Nana Mouskouri, la elite de la canción en - Eurovision

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Nana Mouskouri, la elite de la canción en Eurovisión
(por Reyes del Amor)
Nana Mouskouri es uno de los personajes griegos más internacionales y conocidos. Estuvo en
Eurovisión 1963 con “A force de prier” representando a Luxemburgo y fue octava. Su
trayectoria musical, además de variada, ha sido de una exquisitez suprema. Por eso es una de
las eurovisivas más prestigiosas de la historia. Esas gafas y su voz aterciopelada y potente la
hicieron un personaje genuino. Su facilidad para cantar en cualquier idioma la acercaron a los
ciudadanos del mundo como una de las divas más importantes de la canción. Tuvo cualidades
para la Ópera, pero el futuro le tenía guardado cantar más en estilos melódicos y canciones
ligeras románticas que llegaron más al gran público.
Ioana (Nana) Mouskouri nació en la isla de Creta el 13 de octubre de 1934. Su padre,
Constantin era proyectista de cine, y su madre Alice que también trabajaba en el mismo local,
influyeron mucho en su hija aleccionándola en el mundo artístico enfocado hacía la música.
Emigraron a Atenas, cuando Nana tenía 3 años de edad, para poder ofrecer a sus dos hijas
estudios musicales en el conservatorio de la capital griega. Jenny era la hermana mayor,
después nació Nana. A los ocho años ya estudiaba piano y harmonía. Su padre y profesores
querían que se dedicase a la Ópera viendo las posibilidades de la chica, pero ella prefería la
música jazz, el gospel y el blues desde jovencita, haciendo algún pinito en la radio. Sus
ídolos eran Ella Fitzerald, a la que conocerá en un futuro, y Billy Holliday. Esas preferencias
le costaron caro porque un profesor descontento con los gustos de Nana, hizo que no pasase
las pruebas finales para dedicarse a la Ópera.
Vivieron los momentos trágicos de la Segunda Guerra Mundial con la ocupación nazi sobre
Grecia y después una cruenta Guerra Civil que duró hasta 1949, pero salieron adelante a
pesar de todo. La música la hacía olvidar los horrores que vivía su país esos años de infancia
y adolescencia.
Desencantada por la arbitraria decisión de su profesor, se puso a
trabajar en un club ateniense llamado Zaki donde podía interpretar
libremente sus gustos musicales. Se presentó en el Primer Festival
de la Canción Helénica con “Kapou iparchi i agapi mou” y “Asteri
asteraki” en 1959 ya consiguió el primer y segundo premio. Los
temas estaban compuestos por el eurovisivo Mimis Plessas
(también hizo el tema que llevó la cantante griega Christie
Stassinopolou en 1983, “Mou les”). Durante esos años conoció al
compositor Manos Hadjidakis. Quedó enamorado de la voz e
imagen, con esas enormes gafas, de Nana y le escribió dos temas que serían un éxito que
presentó en el Festival de la Canción Helénica en 1960. Son “la Procession” “Timoria” en
griego y “le Jeune cyprés” o “Kaparissaki”, la letra era del prestigioso autor Nikos Gatsos.
Ganó el primer premio le cayeron contratos a montones. Entonces tenía 25 años y su
estrellato subiría como la espuma. Hadjidakis la descubrió y pulió, y además le dio mucha
suerte. De Grecia viajó a Barcelona y se presentó en el Festival de la Canción Mediterránea
ese año. Su éxito hizo que muchas casas de discos europeas y americanas le ofrecieran
jugosos contratos. Era normal, su voz era excelente y su look totalmente distinto a todas las
cantantes de la época.
Nana sin gafas, guapa también
Esa miopía también modeló su imagen y le sacó partido como nadie ya que nunca quiso
utilizar lentillas, cuando se inventaron claro. Pero ya era demasiado famosa con gafas y su
público la quería así.
A principios de los sesenta fue requerida por las televisiones escandinavas, en Alemania e
Italia. Pero sería Francia el país que la adoptaría como suya, algo parecido a lo que pasó años
después con la griega Vicky Leandros en Alemania. Dicen que nadie es profeta en su tierra en
los inicios y los franceses se enamoraron de Nana Mouskouri. Alternó artísticamente con
Edith Piaf, George Brassens, Charles Aznavour y Alain Barrièrre, figuras de esos años en
Francia. La casa Phonogram la contrató y allí grabó sus primeros éxitos musicales gracias al
patronazgo de Louis Hazan.
