¿ OO'lIPARACION DE LA BPOCA PASADA CON LA PRESeNTII ;F~ .-:.-, POR EL REVERENDO PADRE BOGOTA. 186S. Bi\l~C~) iA~ LA: ii::P-L¡~UC~.... f";·-'¿¡-'~~:;";;.~~;r"~j~~~~~ COMP ARACION DW EPOCA PASADA LA. CON LA PRESENTE. EPOCA PASADA. Es una verdad inconcusa que cuando un pueblo ha dejenerado de sus alltiguas costumbres, 8010 por acomodarse con 18S de otl'OS paIses ya vicIados en las suya!!, esa transicion al principio engaila I alucina, presentando a la sociedad un aire de felicidad i de verdadero progreso; pero bien pronto se comienzan a sentir los funestos resultados de ese inconsiderado cambia mento, i por lo regula l' , esto sucede cuando ya no es posible contencr el torrente de males, que gravita sobre el pueblo, como castigo de su novelería. Hé aquí lo que ba sucedido en nuestro pais. Para patentizar o demostrar esta verdad ba1tará solamente hacer un cotejo o paralelo de nuestras antiguas costumbres, con las de la época presente, i enlónces veremos la notable diferencIa que se encuentra; veremos lo que fuimos, I lo que somos, I en esa difercncia quedará demarcado el punto de partida de cuantos males I desórdenes sufre boi la sociedad. Pero como no es fácil referir la historia tomando a cada uno de los pueblos en particular, me limitaré solamente a las antiguas costumbres de 'os habitantes de la capital, pues poco mas o ménos, eran las mismas en todos los demas pueblos que formaban el todo de la Naclon. Mas para esto, es tambien [odlspensa- -,4',- ble, remontarnos un poco, hasta nuestra época de celonos, para Irle siguiendo los pasos al cambiamento de las costumbres. Entremos en asunto. En e&etiempo la8 costumbte8, o hábit08 sociales eran eompletamente uniformes, en Santafé, ciudad eapltal dJ 1. ¡'Uclon. En efecto, parece que alli DO'exlstia siDo 118. soJa familia, la que trabajaba como de mancomun para DO trastornal' de ningun modo el órden de sus patriarcales costumbfes, las que se practicaban como sigue: A las cinco de la mañantFel padre de familia daba principio a los trabajos de1>'dla, por dírijirse al templo 1lI0ciado de sus hijos, para asistir al santo sacrificio de la misa, a la que concurrlan con tal respeto i venel'aclon que .manlfestaban tener una alma llena de fe, eJÍ orden a la feal (ireseBcla de Jes\l(!rlstCten eliacomparable' misterio dela EucarlsUa. En seguida volvl~ a su casa, eDdoDQ ya estaba preparado un sencillo desayuno, concluld\)" 'el cual, el padre se consogl'nba al fiel desempello de su &ftcto, empJeo, o profeslOD,i catre tanto su virtuosa esposa, llena de"l'ecato I de recojirotent& arreglaba dilijentemente todo }ó'perteDeeiente 8H~rden doméstico, i despucs se· entregaba a sus labores' manualeS, sió' concederle ni ocio 11D momento de tiempo. Los bljos se habian dirljido yautls eotrespondieites eseuelas, colejios u oficios, hasta :1IUe ltegada la hóra del medl() día, se reunian nuevamente ~n sus. casas. A las doce estaba precisamente la mesaprepa· rada en todas las famUias, sin escepcton,de tal manera- que c1e esa hora a los dos de Jatarde, se encontraban las calles de'la ciudad completamente sol8s, las puertas cerradas i 110 se advertia por todos SU!! áD~ulos, sino un silencio 19neral ; pero apénos la 8onora:campana dell'eloj de trlt. anunciaba las dos, cU8ndo'wdo S8 ponill D989amente en movimiento, viéndose 8 la' multitud de jente erUZM"ifM calles. en diferentes dlrecm.nes, el emplead\) ft su ofldoa, el ~88no a 8U taller, el'jó .•.ena 8U coleJlo, el mercader a .a'cfenda. el juez a 8\1tribuDal'1 así SllCeslvamente. Es- 1_·.· . -5- duraban basta las moco o cinco f media de la tarde, hora en que cada uno vonta a reuntraecon '. querida famlliapllra tomar 000 lamas dulce fratenH4lld lo que entóoces llamaban refreaear, que JlQoslsUa ilO.-001at6, pan, dulce t UD V880 de agua crisfaliua. A la 4lsm· pllDsda de las seis, todo mundo ron el sombrero en mano, saludaba con las tres Ave- Marfu, 1 con un corazon lleno de amor I de entusiasmo, 11 la Reioa de todo lo criado, 8 la dulce, a la consoladora Marí6, protectora Infalible del santafereño. Desde ese momento, que estaban ya las fa· milias reunidas, el padre tomaba en sus manos el catecismo de la doctrIna, i con un corazon t un celo verdaderamente paternal, ocupaba, mas de Ulla hora, en inculcar en el corazon de sus tiernos I dóciles hijos, las primeras nociones de la doctrina santa de Jesucristo. Terminado este ImportanUsimo deber, se reunla todo el personal que forn¡,aba In familia, pal'a dar principio al rosario de María. el que ,se rezaba por costumbre, desde el palacio del soberano, hasta la mas humilde choza del pordiosero, I apénas terminaban las alabauzas de la dulce I encantadora María, se dirijian ni comedol', i semejantes 8 una comunidad de relijiosos, la mas bien organizada, para tomar una frugalfslma cena, acompañada del contento, de la fratcrnidad i de las caricias pateruales ; esta cena terminaba, con las gracias que el padre daba a Dios, a nombre de toda su familia, por los favorc's que habían recibido de su mano, en el CUI'SO de todo ese dia. Era llegado, pues, el momento de dirijh'se cada uno n su aposento, pero ántes de esto se practicaba prlmer~ la mas tierna e imponente de cuantas costumbres ha tenido nuestra santa i amable relijion, sí, la de hacer el padre de familia, las veces del mismo Dios sobre la tierra, esto es, bendecir a sus hijos, ~on la señal de la sacrosanta eruz, I con esta, quedaban aquellas Inocentes familias, te· posando en unn completa traDquilldad. Las tristes IIOJDbfM de la noche, ,no atormentaban, ni intlmidabMl aqueloItrabajol -eJ1••• almauándldas e I8oeeDteI· quehabfan pando el cUa; eumpllJodo SU8 reapeeUvos' deberea; sin haber manchado ~enclacon ninguna :el81111 de delito. ,'~Aldla slguleDte teclo aeejetutaba de')a misma mlm"_ ra Icoo el mismo órden.-EI órdeD público era admjra. ))le, en todo el cnr80 de la DOoIuf,eran raras lal personas 'flU.aeeneutrabao por ta'e8I1t; I de las Dueve para ade6 lJDta· 'WAe' velan sino aquellalqne se dlrijlan' a una w~ ea.o en busca de un médico o ,confesor, o con algunacle aquellas urJencias de Imperiosa necesidad: pues las patrullas, las autoridades I damas aJentes de la policia se el':QZ8banen diferentes direcciones, velando para evitar lOs robos, los atropellamlentos, lasjontas secretas i sospecl1Gt81l, I cuantos desórdenes se pueden cometer por los pa'YertlOlI, favorecidos por las thúebt_de la noche. , Si habJa alguna funclon de teatro se vela, es verdad, UDgran concurso, pero con órden, r.on moralidad, sin eF eáodalos, pues las autoridades, coo on admirable celo Impoolan hasta los menores movimientos que indicaran UD disturbio o ataque contra la moral o el órden público. LoadlJ:eCtores o compañías del teatro no tenian libertad pua:.NprtlBelltar al público lal piezas que se les antojaraD, pues tenian que pasar primero por la rigurosa censura de las autoridades, quienes negabaD el pase o licencia, encontrando en dicbas piezas alguna C088 que ofendiera la reli~on,·el.pudor o la moral. ' Si habia alglln baile o dlverslon tampoco faltabaD lO\, COIlcurrentes, pero alH no se permitian de ninguna ma'; nera las libertades indecorosas, ni los terribles escándalos, acañonados por la embriaguez. Los jóvenes iban hombro a hombro con sus padres, 108 que tomaban con la mayor Dloderaclon un asiento en la sala del convite,para ver i presenciar la diverslon de sus bljos, I semejantt'S 8 un Af'gOI no perdlan de vista DI aun lalrmenores de las a~ciones do su blJos, I si estos, por desgraela,~metian alguna falta, 'OJeeI4urt1aD alguna malicia, lltgan4Q a II¡ CNll, eran u -f~ CMlejld08i castigados, eegunla mayor o menor grav~ clt la falta. Ette IufatigebJe celo de los padres ddamUla. Ncla que 108jóveoes (le ese tiempo feliz. lIegarau· ~ Ja -edad de diez I 88b J mualot, sln~ber perMd_o .