre y de su alimento primigenio, el maíz, Angelelli le sobreimprime otros dos personajes, el mago y su ayudante que proceden de El tigre mundano, de Jean Ferry, pero los concibe como los opuestos de un ser único, apoyándose en el Tao Te Ching14. Del taoísmo le interesa precisamente el rescate de una acción que no rompa la armonía interna de los seres, el complemento de los opuestos y Mayo 2012 La Ratonera / 35 48 mo y la importancia de las ideas budistas. El pasaje de la ópera Desbarajuste en el reino de los cielos en el que se muestra el duelo acrobático del Rey de los Monos, símbolo del hombre que debe luchar contra la arbitrariedad divina y la indiferencia de las fuerzas naturales, frente a los cuales triunfa por la habilidad y la gracia. Y el episodio que pertenece a El salón de jade, en el que la cortesana virtuosa sale airosa frente a la injusticia, premio a una fidelidad que, empero, no es retribuida. El porqué de esta selección puede explicarse fácilmente. En toda Latinoamérica el teatro histórico ha estado vigente con significativa intensidad desde el surgimiento mismo de las identidades nacionales y ha exaltado la presencia de héroes y actos heroicos: la clase media ilustrada, la misma que concurre a este tipo de espectáculos, conoce y admira los principios budistas de amplia difusión en nuestro país; la espectacularidad de la puesta en escena, el brillo del vestuario, la perfección y destreza de los actores, el ritmo vertiginoso musicalmente pautado, atrapan y subyugan al espectador; finalmente, a pesar de las diferencias culturales, dentro de los mitos generados por el tango, aparece el relacionado con la exaltación de la “mina fiel”, la mujer (novia o madre) que perdona siempre por amor. Todo 2.2. el universo chino en la dramaturgia femenina argentina contemporánea Como sucede en España16 –así lo afirma Manuel Bayo–, los te- mas sobre China y los chinos no abundan en la dramaturgia argentina (tampoco en la narrativa); otra coincidencia en la mayoría de los casos: la figura de Bertolt Brecht como intermediario. Sin embargo dos diferencias nos caracterizan: la presencia de personajes chinos en el teatro argentino supera el nivel de comicidad burda que provoca la risa fácil a partir de las parodias lingüísticas o la espectacularidad basada en el exotismo y el misterio. Dejaremos de lado antecedentes como la pieza Salón de té chino (1957) de Felisa Kuyumdjan, dramaturga, narradora, investigadora y traductora de dramas clásicos chinos (dicha obra, estrenada y publicada en Buenos Aires, fue traducida al idioma chino, y publicada en la revista Cosmorama de Hong Kong, 1962), y El emperador de la China, de Marco Denevi en 1960, pieza en un acto a través de la que cuestiona las injusticias de un poder burocrático, ya que ambas también fueron analizadas por el citado investigador. Asimismo, dejaremos de lado la obra de José María Muscari, Shangay17 (2004) cuyo objetivo expreso manifestado en declaraciones de prensa es apuntar a los sentidos y lograr “quebrarlos, divertirlos, emocionarlos y shockearlos en medio de una instalación plástica creada a partir del nuevo arte milenario y la estética kitsch de China”. Nos centraremos en la producción de dos dramaturgas argentinas, Griselda Gambaro y Mónica Ottino, quienes buscaron en el mundo chino elementos y personajes que acercaran esos mundos tan distantes y descubrieron lo familiar en lo ajeno, lo maravilloso en lo misterioso (“lo más misterioso de lo misterioso,/ es la puerta de toda maravilla”, nos dice el Tao Te Ching en su capítulo 1). En sus obras Es necesario entender un poco y Madame Mao, respectivamente, fueron capaces de “traducir” con claridad los modos de percibir la realidad, de pensar, de expresar las ideas, de decidir, actuar e interactuar personajes y momentos históricos registrados por la historia y el teatro chinos a la escena nacional, un espacio que desde su conformación se convirtió en un “lugar privilegiado”18 de interculturalidad (lo indígena, lo afro, lo hispánico y lo europeo, y actualmente lo asiático). Ambas obras incorporan personajes que pertenecen a la historia de China y la lectura que de ellos realizan –respetando los criterios de asimetría y respeto que preconizaba Raimon Pannikar, y reconociendo las claves para delimitar y combinar las culturas: la simbolicidad, la iconicidad y la analogía–, les permiten desentra- ñar personajes y situaciones propias de la realidad argentina. En 1995, Griselda Gambaro19 estrena Es necesario entender un poco, pieza basada en un relato de origen chino. El texto fuente se compone de informaciones históricas sobre John Hu, un letrado chino llevado desde Catón a Francia por un jesuita francés en 1722, fragmentos de textos de Li Po y del Tao Te Ching. ¿Qué encuentra la autora de análogo con lo argentino (y lo latinoamericano)? Hue, periférico en su país de origen por su doble condición de letrado y de cristiano, es invitado por un jesuita a conocer Francia, un mundo que se considera civilizado. Testigo y víctima de la barbarie, regresa a su país natal después de seis años de reclusión en un manicomio donde, abandonado por quienes lo habían llevado, quedó reducido a una condición infrahumana. A medias del demente y el animal, come del piso, es incontinente y se niega a que le quiten el chaleco de fuerza. “Ha perdido no sólo los sueños y el recuerdo de los sabores de la infancia, sino también los ideales de solidaridad, justicia y amor que lo dignificaban como individuo”20. Para Gambaro, la barbarie que anida en la civilización francesa (europea) del siglo XVIII es aná- loga a la barbarie de la última dictadura militar con exilios forzosos, cuerpos encerrados, asediados y mutilados. Hue, el “chinito bobo”–palabras del personaje de Carlota– no es sino el símbolo del actual “argentino bobo” que vive sumergido en una colonización cultural que le impide reconocer la estrategia de los países centrales, que entienden lo intercultural de modo unidireccional reduciendo lenguas y cosmovisiones a las que son propias de la sociedad dominante. De una vez por todas –nos conmina esta dramaturga– “es necesario entender un poco”, en qué radica la identidad, la necesidad de superar el abordaje binario Self/Other, rescatar la noción de “Tercer Espacio” en el cual las condiciones de enunciación aseguran “la movilidad y mixtura de los símbolos y los significados culturales, los que pueden ser re-adquiridos, y reinsertados en otros contextos históricos y culturales21. Y a esa comprensión apunta esta obra gambariana. Mónica Ottino publica Madame Mao en el 2000, poco después es representada siguiendo la estética de la Ópera de Pekín22. La obra se sitúa en 1981 en los momentos en que se está desarrollando el juicio político contra la viuda de Mao, encarcelada desde octubre de 1976, condenada a prisión perpetua, y concluye con Jiang Qing (mujer de Mao) durante su juicio. 51 la visión de su silueta que pende de su soga de ahorcada. La pieza no trata de justificar sus acciones sino que pone en evidencia el odio hacia los maestros, los pequeños propietarios, los profesionales y los artistas, como motor de sus acciones, las deportaciones y venganzas al frente de la Secretaría de Cultura del Departamento de Propaganda, su necesidad de adulación, su falta de escrúpulos. E incita indirectamente a una lectura crítica de los documentos y proclamas emitidos por los líderes comunistas a partir de 1964 inspirados en la doctrina de Mao, profundizados y puestos en práctica por su esposa, y que tanto Mayo 2012 La Ratonera / 35 50 las normas generales de conducta y acción para la vida ordinaria. En el espectáculo resuenan fragmentos como: “Vencer a los demás es tener fuerza,/vencerse a sí mismo es la fuerza” (Capítulo 33): “Todos los seres llevan en sí, el yin y el yang,/ que mezclándose en una energía vital/ dan como resultado la armonía” (Capítulo 42); o “Realizar lo grande/ desde sus aspectos pequeños” (Capítulo 63)15. Para el creador, llegar a Xibalbá es arribar a un “lugar acuático y oscuro como un vientre contenedor y maternal, donde el que ingresa pierde la identidad para profundizar en sí mismo”; esa “madre del mundo” que menciona el texto chino se entrecruza aquí –natural y enriquecedoramente– con nuestro mito de la madre tierra. Este diálogo entre lo latinoamericano y lo chino no es único. Un ejemplo anterior lo encontramos en las producciones de Alfredo y Luis Portillos, al frente de su Teatro Experimental de Máscaras y Objetos en los que desde 1973 mostraban la incorporación de los principios del yin y el yang con elementos rituales del noroeste argentino y del Brasil. una movilizadora lectura sobre los límites: los límites del poder y de un sistema, los límites que una (¿la?) sociedad impone a la mujer, los límites del discurso histórico y sus posibles interpretaciones y correcciones. Una mujer que se vio obligada a cruzar varios umbrales pero sin posibilidad de retorno, una vez que optó por la resistencia frente al poder masculino. Mónica Ottino produce un texto transgresor que registra aquella modulación particular de la historia a partir de experiencias individuales y detecta las mediaciones existentes entre éstas y la identidad colectiva, completando, cuestionando y potenciando el grado de conocimiento que nuestra sociedad tiene sobre sí misma, y el (re)conocimiento de los efectos negativos que aún siguen generando ideologías y fanatismo; rectificando las imágenes generadas por la mirada mutilada de quienes nos situamos en la periferia y guardamos silencio frente a lo que ocurre del otro lado del mar24. La presencia del teatro chino en la Argentina (giras, lecturas, apropiaciones dramatúrgicas –situaciones, personajes–, técnicas de actuación) ha contribuido a generar un proceso intercultural que permitió desde mediados del siglo XX superar desconocimiento y asombro frente a la vía de comprensión, porque exhibe las compatibilidades que el pensamiento y los mitos del mundo chino poseen respecto de las ideas y creencias del mundo latinoamericano, al cual, nuestro país, naturalmente pertenece. de Ópera Chino. Los niños del jardín de los perales, Buenos Aires. Sudamericana, taoísta contiene “metafísica, cosmología, ética, misticismo y política” (p. 16). Cree- sin sosiego. Es necesario entender un poco. Buenos Aires, Ediciones de la Flor, 1996. 1963. (Incluye: El salón de jade, El pabellón del Fénix, La dicha matrimonial y La mos que esto mismo puede aplicarse a Xibalbá. 20 Beatriz Trastoy y Perla Zayas de Lima, Los lenguajes no verbales en el teatro 16 Sobre este tema puede consultarse argentino, Buenos Aires, Universidad de ciudad del Dragón Ciruela). 