el poder de tus palabras - Formamos en el Presente a los líderes del

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EL PODER DE TUS PALABRAS.
Por:
Billy Joe Daugherty.
Versión en español publicada por: Ministerio Cristo Nación.
Avenida América. 155, Cochabamba – Bolivia.
©Derechos Reservados Primera edición 2007. www.ministeriocristonacion.com
Publicado originalmente en inglés bajo el título:
The power of your words
Por Billy Joe Daugherty
ISBN 1-56267-197-9
Victory Christian Center
7700 South Lewis Avenue
Tulsa, OK 74136-7700
Todos los derechos reservados.
Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida bajo ninguna forma sin el permiso por escrito
de su autor o de la casa editora.
Cuando no se indica otra fuente, las citas bíblicas corresponden a la versión de la Biblia Reina-Valera,
revisión 1960.
Traducción y revisión:
Equipo del Ministerio Cristo Nación.
Biblioteca virtual GDyRB.
Voz de audio TexAloud.
CONTENIDO.
Introducción.
1.- El impresionante poder de nuestras palabras.
2.- Refrenando la lengua.
3.- ¡Estás comiendo tus palabras!.
4.- Tus palabras te liberaran o te ataran.
5.- Hay poder creativo en la palabra hablada.
6.- Combinando la fe con tus palabras.
7.- Tu confesión traerá posesión.
8.- Formando tu mundo con la Palabra de Dios.
Oración personal de compromiso.
INTRODUCCION.
Tus palabras tienen un poder impresionante. Dios creó el mundo con Sus palabras: “Y dijo Dios...”. “Y
dijo Dios...”. “Y dijo Dios...”. Lo que Él habló fue creado. De hecho, todas las cosas que Dios creó
fueron hechas como resultado de Sus palabras, las cuales estaban llenas de autoridad y poder.
Como un hijo de Dios nacido de nuevo, te ha sido dada autoridad por la muerte, sepultura y resurrección
de Jesús. Jesús nos ha dado un ejemplo de cómo vencer al diablo y sus obras con la Palabra hablada.
En este libro, El Poder de tus Palabras, mi meta es conseguir que tú creas y declares la Palabra de Dios
como tu modelo y como tu estilo de vida, en lugar de que sea algo que haces sólo cuando atraviesas una
crisis. Evitarás muchas de las crisis de la vida o las superarás en seguida a medida que aprendes el valor
de la Palabra de Dios hablada saliendo a través de tus labios.
Mi esposa Sharon me ayudó en la enseñanza del capítulo 3: “¡Estás comiendo tus palabras!” Juntos
examinamos la Palabra y la verificamos mediante experiencias personales respecto a cómo sujetar la
lengua (un pequeño pero indisciplinado miembro de tu cuerpo) al control del Espíritu Santo.
Tú puedes cambiar el curso de tu vida por las palabras que hablas. Si tu destino necesita un ajuste, hecha
un vistazo crítico a lo que has estado hablando, y pídele al Espíritu Santo, el Ayudador, que te ayude a
declarar sólo lo que Dios dice sobre ti y sobre otros.
Billy Joe Daugherty.
1.
EL IMPRESIONANTE PODER DE NUESTRAS PALABRAS.
Las Escrituras revelan el impresionante poder de nuestras palabras. Proverbios 18:20-21, dice:
Del fruto de la boca del hombre se llenará su vientre; se saciará del producto de sus labios. La
muerte y la vida están en poder de la lengua, y el que la ama comerá de sus frutos.
En los versículos 4, 7, 8 y 13 de ese mismo capítulo, el poder de nuestras palabras — tanto positivas
como negativas— es revelado:
Aguas profundas son las palabras de la boca del hombre; y arroyo que rebosa, la fuente de la
sabiduría. La boca del necio es quebrantamiento para sí, y sus labios son lazos para su alma. Las
palabras del chismoso son como bocados suaves, y penetran hasta las entrañas. Al que responde
palabra antes de oír, le es fatuidad y oprobio.
Cuando miramos estos versículos, podemos ver el impresionante poder de la palabra: cómo nuestras
palabras pueden herir y lastimar, o cómo ellas pueden ser un arroyo de vida, rebosantes de la sabiduría
de Dios. Nuestras palabras pueden traer vergüenza o pueden traer honor. Ellas pueden edificar o pueden
condenar.
El versículo 20 dice: “Del fruto de la boca del hombre se llenará su vientre...”. ¿Cuál es el fruto de tu
boca?. Son las palabras que hablas.
¿Alguna vez has escuchado la frase: “Vas a comer tus palabras”?. Aquí está una revelación para ti. ¡Has
estado comiendo tus palabras toda tu vida! En este momento, tu vida está siendo satisfecha por las
palabras que estás hablando.
Todo lo que hacemos traerá una cosecha del mismo tipo, de acuerdo a la ley de la siembra y cosecha.
Nuestros pensamientos, palabras y acciones son semillas que producirán una cosecha. Tú estás
comiendo tus palabras cada día. Cuando hablas bendición, cosechas bendición. Si declaras vida,
cosecharás vida. Si estás declarando gozo, paz, triunfo y victoria, producirás una cosecha de gozo, paz,
triunfo y victoria.
Cuando naces de nuevo, a través de la fe en Cristo Jesús, tienes la autoridad de liberar el poder de la
Palabra de Dios a través de tus labios. Sus ángeles escuchan Su Palabra. Dios vela sobre su Palabra para
cumplirla (Jeremías 1:12). La Palabra de Dios es como un martillo. “¿No es mi palabra como fuego, dice
Jehová, y como martillo que quebranta la piedra?”. (Jeremías 23:29). Su Palabra es como una espada.
Destruirá las obras del enemigo. La Palabra también traerá salud, fuerza y vida para ti o para aquellos
sobre quienes estás declarando la Palabra de Dios.
Proverbios 4:22 dice lo siguiente sobre las palabras de Dios: “Porque son vida a los que las hallan, y
medicina a todo su cuerpo”.
Una vez que recibes una revelación del poder de tu palabras y comienzas hablar de acuerdo con la
Palabra de Dios, puedes cambiar tu vida, por completo y para siempre. Tú estás comiendo, caminando y
viviendo del fruto de tus propios labios.
Responsable de palabras ociosas.
¿Necesitas cambiar algunas de las palabras que estás hablando? ¿Alguna vez has usado estas frases?
Seguro hasta la muerte.
Me muero por llegar allá.
Me temo que...
¿Queda alguna duda del por qué las personas están plagadas de miedo y muerte?. Tú puedes estar
pensando, pero esas son simplemente palabras ociosas. ¡Espera un minuto!. Jesús dijo que rendiríamos
cuentas de cada palabra ociosa que digamos:
Mas yo os digo que de toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día
del juicio. Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado.
Mateo 12:36-37
Las palabras ociosas, al igual que las palabras llenas de fe, tienen un efecto y darán frutos. El enemigo
ha sembrado palabras de muerte y miedo, tormento y opresión en el lenguaje de las personas, por lo que
muchas personas están hablando constantemente de desastres, calamidades, tragedias y pesar. Sus bocas
están tan acostumbradas a hablar negativamente que ellos ni siquiera piensan en esto. Sale de su corazón
directamente a su boca, y como resultado, ellos caminan en los senderos que sus propias palabras han
trazado.
El hombre bueno, del buen tesoro del corazón saca buenas cosas; y el hombre malo, del mal tesoro
saca malas cosas.
Mateo 12:35
Éste es un principio espiritual que funciona aunque lo entiendas o no.
Jesús venció al diablo con la Espada de la Palabra
El diablo entiende el poder de las palabras, porque cuando desafió a Jesús en Mateo capítulo 4, Jesús le
lanzó encima la Palabra. Él no blandió una Biblia. Jesús simplemente tomó la , espada, la puso en Su
propia boca y habló: ESCRITO ESTÁ.
Démosle un vistazo a los versículos 1 al 11 de Mateo capítulo 4, para entender mejor el poder de las
palabras de Jesús, las cuales derrotaron al diablo y sus tentaciones, haciéndolo correr. Recuerda, Jesús es
nuestro ejemplo para derrotar al diablo y hacerlo huir.
Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el diablo. Y después de
haber ayunado cuarenta días y cuarenta noches, tuvo hambre. Y vino a él el tentador, y le dijo: Si
eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan. Él respondió y dijo: Escrito está:
No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios. Entonces el
diablo le llevó a la santa ciudad, y le puso sobre el pináculo del templo, y le dijo: Si eres
Hijo de Dios, échate abajo; porque escrito está: A sus ángeles mandará acerca de ti, y, en sus
manos te sostendrán, para que no tropieces con tu pie en piedra. Jesús le dijo: Escrito está
también: No tentarás al Señor tu Dios. Otra vez le llevó el diablo a un monte muy alto, y le mostró
todos los reinos del mundo y la gloria de ellos, y le dijo: Todo esto te daré, si postrado me
adorares. Entonces Jesús le dijo: Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a
él sólo servirás. El diablo entonces le dejó; y he aquí vinieron ángeles y le servían.
La Palabra de Dios hablada a través de los labios de Jesús detuvo al diablo. La Palabra de Dios hablada a
través de tus labios también lo detendrá.
La armadura de Dios está descrita en Efesios 6:10-18, -y en esta lista se encuentra la “espada del
Espíritu”, que es la Palabra de Dios. La Palabra de Dios hablada (rhema), es tu arma contra el enemigo.
El diablo sabe y entiende eso.
El grado en el que declares la Palabra de Dios, será el grado en el que venzas al diablo. Mediante tus
palabras, liberas las bendiciones de Dios y comienzas a caminar en la abundancia que Él tiene para ti.
Muchas personas confiesan tragedias y accidentes. Ellos dicen que en algún lugar, un accidente está a
punto de suceder, (¡Yo nunca voy en el auto de alguien que dice esto!).
Reprogramándote con la Palabra de Dios.
El poder de tus palabras es revelado a través de toda la Biblia. ¿Qué pasaría si cambiaras tu conversación
para alinearla con la Palabra de Dios? ¿Qué pasaría si comenzaras a hablar como Jesús?.
Este es el día que hizo el Señor. Me regocijaré y gozaré en El. El Señor es mi pastor, nada me faltará. El
Señor es mi refugio y mi fortaleza. Ningún mal me sobrevendrá y ninguna plaga tocará mi morada. Todo
lo puedo en Cristo que me fortalece.
¿Qué pasaría si programaras tu mente, tu corazón y tus labios con la Palabra de Dios? Lo que crees,
piensas y hablas se realizará en tu vida.
¡Deja de declarar muerte!.
Sharon y yo hemos sido testigos de muchas situaciones donde las personas reciben exactamente lo que
han declarado: tragedias, problemas, calamidades. Estoy hablando de cristianos llenos del Espíritu.
Hay personas que oran y cantan una cosa en la iglesia, pero sus oraciones, canciones y palabras son
totalmente opuestas cuando llegan a sus casas. Si tú tienes un torrente yendo en una dirección y otro
torrente yendo en la dirección opuesta, ellos se niegan el uno al otro. Es doble mentalidad. Si vamos a
cantar que tenemos la victoria, entonces declaremos la victoria cada día. Si tú cantas “Yo viviré y no
moriré”, declara vida cada día. Si vamos a cantar que Dios siempre nos lleva al triunfo, entonces
declaremos cada día: Dios siempre me da el triunfo.
Depende de ti y de mí tomar una decisión y dejar de proclamar muerte. “La muerte y la vida están en
poder de la lengua, y el que la ama comerá de sus frutos” (Proverbios 18:21). Estamos comiendo el fruto
de nuestras palabras.
Recuerda, la semilla de tus palabras es plantada primero, luego viene la cosecha. Esto es verdad en
finanzas tanto como en la confesión. La mayoría de las personas quiere primero la cosecha, para luego
plantar la semilla. Algunas personas dicen “Bueno, en este momento no estoy viviendo en victoria,
¿cómo puedo decir que estoy caminando en victoria?” Tú tienes que plantar la semilla de la victoria
primeramente con tus palabras.
Algunos podrían decir que no están viviendo en paz. ¿Cómo pueden decir que tienen la paz de Dios?
Todo depende de si crees más en tus sentimientos que en la Palabra de Dios. Todo depende de si crees
más en tus circunstancias que en la Palabra de Dios. Si tú crees más en lo que otros dicen acerca de ti
que en lo que la Palabra de Dios dice, entonces seguirás declarando cosas malas y negativas, y las
vivirás en tu vida.
