Doctrina constitucional doctrina constitucional La prohibición de la discriminación en el Sistema Interamericano de Protección de Derechos Humanos En el presente artículo el autor analiza el tratamiento que la prohibición de discriminación ostenta en el marco jurídico del Sistema Interamericano de Protección de Derechos Humanos. Con tal finalidad, señala un concepto de discriminación autónomo respecto del derecho de igualdad, así como los puntos centrales que configuran la doctrina jurídica sobre la prohibición de discriminación –elaborada con base en los diferentes instrumentos de este sistema de protección– referidos a su relación con el principio de dignidad de la persona, o a la valoración de la prueba en casos de discriminación, entre otros. Finalmente, enfatiza la necesidad de que la defensa de los derechos individuales se vea reforzada a través de prácticas institucionales. INTRODUCCIÓN La discriminación es un problema aún irresuelto en el continente americano que perjudica a sectores sociales como los indígenas, los afrodescendientes, los migrantes, las mujeres, los discapacitados, los homosexuales, entre otros. La existencia de estas prácticas se encuentra como base de otras violaciones de derechos y agrava la condición de marginalidad y exclusión social de estos grupos tradicionalmente discriminados. Las manifestaciones discriminatorias no solo se encuentran presentes en las normas jurídicas sesgadas, o en la aplicación de políticas * 1 que en su formulación pueden ser neutrales pero con un impacto (directo o indirecto) perjudicial, sino también en las distinciones arbitrarias o desproporcionadas sobre los derechos de determinados grupos1. Atendiendo a ello, la lucha contra la eliminación de la discriminación se presenta como un desafío impostergable. Los Estados de nuestra región han mostrado una constante preocupación por luchar contra este flagelo, lo cual ha permitido avanzar en la configuración de un cuerpo normativo interamericano de protección frente a la discriminación que ha dado como resultado importantes pronunciamientos Estudiante de Doctorado de la Universidad de Sevilla. Máster en Derecho Constitucional por la Universidad de Sevilla. Autor del libro: Discriminación y medios de comunicación. Análisis de las bromas raciales en la televisión peruana. Palestra Editores, Lima, 2010. Adjunto de docencia de los cursos de Derecho Constitucional, Derecho Penal Internacional y Derechos Humanos en la Pontificia Universidad Católica del Perú. CENTRO POR LA JUSTICIA Y EL DERECHO INTERNACIONAL. La igualdad y no discriminación en el Sistema Interamericano. N° 25, En: Cejil Gaceta, 2005, p. 1. GACETA CONSTITUCIONAL N° 50 357 Resumen Daniel Sánchez Velásquez* D octrina de los órganos del Sistema Interamericano de Protección de los Derechos Humanos. En este sentido, el presente artículo tiene por objeto analizar la forma en que la prohibición de la discriminación ha sido entendida concretamente en este marco de protección interamericano. Este cúmulo de decisiones internacionales resultan fundamentales, pues sustentan el derecho, los fallos judiciales, la doctrina jurídica, así como las quejas de los ciudadanos dentro de los propios Estados americanos. I. DESCRIPCIÓN DEL SISTEMA INTERAMERICANO DE PROTECCIÓN DE DERECHOS HUMANOS Y SUS PRINCIPALES INSTRUMENTOS JURÍDICOS DE LUCHA CONTRA LA DISCRIMINACIÓN La prohibición de la discriminación constituye un eje esencial que subyace a la propia Organización de Estados Americanos (OEA). El Sistema Interamericano de Protección de Derechos Humanos es un sistema regional creado por los Estados miembros de la OEA para proteger los derechos de los individuos y velar 2 3 por el cumplimiento de las obligaciones internacionales de los Estados miembros en esta materia. Los pilares institucionales de este sistema la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH), las cuales basan su actuación en la promoción y respeto de la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre (la Declaración) y la Convención Americana sobre Derechos Humanos (la Convención).2 La CIDH, de acuerdo con los artículos 41 y 48 de la Convención, tiene la responsabilidad de velar por el cumplimiento de la Declaración y Convención en todo el continente, y de recibir, tramitar, investigar y supervisar peticiones individuales sobre violaciones a los derechos humanos contra un Estado miembro de la OEA3. Por su parte, la Corte IDH en el marco de sus atribuciones de aplicación e interpretación de la Convención Americana sobre Derechos Cabe precisar que tanto la CIDH como la Corte IDH, también pueden conocer otros instrumentos interamericanos como la Convención interamericana para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra la mujer de 1994 (Convención de Belem do Pará), la Convención interamericana sobre desaparición forzada de personas de 1994, el Protocolo adicional a la convención americana sobre derechos humanos en materia de derechos económicos, sociales y culturales “Protocolo de San Salvador”, el Protocolo a la Convención americana sobre derechos humanos relativo a la abolición de la pena de muerte o la Convencion interamericana para prevenir y sancionar la tortura de 1985, a partir de la fecha en que los Estados ratificaron los mismos. Las denuncias presentadas ante la CIDH siguen el siguiente procedimiento: (i) Recepción de las denuncias, la CIDH estudia los hechos denunciados y verifica si se cumplen con los requisitos formales establecidos en el Reglamento (ii) Notificación de la petición y discusión de admisibilidad, una vez que verifica el cumplimiento de los requisitos, la CIDH le asigna un número a la denuncia y pasa a denominarla como petición, notificando al Estado involucrado para que argumente sobre la admisibilidad o inadmisibilidad de la misma (iii) Análisis del fondo del asunto, declarada la admisibilidad, la CIDH cambia de denominación a la petición para calificarla como caso. Durante esta fase, la CIDH le da la oportunidad a los peticionarios a que prueben la existencia de una vulneración a sus derechos humanos y al Estado a acreditar que tal vulneración no se produjo o que este ha subsanado tal vulneración con sus propios medios. En esta etapa, asimismo, la CIDH se pone a disposición de las partes a fin de arribar a un acuerdo de solución amistosa. (iv) Pronunciamiento sobre el fondo (Informe art. 50), si no se llega a una solución amistosa, la CIDH de conformidad con el artículo 50 de la Convención envía un Informe al Estado con carácter reservado pronunciándose sobre la responsabilidad internacional como consecuencia de la vulneración de los derechos consagrados en la Convención y formula recomendaciones dirigidas a subsanar la situación denunciada. (v) Conclusión del caso, si dentro del plazo de tres meses desde su notificación, la CIDH estima que no se han cumplido con sus recomendaciones, ella puede someter el caso a la Corte IDH, salvo por decisión fundada de la mayoría absoluta de los miembros de la Comisión. Cuando la CIDH decide no elevar el caso ante la Corte Interamericana, esta publica un Informe Final según lo dispuesto en el artículo 51 de la Convención Americana y mantiene el seguimiento del cumplimiento de sus recomendaciones. DEFENSORÍA DEL PUEBLO. Informe Defensorial N° 139 “A cinco años de los procesos de reparación y justicia en el Perú. Balance y desafíos de una tarea pendiente”, p. 250 y ss. En: <http://www.defensoria.gob.pe/ modules/Downloads/informes/defensoriales/informe_139.pdf>, Consulado: 15 de junio de 2011. Es importante mencionar que además de los casos, la CIDH también realiza observaciones in loco, organiza relatorías o grupos de trabajo y prepara informes especiales, entre otros. En este marco, la CIDH creó en el año 2004, la Relatoría Especial sobre los Derechos de los Afrodescendientes y contra la Discriminación Racial, así como la Relatoría sobre los Derechos de la Mujer de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. 