El egocentrismo, un mal que aqueja Al egocentrismo se lo podría

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El egocentrismo, un mal que aqueja
Al egocentrismo se lo podría definir como la tendencia a lograr una
exagerada exaltación de la propia personalidad con miras a transformarse
en un indiscutible centro de atracción, lo cual conduce, entre otras cosas,
a vivir en la ilusión de que la propia verdad es la verdad y a reiterados
conflictos en todos los niveles. Es altamente pernicioso cuando el defecto
aqueja a los políticos que tienen poder de decisión y más aún, cuando se
agrega una desmedida ambición de poder. A nivel internacional, si se
añade un patriotismo enfermizo, puede generar acontecimientos masivos,
como ser las guerras o el accionar del terrorismo lo cual produce pérdidas
de bienes y sacrificios de innumerables e inocentes víctimas. El único y
valedero proceso para que vaya desapareciendo el egocentrismo –aunque
sea en una forma lenta y segura– es que cada uno se observe en su
actuación personal para apreciar con toda claridad si su forma de vivir es
discordante y nociva para los demás y para sí mismo. Es el comienzo del
cambio. Se trata de practicar el autoconocimiento, quehacer ineludible
para todos los seres humanos en su condición de tal. Indudablemente se
llega a la conclusión de que el problema individual es el problema del
mundo, el egocentrismo. Al egocentrismo se lo podría definir como la
tendencia a lograr una exagerada exaltación de la propia personalidad con
miras a transformarse en un indiscutible centro de atracción, lo cual
conduce, entre otras cosas, a vivir en la ilusión de que la propia verdad es
la verdad y a reiterados conflictos en todos los niveles. Es altamente
pernicioso cuando el defecto aqueja a los políticos que tienen poder de
decisión y más aún, cuando se agrega una desmedida ambición de poder.
A nivel internacional, si se añade un patriotismo enfermizo, puede generar
acontecimientos masivos, como ser las guerras o el accionar del
terrorismo lo cual produce pérdidas de bienes y sacrificios de
innumerables e inocentes víctimas. El único y valedero proceso para que
vaya desapareciendo el egocentrismo –aunque sea en una forma lenta y
segura– es que cada uno se observe en su actuación personal, para
apreciar con toda claridad si su forma de vivir es discordante y nociva para
los demás y para sí mismo. Es el comienzo del cambio. Se trata de
practicar el autoconocimiento, quehacer ineludible para todos los seres
humanos en su condición de tal. Indudablemente se llega a la conclusión
de que el problema individual es el problema del mundo.
Pedro Tavacca,
[email protected]
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http://www.lacapital.com.ar/ed_impresa/2010/4/edicion_532/contenido
s/noticia_5025.html
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http://pedrotavacca.blogspot.com.ar/2011/04/el-egocentrismo-un-malque-aqueja.html
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