•• IDocencla I sencillez; pues en esa edad la mayor parte da los jóvenes su entretencJon eonalstla, en hacer altar., procesiones I repetir en su casa lo que velftn en los tem~ 1>108.1yo pregunto ¡qné era lo que influia en esas santu t rellJlosas costumbres de la juventud' lo que velan f pre.. senclaban en la casa de sus padres, pues en las salas principales f en los dormitorios no veian por donde quiera IIlno Imájenes de santos, i en esta materia era tal el entusiasmo relljioso, que los santafereños no tenlaD por ella grande, ni decente, ni lujosa, sino aquella en donde habla un grande 1hermoso Cristo crucificado, el que estaba colocado sobre una mesa, en la sala principal, siempre adorJ}ado con las fr,ascas 1fragantes flores, tomodas de UD jardln, que con esmero se cultivaban para ese objeto; I él principal lujo consistia en que las paredes de esa misma salo estuvieran adornadas con las fmájenes principalmente. de Marío, plntura¡ por lo regular de un mérito estraordl .• narlo.Hé aquí en loque las familias haclan consf,Ur todo.u orgullo i ostentaclon, pero orgullo f ostentaclon santa, que eran como el preciso resultado de su fe i del incomparallle gusto que tenian por todo lo que era de Dios I de su amada relljloo, siendo ese el camino recto por donde les venia la Inocente felicidad que disfrutaban, a lo sombra de la paz-; "pues la miseria era casi desconocida en esas famlliaspa •• trlarcales, f cuando, por desgracia. alguna persona estaba atribulada por esa desgracia, prontamente encontraba el ausilio en cualesquiera otra familia. Un padre a quieD faltaba lo necesario para subvenir 8 Iss necesidades de su casa, se dlrljla a un amigo f le hacIa una IIjera InslnuaeJOJl de las circunstancias en quese encontraba, 1ese buen amigo ponía lnmpdiatamente a 8U dl9poslclon la cantidlld que J;lecesltara¿ f de qué modo T sin testf~os, sin aoeumentol -- 8 -Jin~,8fD&ltntolerilbte robo de la usura, su 1*hdwa I 'nlida'lfJtU que IU palabra, era 'suficiente .para poner ". in Mífósléf6il .c.ualesquieril cantidad,; :pero sI no babfa P6't •••• cfa, 1 á '~po. un Iimigo ~e tbnftallz8. entóncei •• qil6lfabá otro.Jecurso al necil&itaoo, f era-el de tomar- UQa 6béá1cualéJquiera d~ la Cáaa, paí1l'erIipe6arla, Anells -q~ elre&é,tt-.po 'feliz. todas eranvaftOsás, éstdbos, @blét'toJ~~Ulos, plati1los. en una palabra. todo era depJata. Iias joyas de la mujer conslstiao en oi'o,phita. diamantes •. eilmerilldas 1 demas piedras preclósas. ettlD bermosos '1de riquísimas i hasta sus vestidos telas. i tan eierto es esto. qUe 'una 'señora de ese tiempo, en 1]n dia de pompa o de solemilldlid. en que se adornaba con sus mejores jOYM, i le ij~glllan8ba COIl todas sus pre&e¡ls, no se babrra da40 p01',vnnesdepesos. lo que tenia sobre sileaerpo. Con. ~ positiVas i'iqUezas o propiedades, que casi !lran jeneral., DOera posible que ninguna familia tufrler. en silencio lo terribles calamidades del hambre i de la desnudez. Habla tambten es verdad. familias pobresi 'menesterosas, quc cá. Retan de todas esas 1hicas o elementos de fellcidad,pero es. _~mtlfas-proDtarnente -encóntraban el pan entre aqneltos ClénliODtle· ':nenOs de filantropfll1 de j.nerosidlld cfisUana. que riuuéa miraban con Indlferenéia la dcsgracladasl1e.!1e del ibdlJente i del necesitado. Por el oontrario, se df8putallan lagroria de dividir su pan eoo el pobre, sin 1titert8 fltR!IIaguna clase, I nunca con fines bastardos i siniestrOs; eOODa palabra, la pobreza i la miseria propiamente Iti~b_ f 11 hambre con todos sus horrl)res no eran conocIdos en ~prfvJ\eJI8do pals. en donde la caridad habla levantado .u trono, por el sobernno influjo del EvanJello. Caridad DO solo por la miseria personal. sino por' tada calamidad páblica que llegara a sn conocimiento. 'M'ol'fa,'por ejemplo, alguna pel'llona, de una mSDerare'pentfna, I ah 1este funes"tonconteclmlento~ se sabia ,en el it\e~to, .por donde qulerat 1 ,wtóneea un terror paulco lIna se resentia '~ veta~p1Il\Adoen 'el sdmblítnte de cada uno; el tlIpallto, -- -.~ la oonlternacion se haclan sentll' por donde quf~ra; tal era elilentlmlento de humanidad I de temor de . Dios, que tanto caracterizaba d esas almns que no se bábllin colT'Otii., pido i que vivían bajo el Imperio de su moral crlstlanli F~¿ 1qué diremos cuando por desgraciase habla cometido al¡!\Jn asesinato? I Ah 1 este horrendo delito era el máS raro I casi desconocido, en esa época feliz, pero ~uando sucedla ¿ quién podía esplicllI' la impreslon que hacia en .toda la sociedad ese trájico acontecimiento? Todos quedaban escandalizados, el dolol' mas vivo oprimia los C01'8zonl~Sdentro de su pecho, i el delito apénas se habla consumado, cuando en el momento las autoridades, encargad::~ de la jU3ticia, volaban al lugal' del delito, se hacían las averiguaciones mas e~crupulosas, sin pérdida de tiempo, hasta poner ni asesiL10 en seguridad, el cual era juzgado sin demOl'a, I mui pronto se le veia expiar ~u crimen en un banquillo I en la mitad de una plaza, en presencia de aquella multiturl que se reunia en el dla destinado para el mer'rado pÚblico. Este dil\ era el mas amargo que podían sufril' los habitantes de Santafé ; pero no había remedio, era indispensable ponerle dique ni puñal del nlevoso,escarmentar' a ios que quedaban I salvar la sociedad.La lel que lo condenabn era justa, i contra esa lel no habian nparec:do todavía los sofismas de aquellos que mas tarde habilln de apadl'Íllar al inhumaDo asesino, eliminando esta leí, que siempre será la única garantia con que cuenta la ~ida del ciudadano. El robo era tambien un delito poco conocido, porque todo mundo se mantenia del sudor de su frente, I era mal pequeño el numero de aquellos que, entrl!gados al ocio, querlan "Ivil' del trabajo ajeno, I sobre todo, porque las autoridades les seguían los pasos i los perseguían en donde quiera I a todas horas, sin perdonar nunca 01 que se ocupara en tan ruin I miserable profeslon. La sociedad pues, era feliz, en esa época, porque tenia positivas garantías sus intereses i en la vIda del ciudadano. en - H'- _ Ea ••. época dichosa, en ese siglo de oro el GobterDo:temporal ataba untdo con la Iglesta, era el protector 1 •••... ~de la 19lesla i el que celaba por 8U8 Intereses. J..a. -l\tBj1on Católica, A postólica, Romana era la Relljion del Gobierno, i la untca t esclusiva que dominaba en el paIao_ &teequillbrJ~ eutre las dos potestades venia a ser el fel¡¡oi/Jeo. dei:órden, de la paz lia tranquilidad públicas,pol"i: CJIM_IN,pueblosse gloriaban al ver al poder temporal,- 81lpeWldo en respetar i favorecer lo que ellos teniaD climas precioso sobre la tierra, es decir, 8U Belljlon. Entóo.o ces esos mismos majlstrad08,eran los_primeros que daban el,ejemplo al pueblo, del modo como se deben llenar 101 deberes para con esa Relijlon I ellos tenlan sus reglamentos para no faltar a sus deberes, así es que en clertasfGJJ" cloDeSrelljiosas estaban obligados a asistir a la iglesl. Catedral, en donde se le tenia preparado un docel o IltI4J al primer jefe de la NacioD, el que siempre iba acompailado' de. las demas autoridades que ocupaba u tam~ien P"Q'esto, distinguidos. Ese primer majlstrado recibla los honores que la Iglesia le habla sefialado ; los ministros que servian al.