MUJER De Adrián Di Stefano 1. No sabia que escribir y me dije: ¡qué mejor! dedicarle a una mujer como atributo al querer aquellos versos de amor, que pudiera suscribir. 2. Y entonces pensé: ¡atento! que si yo voy a entregarle lo que pueda regalarle en este mismo momento, 3. tendré que tener cuidado por el tesoro más bello tan fino como el cabello que Dios nos pudo haber dado. 4. Y al decidir la elección del más delicado encuadre como al sentir de una madre: la más sentida oración. 5. Imagínese una estrella en una noche cerrada con su luz equilibrada de entre todas, la más bella. 6. Es cierto que esta muy lejos; pero el deseo te gana de salir por la ventana y de buscar catalejos. 7. Para al menos acercarte y al alcance de la mano del sentimiento mas sano que pudiera acariciarte; 8. despertar una ilusión con una tibia esperanza que en la espera ya te alcanza; y aliviar al corazón. 9. ¿Cuántas veces en la vida se recuerda que paso? Seguro tan solo una, como a la noche, su luna que en silencio iluminó, con su fuerza contenida; 10. sintiéndose muy dichoso por haberlo disfrutado aunque fuera ya pasado como un recuerdo espinoso. 11. Pero quien al repetir ya ve el tiempo inexorable, se puede ser mejorable si se insiste en invertir. 12. Más a aquel iluminado que mantiene y siempre riega cuando al amor ya se juega a vivirse por lo amado, 13. le espera la gloria eterna mas allá del cielo en vida porque entonces le convida la recarga de linterna. 14. Y si vamos al asunto de juzgar a una mujer; el principio es proteger las verdades en su punto. 15. Es madre al parir un hijo, lo amamanta con su vida, le acaricia con sus manos como alimentos más sanos; y cuida mientras convida heridas de crucifijo. 16. Y aquel que tan solo intente arrebatarle a su cría se encontrara con la fiera mas fuerte que ya pudiera sin saber que presumía encontrarse tan potente. 17. Y aquí no vale enseñanza; es sabia naturaleza que aunque venga de nobleza con ser madre ya le alcanza. 18. Que la cultura se mida no ya por la ropa fina si por contornos camina aquella que es presumida. 19. Y quien pudo presenciar la luz de un parto, lo sabe que en homenaje, le cabe la ventura de alumbrar. 20. Y sí en un grito pelado se dobla, se aguanta y llora, en el instante que aflora y con el bebe a su lado, 21. es una flor endiosada por el más grandioso evento, que pudiera con sustento sintiéndose ya lograda. 22. Y sus manos de algodón se tornan cual suave espuma que el dolor ya es una bruma y su ternura es un don. 23. Y para poder ser justo al juzgar tan noble acto habría que hacer un pacto con Dios y brindarle un busto. 24. Y recordando el sufrir los dolores y fastidios, le sigue buscando idilios y persiste en insistir. 25. Y es cierto que el tiempo crece y se entrecruzan caminos y entonces los desatinos se ajustan y se establece. 26. Pero en el mismo momento que se da luz a la vida del sufrimiento se olvida, pues se abraza un nacimiento. 27. Y no sigo en este trance pues la palabra no alcanza de la mejor alabanza como caricia de lance; 28. que se pudiera ofrecer a una madre que al parir, un hijo sin presumir su condición de mujer. 29. Que lo que sigue es inmenso que merece un monumento es grandioso y elocuente que no se explica en la mente como un universo extenso. 30. Y no se puede alcanzar sin un llanto de emoción como mejor oración que pudiera dedicar. 31. Que en su cuerpo albergara el mas preciado alimento como ansiado juramento que de golpe se lograra. 32. Y esa leche es savia pura es amor y es esperanza que en el recuerdo se alcanza a tornarse el alma dura. 33. Que una madre que amamanta es un sol de primavera no exagero si dijera que se parece a una santa. 34. Y si comer se permite es tan solo por sumarse un deposito al armarse todo aquello que transmite. 35. Y así sin medir horario durante todo sus días ve crecer todas sus crías mientras sea necesario. 36. De golpe se corta pronto el primer cordón del hijo cuando empieza la enseñanza y del vientre la añoranza le surge como un prefijo que al niño lo vuelve un tonto. 