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Edición extraordinaria
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Maestro y ejemplo
de guerrillero
Por ROBERTO PÉREZ RIVERO
E
l propio Fidel expresó
en diciembre de 1959
que “algún día la historia recogerá las proezas
del Ejército Rebelde como una
de las proezas más grandes que
haya podido realizar ningún
ejército”. Enfrentar y vencer a
un ejército regular equipado,
entrenado y asesorado por los
Estados Unidos a 90 millas de
su territorio, que llegó a tener
sobre las armas decenas de
miles de hombres es sin duda
una gran gesta. El desempeño del principal jefe militar de
esa guerra fue decisivo para el
triunfo, bajo su guía se fue desarrollando el arte militar del
Ejército Rebelde. Y, su ejecutoria no se limitó a lo armado,
aunque en este artículo se haga
referencia fundamentalmente
a su liderazgo en la dirección
de las acciones bélicas.
La lucha armada, en tanto
medio o procedimiento de la política, está condicionada por esta
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e interactúa con ella. Si además
de este presupuesto, en la Guerra de Liberación Nacional los
planos políticos desempeñaron
un papel determinante, se debe
también en buena parte, al rol
relevante que Fidel asignó a
este factor.
La estrategia de la insurrección armada popular estuvo fundamentada en sólidos pilares
que mucho tuvieron que ver con
la formación integral de su propio creador. El mismo Comandante en Jefe ha definido, como
las raíces fundamentales de su
pensamiento político-militar, el
estudio profundo de la obra y
acción del Héroe Nacional José
Martí; el estudio y análisis de
las experiencias de la historia
universal, de Hispanoamérica
y en particular de nuestras guerras de independencia y de las
luchas revolucionarias en general; la combinación de la formación patriótica y martiana con
la asimilación del marxismo-
leninismo; y el contacto directo
con la realidad en que vivía la
sociedad cubana.
Los lineamientos estratégicos
para la lucha armada evolucionaron según el momento y las
condiciones concretas. Al analizar aspectos del pensamiento
de Fidel se puede concluir que
durante el primer año de guerra, y sobre todo después del
combate de La Plata, desarrolló
como lineamientos estratégicos
más importantes: Lograr la supervivencia del grupo inicial de
guerrilleros ampliándolo en lo
posible; dar a conocer la existencia de la lucha armada; convertir al movimiento clandestino en retaguardia segura de la
guerrilla; lograr la incorporación paulatina de las masas a
la lucha; mantener en entrenamiento constante a los combatientes; alcanzar en la tropa un
elevado grado de moral combativa y disciplina militar; cuidar
el armamento, e incrementarlo
arrebatándoselo al enemigo;
formar cuadros político-militares; extender la guerra a otros
territorios; y desarrollar como
principios esenciales de la guerrilla la vigilancia, movilidad y
compartimentación.
En el plano táctico, las ideas
que aplicó estuvieron encaminadas a desarrollar una guerra de guerrillas caracterizada
por las acciones de la pequeña
fuerza que muerde al enemigo y
huye. Precisamente el combate
que sucedió al de La Plata, la
primera emboscada rebelde en
Llanos el Infierno, tuvo esas características.
En los meses de febrero y
marzo de 1957, no se producen
acciones combativas importantes, pero sí otros hechos que tuvieron mucho que ver con el fortalecimiento de la guerrilla: la
Agosto de 2016
primera reunión de la Dirección
Nacional del Movimiento 26 de
Julio, después del desembarco
del Granma, en la que se acuerda enviar a la Sierra Maestra
refuerzos desde Santiago de
Cuba; y la entrevista con Fidel
del periodista norteamericano
Herbert Mathews, jefe de la plana editorial del New York Times.
Este fue un procedimiento que
el Comandante en Jefe utilizó a
lo largo de toda la guerra, aprovechar el quehacer de varios
periodistas extranjeros y nacionales, para evadir la censura de
prensa.
Con el incremento de fuerzas, Fidel inició hasta el mes de
mayo, grandes jornadas de marchas con dos objetivos: familiarizar a la tropa con el teatro de
operaciones y foguear a los guerrilleros de reciente incorporación. Después, decidió el ataque
al cuartel del Uvero, el cual, según el Guerrillero Heroico, fue
la victoria que marcó la mayoría
de edad de la guerrilla.