-liar, bajaban a su sollo,paraincensarlo,darle el ósculO de paz I presentarle el Incomparable, etsanto libro de la ('terna verdad, es decir, el Evanjello, para que imprimiera sobre él, UIl ósculo de respeto I de veneracion. Estas ce,. remonlas las miraba un pueblo siempre curioso, siempre atento, en semejantes funciones, 1. I qué resultaba de allí' qlle ese pueblo espectador de los respetos I eonsideraclonef con que la Iglesia honraba 8 ese mlljlstrado. hacian concebir en 8n alma nobles sentimientos de obediencia i venencJon a ese majistrado, I en ese personaje ya no vela a 00 simple hombre sino al representante de la autoridad del mismo Dios sobre la tierra; pero aun todavfa era mas: pues ese primer majistrado daba al pueblo el mas sublime ejemplo de relijlosidad comulgando públicamente el joévet santo; I el viéroel santo adorando la sacrosanta ImáJeD dolCruci4cado, Y~itap'dQ 108lJlOnUmentos IlCOD1pllñ~d9 -11- de UDaescolta de honor; últimamente, DO omIUa j•••• ninguno de aquellos deberes rellJloaos que eran de estiló I obJigaclon. Entónces se cuidaba que los cuerpos de los cuarteles cumplieran tamblen can 8U8. deberes como cristianos, I en efecto, en la cuaresma, acampaftados de SU8 jefes Iban a cumplir con el precepto de la confeslon i de la comunion aDual, mandándolos por su órden a los conventos, en donde se preparaban. 8slent08 para los confesores en los cuatro claustros principales, lo que Influla sobremanera en el soldado para mantener el órden, la moralidad, la disciplina militar i la suhordlnaclon a sus jefes. En esa época feliz, el ejército en tiempo de guerra, DO salla ni combate sin llevar consigo sus correspondientes capull/Jnes, para recibir de ellos los aosilios espirituales, en los tenibles momentos de ser heridos por la bala o aterradora lanza del enemigo, I cada año se bacia en la célebt'e I monumental iglesia del Inmortal Agustino un solemne I pomposo aniversario E'nsufrajio de las almas de aquellos milital'cs que humedecieron la tierra con su sangl'e por la dcfensa de su patria. Dia solemne, repito, en el cual, hllsta el ronco estallido del canon cOlltribula 8 honrar las cenizas del soldado, El fraile agustino mas elocuente que hubiera en ese tiempo, ero el llamado para ocupar la cátedra del esplritu de vel'dad, para pronunciar una oraclon fÚnebre, en donde se ponderaba el valor t la intrepidez de aquellos campeones que habian sucumbido en los sangrientos campos de Marte. En ese tiempo no era permitida la Intrtlduccion ni la circulacion de los libros prohibidos, i mucho ménos, la de láminas ouecnss e inmorales, con que nos ba l'egalado la desenvuelta FrAncia. A los sacerdotes se les miraba t trataba oon la mllyor veneracion, i los padres de familia se esmeraban en ln('ul. cal' en el corazon de sus hijos el modo como deblan tratarlos, enseñándoles que esos hombres eron lo! ~nildos del -12Sel'íor, 108 m1nlltrosdel Eterno, los reprt8eDt8Dle& tM.B.*· sobre la tierra. Ellos gozabanentónces ·de todos slJ&lH.. rQs•.(){'\]pabanUI1puesto hasta el1 el templo mismo d&:. reyes, tenian derecho de elejlr i ser elejidos; en -uoa palabra, en la sociedad civil, oeupabonun rango como ~o ciudadano. ' ·... &~esll·época dichosa, se vela unspeUefa lamas rijfda M1gafosa que mantenla las calles con el· mayor aseo. rBlo erlmlnat en su triste calidad de presidiario, trabajaba·cle seis a seis en esa Importllntíslma tarea, vijilado pot. corl'fspondientc capataz, de donde resultaba que la poblaelon no estaba continuamente respirando los mortíferos miasmas de IlIs Inmundicias aglomeradas en los muladares, I por consiguiente, no se veian con tanta frecuencia aquellas desollldorns pestes que no pocas veces diezlD80la poblaclon repletando de victlmas las bóvedas del celbeía- terio •. En ese tiempo habia opiniones polfticas, es verdad, Cómo siempre las ha hllbldo, pero entónces se trataban i defendlan con moderaelon, con decencia, con nobleza, pues, el espíritu de caridad cristiana que estaba como grabado en el corazon de todos, no les permitía ejecutar venganzas ruines, ni represalias bárbaras i salvajes i lo que es ma!! de notar en ese tiempo, los mujeres no tomftoon 'parte ninguna en la polftica, ni entendian de opiniones, porque la modestia I el recojimiento propio de su sellO, no les permltian Injerirse en negoelosque son escJuslvatneDte del dominio del hombre; pues el ó.·den I el gobierno dotnéstlco de sus famillas,ero el único objeto de sus desvelos • . En ese tiempo no se cttDocia la Iiberred de imprenta, pues todo precisamente tenia que sujetarse al exámea·1 a la callficaclon de los puntos que habla seña I8dos ·.pllra'AllC bbjeto, I entónces la responsftbiltdÍld.era .sétift·¡ ehcliva, tanto para los Impresores como para los autores ide~I~uiera produccion, que atacara· al gobierno, a la moral (lUbtlCflo al honor del ciudadano. -13- Entónees el hospital se llamaba verdaderamente de caridad, en donde no habla ninguna lel, órden, o dlspostelon, para recibir solamente a un cierto l determinado número-de desgrnciados; no, entónees se recibian a cuantos Iban a tocar a las puertas de ese sagrado asilo, fuera en el dla o en el silencio de la noche, para lo cual un relljloso de esa estlngulda órden de hospitalarios estaba en vela toda la noche, esperando al Infeliz que no tenia debajo del cielo, otra esperauza que Ir con seguridad a tomar una cama en aquel asilo, asilo que no ha sido sino la invenchm del cristianismo i la espresion de la misericordia del Padre de los desamparados, Jesus, :lí, el dulce Jrsus. Aquí teneis la fiel historia de las costumbres de la feliz época que nos pl'ecedló. En ella hubo sus crímenes I desórdenes porque de esto DO se ba escapado época ninguna, por feliz que haya sido, el mundo siempre ha sido mundo, I mundo sel'ó; pOI'couslguiente, lo que me be pro· puesto es demostrar que esa época fuÚ mas moral, compaTada COIIla época de que "amos II ocupamos. Véamos ahora el reverso de la meda lIa, es decir, la triste i desconsoladora época que atravesamos los nuevos colombianos i por ell.t vereis lo que actualmente somos. No espero, es verdad, que vuelva cse tiemro feliz, esto seria casi imposIble I seria mencster un milagro espreso de Dios, porque solamente su omnipotente di<ostrapodría contencr ya esta fmpetuo~a cOI'riente de calamidadl's, crímenes I desórdenes, que nos arrastra por habel'sc corrompido lIuestras antiguas costumbrcs. Por el contrario, la sociedad actual, prescnta los síntomas mas fUllestos que Indican que el dCSÓI'dcll,el libertinaje I la inmoralidad se Irán refinando de momento en momento, basta perdemos del todo. Cor¡Oleo tamblen que eitas reflexiones serán leidas, no solo con desprecio, sino con bu da ; pero no importa, de Noé tamblen se burlaron los hombres de ese tiempo, pero ni su desp,'eclo, ni sus burlas, pudieron eoetener l.\lca&tJK6 (Iue ya se desplomaba sobre ellos por sus desórdenes. Demos principio. •.