Entró en el piso derribando la puerta, y se lanzó frente al televisor

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SIN SALIDA
Entró en el piso derribando la puerta, y se lanzó frente al televisor mientras arrancaba el
embalaje del paquete que llevaba bajo el brazo. Había soñado con ella durante meses,
había gastado más de lo que podía permitirse, y había matado a dos dependientes
incompetentes con un estante cargado de expansiones de los Sims.
-Simios disléxicos… “¿Seguro que tiene reserva, ñañaña? –refunfuñó.
Monroe abrió la caja emocionado y casi lloró al contemplar las brillantes curvas
plateadas de la última y más grandiosa consola del mercado. Las manos le temblaron al
conectarla y pulsar el botón de encendido. El logo de la compañía apareció en pantalla y
a medida que crecía, la sonrisa de Mon le acompañaba.
-Pero… ¿Qué demonios…?
De repente, la pantalla del televisor parpadeó y lo que parecía un video casero apareció
frente a él. La imagen mostraba el mismo cuarto donde estaba él, pero unas horas antes,
mientras una figura que no supo reconocer metía sus tarjetas de memoria en una
papelera y les prendía fuego.
-¡No!
Consternado, no pudo dejar de mirar mientras la perversa sombra señalaba hacia abajo
con una mano deforme. El guionista la siguió con la mirada y descubrió que, a sus pies,
las quince luces que la consola tenía para mostrar su estado brillaban en un color “rojo
crítico”.
-¡¡Noo!!
Aterrado, tomó el mando del televisor y aporreó convulsivamente el botón de apagado.
Sin embargo, el video continuó mostrando como aquel ser agitaba un par de pilas, que
por supuesto pertenecían al mando, para acto seguido meterse la mano en el pantalón y
descubrir que todo el rato había guardado junto a sus genitales el propio mando.
-¡¡¡NOOO!!!
Mon saltó hacia la ventana, agarró el petardo de tropecientos kilotones que aguardaba
pacientemente apuntando a la calle, y salió del piso con los ojos inyectados en sangre.
En un callejón cercano, Leo corría desesperado, la mochila cargada con su arsenal de
pequeños aparatos electrónicos, su droga y consuelo. Giró en una esquina, y jadeando se
dio cuenta de que había llegado al final del camino. Se apoyó en la pared aterrorizado y
buscó rápido un rincón donde la luz de la Luna no pudiera alcanzarle.
Escuchó tembloroso como el ser que le perseguía se detenía a escasos metros.
-Yuuujuuu, pequeño geek, asoma la colita… -susurró este escrutando las sombras.
Descubrió a Leo, y sacándole a la luz exclamó- … ¡te encontré!
-¡Agh! ¿Quién eres tú? ¿Por qué me quieres mangar los cargadores y baterías? ¿Vienes
a por mí? ¿Quién te envía? Y por el amor del cielo, ¿por qué llevas minifalda con esa
pelambrera que tienes en las piernas? –balbuceó el blogger.
-Lo de las baterías tiene explicación, lo otro es más que nada por joder, que sé que te
ponen nervioso las féminas. Lo he leído en la sección de personajes.
-Un momento, tú eres… ¡Santo PageRank! ¡Socorro, que me violan! ¡Y lo que es peor,
me dejan sin pila todos los trastos!
-¡Que no se mueva nadie! –gritó alguien apareciendo tras la esquina.
El travesti miró a su espalda, y Leo se estiró un poco para mirar sobre el hombro de su
agresor. Bloqueando el callejón, se encontraba un apuesto joven armado con una
espada, y su mirada era fría como el hielo. No el hielo caliente de XDC, sino uno frío de
verdad.
-Señor Anders… digo, ¡Señor Dupond et Dupont! –exclamó alegremente el extraño de
los tacones, descubriéndose sensualmente un hombro peludo, a la vez que peinaba su
melena rubia.
-¡Tú! –voceó furioso Antuán- ¿Dónde está mi porno? Se que lo que tienes tú, lo vengo
oliendo hasta aquí.
-¡Es peligroso, mosquetero! –le advirtió Leo- Un cabronazo de cuidado, ¡mira!
