Una nueva estrategia para mejorar la calidad ambiental de los medios urbanos En las últimas décadas estamos asistiendo a un profundo cambio en la forma de planificar y acondicionar las ciudades, con el objetivo principal de mejorar la calidad de vida de sus habitantes. Los espacios abiertos ajardinados y los parques urbanos son herramientas urbanísticas muy apreciadas por los ciudadanos de las grandes urbes, que valoran tanto el beneficioso efecto psicológico que provoca el contacto con la naturaleza como los beneficios ambientales que produce la presencia de vegetación en el medio ambiente urbano. Las cubiertas ecológicas, que en el fondo no son más que pequeños jardines instalados en las cubiertas de los edificios, han venido a sumarse al conjunto de herramientas que los urbanistas utilizan para mejorar las condiciones de vida en las ciudades. En este artículo se comentan los antecedentes y los diferentes tipos de cubiertas ecológicas que existen, se resumen sus características principales y, especialmente, se exponen los beneficios que aporta su presencia. Carlos López García. Ingeniero Técnico de Obras Públicas, Consultor Medioambiental 22 A R T Í C U L O S D E O P I N I Ó N CALIDAD AMBIENTAL EN MEDIOS URBANOS L os parques y jardines urbanos son instalaciones muy apreciadas por los habitantes de las ciudades, y a lo largo de la Historia algunas civilizaciones han procurado que estos espacios sean parte esencial de sus urbes. Muchos de los parques urbanos que actualmente se hallan en nuestras ciudades surgieron como espacios forestales periurbanos que, debido al crecimiento urbanístico, quedaron confinados dentro de los cascos urbanos. Otros de estos parques fueron creados por los gobernantes alrededor de sus residencias oficiales, y su uso y disfrute, hasta fechas relativamente recientes, era exclusivo de la corte, pese a que eran excelentemente valorados por la mayoría de los ciudadanos. El principal inconveniente a la hora de establecer un nuevo parque en el interior de una ciudad es que ocupa mucha superficie, y obliga a crear amplias zonas abiertas allí donde la falta de espacio para construir es un grave problema. Probablemente más por casualidad que por otros motivos, los habitantes de algunas ciudades Las cubiertas ecológicas han alcanzado un elevado grado de implantación en algunos países centroeuropeos. En la imagen se muestra la cubierta ecológica instalada en un centro comercial en Alemania. comenzaron a utilizar los espacios más desaprovechados de cualquier ciudad para instalar sus propios jardines: las azoteas de los edificios. Los míticos jardines colgantes de Babilonia, también los menos conocidos jardines hallados en las azoteas de los edificios de la villa romana de Herculano, son un claro ejemplo de la necesidad que, de antiguo, tienen las personas de introducir pequeños trozos de naturaleza en las ciudades para mejorar sus condiciones de vida. Actualmente, en muchas ciudades se imita a los antiguos babilonios y herculanos, y en las cubiertas de los edificios se están instalando pequeños jardines, aunque ahora priman más los beneficios ambientales que los valores estéticos, si bien ambos aspectos no son incompatibles. Estas atípicas plantaciones, denominadas cubiertas ecológicas, tienen unas características específicas que las diferencian del resto de jardines urbanos, y su diseño está fuertemente condicionado por su particular ubicación. Como indicador de la importancia adquirida por este tipo de instalaciones en algunos países europeos, baste destacar que la superficie ocupada por cubiertas ecológicas en Alemania superaba ampliamente los 25 millones de m2 a finales de 2001. En los Estados Unidos las cubiertas ecológicas también se han convertido en instalaciones muy populares, y su número aumenta exponencialmente. La ciudad de Chicago es uno de los mejores ejemplos, ya que en junio de 2004 más de 80 edificios habían sido acondicionados de esta peculiar manera, ofreciendo una superficie total superior al millón de m2. En España no hemos alcanzado todavía un grado de implantación tan alto como el que se ha logrado en otros países, aunque en los últimos años se observa un notable incremento en el número de instalaciones. La primera cubierta ecológica española data de mediados de la década de los noventa, y fue instalada con carácter experimental en la azotea de la Escuela de Ingenieros Agrónomos de Madrid. Desde entonces cientos de edifi- Cubierta ecológica instalada en la factoría que la empresa automovilística Ford tiene en Dearborn (Michigan). 