••-i4 Ko el tJempopreeente las C!GIlumbresDOIOB B~r- . halna notable variedad. Ya no formamos una" tamU". :$)mo ántcs, .ino muchas, i tod8s dlscordea lID ~ptOf; en políllca 1 })l1nclpalmente en costumbres. reI)iósl', pues ya son roul raros tos padres de famUfaque eencurran al templo todos los dias llevando consigo a 8111 hijos para asistir al santo sacrf1lcio de la misa. Hoi seria retrogradar mucho, el que estos mismos padres, se reunieran con sus hijos de las seis de la noche para adelante, con el fin de enseñarles la doctrina cristiana I tributarle a - María-BUS acostumbradas alabanzas. No, ase tiempo está bol casi jeneralmente consagrado para dar principio tertulias en las que se pone por materia del pasatiempo;-,' honor del prójimo, la cuestion partidos, las (1iscusfooel fObre relljlon, en doude el mas IgnOl'ante sobre esta ma· teria decide las dudas, fallando siempre contl'a los dogmas del crlstiaolsmo, I esto en presencia de esos infelices jóvenes en cuyos corazones quedan grabados como con buril los errores j desatinos qUe oyeron en las tertulias do sus mismos padres, de donde ha venido que en los jóveoes del dia de hol no se encuentre ningun sentimiento noble de amor I de veneraelon por las creencias del cristiaDtsmo, I que se burlen de todo, l·el mal ejemplo junto con el omguo celo de sus padres, han formado de ellos unos verdaderos materialistas dispuestos para ser el azOte i el escándalo de In relijion. En las casas en donde no bal esas reuniones se presenta otro desórden no ménos lamentable,1 es el que pOr lanoche, los hijos toman libremente la calle, volvie-oc1oa su casa tarde de la noche, I muchos ba~ta el siguiente die, sin que sus padres se tomen la pC:Íla de averiguarles en dóndéesmvieroD, quiénes soo sus.amigos I cuáles las ca..888 de su entretenimiento. Todo ea silencio, todo condes- _ :.IB, a.-'" - ts..cendeaefa, I oh I aUcnelo criminal, I ob ! coodeaeendeaela bárbara f desnataralllada, .qu .ha convertido a los·-padres en tfranos f matado..- de sus mismos hiJos. Padres _ •• milla l. vuestra respooeablll4ad ..1OI'á terrible I e5pantola ante el tribunal de Dios, {)fr la edueacloll qoe hublerefa dacio a vuestros hijos • .Bol el almuerzo por costumbre nuevamente introducida es a las nueve o diez de la mañana, In comida a IllS cuatro, I la cena a las nueve de la nocbe, por cuya razoo las familias no se recojen, al lugar del reposo, sino tarde de la noche, f al dla siguiente plel'den en la cama las mejores i mas preciosas horas del dja. Este trastorno tan notable, tIene por resultado enfermedades, que por desgracia poco se adviel'teo, pero que al fin debilitan la coostitucion mas fuerte, abrevian la vida i envejecen al hombre ántesde tiempo: la prueba mas Inequívoca de esta verdad es que antiguamente se encontr3ban a cada paso multitud de hombres euconados bajo el peso de ulla multitud de años, el pelo de~su barba i de su cabela blanco l~omola nieve, apo.yaildo su trémulo brllzo en un baston, pero aun todavía disfmtnndo de salud, a despecho de los noventa o cien i mas años que gravitaban sobre ellos. Hoi ya nose ven eso:>venerables ancianos, sino pOI'ulla I'areza, pero sí se ven a cada paso, jÓvenes que estando en la flor de su edad, prl'sentan el aspecto de uoa edad a\'8nzadll¡ débiles i acometidos por cnfel'medades, que les anuncian una vida corla i acompañada de penalidades. POI'manera que el desórden en las costumbres de la presente época, hace pasar como sombras a ulla infinidad de jóvenes, que mns tarde babrian sido el apoyo de sus familias, i tal Vf'Z útiles a la sociedad. En este tiempo es casi ninguno el órden público que se observa, en el espacio de la noche. Grupos de jente se presentan por donde quiera sin que nadie conozca su ob. jeto •. Los robos se ejecutan temprano de la noche i en las calles mas públicas,_ Salas de Juego, en donde tfenen in- •.•.••~6 -- 1jDieto&,.l1asta I~s, blio~llefam¡jj8t ha: dond~d,"", cop, WlJ parada, sepulta aJa,JDujer j a sus hijos en elaJil. ~q,d4lIª pobreza. PendeQcll:l;8- es!lanlialosas, enlMqQ~ "'abras mas Inmorales i el I~ngUlljeJIlasprosUtAlto, bl4ft loa old~ del ¡,nocente ; ~ tlp, Qoesf4cU referir la IllWu..; tud de cri rnen es a quienes cubro i Q9ulta el negro JBaD$O -~E-Ia,llOche. pero que esttio pateo~es i ~nUles~s al ~ tr~~leojo de aquel para, quien no b~1ni- sombras ni _., Iilasleo cuyas manos está depositada UDa espada ve.dora de la que noescllparán los monstruo. nocturnos qlle se-,e¡iCllpal'on de la justicia humana. Estos bullicios I c~toS litentados se cometen en 01espacio de la noche" se consideran hol como llcciones que la libertad da d~reoho ~a,ra ..eJ~utarlas. Tal es 111 torpe i bastarda interpretlleip'D qae un pueblo le da a la Jjbertad po!' 8U falta de C!ull\lJaI de clviliznclon. Mas si un ladroIl o autor de cualesqm ••. crimen cae por casualidad en IPBOPS dQ laautor~ ~nces no faltan otl'OS criminales que se prE!SBIltea. .• llll<lores para embrollar la causa dejando al dellncuenJe libre- (cn disposlcion para continuar el fatal curso de S\1t o~o maldades • .. . En orden al teatro hol se permite Ubr~meDte presentar al público las piezas qlle mejor le p.arezcau ft la c01l!pañia. sean iDmOl'a!es, obcenas o injuriosas a la Relijioo~ eso ~a.lmporta, pues todo mundo concurre; i hasta aq». p:ir:$Ooas que se precian de relljiosas; DO se esquiuan, ~~r a,ller espectadoros de uoa repres~DtacioD que debla lleQlU' deindignacion a un cristiano por re/ajado que fuera. SI, recuérdese de lo que se o~upó ese corrompido teatro, 8Q~a ~o,tiempo ; el senthllieiito rellJlosll se irrita al recordt1r que lapasion, la cruciftcclon i )!l rQuerte del Hom~Dios. se tomara por materia dll dlstraccioD, eJe en~teDimiento I de pasatiemw, ¡ab I I~ ~Cen&m8S trájlC¡tdl\l8 Jlao,¡asvieron los siglos, la. que bizQ~tremecer 111 gloJpo I ~ e.D.tlnlebl~ al DlQ"r~ (¡e 10!l.luminares; l,a.fMl8 blió,tr-Uto4'Dar cuantaB~u¡o~rn.an la nawrule1!l-.Ja -15- .eeQdeocla, ioh I silencio crimInal, ioh ! condeaeeodendll bárbara 1desnaturalizada. que ha convertido a los padrel ID tiranos f matadores de sus mism08bfjos. Padres 4e fa~ mflla f vuestra respoosabllf4ad •• 4 terrible I e&pilotosa ante el tribunal de Dios, "r la educaclooqne hublerels dado a vuestros hijos •. Hol el almuerzo por costumbre lJuevamenteintrodu:elda es a las nueve o diez de la mañana, la comida a las euatro, i la cena a las nueve de la nocbe, por cuya razon las familias no se recojen, alluga!' del reposo, sino tarde de la noche, i al dla siguiente plel'den en la cama las mejores i mas preciosas horas del dia. Este trastorno tan notable, tiene por resultado enfermedades, que por desgracia poco so adviel'ten, pero que al fin debilitan la constituelon mas fuerte, abrevian la vida i envejecen al hombre áutesde tiempo: la prueba mas inequívoca de esta verdad es que antiguamente se encontraban a cada paso multitud de hombres ctlcorvados bajo el peso de uua multitud de ailos, el pelo de_su barba i de su cabeza blanco como h nieve, apo,yando su trémulo brazo en un baston, pero auu tod:l\'il\ disfrutando de salud, a despecho de los noventa o dell I mas ailOs que gravitaban sobre ellos. Roi ya uo se ven esos wocl'ables aucianos, sloo por una rareza, pero SI se ven a cada paso, jóvenes que estando eu la flOt' do su edad, prf'sentan el aspecto de una edad avonzada, débiles i acometidos flor enfermedades, que les anuncian una vida corta i acompañada de penalidades. POI' manera que el desól'den en las costumbres do la presente época, haco pasa.' como sombras a ulla infinidad de jóvenes, que mas tarde habrian sido el apoyo de sus familias, i tal vez útiles a la sociedad. En este tiempo es casi ninguno el órden público que se observa, en el espacio de la noche. Grupos de jeute se presentan por donde quiera sin que nadie conozca su objeto. Los robos se ejecutan temprano de la noche i en las calles mas públicas, Salas de juego, en donde tleneD in- - 16 -- quieto~ 11asta I~s hijos de familia, i en dOJ)deel~o, con una parada, sepulta ala mujer j a sus hIJos en el abismo de la pobreza. Pendencias escandalosas, en 18SqueJas palabras mas inmorales i el lenguaje mas prostituto. bicte los oldos del inocente; en 1111, no es