EVOLUCIÓN DEL HEBREO COMO LENGUA SEMÍTICA. Los lenguajes semíticos están generalmente divididos en tres grupos principales: Semítico Oriental (Mesopotámico en Irak), Semítico Occidental (Oriente Medio) y Semítico Sur (Península Arábiga y Etiopía). Todos ellos están bastante relacionados entre sí, más o menos, como las lenguas Germánicas. El lenguaje Semítico Oriental consiste solamente del lenguaje acádico, de escritura cuneiforme en tablillas de arcilla y data del milenio tercero AC. Del acádico se derivaron dos lenguajes: el babilónico y el asirio. El arameo, en el siglo 6 AC se convirtió en el remanente del akadio y del asirio, sobre todo literariamente. Los lenguajes Semítico Sur incluyen el árabe y el etiope. El alfabeto árabe procede del cananeo, originalmente sin vocales y esta compuesto de varios dialectos. Los lenguajes Semítico del noroeste están compuestos por el amorreo, el ugarítico y el cananeo. El “hebreo antiguo” o , es el lenguaje en el que se supone se escribió la Torá o Pentateuco. Se originó, a partir del alfabeto fenicio, sin vocales. Luego, a raíz de la vuelta de los judíos del éxodo babilónico, se adoptó, del arameo, lengua oficial del imperio persa, el o el “hebreo moderno cuadriculado” al cual se le añadieron las vocales a partir del alfabeto griego (Masoretas). Hoy, arbitrariamente, se le da el nombre de: o “…lengua santa…” al o el “hebreo moderno cuadriculado”. Durante el cautiverio de babilonia, bajo dominio persa, el arameo era la lengua franca. La mayoría de los términos hebreos tienen raíces formadas por tres consonantes. Su estructura semítica es bastante diferente a las lenguas de origen indo-europeas (español, francés, inglés, etc…). Existen pocas evidencias lingüísticas en el sentido de que los conceptos espirituales de Israel fueron prestados de otras culturas (sincretismos). La Septuaginta, o la más antigua versión griega de la Biblia, se realizó, en virtud del concurso de 72 seminaristas judíos, enviados por Eleazar, el sumo sacerdote, desde Jerusalén a Alejandría para su uso en la biblioteca real. En la Edad Media, San Jerónimo tuvo que usar a seminaristas judíos para la traducción de la Vulgata Latina. Los israelitas usaron traducciones en arameo del Pentateuco (el Tárgum) y partes del Midrash y del Talmud de Jerusalén. La Mishná con sus explicaciones del Pentateuco fue escrita en hebreo y la Guemará, con sus comentarios acerca de la Mishná, en arameo. Bajo el dominio de Alejandro el Magno, la cultura babilónica, persa y egipcia desaparecieron como civilizaciones autóctonas, las cuales reemplazó la cultura helenista. La única religión e idioma que sobrevivió fue el judaísmo y la lengua hebrea.