358 La prohibición de la discriminación en el sistema interamericano de ... Humanos emite opiniones consultivas. Asimismo, al ser una instancia jurisdiccional internacional investiga casos individuales de violaciones a los derechos humanos en países que aceptaron su competencia y emite sentencias de obligatorio cumplimiento. como principio básico que: “Los Estados Americanos proclaman los derechos fundamentales de la persona humana sin hacer distinción de raza, nacionalidad, credo o sexo” (artículo 3.I). Asimismo, la Declaración Americana de Derechos y Deberes del Hombre de 1948 reconoce en su La existencia del Sistema Intepreámbulo que: “Todos los [J]urídicamente se ramericano de Protección de hombres nacen libres e iguaentiende por discrimiDerechos Humanos, a lo larles en dignidad y derechos y, nación aquel trato digo de más de tres décadas, ha ferenciado basado en dotados como están por natupermitido a decenas de ciudadeterminados motiraleza de razón y conciencia, danos de los distintos Estados vos prohibidos por el deben conducirse fraternalamericanos lograr la salvaordenamiento jurídimente los unos con los otros”. guardia de sus derechos cuanco que tiene por objedo las instancias internas no Por su parte, la Convención to o resultado anular o brindaron una protección adeAmericana sobre los Derechos menoscabar el reconocimiento, goce o ejercuada. Su trabajo también ha Humanos de 1969 establece la cicio de los derechos contribuido decididamente a obligación de los Estados parfundamentales ... que la actuación de los Estates de respetar y garantizar todos se realice en el marco del dos los derechos y libertades respeto de los derechos de las reconocidos en el tratado “sin personas, el perfeccionamiento del Estado de discriminación alguna por motivo de raza, coDerecho y la consolidación de la democracia. lor, sexo, idioma, religión, opiniones políticas o de cualquier otra índole, origen nacional o Es importante señalar que el Sistema Interasocial, posición económica, nacimiento o cualmericano no cuenta con un instrumento juríquier otra condición social” (artículo 1.1)5. dico particular que defina qué se entiende por “ ” discriminación y cuyo único objetivo sea la eliminación de las diversas manifestaciones de ese flagelo4. Sin embargo, esta ausencia se ve compensada en la medida en que las distintas convenciones interamericanas plasman el compromiso de los Estados partes de garantizar los derechos reconocidos en ellas, sin discriminación alguna. En este sentido, la Carta de la Organización de Estados Americanos de 1948 establece 4 5 6 7 Al lado de estos instrumentos generales, existen, asimismo, tratados especiales que desarrollan el mandato de no discriminación en sus respectivos ámbitos: I) la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer de 1994– Convención de Belem do Pará6, II) el Protocolo Adicional a la Convención Americana sobre Derechos Humanos en Materia de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de 19887, Es importante precisar que si bien la Convención Interamericana para la Eliminación de todas las formas de Discriminación contra las Personas con Discapacidad define el término discriminación, lo circunscribe a una de las categorías prohibidas, es decir, al ámbito de la discapacidad. En el artículado de la Convención también se vincula la prohibición de la discriminación a otros derechos como la protección ante la ley (artículo 24) y el debido proceso (artículo 8.2), así como la prohibición de la discriminación aun en situaciones de excepción (artículo 27). El artículo 6 de la Convención reconoce: “El derecho de toda mujer a una vida libre de violencia incluye, entre otros: a) el derecho de la mujer a ser libre de toda forma de discriminación, y b) el derecho de la mujer a ser valorada y educada libre de patrones estereotipados de comportamiento y prácticas sociales y culturales basadas en conceptos de inferioridad o subordinación”. En materia de derechos sociales, el Protocolo, en su artículo 3, consagra la obligación de “garantizar el ejercicio de los derechos que en él se enuncian, sin discriminación alguna por motivos de raza, color, sexo, idioma, religión, opiniones políticas o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición social”. Adicionalmente, el Protocolo permite, conforme a su artículo 19.6, presentar peticiones individuales ante la Comisión GACETA CONSTITUCIONAL N° 50 359 D octrina III) la Convención Interamericana para la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra las Personas con Discapacidad de 19998, IV) la Declaración de Principios sobre la Libertad de Expresión de 20009; y V) la Carta Democrática Interamericana de 200110. II. DEFINICIÓN DE DISCRIMINACIÓN La ausencia de una definición convencional sobre la discriminación tampoco ha sido óbice para que tanto la CIDH como la Corte IDH tomen como base las definiciones contenidas en otros instrumentos internacionales (en particular la convención internacional sobre la eliminación de todas las formas de discriminación racial y discriminación contra la mujer) para sostener que: “La discriminación es toda distinción, exclusión, restricción o preferencia que se basen en determinados motivos, como la raza, el color, el sexo, el idioma, la religión, la opinión política o de otra índole, el origen nacional o social, la posición económica, el nacimiento o cualquier otra condición social, y que tengan por objeto o por resultado anular o menoscabar el reconocimiento, goce o ejercicio, en condiciones de igualdad, de los derechos humanos y libertades fundamentales de todas las personas”11. El análisis de esta definición permite observar tres elementos básicos y concurrentes: la conducta (trato diferenciado), las causas (motivos de distinción) y el objetivo o resultado (anular o menoscabar el reconocimiento, goce o ejercicio de un derecho). Elementos que requieren ser analizados en detalle, porque son el fundamento para que una conducta sea calificada como discriminatoria. a) Trato diferenciado. La conducta discriminatoria se inicia cuando se aplica un trato diferenciado o desigual hacia una persona o grupo de personas. La discriminación parte de una “distinción, exclusión, restricción o preferencia”. No se trata de una diferenciación cualquiera, sino particular y específica que debe entenderse en sentido peyorativo “en contra del” sujeto discriminado12. b) Motivo de distinción. La discriminación hace referencia, en definitiva, a un tipo especial de distinción cuya especificidad reside en la puesta en marcha de una diferenciación basada en motivos inmutables o inmodificables por la propia voluntad de la persona (color o raza), o bien a factores Interamericana por la violación de los derechos de asociación sindical y el derecho a la educación. Lo cual, a efectos de la prevención de la discriminación, permitiría acudir ante órganos de protección por vía directa ante situaciones en las que se impida, niegue distinga o excluya a alguna persona o colectivo al acceso a la educación o a ejercer sus derechos sindicales por motivos discriminatorios. 