La buena noticia es: si tú crees que la Palabra de Dios es más grande que las circunstancias, más grande
que tus sentimientos, más grande que las opiniones y comentarios de otros, entonces puedes comenzar
diciendo: yo soy redimido, yo soy bendecido, yo soy una nueva creación en Cristo Jesús. Todas las
cosas en mi vida me ayudan a bien. ¡Gloria a Dios! ¡Permite que Dios sea exaltado y Sus enemigos sean
esparcidos!.
Puedes comenzar a declarar sobre tu hogar: las bendiciones de Dios habitan en este lugar. Tú creas la
atmósfera de tu hogar con tus propias palabras. ¡El ambientador en aerosol no tiene autoridad sobre los
demonios! ¡Una casa que está llena de pesimismo y contienda va a requerir más que ambientadores de
fresa o brisa marina para sacarlos afuera!.
Hoy es tu día para tomar una decisión: Voy a llenar mi corazón con la Palabra de Dios, voy a declarar
Su Palabra y con ayuda del Espíritu Santo, ¡voy a alinear mis palabras y pensamientos con la espada del
Espíritu (la Palabra de Dios)!.
2.
“Tu lengua pude ser muy pequeña, pero gobierna tu vida entera”.
Billy Joe Daugherty.
REFRENANDO LA LENGUA.
En el Nuevo Testamento, Santiago dedicó un capítulo entero al poder de nuestras palabras. En el
versículo 2 de Santiago capítulo 3, él dice:
“Porque todos ofendemos muchas veces. Si alguno no ofende en palabra, éste es varón perfecto, capaz
también de refrenar todo el cuerpo”.
La palabra “perfecto” significa completo o maduro. El diccionario define “perfecto” como algo sin falta
o defecto, copia fiel del original, puro, maduro.
Una persona que tiene sus palabras bajo control es un creyente maduro, capaz de controlar todo su
cuerpo.
¿Sabías que tu boca puede controlar tus hábitos alimenticios? Si controlas tu lengua y declaras: “Hoy no
voy a comer en exceso”, puedes comenzar a controlar tu cuerpo y decirle lo que va a hacer. Puedes
decirle a tu cuerpo cuánto va a pesar. Con la ayuda del Espíritu Santo, puedes lograr y mantener esa
meta.
Muchas personas dicen: “Perdí un poco de peso pero luego lo volví a recuperar” ¿Adivinas lo que pasó?
Exactamente lo que ellos están diciendo. Comienza a decir: “Estoy comiendo bien. Mi cuerpo está bajo
el control del Espíritu Santo. Yo hago ejercicio diariamente”. Santiago dice que tú puedes controlar o
refrenar todo tu cuerpo con las palabras de tu boca. Obviamente, debemos poner por obra la Palabra que
estamos declarando para que tenga efecto en nuestras vidas.
Algunas personas dicen que no pueden dejar de pecar o que no pueden romper con un determinado
hábito. Ellos dicen esto porque piensan y creen en esto. ¿Adivina qué?. Ellos continúan viviendo en
pecado, a pesar de que dicen ser creyentes y van a la iglesia regularmente.
La fuente primaria de su esclavitud está en las palabras que son habladas por su propia boca. La muerte
y la vida están en el poder de la lengua. Si el diablo puede mantenerte reforzando aquella cosa que te ata
con tus propias palabras, no serás librado de ellas. Comienza a creer y declarar que Jesús ha roto el
poder del pecado y que Él te dio la victoria sobre el pecado a través de Su muerte, sepultura y
resurrección.
Jesús dijo: “Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres” (Juan 8:36). Eso significa
ser totalmente libre. Comienza a declarar: Soy libre de cada hábito inmundo y soy libre de cada
pensamiento atormentador, en el nombre de Jesús.
¡Es necesario aplicar la Palabra de Dios repetidamente!.
Puedes estar preguntándote ¿qué pasa si un pensamiento malo vuelve? Declara la Palabra de nuevo.
¿Qué haces si tu casa se llena de insectos? Cuando Sharon y yo nos casamos, vivíamos en un pequeño
departamento ¡que parecía haber sido construido después de la Guerra Civil!.
Usábamos todo tipo de repelentes para combatir una invasión de insectos. La señora que vivía al lado
nuestro, en otro pequeño departamento, abrió su puerta un día y preguntó: “¿Están combatiendo contra
los insectos?”. Yo respondí: “Sí, señora” y ella dijo: “Bueno, ellos ahora están viniendo a mi
departamento. Pero no se preocupen. Yo también los combatiré, ¡y los enviaremos al departamento de la
señora de atrás!”.
Pero, ¿qué haces cuando los insectos vuelven?. Sigues usando repelente. Sigues combatiéndolos. ¿Qué
haces si un sentimiento equivocado vuelve, una mala actitud persiste o vuelve la tentación? Tú no dices:
“Bueno, traté de resistir una vez, pero no funcionó”. No, tú continúas peleando al citar la Palabra. Tú
continúas creyendo y declarando las promesas de la Palabra de Dios.
¿Recuerdas ese himno antiguo?. “Permaneciendo en las promesas”!. Dice que debemos tomar las
promesas de Dios, creer en ellas, confesarlas y permanecer en ellas en fe hasta verlas manifestadas en
nuestras vidas. O sea que esta no es una revelación recién descubierta. Es algo que estuvo desde el
mismo comienzo en las personas que creyeron en la Palabra de Dios, como Abraham y Noé.
Dondequiera que vaya tu lengua, ¡tú irás!.
Santiago 3:3-5 dice:
He aquí nosotros ponemos freno en la boca de los caballos para que nos obedezcan, y dirigimos así
todo su cuerpo. Mirad también las naves; aunque tan grandes, y llevadas de impetuosos vientos,
son gobernadas con un muy pequeño timón por donde el que las gobierna quiere. Así también la
lengua es un miembro pequeño, pero se jacta de grandes cosas. he aquí, ¡cuán grande bosque
enciende un pequeño fuego!
Santiago compara tu lengua con el freno en la boca de los caballos y con el timón de un barco. A
dondequiera que el capitán del barco dirige el pequeño timón, el inmenso barco, de muchas toneladas de
peso, irá.
Funciona de la misma manera con los caballos. Puedes poner a un niño de diez años que pese 25 kilos
sobre un caballo de 700 kilos. Si el niño sabe cómo sostener las riendas y jalar el freno, él controlará al
caballo y lo dirigirá a donde quiera ir.
Santiago está diciendo exactamente lo mismo que dijo Salomón en Proverbios 18:21: “La muerte y la
vida están en poder de la lengua...”. Dondequiera que vaya tu lengua, ése será el camino por el cual
toda tu vida irá. Si tu vida está yendo por el mal camino, agarra los frenos. Toma el control del barco de
tu vida con ese pequeño miembro que está justo debajo de tu nariz y encima de tu quijada. Tu lengua es
el freno. Es el timón. Es lo que gobierna o controla toda tu vida. Toma la Palabra de Dios que has leído y
ponía en tus labios. Libera el poder de vida cada día sobre ti y sobre la vida de otros hablando lo que
Dios dice.
Tomando el dominio con tus palabras.
Dios te creó para que domines. El diablo no tiene autoridad sobre ninguna parte de tu vida. Toma el
control en cada área y dile al diablo que él no tiene lugar. Define el tipo de atmósfera que quieres que
predomine en tu hogar y tu trabajo.
Jesús dijo:
De cierto os digo que todo lo que atéis en la tierra, será atado en el cielo; y todo lo que desatéis en
la tierra, será desatado en el cielo.
Mateo 18:18.
Job 22:28 (RVA) dice: “Decidirás algo, y se te realizará...” Tú tienes dominio y autoridad para decidir.
Santiago continúa y dice:
Y la lengua es un fuego, un mundo de maldad. La lengua está puesta entre nuestros miembros, y
contamina todo el cuerpo, e inflama la rueda de la creación, y ella misma es inflamada por el
infierno. Porque toda naturaleza de bestias, y de aves, y de serpientes, y de seres del mar, se doma
y ha sido domada por la naturaleza humana; pero ningún hombre puede domar la lengua, que es
un mal que no puede ser refrenado, llena de veneno mortal.
Con ella bendecimos al Dios y Padre, y con ella maldecimos a los hombres, que están hechos a la
semejanza de Dios. De una misma boca proceden bendición y maldición. Hermanos míos, esto no
debe ser así. ¿Acaso alguna fuente echa por una misma abertura agua dulce y amarga? Hermanos
míos, ¿puede acaso la higuera producir aceitunas, o la vid higos?. Así también ninguna fuente
puede dar agua salada y dulce.
Santiago 3:6-12
Santiago dice: “ningún hombre puede domar la lengua” (v. 8). No desestimes el trabajo del Espíritu
Santo, y desarrolla una lengua que esté bajo Su control.
En Mateo 12:34 Jesús dijo: “Porque de la abundancia del corazón habla la boca”.
En Marcos 11:23 Él dijo:
Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte: Quítate y échate en el mar, y no
dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho.
Para que tú creas que la Palabra hablada por tus labios tiene autoridad, tienes que entender el punto de
que crees que todo lo que digas va a suceder. Tu corazón no estará de acuerdo contigo si tú, de manera
constante, estás burlándote o hablando cosas malas.
Comienza cada día pidiendo al Espíritu Santo que refrene tu lengua:
Pon guarda a mi boca, oh Jehová; guarda la puerta de mis labios.
Salmo 141:3.
3.
Del fruto de la boca del hombre se llenará su vientre; se saciará del producto de sus labios.
Proverbios 18:20.
¡ESTÁS COMIENDO TUS PALABRAS!.
Billy Joe y Sharon Daugherty.
Billy Joe:
Las palabras de los impíos son asechanzas sangrientas, pero a los rectos su boca los librará.
Proverbios 12:6 (NBLH).
Este versículo nos brinda un contraste. Las palabras de los impíos son destructivas y violentas, pero las
palabras de los rectos —aquellos que están parados a la diestra de Dios, quienes lo sirven y buscan— los
librarán. Las palabras de los impíos planean ataques, maldad, desastres, calamidades y tragedias para las
personas. Pero las palabras del recto traerán libertad y fortaleza para ti y para otros.
¿Has escuchado alguna vez la frase de que alguien ha comenzado con el pie izquierdo? Ellos dicen algo
que no es edificante y esto causa problemas. Démosle una vuelta a la situación. Podemos salir con el pie
correcto al hablar palabras correctas y de acuerdo con la Palabra de Dios. Hay un impresionante poder
en tus palabras.
Sharon:
Una vez en 1974, cuando comenzamos a escuchar el mensaje del poder de nuestras palabras, comencé a
memorizar Salmo 91. David el salmista entendía el poder de las palabras, porque a través de los salmos
él dijo: “Yo diré”. En Salmo 91, un salmo con el que la mayoría estamos familiarizados, él dice:
El que habita al abrigo del Altísimo inorará bajo la sombra del Omnipotente. Diré yo a Jehová:
Esperanza mía, y castillo mío; mi Dios, en quien confiaré.
Versículos 1 y 2.
Una muchacha de nuestro grupo de jóvenes quería trotar conmigo por las calles de mi barrio, puesto que
yo lo solía hacer con regularidad. Como ella trotaba más rápido que yo, estaba delante de mí. Yo estaba
meditando en el Salmo 91 y repitiéndolo en voz alta a medida que trotaba.
De repente, un hombre salió de su casa. Tenía un arma en su mano y la estaba apuntando hacia mí,
mientras caminaba hacia delante con una mirada extraviada. Yo estaba trotando en la calle y comencé a
orar en lenguas. Corrí hacia un estacionamiento que estaba a un lado de la calle, porque él podría
apuntar mejor hacia mi si yo me iba por el otro lado.
Yo continuaba repitiendo los versículos del Salmo 91. Y escuché el sonido de un disparo detrás de mí.
No pasó nada. Volví corriendo a mi casa y esperé por la muchacha, quien ya había llegado a la otra
cuadra.
Cuando ella volvió a mi casa, le dije: “¿Sabes quién vive en aquella casa?” Ella respondió: “Ese
muchacho volvió trastornado de la guerra. Tiene que ser controlado por sus padres. Ellos lo mantienen
dentro de su casa todo el tiempo”.
Yo dije: “Bueno ¡el logró salir! Él salió de su casa con una pistola de verdad y yo escuché sonar el
gatillo”. Dije: “Yo estaba memorizando Salmo 91 y declarando esas palabras sobre mi vida. Creo que
los ángeles me protegieron y no hubo una bala en esa pistola para herirme”.
Yo estaba pensando: ¡Mis palabras me libraron incluso antes que él salga de la casa!.
Billy Joe:
Proverbios capítulo 12, versículo 14 dice: “El hombre será saciado de bien del fruto de su boca...” Al
respecto, en el Nuevo Testamento, Jesús dijo:
Porque de la abundancia del corazón habla la boca. El hombre bueno, del buen tesoro del corazón
saca buenas cosas; y el hombre malo, del mal tesoro saca malas cosas. Mas yo os digo que de toda
palabra ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio. Porque por tus
palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado.
