la ley internacional, el gobierno mundial y la economía política

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UNIDAD
12
LA LEY INTERNACIONAL,
EL GOBIERNO MUNDIAL Y
LA ECONOMÍA POLÍTICA MUNDIAL
43. Prolegómenos a The Law of War and Peace
(La ley de la guerra y la paz)
HUGO GROCIO
1. La ley municipal de Roma y de otros estados
ha sido tratada por muchos que han emprendido la tarea de elucidarla mediante comentarios
o de reducirla a un cómodo compendio. Sin
embargo, ese cuerpo de leyes que se centra
en las relaciones entre estados o en dirigentes
de estados, ya sea derivadas de la naturaleza o
establecidas por mandato divino, o incluso generadas por la costumbre o el acuerdo tácito,
se ha visto poco aludido. Hasta hoy, nadie lo
ha tratado de modo sistemático y exhaustivo.
No obstante, el bienestar de la humanidad demanda que esa tarea se realice . ..
3. Tal empresa es de lo más necesaria, ya que
en nuestros días, al igual que en tiempos anteriores, no faltan hombres que observen con desdén
esa rama de las leyes, pensando que no tiene
otra realidad fuera de la de un nombre vacío.
Condensado de Tbe Law of War and Peace,
de Hugo Gracia. Traducido por Francis W. Kelsey , en 1925, para la Carnegie Endowment
for International Peace (Fundación Carnegie para
la Paz Internacional) . Reimpreso con autorización de los editores. (Notas al calce suprimidas.)
Con demasiada frecuencia está en boca de los
hombres la máxima de Eufemio, citada por Tuádides: "Tratándose de un rey o de una ciudad
imperial, nada es injusto cuando es conveniente." Algo parecido implica la afmnación .de
que, en aquéllos a quienes favorece la fortuna,
el poder establece el derecho, y que la administración de un estado no puede llevarse a efecto
sin injusticia.
Además, las controversias que se generan
entre pueblos o reyes por lo general tienen como árbitro a Marte. Que la guerra, pues, es irreconciliable con cualquier ley, es una opinión
sostenida no sólo por el pueblo ignorante; a menudo, hombres sesudos y bien informados deslizan expresiones que apoyan ese punto de vista.
Así, nada resulta más común que la afirmación
del antagonismo entre la ley y la guerra...
5. En razón de que nuestro debate acerca de
las leyes se habría emprendido en vano de no
existir ley alguna, para propiciar una recepción favorable de nuestro trabajo y, al mismo
tiempo, para fortificarlo contra cualquier ataque,
este grave error debe ser refutado, aunque sea
brevemente. Con el fin de no vernos obligados a
375
376
La ley internacional, el gobierno mundial y la economía política mundial
tratar con una multitud de opositores, permítasenos asignarles un mediador. ¿Ya quién mejor
podríamos elegir que a Carneades? . ..
Sea, pues, Carneades, quien habiéndose encargado de sostener un alegato contra la justicia
-en partiCular, contra esa fase de la justicia en
la que nosotros nos hallarnos interesados- no
pudo ofrecer argumento más sólido que el que
asienta que, por razones de conveniencia, los
hombres se imponen leyes, mismas que varían
de acuerdo con las costumbres y que, a menudo entre los mismos pueblos sufren cambios
cuando los tiempos cambian, y por otra parte,
que no hay ley de la naturaleza, puesto que todas
las criaturas -tanto hombres corno animalesse ven impelidas por naturaleza hacia aquellos
fmes que les resultan ventajosos; y que, consecuentemente, no hay justicia y, si la hubiese, ésta
sería una suprema locura, puesto que U!io ejerce la violencia en favor de sus personales intereses si advierte la ventaja de los otros.
6. . .. El hombre es, pues, sin duda, un animal; pero un animal de clase superior, más alejado de cualquier otro animal de lo que lo están
las diferentes familias de animales entre sí. Las
pruebas sobre este punto pueden hallarse en los
muchos rasgos que son peculiares de la especie humana. Pero entre los rasgos característicos
del hombre está su imperioso deseo de sociedad; es decir, de vida social no de cualquier tipo
ni de todos los tipos, sino de una vida pacífica,
y organizada de acuerdo con la medida de su
inteligencia, con aquellos que son de su propia
especie. Los estoicos llamaban a esta tendencia
social "sociabilidad". Establecida, por tanto, corno verdad universal, la afirmación de que cada animal se ve impelido por naturaleza a buscar
. sólo su propio bien no puede ser aceptada ...
8. Esta conservación del orden social, que
tan burdamente hemos bosquejado y que resulta en armonía con la inteligencia humana, es la
fuente de la ley, propiamente dicha. Ya esta esfera de la ley pertenecen el abstenerse de aquello que es de otro; la restitución a otro de algo
suyo que tal vez nosotros tenemos, junto con
alguna ganancia que quizá hayamos logrado de
ese algo; la obligación de satisfacer las promesas, el reparar debidamente un daño ocurrido
por nuestra culpa, así corno el infligir castigo a
los hombres, de acuerdo con su merecimiento.
9. A partir de este significado de la palabra
ley, ha surgido otro más amplio. Puesto que sobre otros animales el hombre tiene la ventaja
de poseer no sólo una fuerte propensión hacia
la vida social, sino además el poder de discriminación que lo capacita para decidir qué cosas son convenientes o dañinas (tanto las del
presente corno las que habrán de venir), y qué
puede conducirlo a cualquiera de las dos alternativas; en tales cosas el hombre por su naturaleza, está destinado -dentro de las limitaciones de
la inteligencia humana- a seguir la dirección
de un juicio bien dispuesto, que no sea llevado
fuera del camino ni por el temor ni por la fascinación del placer inmediato, ni arrebatado por
imprudente impulso. Cualquier opinión que esté claramente en desacuerdo con tal juicio se
entiende que también será contraria a la ley
natural; es decir, a la naturaleza del hombre
mismo.
10. A este ejercicio del criterio pertenece,
además, la distribución racional para cada hombre, o para cada grupo social, de aquellas cosas
que son propiamente suyas, y en tal forma que
se dé preferencia a quien es más sabio, sobre
el que lo es en menor grado; a un consanguíneo más que a un extraño; a un pobre, más que
a un hombre de medios; según sugiera la conducta de cada quien o la naturaleza de cada casa. Tiempo atrás, muchos llegaron a sostener la
opinión de que esta asignación discriminatoria
es parte de lo que propiamente y estrictamente se
llama ley. No obstante, la ley, propiamente definida, tiene una naturaleza muy distinta, pues
su esencia radica en dejarle a otro aquello que
le pertenece, o en cumplir nuestra obligación
hacia él.
11. Lo que hasta aquí hemos expresado ofrecería un grado de validez incluso si tuviéramos
que aceptar aquello que no puede aceptarse sin
la mayor iniquidad: que no hay Dios, o ql}e los
asuntos humanos no son incumbencia de EL. . .
15. Nuevamente, dado que es regla de la ley
de la naturaleza guiarse por pactos (ya que se
hacía necesario que entre los hombres existiera algún método de obligarse uno al otro, y no
Prolegómenos a Tbe Law of War and Peace
puede imaginarse otro método natural), de esta
fuente han emanado los cuerpos de la ley municipal, pues aquellos asociados con algún grupo, o sujetos a uno o a varios hombres han prometido expresamente -o de la naturaleza de la
transacción debiera colegirse implícitamente
que han prometido- que acatarán lo que haya
de determinar la mayoría, en un caso y, en el
otro, aquéllos a quienes se ha conferido autoridad.
16. Lo que se dice pues, de acuerdo con la
opinión no sólo de Carneades, sino también de
otros, de que
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17. Pero justamente como las leyeS de cada
estado tienen en la mira la ventaja de dicha comunidad, así -a través del consentimiento mutuoha sido posible que ciertas leyes se generen en
todos los estados o en muchos de éstos, y se
ha hecho patente que las leyes así originadas
tuvieron presente la ventaja no de un estado en
particular, sino de una sociedad de estados. Y
ésta es la llamada ley de las naciones, siempre
y cuando la diferenciemos de la ley de la naturaleza ...
Así, pues, con su propia anuencia, aquel nacional que en su respectivo país obedece las leyes
del mismo, no es un tonto, pese a que mediante
la observancia de la ley tal vez se vea obligado
La conveniencia es, hoy como siempre la madre
de lo justo y razonable.
a abstenerse de ciertas cosas que le reportarían
ventajas. Por tanto, tampoco es necia la nación
no constituye verdad, si deseamos hablar con que no presiona en favor de sus propias ventaprecisión. Porque la propia naturaleza del hom- jas al punto de no observar la leyes comunes
bre, misma que 2unCjue nada nos faltara habría a todas las naciones. La razón, en cualquiera de
de conducirnos a las relaciones recíprocas de los casos, es la misma; pues así como el naciosociedad, es la madre de la ley natural. Pero la nal que viola la ley de su país, a fin de obtener
madre de la ley municipal es esa obligación que una ventaja inmediata, rompe el espíritu por el
emerge del consentimiento mutuo; y puesto cual sus propias ventajas y aun su posteridad se
que tal deber deriva su fuerza de la ley de la na- hallan aseguradas para siempre, así el estado que
turaleza, la naturaleza misma puede considerarse transgrede las leyes de la naturaleza y las de las
-digamos- bisabuela de la ley municipal.
naciones cercena también los bastiones que salNo obstante, la ley de la naturaleza cuenta vaguardan su paz futura. Incluso, si no llegara
con el refuerzo de la conveniencia, ya que el a lograrse ventaja alguna con la observancia de
Autor de la Naturaleza quiso que, como indivi- la ley, sería un toque de cordura, no de extraduos, nosotros fuésemos débiles y careciésemos vío, permitir que se nos encauce hacia donde
de muchas cosas necesarias para vivir adecua- sentimos que nuestra propia naturaleza nos guía.
damente, a fin de que nos viésemos mayormen19. Por lo anterior, yen general, de ningute impelidos a cultivar la vida en sociedad. Pero na manera es verdad aquello que señala:
la conveniencia proveyó también la oportunidad para la ley municipal, ya que el tipo de aso- Confesemos, pues, que las leyes fueron formuladas
ciación de la que hemos estado hablando, y la Por temor a la injusticia,
sujeción a la autoridad tienen ambas, sus raíces
en la conveniencia. De esto se desprende que pensamiento, éste, que alguien explica así en
aquellos que dictan las leyes para otros, al ha- Platón: "las leyes se inventaron por miedo al
cerlo se acostumbran a tender, o deben tener, agravio, y los hombres se han visto impelidos
por una fuerza extraña, a cultivar la justicia...
en la mira alguna ventaja.
44. De World Peace Through World Law
(Paz mundial mediante una ley mundial)
GRENVILLE CLARK
y LoUls B.
SOHN
INTRODUCCIÓN
Grenville Clark
Este libro expone un plan completo y detallado
para la conservación de la paz mundial, dentro
del esquema de una propuesta de modificación
a la Carta de las Naciones Unidas. Su objetivo
es contribuir con material para las discusiones
a nivel mundial que deben preceder a la adaptación del desarme universal y total y al establecimiento de instituciones realmente eficaces
para la prevención de la guerra.
Por principio, quizá sea útil explicar: en primer término, los conceptos fundamentales de
este plan para la paz; y, en segundo, los rasgos
principales del plan, mediante los que tales ideas
serían llevadas a cabo.
Reimpreso con autorización de los editores,
a partir de World Peace Through World Law,
tercera edición. Grenville Clark y Louis B. Sohn
(Cambridge, Mass .: Harvard University Press ,
1966), pp . xv-xvii. Copyright © 1958, 1960,
1966, a cargo del Presidente y Catedráticos del
Harvard College.
378
La premisa central del libro es idéntica a la
declaración del presidente de los Estados Unidos de Norteamérica, del 31 de octubre de
1956: "Sin leyes no puede haber paz." En este
contexto, el término leyes implica, necesariamente, a las leyes de una autoridad mundial; es
decir, leyes que serían aplicables uniformemente a todas las naciones y a todos los individuos
del mundo y que prohibirían, definitivamente,
la violencia -o la amenaza de ésta- como un
medio para tratar cualquier disputa internacional. Dichas leyes mundiales deben ser leyes que
se puedan hacer cumplir, y no que sólo representen un mero conjunto de exhortaciones y
preceptos que es deseable observar pero para
cuya ejecución no existan mecanismos efectivos.
La proposición que asienta "sin leyes no hay
paz" representa también la idea de que la paz
no puede asegurarse a través de una permanente
carrera armamentista, ni de una idefinida "balanza de terror"; ni aun mediante maniobras
De World Peace Tbrougb World Law
políticas, sino solamente a través del desarme nacional total y universal y del establecimiento de
instituciones que correspondan, en el ámbito
mundial, a aquéllas que mantienen la ley y el
orden dentro de las comunidades locales y las
naciones .
Una de las motivaciones principales para la
elaboración ha sido el hecho de que el mundo
resulta mucho más susceptible de realizar progresos hacia una paz genuina (y no hacia una
precaria tregua de acción militar) cuando se dispone de un plan detallado y adecuado para tal
propósito, de manera que la estructura y las funciones de las instituciones mundiales indispensables puedan ser plenamente discutidas sobre
una base de alcances mundiales. En consecuencia, este libro comprende un grupo de propuestas específicas e interrelacionadas para llevar a
cabo un desarme universal y total y para fortalecer la acción de las Naciones Unidas a través del
establecimiento de tantas instituciones legislativas, ejecutivas y judiciales como sean necesarias
para la conservación del orden mundial.
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por parte de alguna nación contra otra, salvo
en caso de defensa propia, y debe ser aplicable
a todos los individuos y a todas las naciones,
sin excepción.
Tercero : deben establecerse y mantenerse tribunales jurídicos que interpreten y apliquen las
leyes mundiales contra la violencia internacional, y órganos de mediación y conciliación, a
fin de instituir los medios pacíficos de fallo y
arreglo en vez de la violencia -o la amenaza
de ésta- como vía para tratar todas las disputas internacionales.
Cuarto: debe crearse y mantenerse una fuerza policíaca mundial permanente que, al tiempo
que salvaguarde -con el mayor cuidado- de
usos indebidos, resulte adecuada para adelantarse a (o para sumprimir) cualquier violación
de la ley mundial contra la violencia internacional.