8 Como se ha señalado esta Convención nos ofrece una definición normativa de la discriminación. Así establece en el artículo I. 2, a que “el término discriminación contra las personas con discapacidad significa toda distinción, exclusión o restricción basada en una discapacidad, antecedente de discapacidad, consecuencia de discapacidad anterior o percepción de una discapacidad presente o pasada, que tenga el efecto o propósito de impedir o anular el reconocimiento, goce o ejercicio por parte de las personas con discapacidad, de sus derechos humanos y libertades fundamentales”. 9 El artículo 2 de la Convención prescribe que: “Todas las personas deben contar con igualdad de oportunidades para recibir, buscar e impartir información por cualquier medio de comunicación sin discriminación, por ningún motivo, inclusive los de raza, color religión, sexo, idioma, opiniones políticas o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica nacimiento o cualquier otra condición social”. 10 La Carta señala en su artículo 9 que: “La eliminación de toda forma de discriminación, especialmente la discriminación de género, étnica y racial, y de las diversas formas de intolerancia, así como la promoción y protección de los derechos humanos de los pueblos indígenas y los migrantes y el respeto a la diversidad étnica, cultural y religiosa en las Américas, contribuyen al fortalecimiento de la democracia y la participación ciudadana”. 11 CIDH. Informe sobre terrorismo. Párr. 337. Disponible en:<http://www.cidh.org/terrorism/span/n.htm>. CORTE IDH. Opinión Consultiva OC-18/03 “Condición Jurídica y Derechos de los Migrantes indocumentados”, del 17 de setiembre de 2003, párr. 92. CIDH. Caso Simone André Diniz vs Brasil. Caso N° 12.001. Informe N° 66/06. 21 de octubre de 2006, párr. 99. 12 LANDA GOROSTIZA, Jon Mirena. La intervención penal frente a la xenofobia: problemática general con especial referencia al “delito provocación” del artículo 510 del Código Penal. Servicio Editorial, Bilbao: Universidad del País Vasco, 1999, p. 88. La discriminación está orientada a diferenciar a un grupo claramente distinguible por las características inmutables y estables que lo definen. La vulnerabilidad de estos grupos es potencialmente mayor, porque las posibles víctimas pueden ser identificadas del resto de la población con particular facilidad. 360 La prohibición de la discriminación en el sistema interamericano de ... sociales que no tienen relación ni con los méritos ni con las capacidades personales (religión u origen nacional). La Convención (artículo 1.1) reconoce como motivos prohibidos la raza, color, sexo, idioma, religión, opiniones políticas o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cual otra condición social. En la Opinión Consultiva OC-18/03, del 17 de setiembre de 2003, sobre la “Condición jurídica y derechos de los migrantes indocumentados”, la Corte IDH incluyó nuevas categorías prohibidas de discriminación: convicción, origen étnico, nacionalidad, edad, patrimonio o estado civil. Esta ampliación no ha estado exenta de crítica, toda vez que la Corte IDH no explicó por qué estos nuevos motivos califican como alguna “condición social” en los términos del punto final de los artículos 1.1 de la Convención13. En efecto, si bien el artículo incorpora una cláusula abierta a fin de proscribir nuevas prácticas de discriminación –distintas a las expresamente enumeradas– que pudieran surgir en el futuro, como es lógico, no cabe entender como válido cualquier nuevo motivo o causa de diferenciación irrazonable, porque entonces esta cláusula perdería su sentido y el significado del mandato de no discriminación. En este sentido, si bien las nuevas categorías añadidas por la Corte IDH resultan fundamentales para la lucha contra la discriminación, es necesario que este alto tribunal internacional justifique el porqué considera que dichos motivos tienen una trascendencia social efectiva y un impacto real en la posición del individuo dentro de la sociedad. c) Objetivo o resultado. Este tercer requisito precisa que solo cuando la diferenciación de trato tenga por objeto o afecte el reconocimiento, goce o ejercicio de derechos dará lugar al perjuicio característico del concepto14. Sobre la base de lo expuesto precedentemente, es importante señalar entonces que jurídicamente se entiende por discriminación aquel trato diferenciado basado en determinados motivos prohibidos por el ordenamiento jurídico que tiene por objeto o resultado anular o menoscabar el reconocimiento, goce o ejercicio de los derechos fundamentales de las personas15. Es importante precisar que esta definición permite diferenciar la no discriminación de la igualdad. Hasta hace poco la primera era considerada como el aspecto negativo de la igualdad, de manera que cualquier infracción a este derecho era considerado como discriminatorio. Sin embargo, en la actualidad, el derecho a la no discriminación ha adquirido un sentido autónomo y concreto que busca una protección específica. En efecto, constituye una reacción contra la violación cualificada de un derecho fundamental que busca eliminar e impedir diferencias contra una persona por sus características innatas o por su pertenencia a categorías o grupos sociales específicos16. 13 Al respecto, Ariel Dulitzky (ex Secretario Ejecutivo Adjunto de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos) ha señalado que “en tanto algunas de las nuevas categorías incluidas por la Corte han estado asociadas a discriminaciones históricas, por ejemplo el origen étnico, otras no están vinculadas a esta discriminación tradicional, tal como el estado civil. Lamentablemente, se desconocen los criterios utilizados por la Corte para aumentar la nómina de prohibiciones”. De acuerdo con el autor, la Corte IDH pudo argumentar indicando que los tiempos y condiciones presentes exigían estas modificaciones al listado primigenio de la Convención o que al interpretar la Convención se toma en cuenta otros instrumentos jurídicos relacionados con ella. Sin embargo, no lo hizo generando riesgos como el convertir al texto convencional en algo banal y poco relevante. DULITZKY, Ariel E. El principio de igualdad y no discriminación. Claroscuros de la Jurisprudencia Interamericana. Disponible en: <http://www.cdh.uchile.cl/anuario03/4-Artículos/anuario03_artículo_01_%20Dulitzky.pdf>. Consultado: 17 de mayo de 2011, p. 17. 14 RODRÍGUEZ PIÑERO, Miguel y FERNÁNDEZ LÓPEZ, María Fernanda. Ob. cit., p. 109. BARDALES MENDOZA, Enrique. “Discriminación por sexo y aplicación del Derecho en la publicidad mercantil”. En: Discriminación sexual y aplicación de la ley. Volumen III. Defensoría del Pueblo, Lima, 2000, p. 140. 15 BILBAO UBILLUS, Juan María y REY MARTÍNEZ, Fernando. “El principio constitucional de igualdad en la jurisprudencia constitucional española”. En: El principio de igualdad constitucional. Comisión Nacional de Derechos Humanos, México, 2003, p. 111. 16 DEFENSORÍA DEL PUEBLO DEL PERÚ. Documento de Trabajo N° 2: La discriminación en el Perú. Problemática, normatividad y tareas pendientes. Defensoría del Pueblo, Lima, 2007, p. 22 y ss. Disponible en: <http://www.defensoria.gob. pe/docum-defensoriales.php>. Consultado: 14 de marzo de 2009. GACETA CONSTITUCIONAL N° 50 361 D octrina III.DOCTRINA DEL SISTEMA INTERAMERICANO EN EL ÁMBITO DE LA DISCRIMINACIÓN La CIDH (a través de los informes sobre las denuncias individuales) y la Corte IDH (a través de opiniones consultivas o sentencias) han emitido, a lo largo de los años, diversos pronunciamientos que han permitido crear una doctrina jurídica importante en el ámbito de la lucha contra la discriminación. 