A C U E R D O En la ciudad de La Plata, a 19 de julio de 2006, habiéndose establecido, de conformidad con lo dispuesto en el Acuerdo 2078, que deberá observarse el siguiente orden de votación: doctores Hitters, Kogan, Pettigiani, Soria, Genoud, de Lázzari, se reúnen los señores jueces de la Suprema Corte de Justicia en acuerdo ordinario para pronunciar sentencia definitiva en la causa P. 79.845, "M. , H. F. oG. , J.R. ;G. , G. D. o D.G. . Tenencia ilegal de arma de guerra". A N T E C E D E N T E S La Sala Tercera de la Cámara de Apelación y Garantías en lo Penal del Departamento Judicial de Lomas de Zamora condenó a H. F. M. o J. R. G. a la pena de tres años y seis meses de prisión, y lo declaró reincidente y a G. D. o D. G. G. a la pena de cuatro años de prisión, por ser autores responsables del delito de tenencia ilegal de arma de guerra, con accesorias legales y costas para ambos. La Defensora Oficial de los procesados interpuso recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley. Oído el señor Subprocurador General, dictada la providencia de autos y hallándose la causa en estado de pronunciar sentencia, la Suprema Corte decidió plantear y votar la siguiente C U E S T I O N ¿Es fundado el recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley interpuesto? V O T A C I O N A la cuestión planteada, el señor Juez doctor Hitters dijo: Considero, a contrario de lo dictaminado por la Procuración General, que el recurso es procedente. 1. En la expresión de agravios la defensa alegó que en la sentencia de primera instancia se encontraba ausente la prueba del dolo de los imputados (fs. 234 vta.). En su contestación a dicho escrito, el fiscal no se hizo cargo de tal reclamo referido al aspecto subjetivo del ilícito atribuido a los acusados (fs. 237/239). Tampoco lo hizo el tribunal al fallar puesto que afirmó que existía prueba de la autoría responsable ya que "... las armas fueron incautadas en el interior del vehículo en el que se desplazaban los enjuiciados, por lo que los mismos se hallaban en su poder, debiendo rechazarse los argumentos de la defensa de pretender desvincular a los encartados en el hecho" pero sin hacer alusión a lo puntualmente planteado por la recurrente (fs. 249). En su recurso ante esta Corte la Defensora Oficial ha insistido con que no se probó el dolo pues no fue demostrado que los procesados conocieran la existencia de las armas "o" su calidad de armas de guerra, lo cual constituiría un supuesto de ignorancia de hecho, pues sería de tal índole "... la relativa a que el decreto reglamentario incluye el arma de que se trata entre las de guerra... " (fs. asistidos sean 260). En absueltos conclusión por no reclama haberse que acreditado sus el elemento subjetivo del tipo en cuestión. 2. Tal como lo expone la recurrente, los jueces de grado no hicieron referencia alguna al elemento cognitivo apuntado, de modo que, en definitiva, no puede tenerse por configurado el dolo (en cuanto concepto que incluye el aludido conocimiento) en el delito de tenencia ilegal de arma de guerra, el que no se presume y debe ser acreditado. No basta con que el tenedor del arma de guerra conozca las características físicas del objeto que está en su poder sino que además debe saber que el mismo se encuentra entre la clase de los rotulados como "de guerra", lo que no equivale a conocer la regla jurídica que así lo establece. El problema que vincula las leyes penales en blanco -tal el caso del art. 189 bis, párrafo 3ro. del Código Penal en cuanto remite a otra norma para la especificación del significado de la expresión "arma de guerra"- con la presunción del conocimiento del derecho no puede resolverse con sólo partir de la premisa de que la ignorancia o el error juris no excusan. Tan es así que la doctrina tradicional ha distinguido según la ignorancia o el error versen sobre el derecho penal o el derecho extrapenal, equiparando a este último con el error de hecho a los efectos del art. 34 inc. 1 del Código Penal. Respecto de este delito, considero como Nuñez, que "... no es una ignorancia de derecho, sino