Quinto: el desarme total de todas las naciones (más que la mera "reducción" o "limitación" de armamentos) es esencial para toda paz
que se quiera sólida y duradera. Y, además, que
este desarme se realice de modo simultáneo y
proporcionado en etapas cuidadosamente veriPRINCIPIOS IMPLíCITOS
ficadas , y esté sujeto a un sistema de inspección
pefectamente organizado. Hoy en día generalHe aquí los principios básicos por los que el pro- mente se acepta que el desarme debe ser unifesor Sohn y yo nos hemos regido:
versal y exigible. También es necesario que sea
Primero: es ingenuo confiar en lograr una total, puesto que: a) en la era nuclear, ninguna
paz genuina, si no se ha puesto en marcha un simple reducción en los nuevos medios de dessistema eficaz de leyes mundiales, de índole exi- trucción masiva podría eliminar de manera efigible, dentro del limitado campo de la preven- caz el temor y la tensión; y b) si se conservara
ción de la guerra. Esto implica: a) el desarme una cuantiosa proporción de armamento naciototal, bajo controles eficaces, de todas y cada nal, incluso si sólo se tratara del diez por ciento
una de las naciones, y b) la adopción simultánea, de los armamentos de 1960, resultaría impracen todo el mundo, de aquellas medidas e insti- ticable sostener una vigorosa fuerza policíaca
tuciones que la experiencia de siglos ha fincado mundial que pudiera manejar cualquier posible
como esenciales para conservar la ley y el orden; agresión o revuelta contra la autoridad de la oren especial, una ley clarameme establecida contra ganización mundial. Debemos afrontar el hecho
la violencia, tribunales para interpretar y aplicar de que hasta realizar el desarme total de todas
dicha ley, y policía para hacer que se cumpla. las naciones, sin excepción, puede haber la seEntendemos que todo lo demás depende, sin guridad de una paz genuina.
Sexto: debe crearse una maquinaria mundial
duda de la aceptación de este enfoque.
Segundo: la ley mundial contra la violencia eficaz, a fin de mitigar las "astas disparidades en
debe establecerse explícitamente, en forma cons- las condiciones económicas de las varias regiotitucional y estatutaria. Debe prohibir, con ba- nes del mundo, cuya continuidad tiende a la
se en penas apropiadas, el empleo de la fuerza inestabilidad \. al cémf1icto.
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La ley internacional, el gobierno mundial y la economía política mundial
También nos han guiado los siguientes principios complementarios:
La participación activa en el ámbito de la
autoridad de la paz mundial debe ser universal,
o casi universal. Y aunque a pocas naciones se
les puede permitir el declinar la membrecía activa, cualquiera de las que no sean miembros
debe estar igualmente obligada a abolir sus propias fuerzas armadas, y a respetar todas las leyes
y reglamentaciones de la organización mundial,
en relación con la guerra. De ello se desprende
que la ratificación del documento constitucional que cree la organización para la paz mundial (sea en la forma de la Carta de las Naciones
Unidas modificada o en alguna otra) debe lograrse mediante una mayoría preponderante de todas las naciones y pueblos del mundo.
Le ley mundial, en el limitado campo de prevención de la guerra al cual aquélla tendría que
restringirse, debe aplicarse a todos los habitantes
del mundo, lo mismo que a todas las naciones,
a fin de que, en caso de violaciones por parte
de individuos sin el apoyo de sus respectivos
gobiernos, dicha ley mundial pudiera invocarse directamente contra aquéllos, sin necesidad
de enjuiciar a una nación entera o a un grupo de
naciones.
Los derechos y obligaciones básicos de todas las naciones, respecto a la conservación de
la paz, deben estar claramente definidos, no en
las leyes promulgadas por un campo legislativo
mundial, sino en el propio documento constitucional, mismo que además tendría que establecer cuidadosamente la estructura y poner en
marcha los poderes más importantes de las diversas instituciones mundiales establecidas o
autorizadas en él. Y, desde luego, en dicho documento tendrían que definirse los límites de
esos poderes, y ofrecerse salvaguardas específicas para garantizar la observancia de tales lindes y la protección de los derechos individuales
contra el abuso del poder. Através de este método de "legislación constitucional" las naciones y los pueblos conocerían, por adelantado
y dentro de límites definidos, qué obligaciones
tendrían que asumir al aceptar el nuevo sistema
mundial, y sólo se dejaría un ámbito de discreción restringido a la rama legislativa de la autoridad mundial.
Los poderes de la organización mundial tendrían que limitarse a asuntos directamente relacionados con la conservación de la paz. Todo
tipo distinto de poder se reservaría a las naciones
ya sus respectivos pueblos. Tal definición de
los poderes y la restricción de los mismos resultan aconsejables no sólo para evitar la opción
basada en el temor a la interferencia en los asuntos internos de las naciones, sino incluso porque es sabio que esta generación se limite a la
singular tarea de evitar la violencia internacional
o la amenaza de ésta. Si pudiéramos conseguir
eso, nos sentiríamos satisfechos y bien podríamos dejar a generaciones posteriores alguna
prolongación de los poderes de la organización
mundial que ellas pudieran acoger con beneplácito.
Cualquier plan para prevenir la guerra a través
del desarme total y el establecimiento de una ley
mundial contra la violencia internacional deben
ser completamente adecuado para el propósito a
la vista, pero debe, además, ser aceptable para esta generación. Proponer un plan que carezca de
estos rasgos fundamentales para la prevención
de la guerra sería cosa fútil. Por otro lado, un
plan que sin importar su concepción ideal, traspasara los límites de la época y suscitara férrea
e insalvable oposición sería igualmente vano.
Así, pues, hemos tratado con ahínco de hallar
un equilibrio perfecto al proponer un plan que,
además de que realmente sería adecuado para
prevenir la guerra, tendría ai mismo tiempo una
salvaguarda tan cuidadosa que necesariamente
sería aceptable para todas las naciones.
No se descarta la posibilidad de realizar un
desarme universal y total, y establecer nuevas y
necesarias instituciones, a través de una autoridad mundial completamente, nueva pero parece
más normal y sensato realizar las modificaciones indispensables a la Carta de las Naciones
Unidas que rige en la actualidad.
45. Gobierno mundial
INIS
L.
CLAUDE, JR.
LA ANALOGíA ENTRE ESTADO
NACIONAL Y ESTADO MUNDIAL
La teoría de un gobierno mundial es esencialmente analógica; propone reproducir el estado nacional, sólo que a escala internacional, y considera
la operación gubernamental como un instrumento de orden, dentro de la comunidad nacional,
.en busca de pistas hacia medios a través de los
cuales podría lograrse el orden mundial. Esto
indica claramente que el problema preliminar
de quienes estructuren los procesos y las instituciones mundiales estriba en desarrollar una
comprensión de procesos e instituciones nacionales. ¿Cómo funciona un gobierno dentro de un
estado nacional? ¿Cómo podría, por tanto, funcionar un gobierno dentro del estado mundial?
Debe reconocerse que ese gobierno quizá no
funcionará en la misma forma o con el mismo
Condensado de Power and International Relations, de Inis L. Claude, Jr. (New York: Random
House, 1962), pp. 255 a 271. Copyright © 1962,
Random House, Inc. Reimpreso con autorización
de la editorial y del autor. (Notas al calce, suprimidas.)
nivel de éxito, ya fuera en un ámbito mayor o
en uno menor, y que medios y técnicas totalmente distintos de los normalmente asociados
con un gobierno tal vez se consideraran apropiados para la conservación del orden internacional. Amenudo, los defensores del gobierno
mundial parecen demasiado interesados en la
persuasión y promoción de tal reconocimiento.
Esa dogmática seguridad de que eficaces instituciones globales pueden definirse simplemente
como un mandato de gobierno nacional es tan
lamentable en términos intelectuales como puede
resultar satisfactoria en términos emotivos. Así,
uno podría, con razón, exigir menos dedicación
y más capacidad. Con todo, debe destacarse que
este tipo de exuberancia ideológica no es inherente a la posición misma. Uno puede, legítimamente, preguntar qué puede aprenderse de la'
experiencia del gobierno nacional que pudiera
adoptarse con provecho o adaptarse al propósito de construir un sistema de orden mundial,
sin recrearse en la ilusión de que los problemas
nacionales e internacionales son perfectamente comparables, o que las soluciones resultan
del todo transferibles de un nivel a otro. En realidad, yo debería sostener que uno tiene que
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382
La ley internacional, el gobierno mundial y la economía política mundial
hacerlo así, puesto que no estamos tan bien
aprovisionados de ideas promisorias en lo que
toca a resolver el problema de la guerra como
para darnos el lujo de olvidar la posibilidad de
que, en esa forma, podrían ganarse tan valiosas
concepcioaes. Haciendo caso omiso de sus defectos, a la escuela de pensamiento del gobierno
mundial debe reconocérsele el logro de haber
encauzado la atención hacia tan importante tema.
Es impresionante el hecho de que la mayoría de
los comentaristas, ya sea los que se cuentan entre los decididos promotores del movimiento
para un gobierno mundial o entre los que con
menos pasión consideran la teoría del gobierno
mundial, tiendan a visualizar el gobierno nacional como una instrumentación para tratar con
individuos, al considerar el tema de la transferibilidad de las técnicas de gobierno a niveles
mundiales. Al preguntar: "¿qué es aquello, si
acaso hay algo, que podemos aprender del gobierno nacional que pudiera resultar pertinente para el problema del orden mundial?", ellos
comienzan por señalar que los estados tienen
jueces y cuerpos policíacos encargados de la tarea de tratar con delincuentes individuales. Existe poca diferencia a este respecto entre aquellos
que conciben al gobierno mundial como el que
trata exclusivamente con infractores individuales
de la ley y aquellos que lo consideran como una
organización mundial interesada en imponer
una conducta ordenada y pacífica a los estados,
en vez de (o además de) los individuos. Supuestamente, el ideal estriba en capacitar al gobierno
mundial para que se relacione con los objetos
de su acción reguladora, sean estos individuos,
estados, o ambos, tal como lo hace un efectivo
gobierno nacional con cada individuo ...
Es extraño que aquellos que han sido más apegados a la idea de que la solución del problema
de las relaciones entre los estados se descubrirá
en la versión mundial del estado nacional hayan
desplegado tan escaso interés en el aspecto de
"paz entre grupos" del gobierno nacional. Parecería casi obvio que las sociedades nacionales
son más comparables con la sociedad internacional cuando se les observa como comunidades pluralistas, y no fragmentadas, y que el
problema de la guerra civil constituye la más
cercana analogía al problema de la guerra internacional. Si uno está interesado en prevenir que
un estado agresivo provoque la ruptura de la paz
mundial, sugiero que resultaría más natural volver a nuestras ideas sobre la prevención de la
rebelión a gran escala en contra del orden público en un sistema federal, que a la prevención
del robo a mano armada, en una ciudad bien
gobernada. ¿Cómo, entonces, va uno a explicar la concentración del interés en la analogía
de un gobierno nacional como regulador de las
conductas individuales?
En algún grado, este singular enfoque parece
el producto de un concepto de gobierno completamente sencillo. Cuando escolapios, concebimos el gobierno como una legislatura, como
un conjunto de leyes, un policía, un juez y una
cárcel. Aquellos que se portan mal son arrestados
y castigados. La disciplina social del gobierno
se ubica esencialmente en la macana que usa el
policía de la esquina. Si esto funciona en Kalamazoo, ¿por qué no habría de hacerlo en una
escala mundial?
Esta explicación no debe llevarse demasiado lejos. Muchos defensores prominentes del
gobierno mundial saben perfectamente de la
complejidad del proceso gubernamental moderno; .. . ¿Cómo es, entonces, que tales hombres
consideran el problema del gobierno mundial
cual si se tratara de una reproducción a gran
escala del problema nacional de hacer cumplir
la ley a los individuos?
Puede, quizá, hallarse un indicio de la íntima relación entre la idea del gobierno mundial
y el tema de moda de un código mundial de leyes. Leyes un término clave en el vocabulario
del gobierno mundial. Uno reacciona contra la
anarquía -desorden, inseguridad, violencia, injusticia infligida por el fuerte sobre el débil. En
contraste, uno postula la ley -símbolo de lo
que se opone a esos repugnantes y peligrosos
males. La ley sugiere una autoridad debidamente
constituida y un control eficazmente implantado; simboliza la suprema voluntad del conglomerado, el propósito de mantener la justicia y
el orden público. Este concepto abstracto se ve
muy fácilmente transformado, mediante respetuosa observancia, de uno de los dispositivos
Gobierno mundial
a través de los cuales las sociedades tratan de
ordenar las relaciones internas en una clave simbólica para una buena sociedad. Cuando sucede
dicha transformación, la ley se convierte en un
término mágico para quienes abogan por un gobierno mundial, y para quienes comparten con
aquéllos los vínculos ideológicos de dedicación
al imperio de la ley ... Y, en modo más significativo, esto los lleva a olvidarse de la política,
a restar importancia a la función del proceso político en el manejo de los asuntos humanos, y
a imaginar que de algún modo la ley, en toda
su pureza, puede desplazar a las sucias tretas políticas.
De manera inexorable, el énfasis en la ley característico de quienes se pronuncian por un gobierno mundial conlleva la tendencia a centrarse
en las relaciones de los individuos con el gobierno; pensando en términos legales, uno visualiza al individuo aprehendido por la policía
y conducido ante el juez. Rechazar o ignorar la
política implica el descuido del aspecto pluralista del estado, puesto que el proceso político
está preeminente mente interesado en el ordenamiento de las relaciones entre los grupos que
constituyen una sociedad. En resumen, parecería que la orientación jurídica de la teoría del
gobierno mundial es la que produce su característica propensión a no contemplar al gobierno como un instrumento para tratar con grupos.
El efecto del enfásis en el imperio de la ley
para desalentar la atención sobre la política, con
sus implicaciones pluralistas, se ilustra con el
argumento de Clark y Sohn que establece que
los representantes que constituirían la Asamblea
General de su proyectada organización mundial, luego de un periodo de transición votando
ampliamente a lo largo de las líneas nacionales,
"tenderían más y más a votar de acuerdo con
su juicio individual en lo que se refiere a los más
legítimos intereses de todos los pueblos del
mundo, como en el caso de los parlamentos nacionales, en que los intereses de toda la nación
se consideran generalmente de igual importancia que los intereses de una determinada sección o de un grupo". Uno no puede negar que
en ocasiones los legisladores ejercen el juicio
individual, y que en otras muestran profunda
383
devoción hacia el interés general, aunque uno
esperaría que los comentarios sobre el tema reflejaran conocimiento del fenómeno de los partidos políticos ...
El proceso político mediante el cual los gobiernos intentan manejar las relaciones de los
segmentos de la sociedad entre sí y con la sociedad misma como un todo, junto con el estira
y afloja, y la disputa y la lisonja que ello implica, no es tan limpio y ordenado, dignificante y
generador de admiración, como el proceso de
hacer cumplir la ley mediante el cual tales gobiernos afirman su autoridad sobre los individuos.
