La corrupción: el alimento de la injusticia y desigualdad en América

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La corrupción: el alimento de la injusticia y desigualdad en América
Latina y el Caribe
Benito Baranda, Seminario Espacio Público, mayo 2016
Muchas gracias por permitirme exponer ante ustedes mis reflexiones acerca de
la corrupción, sus orígenes y consecuencias, y la manera de combatirla en
nuestro continente. En mis permanentes traslados a las ciudades de nuestro
continente por el trabajo que realizo en América Solidaria1, y en particular los
recorridos por los lugares de pobreza y exclusión que aun abarrotan amplios
territorios de nuestras naciones, veo no sólo las manifestaciones más groseras
de corrupción sino también aquellas más silenciosas, sutiles, que modelan el
‘carácter corrupto’ del latinoamericano.
Sin conductas corruptas, o cercanas a ellas, no tendríamos la desigualdad
social que aún reina en nuestra América, no se podrían sostener los políticos y
empresarios que habitan territorios donde la mitad de su población vive en
pobreza, sería casi imposible la violencia y el tráfico de drogas en la magnitud
que hoy tenemos en la región, no se podría explicar que el continente
supuestamente más cristiano presenta inequidades vergonzosas, ni tendríamos
la manera de justificar por qué en medio de tanta riqueza en estos más de dos
siglos de vida independiente aún tenemos a un tercio de la población viviendo
miserablemente (¡en algunos países la mitad!)2. En muchos casos es gracias
justamente a la corrupción que se han mantenido privilegios económicos,
sociales, culturales, religiosos para unos y otros, son los que tienen acceso al
poder y la influencia quienes han permanecido enquistados en varias de
nuestras naciones gozando de estos privilegios, poniendo barreras a las
urgentes reformas y transformándose finalmente en los más despiadados
instigadores de la inestabilidad social.
Recuerdo a finales de los años ’90 haber leído un texto llamado ‘Fabricantes de
Miseria’3, ̶ cuyos autores son un cubano, un peruano y un colombiano ̶ , en
cuyas páginas se delataban las acciones de políticos, sacerdotes, militares,
empresarios, sindicatos, intelectuales, guerrilleros que hacían perpetuar la
injusticia, las desigualdades y la pobreza en nuestros países. A la raíz de las
causas de estas acciones estaba el soborno, el tráfico de influencias y la
corrupción.
1
www.americasolidaria.org
http://www.cepal.org/es/publicaciones/panorama-social-america-latina-2015-documento-informativo
3
Mendoza, P. A.; Montaner, C. A. & Vargas Llosa, A. (1998) Fabricantes de Miseria. Ed. Plaza & Janés,
Barcelona.
2
1
“La corrupción es la gangrena, la polilla de un pueblo”, señaló el papa
Francisco en Asunción durante su gira latinoamericana4. Sabemos que el
Estado (en sus tres poderes, a los que se suman en alguno de nuestros países
los militares), la Empresa Privada (como actor relevante en el mercado) y la
sociedad civil donde se involucran los ciudadanos, son los actores que
promueven, facilitan y ejecutan los actos corruptos, son cómplices activos o
pasivos de esta manera de actuar, y finalmente en este ciclo de corrupción
terminan siendo los menos poderosos, los más excluidos, a quienes más se
afecta ya que son atropellados en su dignidad por el mercado, ignorados por el
Estado y engañados por otros ciudadanos.
Todas las instituciones son fundamentales en la lucha contra la corrupción, no
sólo aquellas estatales, sino también las empresariales y las de la sociedad
civil. En efecto, en un mundo que ha buscado privilegiar la libertad y traspasar
a diversos actores antiguas responsabilidades públicas, es indispensable que
quienes asuman estas tareas tengan la claridad que lo hacen prioritariamente
como un servicio a la ciudadanía y no sólo como un medio de aumentar sus
beneficios y maximizar sus utilidades a toda costa, contra viento y marea.
Tomando lo que ocurre en las empresas, para no tocar directamente nuestros
países cuyos escándalos ya conocemos, el año pasado, al participar en el
Consejo Anticorrupción que presidía Eduardo Engel5, uno de los consejeros –
Vittorio Corbo- nos hizo llegar un estudio español que evidenciaba que siete de
cada diez empresarios (el 69%) consideraban que el soborno y la corrupción
son el modus operandi “habitual” en los negocios en España6.