1.El respeto de la dignidad de la persona y su relación con la prohibición de toda forma de discriminación La discriminación representa el desprecio del ser humano, pues supone la negación de su condición plena de persona por tener características individuales (color, raza, sexo) o sociales (lengua, origen social, religión) particulares. El hecho de que resulten relevantes y determinantes –como criterio de actuación diferenciador– características de la persona sobre las que esta no tiene capacidad de elección, supondría la negación de la igual dignidad social de los seres humanos y se estaría considerando a unos no solo diferentes, sino incluso inferiores17. La Corte IDH hizo notar que “la noción de [no discriminación] se desprende directamente de la unidad de naturaleza del género humano y es inseparable de la dignidad esencial de la persona, frente a la cual es incompatible toda situación que, por considerar superior a un determinado grupo, conduzca a tratarlo con privilegio; o que, a la inversa, por considerarlo inferior, lo trate con hostilidad o de cualquier forma lo discrimine del goce de derechos que sí se reconocen a quienes no se consideran incursos en tal situación de inferioridad. No es admisible crear diferencias de tratamiento entre seres humanos que no se correspondan con su única e idéntica naturaleza (…)”18. La dignidad humana es uno de los elementos constitutivos sobre los que descansa la sociedad democrática y el Estado constitucional. Todos somos iguales en la medida en que somos portadores por igual de algo que definimos como dignidad y que no es otra cosa que la afirmación de la voluntad propia, que, justamente por ello, no puede ni debe ser degradado nunca a la condición de instrumento de una voluntad ajena. La dignidad tiene así un carácter prescriptivo, que expresa un deber ser. Se exige que todos los seres humanos sean objeto de respeto y tratados como fines en sí mismos más allá de sus particularidades características o distinciones por el color de su piel, sexo, opiniones, apariencia física, grado de inteligencia, etc.19. En virtud de ello, el principio de no discriminación posee un carácter fundamental para la salvaguardia de los derechos humanos tanto en el derecho internacional como en el interno. La discriminación es incompatible con la idea de igual dignidad para todos, pues su carácter emancipador desaparecería en un escenario en el que se dificulta el ejercicio de la voluntad de quien es víctima de discriminación. No se puede tolerar ninguna situación en la que el individuo sea degradado a una condición puramente instrumental de una voluntad ajena. Por consiguiente, los Estados tienen la obligación de no introducir en su ordenamiento jurídico regulaciones discriminatorias, de eliminar las 17 RODRÍGUEZ PIÑERO, Miguel y FERNÁNDEZ LÓPEZ, María Fernanda. Igualdad y discriminación. Tecnos, Madrid, 1986, pp. 82, 91, 109 y 171. MARTÍNEZ TAPIA, Ramón. Ob. cit., 51. ALEGRE MARTÍNEZ, Miguel Ángel. Igualdad y razonabilidad en la justicia constitucional española. Universidad de Almería, Servicio de Publicaciones, Almería, 2000, p. 63. LANDA GOROSTIZA, Jon Mirena. La intervención penal frente a la xenofobia: problemática general con especial referencia al “delito provocación” del artículo 510 del Código Penal. Servicio Editorial, Universidad del País Vasco, Bilbao, 1999, p. 246. 18 La propuesta de modificación a la Constitución Política de Costa Rica relacionada con la naturalización (OC-4/ 84), párr. 55 y 56. Este aspecto se retomó de la opinión consultiva OC- 18/03. Condición jurídica y derechos humanos de los migrantes indocumentados. 19 PÉREZ ROYO, Javier. La igualdad constitucional o el derecho a la diferencia. Lección 11, Materiales de lectura de las clases de Teoría del Estado. Máster de Derecho Constitucional, Universidad de Sevilla, 2008-2009, p. 300. 362 La prohibición de la discriminación en el sistema interamericano de ... regulaciones de carácter discriminatorio y de combatir las prácticas discriminatorias20. 2.La prohibición de la discriminación como norma de ius cogens La Corte IDH, en los últimos años, ha venido fundamentando la no discriminación como una norma de ius cogens21. Esto significa que aquella es un precepto de obligado cumplimiento por parte de toda la comunidad internacional, respecto de la cual no puede existir justificación alguna para su vulneración. De ser así, implica comprometer la responsabilidad internacional de los Estados, independientemente de que sean parte o no del instrumento, toda vez que la prohibición de la discriminación opera como norma perentoria que debe impregnar cualquier actuación estatal22. “En concordancia con ello, este Tribunal considera que el principio de (…) no discriminación, pertenece al ius cogens, puesto que sobre él descansa todo el andamiaje jurídico del orden público nacional e internacional y es un principio fundamental que permea todo ordenamiento jurídico. Hoy día no se admite ningún acto jurídico que entre en conflicto con dicho principio fundamental, no se admiten tratos discriminatorios en perjuicio de ninguna persona, por motivos de género, raza, color, idioma, religión o convicción, opinión política o de otra índole, origen nacional, étnico o social, nacionalidad, edad, situación económica, patrimonio, estado civil, nacimiento o cualquier otra condición. Este principio (no discriminación) forma parte del Derecho Internacional general. En la actual etapa de la evolución del Derecho Internacional, el principio fundamental de (…) no discriminación ha ingresado en el dominio del ius cogens” 23 (el resaltado es nuestro). Como se ha señalado, el carácter imperativo de este derecho acarrea consecuencias importantes para los Estados, sean o no partes de un determinado tratado internacional, debido a que están obligados a proteger a todos sus nacionales frente a la discriminación y esa obligación, revestida de carácter imperativo, tiene efectos erga omnes, no solo respecto a los Estados, sino también frente a terceros y particulares, dado que genera la obligación de dar protección frente a su vulneración24. Tomando en cuenta las características de los deberes generales de los Estados al amparo del Derecho Internacional General y del Derecho Internacional de los Derechos Humanos, específicamente, en lo que corresponde a estos extremos del ius cogens, aquellos deben desarrollar determinadas acciones en tres órdenes complementarias25: a) Asegurar a través de medidas legislativas y políticas estatales la efectiva vigencia de los derechos humanos en forma igualitaria y sin discriminación alguna; 20 CORTE IDH. Opinión Consultiva OC-18/03.“Condición Jurídica y Derechos de los Migrantes indocumentados”, del 17 de setiembre de 2003, párr. 88. 21 De acuerdo con el artículo 53 de la Convención de Viena sobre los Derechos de los Tratados de 1969, “Es nulo todo tratado que, en el momento de su celebración, esté en oposición con una norma imperativa de Derecho internacional general [ius cogens]. Para los efectos de la presente Convención, una norma imperativa de Derecho internacional general es una norma aceptada y reconocida por la comunidad internacional de Estados en su conjunto como norma que no admite acuerdo en contrario y que solo puede ser modificada por una norma ulterior de Derecho internacional general que tenga el mismo carácter. 