11 “Fundamentos filosóficos de la ex- Manuel Bayo, Referencias chinas en la li- Buenos Aires, 1997. presión poética: China y España”, en Encuentros en Catay, n.° 3, Departamento de Lengua y Literatura Españolas, Universidad Fujen, Taipei, 1989, pp. 89-104. 12 Fue importantísima la publicación en español de diferentes textos de Nicola teratura española contemporánea, Taipei, Central Book Publishing, Co., 1991. 17 Subtitulada “Té verde y sushi en 8 escenas” marca la visión deformada que sobre China y en general sobre Oriente domina a gran parte de la sociedad argentina. 21 Homi Bhabha “Cultural diversity and cultural differences”, Colonial Discourse and Postcolonial Theory, New York, University Press, 1994, pp. 206-209; y El lugar de la cultura, Buenos Aires, Manantial, 2002. Estas ideas han sido incorpo- Savarese, en especial El teatro más allá del mar (México, Grupo Editorial Gaceta, 1992), los seminarios dictados por Eugenio Barba en distintos puntos de nuestro país y la difusión que la revista mexicana Más- Durante el espectáculo se ofrece al público té verde y maní japonés mientras “las relatoras” ofrecen datos sobre la cultura “oriental” para que elijan exclusivamente aquellos aspectos crueles y violentos que radas por distintos investigadores interesados en temas latinoamericanos. Ver especialmente “Naciones culturales vs. Naciones imaginadas en la poesía del Caribe colombiano”, de Graciela Maglia Vercesi Empresa Editora Universo, 1961. Este libro se publica un año después de la obra de Germán Quiroga Galdo, China, gigante despierto, La Paz, Ediciones Pueblos Libres, 1960. 7 China, ayer, hoy y mañana, Bolivia, La Paz, 1986. 8 Buenos Aires, Editorial Fraterna, 1980, p.11. 9 Buenos Aires, Nueva Generación, 1998, p. 9. 10 Son casi inexistentes las traducciones de teatro chino en español que circu- cara (Publicación editada por Escenología, bajo la dirección de Edgar Ceballos en los ´90) realizara sobre las enseñanzas de Mei Langfang, considerado como el más célebre de los actores de la Ópera de Pekín por sus pares de occidente. 13 Declaraciones del artista a la autora. Véase también Perla Zayas de Lima, Diccionario de autores teatrales argentinos (1950-2000), Buenos Aires, Instituto Nacional del Teatro, 2006. Tomo 1, pp. 43-44. 14 Elena Sagaseta analiza exhaustivamente los cruces textuales de este espectáculo en el Capítulo 8 de sus tesis doctoral “El teatro en la interrelación de las artes. El teatro performático”. Universidad Nacional de Buenos Aires. Inédita. 15 Utilizamos la traducción que José Ramón Álvarez realizó del texto chino de Wang Pi (Buenos Aires, Almagesto, 1995). a la sociedad occidental le resulta difícil comprender; y se presentan, homogeneizados, elementos propios de China con los pertenecientes al Japón, a Corea, a la India y Nepal. El objetivo según Muscari, responsable de la dramaturgia y la dirección, dicho espectáculo “apunta a los sentidos y logrará quebrarlos, divertirlos, emocionarlos y shockearlos en medio de una instalación plástica creada a partir del nuevo arte milenario y la estética kitsch de China.” (Perla Zayas de Lima, “La percepción del mundo chino en la pedagogía y la praxis del teatro argentino contemporáneo”, en Cuadernos del Catay, Universidad de Fu Jen, Taiwán, Taipei, 2006, pp. 86-94). 18 Véanse sobre este punto los diferentes artículos reunidos en El discurso intercultural. Prolegómenos a una filosof ía intercultural. Madrid, Biblioteca Nueva, 2002. (Cuadernos de literatura. Literatura cubana: entonces y ahora, Bogotá, Colombia, vol. XI, n.° 21, julio-diciembre de 2006, pp. 133-155). 22 Teatro 2. Madame Mao, Pandora 2000, Soplo al corazón, Buenos Aires, Tiago Biavez. 23 Quance, Roberta Ann (2000) Mujer o árbol. Mitología y modernidad en el arte y la literatura de nuestro tiempo, Madrid, A. Machado Libros, Colec. La balsa de la Medusa, 112, p. 19. 24 Este último fragmento pertenece a nuestro artículo “Madame Mao de Mónica Ottino. Una nueva mirada sobre China desde Argentina”, en Encuentros en Catay, Revista Anual, Departamento de Lengua y Literatura Españolas, Universidad FujenTaipei, n.° 18, pp. 211-220, en el que de modo extenso se analiza la producción de Mónica Ottino y se compara la figura de la lan en nuestro país. Una excepción: Teatro Este investigador encuentra que el texto 19 Teatro 6. Atando cabos. La casa Notas 1 Por primera vez, la Ópera de Pekín se presentó en la Argentina en 1956. 2 Véase al respecto Overseas Chinese Association, Gran diccionario sobre los Chinos en Ultramar, Taipei, OCA Ed., 2000. 3 “Tres poetas latinoamericanos traductores de poesía china” en Encuentros en Catay, n.° 11, Departamento de Lengua y Literatura Españolas, Universidad FujenTaipei, 1997, pp. 35- 53. 4 M. Loewe, La China Imperial, Madrid, Revista de Occidente, 1969. 5 A. Weber, Historia de la Cultura, Argentina, FCE. 6 China-URSS. Dos Precesos, La Paz líder china con la de Eva Perón. 53 Mayo 2012 La Ratonera / 35 52 afectaran al desarrollo del teatro en China. Pero la dramaturga eligió como protagonista a la mujer de Mao Tse Tung, no tanto para responsabilizarla de las atrocidades cometidas, sino para situar en el centro del conflicto el rol de la mujer, sus condicionamientos ancestrales, sus posibilidades de supervivencia, la inmovilidad de nuestra sociedad (en la que fácilmente se puede reconocer que no sólo es la china). Nuestra dramaturga retoma y recontextualiza el conocimiento producido desde los márgenes: la crítica a los fundamentos normativos de la sexualidad y el cuerpo, la marginalidad estructural, remarca el uso de la palabra y de los silencios como herramientas para tomar el control de la propia existencia. Y destaca los diferentes nombres que tuvo que adoptar la protagonista que finalmente queda cristalizada como “la mujer de Mao” y desarrolla cómo ella plantea su participación en una sociedad, que al margen de las transformaciones políticas, continúa siendo dominada por varones, es decir, plantea su intervención “desde la conciencia de su diferencia”.23 Madame Mao puede leerse como una obra biográfica sobre la mujer del líder que sembró el terror a lo largo de una década, pero creemos que fundamentalmente es una pieza que propone Una ópera ambientada en la lejana China Turandot Universidad de Zaragoza La Ratonera / 35 54 El testamento vital –y final– de Puccini (1858-1924)1 no lo forman ni un réquiem ni unos himnos de despedida2. Al final está su ópera Turandot. Ciertamente es la hija del dolor. Cuatro años estuvo luchando para darle forma. No le faltó entusiasmo pues hasta la aparición de su grave enfermedad, su fuerza creativa permaneció intacta. Murió antes de que las últimas veintitrés páginas de apuntes y las treinta y seis páginas de partituras estuvieran completas dejando sola a Turandot. Puccini comenzó a trabajar en Turandot en marzo de 1920 después de reunirse con los libretistas Giuseppe Adami (1878-1946) y Renato Simoni (1875-1952). Inició la composición en enero de 1921. En marzo de 1924, había completado la ópera hasta el dueto final. Sin embargo, no había quedado satisfecho con el libreto del dueto y no reanudó el trabajo hasta octubre. Así, su discípulo Franco Alfano (1876-1954), bajo la supervisión de Arturo Toscanini (1867-1957) acabó respetuosa- mente y con talento las partes inconclusas de Turandot que finalmente fue estrenada en La Scala de Milán el 25 de abril de 1926. Turandot es un nombre de origen persa que significa “La hija de Turan”. Turan era una región de Asia Central que era parte del Imperio persa. El origen de la historia de Turandot se remonta a un poema de Elasebn-e Ysof Nazàmi (1141-1209), uno de los gran- Giacomo Puccini, autor de la ópera Turandot (foto de Karl Schenker). des poetas épicos de la literatura persa, llamado Haft Paikar (Las siete bellezas o Las siete princesas). Este poema relata la historia de un príncipe persa de la época Sasánida, que tenía siete princesas, cada una de ellas proveniente de un lugar distinto del imperio: Egipto, China, Rusia, Grecia, Turquía, India y Asia central. Una de estas princesas, de origen ruso, no encontraba ningún hombre que fuera digno de ella, y por eso se 55 Escenografía para Turandot, Acto III, cuadro segundo, en “Finale dell´atto III: il dueto d´amore fra Calaf e Turandot (disegno di M. Vellani Marchi)”, L´Illustrazione Italiana, año LIII, n.º 18, 2 de mayo de 1926, p. 470. encerró en una fortaleza y declaró que se entregaría al hombre que la encontrara y pudiera resolver una serie de enigmas. Pero una vez resueltos los enigmas, debía pasar por su puerta secreta guardada por misteriosas espadas que amenazan con decapitar al intrépido pretendiente. Esta historia fue recogida por Francois de la Croix (1653-1713), un orientalista francés contemporáneo de Antoine Galland (1646-1715), traductor de Las mil y una noches, en una colección de cuentos llamada Los mil y un días. En esta obra se hace una recreación de la princesa rusa ori- ginal a una fría y cruel princesa china llamada Turandokht. Esta transposición tiene como objeto acentuar el carácter exótico de la historia. A partir de este relato, Carlo Gozzi (1720-1806) creó una tragicomedia al estilo de la comedia del arte, que luego fue recreada por el poeta alemán Friedrich Mayo 2012 María Pilar Araguás Biescas Miguel Fleta (1897-1938) en el papel de príncipe Calaf, de la ópera Turandot, en “El teatro. Revista de espectáculos”, Blanco y Negro, año XXXVI, n.