23 A R T Í C U L O S D E O P I N I Ó N CALIDAD AMBIENTAL EN MEDIOS URBANOS cios han sido dotados con estas cubiertas, como la biblioteca de la Universidad de Bellaterra en Barcelona, el Hospital de Barco de Valdeorras, o el Ayuntamiento de Getafe, entre otros. Los dos casos más significativos, por su tamaño e importancia, se encuentran en la cubierta del edificio de aparcamientos de la nueva terminal del Aeropuerto de Barajas (con cerca de 900.000 plantas distribuidas uniformemente por una superficie de 56.000 m2) y en las cubiertas de los edificios de la Ciudad Financiera del Banco de Santander en Boadilla del Monte, que ocupan en total una superficie aproximada en torno a los 50.000 m2. ción de una cubierta ecológica. Sin embargo, en los últimos años estas cubiertas también comienzan a ser instaladas en edificios residenciales, debido a la demanda social de viviendas respetuosas con el medio ambiente. camente la construcción de cubiertas ecológicas, pero es muy probable que a corto o medio plazo su oposición remita debido a los importantes efectos beneficiosos que producen las cubiertas ecológicas. CARACTERÍSTICAS Como es lógico, la mayoría de las actuaciones, tanto en España como en otros países, han tenido lugar en edificios de uso público (ayuntamientos, centros comerciales, fábricas, parques de bomberos, estaciones de ferrocarril, edificios de aparcamientos, centros de enseñanza, bibliotecas públicas, etc.), ya que al tratarse de edificios representativos pueden asumir con mayor facilidad el aumento de presupuesto que supone la instala- Algunos ayuntamientos subvencionan fiscalmente la instalación de cubiertas ecológicas tanto en edificios de nueva construcción como en edificios ya habitados. En Alemania, por ejemplo, el 43% de los municipios ofrecen ventajas fiscales a los propietarios de los edificios que opten por naturalizar la cubierta de su edificio. Ayuntamientos de ciudades tan importantes como Berlín, Frankfurt, Karlsruhe o Stuttgart subvencionan la construcción de cubiertas ecológicas con ayudas directas que pueden llegar hasta los 50 € por m2 construido, y en ocasiones pueden llegar a financiar a fondo perdido una parte significativa del proyecto que oscila, según el caso y la ciudad, entre el 25 y el 100% del presupuesto total de la instalación. Otros muchos ayuntamientos, sin embargo, no son partidarios todavía de incentivar económi- Atendiendo a sus características y necesidades, podemos distinguir dos tipos de cubiertas ecológicas: extensivas e intensivas. Las cubiertas extensivas son aquellas que pueden ser consideradas como autosuficientes, es decir, que no necesitan de ningún tipo de cuidado después de su instalación y pueden subsistir bastantes años sin que se realicen labores de mantenimiento. En estas instalaciones las plantas toman los nutrientes del sustrato original y no reciben más agua que la procedente de la lluvia. Las mismas plantas se propagan, sin intervención externa, por toda la cubierta mediante un proceso de sucesión natural en el que las plantas perdidas son sustituidas por otras, manteniéndose en todo momento un alto grado de ocupación de la superficie de la cubierta. Vista de la cubierta ecológica construida en la azotea de la biblioteca de la Universidad de Nottingham. Las cubiertas horizontales ofrecen más posibilidades que las inclinadas aunque, como se observa en la imagen, éstas últimas también pueden ser naturalizadas. Las cubiertas de los edificios de uso público son las que tradicionalmente han sido acondicionadas de esta particular manera, como la de este parque de bomberos en Japón. 24 A R T Í C U L O S D E O P I N I Ó N CALIDAD AMBIENTAL EN MEDIOS URBANOS Las cubiertas intensivas, por el contrario, son aquellas que necesitan de cuidados periódicos (riego, abono, sustitución de plantas) para poder subsistir, y se asemejan más a lo que habitualmente entendemos por un jardín. A medio camino entre ambos tipos se encuentran las denominadas cubiertas semiintensivas, que son cubiertas extensivas en las que puntual o periódicamente se realizan labores de mantenimiento, aunque no de forma tan habitual y frecuente como en el caso de las cubiertas intensivas. Cualquier cubierta ecológica, independientemente de sus características particulares, está formada al menos por cuatro elementos: membrana impermeabilizante, sustrato, sistema de drenaje y vegetación. La membrana se instala sobre el forjado, y ha de ser de excelente calidad, ya que debe conservar intactas sus propiedades impermeabilizantes durante muchos años. Además debe ser muy resistente a la acción de las raíces y de los microorganismos edáficos presentes en el sustrato. Los viveros ofrecen un amplio catálogo de especies para cubiertas ecológicas, bien en forma de vástagos individuales, bien —como en la imagen— en forma de tapes de diferentes tamaños y con distintas combinaciones