Libre comercio, crecimiento y medio ambiente: mejora el medio

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Libre comercio, crecimiento y medio ambiente:
mejora el medio ambiente con el crecimiento?
Jorge Gayoso1
Valdivia, Abril de 1999
Resumen
Este trabajo presenta una antigua discusión que viene siendo abordada con gran intensidad
desde que aparece el primer informe sobre límites al crecimiento del Club de Roma, en 1972.
No obstante, la importancia y vigencia del tema lleva a revisar los argumentos que demuestran
si mejora o no el medio ambiente con el crecimiento y si existe algún límite óptimo para él. Con
este objeto se introduce en la relación economía y medio ambiente, analiza las distintas
opiniones sobre los límites del crecimiento por restricciones ambientales, la forma de medir el
crecimiento considerando los efectos sobre el medio ambiente y, cómo encontrar un camino de
solución. Este análisis comprende entre otros, el planteamiento del problema –el conflicto, las
relaciones entre crecimiento y ambiente, los límites del crecimiento, los indicadores apropiados
y la hipótesis del valor umbral.
Introducción
El título propuesto sugiere una relación entre economía y medio ambiente, particularmente
entre las estrategias del libre comercio orientadas a alcanzar metas de crecimiento y los
efectos sobre el medio ambiente2 . La pregunta que lo acompaña establece de la partida la
duda, si la relación entre el crecimiento y las mejoras sobre el medio ambiente es directa o
inversa. La hipótesis será por tanto la pregunta del encabezado y lo importante será
establecer si hay ciertas condiciones bajo las cuales esta relación es verdadera o no.
Aún cuando no parece ser condición suficiente, el libre comercio y el comercio
internacional pueden promover el crecimiento en el largo plazo. Esto se debería, a que la
incorporación de la economía local a la mundial, permite una reasignación de los factores
productivos de acuerdo con las ventajas comparativas y pone en actividad todas las fuerzas
productivas de la economía sobre aquellos factores de producción subutilizados, posibilita
un aumento de productividad local a precios internacionales y una especialización que
lleva a economías de escala, capital y tecnología (Meller y Vial, 1990, pág. 4). En
consecuencia, la expansión de las exportaciones genera un incremento de ingreso de los
factores productivos, insumos asociados al proceso de producción y de los ingresos
indirectos asociados a la expansión de la demanda3 . No obstante, la anterior aseveración es
1
Instituto de Manejo Forestal, Universidad Austral de Chile, Casilla 567, Valdivia, CHILE
Los términos crecimiento y medio ambiente se emplean bajo sus concepciones habituales. Crecimiento
como crecimiento económico y medido como la variación del Producto Geográfico Bruto. Medio Ambiente
comprendiendo el medio natural (físico y biológico) y el humano.
3
Así, el crecimiento económico surge como resultado de la acumulación de capital, el aumento de la fuerza
de trabajo y la innovación tecnológica.
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2
discutida especialmente en países que exportan recursos naturales con baja elasticidad
precio e ingreso y en los casos donde se genera dependencia y dominación por empresas
multinacionales (Meller y Vial, 1990, pág.7). Así, el conflicto entre libre mercado y medio
ambiente sería el resultado de la asignación ineficiente de los recursos naturales a lo largo
del tiempo.
Por otra parte, aunque el libre comercio es fuertemente cuestionado por su efecto
crecimiento e ingreso, al aumentar considerablemente las demandas sobre los factores
ambientales y recursos naturales (López, 1995, pág. 41), hay opiniones que señalan que sin
comercio entre los países sería difícil el crecimiento y desarrollo. “Si los países no crecen
no estarían en condiciones de proteger su medio ambiente, combatir los daños ambientales
o hacer uso eficiente de los recursos” señala Schmidheiny (1992, pág. 127).
Otro aspecto que podría tener un efecto positivo en la relación comercio y el cuidado del
ambiente, son las eventuales normativas impuestas por países desarrollados y que tendrían
que cumplir los países exportadores de recursos naturales, como es el caso de las
certificaciones y sellos ambientales.
