Consejo de la Magistratura - Poder Judicial de la Nación

Anuncio
Consejo de la Magistratura
RESOLUCION Nº 150/04
En Buenos Aires, a los 29 días del mes de abril del
año dos mil cuatro, sesionando en la Sala de Plenario del
Consejo de la Magistratura del Poder Judicial de la Nación, con
la Presidencia del Dr. Claudio M. Kiper, los señores consejeros
presentes,
VISTO:
El Expediente 320/02 caratulado "San Martín, Hernán
y Pagano, Cecilio A. (TOC Nº 20 Cap. Fed.) c/ Dr. Irigoyen,
Raúl Eduardo", del que
RESULTA:
I. Se inician estas actuaciones con la presentación
efectuada por los Dres. Hernán San Martín y Cecilio Alfredo
Pagano (fs. 1/6), a la cual adhiere el Dr. Luis Fernando Niñoque acota haber estado en conocimiento de ese escrito, pero no
haberlo suscripto por hallarse en uso de licencia (fs. 8)-,
todos integrantes el Tribunal Oral en lo Criminal Nº 20 de la
Capital Federal. En tal carácter, ponen en conocimiento de este
Consejo de la Magistratura hechos de los que son destinatarios
y que estiman de significativa gravedad.
Expresan que el 22 de noviembre del año 2002 se
presentó en la sede de ese Tribunal el titular de la Fiscalía
Nacional
en
lo
Criminal
de
Instrucción
Nº
9,
Dr.
Martín
Niklison, acompañado por una de las secretarias del Juzgado
Nacional de Primera Instancia en lo Criminal de Instrucción Nº
10, a cargo del Dr. Raúl Eduardo Irigoyen. Añaden que el
nombrado exhibía una orden de allanamiento librada por el
citado magistrado en la causa 63.107/02, caratulada "Jantus,
Pablo s/ Exacciones ilegales", habilitándolo a verificar la
modalidad del trámite de notificación y cómputo de pena a
condenados
en
el
tribunal
allanado,
para
determinar
si
resultaba habitual la comunicación al Juzgado de Ejecución
Penal antes de la notificación al interesado y al Ministerio
Público Fiscal, de acuerdo con lo dispuesto en el artículo 493
del
Código
Procesal
Penal
de
la
Nación
y,
en
tal
caso,
constatar si el cómputo resultó erróneo y qué sucedió con el
condenado, procediéndose al secuestro de las causas en las que
dichas circunstancias fuesen advertidas.
Sostienen que pese al "natural estupor que produjo el
extravagante acto de coerción, dispuesto por un magistrado
judicial para la virtual intervención de un tribunal superior",
se brindó al portador de la orden la colaboración necesaria
para el cumplimiento de lo mandado, facilitándole el acceso a
las causas requeridas.
Manifiestan
que
de
los
ciento
cinco
expedientes
solicitados por el funcionario interviniente, sólo se revisaron
sesenta y nueve, durante el lapso que duró la diligencia,
detectándose cuatro causas donde se había practicado y aprobado
el cómputo de pena sin notificación fiscal pero que, al no
contener error alguno, no fueron secuestradas.
Recuerdan que con anterioridad, el 23 de octubre del
año 2002, se había recibido en el tribunal un oficio del Dr.
Irigoyen en el mismo número de causa en la que se practicó el
allanamiento, pero omitiéndose consignar la carátula que "lleva
el nombre de quien fuera prestigioso secretario del Tribunal
Oral nro. 20 y es actualmente juez de un Tribunal Oral de
Menores". En dicho oficio, el magistrado les solicitaba la
urgente remisión de la causa tramitada contra Alejo Alfredo
Fernández, en septiembre del año 2000, la nómina del personal
que trabajaba en el tribunal a esa fecha, con sus datos
personales
y
la
identificación
de
una
empleada
de
nombre
"Silvia", lo que fue respondido en la misma fecha, aclarando
respecto de lo pedido en último término que nunca trabajó
alguien con dicho prenombre.
Afirman también que en la causa solicitada se había
deslizado "un error en el cómputo de la pena, que beneficiaba
indebidamente al condenado y que fue aprobado, también por
error, sin la previa notificación de la fiscalía". Indican que
si bien ello fue oportunamente advertido y corregido, el hecho
de
ser
reclamado
instrucción
del
el
expediente
Dr.
Irigoyen
les
hace
guarda
suponer
relación
que
con
la
esa
involuntaria equivocación material.
Finalmente,
se
refieren
a
las
facultades
Consejo de la Magistratura
instructorias de los jueces, citando fallos de la Corte Suprema
de Justicia de la Nación en los que se afirma que ellas deben
dirigirse
razonablemente
a
la
averiguación
de
los
hechos
presuntamente delictivos y no de otros cualesquiera y que la
mesura y la prudencia son virtudes ínsitas de los magistrados.