22 GUTIÉRREZ CONTRERAS, Juan Carlos. El Sistema Interamericano de Protección de los Derechos Humanos y la Prevención de la Discriminación. En:<http://www.bibliojuridica.org/libros/5/2312/12.pdf>. Consultado: 16 de mayo de 2011, p. 178. 23 CORTE IDH. Opinión Consultiva OC-18/03. “Condición Jurídica y Derechos de los Migrantes indocumentados”, del 17 de setiembre de 2003, párr. 101. El carácter de ius cogens también ha sido retomado en el caso Yatama contra Nicaragua (Sentencia del 23 de junio de 2005, párr. 184), lo que permite que se manifieste este principio en la jurisprudencia –y no solo en materia consultiva– en materia contenciosa, de esta Corte, rindiendo así un aporte positivo y de vanguardia al desarrollo de las bases del propio Derecho Internacional de los Derechos Humanos. 24 Ibídem, párr. 110. 25 Voto Concurrente Juez Cancado Trindade, CORTE IDH. Opinión Consultiva OC-18/03 “Condición Jurídica y Derechos de los Migrantes Indocumentados”, del 17 de setiembre de 2003, párr. 26. GACETA CONSTITUCIONAL N° 50 363 D octrina b)Suprimir las disposiciones, cualesquiera que sean su rango o su alcance, que entrañan desigualdad indebida o discriminación; y c) Finalmente, combatir las prácticas públicas o privadas que tengan esta misma consecuencia. 3. Diferencia entre discriminación y tratamiento diferenciado justificado (acciones afirmativas) La discriminación no se configura únicamente a partir de la desigualdad o diferencia en el trato. El derecho a la no discriminación no debe entenderse como una prohibición absoluta de todo trato diferenciado brindado a las personas. Es necesario, en ciertas circunstancias, brindar un tratamiento jurídico distinto a quienes se encuentran en una situación de desigualdad fáctica, siempre que ello pretenda generar determinadas condiciones que permitan a estos el disfrute igual de sus derechos y libertades fundamentales. En efecto, como lo ha señalado la Corte IDH “no todo tratamiento jurídico diferente es propiamente discriminatorio, porque no toda distinción de trato puede considerarse ofensiva, por sí misma, a la dignidad humana. Existen, en efecto, ciertas desigualdades de tratamiento jurídico, sin que tales situaciones contraríen la justicia. […] De ahí que pueda afirmarse que no existe discriminación en toda diferencia de tratamiento del Estado frente al individuo, siempre que esa situación parta de supuestos de hecho sustancialmente diferentes y que expresan de modo proporcionado una fundamentada conexión entre estas diferencias y los objetivos de la norma, los cuales no puede[n] apartarse de la justicia o de la razón, vale decir, no pueden perseguir fines arbitrarios, caprichosos, despóticos o que de alguna manera repugnen a la esencial unidad y dignidad de la naturaleza humana”26. La característica principal del tratamiento diferenciado justificado es la existencia de una razón que sustente las diferencias que se adoptan en el contexto de la aplicación de la medida. Por ello, cuando la CIDH ha considerado que la distinción se ha basado en un tratamiento orientado de forma legítima ha negado la solicitud a los peticionarios. Un claro ejemplo de ello es el caso Juan Carlos Abella contra Argentina, en el que los peticionarios argumentaron que existían diferencias de tratamiento en los procesos judiciales entre los civiles y los militares y, específicamente, diferencias en las condiciones carcelarias. Sin embargo, la CIDH consideró que la distinción denunciada parte de supuestos de hecho sustancialmente diferentes y expresa de modo proporcionado una conexión fundamentada entre esas diferencias y los objetivos de la norma27. Existen supuestos muy conocidos de tratos diferenciados justificados como son las acciones afirmativas. Estas medidas buscan promover condiciones favorables para los sectores sociales con problemas de tradicionales desventajas económicas, sociales o culturales a fin de que puedan obtener un bien o derecho en particular cuando existe un contexto desigual e injustificado que les impide el acceso a dicho bien o derecho28. 26 Opinión Consultiva OC-4/84 de 19 de enero de 1984 “Propuesta de modificación a la Constitución Política de Costa Rica relacionada con la Naturalización”, párr 57. En este mismo sentido, la Corte IDH ha abundado señalando que “la presencia de condiciones de desigualdad real obliga a adoptar medidas de compensación que contribuyan a reducir o eliminar los obstáculos y deficiencias [porque de no haberlas] difícilmente se podría decir que quienes se encuentran en condiciones de desventaja disfrutan de un verdadero acceso a la justicia y se benefician de un debido proceso legal en condiciones de igualdad con quienes no afrontan esas desventajas”. Opinión Consultiva OC- 16/99, del 1 de octubre de 1999. “El Derecho a la Información sobre la Asistencia Consular en el Marco de las Garantías del Debido Proceso Legal”, párr. 119. Asimismo, la CIDH ha señalado que “una distinción que se basa en criterios razonables y objetivos (…) podría ser necesaria para hacer justicia o proteger a personas que requieren la aplicación de medidas especiales” (Informe N° 4/01. Caso 11.625, María Eugenia Morales de Sierra (Guatemala), 19 de enero de 2001, párr. 31). 27 Informe N° 55/97, caso 11.137. Juan Carlos Abella contra Argentina, 18 de noviembre de 1997. 28 Ver sobre el particular el artículo I.2, literal b, la Convención Interamericana para la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra las Personas con Discapacidad, que establece aquellos actos que buscan promover la integración social de las personas con discapacidad no constituyen discriminación; tales como dotación de becas, educación 364 La prohibición de la discriminación en el sistema interamericano de ... “Los Estados están obligados a adoptar medidas positivas para revertir o cambiar situaciones discriminatorias existentes en sus sociedades, en perjuicio de determinado grupo de personas. Esto implica el deber especial de protección que el Estado debe ejercer con respecto a actuaciones y prácticas de terceros que, bajo su tolerancia o aquiescencia, creen, mantengan o favorezcan las situaciones discriminatorias”29. Estas acciones concretas del Estado buscan promover la igualdad y superar la inferioridad real en la que se encuentran ciertos grupos que históricamente han sido postergados, perjudicados y que se encuentran en desventaja. Ante tal situación, la política parte del presupuesto de que no basta una mera institucionalidad que garantice la igualdad de oportunidades, sino que se requiere un impulso mayor, un trato especial o privilegiado. En este sentido, tales políticas no solamente son permisibles sino que su adopción es requerida a fin de garantizar plenamente el principio de igualdad, siempre que no conduzcan, como consecuencia, al mantenimiento de derechos superiores para los diferentes grupos y que no se mantengan en vigor después de alcanzados los objetivos para los cuales se tomaron. 