Tema 11: La crisis del Antiguo Régimen 1.- La alternativa al Antiguo Régimen: el liberalismo A la muerte de Carlos III, en 1788, se había puesto de manifiesto la incapacidad del Despotismo Ilustrado para superar las contradicciones del A.R.: El problema económico, tradicional en la hacienda española (en el que los gastos del Estado eran superiores a los ingresos, y las clases no privilegiadas no tenían más capacidad de tributación) sólo tenía solución si las clases privilegiadas pagaban impuestos, lo que suponía romper con sus privilegios. Pero, además, en el siglo XIX, el problema político va a tener cada vez mayor importancia: la naciente burguesía es muy crítica con el sistema, pues su cada vez mayor capacidad económica no se corresponde con nula capacidad política. Así, durante los reinados de Carlos IV (1788-1808) y Fernando VII (1808-1833) se va a producir la lucha entre una sociedad que se niega a transformarse, la del A.R., y otra que intenta nacer de la mano de soluciones liberales, el llamado Nuevo Régimen. El liberalismo será la corriente de pensamiento que se convierte en alternativa al A.R.: En lo político: la soberanía emana del pueblo, que con su voto, delega en las cortes esa soberanía para que lo represente. El rey, no es fuente de ley, sino que debe cumplir la ley, y sobre todo la ley fundamental del país, la constitución. La división de poderes es necesaria para evitar que se imponga la tiranía: el poder ejecutivo corresponde al rey, en un régimen monárquico, quien lo ejerce a través de su gobierno; el legislativo, corresponde a las cortes, que tiene la soberanía nacional; el judicial, corresponde a jueces de carrera e independientes de los anteriores poderes. En lo social: el liberalismo implica la supresión de estamentos y la aparición de una sociedad de clases donde todos son iguales ante la ley y los impuestos; además el acceso a las clases sociales no será por nacimiento sino por el poder económico o los méritos personales En lo económico: los principios liberales se basan en una actividad económica libre, sin más limitación que lo que impone el mercado por el libre juego de oferta y demanda; abolición de monopolios, al atentar contra la libertad del mercado; libertad de producción, horarios y salarios, lo que implica la desaparición de los gremios. En suma, capitalismo es la base económica del liberalismo: quien posee el capital (dinero y, por tanto, medios de producción) debe dirigir la producción. 2.- El reinado de Carlos IV (1788-1808): a) La España heredada: Carlos IV, casado con MªLuisa de Parma, heredó un país con las estructuras e instituciones del A.R.: señoríos, Inquisición, sociedad estamental y muy desigual en sus condiciones de vida. Al comenzar el reinado mantendrá a los ministros ilustrados que trabajaron con su padre (Floridablanca, Aranda, Jovellanos) en la idea de seguir avanzando en las reformas. De las primeras tareas del rey será el de convocar cortes para que juraran fidelidad al príncipe de Asturias (título del heredero al trono), el futuro Fernando VII. En aquellas sesiones se derogaba la Ley Sálica (ley francesa, traída por Felipe V, que impedía reinar a las mujeres) y se aprobaba la Pragmática Sanción (que sí permitía el reinado), aunque no llegaba a publicarse en el Diario Oficial del Reino (quizás por no enemistarse con otros reyes borbones europeos debido a la antigüedad de la ley). Esta omisión sería un detonante de las guerras carlistas a la muerte de Fernando VII. Las noticias llegadas a España de la Revolución Francesa en 1789, provocaron el pánico en el gobierno. Floridablanca recomendó al rey disolver las cortes temiendo que se produjeran acontecimientos semejantes a los de Francia. Al instante, se decretaron medidas para evitar el contagio revolucionario: impedir la entrada de propaganda revolucionaria, máximo control en las fronteras, incremento de la censura, cierre de periódicos. b) La política de Godoy: Manuel Godoy era un guardia de corps, con gran influencia sobre la reina, que con sus intrigas consiguió en febrero de 1792 la caída de Floridablanca, y nueve meses después de Aranda, convirtiéndose en primer ministro, lo que produjo gran recelo en la corte y la aristocracia. La primera aventura militar de Godoy fue declarar la guerra a la Francia revolucionaria para evitar la muerte de Luis XVI, la denominada Guerra de los