Sin embargo, es un aspecto vitalmente importante de la función del gobierno, y es el que
guarda una más estrecha relación con el problema de establecer el orden en los asuntos internacionales. Resulta irónico, pues, que aquellos que'han hecho más para estimular la consideración de una posible aplicabilidad de las
lecciones emanadas de la experiencia gubernamental nacional al problema del orden mundial
hayan estado tan enamorados del concepto ley
como para haber rechazado y desalentado la
consideración del aspecto pertinente de esa experiencia .. .
Concentrándonos exclusivamente en los Estados Unidos, sugiero que los tributos que por
lo común se rinden al "imperio de la ley" de
manera más realista se le rindan al "imperio
de la política". En una sociedad de grupos en
disputa, la ley no constituye el único modo eficaz de prevenir la violencia; menos aún el método más importante. La política es el medio que
ha demostrado ser más útil. La Guerra Civil de
los Estados Unidos fue el resultado de un fracaso con el arreglo político entre las fuerzas locales, y no de una falla en la acción legal contra
los individuos .. .
Los norteamericanos ven hoy la guerra civil
como algo inconcebible; la amenaza y la realidad de tal desorden interno se han convertido
en memoria histórica. Este cambio fundamental es la manera de ver las cosas no deriva de
la convicción de que el gobierno de los Estados Unidos es mayormente capaz de ejecutar
la ley contra los individuos o contra segmentos de sociedad en la década de 1960 de lo que
384
La ley internacional, el gobierno mundial y la economía política mundial
lo fue en la de 1860. Me parece más bien que
dicho giro se basa en la confianza en torno a
la suficiencia de nuestro proceso político para
producir acuerdos y promover arreglos de intereses entre los diversos grupos que constituyen
la sociedad norteamericana, sean completamente opuestos o parcialmente coincidentes.
Una de las lecciones de la experiencia gubernamental es que la coerción raras veces puede
instrumentarse con éxito contra grandes colectividades que demuestran resueltas a defender
sus intereses, según los conciben ellos, contra
las autoridades públicas. La función del gobierno de guardar el orden no se cumple ganando
una guerra civil, sino evitándola. Si los grupos
no pueden ser reprimidos sin la ruptura del orden que el gobierno está llamado a mantener, de
esto no se desprende que sea la táctica alternativa de someter a los individuos la que tenga que
adoptarse sino, más bien, que debe intentarse
la ardua tarea de ordenar las relaciones entre
grupos, a través de medios políticos ...
Yo concluiría diciendo que los teóricos del
gobierno mundial no están errados al insistir en
que se debería recurrir a la experiencia del gobierno nacional en la búsqueda de pistas hacia
caminos más promisorios para lograr el orden
mundial, pero que tales autores tienden a interpretar equívocamente las lecciones de esa experiencia. En algunos casos, tratan el problema
nacional de la prevención contra el delito como
si fuera comparable con el problema internacional de la guerra, y extraen como conclusión a
partir de la experiencia nacional que la función
central de un gobierno mundial sería mantener
el orden, imponiendo -para tal fin- restricciones legales sobre la conducta individual. En
otros casos, destacan el problema nacional de
tratar con grupos disidentes, reconocen que es
comparable con el problema de tratar con estados agresivos, y sugieren que el modelo gubernamental requeriría que la autoridad central
se equipara con la fuerza militar pertinente, a
efecto de reprimir cualquier posible rebelión
dentro de una comunidad mayor.
En contraste, yo sostendría que la prevención de la guerra civil es la función más importante del gobierno nacional en lo que se refiere
al problema del ordenamiento de las relaciones
internacionales; que los gobiernos no pueden
ni deben ejecutar esta función apoyándose fundamentalmente en la acción policíaca contra
los individuos, ni en el operativo militar contra
fuertes segmentos de sus propias sociedades; y
que los gobiernos consiguen sus propósitos en
esta tarea de vital importancia sólo cuando son
capaces de instrumentar un eficaz sistema de
arreglos políticos . ..
Esta concepción trata al gobierno no como
un monopolio del poder, que instaura un imperio de la ley, sino como punto focal de un
proceso político. Si la historia del gobierno nacional nos dice algo acerca del problema de lograr el orden internacional, me parece que es
esto: No existe substituto para el arreglo político como medio para administrar las relaciones
entre aquellas unidades que constituyen complejas sociedades humanas, ni existe fórmula
mágina alguna para producir ya sea el tipo de
sociedad que se preste a ordenarse en esta forma o el tipo de sistema institucional que pueda
dirigir, eficazmente, el proceso de arreglo.
Yo no sostengo que este análisis demuestre
la invalidez del concepto, ni que refute la conveniencia de un sistema de gobierno mundial.
Creo, más bien, que pone en tela de juicio la
idea de que la tarea de proyectar un adecuado
esquema teórico para el orden mundial ya se ha
concluido -que conocemos la solución al problema, y hoy sólo encaramos la disyuntiva de
si esa solución puede llevarse de la teoría a la
realidad, y cómo hacerlo. Afirmar que la institución del gobierno en los asuntos internacionales transformaría al mundo de la política en
un mundo de la ley me parece que niega las lecciones de la experiencia obtenida en las sociedades nacionales sujetas a gobierno, y lleva a
falsas expectativas respecto a los medios con
que pueden regularse las relaciones entre estados. Decir que la administración del poder dentro de las relaciones internacionales no puede
lograrse si no es mediante la concentración de
un monopolio de poder en una agencia central
que llegue a ser capaz de mantener el orden mediante la amenaza de ejercer una aplastante coerción contra cualquiera de los disidentes o contra
Gobierno mundial
todos ellos, me parece que ubicaría erróneamente la posición que ocupan los gobiernos en las
sociedades nacionales y exageraría tanto los requisitos como las posibilidades de centralización
de la capacidad coercitiva dentro de la sociedad global. Afirmar que los gobiernos salen airosos (cuando 10 hacen) en mantener el orden
mediante una inteligente y hábil operación de
los mecanismos de arreglo político me suena correcto -aunque ello no apunta el camino hacia
un nuevo sistema revolucionario de relaciolles
internacionales ni promete un impresionante escape de los peligros del conflicto internacional.
El concepto idealizado de gobierno que exponen
quienes están en favor de un gobierno mundial
existe sólo en la mente de éstos. Pocos gobiernos reales lo son en los térmínos de dichos defensores . La versión más mundana de gobierno
que yo he descrito no está por completo ausente
incluso en la esfera internacional; en mi opinión, las Naciones Unidas no constituyen totalmente un "no gobierno" . Definido en términos
de la función promotora del orden a través de
385
la administración política de las relaciones intergrupales, el gobierno es un asunto de grados.
Viéndolo, pues, en esa forma, podemos decir
que la sociedad británica goza de un elevado
grado de gobierno; que la Indonesia padece por
haber logrado sólo un mínimo de gobierno, y
que la comunidad internacional se hal1a en abrumador peligro, a causa de la manifiesta insuficiencia de nivel de gobierno que hasta ahora ha
alcanzado.
En el análisis fmal, parece que la teoría del
gobierno mundial no responde a la interrogante de cómo podemos salvar al mundo de un
conflicto internacional catastrófico; más bien,
nos ayuda a replantear esta otra pregunta: ¿cómo puede el mundo alcanzar la seguridad de
que los conflictos intergrupales se resolverán o
se contendrán por medios políticos, y no violentos, que se ha 199rado en los estados eficazmente
gobernados? Este es un valioso y tentador replanteamiento del tema, pero de ninguna manera debe considerarse erróneamente como una
respuesta definitiva.
46. De Polítical Community and the
North Atlantic Area (La
comunidad política y la
zona del Atlántico Norte)
KARL
W.
DEUTSCH y COLABORADORES
EL PROBLEMA
Emprendemos esta investigación como una contribución al estudio de las posibles formas en
que los hombres pudieran algún día abolir la
guerra. De entrada, nos damos cuenta de la complejidad del problema. Es difícil relacionar nítidamente la "paz" con otros valores fundamentales como son la "justicia" y la "libertad". No
hay un consenso general sobre las alternativas
aceptables respecto a la guerra, y sí mucha ambigüedad en el uso de los términos "guerra" y
"paz". Con todo, podemos partir del supuesto
de que la guerra es hoy tan peligrosa que la humanidad debe eliminarla; debe ubicarla más allá
de una grave posibilidad. Y tal intento puede
fallar. Pero en una civilización que desea sobrevivir, el problema central en el estudio de la organización entre naciones, se plantea así: ¿en qué
forma pueden los hombres aprender a actuar
Tomado de Polítical Community and tbe
NortbAtlanticArea, de Karl W. Deutsch ycolaboradores, pp. 3-9. Copyright © 1957 Princeton
University Press. Reimpreso con autorización de
la Princeton University Press.
386
conjuntamente para eliminar la guerra como institución social?
... Estamos buscando, pues, una nueva luz
que apunte hacia las condiciones y procesos de
una paz duradera o permanente, aplicando para
ello nuestros hallazgos a un problema contemporáneo que, sin ser tan difícil como el que hay
entre Oriente-Occidente, de ninguna manera es
simple: la paz dentro de la zona del Atlántico
Norte.
Siempre que emerge un problema político
candente, los hombres se vuelven a la historia
en busca de claves para la solución del mismo. Y
hacen esto conscientes de que no encontrarán
ahí la respuesta plena. Cada problema político es
único, desde luego, porque la historia "no se
repite". Pero a menudo la mente reflexiva descubrirá en el pasado situaciones esencialmente
similares a aquella que se somete a consideración en el momento. Por lo general, con tan
burdos paralelos sugerentes analogías, el problema no consiste tanto en dar con los acontecimientos, sino en decidir cuál resulta en esencia
el mismo, y cuál es -también en esencia- diferente, entre los hechos históricos y los del
presente.
De Political Community and tbe Nortb Atlantic Area
Cuando una mayoría de individuos discuten la
guerra y la historia a una misma luz, es probable
que adopten una de dos posturas extremas. Algunos afirman que si la historia ofrece un registro
continu0 de guerras, eso indica que habrá más
de lo mismo en el futuro . Otros dicen que la
historia muestra un persistente crecimiento de
las comunidades en que los hombres se organizan, y que tal tendencia continuará hasta que
el mundo esté por fin viviendo en paz en una
comunidad única. Ninguna de estas conch.!síones parece aceptable por sí misma, pese a que
ambas contienen algo de verdad.
Priva un gran vacío entre una y otra interpretación; con todo, no sabemos de alguna investigación exhaustiva acerca de las formas en
que ciertas áreas del mundo hayan eliminado
"permanentemente" la guerra en el pasado. Los
historiadores, en especial los del ámbito diplomático, han cubierto un extenso trecho al explicar cómo se evitaron las guerras durante periodos largos y breves pero no han encontrado en
detalles que expongan cómo y por qué ciertos
grupos han dejado, en forma pernamente, de
combatir. Quienes piensan que la guerra internacional ha llegado para quedarse pueden estar
en lo correcto. Pero nosotros podemos señalar que la guerra ha sido eliminada permanentemente, para todo propósito práctico, en amplias zonas. Si Pudiéramos estar seguros de los
resultados, sentiríamos que vale la pena nuestro esfuerzo y el gasto de muchos millones de
horas-hombre y muchos millones de dólares en
el estudio de cómo se dieron esas condiciones
y cómo podrían extenderse sobre zonas más y
más extensas del mundo. Sin embargo, aún no
se ha realizado ese esfuerzo, ni se han perfeccionado las técnicas correspondientes. Por tanto, en
el curso del presente estudio hemos tenido que
desarrollar nuestras propias técnicas. Este libro
es el primer resultado de una investigación limitada pero original.
Estamos, pues, tratando aquí con comunidades políticas, mismas a las que observamos
como grupo sociales con un proceso de comunicación política, con alguna maquinaria para
hacer cumplir y ciertos hábitos populares de su-
387
misión. Una comunidad política no está necesariamente capacitada para prevenir la guerra dentro del área que abarca: los Estados Unidos de
Norteamérica fueron incapaces de hacer lo propio en la época de la Guerra Civil. Sin embargo, algunas comunidades políticas si eliminan
la guerra dentro de sus fronteras; incluso, la expectación de guerra. Y esto es lo que demanda
un estudio exhaustivo.
Nos hemos concentrado, por tanto, en la
creación de "comunidades de seguridad", en
algunos casos históricos. El uso de este término
da lugar una serie de definiciones. Y aquí debemos hacer un alto, a fin de introducir las otras
conexiones principales necesarias para una más
plena comprensión de nuestros hallazgos.
Una
COMUNIDAD DE SEGURIDAD es
un grupo humano que ha llegado a "integrarse".
Por INTEGRACIÓN entendemos el logro dentro de
un territorio, de un "sentido de comunidad",
así como de instituciones y prácticas lo suficientemente vigorosas y difundidas como
para asegurar, durante un "largo" periodo,
expectativas confiables de "cambios pacíficos" entre su población.
Por SENTIDO DE COM UNIDAD debe entenderse la
convicción, por parte de los individuos de
un grupo, de que han llegado a un acuerdo,
a! meno en un punto: los problemas comunes
de índole socia! deben y pueden resolverse
mediante los procesos de "cambio pacífico".
Por CAMBIO PACÍFICO entenderemos la solución
de problemas sociales, normalmente mediante procesos institucionales, sin recurrir a la
fuerza física en gran escala.
Una comunidad de seguridad es, por tanto ,
aquélla en la que existe verdadera certeza de que
sus miembros no combatirán físicamente uno
contra otro, sino que arreglarán sus disputas
en alguna otra forma . Si el mundo entero estuviera integr:¡,do como una comunidad de seguridad, las guerras quedarían automáticamente
eliminadas. Pero puede haber confusión respecto al término .(integración" .
En nuestro vocabulario, el término "integración" no significa necesariamente la fusión de
pueblos o grupos gubernamentales en una sola
388
La ley internacional, el gobierno mundial y la economía política mundial
unidad. Más bien, nosostros dividimos a las comunidades de seguridad en dos tipos, "fusionadas" y "pluralistas".