º 1827, Madrid, 23 de mayo de 1926, s. p. mezcla de abigarrada frialdad, sed de sangre, barbarie, sentimiento, amor, ambiente mágico, monstruosidad y commedia dell´arte, o sea, violencia y ternura: “algo pomposo, enigmáticamente original, y emotivo”. Musicalmente, una de las partes más dif íciles de la ópera se encuentra en el segundo acto y se inicia con la frase In questa reggia, cuando Turandot explica la razón de su comportamiento. Esta parte exige sobreagudos a cargo de la soprano que, combinados con la capacidad wagneriana que requiere el personaje, la hacen particularmente dif ícil. En el tercer acto se encuentra una de las arias más conocidas para tenor, Nessun dorma, que representa la victoria del amor sobre el odio, donde Calaf canta que nadie duerma para descubrir el nombre del joven héroe. Otro aspecto musicalmente notable es el enfrentamien- Figurín de Luigi Sapelli, llamado Caramba, (1865-1936) para Rosa Raisa (1893-1963) como princesa Turandot. to entre tenor y soprano, en el segundo acto, que muchos comparan con lo que hizo antes Puccini en Tosca cuando enfrenta las voces del barítono y la soprano. La designación de intérpretes fue decidida por Toscanini en contra de las propias indicaciones de Puccini. Fleta era el único posible. El único preferido por el amo y señor de La Scala. Lauri-Volpi (1892- 1979) fue vetado desde aquel desdichado Chenier en el Malibrán veneciano de 1922. Gigli fue rechazado por su voz sollozante. Cualquier tipo de conversación con Martinelli (1885-1969) quedaba neutralizada por la amenaza de Gatti-Cassazza (18691940), en el sentido de cancelar su contrato con el Metropolitan si cantaba en La Scala. Por otro lado, el papel de Turandot recayó en Rosa Raisa (1893-1963). Maria Jeritza (1887-1982) era la deseada por Puccini pero a Toscanini las veleidades escénicas de la vienesa no le convencían en absoluto. En cuanto a Liù no encajaba en el tipo de voz, ni en el temperamento de Dalla Rizza (1892-1975), ni en el de Toti dal Monte (1893-1975). Maria Zamboni (1895-1976) fue la elegida y en este caso bien en contra de la voluntad del difunto. En su estreno la polaca Rosa Raisa (1893-1963) y el tenor aragonés Miguel Fleta (1897-1938)3 daban vida a los protagonistas, la princesa Turandot y el príncipe desconocido Calaf, respectivamente. En el día del estreno cuando muere la joven esclava Liù y el coro canta “Liù, bontà perdona! Liù, docezza, dormi! Oblia! Liù! Poesía!” Toscanini se volvió al público desde el podio dejando la batuta, y con voz queda y emocionada mientras lentamente se bajaba el telón, pronun- 57 Mayo 2012 La Ratonera / 35 56 Schiller (1759-1805). El texto de la ópera está basado en una traducción italiana de esta obra. La ópera Turandot se estrenó en Zurich el 11 de mayo de 1917 con la mise en scène de Max Reinhardt (1873-1943). Esta ópera, que se desarrolla en un Pekín legendario, hay que ponerla en relación con el Japonismo musical que se inicia en Italia en fechas tempranas debido las fluidas relaciones políticas y diplomáticas con el país del Sol Levante, siendo Pietro Mascagni (1863-1945) y Giacomo Puccini sus máximos representantes. Sin embargo, fue Pietro Mascagni, con su obra Iris, el primer italiano que situó una ópera en el lejano y exótico Japón. Iris fue estrenada el 22 de noviembre de 1898 en el teatro Costanzi de Roma con clamoroso éxito por parte del público, aunque en modo contrastado por la crítica. Pero, sin lugar a dudas, la ópera más famosa de ambientación japonesa es Madama Butterfly también de Giacomo Puccini. Puccini conocía perfectamente la debilidad de la época por lo exótico, una moda europea que coincidía con el movimiento modernista del stile floreale. Policromados de madera, objetos de arte, muebles, porcelanas y kimonos procedentes del Japón estaban de moda. Además no podemos olvidar la victoria de Japón sobre Rusia en la Guerra ruso-japonesa (19041905), la cual sorprendió al mundo. Para esta obra maestra Giacomo Puccini adaptó la obra de David Belasco (1859-1931), Madama Butterfly, quien a su vez adaptó el cuento de John Luther Long (1861-1927), publicado en 1898 en la revista americana Century Magazine. A su vez, Long se había inspirado en la novela del escritor francés Pierre Loti titulada Madame Chrysanthème (1887). En ella se narraba la historia de una geisha y su hijo, abandonados por el amante y padre, respectivamente, un oficial de la marina norteamericana. Puccini en su última obra se sentía atraído por la La Ratonera / 35 58 ció las siguientes palabras: “Aquí finaliza la ópera, porque en este lugar murió el Maestro”. Ese día el redoble de tambor de los fascistas no se escuchó en ese importantísimo estreno, Toscanini, profundo antifascista, se negó a que se tocase al comienzo el Himno Giovinezza tal y como deseaba Mussolini (1863-1945). El resultado fue que el ofendido Duce prefirió permanecer alejado de la solemne velada. El escenario se convirtió en el espejo de Oriente, las flores, los colores, la arquitectura o los sonidos fueron reflejos del mismo. Los escenógrafos de La Scala, los pintores Galileo Chini (18731956) y Giovanni Magnoni, trabajaron bajo las órdenes de M. Vellani Marchi (1851-1927), creando arquitecturas fantasiosas, palanquines, gemas y telas, dejando el vestuario en manos de Luigi Sapelli, llamado Caramba (18651936) y Umberto Brunelleschi (1879-1949). Estos bocetos, fieles al ambiente, fueron mostrados y aprobados por el maestro. En ellos predominaba el contraste de colores fríos y cálidos como símbolo de las personalidades antagónicas de los protagonistas. Los figurines de Rosa Raisa y Miguel Fleta se inspiraron en trajes auténticos orientales destacando todos ellos por su riqueza, colorido y vistosidad. De este modo, Miguel Fleta vistió camisola bordada de gran brillo. Rosa Raisa lució vestidos largos ricamente estampados con mangas murciélago así como unas elaboradas tiaras que se inspiraban en una “kokoshnik”, es decir, una de las diademas tradicionales de las labradoras rusas o elegantes tocados de plumas. A partir de este momento, Turandot visitará en un dilatado recorrido las principales ciudades europeas como Verona, Montecarlo, Londres y París representando siempre a una China que con sus tradiciones y su cultura milenaria, con su tipo de mujer, con sus paisajes y sus personajes no deja de conquistar Occidente. En España se estrenó de “forma esmeradísima” en el Gran Teatro del Liceo de Barcelona el 30 de diciembre de 1928 siendo representada por Iva Pacetti (18981981) en el papel de Turandot y dirigida por Padovani4. Durante muchos años, la República Popular China prohibió la representación de Turandot porque consideró que menospreciaba a China y a su pueblo ya que lo trataba de forma grotesca. Hacia finales de 1990 se reconsideró y en septiembre de 1998, se estrenó y estuvo durante ocho noches en la Ciudad Prohibida con opulentos escenarios y soldados del ejército como extras. En 2002, Luciano Berio compuso un nuevo final para Turandot que fue recibido con críticas divididas. Notas 1 Puccini fue autor de las óperas Le villi, Edgar, Manon Lescaut, La Bohème, Tosca, Madama Butterfly, La fanciulla del West, La rondine, Il Trittico y Turandot. 2 Sobre Puccini y su obra véase KRAUSE, E., Puccini, la historia de un éxito mundial, Madrid, Alianza música, 1991; PINZAUTI, L., Puccini, una vita, Florencia, Vallercchi, 1974; SOUTHWELLSANDER, P., Puccini, Barcelona, Robinbook, 2002. 3 TORRES, L., Miguel Fleta: el hombre, el “divo” y su musa, Zaragoza, Heraldo de Aragón, 1940. SAIZ VALDIVIESO, A. C., Miguel Fleta: memoria de una voz, Madrid, Grupo Espasa, 1986. RUIZ CASTILLO, A., Vida de Miguel Fleta, Zaragoza, Ibercaja, 1989. SOLSON MARTÍNEZ, F., Vida, obra y persona de Miguel Fleta, Zaragoza, Gobierno de Aragón, Departamento de Educación y Cultura, 1998. SOLSONA, F., Miguel Fleta: el tenor de tenores, Zaragoza, Heraldo de Aragón, 1998. Sobre Miguel Fleta y la ópera Turandot véase ARAGUÁS BIESCAS, M.ª P. y ARAGUÁS BIESCAS, M.ª A., “Miguel Fleta (18971938) y Turandot (1926). Una puesta en escena oriental”, Studium, Revista de la Universidad de Humanidades, Teruel, en prensa. 4 “Gran Teatro del Liceo. Estreno de Turandot”, La Vanguardia, Barcelona, 1 de enero de 1929, p. 33. La Ratonera Suscripciones Deseo recibir en mi domicilio tres números de LA RATONERA al precio de 15 €. Como regalo recibiré un libro de la colección “Deus ex machina Teatro”. Datos del suscriptor: Apellidos .......................................................................................................... Nombre ............................................................................................................ Domicilio ......................................................................................................... Código postal ........................... Localidad ................................................ Provincia .......................................................................................................... Teléfono ..................................... Email ......................................................... Elijo como forma de pago: GIRO POSTAL dirigido a LA RATONERA. N.º de giro ..................................................... expedido en ......................................... Fecha ............................................. CHEQUE a nombre de Oris Teatro, remitido a la dirección de la revista. TRANSFERENCIA BANCARIA a Oris teatro N.º de cuenta de Cajastur 2048-0049-21-3000143629 Firma Fecha Dirección: Oris Teatro. Av de la Vega 67, 2º. 33940, El Entrego (Asturias) Teléfono: 652869861. Email: [email protected] La túnica amarilla (1916) de Jacinto Benavente David Almazán Tomás Universidad de Zaragoza La Ratonera / 35 60 A la sombra de China como gran potencia económica del siglo XXI, se consolida un interés por las lenguas, artes, literaturas y culturas de esta gran civilización, cuya representación ha sido históricamente una construcción cargada de exotismo, atracción y también temor, pero sobre todo de fascinación. Por esto, lo chinesco y las chinerías, esto es, nuestras “invenciones” sobre China, se han impuesto muchas veces sobre la propia realidad en nuestro imaginario. En relación con el teatro, podemos afirmar también que, si repasamos las carteleras de lo que se ha representado sobre nuestros escenarios y lo que ha aplaudido nuestro público, son mucho más numerosas las representaciones chinescas en las que el Lejano Oriente proporciona una ambientación atractiva, diferente y sugestiva: con biombos, tibores de porcelana, cajas de laca, vestidos de seda, abanicos, aromas a incienso, tazas de té, dragones bordados. Por contra, la actua- Jacinto Benavente retratado por Sorolla. ción de compañías teatrales chinas en nuestro país ha sido una rareza. Desde los ambientes palaciales del Barroco y Rococó el fenómeno de las chinoiseries, la moda por lo chino y lo chinesco, se prolongó en los ambientes burgueses en el siglo XIX y primeras décadas del XX, ya en paralelo con el Japonismo (con la música de fondo de El Mikado, Iris o Madama Butterfly) hasta enlazar con la reactualización de la valoración formal de lo chino durante los años veinte del siglo XX con el art déco y los éxitos también en el cinematógrafo de los filmes ambientados en China. Es precisamente en los años veinte, con el esplendor de Shanghai antes de la escalada bélica con el Imperio Japonés, cuando se aprecia un clima de diálogo cultural que podría haber enriquecido nuestra visión de China. Las guerras, el comunismo y la Revolución Cultural significaron que florecieran las cuestiones ideológicas en cualquier discurso sobre China. En el nuevo contexto mundial, el auge del nuevo arte chino, su fotograf ía y su cine (con Zhang Yimou a la cabeza) orientan nuestra mirada de nuevo a China. Aún así, sigue latente en nuestra imagen de China los ecos de aquel Celeste Imperio, misterioso, sugestivo, lujoso, refinado, repleto de ma- Escena de la representación de La túnica amarilla, de Jacinto Benavente, en el madrileño Teatro de la Princesa (hoy Teatro María Guerrero), en 1916. nufacturas de sofisticada producción deseadas desde los tiempos de la Ruta de la Seda. Aunque los españoles escribieron sobre China con fundamento desde el siglo XVI, por la expansión de las misiones, lo cierto es que la imagen de China (esto es, la configuración de imágenes transmitidas a una audiencia amplia) se produjo sobre todo en el siglo XIX (el siglo de la fotograf ía, las publicaciones ilustradas, el comercio internacional y la exposiciones internacionales). Y el siglo XIX fue para el Celeste Imperio una época de declive y de pérdida de prestigio internacional, por su resistencia a la apertura con Occidente, a di- ferencia del “civilizado” Japón de la era Meiji (1868-1912). En efecto, si en el siglo XVIII los discursos sobre la ilustrada China eran positivos, como un espejo de las monarquías absolutas europeas que guían bien sus naciones, ya en el siglo XIX el exotismo camufló una mirada de superioridad sobre un imperio adormilado, con costumbres estrambóticas que producen hilaridad. En este contexto, uno de los acontecimientos más relevantes de la cultura española en relación con la representación de China fue una obra teatral, La túnica amarilla de Jacinto Benavente, estrenada en Madrid en 1916 por la Compañía de María Guerrero. 