Página | 139 Editorial Justicia, derecho y equidad en la distribución de recursos sanitarios: Incógnitas y convocatoria Jorge Luis Manrique [email protected] La justicia, según secular propuesta del derecho romano, exige dar a cada uno lo suyo, no dañar a nadie y vivir honestamente. Hacer justicia a alguien es obrar en razón y tratarle de acuerdo con su mérito según las normas correspondientes. Actuar de justicia es hacerlo según normas y costumbres contenidas en el derecho y expresadas en las leyes. La justicia conmutativa regula la igualdad o proporción que debe haber cuando se dan o se cambian una por otra cosa. La justicia distributiva establece la proporción con que se deben distribuir recompensas y castigos. Desde el punto de vista objetivo, la justicia es una institución que rige las relaciones entre las personas. Define el ordenamiento de lo público, lo social, el derecho y las instituciones tomando al individuo como sujeto. Admite como justo o correcto lo que satisface algún derecho y define como tal al sistema de normas que regula y ordena las relaciones entre los miembros de una comunidad. La concepción de justicia varía de acuerdo con el criterio de derecho que se aplique. Éste, apoya en concepciones propias de cada comunidad y que mutaron a través del tiempo. El derecho natural Derivaba de “lo que la naturaleza enseña a todos los animales e incluso al hombre”. Fue concebido como producto de la sabiduría divina. Establecía normas universales que fijaban la fealdad o la necesidad morales inherentes a los hechos en los que participaran todas las criaturas. A fines de la Edad Media la escuela del derecho natural racionalista lo asumió como producto de lo que el ser humano descubría y configuraba merced al raciocinio y lo propuso como técnica de coexistencia.. El derecho como potencia moral El deber era una necesidad moral. Derecho y facultad de obligar significaban la misma cosa. La ley era justa cuando se ajustaba a los principios morales de la comunidad. Lo honesto, lo decoroso y lo justo eran las fuentes del bien. Honesto era todo lo que cada uno discutía consigo mismo como obligación interna. Decoroso era el accionar externo que satisfacía las concepciones sociales. Era justo lo que implicaba obligaciones hacia otros cuando pretendía no perturbar la paz o restablecerla cuando se hubiera alterado. La virtud perseguía el bien a través de acciones honestas y decorosas en pos de lo justo. Era legal todo lo que conformara a las leyes pero sólo era legítimo lo que honrara el deber moral. El derecho como fuerza o capacidad de coerción Las “reglas del juego” respondían a propuestas contractualistas y éstas fundaban el pacto social. Los individuos cedían prerrogativas individuales a cambio de protección individual y grupal de bienes, servicios y productos. La ley la hacía la autoridad y justo era lo que estaba mandado. Correspondía al Estado la potestad de gobierno, la garantía y custodia de valores y creencias comunes, el diseño y la aplicación de las normas y el monopolio de la fuerza contra la violencia de los privados. La legislación moral ofrecía significados prevalentes para ponderar hechos y acciones. La medida moral primaria era el cumplimiento de las obligaciones. Este proceder constituía lo justo. Se consideraban males sustantivos el engaño, la violencia, la pérdida de la vida, la restricción de las libertades, el dolor físico intenso y la incapacidad mental o física. El derecho como técnica social La tendencia actual delega en los legisladores la representación de los ciudadanos. El derecho contiene razones que derivan de la moral y sobre ellas se han de elaborar las normas de convivencia que reconocen contratos, aceptan la igualdad social, el bienes- Página | 140 tar colectivo y garantizan el orden de la comunidad. Las leyes expresan de manera prescriptiva, imperativa, positiva o negativa derechos y obligaciones y establecen penas por incumplimiento. Todo lo que en justicia puede ser reclamado a otros deviene en algún derecho. El derecho negativo impone a todos la obligación de no interferir en lo que no debe ser vulnerable y obliga incluso al Estado. Entre estas cuestiones sustantivas condiciones primarias caben la vida, las libertades en general, la propiedad y las concepciones religiosas, filosóficas o las políticas individuales. El derecho positivo reclama de todos la asistencia necesaria para satisfacer la salud y la educación entre otras condiciones básicas conducentes al bienestar individual. Hoy se acepta que la ley le otorga el derecho de hacer todo lo que no está prohibido y que las personas tienen el poder de hacer todo lo que resulta de sus facultades mentales. ¿EQUIDAD o IGUALDAD? Aristóteles estima a la “equidad” como disposición del ánimo que tiende a otorgar a cada sujeto lo que merece, como la justicia llevada al caso particular. Su ejercicio permite actuar con moderación y bondad y superar las imperfecciones o vacíos de la ley positiva. Imparcialidad racional, valoración de la individualidad y equilibrio de las nociones de justicia, de ley positiva y de igualdad social son condiciones exigibles para decidir con equidad. El concepto de equidad difiere del de igualdad. La igualdad es la correspondencia y proporción que resulta de las partes que uniformemente componen un todo. Define la equivalencia entre cantidades o expresiones. Conforma con algo en naturaleza, forma, calidad o cantidad y no distingue necesidades ni personas. La igualdad ante la ley es el principio que reconoce a todos los seres humanos los mismos derechos. Cada ser humano es diverso en cuanto individuo e igual a sus semejantes en dignidad y esto merece consideración. La igualdad entre los seres invita a emplear la equidad en acciones que incumben a la justicia y a guiarse por el deber o por la conciencia más que por la ley escrita. La equidad es multidimensional, conviene más a lo justo y habilita una “bondadosa