fácill'eferir la mulUtud de crímenes a quienes. cubre i oculta el negro mall\O de. la nocbe, pero que estáoplltentes i manifiestos al penetrante ojo de aquel para quien no hal ni sombras ni tiD"bIas i en cuyas manos está depositada una espada, vengadora de la que no esca paránlos monstruos nocturnos que seescaparoo de la justicia humana. Estos bullicios i CUllntos atentados se cometen en el espacio de la noche. se consideran hoi como acciones que la libertad da derecbo para ejecutarlas. Tal es la torpe i bastarda interpretaclpD que un pueblo le da n la Ubertad por su falta de cultUJ1l I de civilizncioo. Mas si un ladron o autor de cualesquiera otro crlmcn cae pOI'casualidad en manos de la autoridad. entónces no faltan otros criminales que se presenten de fiadores para embrollar la causa dejando al delincuente libre I en disposiclon para coñtinuar el fatal curso de sos maldades. En órden al teat"o hol se permite libremente presental' al público las piezas que mejor le parezcan a la compañía. sean inmomles, obcenas o injuriosas a la Relíjion, eso nada importa, pues todo mundo concufl'C, í hasta aq\lellas personas que se preciau de relijiosasj no se esquiban de ir a ser espectadores de uua reprcsentacíon que debia llenar de indignacion a un cristiano pOI' relajado que fuera. SI, recuérdese de lo que se oeuptj ese cOl'fompidotentl'O, abora poco tiempo; el sentimiento reliJioso se i\'l'ita al recordar que la pasion, la crucificcion i la muerte del 1l0mbJ!eDios, se tomara por materia de distraccion, de entretenimiento j de pasatiempo. I ab I la escena mas trájica. que jamas vieron los siglos. la que bizo estremecer al glooo i poner en tinieblas al mo~r4l8, de los iuminares; la que hizo trastornar cuantas leyes gobiernan la naturllleza, la ;....·t'f . ...:. ••••• ,bistork_baJaei:hecJerramar.~taD .•. tofor8. ..*:aelágrimaa-aJOI peolte ••• eJe todOllos slgIOlJJ&918 " •..•••••• tde 4elot;lck urepentDIJlento el coruon .• '1u -timu justasl cootomplaUv •• , la historia, Incomparable, rara i divina de la re4eaeloo,dei hembre, 1queDO se ptlecm contemplar silla con la rodilla doblada sobre la tierra lel alma transportada a la cumbre del memorable «Gófgota;" esta historia, digo, sirvieodQ de pasatiempo ¡de dlveraloD . en un teatro profano I eo un pals eminentemente católico, 1ab 1 esto es el colmo de la impiedad que manifiesta huta dónde ba podido llegar la prostltuclon de todos esoa espectadores, que ante el trlbllual de Días serén tratados con mas rigor que los mismos iovel1torea de esas eomposieio0811, Bu¡erldas por el espíritu de Incredulidad t de saedIep burla; En la época pasada Jamas se babrla permitido se-lDliJaDte fuooloo, I al haberse permitido, los autores ha•. brian cargado con las maldiciones de todo el pueblo i loS resultados, sin duda, habrlan"do fatales. Bol no, hol Iemos completameute Iibres,.1 com.Ubres podemos Imputlemente burlamos hasta de DioS mismo: en lIn, como la inmoralidad I desenvoltura de nuestro teatro 8$ taD pública i notoria, nada mas debe decir. Hollos bailes DO son sino onas verdaderas vacana)es i quizá mas escaodaJOI88 que la~ de los antiguos romanos. Bailes donde no seOODGCe el pudor, el recato, ni la 010deraclon; bailes que bol no se hacen sino bajo los lnfamlll awpiclos de la de3envuelta Venus I del destemplado Baeo; bailes que hol se ban convertido en la nefanda escuela de lliJujurla I de la embriaguez.; •• nde a cada paso. f .In remedio agoniza la inoeeoela, "".qlle ea mas lamellt4hl8, alH se ven bijos de familia, SiD la presencia de 8UI padres, criado., sin el permiso de sus amos, casadu, sin el eon.sentimiento oonu:oarldos, i marid08qn8 ban abandonad. a una Inocente>Oampmera; poco Importa, todo está permltldo bol, estD son 118 costumbres ~ la sombra del "' ••• de la época, eatam08 1&Ilbertacl, 1 por ~feDte, 2 eada uno GI ~: libre par'cllve~.:de: -. -la ~:~ ;-.',_, _ '-'C ,_,Bu.te tiempose pt~. mai •••••.• 0 la IlIoeentfaeo la nlllez, pues, aUD todalfa. no bao CíOaI8Dzado a despuo-far los primeros albores de la razon, cuando ya tleneo un COJ'UOO lleno de malida, la que se anticipa a la edad. Aun "tia estén saboreando la lecbe de los pechos que los alimentó en la infancia I ya disputaD de palltlca, de opl- atooes, de relijloQ i auo de asuntos que el pudor no permite meoclooarlos. Su corazon a la verdad es tierno, pero -ya- advierten salir de allf como de un volcan, las llamas de nDU pasiones fogosas i llenas de Boerjfa. Sus Inclinadones desde temprano soo .al orpUo, al amor propio, a la libertad i a la IrrelljloD.,EL;~fo a sus creencias, l\ loi mlnistrol del Ctll. ia las ceremonias de la Iglesia, es lo pl"imero que comienzan a aborrecer I despreciar. Pa. dres de familia I os llamo la ateneion de una manera ~ para que reftexiooels sobre. los terribles cargos que..- harán ante el trlbunatde Dios i de la sociedad, por los ni.1tadol siguientes: la juvenlud actual es la que eItá preclaamente destinada para reponer la jeneracion vea{. dera, i sI esta misma juventud actual, por falta de educa.- clon relljiosa está como marcada con el sello de la pe". sldad desde ahora. i Ah I cóm~ serái ~18erá esa jen •• -racioD venidera, con el borroroso:'1'tIpuato qae se está preparando? I Ah I qué maldiciones lanzarán (~oDtra sus padres por baber contribuido, eon el8bandono de SUI hi· jos, a la formacioo de otra jenel'8cion perversa, corrom· pida i llena de Infortuoios : maldiciones quese dejarán olr, allá en la lóbrega i sll~iosa estancia del sepulcro, en donde estarán depositadas vuestras yertas cenizas espe. ¡'ando el solemne dla de la venganza universal. HoI no se ven principalmente en las casas que el mun· do Il4ma grandes, ni la ImáJen de ~e5uc•.isto, n\ de 1I1a1'(., ntde l~ s8ntos. Sobre IlIs mesas DOse \'en, sino muJtitud de muñecos i adornos miserables, conque nos b8D e~ -'1~- liado'OI estranjeros eomo n Indios salvajes, Ilevaaclo etwa el polIftfvodinero ( dejando a 185!amHlas en retorlioi'" Oft('Jería, en la positiva miseria. Un Cristo. bol,,,, UDa mesa seria mirado como un triste anacronlimo,,-,puea el lujo eonslste en las soberbias láminas de NapoleoD I de~ IDas retratos de aquellos grandes bombres (graodea" digo. porque asl los llaman) porque delante de Dios tal vez_iueP ron ménos que UIlgrano de artIlfl. principalmenteaqueHoa cuyas glorias consistleroll" :tiáber sido los azotes de la humanidad I en baber_papado la tierra de su misma patria con la sangre de sus ml$mos hermanos I compatriotas. :En otra8 cae8, las paredes están adornadas do magní. ficos paisajes I 8UO de jllnturlls obcenas o diametraimeoto opuestas a la mo••••""'pero todo lo que sea concerniente a la ReJljlon o (Jue dé a entender que los que habitan aUí ,1GtI cristianos, todo eso se, 1111 desterrAdo como incompatible c:8n la moderoa lIustrael6tl.Eo confirmacion de elta verdad referiré lo que presenelé -ahora pocos años. Me lI.maron a confesar a un sujeto,de casa grande,i en efecto fui, I encontré 111 enferrno eulos.'Últimos períodos de su existencia; prontamente recorrí la vista p'or todos los ángulos de la adornada sala, P"I'f\ "er si habin un Cristo, o siquiera una cruz, pel'O uada habla; supliqué, pues, a los circunstante8. me facilitaran IIn Cl'lsto i resultamos que eso DO se acostumbraba en dicha rasa. Fuí inmediatameute a la Iglésfaél& mi convento, tomé un Cristo i volví prontamente donde .