Pirineos. Se atravesó el Pirineo y se llegó a ocupar el Rosellón por el general Ricardos. Pero la contraofensiva francesa, a partir de 1794, infringió sucesivas derrotas al ejército español y los franceses ocuparon Guipúzcoa, Álava y Pamplona. España pedía ahora la Paz, firmándose en julio de 1795 la Paz de Basilea por la que España entregaba a Francia la isla de Santo Domingo y Godoy, responsable del desastre, obtenía el título de Príncipe de la Paz. Aceptada la Revolución Francesa y la desaparición de la monarquía borbónica allí, en 1796 Godoy se aliaba con Francia firmando el Primer Tratado de San Ildefonso como forma de enfrentarse a Inglaterra, que seguía siendo el gran rival en América. Este tratado le llevaba a un enfrentamiento con Inglaterra y una derrota junto al cabo de San Vicente en 1797. Al firmarse la paz España perdía ahora la isla de Trinidad. En 1800 Napoleón prácticamente imponía a Godoy la firma del Segundo Tratado de San Ildefonso. El objetivo de Napoleón era bloquear por vía continental a Inglaterra, para lo que necesitaba contar con el apoyo español ante la negativa de Portugal, aliada de Inglaterra. Este tratado conducirá a España a dos guerras: Guerra con Portugal (o de las Naranjas): España se anexionaba la plaza de Olivenza, en la provincia de Badajoz. Tras la Paz de Amiens (1801) recuperaba la isla de Menorca en poder inglés. Guerra contra Inglaterra: mucho más trascendente, que llevó a la gravísima derrota de la armada francoespañola junto al cabo de Trafalgar en octubre de 1805. La derrota significaba la pérdida de la potencia marítima que España había recuperado en el siglo XVIII; la muerte de nuestros mejores marinos (Churruca, Gravina, Alcalá Galiano); interrupción del comercio con América y las colonias españolas tuvieron que autodefenderse, empezando a tomar conciencia de su capacidad para la emancipación. Inglaterra se consolidaba como la potencia marítima indiscutible del siglo XIX. Las derrotas sucesivas por la política de Godoy, crearon un ambiente de hostilidad general hacia él, tanto de la aristocracia como de las clases populares. Así, en la corte se fue creando un núcleo opositor al primer ministro liderado por el propio heredero al trono, Fernando. Los reyes se enteraron de las intrigas de su hijo y, al registrar su cuarto, descubrieron documentos de los implicados en una conjura hacia Godoy y hacia el propio Carlos IV. La llamada “Conjura de El Escorial “ mostró al príncipe Fernando culpando a sus cómplices y mendigando el perdón de sus padres (nov. 1807). En octubre de 1807 se firmaba con Napoleón el Tratado de Fontainebleau, donde se estipulaba el paso de las tropas francesas por España para invadir Portugal, que se seguía negando al bloqueo de Inglaterra. A cambio Godoy recibiría un tercio del territorio portugués, los Algarves, con el título de rey. A comienzos de 1808 las tropas francesas entraban por Cataluña, ocupan do las principales ciudades. Godoy comprende las intenciones de Napoleón de ocupar el país y se decide el traslado de la familia real hacia Sevilla para luego embarcarla hacia América. La primera etapa del viaje termina en Aranjuez. Aquí se produce el denominado Motín de Aranjuez. El pueblo hace responsable a Godoy de la ocupación francesa al firmar el tratado de Fontainebleau; la nobleza, dirigida por el príncipe Fernando, le acusa de preparar la huída de los reyes hacia América. El palacio de Aranjuez es asaltado, Godoy detenido y depuesto y Carlos IV obligado a abdicar en su hijo Fernando, ahora el rey Fernando VII (marzo de 1808). Fernando VII entra en Madrid como rey, aunque la ciudad está tomada por las tropas francesas, y desde allí intenta ganarse el apoyo de Napoleón; Carlos IV, por su parte, intenta hacer lo mismo. Por lo que el 20 de abril de 1808 Napoleón convoca a ambos en Bayona. En Bayona Napoleón los convence de que la solución pasa por un cambio dinástico en España y, con la intervención francesa, sacar a España de sus problemas. A Carlos IV se le devuelve la corona argumentando que su abdicación ha sido forzada, y éste a su vez abdica en Napoleón, quien lo hace en su hermano José Bonaparte. Estas abdicaciones de Bayona habían cambiado la dinastía reinante sin vulnerar la legalidad. Mientras tanto, el pueblo, alarmado por la marcha a Francia de la familia real, se sublevó contra los franceses. Había comenzado la Guerra de la Independencia. José I Bonaparte, para dar una apariencia de distanciamiento del Antiguo Régimen, hacía publicar en julio de 1808 el llamado Estatuto de Bayona. Un texto que nunca se aplicó por causa de la guerra y que recogía algunos derechos fundamentales (libertad de industria, comercio e imprenta) aunque mantenía la mayor parte de los privilegios estamentales y el rey tenía reservada la práctica totalidad de poderes. 