Crecimiento y medio ambiente
Existe cierta aceptación en cuanto a que todo crecimiento económico y toda interferencia y
transformación de la naturaleza, alteran el medio ambiente natural4 . Sin embargo, no se
aprecia una posición consensuada en torno a si los efectos del crecimiento sobre el medio
ambiente humano, son positivos o negativos y si es compatible crecimiento con desarrollo5 .
A esto se suma la incertidumbre que provoca la falta de información sobre la cuantificación
de los daños ecológicos. No obstante, el diagnóstico generalizado es que el crecimiento en
economías basadas en el uso intensivo de recursos están conduciendo a un patrón de
desarrollo insostenible: disminución de la razón trabajo/producto, aumento en la intensidad
de capital de producción, incremento en el largo plazo del uso de energía y materias primas
por unidad de producto, incremento en degradación ambiental y tensión ecológica
(Karpagam, M. 1991, pág.174).
En cuanto a la mayor demanda por los factores productivos de la economía incluyendo los
recursos naturales y el medio ambiente natural, derivada del crecimiento, podría no ser un
problema; excepto, por las consecuencias derivadas de los fallos del mercado, de las
externalidades que el mercado no considera6 . Una solución para corregir estos fallos pasaría
por incorporar todos los costos y beneficios sociales asociados al medio ambiente al
4
Opinión de O. Sunkel, en: Schatan, J. 1993, pág. 161.
P. Meller (Schatán, J. 1993, pág. 121) opina que “no hay evidencia empírica que apunte si es efectivo que
mayores tasas de crecimiento implican un mayor deterioro de medio ambiente y si es efectivo que si tratamos
de mejorar la situación del medio ambiente afectamos o mejoramosla situación de los pobres”.
6
Anderson, T. (1992, pág. 148) señala que el las razones por qué el mercado falla “los mercados privados
son propensos a subestimar los valores de los servicios ambientales relacionados con los stocks de recursos in
situ, las tasas de interés privadas suelen ser más altas que las tasas sociales de descuento y el acceso común a
los recursos in situ puede impedir el surgimiento de mercados para estos recursos...” O sea, parte de la falla
habría estado en la asignación de los derechos de propiedad.
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conjunto de variables de decisión empleados por la comunidad en el proceso de desarrollo
(Büchi, 1993, pág. 54). ¿Pero será esto posible, dada la dificultad para valorar y cuantificar
los beneficios asociados a la protección del medio ambiente o sería simplemente un error
más el reducir todo a indicadores monetarios?7 En muchos casos parece una meta difícil o
imposible. Mientras tanto, algunas propuestas van por el lado de redefinir derechos de
propiedad, aplicar incentivos o impuestos según el caso o simplemente generar marcos
normativos. Por ahora, no cabe duda que existe real peligro que el crecimiento económico
en sí tienda a aumentar la presión y empeorar el uso de los recursos naturales y el medio
ambiente (López , 1995, pág. 42).
En países cuyas economías son fuertemente dependientes de los recursos naturales, el
crecimiento económico difícilmente puede ocurrir con prescindencia de una intensificación
en el uso de ellos. Bajo esta condición, la relación medio ambiente - crecimiento económico
tendría que darse al menos en un contexto de trade-off o complementariedad, propone
Santibáñez, et al. (1996, p.215).
Sin embargo, hay quienes postulan que en una perspectiva de largo plazo, los efectos
indirectos del crecimiento pueden ir en la dirección contraria (López, 1995, pág. 43). Es
decir, si el crecimiento hace consumidores más ricos y como el medio ambiente es un bien
superior8 , los consumidores al aumentar su ingreso estarían dispuestos a demandar y pagar
más por bienes y servicios del ambiente o una mejora en los recursos naturales. También,
en la perspectiva positivista, se puede esperar que el crecimiento provea los recursos para
financiar la protección ambiental. Así, por un lado el crecimiento genera presiones
ambientales destructivas, pero por otro proveería los recursos financieros que
potencialmente pueden ser utilizados para combatir el deterioro ambiental.
Otro aspecto que muestra una relación directa entre crecimiento y ambiente es el
relacionado con la tecnología. En general, una economía abierta tiende a incorporar las
nuevas tecnologías mucho más rápidamente que una economía cerrada y en consecuencia
puede ser favorable porque tienden a ser tecnologías limpias y más apropiadas con el
ambiente (López, 1995, pág. 43).