Al leer estos resultados tuve la razonable duda y me pregunté: ¿Cómo hacen
negocio las grandes empresas transnacionales españolas en América Latina y
el Caribe? ¿Habrán traído aquí- y encontrado- las mismas prácticas que
alimentan en el viejo continente? Las dudas son auténticas y causan temor,
tenemos datos confrontados con la realidad que dan cierta certidumbre a lo
menos en tres ámbitos donde hay mucho dinero en juego: compra de armas,
licitaciones/construcciones de infraestructura y servicios, y compra de
empresas del Estado (servicios principalmente). ¿Cuánto dinero correrá por
todo ello en nuestro continente, dinero que continuará esquilmando a los
pobres y acentuando las desigualdades?7
4
http://www.vidanueva.es/2015/07/13/todos-los-discursos-y-homilias-del-papa-francisco-en-ecuadorbolivia-y-paraguay-5-13-de-julio-de-2015/
5
http://consejoanticorrupcion.cl/informe/
6
Diario El Confidencial 14/5/2015 (www.elconfidencial.com)
7
http://corruptionresearchnetwork.org/courses-trainings/mujica-et-al-2015-corrupcion-y-actoresprivados-en-america-latina-ti-ipys-pucp.
https://issuu.com/markpaira/docs/indice_de_corrupci__n_global_2012
2
La hipocresía tiene un vasto mundo, un horizonte casi infinito, todos caemos de
una u otra manera allí, sin embargo quienes tienen mayor poder (económico,
político y religioso) son más responsables y tienen una obligación muchísimo
más grande para actuar íntegramente en los negocios, sus espacios de
corrupción y conflicto de intereses son cotidianos y las tentaciones apetitosas, y
la fragilidad de su formación ética abismante. En esto no es la riqueza, el poder
o la influencia el problema en sí mismo, es el apetito desordenado por ellas lo
que provoca un reduccionismo inmediato del valor de la persona humana, de
las comunidades y de los territorios; la riqueza no puede ser generada gracias
a la corrupción y a costa de los más pobres!
Estoy convencido que a la globalización de la economía se le puede sumar la
globalización de la solidaridad – es en lo que trabajo actualmente con América
Solidaria- sin embargo debemos modestamente reconocer que ésta implica
también globalización de las prácticas de corrupción de los países de
donde vienen las empresas y las inversiones a nuestras naciones. Ella es la
que tolera el establecimiento de prácticas laborales cercanas a la esclavitud en
países extremadamente pobres o desprovistos de un aseguramiento de los
derechos de los trabajadores, esas prácticas no tienen en el origen una sana y
justa competencia sino rasgos bien definidos de injusticia y abusos que en su
sentido se asemejan a las raíces éticas de la corrupción (y que en sus propios
países no practicarían).
Por esto, y por más razones, la lucha contra la corrupción si bien tiene ribetes
locales, en especial cuando se centran en los municipios, tiene a su vez
demoledoras acciones transnacionales que van triturando los principios éticos
que rigen la convivencia e instalan la lógica de que aquél que tiene ‘el dinero, el
poder y la influencia pone la música’ y que ‘todo tiene su precio’
¿Cuál es el origen de algunas de las varias fortunas de nuestro continente,
donde se ha cimentado las estratosféricas ganancias de empresas que en el
pasado inclusive más de alguna estaba en poder del Estado? ¿De dónde
vienen los recursos que provocan expansiones e inversiones inmobiliarias
injustificadas en varias de las principales ciudades de nuestro continente?
Estos ejemplos del mundo de la empresa privada los podemos encontrar a su
vez de manera tan numerosa en el sector Estatal y en las mismas
organizaciones de la sociedad civil, de hecho en variadas ocasiones se dan de
manera interrelacionada.
En este punto permítanme una breve reflexión más desde mi ámbito como
psicólogo y sociólogo. El psicoanalista Sigmund Freud solía decirnos que en su
época se sacrificaba demasiada libertad por la seguridad, de manera contraria
en la actualidad el sociólogo Zigmunt Bauman8 afirma que hemos llegado a una
8
Bauman, Z. (2008) Múltiples culturas, una sola humanidad. Katz Ed., Buenos Aires.
3
crisis debido a que sacrificamos demasiada seguridad exacerbando la libertad.
¿Cómo lograr un equilibrio adecuado entre libertad y seguridad, entre el
individuo y sus intereses y la sociedad y los intereses comunes? Aquí está creo
yo una de los asuntos que debemos discutir como sociedad y que sostiene
también los espacios de corrupción.
