La corrupción: el alimento de la injusticia y desigualdad en América Latina y el Caribe Benito Baranda, Seminario Espacio Público, mayo 2016 Muchas gracias por permitirme exponer ante ustedes mis reflexiones acerca de la corrupción, sus orígenes y consecuencias, y la manera de combatirla en nuestro continente. En mis permanentes traslados a las ciudades de nuestro continente por el trabajo que realizo en América Solidaria1, y en particular los recorridos por los lugares de pobreza y exclusión que aun abarrotan amplios territorios de nuestras naciones, veo no sólo las manifestaciones más groseras de corrupción sino también aquellas más silenciosas, sutiles, que modelan el ‘carácter corrupto’ del latinoamericano. Sin conductas corruptas, o cercanas a ellas, no tendríamos la desigualdad social que aún reina en nuestra América, no se podrían sostener los políticos y empresarios que habitan territorios donde la mitad de su población vive en pobreza, sería casi imposible la violencia y el tráfico de drogas en la magnitud que hoy tenemos en la región, no se podría explicar que el continente supuestamente más cristiano presenta inequidades vergonzosas, ni tendríamos la manera de justificar por qué en medio de tanta riqueza en estos más de dos siglos de vida independiente aún tenemos a un tercio de la población viviendo miserablemente (¡en algunos países la mitad!)2. En muchos casos es gracias justamente a la corrupción que se han mantenido privilegios económicos, sociales, culturales, religiosos para unos y otros, son los que tienen acceso al poder y la influencia quienes han permanecido enquistados en varias de nuestras naciones gozando de estos privilegios, poniendo barreras a las urgentes reformas y transformándose finalmente en los más despiadados instigadores de la inestabilidad social. Recuerdo a finales de los años ’90 haber leído un texto llamado ‘Fabricantes de Miseria’3, ̶ cuyos autores son un cubano, un peruano y un colombiano ̶ , en cuyas páginas se delataban las acciones de políticos, sacerdotes, militares, empresarios, sindicatos, intelectuales, guerrilleros que hacían perpetuar la injusticia, las desigualdades y la pobreza en nuestros países. A la raíz de las causas de estas acciones estaba el soborno, el tráfico de influencias y la corrupción. 1 www.americasolidaria.org http://www.cepal.org/es/publicaciones/panorama-social-america-latina-2015-documento-informativo 3 Mendoza, P. A.; Montaner, C. A. & Vargas Llosa, A. (1998) Fabricantes de Miseria. Ed. Plaza & Janés, Barcelona. 2 1 “La corrupción es la gangrena, la polilla de un pueblo”, señaló el papa Francisco en Asunción durante su gira latinoamericana4. Sabemos que el Estado (en sus tres poderes, a los que se suman en alguno de nuestros países los militares), la Empresa Privada (como actor relevante en el mercado) y la sociedad civil donde se involucran los ciudadanos, son los actores que promueven, facilitan y ejecutan los actos corruptos, son cómplices activos o pasivos de esta manera de actuar, y finalmente en este ciclo de corrupción terminan siendo los menos poderosos, los más excluidos, a quienes más se afecta ya que son atropellados en su dignidad por el mercado, ignorados por el Estado y engañados por otros ciudadanos. Todas las instituciones son fundamentales en la lucha contra la corrupción, no sólo aquellas estatales, sino también las empresariales y las de la sociedad civil. En efecto, en un mundo que ha buscado privilegiar la libertad y traspasar a diversos actores antiguas responsabilidades públicas, es indispensable que quienes asuman estas tareas tengan la claridad que lo hacen prioritariamente como un servicio a la ciudadanía y no sólo como un medio de aumentar sus beneficios y maximizar sus utilidades a toda costa, contra viento y marea. Tomando lo que ocurre en las empresas, para no tocar directamente nuestros países cuyos escándalos ya conocemos, el año pasado, al participar en el Consejo Anticorrupción que presidía Eduardo Engel5, uno de los consejeros – Vittorio Corbo- nos hizo llegar un estudio español que evidenciaba que siete de cada diez empresarios (el 69%) consideraban que el soborno y la corrupción son el modus operandi “habitual” en los negocios en España6. Al leer estos resultados