Programa 20 - Del Alto Cielo Vengo Yo

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PROGRAMA DE NAVIDAD
ORACIÓN.
POESÍA: (Entrada de José, María y el Niño)
POESÍA:(Entrada de pastores y magos)
REFLEXIÓN: “Sobre la Navidad”
NAVIDAD es una de las más grandes y significativas fiestas de la cristiandad. Es la fiesta
que recuerda y celebra el nacimiento maravilloso de Jesucristo, el Redentor prometido ya al
pueblo del Antiguo Testamento. Es una fiesta de alegría, y felicidad, de paz y
reconciliación, que invita a los hombres a olvidar diferencias y a reunirse en torno del
pesebre de Belén en humilde adoración y sincero reencuentro fraternal. Es que Navidad es
la fiesta del AMOR para TODOS los hombres. Dios bendiga la celebración de Navidad en
el mundo entero, para gozo, paz, alegría y felicidad de muchos.
INTRODUCCIÓN: Al himno “Del alto cielo”
El himno “Del alto cielo vengo yo” fue compuesto por el Dr. Martín Lutero el 24 de
Diciembre de 1534, mientras acunaba a su pequeño hijo Pablo que estaba muy enfermo.
Cuenta la historia que en el atardecer del 24 de Diciembre, la señora de Lutero, Catalina,
entró en su escritorio y le dijo: -“Señor doctor, no puedo con todo el trabajo, y todavía hay
mucho que hacer. Hágame el favor y siéntese junto a la cuna del pequeño Pablo y cuide de
él para que yo tenga una mano libre para el trabajo”.
Y Lutero, tomando su Biblia, se sentó junto a la cuna para hamacar a su pequeño Pablo y
estudiar su sermón. Pero al mirar al pequeño enfermo, no pudo contenerse, y tomó su laúd,
la templó, y se puso a cantar este himno: “Del alto cielo vengo yo, la buena nueva os vengo
a dar: oíd la nueva que os daré, con mi cantar os lo diré”.
Y este himno todavía se canta con mucho fervor en toda la cristiandad.
HIMNO: “Del alto cielo” (Nº 18)
CUADRO I: (En el escenario una mesa, un pesebre, sidra, pan dulce, música, regalos;
mucha gente de fiesta)
RELATOR: Cuando las campanas tañen convocando al culto de Nochebuena, el Señor
Jesús, hoy mismo, recorre los pueblos y ciudades como antes; está con
nosotros también en este día para buscar y salvar lo que está perdido. Y es así
que Jesús peregrinando por los senderos terrestres, se encamina buscando
personas con quienes celebrar la Nochebuena.
El Señor, al ver la gente de fiesta, dice:
VOZ: Aquí todo está preparado y adornado para celebrar mi llegada. Seguro que me
recibirán gustosos. Llamaré a su puerta. (Llama desde lejos) (Nadie responde) Estoy
llamando a tu puerta; si oyes mi voz, abre la puerta, entraré a tu casa y cenaremos
juntos. (Llama nuevamente)
RELATOR: Nadie le oyó. Su llamado fue ahogado por la alegría, los saludos, las
felicitaciones, las charlas; nadie escuchó su llamado a la puerta, nadie abrió la
puerta. Y el Señor prosigue su camino.
HIMNO:
CUADRO II: (Ambiente de duelo)
RELATOR: Cambiando de rumbo, Jesús llega a otra casa. Allí el duelo reciente por el
fallecimiento de un familiar ha puesto su marca de dolor en todos los rostros.
Allí no hay luces, ni bullicio, ni risas, ni alegría, ni cantos. Allí se necesita
esperanza y consuelo.
(Mientras tanto aparecen en escena los miembros de la familia: Madre, Hijo, Hija)
HIJO: ¡Qué triste será esta Navidad sin papá...!
HIJA: ¡Cómo quisiera que papá estuviera con nosotros siquiera hoy!
MADRE: Queridos, Dios quiso llevarse a papá para siempre. No volverá a nuestro hogar.
Nunca más volverá.
HIJO: ¿Qué regalo te gustaría recibir en esta Nochebuena?