3) La Guerra de la Independencia a) Los comienzos del conflicto: La marcha hacia Bayona de la familia real dejó un vacío de poder, además del ejército francés ocupando Madrid. La noticia de las abdicaciones de Bayona hizo que la mayoría de la población se opusiera a la ocupación del ejército francés, aunque los funcionarios y los altos cargos del Estado colaboraron con las tropas francesas. También un grupo reducido, los denominados afrancesados, apoyaron a José I. Estos eran personas de clases altas, partidarias de las ideas ilustradas, que veían en el cambio de dinastía la oportunidad de emprender las reformas que el país necesitaba para solucionar sus problemas. Este grupo, considerado traidor por el pueblo, tendrá que exiliarse al finalizar la guerra. El 2 de mayo de 1808, se produce en Madrid el primer levantamiento contra los franceses. El pueblo llano y parte del ejército (Parque de Artillería de Monteleón) se levantaron contra los franceses. Las tropas de Murat reprimieron duramente el levantamiento, fusilando a los que capturaron (capitanes Daoiz y Velarde y el teniente Ruiz). El vacío de gobierno lleva a que los ciudadanos se organicen en Juntas Supremas de Defensa a tres niveles: ciudadanas (en las poblaciones), provinciales (en las capitales de provincia) y, posteriormente, una Junta Central desde donde dirigir la lucha contra los invasores, primero en Madrid y desde 1810 en Cádiz. b) Desarrollo de la guerra: * En una primera fase, hubo éxitos de los españoles. Los franceses se dedicaron a sofocar los alzamientos urbanos. En junio de 1808 comenzaba el sitio de Zaragoza, ciudad fundamental para el control del valle del Ebro. Bajo el mando del general Palafox, la ciudad resistió heroicamente. Igualmente la ciudad de Gerona, a las órdenes del general Álvarez de Castro. Parte del ejército francés se dirige al sur y el 19 de julio es derrotado en Bailén por un ejército a las órdenes del general Castaños. Era la primera derrota del ejército francés en Europa, y tuvo una notable repercusión: - Las tropas francesas se replegaban hasta el valle del Ebro y José I abandonaba Madrid y marchaba a un lugar más seguro, Vitoria. Napoleón decide dirigir él mismo a España la “Grande Armee”, un poderoso ejército de 250.000 hombres, tras haber subestimado la resistencia española. Inglaterra decide intervenir en ayuda de España, derrotando en Lisboa a las tropas del general Junot. * Una segunda fase es de dominio francés. La Grande Armee entraba por el País Vasco y en diciembre de 1808 ya estaba en Madrid sin apenas dificultades. De ahí se dirigirá hacia el Noroeste (León, Galicia, Asturias) donde estaban la tropas inglesas al mando del general Moore; los ingleses tienen que embarcar en la Coruña ante el ejército francés (diciembre de 1808). Zaragoza sufre el segundo asedio y tiene que capitular (febrero de 1809), como también lo hará Gerona. En 1812 casi toda la península está ocupada. Pero desde 1809 hace su aparición la guerra de guerrillas. Significa la guerra total contra los franceses; ante el enemigo todo está permitido, como único modo de enfrentarse a un ejército casi invencible en la guerra convencional. Son acciones secretas de pequeños grupos de población que aprovechan el conocimiento del terreno y la sorpresa para causar el mayor daño al enemigo (asesinatos, envenenamientos, sabotajes). * Tercera fase: derrota del invasor. En la primavera de 1812, Napoleón retiraba una parte importante de sus tropas de España para dirigirlas a Rusia, cuya invasión estaba preparando. Esto lo aprovecha Inglaterra, al mando del general Wellington, para intervenir de nuevo junto al ejército español; y en julio de 1812 obtienen una importante victoria cerca de Salamanca, Arapiles. Las malas noticias del ejército francés en Rusia, que está pereciendo por el frío, lleva a los franceses a replegarse de Andalucía hacia el centro y a continuación comienza la retirada hacia el norte. José I abandona Madrid acompañando la retirada. Nueva derrota francesa en Vitoria (junio de 1813) y al mes siguiente en San Marcial (Irún). En octubre el ejército angloespañol pasa la frontera llegando hasta Toulouse, lo que lleva a Napoleón a firmar con Fernando VII el Tratado de Valencay (diciembre de 1813), por el que lo libera y le devuelve la corona. C) Consecuencias del conflicto: 1. Por primera vez la estructura política del A.R. se derrumbaba durante los años de la guerra. Se crea un vacío de poder ocupado por el pueblo. 