tuve la razonable duda y me pregunté: ¿Cómo hacen negocio las grandes empresas transnacionales españolas en América Latina y el Caribe? ¿Habrán traído aquí- y encontrado- las mismas prácticas que alimentan en el viejo continente? Las dudas son auténticas y causan temor, tenemos datos confrontados con la realidad que dan cierta certidumbre a lo menos en tres ámbitos donde hay mucho dinero en juego: compra de armas, licitaciones/construcciones de infraestructura y servicios, y compra de empresas del Estado (servicios principalmente). ¿Cuánto dinero correrá por todo ello en nuestro continente, dinero que continuará esquilmando a los pobres y acentuando las desigualdades?7 4 http://www.vidanueva.es/2015/07/13/todos-los-discursos-y-homilias-del-papa-francisco-en-ecuadorbolivia-y-paraguay-5-13-de-julio-de-2015/ 5 http://consejoanticorrupcion.cl/informe/ 6 Diario El Confidencial 14/5/2015 (www.elconfidencial.com) 7 http://corruptionresearchnetwork.org/courses-trainings/mujica-et-al-2015-corrupcion-y-actoresprivados-en-america-latina-ti-ipys-pucp. https://issuu.com/markpaira/docs/indice_de_corrupci__n_global_2012 2 La hipocresía tiene un vasto mundo, un horizonte casi infinito, todos caemos de una u otra manera allí, sin embargo quienes tienen mayor poder (económico, político y religioso) son más responsables y tienen una obligación muchísimo más grande para actuar íntegramente en los negocios, sus espacios de corrupción y conflicto de intereses son cotidianos y las tentaciones apetitosas, y la fragilidad de su formación ética abismante. En esto no es la riqueza, el poder o la influencia el problema en sí mismo, es el apetito desordenado por ellas lo que provoca un reduccionismo inmediato del valor de la persona humana, de las comunidades y de los territorios; la riqueza no puede ser generada gracias a la corrupción y a costa de los más pobres! Estoy convencido que a la globalización de la economía se le puede sumar la globalización de la solidaridad – es en lo que trabajo actualmente con América Solidaria- sin embargo debemos modestamente reconocer que ésta implica también globalización de las prácticas de corrupción de los países de donde vienen las empresas y las inversiones a nuestras naciones. Ella es la que tolera el establecimiento de prácticas laborales cercanas a la esclavitud en países extremadamente pobres o desprovistos de un aseguramiento de los derechos de los trabajadores, esas prácticas no tienen en el origen una sana y justa competencia sino rasgos bien definidos de injusticia y abusos que en su sentido se asemejan a las raíces éticas de la corrupción (y que en sus propios países no practicarían). Por esto, y por más razones, la lucha contra la corrupción si bien tiene ribetes locales, en especial cuando se centran en los municipios, tiene a su vez demoledoras acciones transnacionales que van triturando los principios éticos que rigen la convivencia e instalan la lógica de que aquél que tiene ‘el dinero, el poder y la influencia pone la música’ y que ‘todo tiene su precio’ ¿Cuál es el origen de algunas de las varias fortunas de nuestro continente, donde se ha cimentado las estratosféricas ganancias de empresas que en el pasado inclusive más de alguna estaba en poder del Estado? ¿De dónde vienen los recursos que provocan expansiones e inversiones inmobiliarias injustificadas en varias de las principales ciudades de nuestro continente? Estos ejemplos del mundo de la empresa privada los podemos encontrar a su vez de manera tan numerosa en el sector Estatal y en las mismas organizaciones de la sociedad civil, de hecho en variadas ocasiones se dan de manera interrelacionada. En este punto permítanme una breve reflexión más desde mi ámbito como psicólogo y sociólogo. El psicoanalista Sigmund Freud solía decirnos que en su época se sacrificaba demasiada libertad por la seguridad, de manera contraria en la actualidad el sociólogo Zigmunt Bauman8 afirma que hemos llegado a una 8 Bauman, Z. (2008) Múltiples culturas, una sola humanidad. Katz Ed., Buenos Aires. 