Por el incremento de la tropa
rebelde, la experiencia alcanzada y el armamento ocupado en
el Uvero, en julio de 1957, Fidel
decide formar una nueva columna, la número 4. De esta manera, quedó estructurado el Primer Frente. Sus dos columnas
operaron con independencia y
también de conjunto en varias
acciones combativas.
Después del fracaso de la
ofensiva enemiga de invierno,
a finales del año 57, las fuerzas guerrilleras habían ganado
seguridad y tendían en cierto
modo a establecerse, comenzaron a producirse cambios cualitativos en las acciones que se
realizan, como el desarrollo de
los aseguramientos ingeniero y
logístico. Este proceso evolutivo, los resultados en diferentes
combates como el de Pino del
Agua II, la preparación militar
y política alcanzada por los jefes
y oficiales del Ejército Rebelde,
el debilitamiento político y moral de las tropas de la tiranía,
así como la existencia de condiciones objetivas y subjetivas
favorables en otros territorios,
hacen posible y sobre todo necesario, que se pueda poner en
práctica la idea de extender la
guerra fuera del territorio de la
Sierra Maestra.
El 27 de febrero de 1958, se
crearon dos nuevas columnas:
la Número 6 Frank País, al
mando del comandante Raúl
Castro Ruz, y la Número 3 Santiago de Cuba, dirigida por el
comandante Juan Almeida Bosque. Con el arribo de ellas a sus
zonas de operaciones, quedaron
establecidos a inicios de marzo
El enfrentamiento al Plan F.F. implicó un cambio en la táctica; de la
guerra de guerrilla con carácter ofensivo se pasa a priorizar la defensa de un territorio.
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de ese año, el Segundo Frente
Oriental Frank País, y el Tercer
Frente Oriental Mario Muñoz,
respectivamente. El 31 de marzo, otra pequeña columna de 29
hombres, al mando del entonces
capitán Camilo Cienfuegos, bajó
de la Sierra para operar en los
llanos del Cauto. Entretanto, el
mando enemigo no se cruzaba
de brazos; sobre la base de la
fracasada ofensiva de invierno,
y con asesoría de la misión militar yanqui en Cuba, concibió
desde los inicios del año 58 el
mayor –y último– plan ofensivo
contra la Sierra Maestra.
El salto cualitativo en las
fuerzas rebeldes no fue apreciado oportunamente por el Estado Mayor Conjunto batistiano.
Precisamente el 27 de febrero
fue presentado el Plan FF (Fase
Final o Fin de Fidel) que estableció como misión principal su
captura o muerte y la total destrucción del Ejército Rebelde;
en él se involucraron 14 batallones de infantería, siete compañías independientes, tanques y
artillería, con el apoyo directo
de la Fuerza Aérea del Ejército
y la Marina de Guerra, con un
total aproximado de efectivos
de 10 000.
En los meses de junio y julio
todavía se pensaba dar el golpe
final contra los rebeldes en la región Pilón-Niquero-Cabo Cruz;
sin embargo, en julio y agosto
las batallas decisivas se produjeron por el firme de la Maestra;
pero no fue porque el Estado
Mayor del Ejército se lo propusiera de ese modo, sino que en
ello determinó la decisión de Fidel de pasar a la defensa en el
territorio que la Columna No. 1
había consolidado.
Al conocer los planes del enemigo, trazó la idea estratégica
para enfrentar al Plan FF: Primero detener el golpe enemigo
y crear condiciones para pasar
posteriormente a la ofensiva.
Esto implicó un cambio en la
táctica; de la guerra de guerrilla o guerra de movimientos,
con carácter ofensivo, se pasa a
priorizar la defensa de un territorio.
Cuando el ejército todavía no
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había precisado ningún cambio
o puntualización e incluso no había terminado la reorganización
de las unidades, Fidel escribía
el 26 de abril al capitán Orlando
Lara: “Estamos preparándonos
para resistir la ofensiva que el
enemigo [va] a lanzar con todos
sus recursos concentrando el
ataque sobre esta columna. No
se trata solo de resistir, sino que
lo que más preocupa es quitarle
el mayor número de fusiles en
esta oportunidad”. El 8 de mayo
indicó al capitán Ramón Paz: “Si
el enemigo logra invadir todo el
territorio, cada pelotón debe
convertirse en guerrilla y combatir al enemigo, interceptándolo por todos los caminos hasta
hacerle salir de nuevo. Este es
un momento decisivo. Hay que
combatir como nunca”.