Entienden que lo dispuesto por el juez que denuncian lesionó el
"principio
de
proporcionalidad
que
gobierna
los
actos
de
coerción" y la investidura de los denunciantes, estableciendo
una gratuita sospecha no sólo respecto del entonces secretario,
Dr.
Jantus
sino
también
de
ellos,
que
hace
necesaria
la
intervención del Consejo de la Magistratura. Más aún cuando
-agregan-
han tomado conocimiento en forma extraoficial de que
el Dr. Irigoyen está indagando acerca del patrimonio de cada
uno de los jueces integrantes del tribunal en un claro "abuso
funcional" (fs. 5 vta./6).
II.
En
función
de
las
medidas
preliminares
del
artículo 7 del Reglamento de la Comisión de Acusación, se
examinó
la
causa
63.107/02
caratulada
"Jantus,
Pablo
s/
Exacciones Ilegales", en la que se investigan las denuncias
efectuadas por el detenido Alejo Alfredo Fernández quien, en
líneas
generales
y
en
tres
oportunidades
con
matices
diferentes, alega que el secretario del Tribunal Oral en lo
Criminal Nº 20, Dr. Jantus, en presencia de otra persona
llamada Silvia, le solicitó diez mil pesos para bajarle la
pena; que él aceptó aunque sólo pudo pagar dos mil pesos que le
entregó su hermana y que cuando recuperó su libertad, un año
antes de la fecha en que debió haber salido, fue detenido
nuevamente en virtud, según piensa, de no haber abonado el
saldo.
A fs. 97 se anexa el expediente 88.634/02, en trámite
ante el Juzgado Nacional en lo Criminal de Instrucción Nº 45 -a
cargo de la Dra. María D. Fontbona de Pombo- Secretaría 122 -a
cargo del Dr. Esteban Rodríguez Eggers- caratulada "Jantus,
Pablo,
Seccional
27º
de
la
P.F.A.,
Inspector
Serna
s/
Exacciones Ilegales, Falsedad Ideológica, Coacción", promovida
por la Fiscalía Nacional en lo Criminal de Instrucción Nº 28,
en
los
autos
caratulados
"Fernández,
Alejo
Alfredo
s/
su
denuncia", en los que se investigaban los mismos hechos. La
Fiscalía Nº 3 a la que se corre vista, previo certificar la
existencia de la causa en trámite ante el Juzgado del Dr.
Irigoyen,
formula
requerimiento
solicitando
que
pasen
las
actuaciones a este último Juzgado por resultar los hechos
denunciados idénticos a los que allí se están investigando,
criterio compartido por la jueza interviniente y admitido por
el Dr. Irigoyen, por lo que la causa se acumula al expediente
63.107/02.
También se reciben copias de las partes pertinentes
de la causa 882, del Tribunal Oral en lo Criminal Nº 20,
seguida contra los Sres. Alejo Alfredo Fernández y Alfredo
Ramón Baiz, a partir de la sentencia dictada el 8 de junio del
año 2000 (fs. 449/463 de la causa principal). De ese expediente
surge
que
el
primero
de
los
nombrados
y
denunciante
del
tribunal que lo juzgó, fue condenado a la pena de dos años y
tres meses de prisión de efectivo cumplimiento, declarándolo
reincidente, por resultar coautor penalmente responsable del
delito de robo. Con anterioridad había sido condenado a seis
años de prisión por el delito de robo agravado por el uso de
armas reiterado (dos oportunidades), en la causa 12.794 del
Juzgado
Nacional
de
Primera
Instancia
en
lo
Criminal
de
Sentencia Letra “Q”, Secretaría 18 -que también lo declaró
reincidente-, y a la pena única de nueve años de prisión que
comprende a la mencionada y a las dictadas en las causas 6252
(Juzgado Federal Nº 6, Secretaría 16), 11.468 (Juzgado de
Sentencia letra “D”, Secretaría 7) y 10.182 (Juzgado Federal Nº
3, Secretaría 7), recuperando su libertado el 7 de junio de
1996. También resultó condenado a la pena de un año y dos meses
de prisión por el delito de tentativa de robo simple, en la
Causa 231, del Tribunal Oral en lo Criminal Nº 6, declarándolo
reincidente, habiendo recuperado su libertad el 29 de agosto de
1997.
Según
notificado
el
constancias
8
de
junio
de
del
fs.
año
463
vta.
2000.
El
el
4
fallo
de
fue
agosto
siguiente, el condenado Alejo Alfredo Fernández, según su
propia versión, compareció ante el actuario y lo consintió
expresamente solicitando que se practicara el cómputo de la
pena y que, a la mayor brevedad, se notificara el fallo y
cómputo a la Unidad donde está alojado, a fin de avanzar desde
Consejo de la Magistratura
la fase de confianza en que se encuentra al período de prueba.