3 crisis debido a que sacrificamos demasiada seguridad exacerbando la libertad. ¿Cómo lograr un equilibrio adecuado entre libertad y seguridad, entre el individuo y sus intereses y la sociedad y los intereses comunes? Aquí está creo yo una de los asuntos que debemos discutir como sociedad y que sostiene también los espacios de corrupción. Corrupción y pobreza9 Que la corrupción genera pobreza está demostrado y estudiado ampliamente, si realmente ésta ‘cuesta’ en América Latina del orden de los US$150.000 millones podríamos decir que nos privamos de esos recursos que por ejemplo modificarían la educación en muchas de nuestras naciones10. En Italia el costo de la corrupción se calcula en más de €$ 60.000 millones al año, un tercio de ese monto bastaría para que ese país superara la paupérrima condición en que viven millares de niños en el sur de la península11. A comienzos de esta década Transparencia Internacional (2012) afirmaba con evidencias que “la corrupción se traduce en sufrimiento humano, en familias pobres que son obligadas a sobornar si quieren ser atendidas por un médico o acceder a agua potable. La corrupción afecta la distribución de servicios básicos como la educación, y posterga las inversiones en infraestructura porque los corruptos hacen desaparecer los fondos. La corrupción se convierte en un impuesto sucio, y los pobres son sus víctimas principales” 12. ¡La corrupción es injusticia social, alimenta la inequidad y usurpa la dignidad de las personas! Amartya Sen se preguntaba a mediados de la década pasada acerca de lo que debíamos hacer para luchar contra la corrupción e insistía que lo primero era reconocer y entender que “hay una vinculación estrechísima entre ética y desarrollo. Y que hoy la lucha contra la pobreza, la lucha por el crecimiento, la lucha por una sociedad mejor, pasa indispensablemente, por resolver el problema de la corrupción. No vamos a poder avanzar si no somos capaces de resolver este problema que es, sin ninguna duda, uno de los temas fundamentales de nuestras sociedades” señalaba Sen13. 9 http://unpan1.un.org/intradoc/groups/public/documents/un-dpadm/unpan044806.pdfde la La corrupción cuesta a Latinoamérica 142 mil 920 millones de dólares anuales, o sea el tres por ciento de su Producto Regional Bruto. http://www.gfintegrity.org/reports/ 11 http://irispress.es/2014/12/11/italia-50-de-los-casos-de-corrupcion-de-europa/ http://ec.europa.eu/dgs/home-affairs/e-library/documents/policies/organized-crime-and-humantrafficking/corruption/docs/acr_2014_es.pdf 12 https://issuu.com/markpaira/docs/indice_de_corrupci__n_global_2012 13 Sen, A. (2005) La agenda ética pendiente de América Latina. P. 215. BID-EFE, Washington. 10 4 Bernardo Kliksberg afirma que “al escindir ética de economía en una situación de crecimiento de la desigualdad, se dejó todo el terreno libre para antivalores éticos que debilitan seriamente todas las dimensiones del capital social…Proliferaron antivalores como el consumismo desenfrenado, el aplastar a quien fuera para tratar de avanzar, la manipulación de las personas en forma permanente y hasta un aura de legitimidad para la corrupción, si es hábilmente realizada. Se le tendió a llamar ‘viveza criolla’”14. Por lo tanto en esta lucha no sobra ninguna persona, ninguna institución ni estamento de la sociedad, en efecto tanto el Estado, como la Empresa Privada y sin lugar a dudas la Sociedad Civil (ciudadanía), tienen un rol fundamental. Éste triple espacio de desarrollo y de control mutuo ‘cruzado’ es la ventana para asegurar pasos sólidos que derroten prácticas inhumanas. Me limitaré, para concluir, a abarcar un ámbito sobre el cual muchos de ustedes me han escuchado y que se relaciona con estos tres sectores pero donde la ciudadanía tiene un protagonismo fundamental. Corrupción y desarrollo de la conciencia moral Mejores leyes, sanciones efectivas que obliguen su cumplimiento, no necesariamente aseguran que los comportamientos serán los justos, los que respeten la dignidad humana y permitan un bien mayor, sin lugar a dudas son necesarios estos instrumentos legales ya que proporcionan un espacio de control desde las instituciones del Estado, sin embargo en esto es urgente embarcar a la ciudadanía. De hecho, hoy, para evitar las leyes y códigos éticos más de alguna transnacional tiene miles de mecanismos, desde producir en aguas internacionales15 hasta trasladarse a territorios altamente empobrecidos con bajos costos y escasa