Cólera intacta, poder desacreditado

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Cólera intacta, poder desacreditado...
Extraído de Viento Sur
https://www.vientosur.info/spip.php?article4870
Francia
Cólera intacta, poder
desacreditado...
- solo en la web -
Fecha de publicación en línea: Viernes 12 de noviembre de
2010
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Cólera intacta, poder desacreditado...
La octava jornada de movilización, el 6 de noviembre, no ha sido, ni de lejos, un entierro, aunque fuera de primera
clase. Con más de un millón de manifestantes contra le reforma de las jubilaciones pero también contra la política
global del gobierno y de la patronal, confirma de nuevo que no hay resignación. Por supuesto, esta nueva jornada de
movilización ha reunido menos gente que la precedente del 28 de octubre, que ya estaba por debajo de las
manifestaciones de los días 12 y 19 de octubre. Pero la participación ha seguido siendo muy elevada, muy
combativa y radical.
La intersindical reunida el 8 de noviembre (ver http://www.vientosur.info/articulosweb/noticia/?x=3277) ha decidido
llamar a una "jornada nacional interprofesional de movilización mediante acciones multiformes", para el próximo 23
de noviembre. Esta nueva cita, que tendrá lugar tras la promulgación de la ley por Sarkozy, cierra una fase del
movimiento marcada por los días de huelga y manifestación pero sobre todo por la participación de diferentes
sectores, los bloqueos, las acciones locales, intersindicales e interprofesionales intensas.
El fin de esta fase está lejos de ser el del movimiento y el de la cólera social que se ha expresado desde hace más
de dos meses. Si la movilización dura desde hace tanto tiempo, es porque el hartazgo de la política del gobierno y
de la patronal es general.
Por supuesto, se ha expresado contra la reforma de las jubilaciones. Pero no solo. La cólera apunta también a la
degradación de las condiciones de trabajo, la productividad que no deja de aumentar, los despidos, la supresión de
puestos de trabajo, el desarrollo de la precariedad, del paro y de los bajos salarios. La revuelta concierne también al
"presidente de los ricos" que pide siempre a los mismos que se aprieten el cinturón mientras las ganancias se
disparan y el estado entrega 32 millones de euros a Bettencourt, en el preciso momento en que dicen que las cajas
están vacías para nuestros empleos, nuestros salarios y nuestras jubilaciones. Es todo esto lo que ha movilizado,
durante varios meses, en la calle y en las huelgas, a millones de asalariados y asalariadas, de jóvenes, de precarios,
de jubilados y jubiladas, que han comprendido bien que tras esta nueva contrarreforma de las jubilaciones, el
objetivo de Sarkozy y del Medef es claramente hacer pagar la crisis a la mayoría de la población.
Hay que señalar que estas últimas semanas han significado el despertar de la combatividad obrera. La movilización
ha permitido tejer lazos extremadamente fuertes entre equipos sindicales de diferentes sectores, ha visto la llegada
de luchas de una nueva capa de la gente asalariada, de una nueva generación. En numerosas ciudades, verdaderos
comités interprofesionales locales se han puesto en pie con acciones multiformes para reagruparse, dirigirse a otros,
salir de su medio, de su empresa. Tales iniciativas deben proseguir y permitir reforzar lazos preciosos para el futuro.
Aunque las direcciones sindicales no hayan sido desbordadas, aunque la intersindical no haya organizado el
enfrentamiento sino gestionado el nivel de la movilización, el movimiento ha podido existir y ser tan fuerte gracias a
los equipos sindicales que han sido su corazón. En dos meses, la experiencia acumulada es colosal y dejará
indudablemente huellas que pueden traducirse, en las próximas semanas, en huelgas por los salarios, los puestos
de trabajo, las condiciones de trabajo.
El desprecio de Sarkozy
Sin sorpresa, a pesar de este movimiento inédito que reagrupa a millones de manifestantes y de huelguistas,
Sarkozy ha permanecido impasible y ha impuesto su reforma. Pero esto se hace al precio de un descrédito
poderoso de su política y de una impopularidad muy grande. Y si, oficialmente, quiere continuar "actuando hasta el
fin", las clases dirigentes saben ya a qué hay que esperarse en el caso de que quieran aprobar el resto de sus
medidas (recortes en los gastos sociales, en particular en la salud, nuevos ataques contra los servicios públicos,
aumento de los impuestos y de los regalos a la patronal, paro y precariedad, etc.). Nadie puede prever las formas
que tomará en adelante la resistencia a los efectos de la crisis capitalista. Pero esa resistencia no deberá esperar a
2012 como algunos esperan, pues es mediante la mejora de la correlación de fuerzas, de la movilización
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generalizada como será posible imponer nuestras propias soluciones a la crisis en todos los terrenos: sociales,
ecológicos y democráticos. A la luz de este movimiento, una cosa está ahora asumida: la respuesta de clase está de
nuevo al orden del día, de nuevo en la escena política.
NPA, 10/11/2010
Traducción: Alberto Nadal para VIENTO SUR
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