Corrupción y pobreza9
Que la corrupción genera pobreza está demostrado y estudiado ampliamente,
si realmente ésta ‘cuesta’ en América Latina del orden de los US$150.000
millones podríamos decir que nos privamos de esos recursos que por ejemplo
modificarían la educación en muchas de nuestras naciones10. En Italia el costo
de la corrupción se calcula en más de €$ 60.000 millones al año, un tercio de
ese monto bastaría para que ese país superara la paupérrima condición en que
viven millares de niños en el sur de la península11.
A comienzos de esta década Transparencia Internacional (2012) afirmaba con
evidencias que “la corrupción se traduce en sufrimiento humano, en familias
pobres que son obligadas a sobornar si quieren ser atendidas por un médico o
acceder a agua potable. La corrupción afecta la distribución de servicios
básicos como la educación, y posterga las inversiones en infraestructura
porque los corruptos hacen desaparecer los fondos. La corrupción se convierte
en un impuesto sucio, y los pobres son sus víctimas principales” 12. ¡La
corrupción es injusticia social, alimenta la inequidad y usurpa la dignidad de las
personas!
Amartya Sen se preguntaba a mediados de la década pasada acerca de lo que
debíamos hacer para luchar contra la corrupción e insistía que lo primero era
reconocer y entender que “hay una vinculación estrechísima entre ética y
desarrollo. Y que hoy la lucha contra la pobreza, la lucha por el crecimiento, la
lucha por una sociedad mejor, pasa indispensablemente, por resolver el
problema de la corrupción. No vamos a poder avanzar si no somos capaces de
resolver este problema que es, sin ninguna duda, uno de los temas
fundamentales de nuestras sociedades” señalaba Sen13.
9
http://unpan1.un.org/intradoc/groups/public/documents/un-dpadm/unpan044806.pdfde la
La corrupción cuesta a Latinoamérica 142 mil 920 millones de dólares anuales, o sea el tres por ciento
de su Producto Regional Bruto. http://www.gfintegrity.org/reports/
11
http://irispress.es/2014/12/11/italia-50-de-los-casos-de-corrupcion-de-europa/
http://ec.europa.eu/dgs/home-affairs/e-library/documents/policies/organized-crime-and-humantrafficking/corruption/docs/acr_2014_es.pdf
12
https://issuu.com/markpaira/docs/indice_de_corrupci__n_global_2012
13
Sen, A. (2005) La agenda ética pendiente de América Latina. P. 215. BID-EFE, Washington.
10
4
Bernardo Kliksberg afirma que “al escindir ética de economía en una situación
de crecimiento de la desigualdad, se dejó todo el terreno libre para antivalores
éticos que debilitan seriamente todas las dimensiones del capital
social…Proliferaron antivalores como el consumismo desenfrenado, el aplastar
a quien fuera para tratar de avanzar, la manipulación de las personas en forma
permanente y hasta un aura de legitimidad para la corrupción, si es hábilmente
realizada. Se le tendió a llamar ‘viveza criolla’”14.
Por lo tanto en esta lucha no sobra ninguna persona, ninguna institución ni
estamento de la sociedad, en efecto tanto el Estado, como la Empresa Privada
y sin lugar a dudas la Sociedad Civil (ciudadanía), tienen un rol fundamental.
Éste triple espacio de desarrollo y de control mutuo ‘cruzado’ es la ventana
para asegurar pasos sólidos que derroten prácticas inhumanas. Me limitaré,
para concluir, a abarcar un ámbito sobre el cual muchos de ustedes me han
escuchado y que se relaciona con estos tres sectores pero donde la ciudadanía
tiene un protagonismo fundamental.
Corrupción y desarrollo de la conciencia moral
Mejores leyes, sanciones efectivas que obliguen su cumplimiento, no
necesariamente aseguran que los comportamientos serán los justos, los que
respeten la dignidad humana y permitan un bien mayor, sin lugar a dudas son
necesarios estos instrumentos legales ya que proporcionan un espacio de
control desde las instituciones del Estado, sin embargo en esto es urgente
embarcar a la ciudadanía. De hecho, hoy, para evitar las leyes y códigos éticos
más de alguna transnacional tiene miles de mecanismos, desde producir en
aguas internacionales15 hasta trasladarse a territorios altamente empobrecidos
con bajos costos y escasa regulación16. Las leyes no son suficientes ya que la
inteligencia y la voluntad humana guiadas por la codicia buscarán la manera de
burlarlas, de evadir o eludir tributos, de ignorar responsabilidades y no cumplir
compromisos. Para sostener el poner en práctica un cuerpo legal adecuado a
estos fines se requiere acompañarlo de una cultura ético-cívica de respeto
mutuo, de confianza y de sentido de justicia; sin una formación cívica desde la
temprana infancia no podremos construir comunidad, es decir aspirar al bien
común, ni menos tratarnos de manera digna y justa17. Alberto Hurtado sj
insistía ya en los año ’40 que toda reforma social requiere simultáneamente
una reforma de nuestras conciencias18.