HIJA: ¡Ninguno! Es muy triste esta fiesta, sin papá...
HIJO: Yo tampoco quiero regalos. Sólo quiero que papá esté otra vez con nosotros.
MADRE: Sí, querido, este dolor es demasiado intenso. Todos sufrimos por esta herida tan
reciente.
HIJA: ¿Qué podemos hacer en Nochebuena sin papá?
HIJO: No puedo pensar siquiera en cantar un himno.
MADRE: ¡Por favor! No. Los himnos de Navidad siempre mencionan el gozo, la alegría, el
júbilo... esto no es para nosotros desde que papá se fue para siempre.
VOZ: Esta familia necesita mi presencia. Seguro que me recibirán. (Llama suave, más
fuerte, más fuerte aun. Nadie responde) Bienaventurados los que están tristes, pues
Dios les dará consuelo.
RELATOR: Y el señor no fue oído. Sus palabras fueron ahogadas por el pesar y la
profunda tristeza, por la ausencia del que emprendió el último viaje sin
retorno. Y el Señor se fue a otra parte.
HIMNO:
CUADRO III: (Camilla con enfermos, médicos, enfermera)
RELATOR: En la senda que el Señor transita en la Nochebuena hay un hospital. Se acerca
y ve a través de los ventanales que los médicos y las enfermeras se preocupan
muchísimo por atender a los pacientes.
VOZ: Yo soy el señor, el que los sana a ustedes.
ENFERMO: ¿Estoy grave? No quiero morir. Llaman a otro médico... Quiero vivir...
VOZ: Te doy mi paz, te dejo mi paz, no te angusties ni tengas miedo. No te desanimes,, por
que yo tu Señor y tu Dios, estoy contigo.
ENFERMO: ¡No... no, no! Dame primero la salud. Concédeme la vida, si puedes... Si no lo
haces, no te quiero. No te necesito. Quiero vivir. Llamen a otro doctor.
RELATOR: Y el Señor, que puede sanar el cuerpo, pero mucho más aún puede sanar el
alma para la eternidad, fue rechazado. De nuevo estuvo afuera, ante la puerta.
Bajo el silenciosa manto estrellado del firmamento, cual eterno árbol de
Navidad celestial, dijo con voz dolorida.
VOZ: Es Navidad. Vine a mi propio mundo. Pero los míos no me reciben...
HIMNO:
CUADRO IV: (Madre, Padre, dos Hijos, muy ocupados con herramientas agrícolas,
bidones, una rueda)
RELATOR: En su visita el Señor llega a un grupo de personas muy ocupadas. Sus brazos
musculosos, sus caras bronceadas, sus manos encallecidas son expresión de
rudas tareas a la intemperie. Para estos hombres no hay horarios, ni reloj, ni
almanaques. Para ellos el domingo y el feriado son un día laboral como tantos
otros. El día se confunde con la noche. No hay tiempo que perder
descansando. Amablemente, el Señor se presenta a ellos.
MADRE: ¿Por qué tan apurados? ¿Qué están preparando? ¿Adónde van ahora?
PADRE: Estamos por trillar, el lino está bien madurito. Creo que nos dará un buen
rendimiento. (Al hijo mayor) Andá, Carlitos, aprontá todo en el galpón y cambiá
el aceite al tractor. Y vos (Al otro hijo), Rubén, cargá gasoil en la máquina.
RUBÉN: Está bien, voy enseguida, padre.
PADRE: Y vos, (A la mujer) andá y llamá a los peones.
MADRE: Mañana es Navidad. ¿Y siguen trillando?
PADRE: Mañana queremos empezar temprano la trilla, seguramente no va a ver rocío.
Todos estamos un poco cansados. Ya quince días trillando sin parar. Pero hay que
darle nomás, sí, que le vamos a hacer.
VOZ: Vengan a mí, todos ustedes que están cansados de su trabajo y de sus cargas, y yo les
daré descanso.
PADRE: Sí, vengan a mí (Con burla) “Yo les daré descanso”... ahora hay que trillar y
basta.
VOZ: Acuérdate del día de reposo para santificarlo.
PADRE: ¡Qué día de reposo ni que santificación! Cuando hayamos terminado de trillar, tal
vez.