regulación16. Las leyes no son suficientes ya que la inteligencia y la voluntad humana guiadas por la codicia buscarán la manera de burlarlas, de evadir o eludir tributos, de ignorar responsabilidades y no cumplir compromisos. Para sostener el poner en práctica un cuerpo legal adecuado a estos fines se requiere acompañarlo de una cultura ético-cívica de respeto mutuo, de confianza y de sentido de justicia; sin una formación cívica desde la temprana infancia no podremos construir comunidad, es decir aspirar al bien común, ni menos tratarnos de manera digna y justa17. Alberto Hurtado sj insistía ya en los año ’40 que toda reforma social requiere simultáneamente una reforma de nuestras conciencias18. 14 Sen, A. & Kliksberg, B. (2007) Primero la gente. P. 273. Ed. Deusto, Barcelona. http://www.elmundo.es/navegante/2005/05/13/empresas/1115996916.html. http://larepublica.pe/14-07-2006/chile-barcos-asiaticos-producen-acero-en-altamar. 16 Documentación social (2001). Las otras caras de la globalización. Ed. Cáritas Española, Madrid. 17 Universidad Alberto Hurtado (2015). Probidad: un imperativo ético. Informe Ethos n° 105, Santiago. 18 Hurtado, A. (1943) Conferencia en la Catedral de Rancagua (Chile). Cita textual:"¿Cómo lograr realizar una reforma social? Muchas soluciones se han ofrecido: soluciones políticas, régimen determinado... reforma distribución de la riqueza... organización gremial; plan educacional... Todo esto necesario, pero 15 5 Junto a la labor y los deberes del Estado y de la Empresa Privada en estos ámbitos, somos los ciudadanos en particular los llamados a desarrollar nuestra conciencia moral y nuestro juicio ético; a alcanzar los grados de madurez propios de nuestra edad y a los cuales en variadas ocasiones renunciamos por el trabajo que esto requiere, por la rigurosidad ética, la coherencia exigida y la integralidad de los comportamientos. Es verdad que aquí también colaboran las instituciones sociales, desde las de educación formal hasta las religiosas, pasando inevitablemente por la familia y los espacios barriales, pero esto no exime de responsabilidad a cada persona en su compromiso de crecer y madurar. En su texto “La idea de justicia” Amartya Sen señalaba que “la democracia debe juzgarse no sólo por las instituciones formalmente existentes sino también por el punto hasta el cual pueden ser realmente escuchadas voces diferentes de sectores distintos del pueblo”19. Al inicio de los movilizaciones de los llamados ‘indignados’ en Europa, el fallecido francés Stéphane Hessel20 escribió un pequeño texto que lo tituló justamente ‘¡Indignaos!’21, y al poco tiempo el mismo autor publicaría otro de tamaño similar titulado ‘¡Comprometeos!’22, el primero fue éxito de ventas en cambio el segundo tuvo poca aceptación. La lección es clara: nos resulta más fácil y rápido, concita más unidad y moviliza con mayor prontitud el quejarse, despotricar, buscar chivos expiatorios y lapidar a los supuestos responsables de las crisis y los problemas, que el participar activamente luego en irlos resolviendo con el compromiso personal, desde nuestras mismas organizaciones políticas, sociales, económicas, religiosas…etc. ‘Tomar palco’ es aparentemente inocuo sin embargo agudiza las crisis y las mete muchas veces en ‘callejones sin salida’, y hay en ello una fuerte carga de hipocresía la que se ha hecho común en nuestra vida social. Lo que algunos autores han llamado el ‘pal’ otro’, es decir ‘esto no me toca a mí’ y no me involucro, siendo que soy parte de la sociedad, crezco en ella y es por intermedio de ella que me realizo como persona. En la entrega del Informe Anticorrupción23 el año pasado Eduardo Engel señaló que “queremos ser parte de la solución” de estos conflictos, y para serlo requerimos estándares diferentes en nuestra vida cotidiana, en el quehacer supone previamente una reforma de los espíritus. ¿Reformar la sociedad, o reformar al hombre? Comenzar por el hombre para transformar la sociedad. Toda transformación social que no se funde en transformación del individuo, condenada al fracaso. La casa sobre arena... En cambio si la fundamos sobre el individuo, sobre una recta orientación de su vida, será la casa sobre roca" 19 Sen, A. (2010). La idea de justicia. P. 17. Ed. Taurus, Madrid. 