14
Sen, A. & Kliksberg, B. (2007) Primero la gente. P. 273. Ed. Deusto, Barcelona.
http://www.elmundo.es/navegante/2005/05/13/empresas/1115996916.html.
http://larepublica.pe/14-07-2006/chile-barcos-asiaticos-producen-acero-en-altamar.
16
Documentación social (2001). Las otras caras de la globalización. Ed. Cáritas Española, Madrid.
17
Universidad Alberto Hurtado (2015). Probidad: un imperativo ético. Informe Ethos n° 105, Santiago.
18
Hurtado, A. (1943) Conferencia en la Catedral de Rancagua (Chile). Cita textual:"¿Cómo lograr realizar
una reforma social? Muchas soluciones se han ofrecido: soluciones políticas, régimen determinado...
reforma distribución de la riqueza... organización gremial; plan educacional... Todo esto necesario, pero
15
5
Junto a la labor y los deberes del Estado y de la Empresa Privada en estos
ámbitos, somos los ciudadanos en particular los llamados a desarrollar nuestra
conciencia moral y nuestro juicio ético; a alcanzar los grados de madurez
propios de nuestra edad y a los cuales en variadas ocasiones renunciamos por
el trabajo que esto requiere, por la rigurosidad ética, la coherencia exigida y la
integralidad de los comportamientos. Es verdad que aquí también colaboran las
instituciones sociales, desde las de educación formal hasta las religiosas,
pasando inevitablemente por la familia y los espacios barriales, pero esto no
exime de responsabilidad a cada persona en su compromiso de crecer y
madurar.
En su texto “La idea de justicia” Amartya Sen señalaba que “la democracia
debe juzgarse no sólo por las instituciones formalmente existentes sino también
por el punto hasta el cual pueden ser realmente escuchadas voces diferentes
de sectores distintos del pueblo”19.
Al inicio de los movilizaciones de los llamados ‘indignados’ en Europa, el
fallecido francés Stéphane Hessel20 escribió un pequeño texto que lo tituló
justamente ‘¡Indignaos!’21, y al poco tiempo el mismo autor publicaría otro de
tamaño similar titulado ‘¡Comprometeos!’22, el primero fue éxito de ventas en
cambio el segundo tuvo poca aceptación. La lección es clara: nos resulta más
fácil y rápido, concita más unidad y moviliza con mayor prontitud el quejarse,
despotricar, buscar chivos expiatorios y lapidar a los supuestos responsables
de las crisis y los problemas, que el participar activamente luego en irlos
resolviendo con el compromiso personal, desde nuestras mismas
organizaciones políticas, sociales, económicas, religiosas…etc. ‘Tomar palco’
es aparentemente inocuo sin embargo agudiza las crisis y las mete muchas
veces en ‘callejones sin salida’, y hay en ello una fuerte carga de hipocresía la
que se ha hecho común en nuestra vida social. Lo que algunos autores han
llamado el ‘pal’ otro’, es decir ‘esto no me toca a mí’ y no me involucro, siendo
que soy parte de la sociedad, crezco en ella y es por intermedio de ella que me
realizo como persona.
En la entrega del Informe Anticorrupción23 el año pasado Eduardo Engel señaló
que “queremos ser parte de la solución” de estos conflictos, y para serlo
requerimos estándares diferentes en nuestra vida cotidiana, en el quehacer
supone previamente una reforma de los espíritus. ¿Reformar la sociedad, o reformar al hombre?
Comenzar por el hombre para transformar la sociedad. Toda transformación social que no se funde en
transformación del individuo, condenada al fracaso. La casa sobre arena... En cambio si la fundamos
sobre el individuo, sobre una recta orientación de su vida, será la casa sobre roca"
19
Sen, A. (2010). La idea de justicia. P. 17. Ed. Taurus, Madrid.