Nana y Charles Aznavour en los ’60
Nana con Georges Chakiris (el de West Side Story que ganó
un Oscar en 1962 como actor secundario)
Su primer trabajo en Alemania, donde también la adoraban, se tituló “Weisse Rosen aus
Athen”. Vendió más de un millón de discos, fue un gran hit. De ahí a los Estados Unidos
donde grabó para Mercury Records en 1962 “The girl from Greece sings”. Estuvo bajo la
tutela de Quincy Jones. Como vemos nunca olvidaba sus raíces, cómo no, eran su seña de
identidad. Los sonidos mediterráneos helénicos se hicieron populares gracias a ella. En
Londres grabó “My colouring book” y en el Reino Unido también se hizo un hueco entre el
público. Su versatilidad lingüística le facilitó el terreno y la admiración de las personas a las
cuales deleitaba con su voz.
En plena vorágine de galas y contratos decidió
representar a Luxemburgo en el octavo Festival de
Eurovisión que se celebró en Londres el 23 de marzo
de 1963. Allí concurrieron artistas de la talla de Alain
Barrièrre por Francia, Françoise Hardy por Mónaco,
Emilio Pericoli por Italia, Esther Ofarim por Suiza.
Pero los ganadores, inesperadamente, fueron el
matrimonio danés Grethe & Jorgen Ingmann. Nana
fue octava con 13 puntos. Le votaron Alemania 3,
Francia 4, Suiza y Dinamarca 2 votos cada una y un
punto que le dieron Italia y Finlandia. Por supuesto
eran los países donde empezó su carrera y era más
conocida. Resultó extraño que no le votasen los
ingleses y los españoles donde también era muy
conocida, pero es que cantando en francés no la adoraban tanto quizá. Son cosas que pasan en
Eurovisión, no hay estadísticas que cuadren siempre. Le había tocado cantar la última y lo
hizo espléndidamente, pero quizá el tema era algo anticuado según algunos críticos, y no era
lo mejor que ella tenía en su repertorio. Con todo “A force de prier” de Raymond Bernard y
Pierre Delanoë, eran de las mejores canciones de ese año y uno de los temas más románticos
y con más calidad de la historia de Eurovisión. Se puede decir que como ya era una estrella,
se empezó a notar que en Eurovisión no se votaba a los divos, sino a los intérpretes noveles y
menos conocidos. Eso le ha pasado a gente como el mismo Barrièrre, Katja Ebstein,
Massimo Ranieri o Paloma San Basilio, por poner ejemplos distanciados en el tiempo.
El Festival de Eurovisión ni le quitó ni le dio nada, sólo fue una experiencia de oro para
hacerse más conocida internacionalmente, a parte de los votos conseguidos.
Su vida sentimental estuvo unida al músico Georges Petsilas que conocía desde 1956. Vivían
en París desde 1963. En Francia le fue concedido el Gran Premio de la Academia del Disco.
Otro autor de prestigio, Michel Legrand, le compuso “Les parauplies de Chebourg” para la
película francesa del mismo título en 1965, que se hizo una banda sonora inolvidable. Un
éxito formidable fue “l’Enfant au tambour. Ese año también grabó en Estados Unidos el disco
“Nana sings”.
En 1967 conoce al gran crooner
norteamericano Harry Belanfonte (en
la foto) con el que grabará algunos
trabajos y gracias a la casa discográfica
Phillips hacen varias giras por el país y
Canadá. Sumó ocho millones de discos
vendidos en y Norteamérica era toda
una diva. Mientras siguió grabando
trabajos en francés, como el álbum “le
Jour où la colombe” y canciones
míticas como “Au coeur de setembre”,
“Adieu Angelina” o “Robe bleue robe
blanche”. Consigue su primer disco de
oro en Francia y en octubre de 1967
hace unas galas multitudinarias en el Olympia de París. Hizo un repertorio por las canciones
folclóricas griegas que le dieron el éxito, temas de Hadjidakis y canciones clásicas francesas
como “le Temps des cerises”.
Ya había conseguido lo más grande en el mundo artístico, aún le quedaban muchos éxitos,
pero en el ámbito doméstico quería ser madre. Tuvo su primer hijo, el bello Nicolás en
febrero de 1968. En 1978 tendría a su hija Helena, cuando Nicolás ya tenía 10 años.
En 1969 tuvo un enorme éxito en el Albert Hall de Londres con su trabajo británico “Over
and over” que estuvo más de cien semanas en los hits parades ingleses.
En 1976
Con sus hijos, Nicolás y Helena
Cambia de domicilio con su familia y se trasladan a Ginebra (Suiza), mientras hace galas en
Roma, Hamburgo, Tokio y Nueva York. Sigue grabando en inglés, francés, alemán, español,
portugués e italiano, con lo que se mete al público europeo y americano en el bolsillo. Ya se
la compara con la gran María Callas, otra griega internacional caída en desgracia tras su
relación sentimental fallida con el magnate Arsitoteles Onassis. Nana Mouskouri vio con
pena como se derrumbaba por amor uno de sus grandes ídolos, la cantante griega más grande
la historia, una pena.
