Edición extraordinaria 23 Maestro y ejemplo de guerrillero Por ROBERTO PÉREZ RIVERO E l propio Fidel expresó en diciembre de 1959 que “algún día la historia recogerá las proezas del Ejército Rebelde como una de las proezas más grandes que haya podido realizar ningún ejército”. Enfrentar y vencer a un ejército regular equipado, entrenado y asesorado por los Estados Unidos a 90 millas de su territorio, que llegó a tener sobre las armas decenas de miles de hombres es sin duda una gran gesta. El desempeño del principal jefe militar de esa guerra fue decisivo para el triunfo, bajo su guía se fue desarrollando el arte militar del Ejército Rebelde. Y, su ejecutoria no se limitó a lo armado, aunque en este artículo se haga referencia fundamentalmente a su liderazgo en la dirección de las acciones bélicas. La lucha armada, en tanto medio o procedimiento de la política, está condicionada por esta 24 e interactúa con ella. Si además de este presupuesto, en la Guerra de Liberación Nacional los planos políticos desempeñaron un papel determinante, se debe también en buena parte, al rol relevante que Fidel asignó a este factor. La estrategia de la insurrección armada popular estuvo fundamentada en sólidos pilares que mucho tuvieron que ver con la formación integral de su propio creador. El mismo Comandante en Jefe ha definido, como las raíces fundamentales de su pensamiento político-militar, el estudio profundo de la obra y acción del Héroe Nacional José Martí; el estudio y análisis de las experiencias de la historia universal, de Hispanoamérica y en particular de nuestras guerras de independencia y de las luchas revolucionarias en general; la combinación de la formación patriótica y martiana con la asimilación del marxismo- leninismo; y el contacto directo con la realidad en que vivía la sociedad cubana. Los lineamientos estratégicos para la lucha armada evolucionaron según el momento y las condiciones concretas. Al analizar aspectos del pensamiento de Fidel se puede concluir que durante el primer año de guerra, y sobre todo después del combate de La Plata, desarrolló como lineamientos estratégicos más importantes: Lograr la supervivencia del grupo inicial de guerrilleros ampliándolo en lo posible; dar a conocer la existencia de la lucha armada; convertir al movimiento clandestino en retaguardia segura de la guerrilla; lograr la incorporación paulatina de las masas a la lucha; mantener en entrenamiento constante a los combatientes; alcanzar en la tropa un elevado grado de moral combativa y disciplina militar; cuidar el armamento, e incrementarlo arrebatándoselo al enemigo; formar cuadros político-militares; extender la guerra a otros territorios; y desarrollar como principios esenciales de la guerrilla la vigilancia, movilidad y compartimentación. En el plano táctico, las ideas que aplicó estuvieron encaminadas a desarrollar una guerra de guerrillas caracterizada por las acciones de la pequeña fuerza que muerde al enemigo y huye. Precisamente el combate que sucedió al de La Plata, la primera emboscada rebelde en Llanos el Infierno, tuvo esas características. En los meses de febrero y marzo de 1957, no se producen acciones combativas importantes, pero sí otros hechos que tuvieron mucho que ver con el fortalecimiento de la guerrilla: la Agosto de 2016 primera reunión de la Dirección Nacional del Movimiento 26 de Julio, después del desembarco del Granma, en la que se acuerda enviar a la Sierra Maestra refuerzos desde Santiago de Cuba; y la entrevista con Fidel del periodista norteamericano Herbert Mathews, jefe de la plana editorial del New York Times. Este fue un procedimiento que el Comandante en Jefe utilizó a lo largo de toda la guerra, aprovechar el quehacer de varios periodistas extranjeros y nacionales, para evadir la censura de prensa. Con el incremento de fuerzas, Fidel inició hasta el mes de mayo, grandes jornadas de marchas con dos objetivos: familiarizar a la tropa con el teatro de operaciones y foguear a los guerrilleros de reciente incorporación. Después, decidió el ataque al cuartel del Uvero, el cual, según el Guerrillero Heroico, fue la victoria que marcó la mayoría de edad de la guerrilla. Por el incremento