2. Cantares de gesta. Poema Cid - Lengua castellana y literatura

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Jesús Gallego Montero
AMENTO DE LENGUA Y LITE
DEPARTAMENTO DE LENGUA Y LITERATURA
1. LOS CANTARES DE GESTA MEDIEVALES1
1.1. EL MESTER DE JUGLARÍA
- El canto y el relato oral son los modos normales de producirse y de
transmitirse la literatura en buena parte de la Edad Media. Esta literatura oral
la llamamos literatura tradicional.
- Los transmisores de esta literatura fueron los juglares (en aldeas, cortes de
nobles y reyes, ciudades, siempre ante un público). Ejercían lo que llamamos
Mester de juglaría. Buena parte de su oficio consistía en cantar relatos épicos
anónimos, como los cantares de gesta.
- En la Castilla medieval, los juglares cantan cantares de gesta (poemas
épicos) en verso: Son poemas épicos largos que narran los hechos de un
héroe, exaltándolo.
- Cronología de esta escuela: Siglos XII-XIV.
- Los cantares de gesta tenían una triple función:
Era una poesía popular que tenía una finalidad esencialmente
informativa, “noticiera”, semejante a la de los modernos medios
de comunicación.
El fin informativo se confunde con una intención didácticopropagandística: los cantares de gesta mostraban al pueblo las
virtudes de sus héroes, con lo que se fomentaba la admiración
hacia los miembros del estamento dominante y el respeto al
orden político-nobiliario.
Otra función es la puramente recreativa: la recitación o el canto
de los poemas épicos por los juglares, como espectáculo,
constituía una de las pocas diversiones del hombre medieval.
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Para la elaboración de esta ficha se han utilizado, en parte, los textos citados en la bibliografía recomendada.
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1.2. CANTARES DE GESTA CONSERVADOS Y PERDIDOS
Dado el carácter oral de los cantares de gesta, solo ha llegado a
nosotros un texto casi completo, el Poema del Mio Cid, y unos cien versos del
llamado Poema de Roncesvallles.
Entre los poemas épicos perdidos, de los que tenemos noticias a través
de las crónicas históricas, en las que se incluyeron prosificados, y de ciertos
romances viejos, se encuentran: el Poema de los siete infantes de Lara, el
Poema de Fernán González y el Cantar de Sancho II y el cerco de Zamora.
1.3. POEMA DEL MÍO CID
1.3.1. Fecha del poema: los investigadores proponen soluciones diferentes.
Los estudios más recientes lo sitúan hacia finales del siglo XII o comienzos del
XIII, entre 1201 y 1207. Al final del códice aparece un explicit2; en la primera
de las notas añadidas se dice: “Per Abbat le escribió, / en el mes de mayo, /
en era de mil / y C[C]XLV años” (año que corresponde, según el calendario
actual, a 1207).
1.3.2. Autoría: se desconoce el autor o autores. Hay que recordar que se
conserva este poema épico en un manuscrito guardado en la Biblioteca
Nacional de Madrid. En este manuscrito se dice, al final del poema, que fue
copiado por un tal Per (Pedro) Abad en 1207. Para Collin Smith este Per Abad
es realmente el autor. Para Ramón Menéndez Pidal, el Poema del Mío Cid
fue creado por dos autores o dos juglares: el que llama poeta del pueblo de
San Esteban de Gormaz sería el responsable del cantar I, parte del cantar II y
un poco del III, es decir, las partes en las que prevalecen los aspectos
informativos y verosímiles sobre los artísticos. Sobre el texto de este autor
trabajaría el juglar de Medinaceli, un refundidor, al que Menéndez Pidal le
atribuye los aspectos más novelescos.
1.3.3. Versificación: 3730 versos (debió tener más en su día), escritos en una
estrofa cuyo número de versos es impreciso, llamada tirada. Estas tiradas son
asonantadas (riman sólo las vocales finales del verso a partir de la vocal
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El explicit es una especie de colofón situado en el final del manuscrito, en el que el copista o autor del códice
solía identificarse y poner lugar y fecha de creación.
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tónica de la palabra) y la medida de sus versos es irregular (no todos con
igual medida, aunque en general predominan los de catorce sílabas
divididos en dos hemistiquios. Puede haber, pues, versos de 7+7, 6+7, 7+8,
etc.).
1.3.4. Estructura: se divide el poema en tres partes:
-
Cantar del destierro.
-
Cantar de las bodas de las hijas del Cid.
-
Cantar de la afrenta de Corpes.
1.3.5. Lengua y estilo: los principales rasgos son los siguientes:
- La escasez de adjetivos, que se reservan para los pasajes de mayor
impacto descriptivo.
- El predominio de la yuxtaposición y la coordinación oracional sobre la
subordinación.
- Un léxico concreto, en el que abundan términos cotidianos, pero
también arcaísmos, latinismos de origen eclesiástico y arabismos.
- La sobriedad, la claridad y la sencillez del lenguaje, todas ellas al
servicio de la narración y descripción épicas, con un estilo realista.
- Expresiones formulísticas que se repiten con frecuencia, como el
epíteto épico: “¡Pronto os vais, mi buen Minaya!”
- Las llamadas de atención al auditorio por parte del narrador (veréis,
oíd), que son indicativas de la oralidad del discurso por parte del juglar.
- la obra adquiere un perfil dramático gracias a la presencia
abundante del diálogo.
1.3.6. Personajes:
En cuanto al personaje principal, hay que distinguir entre el Rodrigo
Díaz de Vivar real (el Cid personaje importante de la Reconquista) y el
Rodrigo ficticio (el Cid personaje de ficción del Poema, generado gracias
a la existencia del personaje real y cuya historia, el poema, fue difundida
por los juglares con gran dosis de exaltación heroica y mezclando lo real y
lo novelesco).