de especies. En ocasiones cabe la posibilidad de colocar un geotextil sobre la membrana que actúe como un protector adicional frente a este tipo de agresiones. Cubriendo la membrana se coloca el sustrato térreo sobre el que se asienta la vegetación, y que generalmente consta de dos capas diferentes. La capa inferior es la encargada de aportar los nutrientes necesarios para que las plantas puedan desarrollarse durante un muy largo periodo de tiempo, y suele estar compuesta por una mezcla de corteza de pino y lodos compostados, aunque esta mezcla puede verse enriquecida con otro tipo de materiales (algodones minerales, abonos orgánicos, complejos vitamínicos, sales minerales, etc.) que mejoren su calidad nutritiva. La capa superior actúa como una lámina protectora que protege a la capa inferior de los agentes atmosféricos, y está formada por materiales de alta resistencia, como escorias, lavas volcánicas, arcillas expandidas o áridos finos. En el caso de cubiertas extensivas el espesor total del sustrato raramente supera los 15 cm, mientras que en las intensivas, dependiendo del tipo de vegetación, el sustrato puede llegar a tener espesores de hasta 50 cm. El sistema de drenaje (de evacuación de aguas pluviales) no es un elemento específico de las cubiertas ecológicas, sino que está presente en cualquier tipo de cubierta. En este caso particular, su función consiste en evacuar el excedente de agua pluvial que no Las especies del género Sedum son, por sus características y resistencia, muy apropiadas para ser utilizadas en las cubiertas ecológicas. 25 A R T Í C U L O S D E O P I N I Ó N CALIDAD AMBIENTAL EN MEDIOS URBANOS puede ser almacenado por el sustrato por estar ya saturado y que se acumula sobre la membrana impermeable, pudiendo llegar a alterar con el tiempo sus propiedades impermeabilizantes. Consta generalmente de los mismos elementos que el drenaje de una cubierta típica, pero además debe estar dotado de un mecanismo filtrante que impida que el material que forma el sustrato desaparezca arrastrado por el agua. Algunas empresas han comenzado a desarrollar sistemas de drenaje específicos para cubiertas ecológicas que ofrecen excelentes resultados. En cuanto a la vegetación que se utiliza en las cubiertas ecológicas hay que tener en cuenta diferentes aspectos. La selección de las especies vegetales que van a ser utilizadas en la plantación es un asunto muy delicado y del que depende la viabilidad de la instalación. En principio, hay que seleccionar especies que se adapten perfectamente tanto a las características particulares de la cubierta como a las condiciones ambientales del entorno: tipología de la cubierta, espesor del sustrato, climatología local, contaminación atmosférica, etc. En las cubiertas intensivas se puede utilizar todo tipo de plantas, como en cualquier otro jardín urbano, teniendo siempre en cuenta las condiciones propias de la cubierta. Es posible incluso instalar plantas de porte arbustivo o casi arbóreo, siempre que el espesor y las características del sustrato lo permitan. En definitiva, la elección de las especies para cubiertas intensivas suele estar fuertemente condicionada por los gustos del paisajista encargado de la realización de la cubierta o las necesidades de quién la encarga. Hay que tener en cuenta, sin embargo, que muchas de estas plantas necesitan sustratos con 26 espesores en torno a los 50 cm para poder desarrollarse adecuadamente, lo que supone un aumento considerable del peso de la cubierta, que podría llegar a necesitar un importante y costoso refuerzo estructural. En las cubiertas extensivas, por el contrario, el proceso de selección de las especies a emplear es mucho más complejo, y priman más las cuestiones técnicas que las estéticas. Hay que seleccionar especies que puedan sobrevivir con pocos cuidados o sin ellos, que resistan sin muchos problemas la falta de agua, que sean capaces de tolerar temperaturas extremas tanto en invierno como en verano, que sean de hoja perenne (no debiendo presentar siquiera estacionalmente partes secas para evitar quemas), que tengan raíces poco profundas adecuadas al reducido espesor de la cubierta, que tengan una vida relativamente larga, que sean de porte bajo para que no puedan ser quebradas por el viento, que tengan una alta capacidad propagadora para sustituir a los ejemplares perdidos y, además, que colaboren en el proceso de eliminación biológica de los contaminantes atmosféricos, siendo al mismo tiempo capaces de resistir sus efectos negativos. Pese a lo complicado que en principio pudiera parecer, hay bastantes especies que cumplen perfectamente estas condiciones. Las especies del género Sedum, de las que sólo en el hemisferio norte