Mateo 12:34-37
Dios está atento a Su Palabra, para ponerla por obra en beneficio de aquellos que la creen y la confiesan
(ver Jeremías 1:12).
Poder y autoridad son liberados con tus palabras. Cuando llamas a una pizzería, usas tus palabras para
ordenar una pizza. Se hace un envío a tu casa basado en las palabras que has hablado. Hay similitudes en
los reinos natural y espiritual. Cada día utilizamos palabras para liberar las bendiciones de Dios o
detenerlas. Tú estarás saciado con el fruto de tus propias palabras.
Sharon:
Salmo 103:20 dice:
Bendigan al SEÑOR, ustedes Sus ángeles, poderosos en fortaleza, que ejecutan Su mandato,
obedeciendo la voz de Su palabra.
Los ángeles del Señor están atentos a que las palabras de Dios sean pronunciadas por tu boca, en la
atmósfera que te rodea. Así que a medida que declaras lo que Dios dice en Su Palabra y crees en ello,
entonces los ángeles escucharán esas palabras y las ejecutarán.
Billy Joe:
Alguna vez, escuchaste a alguien decir:
Me muero si algo pasa.
Estoy muriendo por llegar.
Soy un accidente buscando un lugar para ocurrir.
Toda mi vida es un desastre.
Tú estás proyectando tu futuro por las palabras que estás hablando justo ahora. Nosotros entendemos el
principio de un granjero plantando semillas y recogiendo la cosecha de las semillas que ha plantado.
Podemos sembrar las semillas de nuestras finanzas, nuestro tiempo, semillas de servicio, amabilidad y
bondad. Pero las semillas de nuestras palabras crecen y también traen una cosecha.
Tú quedas satisfecho o insatisfecho por las palabras de tu boca. Si no estás feliz con tu vida actual,
cambia las palabras que estás hablando y eso cambiará tu futuro. ¡Aleluya!.
Puedes anular la cosecha de las malas semillas que has sembrado a través del arrepentimiento.
Arrepentirse requiere confesión. Nosotros confesamos nuestros pecados a Dios y Él nos perdona y nos
limpia de toda maldad (Mira 1 Juan 1:9). Entonces somos hechos libres. Una vez que hayas hecho esto,
comienza a declarar Salmo 51:10 sobre tu vida: Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un
espíritu recto dentro de mí.
Salmo 51 es una confesión que viene del salmista David después de que sus pecados de adulterio y
asesinato son revelados por el profeta Natán. La única manera de sacar el pecado es descender a tu
corazón mediante tu lengua y presentarlo a la mesa delante de Dios, tal como lo hizo David en este
salmo:
Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia; conforme a la multitud de tus piedades
borra mis rebeliones. Lávame más y más de mi maldad, y limpíame de mi pecado. Porque yo
reconozco mis rebeliones, y mi pecado está siempre delante de mí. Contra ti, contra ti solo he
pecado, y he hecho lo malo delante de tus ojos; Para que seas reconocido justo en tu palabra, y
tenido por puro en tu juicio. He aquí, en maldad he sido formado, y en pecado me concibió mi
madre. He aquí, tú amas la verdad en lo íntimo, y en lo secreto me has hecho comprender
sabiduría. Purifícame con hisopo, y seré limpio; lávame, y seré más blanco que la nieve. Hazme oír
gozo y alegría, y se recrearán los huesos que has abatido. Esconde tu rostro de mis pecados, y
borra todas mis maldades. Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto
dentro de mí. No me eches de delante de ti, y no quites de mí tu santo Espíritu. Vuélveme el gozo
de tu salvación, y espíritu noble me sustente. Entonces enseñaré a los transgresores tus caminos, y
los pecadores se convertirán a ti.
Versículos 1-13.
La clave para anular la cosecha de las malas palabras que has hablado se llama “confesión del pecado”.
Muchas veces las personas sólo quieren esconder esos pecados debajo de la alfombra, no pensar en
ellos, olvidarse de eso, pero Dios quiere que los confesemos y renunciemos a ellos. Solo entonces somos
perdonados y limpiados.
Comienza a decir: En el camino de la justicia está la vida; y en sus caminos no hay muerte. Jehová
es mi pastor; nada me faltará. (Proverbios 12:18; Salmo 23:1).
Muchas personas han sido enseñadas durante toda su vida a hablar negativamente. Ellos declaran
enfermedad sobre su familia: “Mi madre y mi abuela tenían esta enfermedad”. Luego dicen:
“Probablemente yo también la tengo”. O: “Todos en mi familia siempre se enferman con esta dolencia
en esta época del año”. Ellos son atados con sus propias palabras (Proverbios 6:2).
Comienza tu día con una confesión positiva: Este es el día que hizo el Señor, nos gozaremos y
alegraremos en él. El Señor mandará que la bendición sea contigo y en todo aquello en que pongas
tu mano. (Salmo 118:24; Deuteronomio 28:8).
O puedes levantarte en la mañana y decir: “Amado Señor, ¡ya es de día!” ¡Tú pones tu mesa con las
palabras que estás hablando!.
Sharon:
Hace unos años, tenía un amigo viviendo en un departamento en Tulsa. La vecina de este amigo era
negativa acerca de todo. Había un árbol muy grande al frente de su departamento. Desde siempre, hay
tormentas que vienen a Tulsa y la vecina decía: “Uno de estos días aquel árbol va a caer sobre este
departamento”.
Mi amigo decía: “No de este lado. Ato esas palabras en el nombre de Jesús”. Por supuesto que la señora
no entendía a mi amigo, quien era una persona verdaderamente positiva.
Un día, llegó a Tulsa una tormenta con fuertes vientos y la vecina de mi amigo obtuvo precisamente lo
que ella estuvo confesando: ¡El árbol cayó sobre su departamento!.
Billy Joe:
Esa mujer estuvo llamando a ese árbol durante años, ¡igual que cuando se llama al perro! Ella fue
enlazada por el poder de su propia boca.
Estamos hablando de mucho más que tener una actitud positiva o negativa frente a la vida. El asunto real
es hablar palabras llenas de fe, palabras que estén de acuerdo con la Palabra de Dios. Tú crees la Palabra
con tu corazón y la declaras con tu boca. O sea que nuestra base es la Palabra de Dios, nuestra conexión
con ella es la fe, y la liberación de la misma es la confesión de nuestros labios.
Sharon:
Necesitamos entender la seriedad de nuestras palabras, porque nuestras palabras son asunto de vida y
muerte.
Recuerdo una situación que ocurrió años atrás, respecto a una persona que siempre vivía con prisa. Ella
dijo: “Sabes, un día de estos me voy a matar si sigo conduciendo tan rápido”. Llegó el día en que eso
sucedió. Yo pensé: Ella declaró su destino y ni siquiera se dio cuenta.
Hoy en día, si yo escucho a una persona diciendo aquello o algo parecido, le diré: “No, creamos en lo
que Dios dice: que tú vas a vivir y no morirás”.
Cuando hablas palabras de muerte, palabras de divorcio, o palabras como: “El es un bueno para nada...
El nunca logrará nada en la vida... Nunca será libre... Pareciera que nunca tenemos lo suficiente... Nunca
lograremos salir de esto”, estas cavando una trampa y un día caerás en ella, a menos que haya
arrepentimiento y un cambio en lo que estás hablando.
Billy Joe:
¿Cuántos niños han sido atados por las palabras negativas de un padre, un profesor, u otra persona? Ellos
han vivido con el sello de “inútiles” en sus vidas. “Vas a terminar en la cárcel”. “Nunca vas a lograr
algo”. Esas palabras llegan profundamente a la mente y el corazón de una persona. La única cosa que
puede cancelarlas es el poder de la Palabra de Dios y la obra del Espíritu Santo.
Si un niño, una persona joven o incluso un adulto no tienen la Palabra y el Espíritu Santo para
contrarrestar esas palabras, éstas echarán raíces y se convertirán en amargura o heridas que ellos
abrazarán y aceptarán, y vivirán al nivel de las palabras que han sido declaradas sobre ellos.
Recuerda, nuestro Padre celestial ha declarado palabras buenas sobre nosotros. Él dice:
Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y
no de mal, para daros el fin que esperáis.
Jeremías 29:11.
Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis cencido; porque mayor es el que está en vosotros, que el
que está en el mundo.
Juan 4:4.
Porque él dijo: No te desampararé, ni te dejaré;
Hebreos 13:5.
Unamos esos versículos con 2 Corintios 4:13. Eso nos da una revelación de lo que estamos hablando. No
es una cuestión de cambiar de mentalidad, o un jalón de orejas, o tratar de tener una actitud positiva.
Estamos hablando de creer en lo que Dios dice en lugar de creer en las opiniones de otras personas,
nuestros propios sentimientos, las circunstancias, el último reporte de noticias o nuestros estados
financieros.
2 Corintios 4:13 dice:
Pero teniendo el mismo espíritu de fe, conforme a lo que está escrito: Creí, por lo cual hablé,
nosotros también creemos, por lo cual también hablamos.
Así que el espíritu de fe está basado en creer y hablar la Palabra de Dios.
Lo que estamos hablando se aplica para cada aspecto de tu vida: tu día, tu futuro, tu matrimonio, tu
familia, tus finanzas, tu salud, tu victoria, lo que sea, Dios tiene algo que decir. El ha declarado en Su
Palabra la revelación de Su voluntad para nuestras vidas. Cada día tenemos que tomar una decisión: si es
que vamos a declarar cómo nos sentimos acerca de las cosas, o cómo ven otros las circunstancias o lo
que Dios dice sobre ellas.
Moisés lo puso de esta forma:
A los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, que os he puesto delante la vida y
la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia.
Deuteronomio 30:19.
¿Cómo haces esa elección? Al creer y hablar la Palabra de Dios. Cuando comienzas a creer algo y
hablarlo, comenzarás a actuar en aquello.
Sharon:
Josué 1:8 dice:
Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para
que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu
camino, y todo te saldrá bien.
Hay tres cosas en este versículo que tenemos que hacer:
No dejar que la Palabra se aparte de nuestra boca.
Meditar en la Palabra de noche y día.
Guardar (obedecer) todo lo que está escrito en la Palabra.
En Proverbios 4:20 (Biblia Latinoamericana), Dios dice: “Presta atención a mis palabras”. Cuando
“atiendes” a algo, le estás dando tu atención. Los versículos 20-23 continúan diciendo:
Inclina tu oído a mis razones; que no se aparten de tus ojos, guárdalas en medio de tu corazón.
Porque son vida para los que las hallan, y salud para todo su cuerpo. Con toda diligencia guarda
tu corazón, porque de él brotan los manantiales de la vida.
Si estás poniendo la Palabra de Dios dentro de ti, ésta va a salir de tu boca. Lo que está en tu corazón va
a salir por tu boca. Tú vas a hablar de esto. Es por eso que es tan importante que tengas cuidado con lo
que miras y escuchas. Mantente atento en poner la Palabra de Dios en ti, para que sea ésta la que salga
de tu boca.
El versículo 24 de Proverbios 4 nos dice: “Aparta de ti la boca perversa, y aleja de ti los labios
falsos”. “Perversa” significa desobediente. Podríamos decir: “Aparta de ti la boca desobediente”.
Salomón no pudo haber dicho eso si no fuera posible tener una boca desobediente.
Cuando Billy Joe y yo escuchamos este mensaje por primera vez, comenzamos a prestar atención a
nuestra conversación, cosa a la que no le habíamos dado mucha importancia hasta entonces. Lo máximo
que habíamos hecho era cuidar nuestra conversación en el sentido de no maldecir, pero teníamos algunas
palabras negativas en nuestro vocabulario acerca de las cuales ni siquiera habíamos pensado.
Algunas personas piensan que es esclavitud, pero Salomón, inspirado por el Espíritu de Dios, dijo que
nuestras palabras son vida y salud para toda nuestra carne.
Cuando comienzas a ayudar a otros controlando sus palabras, serás capaz de ser corregido tú también.
Cuando éramos pastores de jóvenes, Billy Joe y yo salimos a comer con algunos de los jóvenes una
noche después del servicio. El muchacho que estaba sentado al lado de Billy Joe pidió tallarines. Cuando
la mesera se acercó a nuestra mesa, ella dijo: “Cuidado, voy a derramar los tallarines sobre usted”. Eso
fue exactamente lo que dijo. Billy Joe dijo “¿Cómo?” y cuando bajó su brazo, ¡el plato de tallarines se
resbaló y cayó sobre todo su traje!.