de la tropa rebelde, la experiencia alcanzada y el armamento ocupado en el Uvero, en julio de 1957, Fidel decide formar una nueva columna, la número 4. De esta manera, quedó estructurado el Primer Frente. Sus dos columnas operaron con independencia y también de conjunto en varias acciones combativas. Después del fracaso de la ofensiva enemiga de invierno, a finales del año 57, las fuerzas guerrilleras habían ganado seguridad y tendían en cierto modo a establecerse, comenzaron a producirse cambios cualitativos en las acciones que se realizan, como el desarrollo de los aseguramientos ingeniero y logístico. Este proceso evolutivo, los resultados en diferentes combates como el de Pino del Agua II, la preparación militar y política alcanzada por los jefes y oficiales del Ejército Rebelde, el debilitamiento político y moral de las tropas de la tiranía, así como la existencia de condiciones objetivas y subjetivas favorables en otros territorios, hacen posible y sobre todo necesario, que se pueda poner en práctica la idea de extender la guerra fuera del territorio de la Sierra Maestra. El 27 de febrero de 1958, se crearon dos nuevas columnas: la Número 6 Frank País, al mando del comandante Raúl Castro Ruz, y la Número 3 Santiago de Cuba, dirigida por el comandante Juan Almeida Bosque. Con el arribo de ellas a sus zonas de operaciones, quedaron establecidos a inicios de marzo El enfrentamiento al Plan F.F. implicó un cambio en la táctica; de la guerra de guerrilla con carácter ofensivo se pasa a priorizar la defensa de un territorio. Edición extraordinaria de ese año, el Segundo Frente Oriental Frank País, y el Tercer Frente Oriental Mario Muñoz, respectivamente. El 31 de marzo, otra pequeña columna de 29 hombres, al mando del entonces capitán Camilo Cienfuegos, bajó de la Sierra para operar en los llanos del Cauto. Entretanto, el mando enemigo no se cruzaba de brazos; sobre la base de la fracasada ofensiva de invierno, y con asesoría de la misión militar yanqui en Cuba, concibió desde los inicios del año 58 el mayor –y último– plan ofensivo contra la Sierra Maestra. El salto cualitativo en las fuerzas rebeldes no fue apreciado oportunamente por el Estado Mayor Conjunto batistiano. Precisamente el 27 de febrero fue presentado el Plan FF (Fase Final o Fin de Fidel) que estableció como misión principal su captura o muerte y la total destrucción del Ejército Rebelde; en él se involucraron 14 batallones de infantería, siete compañías independientes, tanques y artillería, con el apoyo directo de la Fuerza Aérea del Ejército y la Marina de Guerra, con un total aproximado de efectivos de 10 000. En los meses de junio y julio todavía se pensaba dar el golpe final contra los rebeldes en la región Pilón-Niquero-Cabo Cruz; sin embargo, en julio y agosto las batallas decisivas se produjeron por el firme de la Maestra; pero no fue porque el Estado Mayor del Ejército se lo propusiera de ese modo, sino que en ello determinó la decisión de Fidel de pasar a la defensa en el territorio que la Columna No. 1 había consolidado. Al conocer los planes del enemigo, trazó la idea estratégica para enfrentar al Plan FF: Primero detener el golpe enemigo y crear condiciones para pasar posteriormente a la ofensiva. Esto implicó un cambio en la táctica; de la guerra de guerrilla o guerra de movimientos, con carácter ofensivo, se pasa a priorizar la defensa de un territorio. Cuando el ejército todavía no 25 había precisado ningún cambio o puntualización e incluso no había terminado la reorganización de las unidades, Fidel escribía el 26 de abril al capitán Orlando Lara: “Estamos preparándonos para resistir la ofensiva que el enemigo [va] a lanzar con todos sus recursos concentrando el ataque sobre esta columna. No se trata solo de resistir, sino que lo que más preocupa es quitarle el mayor número de fusiles en esta oportunidad”. El 8 de mayo indicó al capitán Ramón Paz: “Si el enemigo logra invadir todo el territorio, cada pelotón debe convertirse en guerrilla y combatir al enemigo, interceptándolo por todos los caminos hasta hacerle salir de nuevo. Este es un momento decisivo. Hay que combatir como nunca”. Las fuerzas del enemigo iniciaron el