de hecho, la relativa a que el decreto reglamentario incluye el arma de que se trata entre las de guerra" ("Derecho Penal Argentino", Ediciones Lerner, 1975, t. VI, pág. 73, nota 112). Desde otra perspectiva, puede llegarse a la misma conclusión si se afirma que constituye un error de tipo que excluye el dolo el que recae sobre elementos normativos de la figura o "... elementos que permiten completar los tipos incompletos o abiertos" ("Derecho Penal, Parte General"; Zaffaroni-Alagia-Slokar; Ediar; Bs. As.; 2002; pág. 536) (En cuanto al conocimiento que estos elementos requieren por parte del agente, referido a comprender su significado social y no necesariamente la existencia concreta de la norma legal respectiva, véase la misma obra, págs. 528/529, puntos 3 y 4). Tomando por caso el art. 162 del Código Penal, es cierto que el sujeto activo no precisa conocer qué significa "cosa mueble" en los términos del Código Civil, pero es indudable que sí debe saber que es "ajena", lo cual no supone la lectura de las reglas legales sobre el derecho de propiedad ciertas sino cosas interferir simplemente pertenecen a arbitrariamente tener otros en la y esta noción que no relación de se que debe (sobre el conocimiento en la esfera del lego, véase Zaffaroni, op. cit., pág. 529). Establecida mi postura en ese punto -que pueden configurarse errores que excusan en relación a normas no penales-, la siguiente cuestión a analizar es saber qué consecuencia se deriva de que en el proceso se haya alegado el desconocimiento de la calidad de arma de fuego por parte del tenedor (aquí, en rigor, como argumento subsidiario de otro desconocimiento: el de la existencia de las armas en el automóvil). A mi juicio, en tal situación surge la necesidad ineludible para la jurisdicción de fundamentar positivamente la culpabilidad y no darla por supuesta: si bien la praxis judicial prescinde habitualmente de esta fundamentación, ese proceder resulta claramente ilegítimo cuando se excluirla ha invocado (véase una Winfried circunstancia Hassemer, que podría "Fundamentos del Derecho Penal", Bosch, Barcelona, 1984, págs. 267/271). El planteo acerca de tal ignorancia debió dar lugar a una indagación sobre la cuestión y no al silencio como fue respondido por la alzada. "No prueba. Las incumbe causas al acusado de la exención carga y de material de extinción no constituyen excepciones a los efectos de la prueba en el derecho procesal penal..." (citado por Guillermo J. Ouviña en "La presunción del dolo en los votos del magistrado Bustos", JUS, Revista Jurídica de la Provincia de Buenos Aires, Editora Platense, La Plata, 1969, pág. 111). En suma, la invocación de una circunstancia que podía fundar excluir la responsabilidad expresamente la imponía culpabilidad a los (o, jueces según la perspectiva teórica que se adopte, el tipo subjetivo), es decir, el aspecto corresponda darlo del por dolo que presumido o fue negado, poner a sin cargo de que la defensa la demostración de la excusa. Asumida tal carga en esta instancia, como se verá de seguido y en el presente estadío del proceso, la plena prueba del dolo no es posible. 3. Por lo expuesto, debe casarse la sentencia recurrida en el nivel del conocimiento que los autores pudieran tener sobre la calidad de armas de guerra de las que se les atribuyen haber tenido en su poder y asumiendo competencia positiva corresponde concluir que no hay en los autos elementos que permitan conformar prueba directa de tal conocimiento. Por otra parte, la circunstancia de que tanto el cuerpo del delito como la autoría hayan sido demostrados en la instancia de grado mediante indicios impide que ahora se emplee dicho medio de prueba indirecto para acreditarlo (fs. 209/213 vta.). Esto es así aún cuando el Juez haya mencionado al efecto no sólo la prueba presuncional sino también la prueba pericial, pues esta última no tiene mérito en este caso para sostener, por sí sola, aquellos ítems (arts. 258 y 259 del C.P.P., conforme P. 40.195, sent. del 10-III-1992; P. 44.840, sent. del 10-XI-1992; P. 46.104, sent. del 26-VII-1994; P. 