Cómo dar y cómo no dar una crítica negativa En muchas situaciones de trabajo se necesita criticar alguna conducta a un compañero o a un subordinado. Generalmente por el miedo a ser rechazados o a herir, el silencio parece ser la mejor opción. También se pueden dar dos extremos: o se es demasiado blando y no se consigue modificar el comportamiento del otro o se es demasiado duro y se generan actitudes defensivas y resentimientos. ¿Qué hay que evitar a la hora de dar una crítica negativa a alguien? a) Se pueden seguir una serie de pasos a la hora de dar una crítica negativa y que ésta tenga los efectos deseados y no otros. El pasar de un peldaño a otro vendrá determinado por la gravedad de "la falta". Los últimos peldaños serían la amonestación y la sanción disciplinaria. 1) Apercibir no verbalmente a la persona: El gesto tiene muchas ventajas respecto a la crítica verbalizada y puede utilizarse como una forma rápida y eficaz de transmitir a las personas las pequeñas cosas que nos molestan o que, entendemos perjudican la calidad del trabajo. Por ejemplo, ante alguien que llega tarde repetidamente podemos hacer un pequeño gesto con el reloj, algo que entenderá sin lugar a dudas el "tardón". Es necesario evitar, después de hacer el gesto, utilizar un tono de voz que manifieste que la persona después de hacer la amonestación no verbal continúa enfadada o molesta. 2) Apercibir verbalmente: La formulación verbal de la queja debe hacerse en el caso de que la no verbal "se quede corta" por la gravedad del error o bien porque no sea lo suficientemente clara para el receptor (por ejemplo, no es lo mismo llegar tarde que haber cometido un error en la planificación). Hay que evitar en todo momento un tono de voz que denote hostilidad o que demuestre enfado. Lo mejor es hablar en tono seguro y serio, pero sin dar dramatismo al tema. 2.1) Crítica negativa bidireccional: Supone permitir a la persona responder o dar explicaciones acerca de su conducta. Por ejemplo "Tal cosa que hiciste... me parece incorrecta por estos motivos... ¿Qué opinas tú de esto? ¿Cómo te comportarás a partir de ahora?". 2.2) Crítica unidireccional: No da pie al que escucha para que se defienda o explique su conducta. Se limita a exponer los hechos y a dar las pautas de acción que se quiere que siga quien escucha. Por ejemplo: "Tal cosa que hiciste... me parece incorrecta porque... (silencio). Espero que para el futuro te comportes así...". El silencio después de valorar los hechos hace que se de más fuerza a la crítica verbal. No siempre el mensaje deberá acabar con el requerimiento de enmienda, porque puede resultar demasiado coactivo. Muchas veces es mejor que sea el propio trabajador quien marque las líneas de enmienda (por ejemplo, "¿Cuáles deberían ser las medidas que se deberían tomar para evitar que tus tareas se queden sin hacer?"). Hay que tener mucho cuidado con dar críticas de este tipo a trabajadores que no se las merecen porque pueden desmotivarles seriamente o bloquear la relación entre ellos y quien da la crítica. Por lo tanto es necesario asegurarse de que este tipo de críticas sólo se den en casos que, por su gravedad o reiteración, así lo requieran. b) Una vez vistos los "escalones" para dar una crítica, es necesario revisar los errores más frecuentes al emitir una de estas críticas negativas: 1) Personalizar la sanción: Utilizar frases del tipo "Me has fallado" hacen entender al otro que la crítica responde más a cuestiones personales de amor propio que a hechos objetivos. Además esa persona puede tener la sensación de que se la está manipulando. 2) Generalizar la crítica a toda la persona o a todas las situaciones: Por ejemplo, el emplear las expresiones "Eres un desastre", "todo lo haces mal", además de herir y desmotivar a quien las escucha, no sirven de ayuda a la hora de cambiar de comportamiento ya que no indican ninguna vía por la que persona pueda progresar. ¿De qué sirve criticar a alguien si no se le orienta hacia una posible vía de solución, si no se le dan alternativas de acción? 3) Enfatizar de más o de menos una crítica: El pasar "de puntillas" por la crítica, sin darle suficiente énfasis, "como de pasada", hace que para el que escuche no tenga la mayor importancia y, por tanto, carecerá de efectos sobre su conducta. Por ejemplo, "No estuviste muy acertado el otro día en el Comité Directivo criticando a tu compañera. Por cierto y cambiando de tema...". Y al contrario, si se da demasiado énfasis a una crítica, conseguiremos que la persona se sienta intimidada y que el miedo (no su motivación o convencimiento) sea lo que la haga cambiar. 4) Hablar sin contrastar los hechos: Si se hace una crítica sin contrastar los hechos, uno se puede equivocar de parte a parte (puede que el trabajador no sea responsable de ese hecho). Lo único que se conseguirá es dar una imagen de frivolidad en quien recibe la crítica, que puede pensar "Pues sí que se informa éste antes de hablar...". 5) Herir a quien recibe la crítica por la manera de decir las cosas: Esto es frecuente entre compañeros con similar nivel o con personas muy sensibles. Si se piensa que se puede herir a alguien con facilidad, lo mejor es empezar señalándole los hechos positivos, lo bueno de su comportamiento para, después, comentar que nosotros habríamos hecho las cosas de otro modo. Por ejemplo "La presentación que hiciste el otro día tenía muy buenos contenidos; hubiera sido más comprensible si hubieras utilizado transparencias..." Si a pesar de esto, la persona rechaza las críticas y se siente herida, se puede volver a insistir (" La charla tenía contenidos muy válidos, fue una cuestión meramente técnica, y por eso te lo decía. De todas maneras a mí me gustó mucho"). 6) Empezar la crítica valorando la propia intervención: Por ejemplo empezar con frases como "Siento tener que decírtelo, pero el otro día no estuviste muy acertado cuando...", hace que quien emite la crítica entiende su intervención como negativa y el receptor, en consecuencia, también la verá como algo negativo. Es mejor abstenerse de latiguillos de este tipo ("no quisiera tener que decírtelo", "me sabe mal pero..." y dejar que sean otros quienes adjetiven la intervención. Es importante ir al grano; de este modo se logrará una escucha sin prevenciones. - Detrás de cada feedback siempre hay una persona que lo emite y una que lo recibe, con sus propias percepciones y sentimientos. Hay que partir de la idea de que, tanto en la vida cotidiana como en la profesional, nos vamos a ver en situaciones en las que es necesario hacer una crítica negativa a alguien y que, si nosotros mismos partimos de la idea de que son "un mal trago" o algo negativo ¿cómo no lo van a ver así los que las reciban?. Así pues, debemos afrontarlas como una oportunidad de mejorar la conducta de alguien y darlas con la mayor naturalidad posible. - Las críticas negativas son necesarias para mejorar nuestro comportamiento y orientarlo de forma efectiva. Todos las necesitamos para guiarnos por la vida. De ahí que si no somos capaces de darlas dejaremos a nuestros colaboradores en una situación de desventaja. Por tanto, lo mejor es afrontarlas directamente y sin rodeos, aunque tampoco sin "ir demasiado al grano" estilo "ametralladora", porque tanto una cosa como la otra producen desconcierto en los receptores y no son, generalmente, efectivas. - Es necesario conocer a la persona que va a recibir nuestra crítica (si es más o menos sensible, los posibles motivos que le han hecho llegar a esa situación...). Si no contrastamos los hechos o desconocemos parte de ellos, nos arriesgamos a equivocarnos y la crítica sólo generará resentimientos o actitudes defensivas, además de no servir para lo que nos proponíamos en un principio.