37. Es la impresión de un momento, se le pasa en un ratito pero cumple el primer hito como quien sin espamento, 38. ya pudo desde temprano dedicarle en la crianza la mejor educación que nace como canción como nido de alabanza por la palma de la mano. 39. Y un hijo que preparado aprende en días de escuela será nota con esquela y amigo de lo primado. 40. Y toda la información que empiece a sumar en vida, ya nunca mas se le olvida por la fuerza y devoción, 41. que su madre ha de nutrir al acompañar su suerte y jamás dejar inerte hasta el día de partir. 42. Pasan horas, pasan noches, materias, maestros, llantos, risas, gritos y cantos, y una lluvia de reproches. 43. Y la madre siempre atenta cuidando todos los pasos como fino marcapasos, y al peligro nunca lenta. 44. Los enojos son constantes los epítetos se suman pero nunca se consuman por saberse disonantes. 45. Y si se busca la fama, el poder o la fortuna para poder trascender una madre ha de tener la trascendencia en la cuna el día que Dios la llama. 46. Pero de tantos caminos que bifurcan sus senderos eligiéndose el más puro como el acero mas duro tan solo por ser primeros de sentimientos tan finos. 47. La mujer guarda en su seno una lluvia de bondades para evitar las maldades y enfrentárselas de lleno. 48. Y multiplica sus cantos, se da tiempo para todo y al igualarla ya no hay modo de imitarle sus encantos. 49. Que ser madre es solo una de sus acciones logradas, por las huellas de pisadas que va dejando en la luna. 50. Si un hogar esta ordenado se debe a su sabia mano sin que nada a contramano se encuentre desordenado. 51. Y ya te deja perplejo si cocina, limpia o plancha pareciendo una avalancha sin mirarse en el espejo. 52. Solo resta descubrir si quien se sienta a su lado no mira para otro lado a la hora de elegir. 53. Motivado por ropaje llamativo, escandaloso, que perturba al que es odioso, a quien seduce el encaje. 54. Como si en unos minutos despojada la armadura, quedara carne madura sin apliques ni atributos. 55. Mintiendo sus intenciones por lograr ascenso o fama revolcándose en la cama como el mayor de los dones. 56. Y aquel que pisa el palito tentándose por los gritos de matracas y de pitos cuando se quede solito, 57. Recordara con tristeza aquellas horas pasadas que por conquistas logradas lo dejo ya sin nobleza. 58. Y entonces ya será tarde, aunque arrepentido se ande cuando la mujer lo mande sin espamento ni alarde, 59. a despertar de mañana con quien de noche se luce y de golpe ya se cruce al descubrir su macana. 60. Y en la vereda de enfrente el hombre que al no cambiar se empeña en ya mejorar mirándose con su lente; 61. empeñándose en cuidar su jardín todos los días, disfrutara del placer de quien ha de merecer las mejores melodías que supo en su alma anidar. 62. Porque a las muchas bondades de la mujer en la casa se le suma la que pasa por muchas necesidades, 63. y deben rendir tributo a buscar sustento afuera para que a su hogar trajera la respuesta de sus frutos. 64. Y a la hora de sumar sus muchas habilidades sin nunca comodidades pudiérase disfrutar. 65. Ya van faltando más dedos para sumar sus acciones de muy nutridas canciones que lanza como torpedos. 66. Y si no es creíble el punto prepárese la atención que ahí va la distinción de tan notable conjunto. 67. Es madre y atiende al hijo se ocupa de la limpieza y de todo lo que empieza lo que al padre es crucifijo. 68. Se ocupa de la cocina de los platos y vajillas de las mesas y las sillas la ventana y la vitrina. 69. Y una vez todo ordenado se marcha hacia su trabajo tomando rumbo de atajo ganando tiempo logrado. 70. Y cuando vuelve a su hogar nadie se explica al momento como lograr que al evento ya tenga listo el ajuar. 71. Que es tal la comparación que no merece otro apodo ya que es única en su modo al disponer la atención. 72. Porque el marido y los hijos ya encuentran todo dispuesto sin que nadie haga de esto reconocidos prefijos. 73. Pero espérese un momento; porque al sumar cualidades de aquellas muchas bondades que le dan mayor sustento, 74. falta la de ser amante que en la lista destacable sorpréndase cuando hable con justo y alto parlante. 