61 Mayo 2012 La recreación teatral del Celeste Imperio La Ratonera / 35 62 Esta obra, una de las producciones más serias de temática asiática estrenada en nuestro país, se encuentra justo en el capítulo final de las chinoiseries, ya convertidas en tardo-chinoiseries o tardo-chinerías, coincidiendo en el tiempo con la propia desaparición de la última dinastía imperial. La túnica amarilla fue una traducción o adaptación del prestigioso dramaturgo Jacinto Benavente de una exitosa comedia en tres actos titulada The Yellow Jacket, escrita por George C. Hazelton (18681921) y Joseph Harry Benrimo (1874-1942) en el año 1911 y estrenada el cuatro de noviembre de 1912 en The Fulton Theater de Nueva York. La intención de los autores fue ofrecer a la obra una apariencia china, sin caer en los excesos de otras fantasiosas obras, tomando como referencia el teatro que se podía ver en los barrios de la colonia china de San Francisco. La puesta en escena y la propia trama ofrecían un toque primitivo, ingenuo, de gran frescura y exotismo, que conquistó los escenarios de Nueva York, Berlín, Munich, Moscú y otras capitales europeas hasta llegar, después de Londres a Madrid. Además, la ambiciosa producción española no se limitó al territorio nacional y propagó el exotismo chinesco por varias capitales hispanoamericanas, como Buenos Aires, Montevideo, Lima te para el escenario en el que se desarrolla la obra son muy elocuentes sobre la preocupación en torno a la ambientación de la representación: Al levantarse el telón, se ve una cortina azul en la que hay pintadas dos alas verdes, según la traza arquitectónica china. Esta cortina se abre por el centro, de modo que al alzarse por los lados quede partida en dos formando pliegues. Cada paño de la cortina, tiene unos dragones bordados en oro. El guardarropa aparece por la cortina y se pasea de derecha a izquierda haciendo sonar al mismo tiempo un jay. Hace mutis por el mismo sitio. Después del mutis las cortinas se entreabren para dejar paso al personaje representativo del Coro, volviéndose a cerrar luego. El Coro saluda a la derecha, a la izquierda y por último al centro. Viste largo ropón amarillo que le llega hasta los tobillos; calza botas negras chinas; lleva una túnica de encaje negro y un birrete negro también, sobre el que hay un botón de coral rojo; lleva un abanico. Su gesto es de lo más digno y todos sus ademanes son ceremoniosos. El guardarropa sale con un tam-tam por la cortina y permanece de pie junto a la apertura de la cortina. El guardarropa golpea el tam-tam y hace mutis.8 Conviene recordar que en 1916 en España lo único que se había publicado sobre teatro chino eran un puñado de artículos en revistas con informaciones incompletas tomadas del extranjero y que la producción de Benavente fue presentada e interpretada por algunos críticos y publicistas como una muestra del propio teatro chino, sobre todo por el cuidado de la escenograf ía y los figurines, inspirados en elementos de la Ópera de Pekín. Fernando Díaz de Mendoza puso especial atención en la efectividad de la puesta en escena, con un decorado repleto de elementos chinos, tapices, sedas, armas, muebles, instrumentos musicales, elementos arquitectónicos como molduras, puertas redondas y celosías, todo ello adquirido directamente en Nueva York9 para la representación del Teatro de la Princesa. El escenario era un compendio de elementos palaciales de las dinastías Ming y Qing que a los espectadores resultarían acaso algo familiares por los reportajes sobre la China imperial, las albúminas, las vistas estereoscópicas, las postales o simplemente por las chinerías. Fernando Díaz de Mendoza (1862-1930) hacía de Coro y anunciaba al inicio de la obra que la compañía que actuaba sobre el escenario era china, con el nom- 63 María Guerrero en el papel de Chi Mu, en La túnica amarilla (Madrid, Teatro de la Princesa, 1916). bre de “Los comediantes del Jardín de los Cerezos”. Este personaje también ofrecía al comienzo de cada acto las claves para entender la trama. Este recurso era presentado como un rasgo del teatro oriental. La obra cuenta la legendaria historia de un gobernador chino Wu Sin Yin que tiene dos esposas. En el primer acto, la segunda esposa y su doncella provocan un encantamiento por el Mayo 2012 La puesta en escena de La túnica amarilla en su estreno de 1916 transportaba al espectador a la China imperial, con ecos de la Ópera de Pekín. y Caracas, como resaltó el New York Times.1 El estreno en Madrid de La túnica amarilla, el día 22 de abril de 1916 en el Teatro de la Princesa (hoy Teatro María Guerrero) por parte de la Compañía GuerreroMendoza2 nos trajo el perfume exótico de un raro y bello país. La repercusión de tan atractiva obra llegó a diversas revistas ilustradas de la época, como Blanco y Negro3, Mundo Gráfico4, Nuevo Mundo5, Alrededor del Mundo6, Por Esos Mundos7 y Summa, que publicaron abundante material gráfico que nos permite reconstruir visualmente el escenario, los figurines, el maquillaje facial a imitación de la Ópera de Pekín, e incluso la gesticulación en la interpretación. La lectura de la obra nos remite también a una sonoridad chinesca, con continuos sonidos de gongs, tambores, percusiones y címbalos. En comparación con otras representaciones ambientadas en China, La túnica amarilla en modo alguno podía considerarse una mera ambientación superficial de un escenario reutilizado, ni tampoco un desfile de figurines ridículos con colores chillones y largas coletas. La túnica amarilla era por el contrario, un viaje a la legendaria china desde una cuidada puesta en escena. Las indicaciones de la propia adaptación de Jacinto Benaven- Chi Mu: No me dejéis, no me dejéis. ¡Oh hijo mío, hijo mío! Seré como el sauce que llora sobre la corriente de sangre que se lleva mi vida. Con mi sangre escribiré tu nombre. La sangre de una madre. De este modo mi sangre será parte de tu espíritu. (Cruza por delante de la mesa y se retira un poco. La música continúa durante el parlamento. Va lentamente hacia la mesa y coloca encima al niño. Le inclina sobre la mesa, enderezándole luego. Chi-Mu se muerde el segundo dedo de la mano izquierda hasta que sale sangre, dejándola caer en la mano; moja el dedo meñique de la mano derecha en la sangre y escribe en el vestido blanco interior del niño, sollozando durante el parlamento. Durante todo este parlamento música. Escribe). “Éste es Vu Hu Git. Inocente y hermosa criatura, que por celestial decreto ha de existir durante diez mil años. Las lágrimas de su madre caerán como bienhechor rocío sobre todas las sendas de su vida, para que pueda siempre escapar de sus enemigos, y ascender de una cumbre a otra cumbre, hasta triunfar de todos. Tus antepasados te guarden y su amor te proteja. Le oiré llorar, oiré llorar a mi hijo, esta criatura tan pequeña, y no podré acudir a consolarle.11 En el segundo acto, el hijo de Chi Mu, nuestro protagonista Vu Hu Git, ya con veinte años cumplidos, abandona el humilde hogar de acogida ofrecido por una pareja de campesinos y sale en busca de su destino. Sufre varias aventuras y tentaciones por parte del jorobado Yin Suey Gong, el Proveedor de Corazones, que se presentaba en la obra, con las habituales pinceladas de exotismo, del siguiente modo: Yin Suey: Yo soy Yin Suey Gong, de la especie del mono; un bostezo de dragón me echó al mundo; al arrojarme de sus fauces, tropecé con uno de sus colmillos y salí contrahecho; mi oficio es proporcionar a los que nacieron bien formados y son de agradable presencia los placeres y goces del mundo. Para vengarme de la madre Naturaleza, que me hizo jorobado de cuerpo, procuro que los demás lleven su joroba en el alma. (Se ríe entre dientes.) Mi diversión es arrancar estrellas del firmamento, y mi alegría es verlas caer pulverizadas. Me río cuando alguno se encuentra al fin del cuento con el bolsillo exhausto y burlado en su amor; adulo a los incautos, mientras los tengo entre mis garras; después los suelto y me río de su locura; soy malabarista de corazones: los tiro al alto, los recojo en la punta de mis dedos, vuelvo a tirarlos, los sostengo un instante con la punta de la nariz; alguno cae, se rompe y la sangre salpica; pero yo sigo impávido en mis juglerías, porque los corazones abundan, y si alguno se rompe, nada importa; se reemplaza al punto con otro y otro y otro: ¿Qué importa un corazón hecho pedazos? El juego es divertido.12 Pero tras penurias y desengaños amorosos, como el que sufre con Nube de Otoño, finalmente conoce el verdadero amor con Flor de Mayo (que interpretaba con diecisiete años Luisa Fernanda Ladrón de Guevara). Intenta ahorcarse por su imposible ca- samiento con su amada, pero Git Kuk, el filósofo, le informa sobre sus orígenes. En el tercer y último acto, Vu Hu Git se lanza a recuperar su trono, ahora ocupado por Narciso, hijo de la pérfida segunda esposa, para lo cual cuenta con una espada mágica de su padre, una túnica de su madre y un zapato talismán de Flor de Mayo. Finalmente, el derrotado Narciso, de cobarde temperamento, entrega a nuestro héroe la túnica amarilla, símbolo de su dignidad. Vu Hu Git: (Blandiendo su espada.) Piensas detenerme con tus palabras cuando nada ha podido detenerme hasta escalar el cielo. Desciende del trono, si no quieres que tu cadáver ruede por sus