Por
La
Ya
FUSIÓN entendemos la fusión formal de dos
o más unidades que previamente fueron independientes y forman ahora una sola y más
amplia unidad, con algún tipo de gobierno
común después de la fusión . Dicho gobierno puede ser unitario o federal. En la actualidad, los Estados Unidos de Norteamérica son
un ejemplo del tipo fusionado. El país se convirtió en una unidad gubernamental única
mediante la fusión formal de varias unidades
que habían sido independientes, y posee un
centro supremo de toma de decisiones.
comunidad PLURALlSTA de seguridad, por otro
lado, retiene la independencia de los gobiernos separados. El territorio combinado de los
Estados Unidos de Norteamérica y Canadá
constituye un ejemplo del tipo pluralista: sus
dos unidades gubernamentales separadas forman una comunidad de seguridad, pero sin estar fusionada. Dicha comunidad cuenta con
dos centros supremos de toda de decisiones.
Cuando ocurre la fusión sin integración, desde luego que la comunidad de seguridad no
llega a existir.
que nuestro estudio trata el problema de asegurar la paz, debemos decir que cualquier
comunidad política fusionada pluralista, es fi-
Z
-O
O
;2
<-'
¡,..¡
¡-
25
nalmente EXITOSA si llega a constituir una
comunidad de seguridad -es decir, si logra
la integración- y que se convierte en FRACASO si alguna vez llega a la secesión a la guerra
civil.
Quizá debamos señalar aquí que ambos tipos
de integración requieren, a nivel internacional, alguna clase de organización, aunque ésta pueda
resultar muy laxa. No damos crédito alguno al
viejo aforismo que dice: "entre amigos no es
necesaria una constitución, y entre enemigos no
sirve de nada" . El área de viabilidad se tiende,
pues, en medio.
La integración es un asunto de hechos, no de
tiempo. Si la gente de ambos bandos no teme a
la guerra y no se prepara para ella, poco importa cuánto tiempo les haya tomado alcanzar ese
nivel. Pero una vez que se ha llegado a la integración, el tiempo durante el cual persiste puede
contribuir a su consolidación.
Debe destacarse que integración y fusión se
traslapan, aunque no completamente. Esto significa que puede haber fusión sin integración, e
integración sin fusión [véase la figura 12.1) . . .
Una de nuestras premisas básicas establece que
cualquier cosa que podamos aprender acerca del
proceso de formar comunidades de seguridad
rendría que resultar útil no sólo para los plani-
NO FUSIÓN
FUSIÓN
Comunidad
pluralista de
seguridad
Comunidad de
seguridad
fusionada
(EJEMPLO :
Noruega y Suecia,
actualmente)
z
-O
Vi
::>
¡,..
(EJEMPLO :
Estados Unidos de
Norteamérica, hoy)
UMBRAL DE INTEGRACIÓN
¡,..¡
z
'o
O
;2
<-'
Ausencia de fusión el
...<
Ausencia de
;2
comunidad de
C!l
::a
seguridad
::>
Fusionada, pero
sin ser comunidad
de seguridad
¡,..¡
(EJ EMPLO :
(EJEMPLO :
z
Estados Unidos de
Norteamérica y U.R.S.S.,
aClUalmente)
Imperio de los
Habsburgo, 191 4)
¡-
O
7-
De Political Community and tbe Nortb Atlantic Area
389
ficadores, sino también para las organizaciones lograrse durante algún tiempo, aun sin la acepinternacionales en activo . Si e! camino a la in- tación voluntaria, como en e! caso de un estado
tegración nacional o internacional es a través del fuerte contra uno débil. Pero sin la permanente
logro de un sentido de comunidad que apuntala aceptación por parte de un nutrido grupo de ina las instituciones, parece probable entonces que dividuos, el acatamiento queda condenado a reun creciente sentido de comunidad ayudaría a sultar temporal e ineficaz.
ampliar cualesquiera instituciones -supranacioUna circunstancia de acatamiento presupone,
nales o internacionales- que ya estén operando. pues, un acuerdo general en torno a algo espeCuando dichas instituciones son dependencias cífico. Ese "algo", quizá deba ser la substancia
para hacer cumplir la voluntad pública, nos topa- de! asunto sobre e! que se conviene, o tal vez sómos con ese antiguo y exasperante acertijo que lo la legitimación del agen te que hará cumplir, o
apunta: ¿quién vigila a la policía.
incluso la legalidad del procedimiento que se
¿Podemos estar ciertos de que los acuerdos use. Una vez que los hombres han llegado a esen que se ha entrado libremente habrán de ha- ta condición de acuerdo por lo que respecta a
cerse cumplir de modo confiable o podrán cam- una institución social encargada de imponer la
biarse pacíficamente? No será sino hasta que voluntad popular, y que se ha estabilizado tal
contemos con la capacidad de lograr esto cuando circunstancia, dicha institución parece quedar
se deje de convocar a la guerra para que realice respaldada de manera confiable: la policía es obe! trabajo liquidando a las partes en disputa, y jeto, pues, de una vigilancia adecuada. Este tipo
de institución -tal vez la más crucial de todasno a la disputa en sí.
Todos sabemos que ya existe la maquinaria representa la fuerza organizada en favor de la
política necesaria para crear decisiones de ca- comunidad. En nuestros propios términos, el
rácter internacional, y que tales decisiones no sentido de comunidad habrá alcanzado el grasiempre pueden ser ejecutadas luego de haber- do más elevado, suficiente para considerarlo colas determinado. Asimismo, existe también una mo una integración.
maquinaria judicial que podría emplearse para
El objetivo de nuestra investigación es aprendirimir cualquier querella internacional sin el der tanto como sea posible acerca de cómo se
empleo de la fuerza. Sin embargo, los estados ha logrado tal condición, bajo diversas circunsno pueden ser llevados ante un tribunal contra tancias y en distintas ocasiones. A través de essu voluntad, ni se les puede obligar a que guar- te estudio, esperamos llegar a comprender la
den e! juicio de aquél. Resulta igualmente cierto forma en que la dicha condición podrá abordarque e! hacer cumplir o el acatamiento pueden se más de cerca en el mundo actual.
47. Surgimiento y futura desaparición
del sistema capitalista mundial:
conceptos para un análisis comparativo
IMMANUEL WALLERSTEIN
. . .Excluyendo a los ya muertos minisistemas del trabajo, dentro de la cual señoreaba un mer[por ejemplo, sociedades de caza y recolección- cado mundial para el que los hombres producían
ED.], el único tipo de sistema social es un sistema en su mayoría mercancías agrícolas destinadas a
mundial, mismo que podemos definir llanamente la venta y al lucro. Considero que para evitar macomo una unidad con una división única del tra- yores complicaciones, a este tipo de economía
bajo y múltiples sistemas culturales. Por lógica se podríamos llamarla capitalismo agrícola . ..
deduce que, sin embargo, pueden existir dos vaGracias a una serie de afortunados accidentes
riedades de tales sistemas mundiales: una que in- -históricos, ecológicos, geográficos-la Europa
cluya un sistema político común, y otra que ca- Noroccidental gozaba de una mejor ubicación en
rezca de éste. Dichas variedades las designaremos el siglo dieciséis, que le permitía diversificar su
como imperios mundiales y economías mundia- especialización agrícola y enriquecerla con cierles, respectivamente .. .
tas industrias (textileras, astilleras y metalíferas),
Lo que sucedió en Europa en el periodo com- colocándose por encima de otras regiones europrendido entre los siglos dieciséis y dieciocho peas. La Europa Noroccidental se erigió como el
fue que a lo largo de una inmensa zona geográ- área central de esta economía mundial, especialifica -que abarcaba desde Polonia en la punta zándose en una producción agrícola sofisticada,
noreste hacia el oeste y el sur recorriendo to- misma que favoreció la tenencia de la tierra y
da Europa, incluyendo asimismo importantes la mano de obra asalariada (nuevamente por raregiones del Hemisferio Occidental- floreció zones demasiado complejas para desarrollar aquO
una economía mundial con una división única como sistemas de control laboral. Europa Oriental y el Hemisferio Occidental se convirtieron en
áreas periféricas especializadas en la exportaReimpreso a partir de Comparative Studies
in Society and History 16/4 (septiembre, 1974), ción de granos, lingotes de metales preciosos,
pp. 390,399-403 , 406-415, con autorización de madera, algodón, azúcar -todo lo cual propila Cambridge University Pres y del autor. No- ció el empleo de la esclavitud e impuso la mano
de obra contratada por cosecha como sistemas
tas al calce, suprimidas .
390
391
Surgimiento y futura desaparición del sistema capitalista mundial
de control laboral. La Europa Mediterránea se
erigió en área semiperiférica de esta economía
mundial, y se especializó en productos industriales de costo elevado (sedas, por ejemplo), así como en transacCiones de crédito y numerarias, lo
cual repercutió en el ámbito agrícola al establecerla aparecería como sistema de controllaboral y, además, provocó exportaciones escasas
hacia otras zonas.
Hacia 1640, aproximadamente, se estabilizaron las tres posiciones estructurales de una "
economía mundial: centro, periferia y semiperiferia .
. . .No es posible ofrecer una explicación
razonable del poderío de diversas maquinarias
de estado en momentos específicos de la historia del sistema mundial moderno fundamentándonos principalmente en una línea de debate
genético-cultural; resulta más conveniente basarnos en la función estructural que el país desempeña en la economía mundial en ese momento
específico. . .
Ahora nos encontramos en la posición idónea para contemplar la evolución histórica de
esta economía mundial capitalista en sí, y analizar hasta qué grado resulta fructífero hablar
de las distintas etapas de su evolución como un
sistema. Una coyuntura histórica propició el surgimiento de la economía mundial europea en
el transcurso del "prolongado" siglo dieciséis
(1450-1640): sobre esas tendencias a largo plazo
que fueron la culminación de lo que se ha dado en
llamar ocasionalmente la "crisis del feudalismo"
se superimpuso una crisis cíclica más inmediata
aunada a cambios climáticos. Todo ello engendró un dilema cuya única resolución podía ser
la expansión geográfica de la división laboral del
trabajo. Por otro lado, el equilibrio de las fuerzas intersistémicas fue tal que permitió que ésta
se llevara a cabo. Así, se registró una expansión
geográfica en conjunción con una expansión demográfica, acompañadas de un alza de precios.
Lo notable no es que a partir de esto se haya
creado la economía mundial europea, sino que
haya sobrevivido a los esfuerzos de los Habsburgo por transformarla en un imperio mundial, esfuerzos seriamente protagonizados por Carlos
V. La tentativa de España de absorber el total
.
I
fracasó por el vertiginoso impulso económicodemográfico-tecnológico que bullía desde el siglo
anterior y que provocó que la empresa implicara
gastos insostenibles para la base imperial, sobre
todo por el sinfín de insuficiencias estructurales del desarrollo económico de Castilla. España no pudo costear ni el aparato burocrático ni
el ejército necesarios para llevar a buen término
la empresa y, finalmente, cayó en bancarrota, al
igual que los monarcas franceses que realizaron
un intento semejante aunque menos plausible.
Una vez que feneció el sueño Habsburgo de
un imperio mundial-sueño que quedó entercado para siempre en 1557-la economía mundial
capitalista s~ convirtió en un sístema establecido casi imposible de desequilibrar. Pronto 10gró un punto de equilibrio en sus relaciones con
otros sistemas mundiales: los imperios mundiales otoman~ y ruso, la economía protomundial
del Océano Indico. Cada uno de los estados reales o potenciales que integraban la economía
mundial europea se sumó rápidamente a la carrera por asentar una burocracia, conjuntar un
ejército permanente, homogeneizar su cultura
y diversificar sus actividades económicas. Hacia
1640, las naciones del noroeste de Europa lograron reafirmarse como los estados centrales; España
y las ciudades-estado del norte de Italia aceptaron una posición semiperiférica; el noreste de
Europa e Hispanoamérica se convirtieron en la
periferia. En este punto, aquéllos en la posición
semiperiférica habían llegado a ella en virtud
de su decadencia desde otra posición de mayor
preminencia.
La recesión de 1650-1730, que afectó a todo el sistema, consolidó la econQmía mundial
europea e inició la fase dos de la economía mundial moderna: las restricciones impuestas por
la recesión y el declive del superávit relativo
dejaron lugar para la sobrevivencia de un solo
estado-central. El mercantilismo se convirtió en
el sistema de combate, al ser un medio de aislamiento parcial y de retiro del mercado mundial
por parte de vastas áreas construidas jerárquicamente -es decir. por parte de imperios dentro de la economía mundial 00 cual difiere mucho
de los imperios mundiales). En medio de esta
pugna, Inglaterra expulsó en primera instancia
392
La ley internacional, el gobierno mundial y la economía política mundial
a Holanda de su puesto de primacía comercial,
y posteriormente logró resistir los embates de
Francia, que intentaba igualarla. Cuando Inglaterra se lanzó de lleno al proceso de industrialización -desp'ués de 1760- se registró un último
intento, por parte de esas fuerzas capitalistas ubicadas en Francia, de interrupir la inminente hegemonía británica. Esta tentativa halló su primera
expresión en el derrocamiento y posterior sustitución de los cuadros del régimen por parte
de la Revolución Francesa y, más tarde, en el
bloqueo continental ejecutado por Napoleón.
Todo fracasó.
En ese punto comienza la etapa número tres
de la economía mundial capitalista, una etapa de
capitalismo industrial, no agrícola. De aquí en
adelante, la producción industrial ya no es un
aspecto menor de la economía mundial, sino
que abarca un porcentaje cada vez mayor de la
producción bruta mundial -y lo que es más
importante, del superávit bruto mundial. Esto implica toda una serie de consecuencias para el sistema mundial.
En primer lugar, indujo a una mayor expansión geográfica de la economía mundial europea, que ya incluyó a todos los confines del
mundo. En parte, esto fue resultado de su factibilidad tecnológica, tanto en términos de un
poder militar superior como de mejores recursos navales que hicieron viable el comercio regular en razón de los bajos costos. No obstante,
la producción industrial precisaba además del
acceso a materias primas de naturaleza y en cantidades tales que ya no era posible satisfacer las
necesidades dentro de los confines del pasado.
En un principio, empero, la búsqueda de nuevos
mercados no fue una consideración primaria en
la expansión geográfica, dada la mayor disponibilidad de mercados nuevos dentro de las fronteras antiguas, tal como veremos en líneas siguientes.
La expansión geográfica de la economía mundial europea significó la eliminación de otros
sistemas mundiales, así como la absorción de
los mini sistemas restantes. El sistema mundial
más imponante hasta entonces -fuera de la economía mundial europea- Rusia, ocupó una posición semiperiférica, como consecuencia del
poderío de su maquinaria de estado (incluido el
ejército) y del grado de industrialización alcanzado ya en el siglo dieciocho. Los movimientos
independentistas de los países latinoamericanos
no hicieron nada por cambiar su posición periférica. Simplemente eliminaron los últimos vestigios de la función semi periférica de España, y
dieron fin de algunos focos de no participación
en la economía mundial que prevalecía en el interior de América Latina. Asia y Africa fueron
absorbidas a la periferia en ei transcurso del siglo
diecinueve, aunque Japón -gracias a la combinación del poderío de su maquinaria de estado,
a la pobreza de su base de recursos (que produjo
cierto desinterés por parte de las fuerzas capitalistas mundiales) y a su lejanía geográfica de
las áreas centrales- pronto pasó a una posición
semiperiférica.