4.Evaluación de diferencias de trato basadas en los motivos prohibidos La evaluación de los casos de presuntas discriminaciones, tradicionalmente, se hacía verificando si el tratamiento diferenciado perseguía un fin legítimo y si existía una relación razonable entre esa diferencia de tratamiento y el fin perseguido. Sin embargo, en la actualidad, por la importancia que tienen las categorías o motivos prohibidos (sexo, raza, etc.) se sostiene que la medida diferenciada basada en dichos motivos debe cumplir con un tercer requisito: necesidad. Es decir, que la medida a adoptar no pueda ser reemplazada por un medio alternativo menos lesivo. En tal sentido, de acuerdo con los pronunciamientos interamericanos para evaluar la justificación o no de un trato diferenciado se deben tener en cuenta los siguientes criterios30: a) La finalidad legítima del tratamiento diferente. Esta finalidad debe asentarse en juicios de valor lícitos, para lo cual es suficiente que el fin perseguido sea convencionalmente admisible. b) La razonabilidad en el fin perseguido. Se debe evaluar la existencia de una conexión efectiva entre el trato diferente aplicado y la finalidad que se busca alcanzar. Lo que se busca es verificar si el medio propuesto es eficiente, efectivo o idóneo para lograr la finalidad esperada. c) La necesidad del medio empleado. Puede ocurrir que un trato desigual fundado en un supuesto de hecho real cuya finalidad sea jurídicamente admisible y ajustado al compensatoria, construcciones especiales para personas con discapacidad o ayudas para la contratación de estos, políticas de integración, cuotas electorales, entre otras. FAUNDEZ, Julio. Acciones positivas en el empleo y la ocupación: perspectivas internacionales. Defensoría del Pueblo, Lima, 2000. CARRILLO MONTENEGRO, Patricia. “Normas jurídicas discriminatorias y aplicación del Derecho desde una perspectiva de género: El divorcio por la causal de violencia”. En: Discriminación sexual y aplicación de la ley. Volumen I. Defensoría del Pueblo, 2000, p. 158. 29 CORTE IDH. Opinión Consultiva OC-18/03. “Condición Jurídica y Derechos de los Migrantes Indocumentados”, del 17 de setiembre de 2003, párr. 104. 30 La CIDH sostuvo en un caso relativo a la utilización legislativa del sexo como criterio diferenciador que ciertas formas de diferencia en el trato, como aquellas que se basan en el sexo, resultan “fuertemente sospechosas de ilegalidad”, y que el Estado tiene que brindar razones de mucho peso para su justificación. Siempre que la distinción obedezca a algunos de los factores o categorías sospechosas, la norma o la política que la utiliza serán observadas bajo un criterio de escrutinio intenso o estricto. Informe N° 28/98. María Eugenia Morales de Sierra (Guatemala), Caso 11.625, párrs. 31 y 36. En igual sentido, en su Informe sobre Terrorismo y Derechos Humanos, la CIDH sostuvo que “la doctrina del Sistema Interamericano de Derechos Humanos no prohíbe todas las distinciones en el tratamiento del goce de los derechos y libertades protegidas”, sino que “requiere en el fondo que toda distinción admisible se funde en una justificación objetiva y razonable, que impulse un objetivo legítimo, habiendo tenido en cuenta los principios que normalmente prevalecen en las sociedades democráticas, y que los medios sean razonables y proporcionados con el fin que se persigue”. Informe sobre Terrorismo y Derechos Humanos. En:<http://www.cidh.oas.org/Terrorism/Span/indice.htm>. Consultado: 16 de junio de 2011. GACETA CONSTITUCIONAL N° 50 365 D octrina juicio de razonabilidad, sea discriminatorio, porque la medida adoptada, es desproporcional o falta de necesidad. Es decir, si existen medios alternativos igualmente idóneos, eficaces y menos lesivos para la realización del objetivo, deben adoptarse esas medidas31. A nuestro juicio, la tendencia jurisprudencial está avanzando en el sentido de que las diferencias basadas en los factores prohibidos explícitamente en los instrumentos de derechos humanos, deben estar sujetas a un grado de escrutinio especialmente estricto. Los Estados, a fin de que las distinciones no sean consideradas discriminatorias, deben demostrar la existencia de un interés particularmente importante, de una necesidad social imperiosa, a la par de demostrar que la medida utilizada es la menos restrictiva posible32. 5.El deber de investigar del Estado y la necesidad de una adecuada valoración de la prueba en los casos de discriminación Como en toda vulneración de derechos humanos, el Estado se encuentra obligado, de conformidad con el ordenamiento jurídico internacional, a asegurar una investigación seria e imparcial. La eficacia de la investigación está sujeta a que la valoración del recaudo probatorio se realice con la diligencia debida y de manera exhaustiva33. En este sentido, como ha sido manifestado reiteradamente por la Corte IDH, la investigación “(...) debe emprenderse con seriedad y no como una simple formalidad condenada de antemano a ser infructuosa. Debe tener un sentido y ser asumida por el Estado como un deber jurídico propio y no como una simple gestión de intereses particulares, que dependa de la iniciativa procesal de la víctima o de sus familiares o de la aportación privada de elementos probatorios, sin que la autoridad pública busque efectivamente la verdad (...)”34. Este deber de investigación en los casos de discriminación es mucho más evidente. En efecto, existen personas que por la discriminación tradicional sufrida se encuentran en una situación de particular desventaja frente al resto de la sociedad; la violencia de la que son víctimas no puede ser investigada con los mismos criterios y estándares que se utilizan frente a la de cualquier otro tipo de vulneración de derechos. No solo porque ello puede enmascarar que el origen de la violencia es precisamente un elemento discriminatorio, sino también porque no consideran las situaciones particulares de la víctima, tales como su género, su cultura, su lengua, etc. Esto puede constituirse en un factor adicional de revictimización y, a la vez, puede llevar a una investigación ineficaz e inoperante. En este sentido, la CIDH se ha mostrado particularmente atenta a la violencia de la que 31 CIDH, Informe sobre Acceso a la Justicia de las Mujeres Víctimas de Violencia, OEA/Ser.L/V/II.Doc. 68, 20 de enero de 2007, párr. 83. Este criterio de acuerdo con lo que indica Ariel E. D Dulitzky habría sido también adoptado por diversas cortes nacionales como la Corte Suprema de EE.UU. (Korematsu vs. United States, Palmore vs. Sidoti y Loving vs. Virginia), el Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela (Sentencia 1024, 3 de mayo de 2000), la Corte Constitucional de Colombia (Sentencia C-673/01 y Sentencia C-101/05) y la Corte Suprema de la Nación Argentina (Calvo y Pesini). El Principio de Igualdad y No Discriminación. Claroscuros de la Jurisprudencia Interamericana. En: <http://www.cdh.uchile.cl/anuario03/4Artículos/anuario03_artículo_01_%20Dulitzky.pdf>. Consultado: 17 de mayo, 2011, p. 22 y ss. 32 DULITZKY, Ariel E. El Principio de Igualdad y No Discriminación. Claroscuros de la Jurisprudencia Interamericana. En:<http://www.cdh.uchile.cl/anuario03/4-Artículos/anuario03_artículo_01_%20Dulitzky.pdf>. Consultado: 17 de mayo de 2011, p. 17. CIDH. Informe N° 48/98, caso 11.403. Carlos Alberto Marín Ramírez contra Colombia, 29 de setiembre de 1998. 33 La Corte Europea de Derechos Humanos, en ocasión de analizar un caso de violación al derecho a la vida de una persona perteneciente a una minoría étnica, estableció que, cuando existe sospecha de que una motivación racial indujo a la práctica de una violación, es particularmente importante que la investigación oficial sea practicada con vigor e imparcialidad, en razón de la necesidad de reafirmar continuamente la condena de la sociedad al odio étnico o racial y para mantener la confianza de las minorías en la capacidad de las autoridades de protegerlas de la amenaza de violencia racista. Corte Europea de Derechos Humanos, caso Anchova y otros c. Bulgaria, sentencia de 26 de febrero de 2004, párr. 157. 