Metió la mano en su mochila, y sacó un muñeco. Nada más ver la minifalda roja, el
muñeco abrió los ojos con desesperación.
-¡Pura maldad! ¡Horror! ¡Mal en estado puro! ¡MAAL! –gritó con las manos en la
cabeza.
-Es el muñeco detector de fuentes de maldad, me advirtió de que pasaba algo malo, y
entonces me encontré con este individuo –aclaró Leo.
El travesti acercó su cara a la del temeroso geek, y le susurró.
-¿También coleccionas peluches?
-Mucho cuidado, será un muñeco, pero está programado en Basic –comentó este
visiblemente ofendido-, es más, yo lo he configurado para que funcione también como
traductor de…
Antuán saltó con agilidad felina, interponiéndose entre ambos. Apartó a Leo, y agarró al
extraño por el escote.
-Menos gilipolleces, ¿dónde está lo mío? –cuando el otro le guiñó un ojo con picardía,
el mosquetero añadió:- No intentes seducirme con tus malas artes que te veo venir.
-Tengo lo que mereces –contestó el pervertido-, ¡aquí mismo!
En un abrir y cerrar de ojos, sacó una extraña pistola del liguero, e intentó encañonar
con ella al espadachín que rodó sobre si mismo para ponerse a distancia.
Antuán se agazapó, los músculos tensos como resortes mortales, la espada presta. El
tipo comenzó a apretar el gatillo…
Y en ese momento, Monroe saltó desde una ventana, y cayó sobre el travesti en un
torbellino de furia gamer, como un orco rabioso con un Lancer en cada mano.
-¡Universo de ira equicida!
-¿Qué? –farfulló desde el suelo el tipo de la falda- ¿Cómo averiguaste que era yo?
-Solamente tú eres un ungulado sin dedos oponibles, que se alivia el prurito genital
debajo de un chándal, equino vástago de una furcia –dijo Monroe, arrancándole la
peluca.
-¿Qué ha dicho? Noseqúe de un chándal… y habla en cursiva… –susurró Antuán a Leo.
Este levantó el muñeco a la altura de la oreja y escuchó.
-Tú eres el único que se rasca los huevos con una pezuña y lleva chándal, caballo
hijoputa –explicó el muñeco.
-¡El caballo hijoputa! –exclamó Antuán.
-En realidad, yo ya lo sabía –murmuró Leo.
Monroe levantó sobre su cabeza el tremendo petardo que llevaba consigo.
-Contempla este magnífico artefacto explosivo… ¡te lo haré engullir!
-No si yo hago esto antes.
El caballo disparó la pistola a bocajarro sobre el pecho del iracundo autor. Monroe cayó
al suelo, y segundos después el petardo que había salido volando le golpeó en la cabeza
con un golpe seco.
-Se veía venir –dijo Leo-, siempre la palma.
-No está muerto –aclaró el caballo señalando el arma-, son balas con el virus zombie.
Convertido en un no-muerto, Mon se levantó pesadamente.
-Deglutir la paaaarte principal del encéfalo… -graznó con la baba colgando.
-Comer cereeebros… -dijo el muñeco.
Antuán, dibujó una espiral con la punta de su espada y dijo:
-Eso lo hemos entendido todos. Dejad que yo me encargue de esto.
Mientras el espadachín disfrutaba asestando estocadas al cuerpo maltrecho del
guionista, el espíritu de este se debatía atrapado en la barrera entre la vida y la muerte,
como si una puerta de ascensor le hubiera pillado en medio.
-¡Universo de putrefacción! ¿Esto es un plano etéreo o algo así?
-¡Buenas!
-¿Quién eres tú?
-Mi nombre es Bond, James Bond.
-Pues te pareces un montón a La Muerte de Planeta Absurdo.
-También me llaman así, si.
-Escucha, pérfido esqueleto con sotana, no estoy muerto, estoy no-muerto, y no se
puede matar a un no-muerto tan fácilmente, así que ya te puedes ir marchando.
-Venga ya, todos sabemos que de alguna forma u otra te queda poqui…
Furioso, Monroe le agarró de la pechera.