En el ámbito del ambiente social es donde muchos han tratado de centrar las ventajas del
crecimiento9 , haciendo prevalecer la preocupación por la pobreza por sobre el ambiente
natural y de alguna manera aceptando que el mejoramiento de una componente de la
calidad de vida pueda provocar el deterioro de otra, si la sociedad ha establecido esa
prioridad. No obstante, esto es discutible como señala Daly10 y Sunkel (1993, pág. 161)
7
Max-Neef (1998a, pág. 32) sostiene que “para todos los indicadores que tengan que ver con el medio
ambiente...debieran usarse indicadores relacionados con la energía utilizada en los procesos productivos”.
8
Los recursos naturales son generalmente superiores, en el sentido que tienen una elasticidad precio superior
a 1.
9
Büchi, H., Meller, P., Larraín, L. En un panel de comentaristas del Seminario sobre Crecimiento o
Desarrollo: Un debate sobre la sustentabilidad de los modelos económicos (Schatán, J. 1993).
10
“Si se ha sobrepasado el tamaño óptimo, entonces un crecimiento ulterior en el tamaño de la economía no
nos hará más ricos sino que, por el contrario, nos tornará más pobres...los costos marginales del mayor
crecimiento pasan a ser superiores a los beneficios marginales”, Daly (1993, pág. 26)
4
dado que “el deterioro del ambiente es brutalmente regresivo”. Además, sin lugar a dudas,
crecer para repartir, se contradice cuando se observa países con tasas de crecimiento
sostenido y donde persiste una inadecuada distribución del ingreso y por consiguiente se
mantienen altos niveles de pobreza.
Por lo tanto, la tendencia de la relación entre crecimiento y medio ambiente va a depender
mucho del problema que se analice. Según datos del Banco Mundial (Mahar, 1995, pág. 30)
existe evidencia de las distintas tendencias: relaciones directas para desperdicios
municipales per cápita, relaciones inversas para población sin servicios sanitarios y de U
invertida para contaminación del aire, con relación al incremento del ingreso per cápita.
Límites al crecimiento
Mientras la economía humana fue pequeña en relación al ambiente natural, sus recursos
fueron considerados infinitos. Pero la economía ha crecido y ha comenzado a tornar escasos
ciertos recursos. Esto lleva necesariamente a preguntarse cuál debe ser el tamaño óptimo
de la economía con relación al ecosistema. Daly (s/f, pág. 37), plantea que probablemente
“el mejor índice de la escala de la economía humana como una parte de la biosfera es el
porcentaje de apropiación humana del producto mundial total de fotosíntesis (NPP)11 ”.
Estudios estiman el ser humano utiliza directa o indirectamente un 25% del NPP global o
un 40% del potencial terrestre (Vitousek, et al. ,1986 citado por Daly). Esto permite estimar
que la economía humana podría llegar al límite de crecer 2,5 a 4 veces, según comparemos
con la NPP terrestre o la total. Para alcanzar una dimensión temporal, asumiendo una tasa
constante de consumo per cápita, se puede señalar que el tiempo para duplicar la economía
humana sería similar al tiempo necesario para duplicar la población, que es del orden de
cuarenta años. Las actuales perspectivas de crecimiento llevan a pensar que el límite se
alcanzará en un tiempo dramáticamente menor (Daly, 1993, pág.37-38).
Otra forma de plantearse si hay límites al crecimiento, es a través del principio del balance
de materiales, donde la actividad económica puede ser vista como un proceso de
transformación de materiales y energía (Kerrigan, 1994, pág.71). Esto sugiere, que a mayor
tamaño de la economía mayor es la cantidad generada de desechos. Como el ambiente
tiene una capacidad limitada de absorberlos sin daño extremo, existiría un límite a la
expansión de la economía (Turner, et al. 1994, pág. 41). También, relacionado con los
materiales y dada la naturaleza finita de los recursos no renovables disponibles, se puede
establecer otro límite al crecimiento12 .
No obstante, hay quienes piensan lo contrario o al menos creen que los límites no son tales.