2. Es la primera vez que la soberanía popular, aunque representada por clases pudientes, estaba presente en unas cortes, las de Cádiz. 3. La guerra crea, por primera vez, un sentimiento nacionalista sin distinción de regiones. 4. La guerra arruinó la obra reformista desarrollada durante el siglo XVIII: campos devastados, incipiente industria destruida, parálisis del comercio, destrucciones urbanas. 5. Pérdidas demográficas: muy importantes para una población de apenas 12 millones de habitantes. Murieron unas 500.000 personas. 6. Inicio de la independencia de las colonias americanas: aprovechando el vacío de poder creado por la guerra. 4) Las cortes de Cádiz: A partir de septiembre de 1810, la Junta Suprema Central, establecida en Cádiz, iniciaba sus sesiones de cortes. Esta Junta tenía una variada composición: desde aristócratas e ilustrados, con importantes responsabilidades en el gobierno de Carlos IV (Jovellanos, Floridablanca), a liberarles, representantes del clero y nobleza partidarios de reformas en el sistema aunque contrarios al liberalismo. Las sesiones comenzaron aprobando una serie de leyes que significaban una auténtica ruptura con el A.R.: 1.- Las cortes se declaran depositarias de la soberanía nacional y, por tanto, no se reconocen las abdicaciones de Bayona, al no haber contado con el consentimiento de la nación española. 2.- Se estipula una división de poderes: ejecutivo, que es entregado por la Junta Central a un Consejo de Regencia, hasta que finalizase la guerra y volviese Fernando VII; legislativo, en manos de las cortes, y judicial, que progresivamente lo irían asumiendo jueces de carrera del Estado, en detrimento de los estamentos privilegiados. 3.- Eliminación de los mayorazgos: toda la tierra era declarada como propiedad libre, pudiéndose incorporar al mercado, comprarse y venderse. Así, estarían todas sujetas al pago de tributos y, con más seguridad, se invertiría en ellas para mejorar su productividad. 4.- Desamortización de tierras: tanto de la Iglesia, como de los ayuntamientos, o bienes de propios. Con la venta de estas tierras, el Estado obtendría ingresos para mejorar la situación de la Hacienda pública y reconstruir el país al finalizar la guerra. 5.- Abolición de los gremios: por esta ley no tenían validez alguna los reglamentos gremiales. Se establecía por ley la libertad de producción, venta y contratación. Para garantizar la permanencia de estas leyes, éstas quedaron plasmadas en una constitución, aprobada el 19 de marzo de 1812 (día de San José, “viva la Pepa”). Esta constitución, además, recogía otros principios que pretendían cambiar la sociedad del Antiguo Régimen: 1. Régimen monárquico constitucional 2. Confesionalidad católica del Estado: lo que era incompatible con el liberalismo. 3. Abolición de la Inquisición 4. Sufragio censitario 5. Igualdad de todos los ciudadanos ante la ley y ante los impuestos 6. Relación de derechos y libertades: derecho a la propiedad, libertad de prensa 7. Abolición de los derechos feudales (señoríos jurisdiccionales…) 8. Primera división provincial, muy semejante a la actual. Provincias gobernadas por las diputaciones provinciales. La Constitución de 1812 significa en nuestra historia contemporánea: El principio del fin del Antiguo Régimen en España; por tanto, el símbolo del liberalismo hasta la muerte de Fernando VII (en 1833), y la base de una futura sociedad liberal y burguesa. El comienzo del constitucionalismo español, a lo largo de todo el siglo XIX y XX, hasta nuestra constitución actual de 1978. Un cambio incomprendido y no apoyado por gran parte de la población: los antiguos estamentos privilegiados, nobleza y clero, en gran parte se opondrán a ella al ver desaparecer sus privilegios; el pueblo llano, en su mayor parte analfabeto, no comprenderán gran parte de los cambios. 5.