VOZ: ¡Vengan a mí! Yo les daré descanso; acérquense a mí y encontrarán descanso para su
alma.
PADRE: Oh, ese cuento ya lo conocemos. Es cuento viejo. A mí no me vengan con esos
argumentos. Que festejen los gurises y las viejitas. Nosotros tenemos que trabajar.
No hay tiempo para reposos, para descanso, para fiestas, ni para regalos.
RELATOR: De nuevo, el Señor estuvo ante una puerta cerrada, ante una casa cerrada, ante
corazones cerrados.
HIMNO:
CUADRO V: (Un grupo de niños con una maestra de escuela bíblica)
RELATOR: El Señor prosigue su senda de amor en esta Nochebuena. Escucha las
cristalinas voces de un grupo de niños, reunidos para celebrar su nacimiento.
Allí se dirige. Piensa que ahí será recibido. Pues allí están sus predilectos, los
niños, brindándole su sincera devoción.
VOZ: Voy a ver si me dejan entrar mis pequeños (Llama)
NIÑO 1: ¿Quién llama?
NIÑO 2: Señorita, están llamando a la puerta.
NIÑO 3: Alguien llama.
NIÑO 4: Yo veré quien es. Voy a la puerta.
NIÑO 2: Yo también quiero ver quién es...
MAESTRA: Chicos, atiendan, vengan aquí. No podemos interrumpir el programa.
¡Vengan, vengan! Todos aquí. Continuemos. Vamos a cantar la canción para
Navidad (Los niños cantan alguna estrofa de un himno navideño)
VOZ: ¡Oh, mis amados niños! Chicos queridos. Chicos míos... mis preferidos. Son míos,
pero no los dejan venir a mí. Se lo impiden. Los retienen. Oh, niños queridos, de
ustedes es el Reino de los Cielos. De los que son como ustedes es el Reino de mi
Padre.
HIMNO:
CUADRO VI: (Una mujer arrodillada)
RELATOR: Y otra vez estuvo el Señor en la calle. Incomprendido, despedido. Al reanudar
su marcha ve una débil lucecita a través de la ventana de un cuarto, oye una
voz suplicante, muy suave.
MUJER: Señor, ayúdame. Sólo tú conoces mi conciencia, sólo tú sabes lo que pesa sobre
mí. En esta Nochebuena mi pasado se levanta para acusarme. Me doy cuenta de lo
que hice. Mi vida está vacía, soy tan pobre en fe y amor... Quiero empezar de
nuevo, pero contigo... Quiero vivir esa vida que tú prometes a los tuyos... Señor,
así no quiero seguir; ven ponme en el camino correcto...
VOZ: ¡Qué bien! Buscas al Señor y puedes encontrarlo, encontrarme. No tengas miedo, yo
te redimiré. Yo te llamé por tu nombre, tú eres mía.
MUJER: ¡Mi Señor y mi Dios! (Comienza una suave música de fondo)
VOZ: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida. Nadie viene al Padre sino por mí. Yo vine
para que tengan vida, y en forma abundante. Vine para servirlos y no para ser
servido; por eso me ama el Padre porque yo pongo mi vida, para después volverla a
tomar. El que cree en mí, de su interior van a correr ríos de agua viva... como el
Padre me ama, así yo los amé a ustedes, permanezcan en mi amor.
Un nuevo mandamiento les doy: ámense unos a otros, así como yo los amo, en esto
se van a dar cuenta que son mis discípulos... Les dije muchas cosas estando con
ustedes, más en Consolador, el Espíritu Santo a quien el Padre enviará en mi nombre,
Él les va a enseñar todas las cosas, y les va a recordar todo lo que lo les dije. Donde
dos o tres se reúnan en mi nombre, ahí yo estoy con ustedes. No se entristezcan ni
tengan miedo; en la casa de mi Padre hay mucho lugar; yo voy a preparar lugar para
ustedes.
Todo el poder me es dado en el cielo y en la tierra, por esto, vayan y hagan
discípulos; yo estoy con ustedes todos los días hasta el fin del mundo. Confíen en
mí...”
HIMNO:
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