busca de insectos, en lo que no tuvo gran fortuna. Reunidos, con

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BOLETÍN
DE
LA R E A L
SOCIEDAD
ESPAÑOLA
busca de insectos, en lo que no tuvo gran fortuna. Reunidos, continuamos hasta el caserío de los Ensebres ó Encebres, en donde
D. Demetrio Sanchiz nos comunicó datos de mucho interés respecto al Cabezo de la Sal, que ya teníamos á la vista. Con extremada
cortesía se ofreció á a c o m p a ñ a r n o s á visitar el cercano b a r r a n co, á condición de que todos nos sentásemos después á su m e s a ,
obligándonos así á aceptar u n a atención con otra, de las que q u e damos s u m a m e n t e reconocidos. Según el Sr. Sanchiz, el barranco
penetraba profundamente en el Cabezo hasta l l e g a r á un punto del
que no se podía pasar. En el suelo se había encontrado m i n e r a l
atraíble por u n i m á n y algunas otras curiosidades. U n a media
h o r a invertiríamos en ir desde su casa de los Ensebres hasta la
entrada del barranco, pequeño cauce de las aguas pluviales que
abre su álveo entre masas de aluviones antiguos formados principalmente con materiales triásicos. El lecho del barranco entre
multitud de granos de yeso, caliza y alguno que otro cristal de
cuarzo, suele presentar hojitasde d i g i s t o fácilmente reconocible.
No es difícil encontrar algún cristalino romboédrico de esta especie, y D. José Andreu me entregó u n bellísimo y pequeño cristal
encontrado con otros en u n a depresión del b a r r a n c o . Empezamos
á encontrar también trozos de u n mineral obscuro de facies romboédrica, hasta que Benlloch recogió u n gran cristal algo deformado que representa u n romboedro basado ó tronco de romboedro de medianas dimensiones. La primera impresión fué la de
que habíamos encontrado Teruelita, y en esta creencia he estado
hasta que el ensayo que hemos practicado en el Instituto nos ha
demostrado que no existe nada de cal en el m i n e r a l citado. Más
cierta parece la presencia de la Magnesia y, sobre todo, del óxido
ferroso, por lo que creo que se trata de u n a Breunerita que lleva
interpuesta ó mezclada cantidad de yeso, por lo que la efervescencia se efectúa con extraordinaria lentitud. Recogida u n a pequeña
cantidad de arena del b a r r a n c o , separé después, m e d i a n t e la bar r a i m a n t a d a , u n a cantidad proporcionalmente m u y g r a n d e de
Magnetita, próximamente u n 7 ú 8 por 100, q u e m e hizo pensar
en la enorme cantidad de este m i n e r a l q u e se desprendería de las
rocas del Cabezo. U n a segunda excursión verificada en Octubre
me hizo comprender que la cantidad de Magnetita es g r a n d e en
el fondo de las depresiones del lecho del b a r r a n c o por efecto de
su m a y o r densidad, mientras q u e en el resto del álveo apenas se
notan pequeños g r a n o s . Recogida u n a g r a n cantidad de esta are-
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