Se plantea que los cambios en la tecnología hacen posible mayor actividad económica por
cada unidad de recurso natural dado y que la productividad de los recursos aumenta a través
11
(NPP) es la cantidad de energía solar capturada en fotosíntesis por los productores primarios, menos la
energía usada en su propio crecimiento y reproducción
12
Si un recurso renovable es usado sustentablemente, no será necesariamente un límite al crecimiento, pero
no se puede decir lo mismo de los no renovables, ya que por definición son finitos y no pueden ser
regenerados.
5
del tiempo, lo que posibilitaría la disponibilidad de los recursos por más tiempo13 . Además,
hay tendencia a descubrir más recursos, a emplear tecnologías menos contaminantes y a
controlar los desechos mediante reciclado de materiales. Quienes apuestan a las fuerzas del
mercado, señalan que si los recursos se ponen escasos entonces los precios subirán y esto
llevará a una disminución o sustitución de la demanda de ese recurso14 . Un último aspecto
planteado por optimistas, es que en muchos países el crecimiento poblacional estaría
bajando.
Sin embargo, es difícil compartir este peligroso optimismo que busca la ingenua
autojustificación de su actuación. Las tecnologías limpias, las menores tasas de crecimiento
poblacional y los beneficios de los logros en materia ambiental, no alcanzan sino a una
minoría de la población mundial. Sobrepasar los límites del crecimiento puede traer escasez
de algunos recursos, más hambre a los pobres del mundo y un aumento de la brecha entre
ricos y pobres, lo que puede significar más conflictos, enfermedades y deterioro para todos;
en muchas partes del mundo hay poblaciones que están cerca o incluso han sobrepasado la
capacidad de carga de sus ambientes15 . Esto lleva a ser prudentes en cuanto a promover el
crecimiento, a la necesaria investigación para determinar los indicadores apropiados para
medir desarrollo y cuantificar el límite óptimo para crecer y proponer caminos alternativos
para alcanzar un desarrollo sostenible.
Los indicadores apropiados
La economía y el crecimiento, en particular, se acostumbra medir como variaciones en un
indicador único, el ingreso per cápita (PIB) o en el producto geográfico bruto (PGB). Sin
embargo, el sistema de contabilidad económica tradicional ha sido criticado
conceptualmente por no incorporar en su determinación la depreciación del capital natural
ni medir de forma adecuada los costos ambientales de la actividad económica (Claude y
Pizarro, 1996, pág. 245; Fues, 1996, pág. 10; Castañeda, 1997, pág. 70) y porque incorpora
actividades económicas que no necesariamente ayudan al desarrollo de los países16 . Hoy, en
muchos países se trabaja con cuentas nacionales mejoradas que incluye la rebaja de stocks
de capital natural y algunos flujos que representan los costos ambientales (Meller, 1993,
pág. 119; Barker, 1992, pág. 3).
13
Se cita como ejemplo la reducción del consumo energético per cápita a nivel mundial.
Esto sería válido para algunos bienes que tienen precio, pero cuántos servicios ambientales no lo tienen?
15
Máxima población sustentable a un mínimo estándar de de vida necesario para sobrevivir.
16
“Incluye como contribuciones positivas tanto la construcción de una carretera como la de un hospital,
cuando el último resulta necesario sólo para tratar a todos los accidentados en esa carretera, o que la
producción de pesticidas se incluya en el PGB igual que el alto costo para recuperar posteriormente las napas
subterráneas de aguas intoxicadas por aquéllos”, Schatán, J 1993, pág. 9.
López (1995, pág. 45) también se refiere a “relaciones perversas en el caso de las cuentas nacionales”: si p.e.
se mejora la calidad de las aguas y se evitan numerosos caso de tifoidea y hepatitis, ello disminuiría los gastos
en salud, lo que a su vez aparece en las Cuentas Nacionales como una caída en el ingreso, en lugar de una
mejora.
14
6
Por su parte, la medición específica de los impactos positivos y negativos sobre el
ambiente, constituido por el ambiente natural físico y biológico y por el ambiente humano,
se ha abordado habitualmente desde cada disciplina. No obstante, se ha llegado a la
comprensión de la necesidad de evaluaciones transdisciplinarias, debido a las múltiples
interrelaciones del ambiente y que el resultado o efecto final no es correspondiente con la
suma de sus partes17 .