La absorción del continente africano como
integrante de la periferia significó el fin de la esclavitud en todo el mundo por dos motivos. Primero, la mano de obra que se destinaba a la
esclavitud, ahora se necesitaba en el propio terreno africano para que se encargara de la producción de granos básicos, pese a que los europeos, en el siglo dieciocho, habían procurado
desalentar exactamente ese tipo de,producción.
En segundo término, una vez que Africa se convirtió en parte de la periferia y dejó de ser una
zona externa, la esclavitud ya no resultó económica. Para comprender esto cabalmente, debemos
analizar la economía de la esclavitud. Los esclavos que reciben la remuneración más baja posible por su trabajo constituyen la mano de obra
menos productiva y tienen el periodo de vida
más corto, tanto por la desnutrición y el maltrato de que son objeto como por la mermada
resistencia psicológica a la muerte. Por otra parte, si se les recluta de áreas cercanas al lugar
de trabajo, el índice de fugas es sumamente elevado. Por ende, el costo de transportación resulta demasiado elevado para una mercancía
de tan escasa productividad. Desde un punto de
vista netamente económico, esto sólo hace sentido si el precio de compra es virtualmente nulo .
Dentro del comercio de un mercado capitalista, la
compra siempre tiene un costo real. Sólo en el
comercio a larga distancia, en el intercambio de
Surgimie'1to y futura desaparición del sistema capitalista m1fndial
mercancías preciosas, puede ser casi nulo el precio de compra dentro del sistema social del
comprador. Tal fue el comercio de esclavos. Los
esclavos eran comprados a bajo costo inmediato
(de hecho se intercambiaba el costo de producción de los artículos), sin ninguno de los habituales gastos invisibles. Es decir, el hecho de que
se mermara el potencial productivo de la región
al remover a un hombre del África Occidental
representaba cero costos para la economía mundial europea, dado que estas zonas no eran parte de la división del trabajo. Por supuesto, si el
comercio de esclavos hubiera despojado por completo al África de toda posibilidad de abastecer
más cantidades de mercancía humana, efectivamente se habría generado un costo real para Europa. Sin embargo, la historia jamás llegó a ese
punto. Cuando Africa se convirtió en parte integrante de la periferia, empero, el costo real de
un esclavo en términos de la producción del superávit en la economía mundial se disparó a tal
grado, que resultó mucho más económico emplear mano de obra asalariada, inclusive en plantaciones azucareras o algodoneras, que abundan
en el Caribe del siglo diecinueve y en otras regiones esclavistas.
La creación de nuevas y vastas zonas como periferia de la economía mundial ampliada permitió
un cambio en la función que otras desempeñaban.
De manera específica, tanto los Estados Unidos
como Alemania (en su denominación actual)
amalgamaron regiones previamente periféricas
y semiperiféricas. En cada una de ellas, el sector
manufacturero pudo lograr influencia política,
a medida que las sub regiones periféricas decrecieron en importancia económica para el ámbito
mundial. Así, el mercantilismo se convirtió en el
instrumento principal de aquellos países semiperiféricos que aspiraban alcanzar la posición
central, realizando una función análoga a la de los
impulsos mercantilistas de fines de siglo diecisiete y del siglo dieciocho en Inglaterra y Francia. Indudablemente, la pugna de los países semiperiféricos por lograr la "industrialización"
varió en el grado de éxito alcanzado antes de
la Primera Guerra Mundial: total en los Estados
Unidos; parcial en Alemania; nulo en Rusia.
Bajo el capitalismo industrial, la estructura
interna de los estados centrales registró tambi~n
cambios fundamentales. Para una mna central, el
industrialismo implicaba desviarse casi por completo de toda actividad agrícola (con la excepción de que en el siglo veinte los adelantos en la
mecanización crearían un nuevo procedimiento
de labranza de la tierra; tal mecanización fue tan
grande que ya se le pudo calificar de industrial).
Por tanto, mientras que en el periodo comprendido entre 1700 y 1740 Inglaterra no sólo era
el principal exportador industrial de Europa, sino también el principal exportador agrícola del
continente -esto cobró dimensiones superiores
en la recesión que afectó a la economía global-,
hacia 1900, menos del 10 por ciento de la población inglesa seguía ocupándose de labores
agrícolas.
En un prindpio, bajo el capitalismo industrial,
el centro intercambió productos manufacturados
por productos agrícolas de la periferia -de ahí
que, de 1815 a 1873, Gran Bretaña fuese conocida como el "taller del mundo". En dicho periodo, Inglaterra proveyó casi el cincuenta por
ciento de las necesidades de bienes manufacturados incluso a aquellos países semi periféricos
que contaban con cierta planta fabril (Francia,
Alemania, Bélgica, EE.UU.). Sin embargo, como
las prácticas mercantilistas de este último grupo
restringió los mercados a Gran Bretaña e incluso creó competencia a sus ventas hacia zonas
periféricas -competencia que provocó la "pelea por África" hacia fines del siglo diecinueve-,
se redistribuyó la división mundial del trabajo
para garantizar una nueva función especial al núcleo: menos provisión de productos manufacturados, mayor abastecimiento de la maquinaria
necesaria para producir dicha manufactura, así
como mayor abastecimiento de infraestructura
(de ferrocarriles, especialmente, en este periodo).
Por vez primera bajo el sistema capitalista, el
surgimiento de la manufactura generó un proletariado urbano a gran escala. Asimismo y en
consecuencia, por vez primera surgió eso que
Michels ha llamado el "espíritu de masivas anticapitalistas", mismo que se tradujo en formas
de organización concretas (sindicatos lahorales.
394
La ley internacional, el gobierno mundial y la economía política mundial
partidos socialistas). Este desarrollo impuso un
nuevo factor que amenazaba a la estabilidad de
los estados y de las fuerzas capitalistas, que ahora los controlaban con mano tan firme como lo
habían hecho en el siglo diecisiete las previas
embestidas centrífugas de los elementos terratenientes anticapitalistas regionales.
Al tiempo que las burguesías de los países
medulares fueron confrontadas por esta amenaza a la estabilidad interna de sus estructuras
estatales, tuvieron que resistir también los embates de la crisis económica que prevaleció en
el último tercio del siglo diecinueve, resultado
de un rápido incremento en la producción agrícola (y de manufactura ligera) que superó a la
expansión de un mercado potencial para tales
mercaderías. Había que redistribuir algo del excedente a algún grupo, para que se facilitara la
adquisición de estos productos y, simultáneamente, el retorno de la maquinaria económica a
una operación libre de obstáculos. Al aumentar
el poder de adquisición del proletariado industrial de los países centrales, la economía mundial se deshizo de dos problemas a la vez: el
cuello de botella en que se ahogaba la demanda, y del perturbador "conflicto de clases" que
padecían los estados centrales -de ahí parte el
liberalismo social o ideología del estado benefactor que surgió justo en ese momento.
La Primera Guerra Mundial significó -según
apuntaron hombres de ese tiempo- el fin de
una era; la Revolución Rusa de octubre de 1917
marcó, por su parte, el inicio de otra nueva era
-nuestra etapa número cuatro. Indudablemente, esta etapa se acompañó de una verdadera turbulencia revolucionaria pero, como aparente
paradoja, señaló también la consolidación de la
economía mundial capitalista e industrial. En
esencia, la Revolución Rusa fue la revolución de
un país semiperiférico cuyo equilibrio interno
de fuerzas hacia fines del siglo diecinueve era de
índole tal que inició la decadencia hacia una posición periférica. Ese fue el resultado de la férrea
penetración de capital extranjero en el sector industrial, que ya se proponía eliminar toda fuerza
capitalista ajena, así como de la resistencia a la
mecanización por parte del sector agrícola y de
la decadencia del poder militar relativo (prueba
de lo cual es la derrota sufrida a manos de los
japoneses en 1905). La revolución impuso en el
poder a un grupo de administradores del estado
que hicieron revertir cada una de estas tendencias, mediante el empleo de la clásica técnica de
semiretiro mercantilista de la economía mundial.
En dicho proceso, la U.R.S.S. movilizó un magno apoyo popular, particularmente en el sector
urbano. Hacia el final de la Segunda Guerra Mundial, Rusia se instaló nuevamente como un miembro superpotente de la semiperiferia, y pudo
emprender nuevamente la tarea de establecerse
como país central.
Entretanto, quedó confirmada la decadencia
de la Gran Bretaña -que se remontaba al año de
1873-, y los Estados Unidos asumieron su función hegemónica. Mientras que así se erguían
los EE.UU., Alemania retrocedía aún más, como
resultado de su derrota militar. En la década de
1920, lJemania realizó diversos intentos por encontrar nuevos mercados industriales en el Medio Oriente y en Sudamérica, pero todos ellos
fracasaron a ante el embate norteamericano,
combinado con el constante poder relativo de
la Gran Bretaña. El impulso desesperado de Alemania por recuperar el terreno perdido adoptó
la nociva y fallida forma del nazismo.
La Segunda Guerra Mundial fue la que permitió que los Estados Unidos -por breve periodo (1945-1965) alcanzaran el mismo nivel
de primacía del que Inglaterra había gozado en
la primera parte del siglo diecinueve. En este
periodo, el crecimiento de los Estados Unidos
fue verdaderamente espectacular, y creó así una
necesidad imperiosa de expander los mercados
comerciales. El cierre impuesto por la Guerra
Fría, no sólo impidió las exportaciones de los
EE.UU. a la U.R.S.S., sino también a la Europa
Oriental. La Revolución China, por su parte, significó que también se aislara dicha región, detinada por largo tiempo a una exhaustiva actividad de
explotación. Quedaron tres zonas alternativas dispofÚbles, cada una de las cuales fue materialmente
asediada. En primer lugar, tenía que llevarse a
cabo la "reconstrucción" inmediata de la Europa Occidental, yel Plan Marshall permitió que
esta zona desempeñara una función primordial
en la expansión de la productividad mundial.
Surgimient0 y futura desaparición del sistema capitalista mundial
En segundo término, América Latina se convirtió
en reserva de la inversión estadounidense, una vez
que Inglaterra y Alemania quedaron totalmente
excluidas. Como tercera alternativa, había que
descolonizar al sur de Asia, al Oriente Medio y
al continente africano. Por una parte, esta era
una tarea necesaria para reducir la proporción
del excedente que se llevaban los intermediarios de Europa Occidental, del mismo modo en
que Canning había apoyado en secreto a los revolucionarios latinoamericanos contra España
en la década de 1820. Pero además, había que
descolonizar a estos países con el fin de movilizar el potencial productivo como nunca antes
se había logrado en la era colonial. Después de
todo, el régimen colonial había sido un método inferior de relación entre centro y periferia,
provocado por el extenuante conflicto de fines
del siglo diecinueve entre estados industriales, pero
que ya no resultaba deseable desde la perspectiva
de la nueva potencia hegemónica.
Sin embargo, una economía capitalista mundial no permite la creación de un imperio en toda
la extensión de la palabra. Carlos V vio frustrado su sueño de un imperio mundial. La Pax Britannica estimuló su propia desaparición. De igual
manera sucedió con la Pax Americana. En cada
caso, el costo del imperio político representaba
gastos económicos excesivos y, en el seno de un
sistema capitalista, cuando las ganancias decaen
al mediano plazo, se buscan nuevas fórmulas políticas. En este caso, los costos se acumularon
en distintos frentes. Los esfuerzos realizados por
la U.R.S.S. para incrementar su propia industrialización, proteger una zona mercantil privilegiada (Europa Oriental) y forzar su entrada a otras
áreas mercantiles provocaron una espiral interminable de gasto militar, que en el lado soviético prometía réditos a largo plazo mientras que
para los Estados Unidos sólo significaba un aceleramiento desbocado para detenerse en un punto
muerto. El resurgimiento económico de la Europa Occidental, indispensable tanto para la creación de mercados para las ventas e inversiones
de los EE.UU. como para contrarrestar el embate
militar de la U.R.S.S. significó, al correr del tiempo, que las estructuras estatales de Europa Occidental adquirieran, de manera colectiva, la misma
,395
capacidad de poder que las de los EE.UU.; esto
produjo, a fines de la década de 1960, la "crisis
del dólar y del oro", así como el retiro de Nixon de la postura de comercio libre, sello definitivo del líder que confía plenamente en un
sistema mercantil capitalista. A medida que se
fueron sumando las presiones del Tercer Mundo
-sobre todo las de Vietnam-, se hizo inevitable una restructuración de la división mundial
del trabajo, lo cual probablemente involucra
en la década de 1970 una división cuadripartita
de la mayor parte del excedente mundial entre
los EE.UU., el Mercado Común Europeo, elJapón y la U.R.S.S.
De hecho, esa decadencia de la hegemonía
de los EE.UU. como estado aumentó la libertad de
acción de las empresas capitalistas, de las cuales
las más grandes han adoptado la forma de corporaciones multinacionales que cuentan con la
capacidad de realizar maniobras en contra de burocracias estatales, cada vez que los políticos nacionales reaccionan con exageración a las presiones internas de la planta laboral. Aún está por
verse si se pueden establecer vínculos eficaces
entre corporaciones multinacionales -actualmente restringidas a operar en ciertas zonas- y
la U.R.S.S., aunque no es del todo imposible.
.. .Así, nos enfrentamos a proyecciones del
futuro, el juego que desde siempre ha subyugado al hombre, su verdadero hibris, el argumento más convincente.para el dogma del pecado
original. Puesto que ya hemos leído a Dante, seré breve.
A mi parecer, hay dos contradicciones fundamentales implicadas en el funcionamiento del
sistema mundial capitalista. En primer lugar,
existe la contradicción señalada por el cuerpo
marxista del siglo diecinueve, misma que definiré como sigue: mientras que, al corto plazo,
la maximización de los beneficios demanda la
maximización del retiro del excedente del consumo inmediato por parte de la mayoría, a la
larga, la producción continua de excedentes
precisa de una demanda masiva que sólo puede
ser creada mediante la redistribución del excedente retirado. Puesto que estas dos consideraciones se desplazan en direcciones opuestas
(una "contradicción"), el sistema presenta crisis
396
La ley internacional, el gobierno mundial y la economía política mundial
constantes que, a la larga, lo debilitan y propician que los privilegiados sientan menor atracción hacia este juego.