Billy Joe:
Yo exclamé “Bueno, tú dijiste que lo ibas a hacer”, ¡por lo menos ella lo anunció!
Ese incidente nos despertó e hizo que pensemos y escuchemos lo que las personas estaban diciendo, para
luego mirar lo que ocurría en sus vidas.
Comenzamos a pensar en las maneras en las que la gente habla sobre sus hijos, de tal manera que
cuando ellos son adolescentes se vuelven rebeldes y se apartan de Dios. Incluso hemos escuchado a
personas cristianas haciendo ese tipo de confesiones. Eso no está en la Biblia, pero nos damos cuenta
que han sido inculcados en los corazones de las personas por lo que ellos han visto que pasa en el
mundo. También nos dimos cuenta de que tenemos la posibilidad de elegir lo que podríamos hablar
sobre nuestros hijos.
Sharon:
Otro problema es que muchas veces las personas hablan palabras de miedo sobre sus hijos, al punto que
los niños aprenden a vivir en miedo. Ellos ni siquiera pueden salir de la casa sin sentirse asustados. He
visto eso en las personas. Necesitamos tener sobriedad y precaución porque vivimos en medio de una
generación perversa. La Biblia ha profetizado que habría un tiempo de grandes tinieblas en la generación
en la cual estamos viviendo. Sabemos por las noticias negativas que vemos constantemente, que están
sucediendo muchas cosas malas.
Aun así, del otro lado de la moneda, estamos viviendo un tiempo maravilloso con el derramamiento del
Espíritu de Dios. Puedes enfocarte en lo malo o puedes enfocarte en lo bueno. Mantente sobrio, alerta y
sensible a tu espíritu, pero no hables palabras de miedo.
Hace muchos años, un día le dije a Billy Joe: “Necesitas ponerte un abrigo o pescarás un resfriado”. El
me dijo: “No necesitas confesar un resfriado sobre mi. Simplemente di ‘necesitas usar un abrigo”.
A veces, cuando vamos a ver a mis padres, ellos dicen “Tengan cuidado”. Billy Joe le responde: “De
nada”.
Billy Joe:
Pedro 5:7 dice: “Echando toda vuestra ansiedad sobre El, porque El tiene cuidado de vosotros”.
¿Por qué tendríamos que estar llenos de preocupaciones cuando la Biblia dice que las echemos en el
Señor? Muchas personas están llenas de preocupaciones, con muchas responsabilidades, ansiosos y
llevando grandes pesos.
Proverbios 12:6 dice: “La boca de los rectos los librará”. En otras palabras, lo que estás hablando
puede meterte en problemas o sacarte de los problemas. Proverbios 14:3 dice: “Los labios de los sabios
los guardarán”. Quien guarda su boca guarda su vida.
Hace unos pocos meses, uno de los hijos de mi secretaria asistió a las reuniones en el Centro Mabee,
junto con su esposa y sus hijos. En ese tiempo estaba trabajando para el Departamento de Estado en la
Embajada de Nairobi, Kenia.
Justo después de que él y su familia retomaron a Kenia, las Embajadas de Tanzania y Nairobi fueron
bombardeadas, de una manera muy parecida a las bombas en la ciudad de Oklahoma. Muchas personas
murieron y cientos de otras personas fueros hospitalizadas.
Glen Wells llamó a sus padres, Florence y Bill Wells en Tulsa, y les dijo que él había estado en su
oficina, pero que fue llamado a una reunión en un área del edificio en la que no había estado antes. La
bomba cayó cuando él estaba arriba del edificio y su oficina fue totalmente destruida. Tres de las
personas que trabajaban para él murieron. Él estaba muy triste por esas muertes, pero agradecido porque
su vida fue preservada.
Durante años, sus padres Bill y Florence, habían declarado Salmo 91 sobre sus hijos y sus familias y
continúan haciéndolo.
Aquí te presento una versión personalizada del Salmo 91, la cual puedes declarar sobre tus hijos, sobre
tu propia vida o sobre la vida de otros:
Mis hijos habitan al abrigo del Altísimo, moran bajo la sombra del Omnipotente. Dirán a Jehová:
Esperanza mía, y castillo mío; su Dios, en quien confían. Él librará a mis hijos del lazo del
cazador, de la peste destructora [el enemigo y sus trampas, tentaciones y lazos] en el nombre de
Jesús. Con sus plumas los cubrirá, y debajo de sus alas ellos estarán seguros; escudo y adarga es
su verdad. Ellos no temerán el terror nocturno, ni saeta que vuele de día, ni pestilencia que ande
en oscuridad, ni mortandad que en medio del día destruya. Caerán a su lado mil, y diez mil a su
diestra; mas a ellos no llegará. Porque ellos han puesto a Jehová, como su esperanza, al Altísimo
por su habitación, no les sobrevendrá mal, ni plaga tocará su morada Pues a sus ángeles mandará
acerca de ellos, que los guarden en todos sus caminos. En las manos los llevarán, para que su pie
no tropiece en piedra. Pisarán al enemigo y sus obras. Por cuanto mis hijos han puesto su amor en
el Señor, Él también los librará; los pondrá en alto, por cuanto han conocido si nombre. Ellos le
invocarán, y Él les responderá; con ellos estará en la angustia; los librará y los glorificará. Los
saciará de larga vida, y les mostrará Su salvación. La cual no sólo incluye vida eterna con El, sino
seguridad, los preservará, los librará del peligro y les dará salud y bienestar.
Tus palabras son un asunto de vida y muerte. Ellas te atarán o te liberarán.
Sharon:
Pedro 3:10 dice: “Porque: El que quiere amar la vida, y ver los días buenos, refrene su lengua de
mal, y sus labios no hablen engaño”.
Pedro está diciendo: “Si vamos a amar la vida y ver días buenos, tenemos que refrenar nuestra lengua de
hablar cosas contrarias a la Palabra de Dios”. Algunas veces las personas hablan versículos bíblicos,
¡pero sus conversaciones son lo contrario! Tenemos que poner un freno en nuestra boca, como dice
Santiago.
Billy Joe:
Hemos estado alrededor de algunas parejas casadas que comienzan a hablar de divorcio de una manera
bromista en su conversación con uno y otro. Comenzamos a darnos cuenta cómo las personas caminaron
exactamente en lo que estaban diciendo. Ellos pensaban que estaban bromeando, pero recuerda, el diablo
no está bromeando. Si él puede lograr que tu lengua vaya en la dirección equivocada, como el freno en
la boca del caballo, él te guiará en la dirección equivocada.
Algunas personas dicen: “Son simplemente palabras” ¡Espera un minuto! Jesús dijo que rendiríamos
cuenta de cada palabra ociosa (mira Mateo 12:36-37). Eso significa que cada palabra que hablamos lleva
consigo una cosecha. La cosecha de tus palabras trabajará a tu favor o trabajará en tu contra, de acuerdo
con lo que has estado hablando.
Si tú quieres que la Palabra de Dios obre en tu vida, debes comenzar a creer que todo lo que digas va a
suceder. Le fe es una fuerza combinada y trabaja brotando de tu corazón, y de tus labios, con tus
acciones y con una mente renovada. Si tú estás bromeando constantemente, haciendo chistes o diciendo
cosas que no son verdad, el diablo es feliz porque luego, cuando hables la Palabra de Dios, ésta no
funcionará.
Jesús lo dijo de esta manera en Marcos 11:23.
Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte: Quítate y échate en el mar, y no
dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho.
Nosotros debemos llamar las cosas que no son como si fuesen, tal como hizo Abraham (mira Romanos
4:17). Debemos hablar a las montañas de la vida para que sean removidas, sean lo que sean. Si quieres
ser una persona gozosa, comienza a decir: Señor, tu gozo es mi fortaleza. Gracias Señor por el fruto del
gozo en mi vida. Gracias porque me has dado un gozo que ningún hombre puede quitar. Gracias Señor,
por el gozo eterno que has derramado sobre mi cabeza.
Muchos cristianos son controlados por sus sentimientos. Ellos se sienten bien. Ellos se sienten mal. Ellos
se sienten felices. Ellos se sienten infelices. Ellos están arriba, ellos están abajo. Pero cuando te
conviertes en una persona que vive bajo la Palabra, no basas tu vida en cómo te sientes. Tú basas tu vida
en lo que la Palabra de Dios dice.
Cuando alguien pregunta: “¿Cómo te va?” respóndele: “Soy bendecido”. Puede que ellos contesten
“Pero mira las circunstancias” y tu respuesta será “No importan las circunstancias, yo soy bendecido.
Dios tiene la capacidad de cambiar las cosas alrededor en un momento”.
Las cosas que nos rodean no tienen control sobre nosotros. Las circunstancias no tienen que movernos.
No tenemos que movernos y no tenemos que ser sacudidos, porque nuestra vida está construida sobre la
roca porque escuchamos y hacemos la Palabra de Dios.
Sharon:
Hechos 18:38 dice:
Cómo Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret, y cómo éste anduvo
haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él.
Billy Joe:
Si alguien te pregunta “¿Qué hay?”, le puedes responder: ¡Aquí estoy! Estoy sentado con Cristo en
lugares celestiales. Las bendiciones del Señor me siguen y vienen a mí. Dios está perfeccionando
todo lo que concierne mi vida. El me está haciendo mil veces más en cada área de mi vida y
ministerio: en gozo, en bendiciones, en victoria, en gloria, en señales y maravillas. Yo soy fuerte en
el Señor y en el poder de Su fuerza. (Efesios 2:6, 6:10; Salmo 138:8; Deuteronomio 1:11, 28:8).
Sharon:
En nuestra iglesia tenemos una señora mayor quien se trasladó a Tulsa luego de la muerte de su esposo.
Ella fue mordida por una serpiente y el diagnóstico médico fue: “Si usted vive, estará en una silla de
ruedas por el resto de su vida”.
Ella comenzó a escuchar y confesar la Palabra del Señor: Yo no moriré, sino que viviré y declararé las
obras del Señor. Yo voy de fuerza en fuerza y todo lo puedo en Cristo que me fortalece. (Salmo
118:17; Filipenses 4:13).
Esta mujer dejó la silla de ruedas, utilizó un andador y luego comenzó a caminar con sus propias
fuerzas. Luego, se graduó del Centro de Entrenamiento Misionero Victory y ha estado en el campo
misionero varias veces en estos últimos años. Alice Bush continúa hablando su fe y ha vencido los
desafíos físicos de su cuerpo.
Billy Joe:
Han pasado más de diez años desde que sucedió aquello. Ella tiene más de setenta años y sigue
trabajando activamente en la obra misionera. Ella ha sido saciada con el fruto de su boca. Tú, al igual
que Alice, puedes cambiar tus circunstancias creyendo, hablando y actuando sobre las promesas de la
Palabra de Dios.
4.
Un ángel le dijo a Daniel: “A causa de tus palabras yo he venido”.
Daniel 10:22.
TUS PALABRAS TE LIBRARÁN O TE ATARÁN.
Tus palabras te pondrán encima o te pondrán debajo. Vemos este principio aplicado en Números
capítulos 13 y 14, con los doce espías que Moisés envió para espiar la tierra prometida. Las palabras de
Josué y Caleb los llevaron a la tierra prometida, mientras que la confesión negativa de los otros diez
espías los mantuvo en el desierto.
Veamos el informe de lo ocurrido en los versículos 26- 33 de Números capítulo 13:
Y anduvieron y vinieron a Moisés y a Aarón, y a toda la congregación de los hijos de Israel, en el
desierto de Parán, en Cades, y dieron la información a ellos y a toda la congregación, y les
mostraron el fruto de la tierra. Y les contaron, diciendo: Nosotros llegamos a la tierra a la cual nos
enviaste, la que ciertamente fluye leche y miel; y este es el fruto de ella. Mas el pueblo que habita
aquella tierra es fuerte, y las ciudades muy grandes y fortificadas; y también vimos allí a los hijos
de Anac. Amalee habita el Neguev, y el heteo, el jebuseo y el amorreo habitan en el monte, y el
cananeo habita junto al mar, y a la ribera del Jordán. Entonces Caleb hizo callar al pueblo delante
de Moisés, y dijo: Subamos luego, y tomemos posesión de ella; porque más podremos nosotros que
ellos. Mas los varones que subieron con él, dijeron: No podremos subir contra aquel pueblo,
porque es más fuerte que nosotros. Y hablaron mal entre los hijos de Israel, de la tierra que
habían reconocido, diciendo: La tierra por donde pasamos para reconocerla, es tierra que traga a
sus moradores; y todo el pueblo que vimos en medio de ella son hombres de grande estatura.
También vimos allí gigantes, hijos de Anac, raza de los gigantes, y éramos nosotros, a nuestro
parecer, como langostas; y así les parecíamos a ellos.