En 1975 ya tenía 35 discos de oro conseguidos en todo el mundo. Con 41 años era toda una
artista reconocida universalmente con veinte años de carrera musical tras sus espaldas. Ya se
hizo un mito. En esos años inicia un mestizaje musical increíble y precioso a la vez, con
música griega, francesa y africana, muy mediterránea que será su sello de identidad en lo
sucesivo. Para ello se acompañó de los más prestigiosos músicos de esos países.
Los años ochenta, en plena madurez, siguen siendo igual de productivos. En España afianza
su gran amistad con el productor y guionista José Luis Moreno. Vino a varios programas del
fructífero empresario ya que él adora a la Mouskouri. Con su trabajo “Je chante avec toi
Liberté” que grabó en inglés, español, portugués y alemán tuvo un gran éxito de ventas en
Europa. Inició giras por los cinco continentes, siempre partiendo de su segunda patria, París,
la ciudad que le dio suerte y la reconoció como suya desde el principio.
El 23 de julio de 1984 volvió a cantar en Grecia después de 22 años, nada más y nada menos
que en la Acrópolis donde dio dos recitales. Mejor marco no podía tener para volver con sus
paisanos. Ella no iba a Grecia por estar disconforme con la dura dictadura militar de los
Coroneles que tuvo el país en los años precedentes. Su padre y hermana estaban presentes, y
ella no podía estar más feliz después de tantos años sin volver a su patria. Sólo faltaba su
madre que falleció en 1976.
Con su padre y hermana
En 1988 grabó una serie de discos inspirados en Óperas universales, como “Norma”
“l’Adaggio” o “Sarabande”. En París hizo un gran recital con 40 coristas y cerca de sesenta
músicos para cantar temas inolvidables del bel canto. Era inevitable que se la comparase con
la Callas, aunque yo mantengo que las diferenciasson muchas.
Dio un giro en 1990 cuando sorprendió con un trabajo de Gospel, en un álbum titulado
“Couleur Gospel” grabado en inglés. Desde luego que se atrevía con todo y es su voz daba
cabida a muchos estilos. En 1991 hizo una gira por Alemania y los países del Este de Europa.
En 1992 vuelve a los Estados Unidos. Contacta de nuevo con Michel Legrand, autor que
escribió tantos temas para la gran Barbra Streisand, donde evoca canciones de películas de
Hollywood, dedicado a su padre que trabajaba en un cine como ya sabemos.
Infatigable viajera, es declarada Embajadora de la UNICEF en diciembre de 1993 sucediendo
así a la desaparecida actriz americana Audrey Hepburn. A partir de entonces dedicará todos
sus esfuerzos y mucho de su dinero a ayudar a las gentes de Africa, Bosnia Hercegovina, que
vivía los desastres de la guerra, etcétera. Hizo conciertos de para sacar dinero para esa causa
en Suecia y Bélgica en 1994. Empezó una carrera política en el Parlamento Europeo en junio
de ese año en el partido griego Nueva Democracia, preocupada por los derechos universales
del hombre. Mientras graba “Dix mille ans encore”. En octubre de 1995 llenó la sala parisina
de Pleyel con seis recitales donde hacía un recorrido por su amplio repertorio.
En 1997, con 63 años pero sin perder fuelle, grabó tres larga duración, “Return of love” en
los Estados Unidos, “Nana Latina” para América Latina, y “Hommages” para Francia. Como
Isabelle Aubret, su carrera no era interrumpida por la edad, siempre manteniendo la calidad,
en el caso de Nana, unida a la comercialidad ya que vendía muchos discos.
En 1998 financia la construcción de una escuela en Bosnia bajo la etiqueta de miembro del
Parlamento Europeo, añadiendo fondos recaudados de un concierto hecho el 1 de marzo de
ese año en Alemania.
Nana Mouskouri entra en el récord del Billboard americano ocupando el séptimo puesto por
sus ventas mundiales durante toda su carrera y gracias al álbum “Concert por peace” grabado
el 25 de octubre de 1997 en la iglesia Saint Johm the Divine de Nueva York.
En 1999 graba un opus titulado “Classic” y hace una gira por Alemania en el 2000. Sigue en
activo. No hace mucho visitó España, precisamente el programa “Noche de Fiesta” de José
Luis Moreno. A sus casi 70 años de edad guarda ese misterio del principio, quizá timidez tras
sus enormes gafas, pero una voz envidiable que ha sabido conservar a lo largo de su carrera.
Desde 1958, cuando inició su carrera discográfica ha grabado más de 1350 canciones y
vendido 200 millones de discos. Se la puede considerar como un fenómeno musical como
pocos. Y ahí está una de nuestras eurovisivas más conocidas.
Las fotos sacadas para esta biografía, y más, las podéis encontrar también en
www.modempool.com/yhuff/nana.htm
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