20
http://www.eitb.eus/es/cultura/literatura/detalle/1270750/stephane-hessel-biografia--muere-autorindignaos/
21
http://www.eldamoneo.com/indignate.pdf
22
https://uacmbioeticayvalores.files.wordpress.com/2013/01/comprometeos.pdf
23
http://consejoanticorrupcion.cl/informe/
6
laboral y en los vínculos sociales. Las exigencias para las personas comunes y
corrientes implican compromisos con comportamientos ajustados a la ética, al
respeto a la dignidad de los demás (¡que sí tiene que ver con la vida social, con
la política, los negocios, la familia y la religión!) y al reconocimiento de la
igualdad de derechos; terminar con los eslóganes como aquellos que señalan
que ‘los negocios son los negocios’, que ‘la fe se vive en la sacristía’, que ‘cada
uno se rasca con sus propias uñas’ o que ‘la política es de equilibrios’, ya está
comprobado hasta la saciedad que sin principios sólidos se corrompen las
decisiones, se degrada al ser humano negándole inclusive sus más mínimos
derechos; sin honestidad, coherencia, transparencia y rigurosidad el
desprestigio continuará para todas las instituciones (los tres poderes del
Estado, las Iglesias, las organizaciones sociales, las empresas) y las
consecuencias inevitablemente serán más graves, darán mayor espacio a la
violencia y pobreza24. En todos estos casos se requiere que las personas que
lideran lo hagan con claridad de principios y coherencia de vida, ¿de qué vale
enunciar valores si no se viven? ¿De qué sirve enunciar los principios de un
partido político, de una organización social, o profesar una fe si no se reflejan
en el modo de actuar? Por ejemplo, en Guatemala la gran mayoría de la
ciudadanía profesa algún credo cristiano, sin embargo desde hace décadas
casi la mitad de sus niños está desnutridos, viven en pobreza, y muchos
fallecen a causa de ello, esto es una gran incoherencia que se fragua en una
sociedad corrupta e hipócrita. En Chile ocurría algo similar y desde el siglo 19
el Estado, la Empresa Privada y la Ciudadanía trabajaron de manera conjunta
para derrotar este flagelo, logrando hoy alcanzar cifras mínimas, ¡sí se puede
lograr! 25
Para cada ciudadano el compromiso diario con prácticas transparentes y
acciones de búsqueda del bien común son inevitables, es más fácil quejarse
que actuar para cambiar la realidad, lo primero puede ser un exabrupto y estar
plagado de incoherencias de vida, lo segundo obliga a un pensamiento crítico
que involucra el análisis primero del propio comportamiento y de nuestro estilo
de vida para luego colaborar con las transformaciones necesarias de la mano
de nuestra propia transformación. Para esto requerimos de mucha formación,
dar relevancia a la educación ético-cívica, entrar en la corriente del desarrollo
de la conciencia moral, del juicio ético, del discernimiento26.
24
https://www.iiss.org/en/about%20us/press%20room/press%20releases/press%20releases/archive/20
15-4fe9/may-6219/armed-conflict-survey-2015-press. http://cnnespanol.cnn.com/2015/08/05/estasson-las-ciudades-mas-violentas-del-america-latina-mundo-segun-estudio/
25
http://www.fao.org/docrep/019/i3520s/i3520s.pdf.
http://www.cepal.org/es/publicaciones/panorama-social-america-latina-2015-documento-informativo
26
Mifsud, T. (1983) Los seis estadios del juicio moral, Cide-Universidad Alberto Hurtado, Santiago. En:
http://biblioteca.uahurtado.cl/ujah/reduc/pdf/pdf/3428. pdf . Marfán J. (2000) La educación moral en la
Escuela desde la perspectiva de Lawrence Kohlberg. Universidad Alberto Hurtado, Santiago. En:
http://biblioteca.uahurtado.cl/ujah/856/txtcompleto/txt85319.pdf. Mifsud, T. (2012) Decisiones
responsables: una ética del discernimiento. Universidad Alberto Hurtado, Santiago.
7
Los miembros de la sociedad civil estamos llamados con urgencia a un
compromiso activo, para erradicar de nosotros mismos las malas prácticas que
nos dañan diariamente, que nos impiden confiar unos de otros, que nos
amplían las inseguridades y los temores, con las cuales también dañamos
nuestras familias, trabajos, barrios y ciudades. Si efectivamente todo lo
sucedido en Latinoamérica nos escandaliza, molesta e irrita, actuemos pues
para cambiarlo y movilicemos a más personas para que hagan lo mismo, el
mundo sí puede ser otro y las personas –como decía Saramago- somos una
‘superpotencia’27. Algo de esto es lo que buscamos promover desde América
Solidaria, invitamos a jóvenes profesionales a destinar un año de su vida
laboral a servir en organizaciones sociales que buscan superar la pobreza
infantil en los territorios más complejos de nuestro continente, trabajando
voluntariamente fuera de su país y así ayudarlos a formarse a partir de la
acción y el compromiso.