¿Eres una langosta?. ¿Es así como te ves a ti mismo?. Continuemos con nuestra lectura de Números
capítulo 14:
Entonces toda la congregación gritó, y dio voces; y el pueblo lloró aquella noche. Y se quejaron
contra Moisés y contra Aarón todos los hijos de Israel; y les dijo toda la multitud: ¡Ojalá
muriéramos en la tierra de Egipto; o en este desierto ojalá muriéramos!.
Versículos 1 y 2.
Cuando los que vivimos en Estados Unidos pensamos en un desierto, nos imaginamos en una tierra con
arbustos y algunos árboles. Pero el desierto en Judea es un desierto árido y rocoso. Los israelitas dijeron:
¡Ojalá muriéramos en este desierto! (v. 2).
¿Y por qué nos trae Jehová a esta tierra para caer a espada, y que nuestras mujeres y nuestros
niños sean por presa? ¿No nos sería mejor volvernos a Egipto? Y decían el uno al otro:
Designemos un capitán, y volvámonos a Egipto. Entonces Moisés y Aarón se postraron sobre sus
rostros delante de toda la multitud de la congregación de los hijos de Israel. Y Josué hijo de Nun y
Caleb hijo de Jefone, que eran de los que habían reconocido la tierra, rompieron sus vestidos, y
hablaron a toda la congregación de los hijos de Israel, diciendo: La tierra por donde pasamos para
reconocerla, es tierra en gran manera buena. Si Jehová se agradare de nosotros, él nos llevará a
ésta tierra, y nos la entregará; tierra que fluye leche y miel. Por tanto, no seáis rebeldes contra
Jehová, ni temáis al pueblo de esta tierra; porque nosotros los comeremos como pan; su amparo se
ha apartado de ellos, y con nosotros está Jehová; no los temáis. Entonces toda la multitud habló de
apedrearlos. Pero la gloria de Jehová se mostró en el tabernáculo de reunión a todos los hijos de
Israel.
Versículos 3-10.
Cuando lees los versículos de los capítulos 13 y 14 de Números, vas de atrás hacia delante, de un reporte
malo a un reporte bueno, de un reporte bueno a un reporte malo.
Josué y Caleb se levantaron y les contaron a los israelitas lo que Dios les había dicho:
Subamos luego, y tomemos posesión de ella; porque más podremos nosotros que ellos... Y
hablaron a toda la congregación de los hijos de Israel, diciendo: La tierra por donde pasamos para
reconocerla, es tierra en gran manera buena. Si Jehová se agradare de nosotros, él nos llevará a
esta tierra, y nos la entregará; tierra que fluye leche y miel. Por tanto, no seáis rebeldes contra
Jehová, ni temáis al pueblo de esta tierra; porque nosotros los comeremos como pan; su amparo se
ha apartado de ellos, y con nosotros está Jehová; no los temáis.
Dios dijo que la tierra era “una tierra de la que fluye leche y miel” (v. 8). Eso significa que era una
tierra de bendiciones, de abundancia, de prosperidad. “Leche y miel” hacen referencia a todas las cosas
buenas.
Dios les había dicho que Él les daría “ciudades grandes y buenas que tú no edificaste, y casas llenas
de todo bien, que tú no llenaste” (ver Deuteronomio 6:10-11). Los israelitas habían experimentado una
liberación sobrenatural de las plagas, las cuales incluían ranas, piojos, moscas y pestes que mataron a
todo el ganado, langostas, granizo, oscuridad por tres días y muerte a todos los primogénitos de los
egipcios.
A pesar de que había pasado muy poco tiempo desde que los israelitas experimentaron la liberación
sobrenatural de Dios, se olvidaron de lo que Dios había hecho por ellos. Cuando se enfrentaron a nuevos
gigantes y nuevos problemas, ellos volvieron al reino del miedo y sus palabras testificaron sobre esto.
Pero en medio de aquello, Josué y Caleb dijeron: “Nosotros somos capaces de hacerlo. Vayamos de una
vez y tomemos posesión de esa tierra. Si Dios está con nosotros, y Él dijo que está con nosotros,
entonces seremos capaces de tomar esta tierra”.
Dios le dijo a Moisés:
¿Hasta cuándo me ha de irritar este pueblo? ¿Hasta cuándo no me creerán, con todas las señales
que he hecho en medio de ellos? Yo los heriré de mortandad y los destruiré, y a ti te pondré sobre
gente más grande y más fuerte que ellos.
Números 14:11-12.
Moisés intercedió por los israelitas: “Perdona ahora la iniquidad de este pueblo según la grandeza
de tu misericordia, y como has perdonado a este pueblo desde Egipto hasta aquí’ (Números 14:19).
El Señor aceptó la intercesión de Moisés a favor de los israelitas diciendo:
Entonces Jehová dijo: Yo lo he perdonado conforme a tu dicho. Mas tan ciertamente como vivo
yo, y mi gloria llena toda la tierra, todos los que vieron mi gloria y mis señales que he hecho en
Egipto y en el desierto, y me han tentado ya diez veces, y no han oído mi voz, no verán la tierra de
la cual juré a sus padres; no, ninguno de los que me han irritado la verá. Pero a mi siervo Caleb,
por cuanto hubo en él otro espíritu, y decidió ir en pos de mí, yo le meteré en la tierra donde entró,
y su descendencia la tendrá en posesión.
Versículos 20-24.
Dios no estaba para nada emocionado con la actitud de los israelitas. Él le aseguró a Moisés que el
pueblo no lo había rechazado a el, sino “ellos me han rechazado a Mi y Mis Palabras”.
En el versículo 28 de Números 14, Dios dijo: “Vivo yo, dice Jehová, que según habéis hablado a mis
oídos, así haré yo con vosotros”. En otras palabras: “Yo voy a hacer con ustedes exactamente lo que me
han dicho”.
Dios continúa:
En este desierto caerán vuestros cuerpos; todo el número de los que fueron contados de entre
vosotros, de veinte años arriba, los cuales han murmurado contra mí. Vosotros a la verdad no
entraréis en la tierra, por la cual alcé mi mano y juré que os haría habitar en ella; exceptuando a
Caleb hijo de Jefone, y a Josué hijo de Nun.
Números 14:29-30.
Ellos habían dicho: “Ojalá muriéramos en la tierra de Egipto! ¡Ojalá muriéramos en este desierto!”
(Números 14:2). Dios dijo: “¡Concedido!” Josué y Caleb dijeron: “Tomemos posesión de ella, porque
más podremos nosotros que ellos”. Dios les respondió “¡Concedido!” Es por esto que tus palabras son
tan importantes. Ellas te liberarán o de atarán.
5.
Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte: Quítate y échate en el mar, y no
dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho. Por tanto,
os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá.
Marcos 11:23-24.
HAY PODER CREATIVO EN LA PALABRA HABLADA.
En el principio, Dios le dio al hombre el dominio (Génesis 1:26-28). La palabra “dominio” significa
autoridad y poder. La autoridad de Dios fue liberada a través de las palabras que Él habló. Cuando Él
habló, las cosas sucedieron. Génesis capítulo 1 está lleno de manifestaciones creadoras, todas las cuales
surgieron como respuesta a las palabras de Dios.
Dios delegó Su autoridad y dominio en la tierra al hombre, y esa autoridad y dominio son activadas
mediante las palabras. Satanás vino a robar esa autoridad y tentó a Adán y Eva para que desobedezcan a
Dios y pequen, y ellos pecaron. Ellos fueron echados del jardín, pero el hombre continuó siendo a la
imagen y semejanza de Dios. El hombre aún tenía un grado de dominio y autoridad como ser humano,
pero la buena nueva es que el segundo Adán, Jesucristo, vino a la tierra, pagó por nuestro pecado,
resucitó de la muerte y restauró para nosotros el dominio y la autoridad que Adán había perdido.
Romanos 5:17 dice:
Pues si por la transgresión de uno solo reinó la muerte, mucho más reinarán en vida por uno solo,
Jesucristo, los que reciben la abundancia de la gracia y del don de la justicia.
La Palabra de Dios tiene poder creativo, o sea que cuando el hombre fue hecho a Su imagen y
semejanza, fuimos hechos para tener la misma autoridad, dominio y poder a ser liberado a través de
nuestras palabras. El poder de elección está en nuestras palabras, y el dominio y autoridad de Dios son
ejercidos a través de nuestras palabras.
Hebreos 11:3 dice que Dios creó el mundo con sus palabras:
Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que
se ve fue hecho de lo que no se veía.
En Números capítulos 13 y 14, hemos visto vida y hemos visto muerte como resultado de las palabras
que fueron dichas. Vida para Josué y Caleb, cuyas palabras estaban en acuerdo con Dios; muerte para
los otros diez espías cuyas palabras estaban en acuerdo con Satanás.
Salmo 119:130 dice: “El principio de tus palabras alumbra...” Si guardamos la Palabra de Dios en
nuestros corazones, seremos guardados del pecado. Cuando ponemos la Palabra de Dios
abundantemente en nuestros corazones, vamos a declarar esa Palabra con autoridad y poder.
Tus palabras pueden hablar tanto vida como muerte, y vas a producir una cosecha de ellas. Las palabras
son semillas y cuando son plantadas, van a crecer. Cuando tú siembras la incorruptible semilla de la
Palabra de Dios (1 Pedro 1:23), vas a producir una cosecha de la justicia de Dios. Habla palabras
negativas, de derrota, de desaliento y ese tipo de cosecha es la que vendrá a tu vida.
Tus palabras pueden cambiar el rumbo de tu vida.
¡Tu vida sigue a tus palabras! Cuando las personas comienzan a entender el poder liberado a través de
sus propias palabras —para bien o para mal— muchos dicen: “Si tan sólo lo hubiera sabido hace mucho
tiempo”. La buena noticia es: ¡Tú puedes cambiar el rumbo de tu vida el día de hoy!.
Jesucristo te compró con Su sangre. El Padre celestial ha dicho que tú eres una nueva creación en Cristo
Jesús, Su Hijo. Él dijo: “Yo pongo mi mano sobre ti y todo lo que toque tu mano, es bendecido. Tú eres
valioso para Mi”. Comienza a declarar lo que Dios dice acerca de ti. Vive de acuerdo a la Palabra de
Dios.
La salvación está unida a las palabras de nuestra boca:
Mas ¿qué dice? Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón.
Esta es la palabra de fe que predicamos: que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y
creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se
cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación.
Romanos 10:8-10.
Si tú realmente crees algo en tu corazón, lo declararás con tu boca. Y si por un buen tiempo continúas
declarando con tu boca lo que Dios dice, aquello se posará en tu corazón y lo creerás.
Salmo 23 dice: “El Señor es mi pastor”. Comienza a declararlo: El Señor es mi pastor. Si lo dices por
mucho tiempo, vas a comenzar a creer que el Señor es tu pastor. El Señor es tu pastor y esto es cierto, no
importa si lo crees y lo dices o no. Pero si comienzas a declararlo, porque es verdad, esto se posará en tu
corazón y cambiará tu manera de pensar. Así es como se renueva tu mente. Este mismo principio se
aplica a todas las promesas de la Palabra de Dios.
El cristianismo, es la “Gran Confesión”.
La confesión es la esencia del cristianismo. De hecho, el cristianismo es llamado a menudo la “Gran
Confesión”.
Hebreos 10:23 dice: “Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza, porque
fiel es el que prometió.” Jesús es el Sumo Sacerdote sobre la confesión de nuestra fe.
Después de que Daniel oró durante 21 días, un ángel se le apareció y dijo: “a causa de tus palabras yo
he venido” (Daniel 10:12).
Déjame decirte esto: los ángeles vienen debido a tus palabras. Si tú estás hablando palabras de miedo,
duda, desastre, calamidad e incredulidad, los ángeles levantarán sus alas y se irán. Pero si tú declaras la
Palabra de Dios con fe, los ángeles acudirán a tus palabras.
Salmo 103:20 confirma esta verdad: “Bendecid a Jehová, vosotros sus ángeles, poderosos en
fortaleza, que ejecutáis su palabra, obedeciendo a la voz de su precepto”.
Proverbios 13:2 dice: “Del fruto de su boca el hombre comerá el bien...” Algunas personas tienen una
idea acerca de que uno come lo que habla. Comer tus palabras es una ley irrevocable, lo mismo que la
gravedad.
Las palabras que estás hablando afectarán el futuro de tus hijos, la bendición de tu matrimonio, la
sanidad de tu cuerpo, tu desempeño en el trabajo y las decisiones que tomas.
Dobla las rodillas de tu confesión sólo a Jesús. No la dobles ante tus propias palabras, a las
circunstancias, la opinión de otros, a lo que sucede en el mundo, o lo que dice el diablo. Rehúsate a decir
cosas que no son verdad según la Palabra de Dios, que es la autoridad final.