templanza”. Se constituye en cuestión de valor para toda acción política, económica y social. Tiende a ajustar la oferta de acuerdo con normas vigentes en la comunidad en busca de satisfacer las necesidades y para ofrecer del sujeto menesteroso acceso a los bienes RECURSOS SANITARIOS El término comprende al conjunto de personas, recur- sos materiales, financieros y técnicos afectados a atender, prevenir, rehabilitar y curar problemas de salud. LA MORAL y LA ÉTICA COMO NECESIDADES HUMANAS La moral es el conjunto de comportamientos y reglas que una comunidad acepta como válidos. La ética es la aplicación del pensamiento crítico a cada propuesta moral. Aynd Rand afirma que “…la ética no es una fantasía mística, una convención social ni un producto subjetivo suntuario carente de valor… es una necesidad objetiva y metafísica para la supervivencia del hombre en cuanto ser humano”. Es necesario aquello de lo que se carece y de lo que no se puede prescindir, todo lo que no se puede elegir ni rechazar pues no es libre ni aleatorio. Abraham Maslow ordenó las necesidades humanas en una escala de complejidad creciente1 .Las necesidades básicas o de supervivencia incluyen a las de orden fisiológico (respiración, alimentación, descanso, sexo…), a las que incumben a la seguridad (moral, física, familiar, laboral…), a las referidas a la órbita social (amistad, afectos…) y a las relacionadas con la autoestima (confianza, respeto, reconocimiento de sí). La espontaneidad, la creatividad, la moralidad y la ética se aceptan como necesidades superiores o de crecimiento que incumben a la realización del Ser. LA VISIÓN BIOÉTICA Una de las definiciones de bioética la considera “estudio sistemático de la conducta humana en el ámbito de las ciencias de la vida y de la atención a la salud, cuando se examina esta conducta a la luz de los valores y de los principios morales”2. Expresa interés explícito por el medio ambiente, la ecología y la vida humana, animal o vegetal y por la salud. Diego Gracia, eticista español, propone para la propuesta principialista dos niveles3. La ética de mínimos coincide con lo correcto y responde a la ética del deber. Comprende a la justicia y a la no maleficencia que se estiman como exigencias de obligación perfecta. Caben en este nivel todas las acciones que la ética pública de cada comunidad defina como el bien común. Prioriza las obligaciones públicas sobre las privadas y establece al Estado como garante de las obligaciones expresadas por el Derecho. El cumplimiento de los deberes se puede demandar aún contra la propia voluntad de los actores. El eje de la categoría apoya en el primum non nocere hipocrático. La ética de máximos incluye deberes que conciernen a lo bueno y satisfacen a la ética de la felicidad. Incluyen a la autonomía y a la beneficencia, admitidas como deberes de obligación imperfecta o de caridad. Dependen de sistemas de valores e ideales subjeti- Página | 141 vos. Se manifiestan en la esfera moral y armonizan con el secundum beneficere. OBSERVACIÓN En La República, Platón (427-347 a. C) postuló que merecía ser considerado como ciudadano relevante, útil y perfecto quien exhibiera como virtudes la prudencia, la templanza, la fortaleza y la justicia. Muchos siglos después, Santo Tomás (1225-1274) las propuso como cardinales. Para Kant, la virtud era una cualidad positiva del ser humano que conformaba a la intención moral de cumplimiento del deber y lo disponía para obrar bien. Actuar en forma virtuosa exige que la razón elija entre lo bueno y lo malo para actuar con prudencia. Debe sopesar pasiones, apetitos sensitivos, temores y concupiscencias de manera adecuada para obrar con templanza. Proceder de acuerdo con lo decidido requiere fortaleza. Hacerlo con ecuanimidad para con nosotros y con los otros demanda justicia. La interpretación de la justicia ha provocado confrontaciones durísimas aún no resueltas entre distintas escuelas de pensamiento. INCÓGNITAS Y CONVOCATORIA La Constitución Nacional Argentina instituye el derecho a la vida como derecho negativo. Las leyes reconocen el derecho positivo de procurar asistencia sanitaria. La cobertura de salud de la población nacional coloca al Estado como responsable exclusivo del cuidado de más del 50% de la población. ¿Está cubierta la obligación? La realidad es dura. Los inconvenientes sanitarios son (o debieran ser) evidentes para cualquier observador atento. Aún con información mínima, diariamente hay llamados de atención que demuestran inconvenientes en el bienestar y aún la propia vida de los compatriotas. ¿Incumbe a los médicos la equidad y la justicia en la distribución de los recursos sanitarios? ¿Si así fuera, es hipererogatorio pedir que lo hagan? La tradición, el estímulo bioético general y las conclusiones de la confederación de sociedades científicas publicada en este número de INMANENCIA parecen estímulos suficientes para reflexionar sobre la responsabilidad que cabe a los médicos ante la equidad y justicia en la distribución de recursos sanitarios en Argentina. Descreemos de la visión de Ambrose G. Bierce que estima que “justicia es un artículo más o menos adulterado que el Estado vende al ciudadano a cambio de su lealtad, sus impuestos y sus servicios”.4 Invitamos a quien lo desee a enviar observaciones, análisis y propuestas que permitan definir, aceptar, comprender y mejorar la situación actual. Los enfoques podrán demostrar que existen argentinos a quienes cabe la calificación de ciudadanos relevantes, útiles y perfectos que hace 25 siglos propusiera Platón. ¡Hasta la próxima entrega! BIBLIOGRAFÍA 1. Maslow, A. Motivación y personalidad (3ª Ed) Ediciones Díaz de los Santos, Madrid, España, 1991. 2. Reich, WT. Encyclopedia of Bioethics. Macmillan Publishing Company, 1995 3. Gracia, D. Fundamentos de Bioética. Eudema, Madrid,1989. 4. Bierce, AG Diccionario del Diablo (http://es.feedbooks.com/book/3409/ diccionario-del-diablo),