75. Porque ese ítem merece un grandioso poema aparte para resaltar el arte con que a su lado se crece. 76. Y si se queda con ganas y ansiedad por escuchar dispóngase a madrugar con pelo, pelado o canas. 77. Porque para la ocasión la mujer será al momento un sencillo monumento de tan notable canción. 78. La mujer cuando es amante es una flor, un remanso, que para ella el descanso es la canción de un cantante. 79. Y su suave melodía la entona con voz templada pues de noche o madrugada, es la luz de un nuevo día. 80. Y su afinado instrumento de suave contorno y forma cuando en silencio conforma su pausa para el evento; 81. es la imagen más graciosa de su grandiosa elocuencia cuando inicia la secuencia como una piedra preciosa. 82. Y habiendo que destacar un fruto de entre sus mantos se pierde entre los encantos debiéndolos mencionar. 83. Su piel es suave y hermosa como el mejor de los suelos cuándo por su cuerpo, ¡cielos! Se posa una mariposa. 84. Y cubre lo que se lucen del más preciado manjar, cuando se ha de destacar las líneas que la conducen. 85. Es agraciada al venir y cuando se va, ni hablar; que siempre parece estar con dulces a distribuir; 86. Se descubre la miel pura del más brillante tesoro que aquí lo que luce es oro de un volcán cuando supura. 87. Y como una reflexión muy sentida y armoniosa de quien es sensible diosa en tan notable ocasión, 88. se concluye en afirmar que la piel de la mujer es el lugar que al tejer se pudo el lazo lograr. 89. Y el matiz de un suave bello se desliza cual perfume quien por ella, ya presume el más ferviente destello. 90. Pero la piel solo cubre con manto de terciopelo aquello que por su celo se percibe y se descubre. 91. Y entonces al descorrer las hojas de las cortinas por la luz con que ilumina las fuentes de una mujer; 92. ya surge el agua más clara que pudo un ser anidar muy pronta y lista a brindar lo que al intento buscara. 93. Con una mirada te explora te seduce y te conmueve como caricia que llueve pareciéndose que implora. 94. Al dar la mano te llama a brindarte sin tapujos como prenda que por flujos al más leve viento inflama. 95. Cuando abraza es dinamita que suma tensión latente como un rugido potente que al instante se da cita. 96. Más en el preciso instante que se acerca a tiernos labios un sabor a caramelo, se llega en vuelo hasta el cielo al sentirse como un sabio de ser fulgurante amante. 97. El beso de una mujer se parece a una quimera; ¡quien pudiera, quien dijera! discernir y esclarecer! 98. ¡Como explicar y opinar el proceso de sentir como roces que al partir se pudieron cobijar! 99. El beso de la mujer es el sol de un día abierto de memorable concierto que se pudiera nacer. 100. Es el clamor de los montes; el rugido de los llanos, la caricia de mil manos los estruendos de bisontes. 101. Y es el canto de un poeta el grito de voz a pleno que encierra amor en su seno como estruendo de trompeta. 102. La caricia de sus manos, es otro de los halagos que donde va haciendo estragos de sentimientos muy sanos; 103. te permite descubrir la sentida algarabía de una fuerte melodía que te hace sucumbir. 104. Con el pulgar te convence el índice te subyuga con el mayor te conjuga y el anular ya te vence. 105. Pero el meñique: ay, Dios! no te salvas de su lance que enseguida entras en trance y se pide: ¡con los dos! 106. Y quiso la adversidad que la mujer cual humanos solo tuviera dos manos de tal singularidad. 107. Mas ante la ocasión cual pulpo se multiplica, los tentáculos aplica por tanta disposición. 108. Y luego de este preludio de amagues, juegos y danzas se vienen nomás las lanzas que al poco espacio, repudio. 109. Porque siempre el tiempo pasa y nunca ni se detiene y aquí el segundo tiene lo que el ladrillo a la casa. 110. Mas si alguna vez pudiera el reloj ya detenerse, quien quisiera relamerse con los colmillos de fiera. 111. Cuando llega ese momento tan esperado y ansiado se vuelve uno atolondrado y los detalles, no cuento. 112. Pero haya imaginacion; que suelten cantos al viento que el trueno ya sé este atento que no habrá comparación. 113. Que la mujer cual león, de aquella suave caricia de golpe se puso: ¡albricia! como un melocotón. 