~feliz moribundo, el que murió a fl003S horas. El Cristo queJó en dicha ClIsa, i pasaron ~o.ríos dias sin mllndarlo II su lugar, i fué preciso mandar por él, pero no lo ellcontraron; fui persoDalmente i tomé t?rl(l el interes que era necpsari&1J8t'8 hallarlo; pero inÚtilmente lo buscaba en la8 sallS~cipales, pues, al fin lo vine a encontrar en unatt~n_plezns bajas colocado sobre unas enjalmas. La sorf.'rla·lmpresioll queblzo en mllllmn aquel desprecio tan liorrendo, yo no acluto a - 20- .pl1carJt;saU de la easa, en medio del masproluno·Jh. •• ~I1evaado la brlájen de ¡esuert.to pI~eol~_ • __ ~:1~h 1109 JudfOl fueroo fDftS jeaeJ'.848s-" • ~ p\lel, ellos lo colocaron entre dos lU41roQtl~ '" ali••.•• hombres, llero h)8 sayonea colcmJbialt() •. ·1D .~ entre lo mas vil 1 despreciable, entre enjal•••. Aqwf recuerdo sioqlJertr aquella terrible mll14idRD ••• la wfctJma del" GÓlgota;".'- JaBiÓ sobre la ingrata:. "en BouDclándole que-élféUa::Ilo quedaria piedra lidr., piedra, l sentimos hol sobre nOlttrO!ly-por los ultrajtl•••.• chOI a Jesucristo en este pals, una maldiclon parecida, o es que estoi equivocado? Ojalá lo esté, pero el que tenga oiIhIJ para olr, oiga, i el que tenga alma para comprender, eompreoda. Boi la miseria es ensl jeneral i lospedres de familia no tienen como antiguamente el gran recurso de fiocas talioS88 para empeñar o nnder. El senicio de las casas está reducido a cobre. ca)1 en donde quiera. Bol no ba¡ 4 cubie¡'tos, pocillos, plaW!08,palanganas, adornos de -1alIwmones l hasta basillllflls todo de plata, como antigua_mente. Los adornos de 188señoras, son de nlngoD en comparacion de las antiguas matronas. Los vestidelson de las débiles I miserables telas que hol nos vienen, que DO tiel)en mérito nlngunlJ por su poca doraclon i ninguna eonslstencia. En órden a las Joyas, hemos sido tan ilustrados que los zarcillos I anillos de oro I piedras preciosas, las gargantillas de blancas I finÍJiíD8S perlas, las pulceras, prendedores, collares i euaotoBe encontraba de valor en este pats, lo cambIamos con los ingleses i franceses, por fincas de cobr!l adornadas con vidrios, ganancia que manifiesta los grandes progresos que hemos hecho en la carrera de la clvilizaclon,por manera que la esportacloD de oro, plata i pledrall preélosas, ha sido increlblc, 1 la importaciOD del cobre admlrilble. Ya me figuro, poeom •• O mén~, cuál será la idea l el concepto que habrán for••••••.• v""'" mado en el estraDjero de los pobres colombiaDos. ¡En qué -!l~ .DstaM. pues. boi ellojo i los adornos de DUestrllS colom· bit., Iahl. qué Idea tan triste; consfite en 12ft' era..- fla8. Un descomunal como eseandalGsa, I en UD ~t uDa eoIa; t pregunto yo: lo un padre de famUla_lI 8DH1rgo dia de UDa necesidad echará mano ~-empebt o vender, una triste crioolioa para salir del apuro.! •• etro tiempo por lo pronto se quImba la señoril uno- ~ les anmos que tenia en sus manos, de valor de UDa o -a •.•• lile, I esto era lo su~clente para que en toda su fam~ se sintiera el conflicto de uDa~ldad. Pero aun to.cIFa vía es mas; hol si el padre de familia sale a buscar u_ cantidad aun qU6SeR pequeña, es dift~ultbsoqlle Ia~ cueutre, ! si ha! algUlle.persona que se la de, es precisa- mente exljiéodol~· ~or~J\ocumentoJ fincas hipotecadas, firmas de tettlg4l, I para mayor abnd •• """'Rfi:iladoll miento, con un premlo usurario, que al roeDOr descuido, queda esclayo del usurero, él, su mujer, sus hiJOS I CUaDlo H tenga; porque.llegó un dla en ql1eno fué posible at~_ a pagar I08lédltos de un prJnclpal tal vez miserable. Dé aqUí la ruoo por qué en e~mpo de caridad evanjéllea, el usurero está elevado alto grado de riqueza, .r.Bl'" tiene bajo sus plés a multitud de.faDillin5 a quienes lene· mOI qoe considerar como las v¡ctl~ amontonadas' por el fiero monstruo de la ambiciono En esta época Infeliz, las muertes repentinls le han hecbo frecuentes 1 ordinarias, tea aeonteclmient<ts ya \\O pOI' cuyo motivo, .estos trf&. llenan de horrO\" ¡. de espanto a la sociedad, sino que se miran con una IQdlferencia"Crla desnaturAlizada, sin recordar que en los tesoros de la • ( lera de Dios no hal un castigo ·mas rOl'midablé que el de lInl muerte repentina; parece ~8cl temor de Dios, la ItlZ voz deJa caridad, con paSos njigall~ tados han Ido desapareelendo de entre nosotros, I tan cierto de la fe ila imperiosa es esto, que la maS espanto6áde sobrevenir a un hombre. bol' DI aUllla mas lijUll ~téiro. laa desgracias que puede no bace en nuestra alma ya IitJpresiOn, .cada uno es UD ccnnpTetD •••.. II - Rol 1108asesloatos se eometeDlI'eada plUlo, entre. tanto que elFla época pasada,.este hortendo delito era ealera•••• "mfO.1 nunca quedaba Impune. Hol asesinar ale-.m._ a- DO hombre equivale a matar a un perro -da,. fIiDo, D"1e se alarma, oadie le e..¡eandallza, nll8sorfJN8"' •• , JeUgresor poco o nada tiene que temer. porque, ••• ,. dehJOte de su presencia aquel aterrador baoquillo,. _fi-en otro tiempo e:ipiabasll delito el que maochaba •• maDOS con la sangrelle ~~rmano. Banquillo. tínleQ _-dfqoe que puede conteoereli-hlÍflUhiario pulial del~ !lO; en un pueblo eo donde lié ha renunciad;) todo sentlRlflnto de hUOlBoidad, de moral j de temor de Dios; pues a.e horroroso estremo hemos lIegadohol en este paia, i tan cferto es esto, que bol deJ(le,:jI 'pequei'lo jóven. basta el encorvado anciano. DO '\~~entra sioo el revolel puftal o la cacblporrll, armas coo qoe se mataD en i en hs calleamns públicas, no los facloeroaos del pueblo. sino las persoDas de mas alto rango. luh! escántlalo Inaudito I pOl'eee ljt!tp.ra perpetrat,. ese crimen. 600 mas libertad I con m~ temor, fué que se trabajó ven, pleno dia, C!ODlaflto cal!)/' por lo ~ de la pena de muerte, (mis observaciones son ~éI delito .de asesinato i naduan) pues las razones en qae se npoyaron para conseguirla, fueron de nlngun peso, ni valor; esto lo demostrarla. si los estreehos limites de la matel'i8 que me he propuesto, no me lo impidieran. Ojalá que aqui como en otros paises se llevara la estadística del crímen, i enlónc('s yo pedlrla que R coteJllfto las dos estadisUcas. con relncloQ a 101 oesiDatos, es decir, la es~istlC8 ántes de la abolleloll dfl la pena de muerte. i la estadistlCll despues de la abolicton, i esa confrontaeíon, -nOlt\'llrta con exactitud. 811a sociedad ha perdido o no en este punto tan interesante, de donde depende la seguridad o no seguridad de nuestra existencia. HoJ la nberlad de imprenta es completamente libre i no cp8000 restrledon de ~IDguna clase, i esto en efeef.6 debe Ser asi, en un pais libre t republicano, en dODdé III - 23- libertad de Imprenta viene a que cootlene los desórdenes ~b"', impide lós abUJOS Iel'corD.Q la poderOia mano públicos, deftende Josdere-- 1dtun~u de los ciudadaq •.:t principalmente de los eoClJt'@&doa dQI poder público ;tI. frepo moral que hace mantener a todo individuo dentro <felos límites del órden I de la subordln8cion ; por maDera que OIDgUDcrimen ni desórden puede escaparse de eate inexorable censor; finalmente, la libertad de imprenta es UDll positiva garantla para el bien i felicidad de uoa Nacioo. Todo esto es corriente, pero es mléntras DO se abusa de esa santa libertad, porque entónces los males son incomparablemente mayores qu~ 10$bienes. Hé aqui I041Je por desgracia está sucediendo en nuesb'o pala, en donde. el abuso de esa libertad ba rayado ya al escándalo hacien•• dI) de la imprenta un parque lleno de diferentes armas, contra el Gobierno mismo, contra la Relljion, contra la moral, contra el honor I la reputacion de los paa'ticulares, contra el clero i contra la paz pública. Contra la RelijioQ no hal erro!", hl'rl'jía, Impiedad, que no haya vomitado la prensa; contra el honor de los particulares, mil veces la imprenta nos ha hechosaliedores de multitud de cosas que estaban ocultas; contra el clero se hao desahogado baata de Qua manera Indecente e Inmoral; a los majlstrados los ha tcmldo siempre en brete atormentador, la paz pública por lo regular no la trastorDulno la llbet,tad de Imprenta, pua la t'sperleocla DOShll becbo palpar que la8 rnoluclo. clonea comienzan por la tinta I el papel i acaban con la pólvora I el plomo. La reconclllacloo de los partidos, la ha Impedido siempre la imprenta, pues, apéo8s comienzan a presentarse algunas señales que Indican la reCusloo de 108 partidos, cuando sale un periódico, o artículo, u hoja suelta, presentando no la pacifica oliva de la paz, sino el belleoso lourel de la guerra i la discordia, eneendiendG ou-umente la tea fatal del odio, 1 de la venganza i por coDllguÚll)te las desaveDenei~ I .odlo.