avance sobre La Plata en el mes de mayo. Después de resistir durante varios días, como estaba indicado, los rebeldes se repliegan sin dejar de combatir. La moral combativa del Ejército Rebelde se mantenía firme y se cumplía lo ordenado por Fidel para la defensa. A medida que el enemigo supuestamente llegaba al fin que pretendía, su marcha se hacía más lenta, hasta que sus tropas llegan a estancarse completamente. A partir de esas circunstancias se producen la primera batalla de Santo Domingo, la batalla de El Jigüe, la segunda batalla de Santo Domingo; y, la batalla de las Mercedes. En todas ellas, las fuerzas de la tiranía son derrotadas. En la batalla por la Sierra Maestra se obtiene una decisiva victoria estratégica sobre el mayor esfuerzo realizado por la tiranía durante toda la guerra; al decir de Fidel, marcó el viraje irreversible de la guerra. Afortunadamente, con su libro La victoria estratégica, Fidel ha legado para las presentes y futuras generaciones un pormenorizado examen de esos acontecimientos. Generalmente, los “grandes capitanes” ocupados en la dirección de la lucha 26 armada en tiempo de guerra y en tiempo de paz en la construcción y administración militar, apenas encuentran tiempo para transferir a sus sucesores el patrimonio de sus vivencias y experiencias; pero, él no solo ha sido ejemplo en el combate, sino también en el esfuerzo por escribir sus memorias o historiar y teorizar sobre la guerra revolucionaria y la defensa de la patria socialista. Ya en el mes de agosto de 1958, la iniciativa estratégica había pasado a manos del Ejército Rebelde, en este momento el plan trazado por el Comandante en Jefe para conducir la lucha hasta la victoria final, tuvo como piedra angular la extensión de la guerra a otros territorios. De este modo, se realizó el fortalecimiento de los tres frentes ya establecidos y se crean nuevos frentes, columnas y otras unidades. Hacia el centro del país partió el 31 de agosto la Columna 8 Ciro Redondo, a las órdenes del comandante Ernesto Che Guevara. Diez días antes había salido el comandante Camilo Cienfuegos al frente de la Columna 2 Antonio Maceo con la misión de llegar a Pinar del Río para establecer allí un frente guerrillero. Y, a partir de septiembre también salieron de la Sierra Maestra fuerzas hacia Camagüey y los llanos de Oriente. Estas tropas y otras unidades del Ejército Rebelde, en cooperación con fuerzas de los frentes guerrilleros establecidos por el Partido Socialista Popular y el Directorio Revolucionario 13 de Marzo en la entonces provincia de Las Villas, participaron en la contraofensiva estratégica final. La idea sobre el desarrollo de las acciones en la dirección principal, Santiago de Cuba, está resumida en la carta que el Comandante en Jefe Fidel Castro envió al comandante Juan Almeida el 8 de octubre: “El plan de tomar primero Santiago de Cuba lo estoy sustituyendo por el plan de tomar la provincia. La toma de Santiago y otras ciudades resultaría así mucho más fácil y sobre todo podrán ser sostenidas. Primero nos apoderamos del campo; dentro de 12 días aproximadamente todos los Municipios estarán invadidos, después nos apoderaremos y si es posible destruiremos todas las vías de comunicación por tierra, carretera y ferrocarril. Si paralelamente progresan las operaciones en Las Villas y Camagüey, la tiranía puede sufrir en la provincia un desastre completo como el que sufrió en la Sierra Maestra”. Después de la rendición del enemigo en Maffo el 30 de diciembre, solo faltaba la batalla final por Santiago de Cuba. La toma de la ciudad de Santa Clara por las fuerzas comandadas por el Che y la huida de Fulgencio Batista el 1º de enero de 1959, precipitaron el desenlace de la guerra. En los días que precedieron al triunfo revolucionario, Fidel, las fuerzas revolucionarias y el pueblo tuvieron que enfrentar grandes peligros que amenazaron con frustrar la victoria, entre ellos las maniobras para efectuar un golpe de Estado, las intenciones intervencionistas norteamericanas y de la OEA, y las conspiraciones militares de última hora. Fidel apreció con claridad que se trataba de impedir el triunfo por el que el pueblo tanto había luchado. El mismo 1º