Si bien la identidad latinoamericana es compleja de definir y sobre ella se ha
escrito mucho desde el inicio mismo de las Repúblicas, ésta tiene un poco de
todo y somos muchas ‘cosas’, poseemos diversas características unas más
positivas que otras, y en este tiempo ya podemos confirmar con certeza que a
todas ellas hay que agregar nuestra tendencia natural a la ‘corrupción y al
tráfico de influencias’, a la mentira y al engaño, al aprovecharnos un poco de
los demás y ‘utilizarlos’ en nuestro beneficio.
Esta corrupción no la hemos dejado de experimentar, la ocultamos un poco
‘bajo la alfombra’, tanto en nuestros círculos más íntimos como en aquellos
externos, y la pretendemos justificar desde una supuesta ‘ignorancia infantil’.
De hecho, hasta en la Iglesia Católica hay personas que señalan que la
publicación de los escándalos e incoherencias ocurridos en los años pasados
le producen mucho daño y que es mejor no ‘ventilarlos’ y para ello se usa la
supuesta ‘fidelidad’ casi como una extorsión a la conciencia y la verdad.
Estos últimos años la corrupción se nos ha manifestado brutalmente en
diversos ámbitos y a niveles muy distintos, por ejemplo en el fútbol y en los
mismos futbolistas, en las empresas nacionales y en las transnacionales que
operan en nuestros países (y en sus vínculos con el Estado), en varios de los
políticos y sus partidos, por años en la justicia y en algunos de los mismos
jueces, en más de alguna ONG o Fundación, dentro del mismo Estado y entre
los gobernantes. Pero también en el plano individual en los negocios (hay un
dicho en Chile que afirma que ‘negocio que no da para robar no es negocio’)
cuando nos roban o engañan o al hacerlos al ‘filo de la ley’, cuando la práctica
de ‘copiar’ a nivel escolar y universitario se toma como una ‘proeza’, cuando
http://www.revistacultura.com.pe/revistas/RCU_21_1_la-teoria-de-l-kohlberg-una-explicacion-deljuicio-moral-desde-el-constructivismo.pdf
27
http://www.excelsior.com.mx/2012/06/18/comunidad/841998. Saramago dice: “Existen dos
superpotencias en el mundo; una es Estados Unidos; otra, eres tú”.
8
me aprovecho de un ‘subsidio estatal’ para engrosar mi patrimonio, cuando
hago uso de ‘información privilegiada’ para beneficiarme, cuando prometo lo
que no cumplo,…etc. Y a esta característica latinoamericana habría que
agregar hoy, sin duda, la hipocresía.
Reconocernos también –y en parte- como corruptos e hipócritas nos permitirá
enfrentar con honestidad lo más oscuro y perjudicial de nuestro ser
latinoamericanos (la ‘pillería’), tomar conciencia de los comportamientos que
consolidan esta ‘manera de ser’ que daña a la sociedad e introduce un trato
indigno, así podremos transformarnos y este cambio nos puede ayudar a
comenzar de una vez por todas a trabajar más rigurosamente para ser un poco
más sinceros, correctos, justos y transparentes, lo que inevitablemente nos
regalará a todos los latinoamericanos una mejor calidad de vida, una relación
entre las naciones más humilde y constructiva, una disminución de la violencia,
y una definitiva superación de las injusticias y pobrezas que padecen
silenciosamente millones de personas.
Todo esto requerirá de niveles de práctica ética superiores y una madurez
cívica sobre la cual debemos rigurosamente trabajar desde la educación, y allí
la sociedad civil –los ciudadanos- tenemos una responsabilidad mayor que no
podemos ni debemos eludir. Es posible realizarlo y sólo por ese camino
podremos tener la tranquilidad de consolidar reformas permanentes que
afecten positivamente nuestra manera de mirarnos, relacionarnos y vivir,
superando definitivamente la pobreza, indignidad y menosprecio que nos
ahoga, y movilizando lo mejor de cada ser humano para hacer de América
Latina y el Caribe un continente donde valga la pena vivir, crecer y morir.
¡MUCHAS GRACIAS!
9
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