hay más de 500 especies diferentes, resultan idóneas para este cometido. De hojas carnosas (pertenecen a la familia de las Crasuláceas), bajo porte y raíces poco profundas, soportan sin aparentes problemas periodos de sequía prolongados y son altamente resistentes a la contaminación atmosférica. Es habitual que junto a estas plantas se utilicen otras especies complementarias y de similares características, algunas de ellas de ciclo anual. La plantación debe ser realizada preferiblemente durante la primavera, utilizándose para ello pequeños vástagos ya enraizados de al menos 2 meses de edad y procedentes de viveros. También es posible realizar la plantación en cualquier otra época del año, aunque entonces el porcentaje de plantas que sobrevivan será seguramente inferior. La siembra directa con semillas suele acarrear muchos problemas, ya que muchas de las semillas no llegan a nacer y otras muchas mueren antes de alcanzar cierto desarrollo. Pese a que se trate de cubiertas extensivas, en zonas muy cálidas es deseable, aunque no necesario, realizar 2 ó 3 riegos ligeros de apoyo durante el periodo estival. BENEFICIOS AMBIENTALES Los beneficios ambientales producidos por las cubiertas ecológicas en los medios urbanos son cuantiosos, y su influencia en la mejora de la calidad de vida de los habitantes de las ciudades cada vez está más avalada por estudios científicos solventes. A continuación se exponen resumidamente algunos de estos beneficios. Aumento de la vida útil de la cubierta. La colocación de una capa de tierra (o un sustrato de similares características) sobre la cubierta, aunque su espesor sea reducido, aumenta su periodo de vida útil, ya que protege a la membrana impermeabilizante de todas aquellas inclemencias ambientales (lluvias, heladas, radiaciones ultravioleta, etc.) que en condiciones normales degradarían paulatinamente sus propiedades. Además, la disminución de la oscilación térmica sobre el forjado por efecto de A R T Í C U L O S D E O P I N I Ó N CALIDAD AMBIENTAL EN MEDIOS URBANOS la cubierta ecológica reduce también el riesgo de aparición de fisuras. El coste de instalación de una cubierta ecológica es considerablemente más elevado que el coste de impermeabilización de una cubierta utilizando los métodos habituales, pero este incremento se ve sobradamente compensado por un periodo de vida útil de la instalación más largo y por unos menores gastos de mantenimiento de la misma. Ahorro energético. La cubierta ecológica actúa como un excelente aislante térmico de la planta o plantas superiores del edificio, disminuyendo las necesidades de calefacción (en invierno) y refrigeración (en verano) de estas plantas. Con este aislamiento térmico adicional se consigue un notable ahorro económico, al reducirse el consumo energético necesario para mantener en condiciones ambientales agradables el interior del edificio. Reducción del “Efecto Albedo”. En todos los medios urbanos hay numerosos elementos constructivos (cristales, superficies metálicas) que reflejan las radiaciones solares, lo que se traduce en un sensible aumento de la temperatura ambiental en los núcleos urbanos. Este aumento de temperatura se ve potenciado por la escasa circulación de aire que hay en las ciudades debido a la presencia de edificios de gran altura. Este incremento térmico, además de perjudicar gravemente la salud de muchos ciudadanos, favorece las reacciones entre las sustancias químicas que se encuentran en suspensión en el aire, especial- mente en las ciudades, donde la concentración de estos compuestos es más elevada. La naturalización de las cubiertas de los edificios disminuye el número de elementos reflectantes que hay en las ciudades, ayudando a evitar el sobrecalentamiento en las zonas urbanas. Mejora de la calidad del aire. Las cubiertas ecológicas actúan como sumideros de la contaminación ambiental. La acción de las plantas ubicadas en las cubiertas de los edificios mejora notablemente la calidad del aire urbano, eliminando del mismo compuestos químicos altamente nocivos. Es un hecho bien conocido que las plantas regulan la concentración atmosférica de CO2, uno de los principales agentes contaminantes en las ciudades; al aumentar la A R T Í C U L O S D E O P I N I Ó N CALIDAD AMBIENTAL EN MEDIOS URBANOS superficie vegetal en los medios urbanos se reduce su presencia. Muchos de los contaminantes que se encuentran en suspensión en el aire son absorbidos directamente por las plantas a través de los estomas y algunos de los elementos que los integran (Fe, Cu, Mn, Zn, Mo) son utilizados como nutrientes. Los sustratos de las cubiertas ecológicas también tienen una elevada capacidad de absorción de contaminantes atmosféricos, especialmente