A
fs.
484,
el
7
de
agosto
del
año
2000,
la
presidencia ordena al actuario efectuar el cómputo tomando como
fecha de detención la del 27 de agosto de 1999. A la vuelta de
la citada foja, y en igual fecha, se lo practica, agregándose
a continuación las cédulas de notificación de ello al letrado
de Fernández y a éste, quien se notifica el 9 de agosto del año
2000, en la Unidad Nº 2 del Servicio Penitenciario Federal, en
tanto que a fs. 490, por presidencia y en atención a haber sido
consentido el cómputo, se lo declara firme. El 4 de septiembre
de ese año, advirtiendo el proveyente que el Fiscal General no
había
sido
notificado,
revoca
por
contrario
imperio
lo
dispuesto.
A fs. 505 se presenta el citado funcionario, Dr.
Marcelo G. Saint Jean que, aludiendo al cómputo, advierte que
"se ha deslizado un error material en la confección del mismo,
toda vez que la fecha de vencimiento de la pena no sería el 25
de Noviembre de 2000 a las veinticuatro horas, sino el 25 de
Noviembre de 2001 a las veinticuatro horas". Ese día -8 de
setiembre del año 2000- el Tribunal Oral en pleno, coincidiendo
con la observación del fiscal y estimado que se había deslizado
"un
error
involuntario
material",
modifica
el
cómputo
determinando la fecha correcta de vencimiento de la pena y
ordenando la urgente notificación. Consta, acto seguido, la
notificación del señor Fiscal General.
Se
agrega
luego
un
oficio
suscripto
por
el
Dr.
Adalberto E. Polti, interinamente a cargo del Juzgado Nacional
de Ejecución Penal Nº 1, librado en la Causa 10.899, seguida
contra
Alejo
Alfredo
Fernández.
Allí
se
solicita
que
el
Tribunal Oral en lo Criminal Nº 20 "quiera tener a bien
rectificar los tiempos de detención y fecha de vencimiento de
la pena impuesta al nombrado(...) en la causa nº 882(...)
siendo que del cómputo oportunamente practicado, cuya copia
certificada se adjunta al presente, se deprende un posible
involuntario error material". El 26 de septiembre del año 2000
se
responde
el
requerimiento
comunicándose
la
resolución
modificatoria del cómputo obrante a fs. 506, mediante oficio
que según fotocopia del libro de recibos es recibido por el
Juzgado Nacional de Ejecución Penal Nº 1, el 29 de septiembre
del año 2000.
Al notificarse al condenado -Sr. Fernández- el 18 de
abril del año 2001, de la resolución negativa al recurso de su
defensora, tendiente a que se anule el cómputo modificado de la
pena, el secretario deja constancia de que le expresó que en
relación a este proceso recuperó su libertad el 25 de noviembre
del año 2000 y fue aprehendido el 2 de enero del año 2001 (fs.
615/616).
El
tribunal
encomienda
al
secretario
una
rápida
investigación de los hechos, de la que surge que al Juzgado de
Ejecución Penal Nº 1 le constaba que Fernández recuperó su
libertad el 25 de noviembre del año 2000, habiendo tomado como
único
recaudo
la
citación
de
dicha
persona.
El
Complejo
Penitenciario Federal Nº 2 de Marcos Paz informa haber recibido
a Fernández proveniente del Complejo Nº 1, y a disposición del
Juzgado
Nacional
en
lo
Criminal
de
Instrucción
Nº
36,
Secretaría 123, en la causa 467/01 y, finalmente, este tribunal
indica seguir una causa al mencionado, desde el 2 de enero del
año 2001, fecha en la que fue aprehendido y en la cual, el 5 de
ese mismo mes, dictó su procesamiento con prisión preventiva
por considerarlo autor penalmente responsable del delito de
robo agravado por el uso de armas, en concurso real con daño
agravado por haber sido ejecutado con el fin de impedir el
libre ejercicio de la autoridad, ampliando el procesamiento el
20
de
marzo
penalmente
del
año
responsable
2001,
del
considerándolo
delito
de
también
amenazas
autor
coactivas
cometidas mediante la utilización de un arma de fuego (fs. 616
vta./617).
III. También se compulsaron los autos caratulados
"Fernández, Alfredo Alejo p/ Robo" (causa 10.899) del Juzgado
Nacional de Ejecución Penal Nº 1. En lo que aquí importa, ante
el pedido del defensor oficial Dr. Rosendo Hermelo para que se
le otorguen los beneficios de la libertad asistida a Fernández,
por haber excedido el lapso establecido en el artículo 54 de la
ley 24.660, respecto de la pena que purga (fs. 16), el 20 de
setiembre del año 2000, advirtiendo "un posible error material
involuntario" en el cómputo de la pena, el juez le solicita al
Tribunal Oral en lo Criminal Nº 20 que "rectifique el mismo",
Consejo de la Magistratura
librando oficio en esa fecha (fs. 23/24).