gradas. (Pone un pie sobre el escabel.) Déjame libre el paso. (Da un paso atrás.) Narciso: Lo pides con tanta gentileza, que no puedo oponerme. El trono no es sitial muy apetecible. (Se alza y desciende del trono.) Vu Hu Git: Quiero la túnica amarilla, atributo de mi dignidad. Narciso: (Va a la derecha de la mesa y empuja la túnica amarilla hacia Vu Hu Git.) Ahí la tienes; ese es el pesado fardo de tu dignidad. (Narciso se aparta un poco del trono. Vu Hu Git se quita la túnica y se la entrega al Guardarropa. Luego saca la túnica amarilla del pañuelo verde y el Guardarropa le ayuda a ponérsela.) La túnica amarilla; te la cedo gustoso; es un color que no favorece nada. Vu Hu Git: Inclina ante mí tu cabeza, otra vez. (Narciso se arrodilla. Se golpea la cabeza dos veces, subrayando los golpes en la orquesta el tambor de madera.) Narciso: ¿Mi cabeza? La inclinaré cuantas veces queráis muy gustoso, si puedo conservarla. Y ya con la túnica amarilla, Vu Hu Git se reencuentra con su amada Flor de Mayo y con el espíritu de Chi Mu, ante la aclamación de toda la población. Vu Hu Git: Al fin es mío el trono de mis antepasados. (Música. Sube al trono y se vuelve al público, permaneciendo de pie.) Ahora llamaré a Flor de Mayo. (Agita la chinela. Golpes de címbalo. Entrada general de los personajes. Vu Hu Git desciende del trono.) ¡Mi Flor de Mayo! (La música empieza a sonar muy piano.) Flor: (Avanzando hacia él.) Conmigo viene. (Sube al trono, sentándose en la silla.) Vu Hu Git: Mi cetro será tu zapatito. Flor: (Se calza la chinela, permaneciendo a la derecha de la mesa.) ¡Amor mío! Vu Hu Git: ¡Mi Flor de Mayo! 65 Fernando Díaz de Mendoza como Coro, en La túnica amarilla (Madrid, Teatro de la Princesa, 1916). Todos: ¡Gloria a Vu Hu Git! (Todos se arrodillan y saludan inclinándose profundamente.) Chi Mu: (En el cielo.) Por la sabiduría y el amor ha triunfado. Todos: ¡Gloria a Vu Hu Git! Mayo 2012 La Ratonera / 35 64 cual el hijo de la primera esposa Chi Mu, que encarnó la gran actriz María Guerrero (1867-1928), tenía una apariencia monstruosa. El hijo, llamado Vu Hu Git, estaba interpretado por el propio hijo de María Guerrero, Luis Fernando Mendoza10. El gobernador decide cortar la cabeza de Chi Mu, encargo que le encomienda a un fuerte campesino que finalmente, consciente de la injusticia de la situación ajusticia a la malvada segunda esposa. Aún así, Chi Mu sacrifica su vida ante los antepasados por la promesa de que su hijo en el futuro vestirá la túnica amarilla, esto es, gobernará. Esta escena ofrecía una oportunidad de lucimiento para María Guerrero, en el rol de abnegada madre. La Ratonera / 35 Bibliografía Almazán, David, “En el ocaso del Celeste Imperio. Arte chino en las revistas ilustras españolas durante el reinado del emperador Guangxu (1875-1908)”, Artigrama, n.º 20, Departamento de Historia del Arte de la Universidad de Zaragoza, Zaragoza, 2005, pp. 457-471. Almazán, David, “Ecos del celeste imperio. Arte chino en España en tiempos de crisis (19081936)”, Artigrama, nº 22, Departamento de la Universidad de Zaragoza, Zaragoza, 2007, pp. 85-104. Benavente, Jacinto, La túnica amarilla en Obras Completas, Ricardo Vargas como el Proveedor de Corazones, en La túnica amarilla (Madrid, Teatro de la Princesa, 1916). El sacrificio materno, el respeto a los antepasados, los seres sobrenaturales y la ingenuidad de la trama a modo de drama primigenio, no atado al realismo, eran también elementos que se vincularon con el imaginativo teatro chino. Todo ello tuvo me- tomo XXXIII, Madrid, Librería de los Sucesores de Hernando, 1916. Hazelton, G.C. y Benrimo, J.H., The Yellow Jacket. A Chinese play done in a Chinese Manner in three acts, Indianapolis, The Bobbs Merrill Co., 1913. Notas 1 “When Grandees Give The Yellow Jacket- An Account of the Sumptuos Spanish Producction of La túnica amarilla” now touring the South American Capitals”, The New York Times, 11 de marzo de 1917. 2 El reparto en la representación fue el siguiente: Chi Mu (Sra. Guerrero), Du Yun Fah (Sra. Salvador), Si Nui (Sra. Boffill), Sui Sin Fah (Srta. Torrea), Flor de Mayo (Srta. Ladrón de Guevara), Tso (Srta. R. Moragas), Tres Flores (Srta. Carbonell), Nube de Otoño (Srta. Hermosa), Viuda Ching (Sra. Torres), Coro (Sr. F. Díaz de Mendoza), El Guardarropa (Sr. Santiago), Vu Sin Yin (Sr. M. Díaz de Mendoza), Vu Hu Git (Sr. Díaz de Mendoza y Guerrero), Tai Fah Min (Sr. Palanca), Narciso (Sr. Capilla), El Proveedor de Corazones (Sr. Vargas), Li Sin (Sr. Juste), Un Espíritu (Sr. Dafance), Un Filósofo (Sr. Guerrero), El Dios del Trueno (Sr. Galán), Kon Loy (Sr. Dafance), Tai Char Sung (Sr. Citera), servidores, músicos y acompañamiento. 3 Cadenas, José Juan: “La vida del teatro”, Blanco y Negro, 30 de abril de 1916, pp. 36. Con la fotograf ía de “Una escena de la leyenda china La túnica ama- rilla, traducción de Jacinto Benavente, estrenada en la Princesa”. 4 “La túnica amarilla”, Mundo Gráfico, n.º 235, 26 de abril de 1916. (2348 y 2349). Con las fotograf ías “Escena final del primer acto” y “Una escena del segundo acto”. Alsina, José: “Crónicas teatrales: La túnica amarilla”, Mundo Gráfico, n.º 236, 3 de mayo de 1916. 5 Silva, Goy de: “El proveedor de corazones en La túnica amarilla”, Nuevo Mundo, n.º 1165, 3 de mayo de 1916, con dos fotograf ías de “El proveedor de corazones”. 6 “Lo que es el teatro chino. A propósito de La túnica amarilla”, Alrededor del Mundo, n.º 884, 8 de mayo de 1916, pp. 373-375. 7 “La Túnica Amarilla”, Por Esos Mundos, n.º 258, 1 de julio de 1916, pp. 3-38. Con un extenso reportaje gráfico con fotograf ías de “Coro, Sr. Díaz de Mendoza”, “El guardarropa, caricatura del principal personaje de la obra dibujada por el famoso Bateman, durante la representación en Londres”, “Una escena del primer acto: Salida de Tai Fah Min (Representación del Teatro la Princesa, de Madrid)”, “Chi Mu, en la representación de Londres”, “Una escena del acto segundo. Presentación de las mujeres flores a Vu Hu Git (Teatro de la Princesa, de Madrid)”, “Escena de La túnica amarilla, según la representación de Londres”, “Escena del suicidio de Va Hu Git, representación de Londres”, “Caricatura de Bateman”, “Caricatura de Bateman”, “Una escena del tercer acto de La túnica amarilla, según la represen- 67 Hazelton y Benrimo, autores de The Yellow Jacket, con dos actores de la obra, en 1912. tación de Londres”, “Una de las escenas finales de La túnica amarilla, Teatro Princesa, de Madrid”, “Dos caricaturas de Bateman”, “Chi Mu en la Puerta del Cielo (Sra. Guerrero)”, “Escena final de La túnica amarilla, Teatro de la Princesa en Madrid”. 8 Benavente, Jacinto, La túnica amarilla en Obras Completas, Madrid, Librería de los Sucesores de Hernando, 1916, p. 9. 9 “Notas teatrales”, ABC, 16 de abril de 1916, p. 14. 10 Padre de Fernando Fernán Gómez. 11 Benavente, J., Op. cit., p. 39. 12 Benavente, J., Op. cit., p. 48. 13 Candamo, Bernardo G. de: “Los estrenos: Princesa. La túnica amarilla”, Summa, n.º 14, 1 de mayo de 1916, pp. 33-37. Con fotograf ías de “Fernanado Díaz de Mendoza en La túnica amarilla”, “El Dr. Díaz de Mendoza y Guerrero en una escena de La túnica amarilla” y “Escena de La túnica amarilla”. Mayo 2012 66 jor acogida entre la crítica que entre el público. Algunos críticos teatrales, como Bernardo G. de Candamo13 resaltaron lo poético de cierto toque primitivo, con la acción del drama fuera del tiempo, las reminiscencias del Confucianismo entremezcladas con la magia del Taoísmo, así como la mística fusión en la trama del Cielo, el Hombre y la Tierra. Por todo lo dicho, La túnica amarilla, una obra hoy en el olvido, es todo un hito en nuestra escasa historia de relaciones teatrales hispano-chinas que considero debemos tener presente y, ya rondando el centenario de sus estrenos, también deberíamos volver a poner en escena. Manuel Ollé Universidad Pompeu Fabra La Ratonera / 35 68 Gao Xingjian es un creador polifacético. Al margen de la actividad pictórica de la que fundamentalmente vivía antes de obtener el Premio Nobel de Literatura el año 2000, su acción literaria se ha centrado en el campo de la reflexión crítica, de la traducción, de la narrativa y en el ámbito teatral. Como los viejos letrados de tiempos antiguos, Gao Xingjian aparte de dominar el arte de la escritura y del teatro es diestro en las artes de la pintura y la caligraf ía. Con una personal deriva abstracta y expresionista de la antigua tradición china del paisajismo a la aguada, se ha ganado un nombre en el mundo de la pintura contemporánea. En sus ensayos sobre teatro Gao Xingjian articula un pensamiento estrechamente conectado tanto con sus otras prácticas creativas como con el conjunto de reflexiones sobre cada una de ellas. No hay compartimentos estancos, ni es posible desgajar el Gao pintor del Gao narrador del Gao autor teatral o del Gao ensayista… En todos estos frentes, la obra de Gao Xingjian se sitúa en el centro de uno de los debates fundamentales de la literatura China del siglo XX: la búsqueda del equilibrio entre el tránsito de la modernidad y enraizamiento en la tradición. Es éste un debate que se envenena en el caso chino al proyectarse desde el eje diacrónico hacia el eje diatópico: la modernidad se ha tendido a identificar con lo extranjero y lo tradicional con lo esencialmente chino. Veremos cómo Gao resuelve con fórmulas propias y seminales esta aparente aporía. Gao Xingjian representa una cima creativa en una interesantísima y desconocida generación de creadores con representantes en el interior y en el exterior de China. En un exilio escogido desde 1989 tras los sucesos de Tiananmen (decisión que consistió en mantener inalterada la voluntad de no volver a China y desvincular ya del todo su nacionalidad de la República Popular), Gao Xingjian representa además (con paciente resignación y nulo entusiasmo) la voz de la libertad de expresión, no sólo en el contenido, sino también en la las formas y los procedimientos. Gao Xingjian descubrió a los diecisiete años el mito de París en una revista checoslovaca escrita en lengua china. Allí pudo leer una biograf ía del escritor ruso Ilia Ehrenburg. Evocaba su vida en París y la bohemia de los artistas surrealistas en los cafés parisinos de los años veinte. El escritor y periodista ruso contaba que había visto a una mujer entrar en un café, dejar a su bebé en la barra y marcharse diciendo que tenía que hacer un recado. No regresó jamás. Y la patrona reclamó a todos los clientes un suplemento en la propina para ayudar a criar al niño. Esta anécdota le trastornó: él quería vivir así, y decidió entonces aprender francés. Licenciado el año 1962 en la Facultad de Lenguas Extranjeras, inició una carrera literaria que