de enero, desde Palma Soriano, a través de Radio Rebelde, manifestó total rechazo al golpe de Estado y cualquier acción que se opusiera al triunfo revolucionario, ordenó a los jefes de columnas del Ejército Rebelde que continuaran la ofensiva sobre los objetivos enemigos y en particular ordena a Camilo y Che avanzar sobre la ciudad de La Habana como vanguardia del Ejército Rebelde y tomar la fortaleza de Columbia y la Cabaña respectivamente. Por último, llama a los trabajadores y pueblo en general preparar la huelga general revolucionaria. Todo ello, garantizó el triunfo de la Revolución. Otras facetas del ideario de Fidel desarrolladas durante la Agosto de 2016 guerra se pudieran señalar; por ejemplo, en torno a la unidad de las fuerzas revolucionarias, acerca del uso de la propaganda y la guerra psicológica, o el tratamiento humanitario dado a los prisioneros y el adversario en general; pero, en esta ocasión se desea insistir en una de las más notables si de lucha armada se trata: sus concepciones sobre el mando y la dirección. En el desarrollo de toda la Guerra de Liberación Nacional sobresalieron por su independencia, capacidad organizativa, iniciativa y firmeza del mando muchos jefes de frentes y columnas, entre ellos, ocupan un lugar destacado los comandantes Juan Almeida Bosque, Raúl Castro Ruz, Camilo Cienfuegos Gorriarán y Ernesto Guevara de La Serna, quienes preparados por Fidel, salieron en su momento a cumplir nuevas misiones. Pero sobre todo, llama la atención el desempeño del Comandante en Jefe. Durante la contraofensiva final, como él mismo ha subrayado, “no tenía Estado Mayor ni contaba con jefes para las nuevas columnas, no disponía de ellos para crearlo. Yo mismo tenía que hacer ese papel, desde dictar instrucciones pertinentes a numerosas columnas, hasta asignar armas y recursos materiales o financieros a las tropas e, incluso, a determinadas personas por motivos justificados”. La participación personal de Fidel en los combates fue muy activa; lo mismo estaba en la primera línea de fuego, que daba indicaciones a un combatiente en particular, que transmitía órdenes a jefes de diferentes tropas y frentes, que negociaba una rendición con simples o importantes jefes del enemigo. Esta práctica demuestra su peculiar capacidad para combinar el ejemplo personal en los combates, con la dirección de lo táctico y lo estratégico; de moverse en la acción y el pensamiento de lo primero a lo segundo y viceversa, o incluso, simultanearlos. En la comunicación con los Edición extraordinaria El mismo 1º de enero, a través de Radio Rebelde, manifestó total rechazo al golpe de Estado y cualquier acción que se opusiera al triunfo revolucionario. jefes les indicaba con lujo de detalles cómo hacer el desplazamiento de una tropa, fuera una columna, un pelotón o simplemente un grupo; advertía los errores que no se podían cometer, explicaba cómo utilizar una mina, un buldócer, los picos, las palas… para obstaculizar las vías de comunicación o cumplir cualquier otra misión. Cómo debía hacerse uso racional del parque y otros recursos materiales. Instruía sobre cualquier pormenor de las cuestiones propiamente bélicas, y también acerca de los decisivos asuntos políticos. En sus órdenes militares demostró cómo debía ser el trato a la población campesina, a los propietarios, y al mismo enemigo. Estaba al tanto, incluso de los problemas personales de sus hombres. Ellos también le in- formaban a él. Los cuidaba, los ayudaba, les aclaraba, les enseñaba, también les exigía con firmeza. El Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz fue el protagonista principal de esta historia, porque fue el estratega de la guerra de guerrillas; y porque igualmente fue el mejor táctico. Lo primero debido a que fue el diseñador y conductor de la estrategia de la contienda a nivel nacional en la que participaron todas las fuerzas tanto de la Sierra como del llano, las que llevaron a cabo operaciones, campañas y batallas. Y lo segundo, porque fue el maestro y el ejemplo de cómo conducir tácticamente las acometidas y combates más simples, fueran realizados por varios hombres, una escuadra, un pelotón, una columna o varias de ellas. 27