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Desde el punto de vista social, el Cid es un infanzón que pertenece a
la baja nobleza. Sin embargo, en el poema actúa como un hombre de
gran personalidad y superior a los nobles de mayor alcurnia.
Es un hombre movido por la mesura, la fidelidad a su rey, la
religiosidad, la inteligencia estratégica, la valentía, la sabiduría, la fuerza
física, la solidaridad con los suyos e, incluso, el humor.
El Cid es un personaje que evoluciona a lo largo del poema. Al
principio lo encontramos en el más absoluto deshonor, acusado de traidor
al rey por haber robado los tributos impuestos a los árabes. Es desterrado y
tiene que dirigirse a la frontera, a territorio árabe. Se ve, pues, obligado a
luchar contra los árabes con pocos hombres. Consigue vencer en
sucesivas batallas, conquistar Valencia y cederla a su rey, a pesar de ser
un hombre acusado de traición. Con ello va recuperando poco a poco
territorios y, gracias a su valor, sabiduría y fuerza, el honor perdido. Al final
del poema, el personaje alcanza la cima en cuanto a posición social.
2. TEXTO
LA DESPEDIDA EN EL MONASTERIO DE CARDEÑA (vv. 262-375)
Afevos doña Ximena
con sus fijas do va llegando;
señas dueñas las traen e adúzenlas adelant.
Ante el Campeador doña Ximena fincó los inojos amos.
Llorava de los ojos,
quísole besar las manos:
“¡Merced, Campeador,
en hora buena fuestes nacido!
por malos mestureros
de tiera sodes echado.
¡Merced, ya Çid,
barba tan complida!
Feme ante vos
yoe vuestras fijas,
iffantes son
e de días chicas,
con aquestas mis dueñas
de quien soy yo servida.
Ya lo veo
que estades vos en ida
e nos de vos
partirnos hemos en vida.
¡Dadnos consejo,
por amor de Santa María!”
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Enclinó las manos
a las sus fijas
la barba vellida,
en brazos las prendía.
Llegóselas al coraçón
ca mucho las quería.
Llora de los ojos,
tan fuertemientre sospira:
“¡Ya doña Ximena,
la mi mugier tan complida,
como a la mi alma
yo tanto vos quería!
Ya lo vedes
que partir nos hemos en vida,
yo iré e vos
fincaredes remanida.
¡Plega a Dios
e a Santa María
que aun con mis manos
e que dé ventura
case estas mis fijas
e algunos días vida,
e vos, mugier ondrada,
de mí seades servida[…]
Tañen a maitines
a una priessa tan grand;
mio Çid e su mugier
a la iglesia van.
Echose doña Ximena
en las gradas delante el altar
rogando al Criador
cuanto ella mejor sabe,
que a mio Çid el Campeador
que Dios le curias de mal[…]
El Çid a doña Ximena
ívala abraçar;
doña Ximena al Çid
la mano le va besar,
llorando de los ojos,
que non sabe qué se far.
E él a las niñas
tornolas a catar:
“A Dios vos acomiendo
e al Padre spiritual;
agora nos partimos,
Dios sabe el ajuntar.”
Llorando de los ojos,
que no viestes atal,
assí se parten unos de otros
commo la uña de la carne.
BREVE COMENTARIO
En estos versos se plantean el encuentro y la despedida del Cid y doña
Ximena. Es una escena entrañable y sorprendente, sobre todo porque vemos
a un guerrero lleno de dolor e incluso llorando (“llorando de los ojos”),
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profundamente emotiva en un cantar de gesta. En el fondo, tiene cierto
valor lírico, más que épico, por el dolor mostrado por la familia ante la
separación, junto con la incertidumbre y la esperanza del futuro.
Por otro lado vemos una de las primeras metáforas de la literatura en
castellano: “assí se parten unos de otros
commo la uña de la carne”.
Como dijo Pedro Salinas3, se trata del primer esfuerzo por decir las cosas de
otra manera, por usar la poesía para emocionar al oyente. Una metáfora
brutal, dura, violenta. Una comparación entre el sufrimiento del alma y un
agudo dolor físico. Magnífico poeta desconocido.
Intenta identificar los epítetos épicos y analiza la métrica del fragmento.
3. BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA
ALVAR, Carlos, y GÓMEZ MORENO, Ángel, La poesía épica y de clerecía
medievales, Madrid, Taurus, 1988.
Cantar de Mio Cid, ed. Alberto Montaner, Barcelona, Galaxia GutenbergRAE, 2011.
LÓPEZ ESTRADA, Francisco, Panorama crítico sobre el ‘Poema del Mio Cid’,
Madrid, Castalia, 1982.
MENÉNDEZ PIDAL, Ramón, La epopeya castellana a través de la literatura
española, Madrid, Espasa-Calpe, Austral, nº 1561, 1974 (1ª ed. 1945).
MENÉNDEZ PIDAL, Ramón, Poesía juglaresca y juglares. Aspectos de la historia
literaria y cultural de España, Madrid, Espasa-Calpe, Austral, nº 300, 19838 (1.ª
ed. 1942).
QUIÑONERO HERNÁNDEZ, José, Mester de juglaría. ‘Poema de Mio Cid’
(selección), Barcelona, Ediciones Octaedro, Lecturas de Bachillerato, 1997.
3
Pedro Salinas y Solita Salinas de Marichal, La realidad y el deseo, Madrid, Ariel, 1976.
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