6.
“!Algunas personas están atrapadas por sus labios y amarradas por su lengua!”.
Billy Joe DAugherty.
COMBINANDO LA FE CON TUS PALABRAS.
Temamos, pues, no sea que permaneciendo aún la promesa de entrar en su reposo, alguno de
vosotros parezca no haberlo alcanzado. Porque también a nosotros se nos ha anunciado la buena
nueva como a ellos; pero no les aprovechó el oír la palabra, por no ir acompañada de fe en los que
la oyeron.
Hebreos 4:1-2
Las promesas de Dios no producirán resultados o provecho para ti a menos que combines la fe con ellas:
creyendo, declarando y actuando sobre la Palabra de Dios (ver 2 Corintios 4:13). Así como un niño imita
a su papá, nuestra fe debe seguir el modelo de fe de Dios.
¿Dónde conseguimos ese modelo de amor? De Dios, porque Él es amor. ¿El modelo de gozo? Del gozo
del Señor. ¿El modelo de fe? De Dios.
Jesús estaba caminando con sus doce discípulos desde Betania al Monte de los Olivos, camino a
Jerusalén, justo antes de que fuera crucificado. Él vio una higuera que debía tener frutos. Pero sólo tenía
hojas, porque las Escrituras dicen: “pues no era tiempo de higos” (Marcos 11:13).
Jesús señaló la higuera y dijo: “Nunca jamás coma nadie fruto de ti” (Marcos 11:14). Él siguió
caminando, se dirigió al templo y expulsó a las personas que estaban vendiendo y comprando,
pervirtiendo Su casa, que era casa de oración.
Al día siguiente, Jesús y Sus discípulos pasaron por la higuera que Él había maldecido y estaba seca
hasta las raíces. Pedro dijo: “Maestro, mira, la higuera que maldijiste se ha secado” (v. 21). Jesús le
dijo a Pedro y a los otros discípulos:
Tened fe en Dios. Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte: Quítate y
échate en el mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le
será hecho. Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os
vendrá.
Marcos 11:22-24 .
La fe llama a las cosas que no son como si fueran.
Tú vas a recibir lo que dices cuando crees que lo que dices va a suceder. Jesús demostró tener fe, luego
dijo: “Tengan este buen tipo de fe”. La fe de la que está hablando es el tipo de fe en la cual Dios llama
las cosas que no son como si fueran (Romanos 4:17).
Dios llamó a Abraham “padre de naciones” incluso antes de que Abraham tuviera un hijo. Abraham
tenía casi cien años y Sara tenía noventa. Abraham comenzó a decir: “No me llamen más Abram. Soy
Abraham, padre de naciones”. Él estaba llamando a las cosas que no eran como si fuesen.
Algunas personas se han dicho pobres por tanto tiempo que esto es algo entretejido profundamente en su
sistema de creencias. O se han llamado a ellos mismos enfermos. Comienza a decir: Yo tengo la
bendición del Señor. Yo tengo la sanidad del Señor. Yo soy redimido. Yo soy cabeza y no cola, estoy
por encima, no por debajo.
Lo que Dios dice es verdad. Algunas veces las personas dicen: “Vamos, dime la verdad, ¿cómo te está
yendo?” ¿Lo que el doctor dice es la verdad? ¿Lo que los periódicos dicen es la verdad? ¡De ninguna
manera! No importa lo que las personas digan, o cómo se vean las circunstancias. Esas cosas son todas
temporales, lo que significa ¡que pueden cambiar!.
2 Corintios 4:18 dice: “no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las
cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas”.
Si tú basas tu vida en las cosas que dices y que no están de acuerdo con la Palabra de Dios, es como si
estuvieras basando tu vida en el clima. Todos los días cambia. Nosotros no miramos las cosas que se
ven, sino que miramos las cosas que no se ven, porque las cosas que se ven son temporales, pero las
cosas que no se ven son eternas. El diagnóstico médico puede cambiar, pero la voluntad de Dios nunca
cambia. El índice Down Jones cambia continuamente, pero la Palabra de Dios nunca cambia.
¿Vas a creer en las cosas que ves más que en las cosas que no se ven? ¿Vas a confiar en lo temporal o en
lo eterno? Muchas veces, las mujeres van al salón de belleza para que les hagan un tratamiento que se
llama “permanente”. Todos los varones sabemos que eso no es algo “permanente”. ¡Es temporal!.
Cuando alguien te pregunte: “¿Cómo te sientes?” puedes responder con la verdad: Jesús llevó mi dolor
y cargó mis enfermedades. Por sus llagas fui sanado.
Se den cuenta o no, la mayoría de las personas han estado diciendo cosas que no son verdad. Ellos talvez
estén haciéndolo de acuerdo a lo que es visible, pero la verdad es eterna y no cambia. Siempre es la
misma. Lo importante es que creamos y hablemos lo que Dios dice. El espíritu de fe es creer y declarar
lo que Dios dice. Comenzó con Dios, luego con Noé, Abraham y David cuando se enfrentó al gigante
Goliat, luego con Daniel. Hebreos capítulo 11 nos da una lista de personas que creyeron y hablaron la
Palabra de Dios en medio de pruebas y dificultades.
La Biblia dice que tenemos el mismo espíritu de fe. Ahora, puede que no tengas el mismo llamado para
hacer lo que hizo David o lo que hizo Noé al construir un arca, pero Dios te ha llamado a hacer algo. Es
importante que ejercites el espíritu de fe. Tal vez estés consiguiendo el dinero para pagar tus estudios
universitarios; la provisión para que tu familia tenga comida, cobijo y transporte; consiguiendo el dinero
para ser entrenado para el ministerio y/o el campo misionero. Es importante que tú creas y hables la
Palabra de Dios.
Un ejemplo de fe en acción.
Lucas capítulo 1, versículos 26-38 nos da una demostración poderosa del espíritu de fe en la vida de
María. Veamos esta muestra de “fe en acción”:
Al sexto mes el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a
una virgen desposada con un varón que se llamaba José, de la casa de David; y el nombre de la
virgen era María. Y entrando el ángel en donde ella estaba, dijo: ¡Salve, muy favorecida! El Señor
es contigo; bendita tú entre las mujeres. Mas ella, cuando le vio, se turbó por sus palabras, y
pensaba qué salutación sería esta. Entonces el ángel le dijo: María, no temas, porque has hallado
gracia delante de Dios. Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su
nombre JESÚS. Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el
trono de David su padre; y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.
Entonces María dijo al ángel: ¿Cómo será esto? pues no conozco varón. Respondiendo el ángel, le
dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo
cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios. Y he aquí tu parienta Elisabet,
ella también ha concebido hijo en su vejez; y este es el sexto mes para ella, la que llamaban estéril;
porque nada hay imposible para Dios. Entonces María dijo: He aquí la sierva del Señor; hágase
conmigo conforme a tu palabra. Y el ángel se fue de su presencia.
El ángel vino a María con la Palabra de Dios y María se preguntó: “¿Cómo será esto?” En lo natural, ella
no entendió. ¿Cómo puede ser que tú camines en victoria? ¿Cómo puede ser que camines en salud?
¿Cómo puede ser que todos tus hijos sean salvos, llenos del Espíritu Santo y que sirvan a Dios? ¿Cómo
puede ser que estés libre de deudas y prosperes en cada área de tu vida? ¿Cómo puede ser que tú puedas
predicar a Cristo en todas las naciones de la tierra? ¿Cómo puede ser?.
Cuando María le preguntó al ángel: “¿Cómo será esto? pues no conozco varón” (Lucas 1:34), el ángel
dijo: “El Espíritu Santo vendrá sobre ti...” (versículo 35).
¿Qué pasa cuando comienzas a declarar la Palabra de Dios? El Espíritu Santo viene sobre ti y ejecuta esa
Palabra. Él hace que suceda. Él hace que la Palabra se convierta en carne y sea cumplida.
¿Cómo tomas una semilla —una promesa de la Palabra de Dios— y la ves convertirse en una cosecha?.
La Palabra de Dios es llamada la semilla incorruptible de la Palabra de Dios. ¿Cómo haces que se
interne en ti? ¿Cómo comenzó María para que una semilla pequeñita dentro de ella se convierta en el
Hijo de Dios? ¿Cómo la semilla de la Palabra se hizo carne? Si tienes una revelación de esto, verás que
lo que sucedió con María sucede cada vez que crees la Palabra de Dios. Tú estás dando a luz una parte
de la vida de Cristo en la tierra.
María era la única persona que pudo traer a Jesús de manera natural para que Él pudiera venir y redimir
la tierra. Cada vez que crees en el gozo del Señor y comienzas a confesarlo, el gozo crecerá dentro de ti,
y las personas verán a Jesús a través de Su gozo en ti.
El mismo principio es verdadero para la paz. A medida que confiesas la promesa de Juan 14:27, dentro
de ti estás concibiendo paz y ésta comienza a crecer. “La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy
como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo”.
A medida que crees y declaras la Palabra, ésta es plantada en el útero de tu fe. Así como el desarrollo
tiene lugar en un útero natural, en el útero de tu espíritu estás nutriendo paz y gozo, victoria y sanidad.
Sujétate rápido a las promesas que estás creyendo y confesando. No te rindas. Las promesas están
creciendo dentro de ti. A veces, las personas abortan sus promesas por medio de la incredulidad.
Puede haber creyentes incrédulos y miembros incrédulos en tu familia cuyas palabras han “apuñalado tu
corazón” y tus sueños han muerto. Tienes que sujetarte de esa palabra, protegerla, guardarla y declarar:
“yo voy a ver esto cumplirse”.
El momento en que María le dijo al ángel: “hágase conmigo conforme a tu palabra” (Lucas 1:38), ¡un
milagro ya estaba listo!.
Tú puedes salir y declarar desastres, calamidad, tragedia, carencia, pobreza, y enfermedad, y decir
“ninguno en mi familia ha logrado algo en su vida”. Puedes cavar una trampa con las palabras de tu boca
o puedes obtener una revelación de la Palabra de Dios y comenzar a decir: Yo estoy en una nueva
familia. Tengo una nueva línea de sangre. Mi Padre me ama y se preocupa por mí. Jesucristo me ha
redimido por Su sangre y he sido trasladado al Reino de Luz. Yo soy cabeza y no cola, estoy encima, no
por debajo. Soy una nueva creación. Todas las cosas viejas pasaron. Soy un hijo de Dios, un heredero de
Dios, y comparto herencia con Cristo Jesús.
Te levantarás o caerás al nivel de tu confesión. Puedes cambiar el curso de todo tu barco sosteniéndote
de las palabras de tu boca.
En Juan 6:28, los discípulos le preguntaron a Jesús: ¿Qué debemos hacer para poner en práctica las
obras de Dios? Jesús les dijo: Esta es la obra de Dios, que creáis en el que él ha enviado (v. 29).
Nuestra obra es creer las promesas de Dios, y Dios obrará esas promesas en nuestra vida.
Lo que confiesas, eso posees.
Sharon y yo llamamos a la paz y a la armonía para que moren en nuestro matrimonio. Muchas parejas
llaman a las disputas y al divorcio a sus matrimonios, bromeando y hablando de esas cosas y trayéndolas
a existencia. El miedo y la muerte son parte de las palabras dichas por muchas personas.
Charles Capps, un granjero de Arkansas, comenzó a entender la importancia de las palabras que salen de
nuestros labios. Él tenía algunos sembradíos que no estaban produciendo y Dios le dijo que hablara
sobre aquellos sembradíos: “Ustedes producirán”. Sus sembradíos comenzaron a producir una cosecha
más abundante que la de sus vecinos. ¿Por qué? Por el poder desatado a través de sus palabras.
Comienza a declarar sobre tus hijos: Mis hijos son enseñados por el Señor y son obedientes a Su
voluntad. Grande es su paz. (Isaías 54:13).
Comienza a decir: En mis sendas hay vida y no muerte. Este será el mejor día de mi vida. Algunas
personas se levantan y exclaman: “Qué macana, es lunes”. Puedes ser diferente a medida que comiences
a declarar y decretar lo que va a venir en tu camino.
Por mucho tiempo las personas han limitado esa verdad solamente al nuevo nacimiento. Pero este
principio opera con cada promesa en la Palabra de Dios en la que crees con tu corazón y declaras con tu
boca. La Palabra está cerca de ti, está en tu boca para ser declarada y en tu corazón para que creas.
Lo que confiesas, posees. Es como llamar al perro. En nuestro caso decimos: “Ven Freckels. Ven
Daisy”. Ellos vienen moviendo sus colas. Daisy tumba todo lo que está alrededor, algunas veces derriba
incluso a Freckles. Ella es una perra grande y de lo más divertida. Ella puede expresarse, pero lo más
divertido es ver cómo responden las personas.