La segunda contradicción fundamental, hacia
la cual apunta el concepto de Mao en torno al
socialismo como un proceso, es la siguiente: cada
vez que los poseedores del privilegio procuran
apropiar un movimiento de oposición, incluyéndolo en una proporción menor del privilegio
que detentan, sin duda pueden eliminar oponentes a corto plazo; no obstante, al así proceder, ponen la apuesta inicial para el próximo
movimiento de oposición que se engendre en la
próxima crisis de la economía mundial. Así, los
costos de esa "apropiación" se elevan cada vez
más, y las ventajas que representa pierden más
y más su valor.
Hoy en día, no existen sistemas socialistas en
la economía mundial, del mismo modo que tampoco los hay feudales, en razón de que sólo existe
un sistema mundial. Se trata de una economía
mundial y, por definición, capitalista. El socialismo implica la creación de un nuevo tipo de
sistema mundial, -no de un imperio mundial
redistributivo ni de una economía mundial capitalista, sino de un gobierno mundial socialista.
De ninguna manel'Cl: considero que tal proyección
sea utópica en lo más mínimo, pero tampoco
siento que su institución sea un hecho inminente. Será el resultado de una lucha prolongada,
mediante procedimientos que tal vez resulten
familiares o, probablemente, mediante formas
verdaderamente novedosas; dicha pugna se gestará en todas las zonas de la economía mundial
(la continua "lucha de clases" de Mao). Los gobiernos pueden estar en manos de personas,
grupos o movimientos que simpaticen con esta
transformación, pero los estados, como tales,
no son ni progresistas ni reaccionarios . Son los
movimientos y las fuerzas los que merecen tales juicios de evaluación.
Una vez llegado al punto máximo que me interesa en cuanto a la proyección del futuro, permítaseme regresar al presente y a la labor de
erudición, que jamás presenta una postura neutral
pero que sí posee su propia lógica y, en cierta medida, sus prioridades. Hemos bosquejado -como
nuestra unidad básica de observación- un concepto de sistemas mundiales que presentan partes
estructurales y etapas de evolución. Mi argumento es que, dentro de dicho esquema, podemos
realizar fructíferos análisis comparativos- tanto
del todo como de las partes del todo. Las concepciones preceden y rigen a las mediciones. Yo
me declaro absolutamente en favor de indicadores cuantitativos minuciosos y sofisticados. Me
pronuncio de lleno en pro de una labor de archivo minuciosa y diligente que permita dar seguimiento a una serie histórica de acontecimientos
en términos de toclas sus complejidades inmediatas. No obstante, la importancia de cada una de
estas alternativas estriba en que nos permitan
contemplar con mayor precisión tanto aquello
que ha sucedido como los acontecimientos actuales. Para esto requerimos lentes especiales
con los cuales poder discernir las dimensiones de
la diferencia, precisamos de modelos con los
cuales podamos sopesar su trascendencia; necesitamos conceptos de abstracción para crear y
dar forma al conocimiento que, posteriormente,
intentaremos comunicarnos mutuamente. Todo
ello, en suma, porque somos seres humanos productos del hibris y del pecado original y, en
consencuencia, nos lanzamos a la búsqueda del
bien, de la verdad y de la belleza.
48. De After Hegemony (Después de la hegemonía)
ROBERT
REALISMO, INSTlTUCIONALlSMO y
COOPERACIÓN
o.
KEOHANE
en su beneficio propio" (Waltz, 1979, p. 111). En
consecuencia sobrevienen el conflicto y la guerra, dado que cada estado se erige en juez de su
Los observadores, anonadados ante las dificulta- propia causa y puede hacer uso de la fuerza para
des qut plantea la cooperación, han compara- materializar sus juicios (Waltz, 1959, p. 159). La
do frecuentemente a la política mundial con un discordia prevaleciente se explica por los con"estado de guerra". En este concepto, la políti- flictos fundamentales de intereses (Waltz, 1959).
ca internacional es "una competencia entre uniDe ser correcta esta representación de la podades -en su estado natural- que no conoce lítica mundial, todo acto de cooperación que se
mayores impedimentos que aquellos impuestos suscitara sería un simple derivado de patrones
por las necesidades cambiantes del juego y por generales de conflicto. Sería sencillo explicar la
las triviales conveniencias de los participantes" cooperación por alianza como resultado del fun(Hoffmann, 1965, p. vii). Resulta anárquica en cionamiento de un equilibrio del poder, no así
el sentido de que carece de un gobierno auto- los patrones de cooperación que privan en toritario con la capacidad de promulgar y hacer do el sistema y que benefician a un sinnúmero
cumplir reglas de conducta. Los estados se ven de países sin estar enlazados a un sistema de
obligados a depender de "los medios que pue- alianza dirigido en contra de un adversario. Si
dan generar y de los arreglos que puedan lograr la política internacional fuese realmente un estado de guerra, no deberían existir los patrones
institucionalizados de cooperación con base en
propósitos compartidos, salvo como parte de
Tomado de After Hegemony, Roben O . Keohane, pp. 7-10, 3 1-3 5, 39, 136- 139, 244-247.
una pugna de mayores dimensiones por el poCopyright © 1984, Princeton University Press .
der.
Los amplios patrones de acuerdo intenaReimpreso con autorización de la Princeton Unicional
que observamos en asuntos tan diversos
versi ty Press y del autor. Notas al calce y algunas
como el comercio, las relaciones financieras, la
citas , suprimidas.
398
La ley internacional, el gobierno mundial y la economía política mundial
salud, las telecomunicaciones y la protección
del medio ambiente serían elementos ausentes.
En el extremo opuesto de estos "realistas",
se ubican los escritores que consideran que la
cooperación es un factor esencial en un mundo
de interdependencia económica, y que sostienen que los intereses económicos compartidos
generan una demanda de instituciones y normas a nivel internacional (Mitrany, 1975). Dicho
enfoque -al que calificó de "institucionalista",
dado el énfasis de sus seguidores en las funciones
que desempeñan las instituciones internacionales- corre el grave riesgo de ser un tanto ingenuo en cuanto al poder y al conflicto. Con suma
frecuencia, sus exponentes incorporan a sus teorías algunas conjeturas exageradamente optimistas con respecto al papel que juegan los ideales
en la política mundial, o a la capacidad de los
estadistas para aprender aquello que los teóricos denominan las "lecciones correctas". No
obstante, los estudiosos de las instituciones y
de las normas que emprenden análisis más sofisticados tienen mucho que aportar a la disciplina. Ellos no contemplan a las instituciones
como simples organizaciones formales, provistas
de instalaciones centrales y de personal especializado: en realidad, las conciben en un sentido
más amplio, como "patrones reconocidos de
práctica alrededor de los cuales convergen las
expectativas" (Young, 1980, p. 337). Les confieren importancia a dichos patrones de práctica porque afectan la conducta del estado. Los
institucionalistas "sofisticados" no esperan que
prevalezca invariablemente la cooperación, pero están conscientes de la maleabilidad de los
intereses, y sostienen que la interdependencia
genera intereses en cooperación.
Durante los primeros veinte años (aproximadamente) posteriores a la Segunda Guerra
Mundial, estas opiniones -pese a diferir enormemente tlntO en su orígenes intelectuales como
en sus implicaciones más amplias en torno a la
sociedad humana- arrojaron predicciones similares en cuanto a la economía política mundial
y, en particular, respecto al tema sobre el que
versa esta obra: la economía política de los países
que imperan en la economía de mercado. Los
institucionalistas esperaban que la cooperación
exitosa en un ámbito se "derramara" sobre otros
(Haas, 1958). Los realistas anticiparon un orden
económico internacional relativamente estable
como resultado del predominio de los Estados
Unidos. Ninguno de los dos grupos de observadores se asombró ante lo que realmente sucedió,
aunque interpretaron los acontecimientos de
manera distinta.
Los institucionalistas pudieron interpretar los
acuerdos internacionales liberales para el comercio y las finanzas internacionales como respuestas
a la necesidad de una coordinación política, generada por el factor de interdependencia. Tales
arreglos, que denominaremos "regímenes internacionales", contenían reglas, normas, principios
y procedimientos de toma de decisionf's. Los
realistas, por su parte, pudieron argumentar que
estos regímenes se construyeron con base en
principios defendidos por los Estados Unidos, y
que el poderío norteamericano fue un elemento
esencial tanto para su construcción como para
su preservación. Según los realistas, en otras palabras, los regímenes de la primera etapa de la
posguerra se fundamentaron en la hegemonía
política de los Estados Unidos. De este modo,
tanto realistas como institucionalistas se vieron
en la posibilidad de emplear los acontecimientos de la etapa temprana de la posguerra como
apoyo a sus respectivas teorías.
Amediados de la década de 1960, el predominio norteamericano en la economía política
mundial fue desafiado por la recuperación económica y por la creciente unidad del continente
europeo, así como por el vertiginoso desarrollo económico del Japón. Sin embargo, la interdependencia económica siguió reafirmándose, e
incluso se aceleró el ritmo de la participación de
los EE. UU. en la economía mundial después
de 1970. Por ende, en ese momento comenzaron las divergencias en las predicciones realizadas por institucionalistas y reaEstas. Desde una
perspectiva estrictamente institucionalista, la
creciente necesidad de-una coordinación política, generada por la interdependencia, debió
inducir a una mayor cooperación. Por el conu'ario, desde el punto de vista de los realistas,
De After Hegemony (Después de la hegemonía)
la difusión del poder debió haber contribuido
a socavar la capacidad de cualquiera para imponer el orden.
Asimple vista, parecería que los realistas hicieron la predicción más exacta. Desde fines de la
década de 1960, se han presentado signos de decadencia en la magnitud y en la eficacia de los
esfuerzos de cooperación en la economía política mundial. Conforme se erosionaba el poderío
norteamericano, se desmoronaban los regímenes internacionales. Por supuesto, el desgaste
sufrido por estos regímenes después de la Segunda Guerra Mundial refuta la ingenua versión
de la fe institucionalista en la interdependencia
como factor de resolución de conflictos y creadora de cooperación. Sin embargo, no prueba
de ninguna manera que sólo es válido el énfasis
realista en el poder como generador de orden.
Cabría la posibilidad -después de la decadencia de los regímenes hegemónicos- de que
evolucionaran patrones más simétricos de cooperación después de un periodo de transición
en el que privara la discordia. De hecho, la persistencia de los intentos de cooperación durante
la década de 1970 sugiere que el declive de la
hegemonía no significa precisamente un presagio de muerte para la cooperación.
Así, nos siguen intrigando la cooperación internacional y la discordia. ¿Bajo qué condiciones pueden cooperar los países independientes
en la economía política mundial? En particular,
¿puede darse la cooperación en ausencia de hegemonía y, si es así, cómo? Este libro ha sido
expresamente elaborado para apoyarnos en la
búsqueda de respuestas a estas interrogantes.
Parto de enfoques realistas en torno a la función
del poder y a los efectos de la hegemonía. No
obstante, mis argumentos centrales giran máS
alrededor de la tradición institucionalista, pues
afirman que, bajo ciertas condiciones, la cooperación puede crearse con base en intereses
complementarios, y que las instituciones -sin
entrar en detalles- afectan a los patrones de
cooperación que surgen.
Es poco probable que los Estados Unidos, o
cualquier otra nación, reviva en este siglo el liderazgo hegemónico. Según la historia, los poderes
hegemónicos sólo han cobrado vida después de
399
confla,gracio?es !ll\lndiales; en tiempos de paz,
los paises mas debiles han presentado una tendencia a ganarle terreno al poder hegemólÚco, en
vez de que suceda lo contrario (Gi!pin, 1981).
Se antoja imposible creer que la civilización
mundial -y mucho menos una economía internacional compleja- sobreviva a una guerra
semejante en esta era nuclear. Por supuesto, no
es probable que surja ningún poder hegemónico próspero después de un cataclismo como
ése. En consecuencia, mientras perviva una economía política mundial, su dilema político central estribará en cómo organizar la cooperación
en ausencia de la hegemonía . . .
LA HEGEMONíA EN LA ECONOMíA
POLíTICA MUNDIAL
Actualmente, no es nada raro que los acongojados
seguidores del capitalismo liberal se remonten
con nostalgia a los tiempos de la prepod~ran­
cia británica en el siglo diecinueve y del predominio norteamericano después de la Segunda
Guerra Mundial. Se suele pensar que fueron más
sencillas aquellas épocas en que una sola potencia, superior tanto en recursos económicos como militares, ponía en práctica un plan relativo
al orden internacional basado en sus propios intereses y en su visión muy particular del mundo. Según Roben Gilpin, "La Pax Britannica y
la Pax Americana, al igual que la Pax Romana,
hicieron prevalecer un sistema internacional de
paz y seguridad relativas . Gran Bretaña y los Estados Unidos crearon e impusieron las reglas de
un orden económico internacional de índole libera!" (1981, p. 144).
Detrás de esta declaración se halla una de
las dos proposiciones centrales de la teoría de la
estabilidad hegemónica: que el orden dentro
de la política mundial es típicamente generado
por un solo poder predominante. Dado que los
regímenes constituyen elementos de orderi internacional, ello implica que la formación de regímenes internacionales depende habitualmente
de la hegemonía. El otro pl.Jntal de la teoría de
la estabilidad hegemónica señala que la preservación del orden precisa de una hegemonía
400
La ley internacional, el gobierno mundial y la economía política mundial
continua. Tal como ha dicho Charles P. Kindleberger, "para que se estabilice la economía
mundial, es menester que exista un estabilizador,
un estabilizador" (1973, p. 305). Lo anterior da
a entender que la cooperación, misma que definimos ... como compaginación mutua de políticas de estado entre sí, depende también de
la perpetuación de la hegemonía.
Me he aplicado a analizar la hegemonía antes
de elaborar mis definiciones de cooperación y
regímenes, porque mi énfasis en la forma en que
las instituciones internacionales -por ejemplo
los regímenes- facilitan la cooperación sólo tiene sentido si la cooperación y la discordia no
son meros productos de los intereses y del poder .. . Sostengo que una versión determinista
de la teoría de la estabilidad hegemónica, que
sólo se fundamente en los conceptos realistas
de intereses y poder, es del todo incorrecta.
