70 CULTURA EL NORTE DE CASTILLA VIERNES, 3 DE FEBRERO DEL 2006 | TODO DELIBES | Miguel Delibes comenta con su pluma magistral los temas más diversos @@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@ @@@@@@@@@@@?@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@@ @@@@@@@@ ? ? ? ? ? ‘Pegar la hebra’ ? ? UNA COLECCIÓN DE EL NORTE DE CASTILLA ? ?? ? ?? ? ? ‘Pegar la hebra’, o el gusto por la palabra y el diálogo RAMÓN GARCÍA DOMÍNGUEZ VALLADOLID F Entrega: Mañana, sábado. F Precio: Tres euros más el cupón de portada. F Editorial: Destino. F Colección: ‘Todo Delibes’. Segunda parte de las obras completas. Un desahogo formal P EGAR la hebra’ traducido a palabras pobres significa entablar conversación. Esto es lo que yo he pretendido en las páginas de este libro, entablar conversación, exponer coloquialmente algunos de los temas que me inquietan, me interesan o me divierten con ánimo de trasladar mi preocupación, mi interés o mi gozo a los lectores y que ellos, mentalmente, asientan o disientan de mis puntos de vista. Una conversación tácita, a distancia, y anticonvencional. Así, en este libro, hablo de temas tan delicados como el aborto o la agresión permanente a la naturaleza, si es que uno y otra no son una misma cosa, pero hablo también de fútbol, gastronomía, censura, cine y novela. Hay, por último, en estas páginas capítulos consagrados a la amistad, a amigos que se quedaron en el camino o a amigos que triunfaron. En cualquier caso, unas consideraciones bastante melancólicas sobre la fama, la amistad y la muerte. En definitiva, el libro es un pequeño desahogo cordial del que me place hacer partícipe al lector. MIGUEL DELIBES La colección ‘Todo Delibes’ ofrece mañana a sus lectores un nuevo libro misceláneo del novelista vallisoletano. En 'Pegar la hebra’, Miguel Delibes nos ofrece, con la pulcritud y maestría en el manejo de la lengua que le es propia, un inolvidable retablo de personajes, recuerdos y opiniones y, al mismo tiempo, el autorretrato de un humanista que contempla el mundo desde su profunda creencia en el hombre, en la naturaleza y, como él mismo afirma, «en el gusto por la palabra, ese mágico juego que consiste en atrapar una idea y fijarla en el papel mediante cuatro vocablos precisos». Cuando este libro se publicó en 1990, el crítico literario Tomás García Yebra se preguntaba en el diario ‘Ya’: «¿Cuál es el secreto de un escritor que, escriba de lo que escriba, te gusta? Miguel Delibes, en su libro ‘Pegar la hebra’ no cuenta nada especial, ni nada novedoso, ni siquiera elige anécdotas originales. ¿Qué ocurre, entonces? ¿Por qué uno se bebe este libro de recuerdos y pormenores y disfruta leyendo lo que le ocurren, por ejemplo, a las becadas, unos bichos que todo lo más que sabemos es que vuelan?». Y García Yebra se contesta a sí mismo: «A mi juicio, el secreto de una virtuosa pluma radica en cuatro puntos de apoyo: el lenguaje, la voz, el tono y el sentido común. El lenguaje de Delibes es preciso, nunca preciosista, con una técnica que se ve mucho, pero que no se nota nada. Luego está la auten- Miguel Delibes ‘pega la hebra’ con un grupo de amigos vallisoletanos (1984). / EL NORTE ticidad de la voz. A diferencia de otros grandes estilistas, la voz de Delibes es la de un hombre que disimula al artista, la de alguien que aparenta escribir un poco a la pata la llana y que, sin embargo, logra dar el salto más difícil en literatura: trasladar a un lenguaje casi de cháchara toda una metafísica de la existencia. En todo esto hay, posiblemente, un gran trabajo de taller, pero el filtro que utiliza es tan sutil que el lector cae rendido ante la magia de sus hallazgos». De las cosas comunes García Yebra señala como última virtud