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CRITICA A LA ACTUAL SITUACION DE ENVIOS DE DATOS DESDE LOS
REGISTROS DE LA PROPIEDAD AL CATASTRO
Por
Oscar Germán Vázquez Asenjo.
Registrador de la Propiedad de Chiva nº1
“Los notarios y registradores de la propiedad remitirán a la Gerencia o
Subgerencia del Catastro en cuyo ámbito radique el inmueble, en la forma que
reglamentariamente se determine y dentro de los 20 primeros días de cada
mes, información relativa a los documentos por ellos autorizados o que hayan
generado una inscripción registral en el mes anterior, en los que consten
hechos, actos o negocios susceptibles de inscripción en el Catastro Inmobiliario.
En dicha información se consignará de forma separada la identidad de las
personas que hayan incumplido la obligación de aportar la referencia catastral
establecida en el artículo 40”.
El artículo 36.3 del TRLCI concentra toda la relación que el Registro de la Propiedad
mantiene en este momento con la institución catastral. Este precepto establece una
obligación de envíos mensuales que, en definitiva y en la práctica habitual, consiste en la
simple remisión de las nuevas titularidades registrales que se producen como
consecuencia de la práctica de asientos registrales. Esta técnica, en la que abunda el
desarrollo reglamentario del precepto expuesto, es del todo punto defectuosa y
anacrónica, responde a unas condiciones tecnológicas absolutamente diferentes de las
que hoy disponemos y entiendo que necesariamente debe ser superada por las siguientes
razones:
Primero: El envío tiene un objeto equivocado.
Porque el artículo 36.3 del TRLCI habla de “….actos o negocios susceptibles de inscripción
en el Catastro Inmobiliario….”, cuando de lo que se trata es de la constancia catastral
(amén de otros datos espaciales inscritos en el Registro que se ignoran) de las
titularidades, en este caso registrales, con independencia de cual sea el acto o negocio
que genera dicha titularidad. Lo que resulta de verdadero interés para el Catastro son las
titularidades, no las cualidades jurídicas (heredero, comprador, donatario) de esos
titulares.
Segundo: El envío no satisface las verdaderas necesidades de colaboración.
Porque el artículo 36.3 del TRLCI es ajeno a cualquier análisis espacial del territorio,
Critica a la actual situación de los envíos de datos desde los Registros de la Propiedad al Catastro
El Real Decreto Legislativo 1/2004, de 5 de marzo, por el que se aprueba el texto
refundido de la Ley del Catastro Inmobiliario en el punto tercero de su artículo 36 señala:
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habla de”…la comunicación de los hechos, actos y negocios inscritos en el Registro de la
Propiedad que sean susceptibles de inscripción catastral…”, sin establecer ninguna
relación concreta entre la parcela y la finca registral, ni especificar ningún procedimiento
determinado de interoperabilidad entre ambas categorías de entidades. La relación
Catastro-Registro debería ser el cauce para solucionar los problemas de “conciencia”
catastral de los dominios inscritos. El contenido del envío carece de control de calidad
alguno y la consecuencia es que todo el proceso queda reducido a un simple envío
analógico de titularidades en algunos casos incorrectas.
Tercero: El envío ignora la falta de correspondencia entre finca y parcela.
Porque el artículo 36.3 del TRLCI, como consecuencia de lo anterior, ignora
completamente la posible falta de correspondencia descriptiva entre una finca registral y
la correspondiente parcela catastral situada en la misma parte del territorio. De tal forma
que si se envía la titularidad de una finca y esta no tiene correspondencia catastral,
porque no se ha efectuado análisis espacial alguno de la referencia catastral incorporada
al título, obviamente se estará cometiendo un error en la identificación del titular de la
parcela.
Cuarto: El concepto de envío es erróneo.
Porque el artículo 36.3 TRLCI maneja un concepto, el de “envío”, hoy en día
técnicamente superado. En materia de información espacial el propio concepto de envío
hoy en día constituye un error, ya que, por principio, en el marco de una Infraestructura
de Datos Espaciales, a la información se “accede” digitalmente, la misma no se remite,
envía o notifica manualmente. Esto implica necesariamente una puesta a disposición por
parte de los Registros de la Propiedad (y consiguientemente la realización de un especial
esfuerzo) de todos los datos espaciales que puedan resultar de interés catastral.
Quinto: Los efectos del envío son solo particulares.
Porque el artículo 36.3 TRLCI hace un tratamiento del envío del dato registral al Catastro
que solo produce efectos particulares entre ambas instituciones. En realidad tan solo
produce beneficios aparentes para el Catastro, sin que el resto de administraciones y
ciudadanos se beneficien del intercambio de información producido. Una de las
principales consecuencias de la implantación de una relación digital de colaboración, es
decir la utilización de la firma electrónica reconocida para realizar los intercambios de
información es que una vez el dato ha sido creado digitalmente (firmado
electrónicamente) este ha de producir consecuencias globales para todos los operadores.
Sexto: El envío es manual.
Porque el procedimiento del que trata el artículo 36.3 TRLCI es solo un envío manual o
analógico, depende de la voluntad humana y por lo tanto se halla sujeta a constantes
errores tanto la determinación de la cuantía, como la periodicidad y efectividad con la
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Oscar G. Vázquez Asenjo
que se lleva a cabo su remisión. No existe un canal de intercambio independiente del
factor humano de remisión. Generado un dato electrónico, este ha de producir el efecto
deseado automáticamente, sin intervención de operación manual repetitiva alguna.
Séptimo: El envío es tecnológicamente incómodo y pesado.
Octavo: Los datos del envío son temporalmente limitados.
Porque el envío que regula el artículo 36.3 del TRLCI, a pesar de resultar muy costoso e
imperfecto, es además un envío parcial; solo se comunican al Catastro las titularidades
dominicales registrales que han sido objeto de modificación en un periodo excesivamente
reciente, el del mes anterior. Los envíos no son susceptibles de abarcar la totalidad de
las titularidades registrales existentes, hayan o no sido modificadas y por lo tanto si el
Catastro precisa algún dato de titularidad no modificada recientemente no podrá acceder
al mismo de manera operativa.
Noveno: El envío solo abarca datos parciales
Porque el envío que regula el artículo 36.3 del TRLCI se encuentra limitado únicamente a
las titularidades registrales, no al resto de datos espaciales contenidos en el Registro.
Lejos de reclamar el envío de la naturaleza del acto o negocio inscrito, lo que debería
establecerse es la interoperabilidad respecto a todos aquellos datos económicos que
constan asentados en los libros de los Registros de la Propiedad y que resultan de
evidente interés para la determinación actualizada del valor catastral de las parcelas.
Critica a la actual situación de los envíos de datos desde los Registros de la Propiedad al Catastro
Porque la regulación del Artículo 36.3 del TRLCI y su desarrollo reglamentario establecen
un modo de envío tecnológicamente incómodo y pesado, ya que objetivamente este
precepto obliga a enviar grandes volúmenes de información alfanumérica difícilmente
tratable, sin acompañar información gráfica alguna que la soporte. Lo importante es
disponer automáticamente del dato a utilizar, no de una ingente masa de datos que no
se sabe cuando habrán de ser utilizados.
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