Cuando sales al jardín y dices: “Ven, perrito” y el perrito no está en el jardín, estás llamando cosas que
no están como si estuvieran allí. Si la mayoría de nosotros hubiéramos sido Dios cuando en el inicio
todo era tinieblas en el universo, en lugar de decir “Hágase la luz”, hubiéramos mirado alrededor y
dicho: “Vaya, ¡qué oscuro está todo esto!” Tenemos que cambiar nuestra manera de pensar. Tenemos
que llamar a las cosas como Dios dijo que son.
Tienes que comenzar llamando a la prosperidad a tu casa, la salud a tu hogar, a tus hijos e hijas de vuelta
a tu casa. ¿Y qué respecto al gozo y a la victoria? ¿Por qué no vivir en gozo total? La Biblia dice que un
gozo eterno está sobre tu cabeza. Jesús dijo: “El gozo que yo les doy, nadie se los podrá quitar”. Gozo es
uno de los frutos del Espíritu mencionado en Gálatas capítulo 5. Lo consigues creyendo en tu corazón y
declarándolo con tu boca. Comienza a decir: El gozo del Señor es mi fortaleza. Yo llevo mis cargas
al Señor. Libérate de la amargura y el resentimiento y la falta de perdón, y conviértete en un hacedor de
la Palabra.
Hace algunos años, cuando el Centro de Entrenamiento Bíblico Rhema comenzó, Sharon y yo éramos
directores de jóvenes en la iglesia así que comenzamos a asistir. Nos hicimos amigos de una pareja
mayor quienes también asistían al instituto ese año. Dos de sus cuatro hijos se trasladaron a Tulsa desde
Florida con ellos, pero sus dos hijos mayores no. El hijo mayor vivía en las playas de Florida. Estaba
metido en alcohol, drogas e inmoralidad.
Cuando sus padres se trasladaron a Tulsa para asistir al instituto Rhema, Greg ya no tenía a nadie que
lave su ropa sucia y nadie que cocine en casa, por lo que finalmente decidió venir a Oklahoma. Llamó a
sus padres y les preguntó si podía ir y quedarse con ellos. En ese tiempo tenía diecinueve años. Ellos le
dijeron: “Sí, pero irás a la iglesia y alas reuniones de jóvenes”.
Greg asistía a la iglesia y a las reuniones de jóvenes, pero se salía, se burlaba y causaba problemas.
Muchas veces, se podía oler a tabaco o alcohol en su aliento.
Su padre y su madre tenían una noción de lo que les estoy hablando ahora: el poder de sus palabras.
Ellos leyeron Hechos 16:31: “Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa”. Ellos oraron
Marcos 11:24: “Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os
vendrá”. Ellos comenzaron a agradecer a Dios porque todos sus hijos eran salvos, bautizados con el
Espíritu Santo y servían al Señor.
Cada vez que Sharon y yo veíamos a la madre de Greg, ella nos preguntaba: “¿Verdad que Greg se porta
maravillosamente?”. Nosotros queríamos preguntarle: “¿Estás hablando del Greg que viene a nuestro
grupo juvenil?” Sharon y yo recién estábamos aprendiendo sobre el creer y confesar la Palabra de Dios
en ese momento de nuestras vidas. Pensábamos que la mamá de Greg estaba “fuera de foco”. Ella no se
movía por lo que veía, o por lo que oía. Ella seguía confesando la Palabra de Dios.
Hebreos 10:23 dice: “Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión, [o confesión] de nuestra
esperanza, porque fiel es el que prometió”.
Entonces, ¿por cuánto tiempo debemos confesar lo que Dios dice? ¿Qué tal para siempre? ¿Por cuánto
tiempo será verdadera la Palabra de Dios? ¡Para siempre! Esto no es algo que debemos probar durante
tres días para ver si funciona.
En Mateo 4:4 Jesús dijo: “No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca
de Dios”. Sharon y yo decidimos que caminaríamos por fe y viviríamos por la Palabra de Dios.
Una noche, teníamos una fiesta juvenil en nuestra casa luego del servicio en la iglesia. Greg sabía que
habría comida y chicas en la fiesta, así que vino. Él se sentó cerca de la puerta para poder salir
rápidamente si algo comenzaba a suceder. Estábamos teniendo una pequeña celebración nocturna y el
tenía seis cervezas en su auto esperando seguir celebrando después. Estábamos comiendo y todos
estaban hablando. Había jóvenes por toda la habitación.
De repente, un joven, que estaba sentado al lado de Greg, levantó su mano y pidió oración, entonces
todos los jóvenes fueron hacia él. Greg seguía comiendo. Yo estaba parada frente al joven que había
pedido oración. El Señor me dijo: “Pon tu mano sobre la rodilla de Greg y ora por él”. Puse mi mano
sobre su rodilla y dije: “En el nombre de Jesús”, y el poder de Dios lo golpeó como electricidad. Él hizo
caer su plato y comenzó a adorar y alabar a Dios con lágrimas inundando su rostro. Él confesó a Jesús
como su Salvador, fue bautizado en el Espíritu Santo y recibió un llamado al ministerio esa noche.
Desde ese día, asistió a la escuela bíblica y se convirtió en un pastor de jóvenes.
7.
“Tus palabras te enterrarán o te resucitarán. Ellas te llevarán a la cima o te colocarán debajo. El
tema de tus palabras en la Biblia no es un asunto aislado. ¡Es el núcleo mismo de la Palabra de
Dios!”.
Billy Joe DAugherty.
TU CONFESIÓN TRAERÁ POSESIÓN.
¿Alguna vez te han herido con palabras? ¿Alguna vez alguien te atravesó con sus palabras como con una
espada? ¿Alguna vez has sido atado por tus labios o has sido atrapado por tu lengua? ¿Alguna vez has
puesto tu pie en tu boca?.
En este momento estás viviendo en las palabras que has pronunciado hace algunos días. Estás
recogiendo la cosecha de las semillas de las palabras que dejaste salir de tus labios. Gálatas 6:7 dice:
“Todo lo que el hombre sembrare, eso también segará”.
2 Corintios 9:6-11 tiene algo que decir sobre el sembrar y cosechar:
Pero esto digo: El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra
generosamente, generosamente también segará. Cada uno dé como propuso en su corazón: no con
tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre. Y poderoso es Dios para hacer que
abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente,
abundéis para toda buena obra; como está escrito: Repartió, dio a los pobres; Su justicia
permanece para siempre. Y el que da semilla al que siembra, y pan al que come, proveerá y
multiplicará vuestra sementera, y aumentará los frutos de vuestra justicia, para que estéis
enriquecidos en todo para toda liberalidad, la cual produce por medio de nosotros acción de
gracias a Dios.
Tendemos a ver estos versículos solamente en términos financieros. Pero aquello que siembras en el
reino espiritual también volverá a ti en forma multiplicada. Si siembras las palabras correctas, comerás
el bien del fruto de tu boca (Proverbios 18:20-21).
Proverbios 6:2 dice: “Te has enlazado con las palabras de tu boca...”. Tú eres tomado cautivo por tus
propias palabras. Eres enlazado o liberado por las palabras que declaras. Tus palabras pueden liberar las
bendiciones de Dios o pueden liberar las maldiciones del enemigo. Es por eso que el diablo ha sembrado
tantas frases de miedo y muerte en el lenguaje humano.
Las personas hablan de que están “muertas de miedo”, “muriendo por llegar”, “mortalmente seguros”,
“temen que”. Si el diablo puede conseguir que la gente declare la ley del pecado y la muerte y el miedo,
entonces el pecado, la muerte y el miedo obrarán dentro de sus vidas.
Jesucristo nos ha hecho libres de la ley del pecado y de la muerte por la ley del Espíritu de vida que está
en Él. Hemos sido llamados a declarar palabras de vida, las cuales son palabras que están fundamentadas
en la Palabra de Dios.
Mateo 12:35 dice: “El hombre bueno, del buen tesoro del corazón saca buenas cosas; y el hombre
malo, del mal tesoro saca malas cosas”. En otras palabras, por tu boca sale lo que hay en tu corazón.
Las palabras de tu boca harán que tomes posesión de la tierra prometida, tal como Josué y Caleb, o harán
que mueras en el desierto como el resto de los israelitas mayores de veinte años. Tus palabras te
enterrarán o te resucitarán. Tus palabras te llevarán a lo más bajo o te pondrán sobre lo más alto. Las
palabras llenas de fe pueden cambiar tu vida. Tu boca tiene un poder impresionante.
Qué pasaría si comenzaras a declarar palabras llenas de fe cada día, tales como: Soy más que vencedor
en Cristo Jesús. Mayor es aquel que está en mi que el que está en el mundo. El Señor es mi pastor, nada
me faltará. Mi copa está rebosando. Jesús vino para que yo tenga vida y vida en abundancia. Este es mi
día de abundancia. Este es el día que hizo el Señor, me gozaré y regocijaré en él. El gozo del Señor es mi
fortaleza. Gracias, Señor, porque tus misericordias son eternas y son nuevas para mi cada mañana.
Re-direccionando tu vida con el timón de tu lengua.
Puedes re-direccionar tu vida mediante las palabras que hablas. El Nuevo Testamento explica esto
claramente en el libro de Santiago, como lo vimos anteriormente. Santiago dice que tu lengua es como el
freno en la boca de un caballo. A donde quiera que tú dirijas las riendas conectadas a ese freno de cinco
centímetros, todo el caballo irá.
Santiago también dice que tu lengua es como el timón que controla todo un barco. A cualquier dirección
que el capitán gire el timón, el barco entero girará. ¡Así también es tu lengua!.
A dondequiera que vaya tu lengua, esa será la dirección por la que irá tu vida.
Si sientes que estás navegando en aguas turbulentas, por qué no das la vuelta a tu barco comenzando a
declarar: Yo soy el bendecido del Señor. He sido sanado por el Señor. He sido liberado por el
Señor. Dios es mi paz. El es mi victoria, y Él es mi luz y mi salvación.
Jesús derrotó al diablo con palabras.
En Mateo 4:1-11 el diablo tentó a Jesús tres veces y Jesús venció las tentaciones con: “Escrito está” y
luego citando la promesa apropiada de la Palabra. Si el diablo vino a tentar tres veces a Jesús, ¿cuántas
veces crees que vendrá a ti? Si Jesús prevaleció sobre el diablo por las palabras de Su boca, ¿qué crees
que es lo que debes hacer para prevalecer sobre el diablo?.
La Biblia dice que Jesús se hizo hombre para damos un ejemplo que podamos seguir. Jesús fue tentado
en cada punto, al igual que nosotros somos tentados y Él utilizó la Palabra, ¡que está disponible para
todo creyente y que derrota al diablo!.
Mira, si Jesús hubiera tenido algo que tú y yo no tenemos, entonces Él no hubiera sido un ejemplo que
pudiéramos seguir. Él nos enseñó por la manera en la que vivió para que pudiéramos vivir de la misma
manera. Una de las razones por las que las personas son incapaces de vivir como Jesús es porque ellos
no estudian Su ejemplo con el propósito de seguirlo. Ellos leen Su historia y piensan: Oh, qué
maravilloso, ¡Jesús era impresionante!. Ellos no entienden que Él vivió de esa manera, caminó de esa
manera e hizo aquellas cosas para mostrarnos cómo vivir una vida victoriosa y abundante.
En la escuela dominical o en la escuela bíblica vacacional, cuando éramos niños, nos enseñaban a “ser
como Jesús”. Pero de alguna manera, cuando las personas crecen para ser adultos, ellos dicen “Tú no
puedes ser como Jesús”. ¿Qué pasó entre el tiempo de la escuela dominical y el tiempo en el que
crecieron? Se llama duda, incredulidad y desconfianza de la Palabra de Dios. Somos llamados a ser
como Jesús, sin importar nuestra edad. Y si Él tuvo que declarar la Palabra para resistir al diablo,
nosotros también. El diablo no se apartará de tu vida hasta que comiences a declarar la Palabra de
Dios.
Fíjate, Jesús no tuvo que citar al autor del los versículos. Él no dijo: “Y Moisés dijo” o “En el versículo
tal...” Él no tuvo que explicar el contexto geográfico o decir quién era el rey del lugar en esa época.
Si tú vas a declarar la Palabra de Dios con autoridad, tienes que creer que la Palabra de Dios es verdad,
que tiene poder y autoridad y que la puedes tomar tal como está en la Biblia y citarla como algo real.
¡Jesús escribió el libro! Él no explicó lo que venía antes del versículo y no explicó lo que venía después.