20 http://www.eitb.eus/es/cultura/literatura/detalle/1270750/stephane-hessel-biografia--muere-autorindignaos/ 21 http://www.eldamoneo.com/indignate.pdf 22 https://uacmbioeticayvalores.files.wordpress.com/2013/01/comprometeos.pdf 23 http://consejoanticorrupcion.cl/informe/ 6 laboral y en los vínculos sociales. Las exigencias para las personas comunes y corrientes implican compromisos con comportamientos ajustados a la ética, al respeto a la dignidad de los demás (¡que sí tiene que ver con la vida social, con la política, los negocios, la familia y la religión!) y al reconocimiento de la igualdad de derechos; terminar con los eslóganes como aquellos que señalan que ‘los negocios son los negocios’, que ‘la fe se vive en la sacristía’, que ‘cada uno se rasca con sus propias uñas’ o que ‘la política es de equilibrios’, ya está comprobado hasta la saciedad que sin principios sólidos se corrompen las decisiones, se degrada al ser humano negándole inclusive sus más mínimos derechos; sin honestidad, coherencia, transparencia y rigurosidad el desprestigio continuará para todas las instituciones (los tres poderes del Estado, las Iglesias, las organizaciones sociales, las empresas) y las consecuencias inevitablemente serán más graves, darán mayor espacio a la violencia y pobreza24. En todos estos casos se requiere que las personas que lideran lo hagan con claridad de principios y coherencia de vida, ¿de qué vale enunciar valores si no se viven? ¿De qué sirve enunciar los principios de un partido político, de una organización social, o profesar una fe si no se reflejan en el modo de actuar? Por ejemplo, en Guatemala la gran mayoría de la ciudadanía profesa algún credo cristiano, sin embargo desde hace décadas casi la mitad de sus niños está desnutridos, viven en pobreza, y muchos fallecen a causa de ello, esto es una gran incoherencia que se fragua en una sociedad corrupta e hipócrita. En Chile ocurría algo similar y desde el siglo 19 el Estado, la Empresa Privada y la Ciudadanía trabajaron de manera conjunta para derrotar este flagelo, logrando hoy alcanzar cifras mínimas, ¡sí se puede lograr! 25 Para cada ciudadano el compromiso diario con prácticas transparentes y acciones de búsqueda del bien común son inevitables, es más fácil quejarse que actuar para cambiar la realidad, lo primero puede ser un exabrupto y estar plagado de incoherencias de vida, lo segundo obliga a un pensamiento crítico que involucra el análisis primero del propio comportamiento y de nuestro estilo de vida para luego colaborar con las transformaciones necesarias de la mano de nuestra propia transformación. Para esto requerimos de mucha formación, dar relevancia a la educación ético-cívica, entrar en la corriente del desarrollo de la conciencia moral, del juicio ético, del discernimiento26. 24 https://www.iiss.org/en/about%20us/press%20room/press%20releases/press%20releases/archive/20 15-4fe9/may-6219/armed-conflict-survey-2015-press. http://cnnespanol.cnn.com/2015/08/05/estasson-las-ciudades-mas-violentas-del-america-latina-mundo-segun-estudio/ 25 http://www.fao.org/docrep/019/i3520s/i3520s.pdf. http://www.cepal.org/es/publicaciones/panorama-social-america-latina-2015-documento-informativo 26 Mifsud, T. (1983) Los seis estadios del juicio moral, Cide-Universidad Alberto Hurtado, Santiago. En: http://biblioteca.uahurtado.cl/ujah/reduc/pdf/pdf/3428. pdf . Marfán J. (2000) La educación moral en la Escuela desde la perspectiva de Lawrence Kohlberg. Universidad Alberto Hurtado, Santiago. En: http://biblioteca.uahurtado.cl/ujah/856/txtcompleto/txt85319.pdf. Mifsud, T. (2012) Decisiones responsables: una ética del discernimiento. Universidad Alberto Hurtado, Santiago. 