-¡He dicho que no, defunción antropomórfica! –gritó, tras lo cual, su cuerpo material
cayó desplomado al suelo, y Mon pasó a estar muerto del todo.
-¿Es por haberte enganchado la capucha? –susurró a La Muerte.
-Si, va a ser verdad que la tengo que lavar… -le confirmó esta-. Oye, ahora que tienes
mucho tiempo libre ¿te gusta el ajedrez?
-¿Te refieres a ese juego basado en el ChessMaster, pero de madera?
Lentamente, los dos entes se esfumaron en el otro mundo.
En el callejón, Antuán pasó orgulloso sobre el cadáver de Mon y amenazó al caballo
con su espada.
-Te vas a enterar, rocinante.
El malvado equino, se metió las pezuñas en el escote y se sacó el relleno del pecho.
-¡Pilla! –exclamó, lanzándole los bultos al mosquetero, que los atrapó al vuelo con su
mano libre.
-¡Ostras, silicona modelada de última generación! –dijo este, extasiado- ¡Son como las
de verdad!
Con Monroe muerto, y Antuán haciendo malabares con tetas falsas, el caballo estaba
libre para cumplir su plan.
-¡Eh, caballo hijoputa! –exclamó Leo intentando ganar tiempo- Arriba pone que tienes
un plan, ¿no lo piensas explicar como buen villano?
-No, así de hijoputa soy. Oh… bueno si, pero solo para que veas que de verdad soy muy
hijoputa. Necesitaba un montón de imágenes con buenas carnes, una gran fuente de
energía y un sacrificio humano… ¿Para qué? ¡Para crear un conjuro que convertirá a
todos los dibujantes de WEE en Rob Liefeld! ¡¡Lloraréis al ver a Clickina!! ¿Qué más?
Ah, si, risa maligna, ejem… ¡BWAHAHAHA!
-¿Por qué el cadáver tenía que ser Monroe?
-Ah, eso no estaba pensado, a él fui a putearle por puro placer.
Distraído, no se dio cuenta cuando tras él una tapa de alcantarilla se abrió y una figura
sigilosa se abalanzó sobre su espalda con un bate de béisbol.
-¡De eso nada! –fue lo último que escuchó el caballo, antes de caer derribado por una
ensalada de golpes que lo dejó inconsciente- ¡A mi no me vas a convertir en una
vigoréxica hipertrofiada!
Leo, sorprendido y confuso, se quedó embobado mirando la hermosa joven de cabello
oscuro que había salvado a los WEE de una hecatombe.
De repente, algo se encendió en la cabeza de Antuán.
-Percibo… ¿tetas? ¡Por fin, el único par de tetas auténticas en esta mierda de historia!
Lanzó los implantes a un lado, que rebotaron y cayeron sobre el pecho de Monroe con
asombrosa puntería, y se abalanzó babeando sobre la chica.
Mientras ella, demostrando una increíble maestría con el bate, empezaba a darle una
tremenda paliza al espadachín, Leo se dio cuenta de quien era.
-¿Eva Bismo? Eres Eva de Freaks, ¿verdad?
-Pues si –dijo ella sin dejar de balancear el bate, del cielo a la espalda de Antuán, ya
noqueado-. ¿Has visto que Deus ex Machina, más cutre y mal traído?
-Jejeje, si, bueno… -susurró él. Y haciendo un esfuerzo tremendo, añadió: ¿Haces algo
ahora? ¿Tomamos algo… en algún sitio?
-Mira chaval, si el autor esperaba traerme para un final feliz, lo tiene crudo. Y tú
también. Mira que pedazo de petardo… me pregunto si cabrá en cierto sitio…
Los gritos de Leo se escucharon en todo el barrio.
Más tarde, el caballo hijoputa despertó, se encontró con el porno, las baterías y el
cadáver, e intentó de nuevo hacer la gran putada, pero fue detenido a tiempo por… no
sé, Boltrin de DragonMail, por ejemplo.
FIN
Han sido profanados:
Monroe –XDC
Caballo Hijoputa –A friki’s life
Leo –Geek in love
Antuán –Eh, tio!
La Muerte –Planeta Absurdo
Eva –Freaks
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