A fs. 25 luce copia del auto rectificatorio, fechado
el 8 de setiembre del año 2000, adjuntado al oficio del
Tribunal
Oral
en
lo
Criminal
Nº
20,
agregado
en
la
foja
siguiente y recibido por el Juzgado Nacional de Ejecución Penal
Nº 1, el 28 de setiembre de 2000 a las 12,15 hrs., según cargo
de fs. 26 vuelta (y no el 29, como surge del libro de recibos
del Tribunal Oral en lo Criminal Nº 20). El 9 de octubre del año
2000
el
juez
resuelve
rechazar
la
solicitud
de
libertad
asistida, en virtud de no estar reunidas las condiciones del
artículo
54
de
la
ley
24.660,
conforme
al
nuevo
cómputo
efectuado (fs. 27).
El Instituto de Detención de la Capital Federal (U.2)
del
Servicio
Penitenciario
Federal,
informa
al
juez
de
ejecución el egreso de Fernández "conforme fuera lo ordenado
oportunamente
por
Vuestros
Estrados",
acompañando
el
acta
correspondiente de la que surge que el 25 de noviembre del año
2000 se notifica al interno Alejo Alfredo Fernández que "en el
día de la fecha AGOTA la pena que le fuera impuesta por el
Tribunal Oral en lo Criminal N? 20, en la Causa Nº 882(...),
[quien] se encuentra anotado a disposición del Juzgado Nacional
de Ejecución Penal Nº 1 como Tribunal Ejecutor de la pena(...)
razón por la cual se hace efectiva dicha libertad desde esta
Unidad".
A fs. 31, el 7 de febrero del año 2001, el Dr. Polti
-en atención a la rectificación del cómputo practicada-, cita
a Fernández para que se presente a cumplir el resto de la
condena bajo apercibimiento de ordenar su captura, en tanto que
a fs. 33, el 23 de abril de ese año, se deja constancia de que
el mencionado se encuentra nuevamente alojado en el Complejo
Penitenciario Federal II, anotado a disposición del Juzgado
Nacional en lo Criminal de Instrucción Nº 36, Secretaría 123.
IV. Lo sintetizado es todo lo que se desprende de las
constancias
de
los
expedientes
examinados,
por
lo
que
se
consideró procedente escuchar las explicaciones que pudiese
ofrecer el magistrado cuestionado, toda vez que sus pares
denunciantes le atribuyen una virtual intervención al Tribunal
Oral que integran, afirmación que basan en los términos del
mandamiento cuyos párrafos transcriben para evitar distorsiones
-según afirman-, de los que surge que el Dr. Irigoyen ordenó
que
"hasta
la
finalización
de
la
diligencia
encomendada,
quedará totalmente restringido el acceso a los expedientes que
se encuentren en el archivo del Tribunal Oral en lo Criminal
nro. 20, como también de todo expediente obrante en el Tribunal
en los que se haya practicado cómputo de pena, a toda persona
ajena al procedimiento dispuesto", salvo casos de urgencia y
necesidad que ejemplifica y previa compulsa de ese expediente
por el personal que esté realizando el registro. Todo ello,
aparte de decirlo los denunciantes, surge del expediente como
consta en el examen efectuado en las resultas precedentes.
Con anticipación a la fecha establecida para la
audiencia, el Dr. Irigoyen, con patrocinio letrado, suple con
su escrito las explicaciones que debía dar oralmente con el
objeto -dice- de ajustarse lo más posible a los hechos en
análisis, máxime cuando él debe dictar sentencia en la causa
penal
en
la
que
se
investiga
la
consistencia
o
no
de
imputaciones que rozan a los magistrados denunciantes, lo que
lo obliga a ser extremadamente prudente y a no adelantar
opinión.
Después de aclarar que no tiene animadversión hacia
los denunciantes, dice preocuparlo el criterio que pareciera
prevalecer en ellos en cuanto a que los jueces debieran merecer
un trato especial diferente al resto de los ciudadanos, lo que
no comparte, siendo prueba de esto último las auto-denuncias
que él se ha efectuado ante la justicia penal y ante este
Consejo.