quedó interrumpida durante la Revolución Cultural (19661976). Como tantos otros escritores, pasó una temporada reeducándose en el campo. Se vio entonces obligado a quemar una maleta que contenía los treinta 69 Gao Xingjian. chinos. Éste fue uno de los factores determinantes de la llamada “fiebre cultural” (wenhua re). Se abrió un intenso debate entre la reinvención de la vieja tradición y la incorporación a las nuevas corrientes creativas. La posibilidad de volver a conectar con la China profunda dio paso a la llamada “literatura de las raíces” (xungen wenxue). La posibilidad de tratar de forma crítica los traumas de la Revolución Cultural generó la corriente de la “literatura de las cicatrices” (shenshang wenxue). El clima de desengaño profundo y de materialismo feroz que ha sustituido al romántico idealis- Mayo 2012 El proceso teatral y narrativo en Gao Xingjian quilos de manuscritos poéticos, narrativos y teatrales que hasta ese momento llevaba escritos. Siguió escribiendo a escondidas, pero tampoco pudo conservar la mayoría de los papeles de aquella época: a medida que los acababa, los iba enterrando envueltos en bolsas de plástico. A finales de los años setenta le volvieron a llamar a Pekín para hacer de intérprete y traductor. Los nuevos aires permitieron la reanudación en la traducción de autores extranjeros. La relativa apertura cultural que se produjo a finales de los años setenta con deshielo de la era convulsa y vociferante de la Revolución Cultural y el acceso al poder de Deng Xioping permitió la difusión en China de todas las constelaciones de la modernidad cultural, encarnada en extranjeros que van de Sade a Sartre, Joyce, Kafka, Kundera, García Márquez, Beckett, Ezra Pound y tantos otros. Los lectores chinos más inquietos descubrieron de golpe toda la tradición de la modernidad del siglo XX. El impacto fue inmenso. Gao Xingjian tradujo entre otros a Prévert y a Ionesco. El conocimiento súbito de las corrientes renovadoras de la literatura universal de principios de los años ochenta se convirtió en un revulsivo que marcó de forma indeleble a los nuevos creadores La Ratonera / 35 Edición francesa de La huida. mo revolucionario se plasma en ficciones de morbosa violencia moral y f ísica. Yu Hua, Su Tong, Fang Fang o Ge Fei van en esta línea. Existe evidentemente todavía una literatura oficialista, enquistada en las asociaciones provinciales de escritores, pero lo que se mueve –con dificultades de censura, con exilios literarios interiores y exteriores– tiene una fuerza imparable. En poesía, los modernistas de la revista Jintian (Hoy) liderada por Bei Dao marcaron la renovación llamada “modernis- (1983), tuvo el dudoso honor de ser considerada por los censores del régimen la obra más perniciosa publicada en China. Las constantes renegociaciones en la frontera de lo publicable y representable, le dejaron fuera de juego a mediados de la década de los ochenta y decidió proseguir en París su acción creativa. Las posibilidades de desarrollar una carrera como autor teatral en China eran escasas, así que el año 1988 Gao Xingjian se marchó a trabajar a París. Allí simultaneó su dedicación teatral con la pintura y la escritura narrativa, en un continuum creativo con numerosas interconexiones. Después de la matanza de estudiantes de la plaza de Tiananmen del 4 de mayo de 1989, decidió nacionalizarse francés. Con la pieza teatral Taowang (La huida) basada en los hechos de Tiananmen sellaba la ruptura con el régimen chino. Fue una obra tan incómoda para el régimen como incomprendida por la disidencia del exilio literario chino. Años más tarde publicó dos novelas y contra todo pronóstico obtuvo el Premio Nobel de Literatura el año 2000: era por aquel entonces un autor escasamente traducido, de obra escasamente editada y dispersa, apenas con una cierta proyección literaria en los ámbitos franceses. Con sorpresa y con un punto de escepticismo se recibió en muchos círculos literarios la noticia de esta adjudicación del Premio Nobel de Literatura del año 2000 a un prácticamente desconocido escritor chino nacionalizado francés llamado Gao Xingjian. La pregunta del millón sigue siendo: ¿realmente es tan bueno como dicen los académicos suecos, o se trató meramente de una jugada política que intenta explotar su condición de disidente chino? Para cualquiera que lo haya leído la respuesta no ofrece dudas: Gao Xingjian es, antes que exiliado o disidente, un escritor completo –dramaturgo, novelista, ensayista– con un mundo fascinante que conecta con el paisaje mítico de la China profunda y con las fuentes de la sabiduría tradicional y taoísta, pero que al mismo tiempo se sirve de las técnicas expresivas más innovadoras y se muestra capaz de apelar al lector y al espectador contemporáneo con independencia de su ubicación geográfica. Gao Xingjian sitúa en el centro de su literatura narrativa y teatral un problema crucial: la incorporación a los discursos de la modernidad de una tradición literaria como la china, aislada y desconocida en el exterior. No en vano su teatro ha sido calificado de “indagación zen del absurdo”, La parada de autobús (2009), del Sanford Meisner Theater de Nueva York (foto Ho Chang). en una fórmula oportunista pero no del todo desencaminada. Evidentemente en todo premio literario siempre hay algo de juego de azar y de juego de intereses. Puestos a otorgar el Nobel a un escritor chino, lo podrían haber hecho con idéntica razón a autores de calidad similar, exiliados –Bei Dao, Yang Lian o Duo Duo– o del interior –Yu Hua, Lu Wenfu, Wang Meng o Ah Cheng–. En cualquier caso, el premio no hace sino llamar la atención sobre un autor de interés intrínseco y sobre una literatura que en las dos últimas décadas ha producido obras de mucha calidad y aspiración a la universalidad, que merecen figurar en los catálogos de cualquier editorial europea que tenga la voluntad de captar las corrientes innovadoras de la literatura universal. A pesar de que las motivaciones de la concesión del Premio Nobel a Gao Xingjian no se justifican como apuntábamos por razones estrictamente políticas, sí que son políticas algunas de sus repercusiones, especialmente en el interior de China. La reacción airada del gobierno chino ante la noticia de la concesión así lo ponía de manifiesto. Evidentemente, un premio como éste contribuye a deslegitimar un régimen autoritario que, además de exiliados políti- 71 Mayo 2012 70 ta”. En narrativa, gente como Ah Cheng, Yu Hua, Su Tong, Ma Jian o Wang Shuo, definieron un horizonte creativo marcado por un doble objetivo: incorporar a la literatura china las técnicas y los espacios literarios de la modernidad y al mismo tiempo incorporar la literatura china al discurso de la literatura universal contemporánea. En los ámbitos teatrales la figura de Gao Xingjian fue pionera en los años ochenta, como traductor y como autor. El teatro de Gao Xingjian conectaba inicialmente con las corrientes que arrancan del teatro del absurdo, pero ha seguido un curso propio, en una singular síntesis de creación sin cortapisas, que no busca romper ni experimentar sino conocer y explorar. Traductor de Ionesco y profundo conocedor de Antonin Artaud o Samuel Beckett, Gao Xingjian liberó al teatro chino contemporáneo de los ochenta del didactismo esquemático en que se encontraba empantanado. En 1981 publicó un ensayo sobre las nuevas técnicas narrativas de la modernidad que no era otra cosa sino un ataque frontal a las tesis oficiales del realismo socialista. La polémica fue agria y acabó con la campaña contra la “polución espiritual” del año 1983. Su pieza teatral Che zhan, La parada de autobús, La Ratonera / 35 72 cos, tiene exiliados literarios, en el interior y en el exterior. Aunque nuestro foco es el teatro, no podemos dejar de conectar su concepción del teatro con la de la novela: examinar brevemente sus dos novelas principales nos permite reconocer en ellas rasgos de su escritura teatral. La obra literaria de Gao Xingjian alcanza su plena madurez ya en su primera novela, Lingshan, La montaña del alma, un libro absorbente de más de seiscientas páginas, que toma el título de un lugar mítico atestado en fuentes escritas chinas con miles de años. Esta Montaña del alma se presenta como un objetivo hacia el cual emprende el protagonista y de su técnicas innovadoras, en una polifonía de voces que nunca derivan al nosotros –aquel nosotros machaconamente utilizado por la propaganda oficial. Se trata de una novela con elementos de dietario de historia de amor y de fábula. En esta polifonía de voces encontramos uno de los estilemas recurrentes en su obra narrativa y teatral: la descentración del ego, del sujeto, del actor o el personaje a través de la alternancia de voces, personas del verbo y puntos de vista. La novela nos sitúa en un ámbito fronterizo, donde habitan las minorías étnicas de los qiang, los yi y los miao, donde se suceden los diálogos, los encuentros y las ensoñaciones amorosas, la aparición de ermitaños, maestros taoístas, ritos chamánicos y monjes budistas, la recopilación de motivos y canciones populares y el relato de raptos, sortilegios y bandidajes. La obra de Gao Xingjian afronta con extrema lucidez uno de los debates fundamentales de la literatura china del siglo XX: la búsqueda de un dif ícil equilibrio entre la influencia occidental y la conexión con la propia tradición. Ya enteramente concebida y escrita fuera de China, la segunda novela de Gao Xingjian, El libro de un hombre solo (Yi ge ren de shenjing), abandona los terri- torios brumosos de la China profunda para afrontar su peripecia vital en la China de Mao y centrarse en el periodo convulso de la Revolución Cultural. La evocación de Gao Xingjian destaca por su veracidad y penetración en medio de las numerosas recreaciones memorialísticas y de ficción que ha merecido el periodo. Buena parte del libro se sitúa en un kafkiano laberinto de pasillos y despachos nominado en la novela simplemente como la Institución. Gao Xingjian retrata en secuencias discontinuas la imposibilidad de la privacidad, el peligro intenso del sexo practicado en parques nocturnos o habitaciones esquivas: en aquel clima adverso surge una escritura ef ímera, destinada a ser ritualmente quemada o enterrada. Sin embargo Gao Xingjian no se limita a denunciar o a mostrar la dureza y la miseria del momento; tiene el valor de presentarse a sí mismo como víctima de la historia y objeto de persecuciones, pero también como actor y protagonista con algo de responsabilidad en la locura colectiva: se muestra a sí mismo con el brazalete rojo, conspirando, colgando dazibaos –diarios murales de denuncia y combate político–, interrogando a viejos