34 Corte Interamericana de Derechos Humanos. Caso Villagrán Morales y otros (caso Niños de la calle). Sentencia de 19 de noviembre de 1999, párr. 225; caso Velásquez Rodríguez. Sentencia de 29 de julio de 1988, párr. 177; caso Godínez Cruz. Sentencia de 20 de enero de 1989, párr. 188. 366 La prohibición de la discriminación en el sistema interamericano de ... discriminatorio que pudo haberla motivado, son víctimas personas pertenecientes a gruagravado o caracterizado de manera particupos tradicionalmente discriminados. En su Inlar. Es decir, se deben tener estándares partiforme sobre la Condición de la Mujer en las cularizados relativos a las obligaciones de inAméricas indicó que la falta de igualdad forvestigar, juzgar y sancionar las violaciones a mal de las mujeres las coloca en una situalos derechos de las personas ción de desprotección frente pertenecientes a determinaa la violencia. En numerosos dos grupos, cuyos derechos códigos penales valores tales [L]a tendencia jurisprudencial está avanzando en son violados precisamente por como el pudor social, la donel sentido de que las difedicha pertenencia36. cellez, las buenas costumrencias basadas en los facbres, prevalecen sobre valores No puede aceptarse que, en tores prohibidos explícitacomo la integridad psicofísica casos de violaciones a los demente en los instrumentos y la libertad sexual, impidienrechos humanos, como la disde derechos humanos, dedo así la debida protección lecriminación, los órganos a ben estar sujetas a un gragal a las víctimas de tales dedo de escrutinio especialcargo de las investigaciones litos, u obligándolas a probar mente estricto. aleguen “falta de pruebas” o que pusieron resistencia en el inexistencia de elementos que caso del delito de violación, o indiquen la comisión como jussometiéndolas a procedimientos interminables tificación para omitir iniciar una investigación que producen una continua victimización. Esto o un procedimiento, si es que no han actuado conlleva situaciones de desprotección hacia con extremo cuidado y exhaustividad. las mujeres víctimas de violencia, por falta de En tal sentido, la Corte IDH sobre indicios y legislación adecuada o porque la legislación pruebas testimoniales indirectas estima posi35 vigente no se cumple . ble que se pueden demostrar los hechos meSegún la interpretación de la CIDH, la investidiante “pruebas testimoniales indirectas y cirgación de casos en los que se interrelacionan cunstanciales, sumadas a inferencias lógicas violencia y discriminación requiere de un depertinentes (…) La Corte ha entendido siempre que las pruebas documentales y testimober de diligencia particular, que analice el niales directas no son las únicas que pueden hecho mismo de violencia como el factor “ ” 35CIDH, Informe sobre la Condición de la Mujer en las Américas, OEA/Ser.L/V/II.100, Doc. 17, 13 de octubre de 1998. La CIDH también indicó que la situación de las mujeres indígenas y afrocolombianas es particularmente crítica al ser víctimas de múltiples formas de discriminación por causa de su raza, etnia y por el hecho de ser mujeres, situación que se agrava dentro del ámbito del conflicto armado. Las Mujeres Frente a la Violencia y la Discriminación Derivadas del Conflicto Armado en Colombia, OEA/Ser. L/V/II., Doc. 67, 18 de octubre de 2006, párr. 102 y ss. Ver también el reciente informe sobre la “Situación de los Derechos de la Mujer en Ciudad Juárez, México: El Derecho a no ser objeto de violencia y discriminación”, párr. 11. 36 CIDH, Acceso a la Justicia para Mujeres Víctimas de Violencia en las Américas, OEA/Ser.L/V/II., Doc. 68, 20 de enero de 2007. Lamentablemente, hasta ahora la Corte IDH no ha avanzado en esta línea jurisprudencial. En casos en los que tuvo la oportunidad de analizar, respectivamente, la correlación entre violencia y origen étnico, así como violencia y género, la Corte se limitó a transcribir textualmente su doctrina tradicional sobre las obligaciones del Estado en materia de investigación. Así, no hizo diferencias entre las situaciones generales de violencia y aquellas que presentan componentes y matices discriminatorios, o que se dirigen directamente hacia algunas personas que pertenecen a grupos que tradicionalmente han sido marginados. DULITZKY, Ariel E. El principio de igualdad y no discriminación. Claroscuros de la Jurisprudencia Interamericana. Disponible en:<http://www.cdh.uchile.cl/anuario03/4-Artículos/anuario03_artículo_01_%20Dulitzky.pdf>. Consultado: el 17 de mayo de 2011, p. 28. El autor analiza el caso Masacre Plan de Sánchez e indica que si bien la Corte IDH habría reconocido que el Ejército de Guatemala identificó a los miembros del pueblo indígena maya como “enemigos internos” y les aplicó políticas de política de tierra arrasada, al momento de ordenar las investigaciones relativas a las masacres no consideró necesario realizar determinaciones adicionales, tales como la exigencia de que la investigación desenmascare cualquier motivo racista, prejuicios étnicos, o una violencia y brutalidad exacerbada por criterios discriminatorios. Ver Corte IDH, caso Masacre Plan de Sánchez vs. Guatemala, Reparaciones (artículo 63.1 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos). Ob. cit., párr. 96. GACETA CONSTITUCIONAL N° 50 367 D octrina fundamentar la sentencia. Las pruebas circunstanciales, los indicios y presunciones pueden igualmente utilizarse siempre que de ellos puedan inferirse conclusiones consistentes sobre los hechos. (...) la prueba indiciaria o presuntiva resulta de especial importancia cuando se trata de denuncias (…) caracteriza[das] por procurar la supresión de todo elemento que permita comprobar el [hecho]”. Es evidente que los testimonios para que tengan calidad de prueba deberán cumplir con los requisitos de verosimilitud, persistencia y no contradicción. Si cumplen con ellos, son elementos que habría que valorar correctamente dentro de un procedimiento, pues permiten inferir conclusiones consistentes sobre los hechos denunciados y ser una prueba de cargo idónea, capaz de destruir la verdad provisional creada por el principio de presunción de inocencia37. 6. La discriminación no solo es directa sino también puede ser indirecta La doctrina suele distinguir dos tipos de discriminación: directa e indirecta. La discriminación directa consiste en diferenciar injustificada o arbitrariamente a una persona en función de ciertas características como la raza, el sexo, la religión, entre otros motivos, las que no se encuentran vinculadas directamente con sus capacidades. Existe una intención de discriminar, una intención basada en un motivo considerado como prohibido para dispensar un trato desigual38. La discriminación será indirecta cuando a partir de tratamientos aparentemente neutrales o formalmente no discriminatorios se generan, en la práctica, consecuencias perjudiciales para determinada persona o grupo de personas vinculadas a los motivos prohibidos. El efecto del acto o la conducta resulta siendo discriminatorio a pesar de la inexistencia de la mencionada intención o estar formulada en forma neutral39. La jurisprudencia de la Corte IDH también ha sabido valorar esta diferencia. En este sentido, ha considerado que existen leyes u otro tipo de actos que, si bien, son neutrales y, por lo tanto, en apariencia no son discriminatorios, sí lo son por sus efectos o porque tienen un impacto discriminatorio40. 