Pasa
luego
a
referirse
a
la
causa
penal
que
sintetiza, para admitir después que podría discreparse con la
oportunidad, conveniencia o acierto de las medidas dispuestas,
pero en tanto su dictado no obedeció a razones espurias o a
gruesos errores no podrían ser cuestionadas. Explica que la
decisión
de
emplear
determinados
medios
probatorios
es
privativa del juez, de conformidad con los artículos 193, 194,
199 y concordantes del Código Procesal Penal de la Nación, que
él los dispuso de una manera regular, dentro del ritual y a
pedido del titular de la acción. Agrega que la única manera de
Consejo de la Magistratura
probar
que
el
irreprochable
tribunal
como
que
afirman
lo
denuncia
sus
miembros,
actuó
es
en
forma
mediante
la
investigación de la denuncia y que el decoro, dignidad y
respeto que merecen sus integrantes no se vieron menoscabados
por el allanamiento ordenado, que no puede ser considerado una
intervención
porque
se
limitó
al
tiempo
necesario
para
inspeccionar expedientes. En lo que respecta a que su medida
afectó a un tribunal superior, le niega esa condición al
Tribunal Oral Criminal -al que de acuerdo con Ricardo Levene
(h)
compara
con
los
anteriores
juzgados
de
sentencia-
manifestando que en materia de derechos y garantías no existe
inmunidad y tampoco tribunales superiores que no puedan ser
investigados por jueces inferiores.
En cuanto a la investigación patrimonial, sostiene el
magistrado que actuó en consonancia con la jurisprudencia de la
Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional
que reiteradamente ha indicado la necesidad de averiguar el
patrimonio de los presuntos inculpados en casos de cohecho,
exacciones ilegales, etc., acompañando copias de resoluciones
de la Sala I de la citada Cámara en dos casos, explicando uno
de ellos. Dice que creyendo en la honorabilidad del tribunal
investigado consideró que ello debía quedar demostrado en la
causa.
V. También fue citado a declarar el Dr. Jantus, que
fue secretario del Tribunal Oral en lo Criminal Nº 20 -hasta el
5
de
noviembre
de
2001-
y
principal
cuestionado
por
el
denunciante Alejo Alfredo Fernández. Se explaya largamente
sobre
los
temas
actuación
Tribunal
del
y
empleados,
la
que
denunciados,
Dr.
Irigoyen:
investigación
no
habían
destacando
el
hechos
allanamiento
del
sido
dos
patrimonio
denunciados
del
de
por
en
la
referido
todos
sus
Fernández.
Respecto del primero, considera innecesario haberlo ordenado
por lo endeble de las denuncias y el corto avance de la
investigación al respecto, y en lo que hace al tema de la
investigación patrimonial de los empleados, dice que "había una
cuestión en juego bastante más complicada que es el determinar
-y este es el fondo del asunto- hasta qué punto un juez de
instrucción puede penetrar en el ámbito de privacidad de las
personas" (pág. 3 Versión Estenográfica).
En relación con la falta de notificación del cómputo
al fiscal, entiende que ello existió y que fue reparado, a
punto tal que es éste quien advierte el error que fue corregido
de
inmediato,
notificado
y
hecho
conocer
al
Juzgado
de
Ejecución Penal, que también lo había detectado. Al respecto,
señala que es doctrina firme en el fuero y avalada por la
Cámara Nacional de Casación Penal que el cómputo, por tratarse
de una cuenta aritmética, no causa estado y sus posibles
errores son subsanables en cualquier momento. Finalmente, ante
preguntas respecto de la falta de notificación del cómputo
enmendado, al lugar de cumplimiento de la condena, reitera "que
el detenido ya estaba anotado a disposición del juzgado de
ejecución y es por eso que nosotros no lo notificamos, porque
no
podemos
comunicar
al
Servicio
Penitenciario
sobre
la
situación de una persona que no es detenido nuestro. Esa es la
razón por la que no correspondía. Podrá ser discutible o no,
pero
estas
eran
nuestras
razones"
(pág.
8
Versión
Estenográfica).
VI) Previo a dictaminar sobre el fondo, la Comisión
de Acusación creyó oportuno convocar a los integrantes del
Tribunal Oral denunciante. Interin, el 3 de octubre del año
2003, se recibió la presentación del Dr. Irigoyen, mediante la
cual acompaña las copias faltantes de la causa 63.107/02,
caratulada "Jantus, Pablo s/ Exacciones Ilegales", entre las
que se incluye -dice- la resolución final recaída, insistiendo
en que, después de escuchar a los magistrados denunciantes, sea
recibida
la
prueba
por
él
ofrecida,
particularmente
los
testimonios del fiscal, Dr. Niklison y del secretario de su
juzgado, Dr. Cilleruello, que considera fundamental dado que
podrán testificar acerca de las instrucciones que impartió para
el cuestionado allanamiento.
La mencionada resolución, que pone punto final a la
causa, dictada a fs. 360/373 el día anterior a la aludida
presentación
-2
de
octubre
del
año
2003-
dispone
el
sobreseimiento de los magistrados cuestionados sin que se vea
afectado el buen nombre y honor del que gozaban.