51.399, sent. del 30-V1995; P. 51.976, sent. del 6-IX-2000 y P. 59.260, sent. del 13-XII-2000). De tal modo, aunque H. F. M. (o J. R.G. ) registra una condena anterior por diversos delitos entre los cuales se halla también el de tenencia ilegal de arma de guerra (fs. 77) y de ello puede inferirse, a su respecto e inequívocamente, que conocía la existencia de tal categoría de armas y, por lo tanto, la clase a la que pertenecía la que se le adjudica haber tenido en estos autos, se trata, en todo caso de una presunción que, como acabo de señalar no puede ser utilizada. Por lo tanto, no resulta útil continuar con el examen de otros datos que pudieran tener el carácter de indicios ni a su respecto ni al del coprocesado. En suma, debe absolverse a H. F. M. (o J. R.G. ) y G. D. o D. G. G. en el delito de tenencia ilegal de arma de guerra (arts. 189 bis, 3er. párr. del C.P., según ley 20.642, 365 y 269 del C.P.P., según ley 3589 y sus modific.-). Lo así resuelto torna ocioso el tratamiento del resto de los agravios (doct. art. 359 del C.P.P.). Voto por la afirmativa. A la cuestión planteada, la señora Jueza doctora Kogan dijo: I. Disiento con el colega que me antecede -doctor Hitters- pues considero que el recurso interpuesto no puede prosperar. El recurrente denunció la violación de los arts. 227, 269, 263 inc. 4 letras "a" y "f" y 431 del Código de Procedimiento Penal (según ley 3589 y sus modific.); 18 de la Constitución nacional y errónea aplicación del art. 189 bis, tercer párrafo del Código Penal y la inobservancia de los arts. 263 incs. "d" y "e" del Código de Procedimiento Penal citado y 40, 41 del Código Penal. II. Cuestionó inicialmente la conclusión del a quo según interior la del cual "las vehículo armas en el fueron que se incautadas en desplazaban el los enjuiciados..." (v. fs. 260) alegando que "no ha quedado demostrado en autos que los imputados tuvieran conocimiento que en el interior del rodado en el que viajaban junto a otras personas se encontraban armas de las calificadas de guerra" (fs. 260 cit.) y que ese desconocimiento -sea de la existencia de las armas o bien de su calidad de guerraexcluye por sí el dolo. Solicitó la absolución de sus asistidos por no haberse acreditado el elemento subjetivo del tipo en cuestión. III. En cuanto al alegado desconocimiento de los imputados de que en el interior del rodado se encontraban armas calificadas como las de guerra la queja no puede prosperar, pues la cuestión remite a la determinación del hecho (extremo que el tribunal tuvo por verificado, v. fs. 248 vta./249) y como tal, no puede ser aquí atendido. Los agravios vinculados a la fijación de los hechos y a la valoración probatoria extraordinaria caso no C.P.P.; han salvo sido causas 23-IV-2003; P. no son supuestos siquiera P. propios 74.215, y sent. esta excepcionales, denunciados 64.541 de P. del que (doct. 77.778, 22-X-2003; instancia en el art. 360, sents. del P. 81.485, sent. del 12-XI-2003; P. 71.053, sent. del 3-XII-2003; P. 65.244, sent. del 21-IV-2004; entre muchas otras). Por desconocimiento otro de lado, la el calidad planteo de guerra vinculado de las secuestradas incurre en insuficiencia (art. 355 cit.). al armas Desde una perspectiva, no define con claridad cual es el alcance de su reclamo. Ello pues "no es dable predicar un idéntico efecto del error acerca del calibre del arma o las demás características de ese objeto (error de tipo) que el que podría emerger del desconocimiento o la errónea valoración de la situación de hecho que el autor conoce correctamente (error de subsunción, que podría conducir a un error de prohibición)" (cf. voto del doctor Soria al que he adherido, P. 85.630, sent. del 10-V-2006). Desde otro andarivel, cabe señalar que la recurrente no ha relacionado su agravio con la respectiva norma de fondo que debió aplicarse en función del error que alegó, la que ni siquiera mencionó (doct. art. 355 cit.). Lo expuesto deja sin sustento la denunciada infracción al art. 18 de la Constitución nacional y a las normas procesales invocadas en apoyo de la pretensión. IV. Como