Las fuerzas del enemigo iniciaron el avance sobre La Plata en el mes de mayo. Después
de resistir durante varios días,
como estaba indicado, los rebeldes se repliegan sin dejar de
combatir. La moral combativa
del Ejército Rebelde se mantenía firme y se cumplía lo ordenado por Fidel para la defensa.
A medida que el enemigo supuestamente llegaba al fin que
pretendía, su marcha se hacía
más lenta, hasta que sus tropas
llegan a estancarse completamente.
A partir de esas circunstancias se producen la primera
batalla de Santo Domingo, la
batalla de El Jigüe, la segunda
batalla de Santo Domingo; y, la
batalla de las Mercedes. En todas ellas, las fuerzas de la tiranía son derrotadas. En la batalla
por la Sierra Maestra se obtiene
una decisiva victoria estratégica sobre el mayor esfuerzo
realizado por la tiranía durante
toda la guerra; al decir de Fidel,
marcó el viraje irreversible de
la guerra.
Afortunadamente, con su libro La victoria estratégica,
Fidel ha legado para las presentes y futuras generaciones un
pormenorizado examen de esos
acontecimientos. Generalmente, los “grandes capitanes” ocupados en la dirección de la lucha
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armada en tiempo de guerra y
en tiempo de paz en la construcción y administración militar, apenas encuentran tiempo
para transferir a sus sucesores
el patrimonio de sus vivencias
y experiencias; pero, él no solo
ha sido ejemplo en el combate,
sino también en el esfuerzo por
escribir sus memorias o historiar y teorizar sobre la guerra
revolucionaria y la defensa de la
patria socialista.
Ya en el mes de agosto de
1958, la iniciativa estratégica
había pasado a manos del Ejército Rebelde, en este momento
el plan trazado por el Comandante en Jefe para conducir
la lucha hasta la victoria final,
tuvo como piedra angular la
extensión de la guerra a otros
territorios. De este modo, se
realizó el fortalecimiento de los
tres frentes ya establecidos y se
crean nuevos frentes, columnas
y otras unidades.
Hacia el centro del país partió el 31 de agosto la Columna 8
Ciro Redondo, a las órdenes del
comandante Ernesto Che Guevara. Diez días antes había salido el comandante Camilo Cienfuegos al frente de la Columna 2
Antonio Maceo con la misión de
llegar a Pinar del Río para establecer allí un frente guerrillero.
Y, a partir de septiembre también salieron de la Sierra Maestra fuerzas hacia Camagüey y
los llanos de Oriente. Estas tropas y otras unidades del Ejército Rebelde, en cooperación con
fuerzas de los frentes guerrilleros establecidos por el Partido
Socialista Popular y el Directorio Revolucionario 13 de Marzo
en la entonces provincia de Las
Villas, participaron en la contraofensiva estratégica final.
La idea sobre el desarrollo
de las acciones en la dirección
principal, Santiago de Cuba,
está resumida en la carta que el
Comandante en Jefe Fidel Castro envió al comandante Juan
Almeida el 8 de octubre: “El plan
de tomar primero Santiago de
Cuba lo estoy sustituyendo por
el plan de tomar la provincia.
La toma de Santiago y otras ciudades resultaría así mucho más
fácil y sobre todo podrán ser
sostenidas. Primero nos apoderamos del campo; dentro de 12
días aproximadamente todos
los Municipios estarán invadidos, después nos apoderaremos
y si es posible destruiremos todas las vías de comunicación
por tierra, carretera y ferrocarril. Si paralelamente progresan
las operaciones en Las Villas y
Camagüey, la tiranía puede sufrir en la provincia un desastre
completo como el que sufrió en
la Sierra Maestra”.
Después de la rendición del
enemigo en Maffo el 30 de diciembre, solo faltaba la batalla
final por Santiago de Cuba. La
toma de la ciudad de Santa Clara por las fuerzas comandadas
por el Che y la huida de Fulgencio Batista el 1º de enero de
1959, precipitaron el desenlace
de la guerra.
En los días que precedieron
al triunfo revolucionario, Fidel,
las fuerzas revolucionarias y el
pueblo tuvieron que enfrentar
grandes peligros que amenazaron con frustrar la victoria,
entre ellos las maniobras para
efectuar un golpe de Estado, las
intenciones intervencionistas
norteamericanas y de la OEA, y
las conspiraciones militares de
última hora.