- El reinado de Fernando VII (1814-1833) a) La restauración absolutista: 1814-1820 La vuelta de Fernando VII: Tras firmar el tratado de Valencay (diciembre de 1813), Fernando VII volvía a España. Al llegar encontró muchos apoyos (el pueblo lo aclamará como “el Deseado”) para que gobernara como rey absolutista. Destacó el general Elío, que puso al ejército que mandaba a disposición del rey, así como 69 diputados de las Cortes de Cádiz que le entregaron el llamado “Manifiesto de los persas”, donde demandaban del rey la reinstauración del absolutismo. En estas condiciones el rey, por un decreto de mayo de 1814, declaraba nula la Constitución de 1812 y los decretos de las Cortes. Además, se reinstauraban todas las instituciones del A.R., incluida la Inquisición, los privilegios nobiliarios y se devolvían a la Iglesia las tierras desamortizadas. La política fernandina: represión y pronunciamientos: De 1814 a 1820 la política absolutista del rey se caracterizó por la represión que se llevó a cabo contra los grupos liberales y los afrancesados. Estos, en parte, marcharon al exilio (primer gran exilio político de España) o pasaron a la clandestinidad llevando a cabo conspiraciones con el apoyo de algún sector del ejército. Nacía la vía del pronunciamiento militar, es decir, una acción de unos pocos altos cargos del ejército con el fin de cambiar el rumbo político de España. En estos años los pronunciamientos fueron numerosos: Espoz y Mina (en Pamplona, que fracasó y se refugió en Francia); Díaz Porlier (fracasó y fue colgado en La Coruña); Generales Lacy y Milans del Bosch (en Barcelona; Lacy será ejecutado en 1817). Intentos de reconstruir el país tras la guerra: El país, devastado por la guerra, necesitaba de una evidente reconstrucción, necesitaba recursos. Pero una vez más el régimen absolutista se encontrará con la contradicción de que la mayoría de la población rica, la nobleza, se negaba a pagar impuestos ante el intento de reforma del Ministro de Hacienda, Martín Garay. Ante unas clases populares arruinadas por la guerra, sin capacidad para pagar impuestos, la burguesía no estará dispuesta a soportar las mayores cargas del Estado. Y este es un motivo muy importante tras el cual se esconden los intentos de pronunciamiento apoyados por la burguesía. b) El Trienio Liberal (1820-1823) El 1 de enero de 1820 el Teniente Coronel Rafael del Riego se sublevó en Cabezas de San Juan (Cádiz) con un destacamento militar destinado hacia América para sofocar el movimiento independentista colonial. Tras el triunfo de la sublevación, una Junta Provisional de Gobierno tomó como estas medidas: La reimplantación de la Constitución de 1812 y las libertades allí recogidas (expresión, reunión, asociación), libertades que permitieron la aparición de las sociedades patrióticas (grupos liberales que discutían en lugares públicos sobre los principios del liberalismo y los problemas del país. Será el precedente de los partidos políticos). Formación de la Milicia Nacional: integrada, en cada localidad, por ciudadanos con la función de defender el orden constitucional y los principios del liberalismo. El gobierno lo integraban liberales que habían participado en las Cortes de Cádiz, pero donde había dos posiciones ideológicas: los moderados o doceañistas, partidarios de pactar con el rey e implicarlo en las reformas que España necesitaba (Martínez de la Rosa, Argüelles, Conde de Toreno), y los exaltados o veinteañistas, que aspiraban a modificar la Constitución de 1812 en un sentido más progresista. La ideología moderada se impuso y trató de implicar al rey y la nobleza en el nuevo régimen garantizándole a aquella el respeto a sus propiedades. Frente a la Iglesia se tomaron medidas para someterla: expulsión de los jesuitas, desamortización de tierras de buen número de conventos y monasterios y sometimiento del clero a las mismas leyes que el resto de los españoles. Esta política moderada provocaría el descontento de los extremos, tanto de los absolutistas (partidarios del A.R.) por ser demasiado revolucionaria, como de los exaltados. Las consecuencias de este trienio liberal fueron las siguientes: - - - - - A nivel social negativas: las tierras desamortizadas irán a manos de nobles y burgueses, que les aplicaron criterios de explotación liberales y capitalistas y los campesinos que las trabajaban fueron muy perjudicados en sus condiciones