Hasta cierto punto, la primera proposición respecto a la teoría de la estabilidad hegemónica
-es decir, que la hegemonía puede facilitar un
tipo específico de cooperación- tiene algo de
validez, pero no existe razón suficiente para
creer que la hegemonía sea una condición necesaria, o suficiente, para el surgimiento de relaciones de cooperación. Por otra parte, y de
mayor importancia todavía para el argumento
que aquí se expone, la segunda proposición
principal de la teoría es errónea: la cooperación
no exige necesariamente la existencia de un líder hegemónico cuando los regímenes internacionales han sido establecidos. También es
posible la cooper~ción poshegemónica . ..
presentar ventajas comparativas en bienes con
un elevado valor agregado, produciendo así salarios y ganancias relativamente altos. Además,
tomando estas dimensiones como un todo, debe
ser más fuerte que cualquier otro país. La teoría de la estabilidad hegemónica predice que
entre mayor dominio ejerza tal poder sobre la
economía política mundiai, mayor índice de
cooperación registrarán las relaciones entre estados. He aquí una teoría frugal en exceso, que
se fundamenta en ... un "modelo básico de
fuerzas", donde los resultados reflejan las capacidades tangibles de los actores.
No obstante, al igual que tantos modelos básicos de fuerzas, esta rudimentaria teoría de la
estabilidad hegemónica arroja predicciones imperfectas. En el siglo veinte, anticipa correctamente la relativa cooperación que privó en los
veinte años posteriores a la Segunda Guerra
Mundial. Sin embargo, presenta cierto grado de
error respecto a las tendencias de cooperación
cuando se acaba la hegemonía. Entre 1900 y
1913, la decadencia del poderío británico coincidió con una baja -y no con un incrementode conflictos en torno a asuntos comerciales . . .
Los recientes cambios que han afectado a los
regímenes internacionales pueden ser atribuidos
sólo parcialmente a la decadencia del poderío
norteamericano. Es difícil interpretar el predominio de la discordia en los periodos interbélicos,
dado que no podemos dilucidar con claridad si
algún país detentó hegemonía real, en términos
materiales, durante esas dos décadas. Los Estados
Unidos, pese a su notable desarrollo en cuanto a
productividad, no pudieron desplazar ala Gran
Bretaña como centro financiero de mayor imEvaluación de la teoría de estabilidad
portancia, y quedaron rezagados en su volumen
hegemónica
comercial. A pesar de que la producción interLa teoría de estabilidad hegemónica, tal como na de petróleo en EE.UU. era más que suficiense aplica a la economía política mundial, defi- te para cubrir las necesidades del país durante
ne a la hegemonía como una preponderancia ese periodo, la Gran Bretaña seguía controlande recuersos materiales. Son cuatro los grupos de do la mayoría de los principales yacimientos perecuersos que tienen especial importancia.. . troleros del Oriente Medio. No obstante, lo que
Un país, para que se le considere hegemónico impidió que en esos años el liderazgo norteaen el marco de la economía política mundial. . . mericano creara una economía política mundial
debe tener acceso a materias primas vitales, con- cooperativa no fue tanto la falta de recursos ecotrolar las fuentes principales de capital, mantener nómicos sino la ausencia de voluntad política
un amplio mercado para las importaciones y para formular y hacer cumplir reglas acordes
De Alter Hegemony (Después de la begemoniá)
al sistema. Gran Bretaña, pese a sus esfuerzos,
estaba demasiado debilitada como para emprender esa tarea con éxito (Kindleberger, 1973). El
factor crucial en la generación de discordia estribó en la política norteamericana, y no en los
factores materiales que la teoría señala.
Adiferencia del imperfecto modelo de fuerzas básicas, la versión refinada de la teoría de
estabilidad hegemónica no garantiza un vínculo automático entre poder y liderazgo. La hegemonía se define como una situación en la cual
"un estado tiene el poder necesario para hacer
prevalecer las reglas esenciales que gobiernan
las relaciones entre estados, y la voluntad para
llevarlo a cabo" (Keohane y Nye, 1977, p. 44).
Este marco de interpretación conserva un énfasis en el poder, pero conceptúa con mayor
seriedad que la teoría elemental del poder las
características internas de un estado fuerte. No
presupone que la fuerza crea automáticamente
incentivos para proyectar el poder propio al
extranjero. También son importantes las actitudes que prevalecen dentro del país, las estructuras políticas y los procesos de toma de
decisiones.
La dependencia de este argumento tanto de
decisiones de estado como de las capacidades
de poder lo colocan en la categoría de aquello
que [James] March denomina' 'modelos de activación de fuerzas". Se precisa de decisiones para
ejercer el liderazgo, con el fin de "activar" la
supuesta relación entre capacidades de poder y
resultados. Los modelos de activación de fuerzas
son esencialmente post hoc, y no a priori, dado
que uno siempre puede "guardar" esa teoría para después de que suceda el hecho, elucubrando
motivos por los cuales un actor no ha querido
hacer uso pleno de su potencial disponible. En
efecto, esta modificación de la teoría dicta que
los estados con preponderancia de recursos serán
hegemónicos, salvo cuando decidan no comprometer el esfuerzo necesario con las tareas del
liderazgos; sin embargo, no nos dice qué es lo
que pude determinar esta última decisión. Como teoría causal no aporta mucho, puesto que
permanece nebuloso si una configuración dada
de poder provocará o no que el líder hegemónico potencial haga prevalecer un conjunto de
• '¡ t
401
reglas, a menos que poseamos un buen cúm:UJo
de conocimientos acerca de su política interna..
Sólo la teoría más elemental genera predicciones. En conSecuencia, cada vez que haga
referencia a la teoría de estabilidad hegemónica
sin la debida aplicación, aludiré a este modelo
básico de fuerzas. Ya hemos apreciado que el
argumento más impresionante de esta teoría
-:-que declara que la hegemonía es condición
tanto necesaria como suficiente para la cooperación- no cuenta con el apoyo contundente
de la historia del presente siglo. Ahora bien, si
contemplamos un periodo más prolongado de
.aproximadamente 150 años, el registro presenta aún ciertas ambigüedades. Las relaciones económicas internacionales fueron cooperativas
hasta cierto punto, tanto en la época de la hegemonía británica -entre mediados y fmes del
siglo diecinueve- como en las dos décadas
de predominio norteamericano tras la Segunda
Guerra Mundial. Sin embargo, sólo en el segundo de estos periodos se presentó una tendencia hacia ese quebrantamiento -anteriormente
predicho- de las reglas establecidas, así como
una exacerbación de la discordia. Un examen
más profundo de la experiencia británica arroja ciertas dudas en cuanto a que la hegemonía
británica haya sido una causa de cooperación
en el siglo diecinueve ...
La teoría rudimentaria de la estabilidad hegemónica establece un punto de partida útil
-aunque un tanto simplista- para el anáiisis
de los cambios registrados en la cooperación y
en la discordia a nivel internacional. Su versión
refinada plantea una serie de cuestiones interpretativas, imprecisas pero sugerentes, con mira~ al análisis de algunas eras de la historia de
la economía política internacional. Tal esquema interpretativo no constituye de manera alguna una teoría sistémiCa y explicativa, pero
efectivamente nos puede ayudar a concebir la
hegemonía desde otro ángulo -ya no tanto
como un concepto que contribuye a explicar
los resultados en términos de poder, sinocomo un medio para describir un sistema internacional donde el liderazgo lo ejerce un estado
único. En vez de integrarse como componente
de una generalización científica -es decir, que
402
La ley internacional, el gobierno mundial y la econo mía p olítica mundial
el poder es condición necesaria o suficiente para
la cooperación- el concepto de hegemonía, defmido en función de la voluntad y de la capacidad para erigirse en líder, nos permite cavilar
en torno a los incentivos que confronta el hegemónico en potencia. ¿Bajo qué condiciones
-tanto a nivel nacional como internacionaldecidirá tal país invertir en la construcción de
reglas y de instituciones? ...
dos Unidos aprobaron. . . El poderío militar norteamericano hizo las veces de un escudo protector
de esa economía política mundial a la que dominaba, y permaneció tomo factor decisivo en
el transfondo de toda negociación sobre asuntos económicos; sin embargo, no siempre interfirió de manera directa en tales negociaciones.
Por ende,. . . es justificable centrarnos principalmente en la economía política de los países
altamente industrializados, sin tener que referirnos continuamente a la política de la seguridad internacional. . .
COOPERACiÓN HEGEMÓNICA EN LA
Exploramos en detalle las características de
ERA DE LA POSGUERRA
los recursos de poder económico en el mundo
Los estados poderosos procuran construir eco- de la posguerra, y la forma en que tanto su disnomías políticas internacionales que convengan tribución como su utilización se modificaron
tanto a sus intereses como a sus ideologías. No al transcurrir el tiempó. Sin embargo, para dar
obstante, como ya hemos podido apreciar, la respuesta a nuestra interrogante acerca del funconversión de recursos en resultados dista mu- cionamiento de la cooperación hegemónica, decho de ser un procedimiento automático en la bemos considerar también los intereses y las
política mundial. Incluso la postura neorrealis- instituciones. El liderazgo hegemónico no parta -altamente válida-o. . que dicta que la he- te de una tabla rasa, sino que se basa en los
gemonía puede facilitar la cooperación, exige intereses de los estados. El poder hegemónico
en consecuencia una respuesta a la interrogan- pretende persuadir a otros para que se apeguen
te de: ¿cómo traducen los poderes hegemóni- a su visión del orden mundial y acepten su licos sus recursos -materiales e ideológicos- derazgo . En el periodo de la posguerra, ellideen reglas para el sistema? ¿Cómo erige el poder razgo hegemónico norteamericano presupuso
hegemónico regímenes internacionales que fa- un accidentado consenso en la zona del Atlánciliten el "tipo correcto" de cooperación, des- tico Norte, y posteriormente con Japón, respecto
de la propia perspectiva de dicho líder? En otras a la preservación del capitalismo internacional,
palabras, ¿cómo opera el liderazgo hegemónico? como antagónico al socialismo o a un patrón de
Esta interrogante surge del énfasis que el rea- capitalismos nacionales semiautocrático. En térlismo aplica al poder, así que mi análisis par- minos gramscianos, dicho consenso se puede
tirá de este punto. Sin embargo, al explicar los ver como la aceptación de la hegemonía ideocambios registrados en la economía política mun- lógica de los Estados Unidos por parte de sus
dial, recalco las fuentes económicas del poder. . . asociados. Asu vez, dicha aceptación se susteny no la fuerza militar. Efectivamente, un poder tó en la creencia compartida por los líderes de
militar suficiente para proteger a una economía estados secundarios de que eran favorecidos por
política internacional de cualquier incursión por esa estructura del orden en gestación. Así, privó
parte de potencias hostiles es condición nece- un alto grado de complementaridad percibida ensaria para una hegemonía triunfante. Desde la tre los Estados Unidos y sus asociados. Los EstaSegunda Guerra Mundial, los Estados Unidos dos Unidos buscaron consolidar este sentido de
han mantenido un poderío de esa índole, en pos complementaridad creando regímenes internade una estrategia de "contención" dirigida ha- cionales que proveyeran beneficios específicos
cia la Unión Soviética. Bajo el amparo de su ca- a sus asociados y redujeran también la incertipacidad militar, los Estados Unidos construye- dumbre, dando así un impulso a la cooperación.
ron una economía política mundial del tipo liEl poder hegemónico y los regímenes interberal-capitalista, que se basa en principios mul- nacionales establecidos bajo condiciones de
tilaterales e incluye reglas que los mismos Esta- hegemonía, se combinan para facilitar la coo-
De Alter Hegemony (Después de la begemon{a)
peración. La hegemonía, en sí, reduce los costos
de transacciones y mitiga la incertidumbre, dado que cada aliado puede negociar con el líder
hegemónico y abrigar la esperanza de que éste
garantice congruencia para el sistema como un
todo. La formación de regímenes internacionales
puede garantizar legitimidad para aquellos patrones de comportamiento en cuya preservación
el líder hegemónico desempeña una función clave. En consecuencia, por lo que respecta a las
áreas monetaria y comercial-donde era indispensable la cooperación de sus aliados-, los
líderes norteamericanos invirtieron recursos
destinados a crear arreglos internacionales estables, bajo reglas conocidas. Los Estados Unidos
consideraron sensato adoptar un compromiso
serio -en compañía de los demás- para inducir
a los estados más débiles a que se apegaran, por
propio consentimiento, al mando norteamericano.
Los líderes de los Estados Unidos, empero,
no erigieron regímenes hegemónicos limitándose
a ordenar a sus asociados menos poderosos que
siguieran los patrones de conducta prescritos.
Por el contrario, tuvieron que emprender una
búsqueda de intereses mutuos con sus asociados,
y someterse a ciertos ajustes, además de exigir
que otros se apegaran a sus designios. Se vieron
obligados a invertir un porcentaje de sus recursos
de poder en la construcción de instituciones.
Al proceder así, se toparon con un sinnúmero
de frustaciones . Según nos recuerda William
Diebold, "no contamos con memoria alguna llamada 'mis días dorados como líder hegemónico feliz" '. Cabe recalcar que no se debe exagerar
la facilidad con que los Estados Unidos pudieron
formular y hacer cumplir las reglas. Pero nunca
les faltaron recursos para triunfar finalmente en
la consecución de sus objetivos cruciales. Las
frustraciones sufridas en asuntos específicos se
fusionaron en un gratificador patrón global de
cooperación hegemónica. Todas las nociones
simplistas respecto a la hegemonía, que la califican de medio de dominio absoluto, o de liderazgo
desprendido y abnegado, imponen una barrera
a la comprensión histórica, en vez de alentarla.
Pese a que Henry Luce previó un Siglo Norteamericano, el periodo de cooperación hege-
403
mónica basado en la premisa de un comp.romiso común respecto con la apertura y, la no discriminación, sólo duró veinte años. Esta era dio
inicio en 1947, el año de la Doctrina Truman
y del Plan Marshall. Hacia 1963, comenzaba ya
a mostrar señales de debilitamiento en algunos
rubros; ese fue el año del Impuesto por Ecualización de Intereses, el primer intento realizado
por los Estados Unidos para proteger el nivel
del dólar contra las consecuencias de esa economía mundial abierta por la que anteriormente
había pugnado. Por lo que respecta al petróleo
y al comercio, ya habían aparecido los primeros
indicios de novedosas iniciativas proteccionistas
y selectivas. En 1959 se impusieron cuotas obligatorias de importación de petróleo y, en 1961,
los Estados Unidos consiguieron un Acuerdo a
Corto Plazo sobre Textiles de Algodón, mismo
que, con el tiempo, produjo una serie de acuerdos restrictivos sobre fibras textiles. En algunos
asuntos, tales como reducción de impuestos
arancelarios, la década de 1960 fue testigo de
una mayor liberalización. Hacia 1971 , empero,
cuando los Estados Unidos deshicieron el vínculo
entre dólar y oro, fue obvio que algo fundamental había cambiado. Ahora bien, resulta arbitrario fijar fechas exactas ... Nos concentramos en
el periodo aproximado de veinte años posteriores a 1947 y, particularmente, en la década de
1950, con el fin de descubrir el funcionamiento de la cooperación hegemónica. No importa
qué fecha escojamos entre 1963 y 1971; seguirá siendo patente que una de las características
más importantes de la hegemonía norteamericana fue su brevedad.