camaradas, dirigiendo sesiones públicas de denuncia a dirigentes sospechosos. Hay en Sonámbulo, obra de Gao Xingjian (tinta sobre lienzo). todo ello un extraño y bello halo de tristeza. Gao Xingjian convierte su incursión en la Revolución Cultural en algo más que una metáfora universal del totalitarismo y la manipulación política, traza el punto de partida de un proceso de individuación: solo se identifica con el que huye, el que escapa y el que se dignifica en algún gesto de ternura y de comprensión en medio de la barbarie. En la novela habla en tercera persona del joven que él fue: “como si fuese otro”. Se objetiva en la mirada impasible que recrea la pesadilla sin afán de juzgar ni de recrearse en el odio ni el remordimiento: si acaso con la voluntad de liberarse de ellos y de transformarlos en arte. El libro empieza justamente a las puertas del imperio, en la lujosa habitación acristalada de un hotel de un Hong Kong que está a punto de retornar a la soberanía china, en una habitación compartida casi sin interrupción durante varios días y varias noches con una joven amante occidental, judía alemana para más señas. Casi a regañadientes, y sintiéndose observado a través de los ventanales del hotel, el escritor exiliado empieza la evocación de 73 Mayo 2012 Gao Xingjian recibiendo el Premio Nobel. mano el lector un viaje iniciático en busca de la belleza y del conocimiento absoluto; un viaje hacia el propio yo realizado a partir de materiales del paisaje ancestral de la vieja sabiduría china y a partir de materiales autobiográficos. El año 1985 Gao Xingjian emprendió un largo viaje de más de diez meses y más de mil quinientos quilómetros resiguiendo el curso del rio Yangzi, desde las provincias interiores donde se conserva más viva la vieja tradición hasta la desembocadura cercana a Shanghai. De la experiencia de este largo viaje surgió su novela Lingshan (La montaña del alma). La prohibición de publicar y representar sus obras teatrales y el diagnóstico –que finalmente resultó erróneo– de un cáncer de pulmón, influyó en su decisión de alejarse de la capital. La montaña del alma traza también un viaje a las raíces culturales escamoteadas por el nacionalismo agresivo, uniformizador e ideológico del régimen chino. En la novela se sigue un itinerario que remonta el río Yangzi. Se suceden los encuentros y ensoñaciones amorosas, la aparición de ermitaños, maestros taoístas y monjes budistas, la recopilación de motivos y canciones populares y los relatos de raptos, bandidajes, destrucciones ambientales o suicidios. Gao Xingjian adopta La otra orilla, de Gao Xingjian, dirigida por Tang Shuwing (Carnegie Mellon’s School of Drama). un pasado en el que durante años intentó no pensar. Las secuencias del pasado en tercera persona alternan con episodios situados en el presente del sexo, del viaje, del recuerdo y la escritura, a través de una introspectiva segunda persona. Tal como pasaba en La montaña del alma, Gao Xingjian sitúa la re- flexión sobre la identidad personal y colectiva en el centro de su literatura. La refracción de tiempos y personas gramaticales le permite contemplarse a sí mismo recordando, reflexionar sobre el sentido de la escritura, le permite introducir derivas ensayísticas en el avance del relato. La recurrencia al erotismo le permite acce- proceso, encontramos su énfasis en la figura del autor y del actor, y su denuncia al protagonismo excesivo y estéril del escenógrafo o el director. En su concepción del teatro, cuanto más corto y directo sea el camino que lleva del texto al actor, mejor. Instalado en Francia desde el año 1987, Gao Xingjian se hizo con bastante celeridad un nombre tanto en los ambientes pictóricos como teatrales. El año 1992 fue nombrado Chevalier del orden des Artes et des Lettres de Francia. Dos años más tarde, el año 1994 ganó el premio Communauté française de Belgique por la obra El sonámbulo (Yeyoushen). Se trata de una obra plenamente representativa de la estética de la literatura fría (lengde wenxue) que propugna Gao Xingjian. Los mecanismos de refracción y de distanciación de la voz y de la mirada se concretan tanto en las novelas como en las obras teatrales en la plasmación de una mirada que mira como voz, o bien de una voz que escucha como habla: no se trata en su caso de una sinestesia que proyecte los sentidos para buscar una escritura teatral o narrativa estupefacta y confusa, sino contrariamente se trata de una sinestesia de la atención y de la conciencia, de la reverberación de un arte en otro, de un instrumento en otro para dotarlo de sentido moral y reflexivo. También en un juego con el intercambio y el cruce de las personas verbales. Dice el mismo Gao Xingjian en el ensayo La razón de ser de la literatura (Wenxue de liyou): “En mis novelas me sirvo de los pronombres yo, tú, él para referirme a los diferentes personajes y también para hablar del protagonista. Describir un mismo personaje a través de diferentes pronombres crea una sensación de distancia. He empleado también este recurso en el teatro porque proporciona a los actores que están en el escenario un espacio interior más amplio.” En las sugerencias para la puesta en escena de El sonámbulo encontramos la misma voluntad cuando Gao Xingjian pide la neutralización del actor para establecer un diálogo entre el papel y aquel quien lo interpreta: le pide dictar y escuchar a la vez las palabras de su papel, sin nunca dejarse llevar por la emoción. En esta contención de la emoción, en esta petición de tomar distancia y no identificarse con el papel que se está interpretando vemos los juegos de refracción sinestésicos entre voces y miradas, o entre personas del verbo, aquí proyectados en la raíz misma de la acción actoral. La ambición de universalidad y de simultáneo arraigo en el imaginario de la tradición literaria y popular china se refleja asimismo en la voluntad de hacer una pieza que en su escenificación china incorpore referencias legendarias muy concretas y perfectamente reconocibles por el espectador de la obra, mientras por contra en cualquier escenificación de la obra que se produjese en otros ámbitos, se pide que no incorpore el menor asomo de referentes específicamente chinos. Gao Xingjian es plenamente consciente que en la fronteriza transculturalidad de su teatro, la referencialidad china podría jugar un papel de mera marca de exotismo orientalista, sin ningún sentido germinal. Uno de los personajes de la obra debe asumir en la versión china un aspecto que recuerde al Maestro Ji (Ji Gong), un monje legendario de un monasterio próximo a Hangzhou, a quien la tradición atribuye un carácter enloquecido, excéntrico, bondadoso y con poderes mágicos. En las versiones no chinas este personaje aparece sin connotaciones chinas de ninguna clase, simplemente como un vagabundo. Se podrá objetar que se pierden colores en el trazo, pero lo que preocupa a Gao Xingjian no es el color sino el sentido del trazo: y el color de la chinoiserie podría entorpecer la construcción del sentido en la obra. 75 Mayo 2012 La Ratonera / 35 74 der a los límites de la soledad y a la vulnerabilidad de la desnudez, cuando caen las máscaras y se muestra lo oculto. El que recuerda y escribe el libro aparece caracterizado por su desapego y su nomadismo vital, le seguimos de Hong Kong a Sidney, Nueva York, Estocolmo, Perpiñán, Figueras o Barcelona, de los brazos de una amante alemana a una francesa. De la misma manera que la novela evita el plural omnipresente en las campañas y consignas maoístas, es notable la ausencia del yo: tal como se apunta en el libro, lo que importa es el proceso de observación y de objetivación, la mirada contemplada, el instante vivido. El carácter dialógico de la novela y la retórica operativa de la refracción de las personas del verbo nos remiten de nuevo a concepciones que desarrolla plenamente en el ámbito teatral. Para Gao Xingjian el teatro refleja y expresa un proceso, no entiende el teatro tanto como acción como proceso. Esto le permite disolver la contradicción entre la querencia de un teatro con unidad de acción y sentido, que a la manera tradicional desarrolle una trama recognoscible, pero al abrir el objetivo hacia el proceso, se permite desarrollar dinámicas de todo tipo: mentales, verbales, emocionales. Junto a esta concepción del teatro como Adolfo Simón La Ratonera / 35 76 Del veintiséis al veintinueve de febrero de dos mil ocho, la Alliance Française en colaboración con el Institut Français de Madrid, la Embajada de Francia, Air France y Casa Asia hicieron posible que se presentase en nuestro país el primer estreno en español de una obra del emblemático autor franco-chino Gao Xingjian, Premio Nobel de Literatura del año 2000. La obra en cuestión fue Al borde de la vida. Al borde de la vida es la primera de sus obras teatrales escrita en francés, antes había escrito en su idioma materno… La señal de alarma, La estación de autobuses y El salvaje; en Al borde… nos propone una meditación sobre el microcosmos interior así como sobre el macrocosmos exterior, temas predilectos de Gao Xingjian. La teatralidad y dramatismo del autor está inspirada por la corriente contra-naturalista en el teatro occidental, emparentado con nombres como Ionesco, Beckett, Müller o Brecht y también por el teatro popular chino del que recupera las tradiciones ancestrales del juego de máscaras y sombras, la danza y el canto al ritmo del tambor. Al borde de la vida fue traducida al español y llevada a la escena por el director franco-boliviano Marcos Malavia, co-fundador de la compañía SourouS e interpretada por Muriel Roland; el resultado fue un verdadero cruce de caminos, un cúmulo de aportes multiculturales enriquecedores. Para interpretar Al borde de la vida el actor ha de despojarse de sus recursos habituales con el fin de caminar por vías diferentes y novedosas al interpretar, han de ser capaces de mezclar, con gran organicidad, numerosos recursos como el canto lírico, el clown, la tragedia, la farsa, el mimo, el vídeo… Las técnicas tradicionales y modernas de la interpretación del actor. Gao Xingjian se considera antes que nada autor y cada vez que lee sus textos se pregunta cómo se materializarán en la escena; en Occidente ha sido complicado montar sus textos y aunque a partir de recibir el Nobel, sus obras se han escenificado en todo el mundo, sigue teniendo la sensación de que los directores no entienden su obra y no le sirve que hagan cualquier lectura de su material dramático. En sus obras hay una dramaturgia que está en relación directa con la actuación del actor y al final de cada texto propone siempre indicaciones, propuestas y sugerencias que puedan despertar… evocar… sugerir al director