de vida (salarios arbitrarios, jornadas de trabajo superiores, etc.). A nivel fiscal a los campesinos se les redujo el diezmo a la mitad, pero se estableció además un impuesto fijo y en metálico que era difícil de pagar con malas cosechas, como en 1822. Esto llevará a buena parte del campesinado a rebelarse contra los principios del liberalismo. A nivel político se produjo la escisión definitiva entre liberales exaltados (que en el futuro político de España formarán la ideología de izquierdas) y moderados (la ideología de derechas). Además la oligarquía absolutista, se organizará formando los grupos llamados realistas que alentarán distintos intentos de pronunciamiento contra el gobierno liberal Así, en julio de 1822 se subleva contra el gobierno la Guardia Real en el Palacio de El Pardo, que es sofocada por la Milicia Nacional; en Agosto de 1822 se produce la llamada Regencia de Urgel (en la Seo de Urgel, Lérida, se proclama a Fernando VII en plenitud de sus derechos, liberándolo de la Constitución de 1812. Allí se intenta formar un gobierno que intenta rivalizar con el liberal; desde allí, se pedirá ayuda a las potencias de Europa que en el Congreso de Viena, tras derrotar a Napoleón en 1815, acordaron un pacto, la Santa Alianza, para ayudar al país que tuviera problemas para mantener el sistema absolutista. En enero de 1823 la Francia de Luis XVIII envía un ejército a España, los “Cien mil hijos de San Luis”, que acaba con el gobierno liberal y se vuelve a colocar a Fernando VII como soberano absoluto. Se iniciaba la década absolutista u ominosa. c) La Década Ominosa: 1823-1833 La nueva represión: recuperado el poder, Fernando VII inició una durísima represión que cayó sobre los políticos, funcionarios y oficiales del ejército que habían colaborado con el gobierno del Trienio. Miles de españoles volvieron a exiliarse a Inglaterra para, desde allí, conspirar contra el régimen de Fernando VII esperando su oportunidad. Se restableció la censura y se cerraron los periódicos liberales. La Iglesia recuperaba sus propiedades e influencia. No obstante, la experiencia del Trienio llevó al gobierno absolutista a introducir reformas en la idea de irse ganando a los antiguos ilustrados e incluso al liberalismo moderado. En 1823 se creaba el Consejo de Ministros como órgano de consulta del monarca; el ministro López Ballesteros intentaba reorganizar la Hacienda estableciendo el presupuesto anual del Estado. Se intenta potenciar la industria nacional con una política proteccionista (se elevan los aranceles de las importaciones), se inicia la primera siderúrgica en Marbella, se mecaniza la textil en Cataluña, se abre la bolsa de Madrid y el banco estatal de San Fernando (sustitución del de San Carlos). Mientras tanto, a nivel político, los liberales exaltados preparan levantamientos que terminan fracasando y sus líderes fusilados, especialmente a partir de 1830 que una ola revolucionaria sacude a Europa (como el levantamiento del general Torrijos). Pero en el otro extremo, los realistas puros o ultras, el sector más reaccionario del absolutismo, desconfía del rey acusándolo de transigir con los liberales y se identifica cada vez más con el hermano del rey, Carlos María Isidro, supuesto heredero de la corona, pues F.VII no tiene descendencia. Estos grupos, los que pronto se les llamará carlistas, crearán un grupo armado, los voluntarios realistas, en buena medida campesinos, dispuestos a luchar contra cualquier manifestación del liberalismo, protagonizarán levantamientos en Cataluña, Navarra o Castilla. En 1830, la cuarta esposa de F.VII, su sobrina Mª Cristina de Borbón, da a luz a la princesa Isabel (sus anteriores esposas fueron Mª Antonia de Nápoles-1806-, Isabel de Braganza -1818-, y Josefa Amalia de Sajonia -1819-). Antes de nacer el rey había hecho publicar la Pragmática Sanción, ley que restablecía la sucesión al trono de las mujeres y que anulaba la Ley Sálica implantada por Felipe V. Los carlistas veían a su candidato fuera del trono. El gobierno, presidido por Cea Bermúdez, busca el apoyo del liberalismo moderado, frente al carlismo, y autoriza el retorno de los exiliados. En septiembre de 1833 muere Fernando VII. Su esposa se convierte en Regente de su hija Isabel, pero también reclama para sí el trono el hermano del rey Carlos María Isidro, apoyado por los carlistas que llevan meses preparando el levantamiento. Iba a empezar la primera guerra civil de la época contemporánea, la Primera Guerra Carlista. El Proceso de independencia de Iberoamérica Causas de la independencia: 1.