Fidel apreció con claridad que
se trataba de impedir el triunfo
por el que el pueblo tanto había
luchado. El mismo 1º de enero,
desde Palma Soriano, a través
de Radio Rebelde, manifestó
total rechazo al golpe de Estado
y cualquier acción que se opusiera al triunfo revolucionario,
ordenó a los jefes de columnas
del Ejército Rebelde que continuaran la ofensiva sobre los objetivos enemigos y en particular
ordena a Camilo y Che avanzar
sobre la ciudad de La Habana
como vanguardia del Ejército
Rebelde y tomar la fortaleza de
Columbia y la Cabaña respectivamente. Por último, llama a los
trabajadores y pueblo en general
preparar la huelga general revolucionaria. Todo ello, garantizó
el triunfo de la Revolución.
Otras facetas del ideario de
Fidel desarrolladas durante la
Agosto de 2016
guerra se pudieran señalar; por
ejemplo, en torno a la unidad
de las fuerzas revolucionarias,
acerca del uso de la propaganda y la guerra psicológica, o el
tratamiento humanitario dado
a los prisioneros y el adversario
en general; pero, en esta ocasión se desea insistir en una de
las más notables si de lucha armada se trata: sus concepciones
sobre el mando y la dirección.
En el desarrollo de toda la
Guerra de Liberación Nacional
sobresalieron por su independencia, capacidad organizativa,
iniciativa y firmeza del mando
muchos jefes de frentes y columnas, entre ellos, ocupan un
lugar destacado los comandantes Juan Almeida Bosque, Raúl
Castro Ruz, Camilo Cienfuegos
Gorriarán y Ernesto Guevara
de La Serna, quienes preparados por Fidel, salieron en su
momento a cumplir nuevas misiones. Pero sobre todo, llama
la atención el desempeño del
Comandante en Jefe. Durante
la contraofensiva final, como él
mismo ha subrayado, “no tenía
Estado Mayor ni contaba con
jefes para las nuevas columnas,
no disponía de ellos para crearlo. Yo mismo tenía que hacer
ese papel, desde dictar instrucciones pertinentes a numerosas
columnas, hasta asignar armas
y recursos materiales o financieros a las tropas e, incluso, a
determinadas personas por motivos justificados”.
La participación personal de
Fidel en los combates fue muy
activa; lo mismo estaba en la
primera línea de fuego, que daba
indicaciones a un combatiente
en particular, que transmitía
órdenes a jefes de diferentes
tropas y frentes, que negociaba una rendición con simples o
importantes jefes del enemigo.
Esta práctica demuestra su peculiar capacidad para combinar
el ejemplo personal en los combates, con la dirección de lo táctico y lo estratégico; de moverse
en la acción y el pensamiento de
lo primero a lo segundo y viceversa, o incluso, simultanearlos.
En la comunicación con los
Edición extraordinaria
El mismo
1º de enero,
a través de
Radio Rebelde,
manifestó
total rechazo
al golpe de
Estado y
cualquier
acción que
se opusiera
al triunfo
revolucionario.
jefes les indicaba con lujo de
detalles cómo hacer el desplazamiento de una tropa, fuera
una columna, un pelotón o simplemente un grupo; advertía los
errores que no se podían cometer, explicaba cómo utilizar una
mina, un buldócer, los picos, las
palas… para obstaculizar las
vías de comunicación o cumplir
cualquier otra misión. Cómo
debía hacerse uso racional del
parque y otros recursos materiales. Instruía sobre cualquier
pormenor de las cuestiones
propiamente bélicas, y también
acerca de los decisivos asuntos
políticos. En sus órdenes militares demostró cómo debía ser el
trato a la población campesina,
a los propietarios, y al mismo
enemigo.
Estaba al tanto, incluso de los
problemas personales de sus
hombres. Ellos también le in-
formaban a él. Los cuidaba, los
ayudaba, les aclaraba, les enseñaba, también les exigía con
firmeza.
El Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz fue el protagonista principal de esta historia,
porque fue el estratega de la
guerra de guerrillas; y porque
igualmente fue el mejor táctico. Lo primero debido a que
fue el diseñador y conductor de
la estrategia de la contienda a
nivel nacional en la que participaron todas las fuerzas tanto
de la Sierra como del llano, las
que llevaron a cabo operaciones, campañas y batallas. Y lo
segundo, porque fue el maestro
y el ejemplo de cómo conducir
tácticamente las acometidas y
combates más simples, fueran
realizados por varios hombres,
una escuadra, un pelotón, una
columna o varias de ellas.
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