údad, tienen quuer e~rnfls; en UDaJ.'«labra,la libertad de Imprmta filtre - 24- 80180tros, por el abuso, es lIIl completO botatuego, el ar .•. tlUero que lo maoeJa-, por lo,nguIar u invisible, I el eaño~ el pobre pueblo, a quitO le toe8 arrojar los proyectiles, eJe donde resulta. que en la época pasada, fueroD maIi previsiVOB con 8U libertad defmpnnta, pooténdole tra,* l restricciones. en beoe1lelo cle la misma Naclon, p08l,J •• el único raedll), de evitar 1•• erupcloues de ese volcaD lttdieDIe f lleno de eterveseencla. La prueba de todo ut&, seri todo cuanto se ba escrito en este tiempo por pltItDllS lleDas de blel, contra la BelljloD, conka la moral I eontra la paz pública. Bol el Gobierno está separado de la IglesIa I 00 I/eva .BelljloD ninguna. La Relijion Católica dejó de ser la única dominante eo el pala. Hal completa libertad de cultot, f a letuerl8to le ban concedido por graela I jener08ldad," los lejlsladores cristiaflOS dusw pals, lo que en otro tfempo le concedió Tiberio, 88 decir, UD lugarsito en el paottoD de lo. 4'loses, dejando freote a freata el Arca de la Alianza, eón el1dolo de Drs80n ; pero esa libertad de CUItOIl,autOrizada por la lel, es una eompletalarsa, pues a cada paso se babla de ministros de los dU'érel'ltes cultos, pero ¿ en dóaae eatáu esos ministros, fuera de 101 ministros del culto católleé? Aquí 80 se 'VeD, DI mabometanos, ni ¡odios, Di jentfles, DI paganos, ni aUB protestantes, ron el slllon- 4e SU eulto público, bien organizado, porque el proteSCanlftmo se ba mirado siempre nO' solo con desprecio, alno basta con horror, por tDdollos hijos de este paJs. MURotativas ban hecha para organizar públieemente esa desacreditada secta; pero siempre se ba puesto de frente con. tra ella la oplnlon de todos aquellos que no Ignoran qué cosa es la Inmoral iabsurda rdorma del famoso Enrique VIII. ¡Habrá quien se conforme con una RelfjfoD que tuvO' por cuna 1 por fataL printlplo la incontineneledeno hombre, a la que se -siguió el divorcio de 0118 -Ie,jlttma con••••te I los elleándalol 4e la injusticia, del robo, del pillaje 1 de la rebelfon coatra Dios 1 contra el órdeo esta·, _ 1 - 25 -- blecido por el mismo leaueriato! I Áb 1 nosotros DOS bem08prostltaido lobre manera, es verdad, pero slnembarge,-todavia DO es posible podemos avenir con esa triste amalpma de todoslo!l crtQ)8G8lI, que Haman Rt'ltjlo" .•.••. formada, Relljioo que bl1' trastornado todos los paIses - en donde por desgracia ha logntdo entronizarse. Véanse para esto, las cartas de Cobllett dlPijldaa a los ingleses, i allí se verá lo que es la reforma, por el dleho no de un gmoadlDo, sIno por el dicho de un Inglés, que al fio conoció elllbismo de el'rores en que los habla metido el desenfreno de su soberano. Hol los soldados van al campo de batallo, sin eapeUanes i como corderos al matadero, sin contar ('OD el menor auxilio espiritual, muriendo no como cristianos sino como brutos, lo que prueba que el materialismo, prácticamente se lleva eotl'e nosob'os en esta parte, pues seguramente están convencidos, que en etcampo del combate, no ha; diferencIa entre la muerte del soldado! del caballo, I al ser esto así, no hall]ue estrañar que se hayan abolido los sufrajlos o funerales que en otro tiempo se haclan por las almas de los militares muertos en la campaña, i en esn triste ¡horrorosa suposlclon de la mortalidad del alma, pueden mul bien decir que esas oraciones I sufl'ajios, of.'eeldos por los difuntos, fueron buenos para los tiempos del iluso 1 fanático Júdas Macabeo, pero no para el siglo de las luces I de la f1ustl'aclon, en donde ya esas Invenciones del fanatismo DO se miran COIlel sabio e Infalible lente de la filosofíll, la que siempre rechazará con mano fuerte esas miserables i ridículas preorupaciolle3. j Soldados, yo os diré lo que con tanta frecuencia os dicen vuestros Jefes: a oido a la c/lja!» En este tiempo, el sacerdocio es un escarnio, la fábula hasta del pueblo, el blanco del odio I de la mala voluntad. Está considerado como la rémora del progl'('so i de la libertad. te han quitado todos sus fUf'ros, todos sus derechos, mllSclaro, bol no se miran los s{\(,l'rdotescomo par- - 26- sino como cosas, i no son ciudadauos, estando eD so misma pntrla como los detna'J Pero esto poco importa, porque es mejor ser ciudadano de Jerusaleu que de BabiJoula. es mejor ser ciudadano del cielo Que del iDieroo>, porque nut'slra República no ,es ,otra cosa, pues, e41ella se \(ej'ifi~ lo que dice la escrjtura, hablando de ese lugar: ubi RlIllm ardo sedsempiltwnvs horror ~'nhab;tal.,por otra parle, uo dudo que el clero conoce mui bien el Juga•• tlue sf'gun la voluntad de su maestro Jesucristo debe ocupar en!a sociedad i st'gun eso, debe lIenllrse de gloria al recibir esos despl'ccios I vt'jámenes. t¡,ueen la realidad DO losoo, pues los honores, las premlneucias, i cuanto la política mUlIdllullpuede concederle al hombre, Il Dosotros no DOSconviene porque salimos de Duestl'o elemento, DOS alejamos ,de aquel punto feliz, en donde nos ba colocado la Providencia, que es estar separados del bullicio de la política, ocupados solam~nte de Questro ministerio, i ha"'" ciendo sobre la tlerrll el oficio de ánjeles de paz, entre Dios I los hombl'es, pllra que cuando lleguen los terribles momentos de la revolucion, de la slIngre, de la matanza, de la muerte I de la venganza, tenga el infeliz pueblo a quien I'eapetllr cuando se presente llevando eo sus manos el ramo de olivo n imltacion de (ltro arzobispo de París. sacri~aiido si fut're uN-esario, como él, la misma vloa sobre IlIS aras de la piZ I de la Nrldad, lo que no podrá suceder cuando el S8l'el'dote, está en roce con !Ilgun bando plllítlce, porque clltónces su j)l'esencia, en tan hOl'roroso conflicto, será para llumentar el incendio i arl'ojal'S6 mas combusti·bl~ a la hoguem. Finalmente, In tribu de Leví debe estar ~eparada de las demas,i por consiguiente, el sacerdote miéntras está pCl'dlendo el tiempo en el 8alon de un Congreso con el gltirigai de nuestras leyes, debe mas bien cstar en el tl'mplo de Dios, ellscñl1!ldo la 101 Inmaeulada del Redelltol' a uo pueblo Oel.,que no pocas veces le pierde por fallll de enseñanza I mléntras se ocupa en j¡. aJas urU¡l$ cl1!cc:\oDal'ias para sufrllgll1'por un ~andidllto deterrnk 501185 - 27- IUldo, debe con infatipbled!elo,votar en la IIrna de la eternidad, 108 felices llombrea·chrjtqtlelJos cllndldatos que ddJan reinar eOIlDios,.~:~ullados "otos que les hayan ganado con su ~obePailU predlcaeioD. Esta es nuestra mlsion sobre la,"erQ.J~ .