- Las carencias administrativas: las dificultades de España para mantener una gestión eficaz sobre un espacio tan amplio y cuya población generaba una problemática superior a la capacidad de respuesta de la metrópoli. 2.- Evolución internacional: a nivel internacional, España había perdido la posición hegemónica que desempeñaba desde el siglo XVI., ante el desarrollo de otras grandes potencias europeas como Francia e Inglaterra. Además, el ejemplo independentista de Estados Unidos sobre Inglaterra, también con una guerra con la metrópoli para conseguir la independencia, animó a las clases dirigentes a seguir el mismo camino. 3.- Las contradicciones económicas del sistema: durante el siglo XVIII, España era incapaz de satisfacer las necesidades del mercado americano que se reservaba por ley. España ni podía absorber sus exportaciones ni cubrir sus demandas de importación. Esta deficiencia se agravó sobre todo tras la derrota de la escuadra española frente al cabo de San Vicente (febrero de 1797), acentuándose el aislamiento después de octubre de 1805 con el definitivo revés de Trafalgar. 4.- La rivalidad entre peninsulares y criollos: para acceder a cualquier cargo era necesario tener la nacionalidad castellana; peninsulares y criollos la tenían y eran iguales ante la ley. Si bien predominan los nombramientos de peninsulares para desempeñar los puestos más relevantes, despertando la lógica rivalidad entre ellos. 5.- La crisis política de la metrópoli: tras el hundimiento del Estado borbónico por la invasión francesa. Desde mayo de 1808, la desarticulación de la administración española originó en la América hispana un vacío de poder cuya superación permitió el nacimiento de las instituciones que, en muchos casos, acabarían canalizando la revolución: las juntas. Aunque inicialmente el objetivo fundamental fue mantener el orden, con el tiempo se irá imponiendo la idea independentista. El desarrollo del conflicto: De 1810 a 1814: en las distintas regiones se fue madurando el proceso: * Convocatoria de una asamblea en las capitales que sustituía a las autoridades españolas por juntas, que se convertían en el gobierno de la región. * Las juntas organizaban un ejército para defender su independencia. * En el exterior buscaban el apoyo de Inglaterra y Estados Unidos. * Cuando la situación se había consolidado se reunía un congreso que elaboraba una constitución liberal y republicana. Terminada en España la Guerra de la Independencia, Fernando VII mandaba un ejército de 10.000 hombres que se hacía con el control de Perú, México, Chile y Venezuela. La situación parecía controlada, sin embargo, el fracaso de las gestiones diplomáticas españolas para lograr el apoyo internacional, la falta de recursos para enviar nuevos contingentes militares, la obcecación absolutista de Fernando VII, y la organización de los revolucionarios, determinaron el triunfo de los independentistas: 1.- En los territorios del antiguo virreinato de Río de la Plata, tomó la dirección militar José de San Martín (Argentina, Uruguay, Chile). En marzo de 1816 el Congreso de Tucumán proclamaba la independencia de Argentina. Desde tierras argentinas pasó a Chile venciendo en Chacabuco y dando a Chile la independencia en 1819. Después San Martín continuó hacia el Perú, entrando en Lima en 1821 y proclamando su independencia. 2.- Entre tanto, desde Venezuela, Simón Bolívar atraía a la población mestiza a su causa y proclamaba en el Congreso de Angostura (1819) la independencia del virreinato de Nueva Granada (Venezuela, Colombia, Ecuador). En los años siguientes se sucederían sus victorias en Carabobo (Venezuela), Pichincha (Ecuador), Junín y Ayacucho (Perú, 1824). 3.- En México, en 1810, fueron los indígenas los que se sublevaron exigiendo medidas de tipo social, encabezada por Hidalgo (1810-1811) y por Morelos (1811-1815); los criollos y la Iglesia unieron sus fuerzas a las peninsulares para aplastar la sublevación indígena. Pero a partir de 1820, veían amenazados sus intereses con las reformas dictadas desde España por el régimen liberal. Así que en 1821 idearon un plan de independencia (Plan de Iguala)consiguiendo la independencia en mayo de 1822.