Las Leyes de Reforma: su actualidad Ministro Sergio A. Valls Hernández La iniciativa popular y la participación del ciudadano en los asuntos públicos Organización Editorial Mexicana 1 de noviembre de 2012 La figura de iniciativa popular introducida a partir de la reciente reforma política es, sin duda, un valioso instrumento democrático que permitirá a los ciudadanos incidir activamente en los asuntos públicos que les involucra. Esta adición al andamiaje ya existente de la democracia representativa, fortalecerá el papel del ciudadano en el diálogo con las instituciones, especialmente las responsables del diseño y aprobación de leyes. En esencia, esta figura es regulada con la finalidad esencial de incorporar en nuestro sistema una de las principales formas de democracia participativa consistente en el derecho del pueblo para hacer propuestas de ley al Poder Legislativo. Por ello, se adicionó el contenido de los artículos 35, fracción VII; 71, fracción IV, 73, fracción XXIX-Q, 116, fracción II, y 122, Base Primera, fracción V, inciso o), de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Los citados preceptos establecen como derecho ciudadano proponer leyes, en los términos y con los requisitos que señalen la propia Constitución Federal y la ley del Congreso que para el efecto se emita, con la intervención del Instituto Federal Electoral, el cual tendrá las facultades que en esta materia le otorgue la ley; así, el derecho de iniciar leyes o decretos compete a los ciudadanos en un número equivalente, por lo menos, al 0.13 por ciento de la lista nominal de electores, siguiéndose el trámite que se establezca en la citada ley del Congreso. También, se prevé que las Legislaturas de los Estados y la Asamblea Legislativa del Distrito Federal deberán regular los términos y requisitos para que los ciudadanos puedan presentar iniciativas de ley ante el respectivo Congreso local o ante la propia Asamblea. Cabe mencionar que las reformas a las que me refiero, en síntesis, expusieron que en la actualidad, el país cuenta con una sociedad cada vez más demandante e involucrada en los asuntos públicos, por lo que es fundamental que la voz de los ciudadanos pueda ser escuchada y materializada a través de los mecanismos de participación ciudadana que sirven como coadyuvante en las democracias representativas. De esta forma, se analizaron las ventajas y desventajas que podría traer el regular la figura de iniciativa de ley de los ciudadanos. De los argumentos a favor se puede destacar los consistentes en que los legisladores, tanto federales como locales, serán más responsables hacia los votantes; se incrementa el interés del ciudadano en los asuntos gubernamentales; se ejecuta una importante función cívica educativa; se ponen al descubierto las operaciones de los grupos de interés, los cuales disimulan actividades de cabildeo en las legislaturas; se obliga a la discusión pública de los diferentes puntos de vista y se agendan las prioridades de la ciudadanía. Por otro lado, los argumentos en contra se refieren a que las iniciativas pueden no estar coordinadas con la legislación vigente; que la formulación de la propuesta puede confundir a los votantes; que alguna de las minorías pueden ser afectadas adversamente por una exitosa campaña de las iniciativas; y, que la inflexibilidad gubernamental se puede introducir si una propuesta de iniciativa no puede ser reformada por el cuerpo legislativo correspondiente. Al respecto, considero que permitir a un porcentaje de los ciudadanos de la lista nominal de electores proponer ante la legislatura correspondiente alguna iniciativa de ley, es un gran avance para el Estado Mexicano, pues el hecho de que la ciudadanía participe de manera directa y continúa en el ejercicio del poder público, reafirma el contenido del artículo 39 de la Constitución Federal, referente a que la soberanía nacional reside esencial y originariamente en el pueblo. También, al igual que las Comisiones Unidas de Puntos Constitucionales, de Reforma del Estado y de Estudios Legislativos, me parece que era necesario complementar nuestra actual democracia representativa con mecanismos de democracia directa, ya que los ciudadanos no contaban con ningún medio para incidir de manera directa en la agenda legislativa, pues el derecho de iniciar leyes únicamente correspondía al Presidente de la República y a los legisladores federales y locales. Por tanto, la inclusión de la figura de la iniciativa popular en nuestra Ley Fundamental, desde mi punto de vista, tiene consecuencias positivas, toda vez que la autoridad legislativa tendrá que atender nuevos temas que propongan los gobernados en la legislatura que se trate, respaldados por un porcentaje importante de éstos, los cuales se involucrarán en forma directa, responsable e informada en la generación de ideas y propuestas para transformar el sistema jurídico, siendo el Congreso de la Unión, la Asamblea Legislativa y los Congresos locales, los encargados de establecer un trámite o procedimiento que asegure el derecho de los ciudadanos de iniciar leyes. *[email protected]