segundo motivo de agravio adujo que el tribunal ha inobservado el contenido de los arts. 263 incs. "d" y "e" del Código de Procedimiento Penal citado y 40 y 41 del Código Penal, y abogando por la imposición del mínimo de pena para el caso, solicitó "el contralor sobre el juicio quantum de razonabilidad punitivo resulta de injusto pena por impuesta, elevado" pues (fs. el 260 vta.). Este tramo del recurso, tal como ha sido presentado, también resulta insuficiente, toda vez que la señora Defensora se ha limitado a oponer a lo decidido por el tribunal constituye una un opinión método personal ineficaz discrepante, para evidenciar lo que que el juzgador haya incurrido en transgresión a las normas de determinación de la pena (P. 71.085, sent. del 30-IV-2003; P. 69.861, sent. del 21-V-2003, P. 77.074, sent. del 9-VI-2004; P. 63.945, sent. del 26-X-2005; entre otras). V. Respecto a la denunciada infracción al art. 263 inc. 4º del Código de Procedimiento Penal -texto según ley 3589 y sus modif.-, este Tribunal tiene reiteradamente resuelto que la regulación de las cuestiones sometidas a la segunda instancia no se halla en el art. 263 citado, sino en el art. 342 del mismo cuerpo legal (P. 39.081, sent. del 20-III-1990; P. 44.386, sent. del 13-VIII-1991; P. 52.742, sent. del 29-XII-1994; P. 53.681, sent. del 11-III-1997; P. 64.445, sent. del 30-III-2005, e/o.). VI. Finalmente, debe destacarse en relación con la ley aplicable al caso que el delito de tenencia ilegal de arma de guerra por el que los imputados vienen condenados (arts. 189 bis, tercer párrafo, C.P.; cfr. ley 20.642 -vigente al momento del hecho-; 14, ley 20.429) que, tal como quedó acreditada la materialidad ilícita devenida firme (fs. 209/210, considerando primero; conf. remisión de fs. 248 párrafo tercero), en la que se les adjudica haber portado en pasajeros, el vehículo debajo de en los el que asientos se desplazaban donde iban como sentados (conforme posición indicada en el acta de procedimiento y secuestro de fs. 2/3) dos armas de fuego, una pistola, calibre 9 mm, marca Browning, nº de serie 06362, con la munición correspondiente y un revólver calibre 38, largo, también con su munición, marca Onena nº 4543 y sin autorización legal, y cuya aptitud para el disparo se tuvo por acreditada al igual que los cartuchos secuestrados (fs. 209, considerando primero, letra f), el encuadre legal al momento del hecho resulta ser más beneficioso que el que podría corresponder en función de la reforma introducida por la ley 25.886 (art. 189 bis inc. 2°, ap. cuarto, C.P.), debiendo, en consecuencia, ser mantenido (arg. arts. 18, C.N.; 9, C.A.D.H.; 15.1, P.I.D.C.P. y 2, C.P.). Pues, si bien la portación no comportaba, por entonces, una figura específicamente calificada como lo es en la actualidad, sino que quedaba abarcada en el concepto más genérico de "simple tenencia", lo cierto es que el hecho descrito y probado (único dato relevante en función del principio de congruencia, art. 18, C.N.) refiere a la portación de un arma de guerra apta para el disparo. Por ello, la subsunción legal en el tipo penal de la simple tenencia de arma de guerra (art. 189 bis, tercer párrafo, C.P. -cit.-) debe mantenerse, siendo que ese hecho hoy encuadraría en una figura penal específica más gravosa (conf. P. 71.987, sent. del 1-XII-2004; P. 80.224 y P. 74.762, sents. del 2-III-2005; P. 88.076, sent. del 30-III-2005; P. 75.713 y P. 75.667, sents. del 11-V-2005; P. 76.577, sent. del 24-VIII-2005; e/o). Voto por la negativa. Genoud y Los señores de Lázzari, jueces por doctores los mismos Pettigiani, Soria, fundamentos de la señora Jueza doctora Kogan, votaron la cuestión planteada también por la negativa. Con lo que terminó el acuerdo, dictándose la siguiente S E N T E N C I A Por lo expuesto en el acuerdo que antecede, de conformidad con lo dictaminado por el señor Subprocurador General, se resuelve -por mayoría- rechazar el recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley interpuesto, con costas (art. 69, según ley 3589 y sus modif.). Regístrese, notifíquese y devuélvase.