•• stm81t·jisladores, pu~. errando han accl'tado,coJo6áDdMaos ('o d 1)U('stoque nos corresponde, DOlo ban hecho e8\'fl'dad, por estas sabins consideraciones, sino pOI' odio 1por dcspre(';o, pero ('so poco importa, porque uada tiene de nuevo ese odio I pl.'l'secncioD, que es tan antiguo como el cristianismo, pues, cuaudo Jesucristo mandó a sus apóstoles a prediral' el Evanjelio, les anunció cuánto iblln 1\ sufrir i no les puso pol' delante sino la contl'adiccion, el odio, las cárceles, la persecucion I la muerte con todos sus horrores, ese odio ha continuado hasta hoi j continuará hastll los .ílUmos dlas de la Iglesia. Sinembargo de todo esto, me parece mu; justo DOpasal' en silencio, la gracia que nos han concedido nuestros Il'jisladores, ordl'nnndo .por una de SUssllbias leyes, que 110 podamos ser I'eclutados fiara ir a los cuarteles en calidad de soldados, í ¿ será esto por rrspr.to al sllcerdocio" ¡ Ah 1 si esto fuera fácil en la prilcUcl\, babrinmos sido los primeros ea" quienes hablaba 11l1t'ide reclutamIento, pero los Inconvenientes son muchos; la mayor parte del clero se compone de ancianos 1 de.enfermos; los Jóvenes, ya por su educacioo, por su delicadeza, i pOI'aquellos sentimientos de sanidad qO$ula Igresla ha eJtampado en SlI CO· 1'/lZOn,pala que mil'e siempre oon,.borror la l'fusion de sangre humaoa; todo esto, no Ie,pmltiria jamas acomodarse coa el chopo. Por otra paQl;el pueblo mismo apesal' de su corrupclou, jamlls ooti1Ji&driaen tan mOD,truoso dcsórden, los mismos soldados"ne IrlaD contentos al combate llevando II su l¡quterda o derecha, 1 eu callda4ie soldado, a un mInistro del ~tl'rno, a un unjido del Señor;' i sobre todo, porq"'D~ :sllcerdote. por loco que lo supongan, se 1'fSO~J*mas a tomar la8 armas pal'8 ir a - ~lJ -- . matar a SU8 hermanos, De¡) eD,UD. guerra justa. 1100 en Uml revoluclon, o mejor i~lclloeoalgazara de bárbaros • •in ·mal motivo. que hLllm.,lelon 1.la venganza, piogúo fruto de las odlosldades de partido. Estos iooonvenleott's, !l08 han librado de ser so:dados,. pero DO la voluntad ni la jenerosldnd de los I('jísladores. Aqui tenels el cotrjo de las dos épOCAS,de donde resulta·que hemos perdido en todos sentidos. La felicidad pasada se ha convertido para nosotros en d~sgl'acill,la riqueza en mlsel'ill, ~aslllud en enfermedades, la verdadeta libertad en libertlnaJ!', el hono\' eo prostituclon, la pueo perra, la honrad('z en mala fe, las gnfl'ntfas sociales en una burla desesperndorll, el órden ('n unn horrorosa con. fo6tonj el patriotismo en uu egoísmo vergonzoso, (a llbe· ralidad ('o rapiña i en pt!1-l!je,la carldlld en tiranía, i de la l\elljlon no resta sino un fantasma. un sImulacro ¡nada mas, pues, todo está reducido bol a esterloridades I palabrerla, que sin las obras nada significan. Hé aquí t>Ipunto de parUda de todas l/ls calamidades I maldiciones que ban llovido I t10verán sobre nosotros; f'S decir, los ntaqu~i los desprecios he:hos a UDaHelijion que no ha heeho~: C\)lm/lrnos de felicidad, de beneficios ¡de garantias. dUde' el momento que solimos del vientre de la madre. hasta sepultarno8 en el polvo de donde salimos. Leed, meditad i contemplad sus leyes I s~ preceptos f verels que ('1,hombre Jamas puede ser feliz, sino a la sombra de ese árbol majestuoso, obra muestra del Incomprensible poder de todo un Dios. EscucJ1adsus dulc('s mandamientos. Ella ha ordenado a_s padresso pena de eondeO/lcion. que me vistan, me Illi,.,en, trabaj('u por mi edueaeilln, ¡aseguren mi relicldllde~ I tempornl. La }\('li;lon monda a mis sem('jllutes que si pOI' desgracia, he p('rdído a n~ls padres,[ quedo en la orra~d6d, me recl»ac J DO me dejen llbnndo8ado a los rigorl'tl dfl Ilambre I de la desnudez, slll()"~'ptaftiquen c'bnmlgo todos los Incomparables mandamJelÍt08 de':f6 cuidad. - 29- La Relijlon mtlDda con Imperio a todos los hombr,es ¡ bajo pena de condenacion que 110 me robeo DI contra mi voluntad me qulteo ni '''0 lo mas pequeño que $6a de 0'11 propiedad 1 al que mSqUlte alguna cosa le manda baje la misma pena que me lo restltllya, sin lo cual su pecado no será perdonado por autoridad ninguna. la Relljlon encadena la leng\la del maldiciente I pone un caoJado a sus labios, para que no ofenda ni mancille mi reputacion, ni aun con el pensamiento, 1 si rompe ese sacrosanto candado, I mancllla mi honor, le manda me restituya mi fama, sin que le quede esperanza ninguna de perdon miéntras no llene este deber que ninguno puede dispensarlc. La Relijlon le manda a mis hermanos que cuando llegue a su conocimiento una falta o crimen que yo haya cometido, esUendon sobre mi el palio de la caridad, no se alegren de mi calda, sino que se compadezcan j rueguen a Dios por mí. La Bclijioll manda que cuando por desgracia baya sido condenado l\ \lila cárcel, vayan a ese triste lugar mis prójimos, me "isiten, me socorran j me consuelen sin escandalizarse del delito que allí me lIe\'6. La Relljlon manda que cuando esté en \111 hospital, o en mi cama sufriendo los rigores de una Calal enfermedad, me visiten, me SOCOl'mn, me consuelen I cada uoo sea para mí como un enfermero, mandado a desempeñar ese noble e incomparable oficio pOI' órden del mismo Dios. La Relijlon le manda imperiosamente al asesino I bajo pena de eterna condenaclon que envaine su aten/ldor puñali respete mi existencia, cuyo dueño soberano es aquel Dios en cuyas manos están deposltadl;\s las llaves de la vida ( de la muerte, i si este crimen se consuma, quedan sobre la tierra los delegados de la outoridad divina para vengar mi 680gre 1 el delito no queda impune. La J\elljlon manda a todos que si la noche me coja en UD camino me den posada, mo auxilien en lo que les sea p~ -.0 - so - ~ mis net.'eSidaM$;pllro que-nunca me ~', q8itairpllei1as en la ClIra~ ::,' • , -;T 11a RéJUJon condena i mira; 41thi .orror :al ~mbrieiJtó U!u;ero QllCl ititenta levantaJ"el t!!dIftcIo d~ so fortuna f de " Ptwperidad, sobre la.tnstes-rulea5 de mi ne~ldád i ~et:; ,, ' ,- -:. " '-:L~a ltelfJlon manda aleriemlgo que me perdone si oteI'Ímente la falta que hoya cometido contra él, le lita la. maDos, para que DO me baga ninglln mnl, I le manda que 01'6 1 rUt'gDe a Dios pOI' mí, iallloJltlcerlo de esta manera, taba ofrecido m('dlrlo con la misma vara que él me mide. , La Relljlonpara favorecerme no me pierde un momento de vlst." desde el moml'tlto que salgo del vi~tre .-~_~mujel' que me concibiÓ} bastá.rpuftar mi cadáver gu-elsilenclo de la- tumba, en ooftde mis cenizas seraa-res;. , pttadasi miradas como un ,término de veneraclon, pot_ órrleJldeta Relijion. " La RelijioD quiere que todos estemos unidos I enlaza· _tlu con la cadena de oro de la caridad; manda paz, or-deOa la fraternidad, condena las guerras Injustas, las re.e'lb.c19ne$, los motines i puebladtl8; manda que se res-peten l obede7.cah las autoridades tejiUmamente coQiti__ idas, que se respeten las propiedades I qne el 6tdeo j la --.,-141\11 sea el alma de toda sociedad. ¿ Qué bIen, (eUal«bici, seguridad, proteccioll, se le ba escapado ala RelijloD '4eJ buen Jesus que no mande i ordene? Decidme ahora! ántes de la venida de Jesucristo, hubo por ventura en la orgullosa R,ama o en la decantada AtéDas, filósofos, sabios o leJisladol'es, que hubieran dado al muDdo UD código de leyes capaz para fOl'mari asegurarla complela seguridad del hombre sobre la tierril ? Ab ! esto ,estaba eselllslvamente reservado 8 la sabiduría, 8 la omnipotpncl/l, al amor i a la misericordIa de Aquel iDcorn~rabie i divino persoDaje, que nncló en Belen en medio de ,~c1o,!1brutos 1 murió en Jerusaleo'el) medio de dos tadfflDel, -."Bijo. Marla, el Libertader M un muW)()o eDtero, tt _