Comentario de texto Leandro Fernández de Moratín (1760-1828), El sí de las niñas. TEXTO: DOÑA FRANCISCA.- Haré lo que mi madre me manda, y me casaré con usted. DON DIEGO.- ¿Y después, Paquita? DOÑA FRANCISCA.- Después… y mientras me dure la vida, seré mujer de bien. DON DIEGO.- Eso no lo puedo yo dudar… Pero si usted me considera como el que ha de ser hasta la muerte su compañero y su amigo, dígame usted, estos títulos ¿no me dan algún derecho para merecer de usted mayor confianza? ¿No he de lograr que usted me diga la causa de su dolor? Y no para satisfacer una impertinente curiosidad, sino para emplear método en su consuelo, en mejorar su suerte, en hacerla dichosa, si mi conato y mis diligencias pudiesen tanto. DOÑA FRANCISCA.- ¡Dichas para mí!… Ya se acabaron. DON DIEGO.- ¿Por qué? DOÑA FRANCISCA.- Nunca diré por qué. DON DIEGO.- Pero ¡qué obstinado, qué imprudente silencio!… Cuando usted misma debe presumir que no estoy ignorante de lo que hay. DOÑA FRANCISCA.- Si usted lo ignora, señor don Diego, por Dios no finja que lo sabe; y si, en efecto, lo sabe usted, no me lo pregunte. DON DIEGO.- Bien está. Una vez que no hay nada que decir, que esa aflicción y esas lágrimas son voluntarias, hoy llegaremos a Madrid, y dentro de ocho días será usted mi mujer. DOÑA FRANCISCA.- Y daré gusto a mi madre. DON DIEGO.- Y vivirá usted infeliz. DOÑA FRANCISCA.- Ya lo sé. DON DIEGO.- Ve aquí los frutos de la educación. Esto es lo que se llama criar bien a una niña: enseñarla a que desmienta y oculte las pasiones más inocentes con una pérfida disimulación. Las juzgan honestas luego que las ven instruidas en el arte de callar y mentir. Se obstinan en que el temperamento, la edad ni el genio no han de tener influencia alguna en sus inclinaciones, o en que su voluntad ha de torcerse al capricho de quien las gobierna. Todo se las permite, menos la sinceridad. Con tal que no digan lo que sienten, con tal que finjan aborrecer lo que más desean,con tal que se presten a pronunciar, cuando se lo manden, un sí perjuro, sacrílego, origen de tantos escándalos, ya están bien criadas, y se llama excelente educación la que inspira en ellas el temor, la astucia y el silencio de un esclavo. Cuestiones: Señala la organización de las ideas del texto y determina el tema. Realiza una redacción en la que expliques por qué se trata de un texto dramático. Aspectos de interés sobre El sí de las niñas. Estructura: Comedia dividida en tres actos de 9, 16 y 13 escenas, respectivamente. En todo lo demás se ajusta a la estética del neoclasicismo, y son patentes las unidades de acción, lugar y tiempo, pues la única acción, que se desarrolla en el mismo sitio, da inicio a las siete de la tarde y termina a las cinco de la mañana siguiente. Sinopsis: Don Diego, un acaudalado caballero de unos 60 años de edad, espera en una posada de Alcalá de Henares la llegada de dos damas, doña Irene y su hija Paquita, hermosa joven de 16 años, procedentes de Guadalajara. Doña Irene, viuda y pobre, ha ido allá para sacar a Paquita del convento donde estaba educándose pues, contra la voluntad de la joven, aunque no lo manifieste por respeto hacia su madre, la ha destinado ya a don Diego, quien según su opinión y debido a sus virtudes, “es el hombre ideal para mi hija”, además de que tal matrimonio solucionaría sus apuros económicos. Pero Carlos, sobrino de don Diego, oficial culto, valiente y caballeroso, sin que su tío lo supiese y sin que él conociera los planes de su tío, también se ha enamorado de Paquita desde tiempo atrás, por lo que se habían estado viendo por las noches en el jardín del convento, con la complicidad de la criada de la joven, quedando el secreto sólo entre ellos. Por una carta de Paquita, Carlos se entera de las pretensiones de doña Irene y se presenta en la posada para rescatar a la muchacha de tan desagradable situación. De pronto, tío y sobrino se encuentran y se reconocen. Ninguno de los dos confiesa al otro los motivos de su estancia en Alcalá. Don Diego se enfada y ordena a su sobrino que se marche a cumplir con sus obligaciones militares. Carlos, por respeto, obedece; pero, en medio de la noche, una carta de Carlos dirigida a Paquita llega por equivocación a manos de don Diego y éste, al enterarse de todo, exige sinceridad a la joven quien le confiesa haber aceptado casarse con él sólo porque se había resignado a obedecer a su madre. Don Diego ordena a Carlos que regrese y más tarde le expone los hechos a doña Irene. Ésta se indigna y recrimina a su hija, pero don Diego comprende la pasión de los jóvenes y, al darse cuenta de lo ridículo de sus pretensiones ante la juventud de los enamorados, renuncia a sus aspiraciones, une las manos de Carlos y Paquita, y abraza como padre a la que quería hacer su esposa. Culpa de todo este enojoso asunto al "abuso de la autoridad, a la opresión que la juventud padece en manos de padres y tutores" y, lleno de bondad, bendice a la pareja afirmando que también- será feliz con los hijos de aquel matrimonio que él ha hecho posible. Intención de la obra: Atendiendo a su contenido, esta obra persigue un fin moral al criticar las costumbres de la época y ofrecer como ejemplo contrario la conducta seguida por don Diego.