114. Y en afán de comparar la fruta más deliciosa pensar por la más sabrosa la cual habrá de igualar. 115. Se me ocurre la sandía; que se hace agua en la boca, pero el vino la trastoca de noche o al mediodía. 116. Roja, fresca y nutritiva, quien no pide otro bocado que repetir no es pecado, deleite de la saliva. 117. De las flores solo hay una, que asemeja su bondad con algo de adversidad que nace desde la cuna. 118. Es la rosa con su espina que dificulta el alcance pero quien disfrute el lance de llegar a la colina. 119. Mas entre los animales no hay duda que es el león que se parece a un peón cuando descansa entre iguales. 120. Pero es el rey de las ciencias no hay duda de ello al respecto quien dude el camino recto sufrirá las consecuencias. 121. Y volviendo a aquel asunto de sublime ostentación del manjar de la ocasión sintetizado en un punto: 122. Llegando a la conclusión que amar es la vida dar al ser que abra de abrigar la mejor de la ilusión; 123. y procurar la bondad de quien al lado ha de estar y la vida junto andar buscando felicidad; 124. un tiempo ha de dedicar para entonces descubrir por donde ha de sucumbir a pleno, sin claudicar. 125. Y esmerarse por buscar la máxima algarabía por la mayor alegría que así del amor, lograr. 126. Y jamás ser egoísta ni cauteloso ni avaro que así ha de pagar muy caro con la soledad de artista. 127. Que el arte de una conquista se mide por la humildad y la gran humanidad, perdonen que en esto insista. 128. Que habrase de recibir logrando tal cometido un terremoto de acciones y valiosas sensaciones y estimulo repartido dejándole dirigir. 129. Que el mejor piloto pierde ante tamaña destreza y sabia, naturaleza cuando a la mujer, se muerde. 130. Y el circuito se termina después de muchos descansos dejando los rayos mansos, descorrida la cortina. 131. Y perdida la contienda por goleada no contada imposible enumerada; espero que se me entienda. 132. Mas llegando a este momento de concluir estos versos por tantos tiempos adversos pido un solo instante, atento: 133. Es madre, pues da la vida; es la mejor compañera no miento si aquí dijera que todo en ella convida; 134. la mayor entrega pura de lo que en ella albergara para de quien ya lograra despojarle la armadura. 135. Y desde ya que hay de todo que no existe la perfecta mujer que en todo muy recta no caiga jamás al lodo. 136. Pero aléjese el error de tentarse por los ruidos de aquellos que en tiempos idos parecen, fueron mejor. 137. Son muy pocas y estruendosas desprejuiciadas y errantes con destellos fulgurantes y cáscaras muy odiosas. 138. Las otras, las verdaderas, se encuentran todos los días en el campo o la ciudad; no tienen ellas maldad son luz de los mediodía, cual vuelo de enredaderas. 139. Para ellas este homenaje, reconocimiento justo; el más reluciente busto del más relucido traje. 140. Que suelten voces al viento que canten coplas al aire que ninguno haga desaire y amoldarse al monumento. 141. Que la respuesta segura para ya juzgarse a un hombre ya vendrá cual sobrenombre de aquella mujer más pura. 142. Solo quise aquí rendir un justo resarcimiento a la mujer, al momento que se pudiera sentir. 143. Que siempre han de sorprender con ruleros o con ligas con plumas o con tijeras, serán las que más ligeras en el reparto de migas ya podrase comprender. 144. Porque cuando ella reaccione no alcanza ni un regimiento para alzar en ese evento lo que solo Dios dispone. 145. Y entonces, no habrá respiro para aquel que ha delinquido; tendrá que haberse ya ido sin tiempo para el suspiro. 146. Y una vez más la mujer levantará la bandera de la mejor regadera que ya se pudiera ver. 147. Y el grito tan retenido de libertad y justicia será pasto sin malicia del bienestar bienvenido. 148. Y la mayor ilusión es esperar la temida reacción tan contenida que vendrá con devoción. 149. Y a la mujer, el mayor respeto por sus temblores y los mejores honores dedicados con amor. 150. Y por ultimo: Mujer! la más bella de las Diosas; la más grande fortaleza como la naturaleza, relaciones ventajosas que se pudieran querer.