Hacia el ocaso de la Segunda Guerra Mundial, era un hecho contundente que los Estados
Unidos constituían el poder líder de la economía política mundial, con respecto a cada uno
de los recursos . . . esenciales para la hegemonía:
productividad en manufactura, y control sobre
capital, mercados y materias primas. Después
de la guerra, los Estados Unidos emplearon la
mayoría de estos recursos para obtener aquello
que Albert Hirschman ha calificado de "efecto
de influencia" del abastecimiento de algo valioso a otro país. De manera específica, la influencia norteamericana se apoyó en tres conjuntos
404
La ley internacional, el gobierno mundial y la economía política mundial
principales de beneficios, a los que sus asocia- hay una sola línea en este libro que menospredos se hicieron acreedores luego de unirse a re- cie dicha dificultad, ni tampoco predigo una
gímenes satélites de Norteamérica y rendir nueva era maravillosa de perfecto ajuste mutuo
pleitesía al liderazgo de los Estados Unidos ... de políticas; mucho menos una era de armonía.
No obstante, pese a la tenaz persistencia de la
1. Un sistema monetario internacional estable, di- discordia, la política mundial no es un estado
señado expresamente para facilitar comercio y de guerra. Efectivamente, los estados presentan
transferencias internacionales libres. Esto implicaba intereses complementarios, que hacen potencialque los Estados Unidos administrarían el sistema mente benéficas algunas formas de cooperación.
monetario con un sentido de responsabilidad, brin- A medida que la hegemonía se desmorone, es
dando liquidez internacional suficiente, mas no exprobable que incluso se incremente la demancesiva.
da
de regímenes internacionales, tal como lo
2. Abastecimiento de mercados abiertos para los
sugieren
la carencia de un régimen formal e inproductos. Los Estados Unidos trabajaron activatergubernamental
respecto al petróleo en la démente para reducir aranceles, y encabezaron las
cada
de
1950,
así
como
la institución del mismo
presiones tendientes a eliminar toda restricción de
carácter discriminatorio, aunque toleró la discri- en 1974. Por otra parte, persiste el legado de la
minación regional por parte de países europeos y hegemonía norteamericana, en la forma de una
permitió a estos últimos que levantaran barreras serie de regímenes internacionales. Éstos crean
temporales de posguerra durante el periodo de es- un ambiente institucional mucho más favorable
casez de dólares.
para la cooperación que el que pudiese existir
3. Acceso al petróleo a precios estables. Los Estados bajo otros medios; resulta más fácil mantener
Unidos, y las compañías norteamericanas, suministraron a Europa y al]apón petróleo provenien- dichos regímenes que crear otros nuevos. Su
te del Oriente Medio, donde las corporaciones importancia radica no en que constituyen cuapetroleras norteamericanas tenían manga ancha, y sigobiernos centralizados, sino en que tienen
en emergencias tales como la que se presentó en- la capacidad de facilitar acuerdos, así como la
tre 1956-1957, lo suministraron los propios pozos puesta en vigor descentralizada de los mismos
de los Estados Unidos.
entre gobiernos. Aumentan la probabilidad de
la cooperación, mediante la reducción de los
costos que implica la realización de transacciones
congruentes con los principios del régimen.
CONCLUSiÓN: EL VALOR
Crean las condiciones necesarias para negoDE LAS INSTITUCIONES
ciaciones multilaterales ordenadas, revisten o
· . .[L]a capacidad y la voluntad de los Estados despojan de legitimidad a los distintos tipos
Unidos en cuanto a destinar cuantiosos recur- de acción estatal, y facilitan el establecimiento de
sos a la preservación de regímenes económicos vínculos entre asuntos intra e interregímenes.
internacionales han mostrado una severa deca- Incrementan el grado de simetría y mejoran la
dencia desde mediados de la década de 1960. calidad de la información que reciben los go· . .Parece poco probable que los Estados Unidos biernos. Mediante la agrupación de asuntos en
vuelvan a asumir esa posición de predominio los mismos foros durante un periodo prolonde que gozaron durante la década de 1950. gado, contribuyen a fomentar la interacción
· .. En consecuencia, si hemos de vivir en coo- continua entre gobiernos, reduciendo cualquier
peración, ésta habrá de ser una cooperación ca- incentivo de fraude, y aumentando el valor de la
reputación. Mediante el estab1ecimiento de parente d~ hegemonía.
La cooperación no hegemónica resulta difí- trones legítimos de conducta a observar por
cil, dado que tiene que suscitarse entre estados parte de los estados, y el suministro de medios
independientes más motivados por sus propios propicios para vigilar su cumplimiento, sientan
conceptos respecto al interés propio que por las bases de una puesta en vigor descentralizada,
una especie de devoción al bienestar común. No fundamentada en el principio de reciprocidad.
De Alter Hegemony (Después de la begempnfa)
La red de regímenes internacionales legada por la
hegemonía norteamericana a la economía política internacional contemporánea ofrece una base valiosa para la construcción de patrones de
cooperación poshegemónicos, que puedan emplear aquellos políticos interesados en cristalizar
sus objetivos mediante la acción multilateral.
La importancia que revisten los regímenes
para la cooperación, sustenta la afirmación institucionalista ... de que las instituciones internacionales contribuyen a hacer efectivos los
intereses comunes en la política mundial. Aquí,
se ha planteado un argumento en favor esta
perspectiva, sin piratear preferencias cosmopolitas bajo la rúbrica de "bienestar mundial" o
de "intereses mundiales", sino con base en la
hipótesis realista de que los estados son actores
egocéntricos y racionales que operan siguiendo sus conceptos muy particulares del interés
propio. Las instituciones son necesarias -incluso
sobre estas premisas restrictivas- para poder
lograr los propósitos de estado.
El realismos brinda un punto de partida conveniente para el análisis de la cooperación y la
discordia, puesto que su tirante estructura lógica y sus conjenturas pesimistas acerca del
comportamiento de individuo y el estado fungen como barreras en contra de las vanas ilusiones. Lo que es más, sugiere valiosos enfoques
que nos permiten interpretar la evolución de la
economía política mundial desde el fin de la Segunda Guerra Mundial. No obstante, precisa de
revisión dado que no toma en cuenta que los
conceptos de los estados en torno a sus intereses
y la forma en que deben perseguir sus objetivos
no sólo dependen de los intereses nacionales
y de la distribución del poder mundial, sino también de la cantidad, calidad y distribución de
la información. Aquellos acuerdos que resulta
imposible concretar bajo condiciones de gran
incertidumbre pueden hacerse factibles cuando
dicha incertidumbre decrece. Los seres humanos, como los gobiernos, presentan conductas
distintas cuando se mueven en ambientes ricos
en información y cuando lo hacen en medios
donde la información es escasa. La información,
al igual que el poder, constituye una importante
variable sistemática en la política mundial. Es
"'05
ff
,
probable que los sistemas internacionales que
engloban instituciones que generan un cúmulo
de información de alta calidad -y que la distribuyen sobre una base razonablemente indiscrimiada a los principales actores- experimenten un
mayor grado de cooperación que aquellos otros
sistemas que no incluyen tales instituciones, aun
cuando los intereses de estado fundamentales
y la distribución del poder sean las mismas en
cada sistema. No se debe eliminar al realismos,
dado que sus enfoques son fundamentales para la comprensión de la política mundial; no
obstante, es preciso someterlo a una nueva formulación que refleje el impacto que ejercen las
instituciones proveedoras de información en el
comportamiento del estado, incluso ante la persistencia de un egoísmo racional.
Así, al considerar la cooperación después de
la hegemonía, necesitamos pensar en las instituciones. Toda teoría que califica a las instituciones internacionales de insignificantes nos
impide la comprensión de aquellas condiciones
bajo las cuales los intentos de cooperación de
los estados, en favor de sus propios intereses,
serán fructíferos. Esto es especialmente cierto
en la economía política mundial contemporánea, puesto que se encuentra provista de una
serie de regímenes internacionales de importancia, creados bajo condiciones de hegemonía
norteamericana pero que, pese a esto, facilitan
la cooperación incluso despúes del desgaste del
predominio de los EE.UU. Aparentemente, ahora nos encontramos en un periodo de transición
potencial entre la cooperación hegemónica de
las dos décadas posteriores a la Segunda Guerra
Mundial y una situación innovadora, trátese del
predominio de la discordia o de la cooperación
poshegemónica. El predominio de la discordia
o de la cooperación dependerá en gran medida
de la eficacia con la que los gobiernos aprovechen los regímenes internacionales ya establecidos para realizar nuevos acuerdos y garantizar
el cumplimiento de los anteriores.
No obstante, la toma de conciencia en cuanto
a la importancia de las instituciones -definidas a
grandes rasgos como ~onjuntos de prácticas y
de expectativas, y no en términos de organiza·
ciones formales con impresionantes edificios
406
La ley internacional, el gobierno mundial y la economía política mundial
sede- no. debe inducirno.s a caer en el error de
viejo.s hábito.s co.nceptuales. No. es benéfico.,
de ninguna manera, pensar en las institucio.nes
en término.s de "la paz mediante la ley" o. de
un go.bierno. mundial. Aquellas institucio.nes que
propician la cooperación no. o.rdenan lo. que lo.s
go.bierno.s deben hacer; po.r el co.ntrario., apo.yan a lo.s go.bierno.s en la búsqueda de sus propio.s intereses, mediante la co.o.peración. Lo.s
regímenes suministran info.rmación y reducen
lo.s Co.sto.s de aquellas transaccio.nes co.ngruentes
co.n sus precepto.s, facilitando. así lo.s acuerdo.s
entre estado.s y su puesta en vigo.r descentralizada. Po.r ende, es engaño.so. evaluar lo.s regímenes co.n base en su capacidad para centralizar
eficazmente la auto.ridad. Tampo.co. es necesario. que las institucio.nes que promueven la Co.o.peración sean de carácter universal. De hecho.,
dado. que lo.s regímenes dependen de intereses
co.mpartido.s, así co.mo. de co.ndicio.nes que permitan la superación de problemas de acción
colectiva, suelen ser más útiles cuando. una cantidad relativamente escasa de países de o.rientación
similar asumen la respo.nsabilidad de formular
las reglas esenciales y de mantenerlas. Finalmente, las institucio.nes internacio.nales no. necesitan estar integradas a una red co.herente. Po.r lo.
general, en la po.lítica mundial la co.o.peración
es de índo.le fragmentaria: no. todas las piezas
del rompecabezas se ajustarán al mo.lde.
La creación de institucio.nes en el ámbito. de
la po.lítica mundial co.nstituye una empresa frustrante y difícil. Frecuentemente, lo.s intereses Co.munes se o.cultan a la vista del o.bservador, o.
no. se pueden mantener fácilmente. Po.r o.tra parte, la acción co.lectiva invita al proceder mio.pe:
al igual que en la célebre fábula de Ro.usseau, es
más pro.bable que lo.s cazado.res persigan individualmente a lo.s co.nejo.s, a que co.o.peren
mutuamente para capturar al venado.. Pese a todo., po.r lo. general vale la pena co.nstruir institucio.nes, dado. que su presencia o. su ausencia
puede determinar el hecho. de que lo.s go.bierno.s
co.o.peren o. no. co.n eficiencia en po.s de o.bjetiVo.S co.munes. De mayo.r impo.rtancia aún es procurar la co.nservación de las valio.sas institucio.nes
internacio.nales que co.ntinúan existiendo., puesro. que exige un meno.r esfuerzo preservarlas que
co.nstruir o.tras nuevas; si aquéllas no. existieran,
habría que inventar a la gran mayo.ría de las mismas. Las institucio.nes que po.seen un caudal de
info.rmación y que co.ntribuyen a reducir el grado.
de incertidumbre pueden propiciar el co.nsenso.
en una futura crisis. Lo.s regímenes internacio.nales, gracias a que pueden facilitar la co.o.peración en asunto.s que no. se co.ntemplaro.n en la
épo.ca de su creación, tienen un valo.r po.tencial
que so.brepasa sus propósito.s co.ncretos. Po.r
tanto., no. es po.sible evaluar tales institucio.nes
exclusivamente co.n base en su desempeño. en
favo.r del interés nacio.nal que se percibe en un
mo.mento. dado.; muy po.r el co.ntrario., el juicio.
adecuado. de su valía depende del cálculo. de la
co.ntribución que po.drían o.frecer, en el futuro, para la reso.lución de problemas que aún no.
se pueden definir co.n precisión. Tales cálculo.s
deben reflejar la co.nciencia de que, en la po.lítica
mundial, es probable el surgimiento. de aCo.ntecimiento.s inesperado.s -trátese de asesinatOs,
go.lpes de estado. o. incumplimientos del pago.
de deudas-, y que es indispensable asegurarno.s co.ntra tales riesgo.s.
La impo.rtancia que tienen la info.rmación y
las institucio.nes, no. se limita a las relacio.nes
po.lítico.-eco.nómicas entre lo.s países altamente
industrializado.s, aunque éste sea el fo.co. principal del presente libro. La teo.ría que aquí se
expo.ne aduce a cualquier situación de po.lítica
mundial en la cuallo.s estado.s tengan intereses
co.munes o. co.mplementario.s que sólo. puedan
cristalizarse mediante mutuo. acuerdo.. Tal Co.mo. hemo.s visto, también en este tipo. de reiacio.nes privan elemento.s casi invariablemente
co.nflictivo.s. Co.mo. en el "dilema del prisio.nero", la mayo.ría de estas situacio.nes representaráL
"mo.delo.s de mo.tivo.s mixto.s", caracterizado.s
po.r una combinación de intereses co.nflictivo.s
y co.mplementario.s. La creación de institucio.nes ricas en info.rmación es tan importante en
las relacio.nes entre superpotencias, do.nde la
confianza es una variable clave, y en las nego.ciacio.nes de control de armamento., do.nde el
monitoreo y la verificación son esenciales, como.
en la administración de las relaciones po.Hticoeco.nómicas entre lo.s países altamente industrializado.s. Es po.sible que la creación de instituciones
De After Hegemony (Después de la begemonfa)
encuentre mayores obstáculos en aquellos casos donde se incluyan asuntos de seguridad, pero sigue siendo igualmente indispensable para
poder lograr la cooperación.
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