Consejo de la Magistratura
CONSIDERANDO:
1º) Que si bien no es intención de este Consejo de la
Magistratura inmiscuirse en la actividad jurisdiccional del
magistrado cuestionado -lo que podría hacer para determinar la
existencia de la causal de mal desempeño- o extralimitar su
competencia estableciendo reglas diferentes de actuación de los
jueces penales en caso de ser magistrados los investigados en
causas que ante ellos tramiten, resulta indudable, por la
expresa garantía del artículo 18 de la Constitución Nacional,
que la orden de allanamiento, tanto de la morada como de
locales que no sean tales de cualquier persona, sea física -con
independencia de su cargo o jerarquía- o jurídica, debe siempre
ser
adecuada
a
la
investigación
realizada,
razonable
y
debidamente fundada, requisitos que no parecían reunidos al
momento de dictarse la medida cuestionada. El hecho de haberla
solicitado el fiscal no es argumento fundante en tanto pudo
tenerse presente para la oportunidad que correspondiera, una
vez corroborada con un cierto grado de certeza la verosimilitud
de
la
denuncia
noviembre
del
interpuesta.
año
2002,
El
que
mismo
ordena
proveído
el
del
21
de
allanamiento,
al
referirse al cómputo de la pena sostiene que se advierte "la
existencia de un error en el mismo" y en cuanto al objeto de la
denuncia, aludiendo a quien la interpuso, dice que hasta ese
momento "se cuenta con sus solas manifestaciones". De esas
argumentaciones, que fundan el proveído que dispuso el acto más
cuestionado por los denunciantes -el allanamiento- surge que ha
sido
endeble
la
motivación
que
lo
sustenta
y
la
propia
razonabilidad de la medida.
2º) Que como surge de las causas examinadas, el Sr.
Alejo Alfredo Fernández consiente la condena impuesta y pide el
cómputo de la pena y la urgente notificación al Servicio
Penitenciario Federal, a efectos del pasaje de un período a
otro de los establecidos en el artículo 12, siguientes y
concordantes de la ley 24.660 de ejecución de penas. Según lo
señala
el
Dr.
Jantus
en
su
presentación
ante
el
juez
cuestionado y lo reitera ante este Consejo, el detenido lo
solicita el viernes 4 de agosto del año 2000, siendo proveído
al siguiente día hábil -7 de agosto-, ordenando el Tribunal
realizar el cálculo desde la fecha de detención que determina,
lo
que
cumple
el
secretario
en
los
siguientes
términos:
“COMPUTO: que practico en virtud de lo ordenado por V.E. y de
conformidad con lo establecido por el artículo 24 del Código
Penal: ALFREDO ALEJO FERNANDEZ fue detenido en las presentes
actuaciones el día 27 de agosto de 1999 (ver fs. 127), según
fuera ordenado en el decreto que antecede; permaneciendo en tal
situación hasta el día de la fecha, por lo tanto, estuvo
privado de su libertado once meses y doce días. Por sentencia
definitiva de fecha 8 de junio del año en curso, se lo condenó
como coautor penalmente responsable del delito de robo, a la
pena
de
dos
años
y
tres
meses
de
prisión
de
efectivo
cumplimiento, declarándolo reincidente, con costas (arts. 5,
27, 29 inciso 3º, 40, 41, 45, 50 y 164 del Código Penal y 530
y 531 del Código Procesal Penal). Por lo tanto, le restan por
cumplir
un
año,
tres
meses
y
dieciocho
días.
Así,
el
vencimiento de la pena impuesta operará el día 25 de noviembre
de 2000, a las 24:00 hs., debiendo hacerse efectiva su libertad
a las 12:00 hs. de ese mismo día (art. 77 del Código Penal).
Secretaría, 7 de agosto de 2000". Lo destacado es del original
en el cual luce firma y sello del doctor Pablo Jantus.
La minuciosidad del cálculo revela que el vencimiento
de la pena consignado responde a un error material evidente,
porque si al 7 de agosto del año 2000 le restaba cumplir un
año, tres meses y dieciocho días, la pena no podía agotarse a
los tres meses y medio, esto es, el 25 de noviembre de ese año.
Incluso, así lo reconocen el fiscal general interviniente en la
causa cuando a fs. 505 dice que de su análisis "se desprende
que se ha deslizado un error material en la confección del
mismo"; el Tribunal Oral en lo Criminal Nº 20 cuando provee
dicho escrito, el 8 de setiembre del año 2000, y sostiene que
"se desprende un error involuntario material"; y el juez de
ejecución penal cuando en el oficio del 20 de septiembre de ese
año
manifiesta
que
del
cómputo
"se
desprende
un
posible
involuntario error material". Hasta el Dr. Irigoyen cuando
ordena el allanamiento -auto del 21 de noviembre del año 2002sostiene que al ser notificado "el Fiscal General, advirtió el
error incurrido, observando así el cómputo realizado".