su propia puesta en escena sin olvidar lo que él pretende en su drama. Es consciente de la necesidad de que un autor conozca los mecanismos del actor… del arte de actuar; un autor puede escribir literatura dramática en su mesa, pero para escribir teatro ha de estar en contacto con la sala de ensayos. A partir del proceso de creación de la puesta en escena y del personaje, en el actor aparece la máscara… Después, el intérprete ha de arrancarse esa máscara trágica y arrojarla lejos… Todo esto ha de materializarse en el escenario… La tragedia y la pasión han de dar paso a… una suerte de liviandad… en ese momento el actor entrará en un estado de acto-neutro, es decir, un impulso f ísico que le preparará para sumergirse en la piel del persona- 77 Al borde de la vida, de Gao Xingjian, producida por la Compañía SourouS. se quedó a vivir para no regresar nunca a su país de origen; lejos de allí tuvo la posibilidad de realizar su obra maestra literaria… La montaña del alma. Cuando una década después se le concedió el Premio Nobel no se difundió la noticia en China y las autoridades de allí consideraron una ofensa la concesión de dicho galardón. Esto no le afectó porque siempre tuvo clara la necesidad de crear como un motor que le moviese internamente y no con la idea de hacer arte para el mercado, su idea del artista es la de alguien que no se vende a nada. En estos tiempos en que la cultura puede convertirse en una especie a extinguir, es necesario seguir mirándose en el espejo de un creador como Gao Xingjian, alguien que ha tenido gran coherencia en su obra y posicionamiento personal frente a la sociedad de su tiempo… Aunque le haya costado en muchos momentos estar al borde del abismo. Mayo 2012 ¿Al borde del abismo hoy? je. Ahí radica el reto que se plantea Gao… Buscar otra teatralidad que obligue al actor a indagar en códigos diferentes a la hora de interpretar sus personajes. Cualquier búsqueda fuera de la que puede conseguir el actor es pura palabrería, pensamiento conceptual que al no poder realizarse en el escenario, obliga a buscar otras soluciones a través de la tecnología, la imagen o la instalación de una tremenda escenograf ía que invada el escenario, desde este instante, la creación de los actores desaparece y se convierten en marionetas. Gao Xingjian nació en la localidad de Ganzhou, en la provincia china de Jiangxi. En el año dos mil le fue concedido el Premio Nobel de Literatura, el comité que lo eligió consideró que su obra tiene dimensión universal, marcada por una toma de consciencia amarga y una ingeniosidad poética con las que abrió nuevos caminos al arte de la novela y del teatro chino. Sin embargo, tras la campaña contra la contaminación intelectual emprendida por el Gobierno chino a mediados de los años ochenta, su obra sufrió gran censura y se retrasó el estreno de algunas de sus piezas teatrales, a partir de este momento no se le permitió que sus nuevas creaciones fueran presentadas en público. A finales de los ochenta viajó a Francia donde International Puppet Festival de Dublín 2011 Teatro de títeres chinos Fernando Cid Lucas Irene Criado López Se metió maese Pedro dentro dél [retablo], que era el que había de manejar las figuras del artificio... Don Quijote de la Mancha, II, 25-26 rados de cara al público infantil, a quien estaba dirigido: tres pequeñas obras de unos quince minutos cada una que llevó hasta la Isla Esmeralda un pedacito del rico y variado folclore chino. Sus títulos (en traducción para el programa en inglés) fueron: Little Monkey of Yao Mountain, The Pleasure of the Pond y Zhong Kui getting drunk, obras éstas que han tenido su versión para otras formas “mayores” de teatro (como la conocida Ópera de Pekín) o, incluso, su eco en el panorama cinematográfico de su país de origen. Pero, donde en realidad residió el valor de las actuaciones del maestro Wong Fai y de su compañía fue en el uso alternado de una técnica de manipulado y Escena de sombras chinescas de la compañía Hong Kong Puppet & Shadow Art Center. Hong Kong Puppet & Shadow Art Center (foto de Silar). otra; así, el público pudo presenciar cómo se escenificó empleando la centenaria forma de las sombras chinescas, cuyos orígenes se pierden en el tiempo, o algún número de títeres de cuerda, en donde China tiene mucho que decir al resto del mundo, con una técnica refinada y deslumbrante, como deslumbrante fue el uso de los títeres de guante, empleados para escenas más efectistas por su versatilidad para el libre movimiento, por lo que las escenas rápidas, como las de lucha, siempre logran mantener la atención del auditorio. Tuvieron mucho estas dos representaciones de espectáculo circense, con marionetas únicas, que montaron en bicicleta articulando brazos y piernas, calcando casi los movimientos humanos; amén de otros prodigios más cercanos a los autómatas que a las meras marionetas, como la que, boca abajo, fue capaz de hacer girar platos con sus piececillos de madera ante la expectación del público. Como actividad complementaria a las funciones anteriormente descritas, el maestro Wong Fai impartió el lunes 24 de octubre, en el Mermaid Arts Centre de Bray, un magnífico taller de cuatro horas de duración dedicado a la fabricación y al uso de las tradicionales sombras chinescas. Eminentemente orientado hacia quienes ya tenían un conocimiento previo de dicho quehacer escénico, se pudo aprender allí algo de la centenaria y enigmática técnica de las sombras chinescas, tan hermosas y tan distintas de cualquier otro espectáculo teatral. La valoración general del festival ha sido muy buena: una en- trada aceptable en casi todas las representaciones y un notable seguimiento de las actividades complementarias, lo que, por otra parte, no resulta nada fácil en estos tiempos dif íciles que nos han tocado en suerte. Reseñamos un buen trabajo de dirección, de organización, de difusión del arte de títeres en Occidente y, en definitiva, de reunión entre diferentes culturas al calor de algo tan común entre cualquier civilización como es el bello y noble arte del teatro de títeres. Desde aquí deseamos todo lo mejor para la futura edición, la XXI, que llegará –si esta terrible crisis que vivimos no lo evita– en este 2012. 79 Mayo 2012 La Ratonera / 35 78 En 2011 se celebró el vigésimo aniversario del famoso International Puppet Festival of Ireland, radicado en la capital del país, Dublín, y en sus alrededores. Durante los días 21 al 31 de octubre se pudo ver en varios escenarios repartidos por la hermosa ciudad de Dublín diversos espectáculos de esta forma escénica, venidos desde diferentes puntos del planeta, como Reino Unido, Rusia, Bulgaria, Alemania y, como representante del continente asiático, China. En efecto, gracias a la ya asentada “Hong Kong Puppet & Shadow Art Center” (HKPSAC), compañía que mezcla a la perfección la antigüedad con la tradición, se pudo ver el día 21 en el Lambert Puppet Theatre y el 22 en el Mermaid Arts Centre of Bray sendos espectáculos muy bien estructu- Libros historia de los hermanos soga [soga monogatari] Traducción del japonés de Rumi Tani Moratalla y Carlos Rubio La Ratonera / 35 Madrid, Trotta, 2012, 365 pp. Fernando Cid Lucas Los amantes de Japón y de su literatura estamos de enhorabuena prácticamente casi todos los meses. En los últimos tiempos, en efecto, muchos han sido los títulos traducidos a nuestro idioma provenientes del País del Sol Naciente. Editoriales como Impedimenta, Satori, Funambulista o Trotta han apostado fuerte por Japón, por su rica y variada literatura, en la que uno puede zambullirse seguro de encontrar en ella lo que busca, sea lo que sea. Esta vez, ha sido la editorial madrileña Trotta quien nos entrega un título fundamental, la Historia de los hermanos Soga; un texto clave, no sólo para entender los convulsos siglos XII y XIII de Japón, sino también para entender el momento trascendental que vivirán sus letras. El Soga monogatari es, en efecto, la piedra de toque para comprender parte del corpus teatral del Noh, de cuya trama beben, al menos, una veintena de obras, directa o indirectamente, lo mismo que otras tantas piezas para Kabuki, pero también de Bunraku, y, en un ámbito más popular, canciones folclóricas, e, incluso, varias películas de corte histórico. Por otro lado, dicho título es uno de los mejores ejemplos de monogatari, este género literario propio de Japón, de carácter mixto, en el que tienen que ver la historiograf ía, las alusiones a la religión, a las normas de moral y de conducta, leyes, etc., que acompañan a una o a varias tramas principales. La edición del libro, primera en español, viene recomendada por los nombres de quienes son dos de los decanos de la traducción de obras cumbres de la literatura nipona en nuestro país: Rumi Tani Moratalla y Carlos Rubio, ambos responsables de las traducciones del Heike monogatari (2005) o del Kojiki. Crónicas de antiguos hechos de Japón (2008). Al alimón han realizado una espléndida traducción de una obra nada fácil, escrita en japonés antiguo y plagada de pasajes oscuros que precisaron de multitud de notas a pie de página (material que el lector, sin duda, agradecerá). A esto hay que añadir diferentes anexos en los que se clarifican los personajes principales, árboles genealógicos, mapas y un glosario final que no nos vendrá nada mal para “digerir” un texto arduo en ocasiones, repleto de alusiones cosmogónicas, teológicas, históricas, etc., todo ello acompañando la historia (central, me atrevo a decir no sin cavilar bastante) de los hermanos Gorō y Jurō, que buscan vengar la ominosa muerte de su padre. Un gigantesco fresco, en definitiva, que quiere ser lo más fiel posible a ¿Por qué ladra tan furioso el perro? Está a la puerta un funcionario. Me visto a toda prisa y salgo a recibirlo. Es el recaudador de la contribución. Soy un pobre y suplico moratoria, pero el recaudador se enfada, entra detrás de mí en la casa. En la casa no encuentra nada que llevarse. Voy a pedir un préstamo al vecino, y el vecino me dice que están vacías sus arcas. ¡Qué difícil, dinero, conseguirte! Por ti, dinero, me veo solo y triste. Canción popular china de los siglos II al VI 81 Mayo 2012 80 la vida de la época de los diferentes estamentos del Japón de finales del siglo XII y todo un logro por parte de los traductores al trasmitirnos –con su buen hacer y fidelidad al texto original– la emoción y los sentimientos de los protagonistas de tan necesario volumen para el mundo de la japonología. Bienvenidos seáis, pues, Soga no Gorō y Sora no Jurō a los estantes de nuestras librerías. 83 Mayo 2012 La Ratonera / 35 82 Ópera de Pekín Foto de Hans Bernhard. La Ratonera / 35 84 ISSN 1578-2514 9 771578 251002 35