Si los anteriores indicadores son ampliamente discutidos, no lo son menos los nuevos
indicadores sobre desarrollo y sustentabilidad,
índices de: productividad, eficiencia
energética, eficiencia de uso de químicos, índices sintéticos de crecimiento económico con
indicadores sociales y en último término de medición del bienestar y calidad de vida18 . La
mayor dificultad en este último tipo de indicadores es la falta de acuerdo en la definición de
los objetivos del desarrollo y la falta de información para la comparación entre países. Por
ejemplo, mientras para el Comité de Asistencia para el Desarrollo (CAD) de la
Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), los objetivos se
centran en salud y educación19 , para la Comisión de las Naciones Unidas sobre Desarrollo
Sustentable (CSD) comprende un amplio conjunto de 134 coeficientes estadísticos referidos
a las áreas medioambiental, social, económica e institucional.
Un camino para establecer una relación entre economía y ambiente, lleva entonces a
contrastar el PGB contra algún indicador que considere calidad de vida. Un índice que
aparece especialmente atractivo a este objeto, es el índice de bienestar económico
sostenible (IBES) de Daly y Cobb (1990) citado por Castañeda (1997, pág. 70). Es un
índice sintético que trata de responder si el crecimiento económico contribuye al bienestar
social ajustando el consumo por los costos defensivos20 , distribución del ingreso, pérdida de
capital natural y agotamiento de recursos no renovables (Jackson y Marks, 1994, pág. 5-6).
Una propuesta similar es la que ha diseñado el Centro de Alternativas del Desarrollo para
medir cualitativamente la calidad de vida de los países (Max-Neef, 1998b, pág. 250).
La aplicación del índice IBES para Chile, muestra que a partir de los años 80 existe un
conflicto entre crecimiento económico y preservación del capital natural (Castañeda, 1997,
pág.71). Chile se encontraría en un patrón no sustentable, ya que mientras el PGB ha
aumentado durante los últimos 30 años, el IBES ha disminuido, es decir el crecimiento no
se ha traducido en un aumento real del bienestar. Al analizar los resultados de Castañeda
(1997, pág. 75) se aprecia que en el período 1965 y 1970 tanto el IBES como el PGB
siguen una estrecha correlación positiva. La mayor separación de los dos índices se acentúa
en la segunda mitad de los ochenta, lo que estaría relacionado con la disminución de capital
17
Métodos de evaluación de impactos ambientales: Matriz de Leopold, Método Batelle, Indices Ecológicos,
Criterios Relevantes Integrados, Modelos explicativos, etc. (Buroz, 1994).
18
Por ejemplo, el Indice de Desarrollo Humano (HDI) del PNUD: este índice compendia los promedios
nacionales de expectativa de vida, nivel educativo e ingresos per cápita (Kaul,I. 1996, pág.13).
19
Reducir a la mitad la población que vive en extrema pobreza, educación básica para todos, reducir en dos
tercios las cifras de mortalidad infantil correspondientes a 1990, eliminación de las desigualdades entre ambos
sexos en materia educativa (Fues, Th. 1999, pág.4)
20
Los gastos defensivos comprenden los que aumentando el gasto privado no aumentan el bienestar.
7
natural debida al incremento de las exportaciones basadas en estos recursos y a la
consideración de los efectos ambientales de largo plazo.
La hipótesis del valor umbral
La tendencia regresiva del IBES a partir de cierto valor del PGB ha sido encontrada para
distintos países, lo que ha llevado a plantearse la “hipótesis del valor umbral” 21 , aún en
proceso de validación (Max-Neef, 1998b, pág. 250). Según la observación del Indice de
Progreso Genuino (IPG) y el IBES, se propone que a partir de cierto PGB se iniciaría una
caída del índice de calidad de vida. Las diferencias de PGB entre los países desarrollados y
Chile (relación 3:1) y la coincidencia para varios países de un mismo período (71-73), para
este momento de quiebre, parecen señalar que el valor umbral podría estar sujeto a
variaciones por los efectos de grandes crisis, cambios estructurales y políticos, entre otros
(Castañeda, 1997, pág.23; Jackson y Marks, 1994, pág. 32).