Consejo de la Magistratura
No cabe duda entonces -y no podría haberla en virtud
de la aludida minuciosidad con la que se relacionó el tiempo de
privación
de
libertad
sufrido
y
el
que
falta
para
el
cumplimiento de la condena- que la fecha fijada en el cómputo
como de culminación de la pena fue consignada con un manifiesto
error material.
3º) Que respecto del hecho denunciado, del cual el
Dr. Irigoyen dice tener sólo las manifestaciones del condenado
Alejo
Alfredo
Fernández,
en
realidad
cuenta
con
sendas
versiones del mismo suceso según se afirmara en las resultas.
Así, en la primera versión, Fernández narra que después de
condenado por el Tribunal Oral en lo Criminal Nº 20, pero antes
de ser dictado el cómputo de la pena, "el Secretario Pablo
Jantus
le
expresó
concretamente
le
‘podemos
solicitó
achicar
diez
mil
los
pesos,
tiempos’.
a
lo
que
Que
el
compareciente replicó que sólo llegaba a dos mil y que el resto
se lo podía entregar ya en la calle". Agrega que citado
nuevamente se hizo llevar el dinero por su hermana que se
ingenió para colocárselo en el bolsillo y que "ingresado al
despacho de Jantus, saluda a una Sra. de nombre Silvia y,
simulando un apretón de manos, entrega el dinero al nombrado",
recibiendo posteriormente la notificación de que su pena vencía
el 25 de noviembre del año 2000, es decir, un año antes de la
fecha que hubiese correspondido.
En la versión segunda "(r)efiere que a la semana de
fijarse fecha de juicio ante el Tribunal Oral fue entrevistado
por el Dr. Pablo Jantus -quien previa consulta que hiciera con
el Dr. San Martín y con el Dr. Niño- le dijo que ‘previo pago
de $ 10.000 se podía acordar la pena’ -sic-, aceptando el
entrevistado. Manifiesta que a la semana siguiente hizo entrega
al Dr. Jantus de $ 2.000 en su despacho, encontrandose presente
una abogada del Juzgado de nombre Silvia. El resto del dinero
dice no pudo pagarlo y posteriormente el fallo que se apeló fue
modificado" (fs. 6).
En la tercera versión -ante la Cámara Nacional de
Casación Penal- Fernández sostiene que antes de practicarse el
cómputo de la pena se entrevistó con el Dr. Niño para ver si se
podía acortar el término de la condena, manifestándole este que
"dentro de la ley, todo y fuera de la ley, nada". Añade que el
Dr. Jantus le dijo que había una manera y luego de hablar con
el Dr. San Martín le pidió diez mil pesos pudiendo entregar
sólo
dos
mil
en
la
forma
ya
narrada
en
sus
anteriores
presentaciones, obteniendo su libertad el 25 de noviembre del
año 2000, por habérsele adelantado el vencimiento de la pena,
"siendo posteriormente detenido por otro hecho por la misma
Comisaría, interviniendo el Jugado de Instrucción Nro. 34. Que
el compareciente infiere que esta nueva detención se debió a
que no pagó la totalidad del dinero. Que en febrero de 2001
hallándose detenido, recibió otra cédula en la Causa 882 del
TOC 20, con una rectificación del cómputo" (fs. 14).
El pedido de dinero y su entrega parcial es una
constante en las tres versiones que Fernández efectúa del mismo
hecho, las dos primeras el 18 de setiembre y la otra el 10 de
octubre del año 2002. En qué difieren:
a) En la primera -que cronológicamente en realidad
fue la segunda- el pedido lo efectúa el Dr. Jantus después de
la condena y antes del cómputo y Fernández entrega el dinero
cuando es nuevamente citado.
b) En la siguiente versión, el pedido se efectúa a la
semana de haberse fijado fecha de juicio para "acordar la pena"
-es decir, sin haberse celebrado el debate y menos dictado la
sentencia- y aquí el secretario consulta con los jueces San
Martín y Niño y el dinero es entregado a la semana siguiente,
lo que equivale a decir a los quince días aproximadamente de
haber sido fijada la audiencia de debate.
c) Finalmente, en la última versión ante la Cámara
Nacional de Casación Penal, se vuelve a la fecha previa a
establecerse el cómputo de la pena, pero aquí el Dr. Niño ya no
resulta tan accesible.
De
acuerdo
con
el
informe
requerido
por
el
Dr.