de compuestos como el monóxido de carbono y los sulfuros. Tras su incorporación al mismo, los microorganismos edáficos proceden a disgregar los elementos que los componen, muchos de los cuales pasan a las plantas como nutrientes a través de las raíces. Conservación de la biodiversidad. Uno de las consecuencias más beneficiosas de las cubiertas ecológicas es que favorecen la presencia de animales y plantas silvestres en un medio tan poco propicio para ellas como el urbano. La importancia de las cubiertas ecológicas en la conservación de la biodiversidad queda de manifiesto en un estudio realizado en la ciudad suiza de Basilea, donde se ha comprobado que 78 especies de arañas y 254 especies de coleópteros habitan de forma estable en las azoteas de esta ciudad, muchas de las cuales son especies legalmente protegidas. Las cubiertas más antiguas son las que albergan un mayor número de especies y también de individuos. En ocasiones es posible realizar un acondicionamiento de las cubiertas de determinados edificios para favorecer el asentamiento de una o varias especies en particular, como ha ocurrido en la estación de ferrocarril de Zurich, cuya cubierta ha sido naturalizada para permitir el establecimiento de una población estable de lagartija roquera. En algunas ciudades cen- 28 troeuropeas (Londres, por ejemplo) se está realizando un gran esfuerzo para favorecer la presencia de diferentes especies de aves amenazadas en sus calles, y la naturalización de cubiertas es una más de las muchas actuaciones realizadas para conseguir tal fin. Aumento de la eficacia de los sistemas de evacuación de aguas pluviales. Una parte considerable del agua pluvial que cae sobre una cubierta naturalizada es almacenada por el sustrato térreo y utilizada posteriormente por las plantas que éste alberga. Se ha calculado que una cubierta correctamente naturalizada puede llegar a retener el 40% de la lluvia caída durante el invierno y hasta el 80% de la caída en verano. Por este motivo, el volumen de agua que es necesario eliminar a través de los sistemas de evacuación es bastante inferior al que habría que evacuar de no haberse acondicionado la cubierta, lo que permite diseñar y construir sistemas de evacuación más sencillos y baratos. Esta circunstancia se agradece especialmente en edificios que tienen una gran superficie (como fábricas o grandes centros comerciales), ya que es necesario construir un menor número de puntos de evacuación. En periodo de lluvias copiosas o fenómenos tormentosos, la presencia de una cubierta ecológica regula el caudal de agua que afluye a los sistemas de evacuación, evitando que éstos pudieran llegar a colapsarse por recibir un caudal superior al que están preparados para evacuar. Aislamiento acústico. Los edificios situados en zonas urbanas muy ruidosas pueden ver mejorado su aislamiento acústico mediante la naturalización de sus cubiertas. Una capa de tierra con una cobertura vegetal adecuada absorberá buena parte de las emisiones sonoras recibidas, mejoran- do las condiciones de habitabilidad o de trabajo del interior del edificio. Las edificaciones ubicadas en las inmediaciones de aeropuertos están especialmente indicadas para que sus cubiertas sean acondicionadas de esta manera, aumentando su aislamiento acústico frente al ruido producido por los aviones. También es posible conseguir el efecto contrario, evitando por ejemplo que instalaciones industriales muy ruidosas contaminen acústicamente el entorno en el que se encuentran. Mejora de la estética urbana. Distintos estudios científicos han comprobado que la presencia de jardines y zonas verdes produce claros efectos beneficiosos en la salud mental y física de las personas que viven o trabajan en sus inmediaciones: disminución del estrés, aumento de la sensación de bienestar, disminución de la presión arterial y de la frecuencia cardiaca, etc. La creación de pequeños jardines urbanos en las cubiertas de los edificios supone, por tanto, una mejora de la calidad de vida de los ciudadanos. Se puede argumentar con cierta razón que muchas de las azoteas acondicionadas de este modo no producen ningún tipo de efecto visual positivo en la mayoría de los ciudadanos, ya que no son espacios de acceso público, y además se encuentran situadas en zonas del espacio urbano que no son utilizadas habitualmente por las personas. Sin embargo, la mayoría de ellas sí pueden ser visitadas por los habitantes o trabajadores del propio edificio, y otras muchas pueden representar un bonito espectáculo visual para las personas que se encuentran en los edificios aledaños, especialmente cuando se trate de cubiertas de edificios que se encuentren rodeados por otros edificios de mayor altura.