7 Los miembros de la sociedad civil estamos llamados con urgencia a un compromiso activo, para erradicar de nosotros mismos las malas prácticas que nos dañan diariamente, que nos impiden confiar unos de otros, que nos amplían las inseguridades y los temores, con las cuales también dañamos nuestras familias, trabajos, barrios y ciudades. Si efectivamente todo lo sucedido en Latinoamérica nos escandaliza, molesta e irrita, actuemos pues para cambiarlo y movilicemos a más personas para que hagan lo mismo, el mundo sí puede ser otro y las personas –como decía Saramago- somos una ‘superpotencia’27. Algo de esto es lo que buscamos promover desde América Solidaria, invitamos a jóvenes profesionales a destinar un año de su vida laboral a servir en organizaciones sociales que buscan superar la pobreza infantil en los territorios más complejos de nuestro continente, trabajando voluntariamente fuera de su país y así ayudarlos a formarse a partir de la acción y el compromiso. Si bien la identidad latinoamericana es compleja de definir y sobre ella se ha escrito mucho desde el inicio mismo de las Repúblicas, ésta tiene un poco de todo y somos muchas ‘cosas’, poseemos diversas características unas más positivas que otras, y en este tiempo ya podemos confirmar con certeza que a todas ellas hay que agregar nuestra tendencia natural a la ‘corrupción y al tráfico de influencias’, a la mentira y al engaño, al aprovecharnos un poco de los demás y ‘utilizarlos’ en nuestro beneficio. Esta corrupción no la hemos dejado de experimentar, la ocultamos un poco ‘bajo la alfombra’, tanto en nuestros círculos más íntimos como en aquellos externos, y la pretendemos justificar desde una supuesta ‘ignorancia infantil’. De hecho, hasta en la Iglesia Católica hay personas que señalan que la publicación de los escándalos e incoherencias ocurridos en los años pasados le producen mucho daño y que es mejor no ‘ventilarlos’ y para ello se usa la supuesta ‘fidelidad’ casi como una extorsión a la conciencia y la verdad. Estos últimos años la corrupción se nos ha manifestado brutalmente en diversos ámbitos y a niveles muy distintos, por ejemplo en el fútbol y en los mismos futbolistas, en las empresas nacionales y en las transnacionales que operan en nuestros países (y en sus vínculos con el Estado), en varios de los políticos y sus partidos, por años en la justicia y en algunos de los mismos jueces, en más de alguna ONG o Fundación, dentro del mismo Estado y entre los gobernantes. Pero también en el plano individual en los negocios (hay un dicho en Chile que afirma que ‘negocio que no da para robar no es negocio’) cuando nos roban o engañan o al hacerlos al ‘filo de la ley’, cuando la práctica de ‘copiar’ a nivel escolar y universitario se toma como una ‘proeza’, cuando http://www.revistacultura.com.pe/revistas/RCU_21_1_la-teoria-de-l-kohlberg-una-explicacion-deljuicio-moral-desde-el-constructivismo.pdf 27 http://www.excelsior.com.mx/2012/06/18/comunidad/841998. Saramago dice: “Existen dos superpotencias en el mundo; una es Estados Unidos; otra, eres tú”. 8 me aprovecho de un ‘subsidio estatal’ para engrosar mi patrimonio, cuando hago uso de ‘información privilegiada’ para beneficiarme, cuando prometo lo que no cumplo,…etc. Y a esta característica latinoamericana habría que agregar hoy, sin duda, la hipocresía. Reconocernos también –y en parte- como corruptos e hipócritas nos permitirá enfrentar con honestidad lo más oscuro y perjudicial de nuestro ser latinoamericanos (la ‘pillería’), tomar conciencia de los comportamientos que consolidan esta ‘manera de ser’ que daña a la sociedad e introduce un trato indigno, así podremos transformarnos y este cambio nos puede ayudar a comenzar de una vez por todas a trabajar más rigurosamente para ser un poco más sinceros, correctos, justos y transparentes, lo que inevitablemente nos regalará a todos los latinoamericanos una mejor calidad de vida, una relación entre las naciones más humilde y constructiva, una disminución de la violencia, y una definitiva superación de las injusticias y pobrezas que padecen silenciosamente millones de personas. Todo esto requerirá de niveles de práctica ética superiores y una madurez cívica sobre la cual debemos rigurosamente trabajar desde la educación, y allí la sociedad civil –los ciudadanos- tenemos una responsabilidad mayor que no podemos ni debemos eludir. Es posible realizarlo y sólo por ese camino podremos tener la tranquilidad de consolidar reformas permanentes que afecten positivamente nuestra manera de mirarnos, relacionarnos y vivir, superando definitivamente la pobreza, indignidad y menosprecio que nos ahoga, y movilizando lo mejor de cada ser humano para hacer de América Latina y el Caribe un continente donde valga la pena vivir, crecer y morir. ¡MUCHAS GRACIAS! 9