Irigoyen al Servicio Penitenciario Federal, el Sr. Fernández
fue trasladado al Tribunal Oral en lo Criminal Nº 20 los días
6 de abril, 1º de junio, 4 de agosto y 13 de noviembre del año
2000. De las copias de las piezas procesales correspondientes
a la causa 882, en la que se suceden los hechos denunciados, no
surge la fecha en que se fijó la audiencia de debate. En
Consejo de la Magistratura
cambio, la fecha de esta audiencia -1º de junio de 2000- consta
en el Considerando Segundo, punto 1), del fallo (fs. 452)
dictado el 8 de junio del año 2000. El cómputo de la pena,
recordemos, se practicó el 7 de agosto de ese año. Corresponde
analizar ahora estas fechas con las tres versiones del hecho
denunciado.
En la primera versión, el dinero lo solicita el Dr.
Jantus después de la condena dictada el 8 de junio del año 2000
y antes del cómputo practicado el 7 de agosto de ese año, en
tanto que su entrega se verifica en una posterior citación. Los
traslados de Fernández posteriores a la condena son los del 4
de agosto y 13 de noviembre del año 2000. Suponiendo que en la
primera de esas fechas le solicitaran el dinero, no resulta
creíble que lo entregue en la segunda cuando el cómputo estaba
practicado y él notificado.
Resulta de la segunda versión que a la semana de
fijada la fecha de juicio se le requiere el dinero y a la
semana siguiente él lo entrega. No surge de la documentación
examinada la fecha de fijación de la audiencia de debate. Más
allá de que pueda obtenerse, podríamos suponer que fue a fines
de marzo y que el dinero le es solicitado al ser trasladado al
Tribunal Oral en lo Criminal el 6 de abril. Pero ocurre que no
se lo vuelve a trasladar en la siguiente semana, o en la otra,
sino que recién comparece ante ese Tribunal el día de inicio
del juicio, es decir el 1º de junio del año 2000. Por lo demás,
una pena de dos años y tres meses de prisión de efectivo
cumplimiento no pareciera ser muy atenuada ni establecida en su
favor.
Respecto de la tercera versión, no coinciden los
hechos pero las fechas serían las de la primera versión, por lo
que cabe remitirse a lo dicho respecto de ésta. A mayor
abundamiento, surge de las copias recibidas de la causa 882, en
la que constan los sucesos denunciados, que el cómputo fue
notificado a Fernández el 9 de agosto del año 2000 (fs. 486 y
subsiguientes).
4º) Que, en definitiva, de la relación de hechos y de
las fechas sintetizada en el considerando que antecede, resulta
por demás evidente la mendacidad del denunciante Fernández,
quien
atribuye
su
posterior
detención
y
condena
a
una
conspiración tendiente a ocultar las exacciones de las que
supuestamente fue objeto.
En virtud de resultar notorio el error en el cómputo
practicado, las distintas versiones que dio el interesado y las
fechas en que fue traído al Tribunal Oral en lo Criminal Nº 20,
indican claramente que la decisión del Dr. Irigoyen de allanar
este último órgano fue demasiado apresurada, lo que motivó que
en su momento se lo convocara a dar las explicaciones del caso.
La
extensa
consideraciones
relación
efectuadas
a
de
ese
los
hechos
respecto
y
obedecen
las
a
la
envergadura de la cuestión analizada, no obstante que devino
abstracta por la renuncia presentada por el juez denunciado.
5º) Que por decreto 98, del 20 de enero del año en
curso, el Sr. Presidente de la Nación aceptó la renuncia
presentada por el Dr. Raúl Eduardo Irigoyen al cargo de Juez
Nacional de Primera Instancia en lo Criminal de Instrucción de
la Capital Federal, Juzgado Nº 10, a partir del pasado 1º de
marzo.
6º) Que en atención a lo expuesto y toda vez que en
el
artículo
114
de
la
Constitución
Nacional
se
confiere
facultades a este Consejo de la Magistratura respecto de los
magistrados
deviene
que
integran
abstracto
un
el
Poder
Judicial
pronunciamiento
y
de
en
la
Nación,
consecuencia
corresponde -de acuerdo con lo propuesto por la Comisión de
Acusación (dictamen 29/04)- declarar abstracta la presente
denuncia.
Por ello,
SE RESUELVE:
1º) Declarar abstracta la denuncia contra el Dr. Raúl
Eduardo Irigoyen, en razón de lo expuesto en los considerandos
5º y 6º y archivar las actuaciones.
Regístrese.
Firmado por ante mí, que doy fe.
Fdo.: Jorge O. Casanovas - Joaquín Pedro da Rocha - Juan Carlos
Consejo de la Magistratura
Gemignani - Ricardo Gómez Diez - Claudio M. Kiper - Juan Jesús
Minguez - Eduardo D. E. Orio - Lino E. Palacio - Luis E.
Pereira Duarte - Victoria P. Pérez Tognola - Carlos A. Prades
- Humberto Quiroga Lavié - Marcela V. Rodríguez - Beinusz
Szmukler - Pablo G. Hirschmann (Secretario General)
Descargar