Castillo del Fontanar Una gran puerta, en tiempos chapada en bronce, da acceso al Castillo-Palacio. Los nuevos pobladores construyen una torre de vigilancia o torreón. El antiguo castillo, situado en el ángulo suroeste del palacio, consta de dos elementos: uno más antiguo y de planta cuadrada, que constituye la torre del Homenaje, con su entrada por la cara oeste y un macizo en la esquina noroeste. Su interior aparece compartimentado en diversas cámaras. Los restos que se conservan de este antiguo castillo se reducen a algunos lienzos de la muralla y parte de la Torre del Homenaje. Situadas en el segundo patio, una escalera nos conducirá a una bifurcación. A la izquierda una amplia azotea desde la que tenemos unas vistas inmejorables de la localidad, la sierra, el lago y los monumentos. A la derecha una puerta nos da acceso a la torre en la que vemos una preciosa bóveda de piedra. En el suelo, una antigua trampilla. La Torre de Bornos está situada en zona baja, controlando la entrada y salida del valle del Guadalete. Es de planta cuadrada, de gruesos y sólidos muros elaborados con mampuesto y sillarejo de piedra caliza, trabados con mortero de cal. También se utiliza el tapial, realizado con un molde de dos tableros paralelos, rellenado en su interior con adobe o piedras con cal y apisonados. El primer piso de la torre se encontraba a una altura de entre 2,5 y 3 metros, al que se accedía a través de una escalera que se retiraba en caso de ataque. La puerta, de madera, de una o dos hojas, tenía un arco de herradura, portando dintel y jambas hechas de sillares. Los huecos al exterior son escasos y los existentes tienen como función iluminar el interior o carácter defensivo, como las ventanas saeteras. Posteriormente, perpendicular a la torre, en dirección este, se desarrolla una edificación de planta rectangular, realizada con la misma técnica constructiva, que sirve de zona de alojamiento para los soldados. A este anexo se accede desde el primer piso de la principal. Por último, en esta fase inicial de construcción árabe, se edifica una nueva torre, adosada a la primera por su cara norte. A diferencia de las anteriores, esta torre no era maciza sino enteramente hueca, de forma que en su base se abría una puerta por el flanco, fuera del ángulo visual del enemigo. Esta torre, usada como poterna, además de constituir una torre de flanqueo más, permitía la huida por la puerta trasera a través de una escalera que aún perdura. Era preferible abandonar la plaza, normalmente dotada de pocos efectivos, para después acudir a su reconquista.