7.El Estado debe adoptar todas las medidas necesarias para garantizar la erradicación de la discriminación La CIDH ha señalado que los Estados tienen la obligación no solo de garantizar la igualdad formal, sino también de cerciorarse de que la igualdad sea una realidad en la práctica. Sin embargo, como ocurre con todos los derechos y las libertades fundamentales, no es suficiente que el Estado disponga la igual protección de sus leyes. El Estado también debe adoptar las medidas legislativas, de política y de otra índole, que sean necesarias para garantizar el ejercicio efectivo de esos derechos41. 37 Criterios analizados por el profesor Miranda Estrampes de la sentencia del Tribunal Supremo español de 28 de setiembre de 1988, citado por Montoya Vivanco, Yvan. “Discriminación y aplicación discriminatoria del Derecho Penal en los delitos contra la libertad sexual e infracciones penales contra la integridad personal”. En: Defensoría del Pueblo. Discriminación sexual y aplicación de la ley. Volumen IV. Derecho Penal-Derecho Constitucional, Lima, agosto de 2000, p. 79. 38 TOYAMA MIYAGUSUKU, Jorge y CARO PACCINI, Eliana. “Discriminación en las ofertas de empleo”. En: Diálogo con la Jurisprudencia, Año 11, N° 87, Lima, diciembre de 2005, p. 23. 39 DEFENSORÍA DEL PUEBLO DEL PERÚ. Documento de Trabajo N° 2 “La discriminación en el Perú. Problemática, normatividad y tareas pendientes”. Lima: Defensoría del Pueblo, 2007, p. 47. En:<http://www.defensoria.gob.pe/docum-defensoriales.php>. Consultado: 14 de marzo de 2009. 40 La Directiva 2000/43/CE del Consejo de Europa que en su artículo 2 apartado 2 estipula que existirá discriminación indirecta cuando una disposición, criterio o práctica aparentemente neutros sitúe a personas de un origen racial o étnico concreto en desventaja particular con respecto a otras personas, salvo que dicha disposición, criterio o práctica pueda justificarse objetivamente con una finalidad legítima y salvo que los medios para la consecución de esta finalidad sean adecuados y necesarios. 41 CIDH. Informe sobre la Condición de la Mujer en las Américas, OEA/Ser.L/V/II.100, Doc. 17, 13 de octubre de 1998. Asimismo, Comunidades Indígenas Mayas del distrito de Toledo vs. Belice. Caso N° 12.053. Informe N° 40/04. 12 de octubre de 2004, párr. 162. 368 La prohibición de la discriminación en el sistema interamericano de ... En el Sistema Interamericano de Protección de Derechos Humanos ha quedado claro que la obligación de los Estados de actuar con la debida diligencia no se limita únicamente a procesar y condenar a las personas que cometan actos de discriminación. Esta obligación también incluye la de “prevenir estas prácticas degradantes”42 y la de “adoptar todas las medidas apropiadas para garantizar [los derechos consagrados en la Convención Americana] (obligación positiva)”43. Así, por ejemplo, en el caso de las hermanas Yean y Bosico, a quienes se les había negado el acceso a la educación y otros derechos fundamentales por carecer de nacionalidad dominicana, fundándose en preceptos legales, la Corte IDH a fin de asegurar el derecho a la no discriminación impuso al Estado que “implemente, en un plazo razonable, un programa para la formación y capacitación en derechos humanos, con especial énfasis al principio de igualdad ante la ley y no discriminación, de los funcionarios estatales encargados de la inscripción de nacimiento, en el cual se les instruya sobre la especial situación de los menores de edad y se impulse la cultura de tolerancia y no discriminación”44. En el mismo sentido, en el caso Yatama contra Nicaragua también se establecieron medidas con el fin de que los integrantes de las comunidades indígenas y étnicas se vean resarcidos y puedan participar del proceso electoral en forma efectiva, tomando en cuenta sus tradiciones, usos y costumbres, en el marco de la sociedad democrática que les permita intervenir en los procesos de decisión sobre las cuestiones nacionales, que conciernen a la sociedad en su conjunto y los asuntos particulares que atañen a dichas comunidades45. De igual modo, en el caso Baldeón García, la Corte IDH reconoció que las condiciones de desigualdad reales entre las víctimas y los agresores obligan a adoptar medidas de compensación que contribuyan a reducir o eliminar dichos obstáculos. Si no existieran esos medios de compensación, ampliamente reconocidos en diversas vertientes del procedimiento, difícilmente se podría decir que quienes se encuentran en condiciones de desventaja disfrutan de una verdadera igualdad. Agrega, además, que teniendo en cuenta que la familia pertenece a una comunidad campesina de habla quechua, el Estado debe adoptar todas las medidas necesarias para que los recursos que estos ejerzan sean llevados en condiciones de igualdad y sin discriminación46. CONCLUSIONES Como se ha podido ver hasta ahora, la discriminación es un problema grave e irresuelto en la región americana. Frente a esta situación, el Sistema Interamericano de Protección de los Derechos Humanos ha emitido diversos pronunciamientos jurídicos, contribuyendo así a la construcción de criterios y directrices para que los Estados luchen contra este flagelo. En este sentido, ha quedado demostrado que la discriminación es la negación misma de la dignidad y de la condición plena de persona, por lo que su prohibición se entiende como un mandato imperativo de Derecho internacional, general o norma de ius cogens. Sin embargo, cabe precisar que la prohibición de la discriminación no debe ser entendida como la negación absoluta de todo trato diferenciado brindado a las personas. Es necesario, en ciertas circunstancias, brindar un tratamiento jurídico 42 CIDH, Informe N° 54/01 –admisibilidad y fondo–, Caso 12.051, Maria da Penha Maia Fernandes vs. Brasil. LA CIDH, por primera vez, en el año 2001, estableció frente a una petición individual el vínculo entre la discriminación y la violencia de la que son objeto las mujeres Este caso, presentado por una víctima de violencia doméstica en Brasil, permitió a la CIDH aplicar la Convención de Belém do Pará por primera vez y decidir que el Estado no había actuado con la debida diligencia para prevenir, sancionar y erradicar la violencia doméstica. 43 Corte IDH. Caso de Las niñas Yean y Bosico. Sentencia del 8 de setiembre de 2005, párr. 173. 44 Ibídem, párr. 242. 45 Corte IDH. Caso Yatama contra Nicaragua, Sentencia de 23 de junio de 2005, párr. 259. 46 Corte IDH. Caso Baldeón García vs. Perú. Sentencia de 6 de abril de 2006 (fondo, reparaciones y costas). GACETA CONSTITUCIONAL N° 50 369 D octrina distinto a quienes se encuentran en una situación de desigualdad fáctica, siempre que ello pretenda generar determinadas condiciones que permitan a estos el disfrute igual de sus derechos y libertades fundamentales, como son las acciones afirmativas. Frente a la discriminación (directa e indirecta), el Estado tiene la obligación de realizar acciones encaminadas a su erradicación. Es necesaria la acción decidida y preventiva de las autoridades en todos los niveles (culturales y educativos) para su eliminación. Asimismo, si estas fallasen, se deben activar los mecanismos 370 represivos que permitan realizar una investigación adecuada (basada en el correcto análisis de los elementos probatorios) y, de ser el caso, aplicando las sanciones correspondientes. Surge así la necesidad de concretizar los derechos individuales con las prácticas institucionales que signifiquen una verdadera igualdad de derechos y de oportunidades. De esta manera, se apunta a la construcción real de una ciudadanía democrática, de una sociedad más igualitaria, con mayor reciprocidad entre sus ciudadanos y respetuosa de los derechos fundamentales de todas las personas.