Una hipótesis contraria de valor umbral es planteada a partir de cierta evidencia empírica,
es decir que no habría relación simple entre el crecimiento económico y el deterioro
ambiental (López, 1995, pág. 46). Se propone la existencia de una relación tipo U
invertida, donde a partir de cierto nivel de ingreso el deterioro ambiental no sólo se detiene
sino que empieza a mejorar. Este punto de inflexión, dependería de aspectos institucionales,
políticos, tecnológicos, y el factor analizado o capacidad de sustitución. López (1995)
citando a Grossman, para el caso de concentraciones atmosféricas de ciertos gases, señala
que estos descenderían a partir de los US$ 5000 a 6000 per cápita. Esto indudablemente,
no parece muy cierto en el caso de recursos naturales (bosques, pesca, biodiversidad) donde
se aprecia una tendencia al deterioro sin límites con el crecimiento. Entonces, resulta
evidente que este ejercicio mide elementos diferentes a los planteados en el valor umbral
propuesto por Max-Neef (op.cit.) a partir del IBES o IPG, al no reparar en los costos
defensivos y los efectos ambientales de largo plazo.
No obstante las dudas, lo importante es que tanto el IBES como el IPG y algunos
indicadores físicos, serían metodologías que podrían orientar a los países, según su cercanía
o distancia con el valor umbral, para diseñar sus estrategias de desarrollo.
Caminos de solución
A la luz de los antecedentes que reportan los índices agregados de calidad de vida y
bienestar, la hipótesis de si mejora el medio ambiente con el crecimiento, ha quedado
rechazada a juicio de este autor. No obstante, siendo improbables los cambios radicales, la
realidad lleva a pensar en soluciones que consideren un cierto trade-off entre el modelo
actual y la protección del medio ambiente.
21
“Aparentemente, en toda sociedad existe un período en el cual el crecimiento económico
convencionalmente entendido y medido conlleva un mejoramiento de la calidad de vida, pero sólo hasta un
cierto punto; después del cual si hay más crecimiento, la calidad de vida se empieza a deteriorar” (MaxNeef, 1998, pág.250).
8
Apostando al mercado para una solución de interfase. En lo fundamental existe acuerdo
que el crecimiento lleva presión a los recursos naturales, lo cual en gran parte de los casos
puede significar deterioro de la calidad ambiental. Pero, teniendo en cuenta que será difícil
cambiar el modelo o mientras ello ocurre, se podría usar las mismas fuerzas del mercado
para asegurar la incorporación de los servicios ambientales: ya sea, creando mercados en
servicios previamente libres,
estableciendo restricciones de acceso a esos servicios,
cambiando derechos de propiedad; o, a través de la intervención centralizada en la
determinación del valor de esos servicios, el uso de incentivos y por la vía de las normas
ambientales obligatorias (Turner, et al. 1994, pág. 143). Incluir en las cuentas nacionales
las disminuciones de stocks de recursos naturales y los costos ambientales, podrían llevar a
definir políticas de conservación de stocks mínimos para generaciones futuras (capital
natural crítico constante), lo que resuelve éticamente nuestro compromiso
intergeneracional.
El camino de la economía ecológica, pone en perspectiva de subsistema abierto a la
economía situándola dentro de un ecosistema cerrado. Esto lleva necesariamente a
plantearse límites al crecimiento económico y aún cuando no sea posible establecerlos con
certeza, las aproximaciones pueden orientar a actuar con prudencia y a buscar estrategias de
desaceleración y vías para solucionar de manera justa y solidaria los problemas sociales y
ambientales. No hacerlo, llevará a un desastre ambiental. Schatán (1993, pág. 33) planteaba
que desarrollo sustentable es desarrollo sin crecimiento. En particular, es difícil llegar a
comprender esa alternativa tan radical de crecimiento
económico y beneficio cero,
especialmente porque será difícil encontrar un freno al progreso tecnológico que seguirá
presionando constantemente al subsistema económico.
Cualquiera sea el camino, sigue siendo válido trabajar por la construcción de una utopía
basada en la razón y en la que todos debemos participar.
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