de la prosa de Delibes el sentido común. «La perspicacia de ver lo evidente y saber hilar una idea con su consecuencia inmediata, es algo que el escritor maneja con una autoridad que emboba. Delibes siempre sintoniza con los temas que elige y eso mismo hace sintonizar al lector». Porque los temas y asuntos que elige suelen ser los comunes a todos los mortales y de ellos diserta y «pega la hebra» con el lector. Temas más trascendentes unos, más banales otros, pero siempre desde la sintonía del tú a tú, nunca desde el magisterio del maestro frente al discípulo. Especial atractivo ofrecen, sin duda, los artículos y glosas dedicadas a los escritores que Delibes admira o a los amigos que «se quedaron en el camino». Las evocaciones de Carmen Laforet, su ‘maestro’ Garriges, Manuel Alonso Alcalde, Cossío o Ignacio Martín Baró (Nacho), destilan admiración y ternura a partes iguales. Como admiración y nostalgia emanan de la alocución que Delibes pronunció al ser investido Doctor Honoris Causa por la universidad de Madrid y que se recoge también en el libro. Palabras de cariño y profunda simpatía hacia quienes formaron el grupo Norte 60, como él lo denomina, integrado por nombres tan señeros como Jiménez Lozano, Umbral, Leguineche o Alonso de los Ríos. MÁS INFORMACIÓN Canal Las letras de Castilla y León www.nortecastilla.es ANTOLOGÍA (CAPÍTULO VII) Nacho, el mago Hace ya cinco o seis lustros, cada vez que se aproximaba la fecha del cumpleaños de uno de nuestros hijos –muy numerosos y de muy corta edad entonces–, mi mujer llamaba por teléfono a casa de Paco Martín Abril. Hablaba con él o con Alicia, su mujer, y les preguntaba si su hijo Ignacio tendría compromiso para ese día. Ignacio, Nacho, nunca tenía compromiso o, si lo tenía, arreglaba las cosas para complacernos. Nacho era así, desprendido, amable, condescendiente. Por entonces no tendría arriba de catorce años y se había ilu- Entra en la web más completa sobre la vida y obra de sionado con el ilusionismo. Quería ser mago, prestidigitador, jugador de manos. Se escribía con los grandes escamoteadores de la época, compraba libros, se ejercitaba para practicar viejos trucos. Los niños, la tarde de su debut, acogieron a Nacho Martín Baró con entusiasmo. Su imagen de prestidigitador resultaba conmovedora. Era un adolescente corpulento y el esmoquin de su padre le quedaba demasiado estrecho y las perneras de los pantalones excesivamente largas. Poco amigo de etiquetas, Nacho llevaba torcida la corbata de lazo y por debajo de los bajos de los pantalones vueltos asomaban dos botazas embarradas con las que acababa de jugar al fútbol. Pero nada importaba nada. La maleta misteriosa que dejó un poco apartada de la mesa de operaciones redondeaba los ojos de los niños. Buen sicólogo, les hablaba durante los preparativos, con objeto de mantener vivo su entusiasmo. Pese a sus pocos años, Nacho era ya un virtuoso en los juegos con la baraja. Escamoteaba cartas, hacía aparecer en un florero la que los niños designaban, y las barajaba con la espectacular técnica del acor- RAFAEL VEGA Patrocina: Colabora: deón. En una palabra, Nacho, el mago, brindó unos comienzos fascinantes para los niños y los adultos, pero, tras una iniciación tan prometedora, llegaron los ejercicios complicados en los que no pasaba de ser un aprendiz. Extrajo de la misteriosa maleta una chistera plegada, la desplegó, se apretó el lazo de la corbata y empezó a meter pañuelos abigarrados dentro de ella. Pero, antes de llevar a cabo el primer movimiento de pasapasa, empezaron a volar palomas blancas de sus bolsillos, de las bocamangas, de los pantalones vueltos y Nacho, el mago, se reía, trataba de atraparlas, entre la algarabía de los chiquillos (…)