Él simplemente tomó la espada ¡y golpeó con fuerza! Cuando tienes fe en la Palabra de Dios, ésta tendrá
el mismo poder contra el diablo que tuvo en los días de Jesús sobre la tierra. Tienes que salir de la duda,
incredulidad y desconfianza acerca de la Palabra de Dios al hecho de que tú crees que la Palabra de Dios
tiene integridad. Lo que la Biblia dice es lo que Dios quiso decir. Tú puedes tomar cualquier promesa de
la Biblia y declararla en fe.
Usando la espada de la palabra.
¿Has estado orando: “Señor, quita al diablo de mi vida”? Dios te dio un arma contra el diablo y esta
arma es Su Palabra. Si tú no usas la espada de la Palabra, el diablo no va a ceder.
La espada del Espíritu, la cual es la Palabra de Dios, es la única pieza de la armadura identificada
específicamente como arma de ataque, pero también opera como arma de defensa.
Estoy hablando sobre cómo vencer la depresión del lunes por la mañana. Estoy hablando sobre cómo
derrotar la contienda en tu hogar (cuando los miembros de la familia discuten y pelean entre sí). Estoy
hablando sobre la manera de derrotar le enfermedad. ¡Son cosas reales! ¿Cómo vas a derrotar al miedo si
vives en un vecindario que está teniendo algunos problemas? ¿Qué vas a hacer a las 4:00 de la mañana
cuando escuchas aquel sonido desconcertante detrás de tu casa? ¿Qué es lo que vas a hacer cuando ves
el índice Down Jones subir y bajar? ¿Qué vas a hacer cuando un miembro importante del gobierno
revela su perverso estilo de vida? ¿Qué harás cuando lees en el periódico sobre bombas que han
explotado en diversas partes del mundo? Vas a hablar palabras de miedo o de fe, y tus palabras te
pondrán por encima o te pondrán por debajo de la situación. Ellas harán que la vida o la muerte vengan
sobre ti.
El salmista David dijo: “Sean gratos los dichos de mi boca y la meditación de mi corazón delante de
ti, oh Jehová, roca mía, y redentor mío” (Salmo 19:14). El también dijo en Salmo 141:3 “Pon guarda
a mi boca, oh Jehová; guarda la puerta de mis labios”.
Si vas a declarar fe, una de las cosas que debes comenzar a hacer es observar tus palabras. Las palabras
llenas de fe vienen de un corazón que está determinado a declararlas. ¡No es un ejercicio accidental!.
Algunas veces las personas dicen: “Sólo lo decimos en broma. No lo decimos en serio”. Bueno, ¿cómo
sabe tu corazón cuándo estás diciendo algo en serio? Si todos los días, durante todo el día, estás
hablando cosas que en realidad no las dices en :o; entonces cuando estés listo para hablarle al cáncer y
ordenarle que salga de tu cuerpo, o del cuerpo de tu hija o hijo, el cuerpo de tu esposa o de tu madre, en
ti no habrá fe. Has robado tu fe al estar hablando continuamente cosas en broma, con duda e
incredulidad.
Estoy hablando de un principio en tu estilo de vida que te enterrará o te resucitará, te llevará a la cima o
te pondrá por debajo. Este no es un tema aislado en la Biblia. Es el mismo corazón de ella.
Todo lo que Dios creó, lo hizo con palabras. Tú has sido hecho a Su imagen y semejanza. El planificó
que nosotros creemos nuestro mundo con palabras llenas de fe, siguiendo Su ejemplo. No me refiero a
crear otro Saturno, Uranio o Plutonio. ¡Estoy hablando del lugar donde vivimos! Tú puedes cambiar tu
mundo de un lugar de caos, confusión, enfermedad, derrota, pecado y fracaso en un lugar de luz,
victoria, santidad, justicia y verdad. Lo lograrás por las palabras de tu boca.
Si no has estado guardando tu lengua, esta no es una palabra para condenarte. Es una palabra para
ayudarte a cambiar la dirección de tu barco. Todas estas cosas están en la Biblia. Proverbios está lleno
de la revelación de cuán poderosa es nuestra lengua, pero si no nos llenamos de la Palabra, pereceremos
por falta de conocimiento (Oseas 4:6).
¡Colócate tu armadura!.
Dios tiene un buen plan para tu vida, pero el otro lado de la moneda es que, el diablo también tiene un
plan para tu vida y no es un plan bueno. Tú vas a tener que utilizar toda la armadura de Dios para resistir
el plan de Satanás.
¿Tu vida está sobre la roca o sobre la arena? Las inundaciones, los vientos, las tormentas de la vida
vendrán contra ambas casas, pero aquella cuyo fundamento está en la roca de la Palabra de Dios,
permanecerá firme mientras la tormenta azota. Ellos permanecerán de pie —levantando las manos y
exclamando la victoria— cuando la tormenta pase. Si tú estás anclado en el fundamento de la Palabra de
Dios, los planes del enemigo no te afectarán. ¡Aleluya!.
En Efesios, capítulo 6, Pablo hace mención de la armadura de Dios:
Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. Vestios de toda la
armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. Porque no
tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los
gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones
celestes.
Versículos 10-12.
Aquí está hablando de jerarquías. En el campo militar, hay generales, capitanes, coroneles y así hasta el
nivel más bajo. En la fuerza naval hay almirantes y otras jerarquías, hasta el nivel más bajo. Pablo está
describiendo principados, potestades y gobernantes de las tinieblas en lugares celestiales, esto quiere
decir que el diablo tiene espíritus demoníacos que operan en diferentes lugares.
Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo
acabado todo, estar firmes.
Versículo 13.
Tú puedes resistir los ataques del diablo al creer y declarar las promesas de Dios.
Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia, y
calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz. Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con
que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno.
Versículos 14-16.
El escudo de la fe es levantado por lo que crees y declaras. Tú no puedes levantar tu escudo de fe sin
hablar, y si tú sientes que los dardos de fuego del enemigo se clavan en tu espalda y en tu pecho y en tu
costado, ¡esto puede deberse a que tu escudo está en el piso! ¡Tal vez está en tu ropero o guardado en el
ático! El escudo de la fe se levanta mediante las palabras de tu boca: En el nombre de Jesús, yo soy la
justicia de Dios en Cristo y ningún arma levantada en contra mía prevalecerá. Yo he plantado mi semilla
y el diablo es rechazado. Así es como debes utilizar tu escudo de fe.
Si tu escudo de la fe no está activo, simplemente estás jugando peligrosos juegos religiosos. Estamos en
una guerra. No son los asuntos cotidianos. Es por esto que matrimonios, hogares, familias, cuerpos y
mentes están siendo lastimados. Es tiempo de recuperar lo que le diablo ha robado.
Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios; orando en
todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y
súplica por todos los santos.
Versículos 17-18.
Hebreos 4:12 dice: “Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de
dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los
pensamientos y las intenciones del corazón”.
La Palabra puede penetrar hasta dividir el centro mismo de tu ser, lo que estás pensando y lo que estás
creyendo, lo que es de Dios, lo que es de la carne y lo que es del diablo. ¡Algunas personas apenas
pueden distinguir la diferencia entre el día y la noche! Pero la Palabra de Dios puede hacer esa división y
dejarte saber cuando las personas están diciendo la verdad y cuando no están hablando verdad.
“La Palabra de Dios es... más cortante que toda espada de dos filos...”. La espada de dos filos fue un
invento que los romanos aprovecharon muy bien. Era una espada de dos pies y medio, afilada a los dos
lados con punta en el final. A cualquier dirección que el soldado blandía la espada, daba golpes
mortales.
Actualmente, es muy difícil hacer que las personas comprendan lo que es una espada de dos filos, así
que permíteme darte un ejemplo más moderno. Cuando los Estados Unidos lanzaron la bomba atómica
sobre Hiroshima y luego sobre Nagasaki, la guerra terminó. El asunto estaba liquidado. No hay arma que
pueda hacerle frente a una bomba atómica.
Cuando se inventó la espada de doble filo, los romanos pudieron conquistar el mundo entero. Nadie
pudo detener esa arma porque nadie tema armas como aquella.
La buena noticia para los cristianos es: tú ya tienes un arma que es más poderosa que el poder nuclear.
Esta arma puede destruir los lugares fuertes de Satanás. Esta arma puede entrar en el reino que está sobre
nuestra atmósfera y derribar principados malignos y potestades sobre naciones. La Palabra de Dios tiene
un poder impresionante.
Las dos palabras griegas utilizadas para la Palabra de Dios son logos y rhema. Logos significa la
Palabra escrita, y rhema significa la Palabra hablada. La “espada del Espíritu” en Efesios 6:17 se refiere
a la Palabra de Dios hablada.
No vas a derrotar al diablo hasta que la Palabra de Dios salga de tu boca. Tú puedes sostener tu Biblia en
alto y agitarla, pero eso no le molesta al diablo. La Biblia en un armario o los versículos bíblicos que has
leído hace diez años atrás no van a derrotar al diablo. ¡Es la Palabra de Dios saliendo de tus labios lo
que echará al diablo juera!.
Salmos 107:2 dice: “Díganlo los redimidos del Señor...”.
Es tiempo de comenzar a decir las cosas que Dios dice. La Palabra de Dios es verdad y permanece para
siempre en los cielos (Salmo 119:89). La Palabra, que es verdadera y eterna, cambiará aquello que es
falso y temporal.
Las circunstancias y situaciones en tu vida, así como tus sentimientos, son temporales. Ellos están
sujetos a cambio. Muchas personas han pasado toda su vida hablando sobre sus condiciones y
situaciones temporales como si éstas fueran la última verdad. Tal vez alguien lo ha etiquetado como un
bueno para nada, un perdedor, un fracaso, y esa persona ha vivido dentro de esas palabras. Luego, de
repente ¡la persona obtiene una revelación!. Soy precioso y valioso a los ojos de Dios. En Él soy más
que un vencedor sobre cualquier situación u obstáculo. Mayor es quien está en mi que el que está
en el mundo.
Tú tienes una elección. ¿Vas a creer lo que alguien dice acerca de ti o vas a creer lo que Dios dice acerca
de ti?.
Las personas que han vivido toda su vida atadas por sentimientos de inferioridad e incapacidad pueden
ser liberadas una vez que escuchen, crean, declaren y actúen sobre la Palabra de Dios. El escudo de la fe
detendrá cualquier dardo del maligno. La espada del Espíritu echará al diablo fuera.
El diablo trató de hacer caer a Jesús presumiendo sobre la gracia de Dios. Cuando estás confesando la
Palabra de Dios, no significa que puedas hacer cosas estúpidas como saltar desde lo más alto de un
edificio diciendo “Dios enviará a sus ángeles para que me sostengan”. Eso fue lo que el diablo quiso que
Jesús haga, pero Jesús vio a través de su engaño. La Palabra de Dios obrará, pero eso no significa que
levantes serpientes venenosas o tomes una pistola cargada, la pongas en tu cabeza y oprimas el gatillo.
No presumas de la gracia de Dios haciendo cosas tontas.
La confesión de Salmo 23.
Salmo 23 es una de las más grandes confesiones de toda la Biblia. Si no tienes otra confesión que hacer,
la confesión de este salmo cambiará el curso de tu barco:
Jehová es mi pastor; nada me faltará. En lugares de delicados pastos me hará descansar; junto a
aguas de reposo me pastoreará. Confortará mi alma; me guiará por sendas de justicia por amor
de su nombre. Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú
estarás conmigo; tu vara y tu cayado me infundirán aliento. Aderezas mesa delante de mí en
presencia de mis angustiadores; unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando. Ciertamente
el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, y en la casa de Jehová moraré por
largos días.
8.
“lo que dices vendrá a tu camino. Las palabras que siembras van a crecer. Lo que declaras liberas.
Los ángeles vienen en respuesta a la Palabra de Dios que ha salido de tu boca”.
Billy Joe Daugherty.
FORMANDO TU MUNDO CON LA PALABRA DE DIOS.
Por la fe entendemos que el universo fue formado por la palabra de Dios, de modo que lo visible
no provino de lo que se ve.
Hebreos 11:3.
Este versículo dice que fue a través de la fe que los mundos fueron creados o formados y traídos a
existencia. Ellos fueron creados por las palabras que salieron de la boca de Dios, Cuando Dios habló, se
liberó el poder que hizo existir las cosas que Él declaró.
Tu fe, o lo que no se ve, puede traer cosas al reino visible de tu vida. Tu fe está en tu corazón y es
liberada a través de tus palabras. Por lo que tu fe, al igual que Dios, puede traer lo que no se ve a la
esfera de lo visible.
Dios llamó las cosas que no eran como si fuesen. ¿Qué quieres en tu vida? Comienza a llamarlo. ¿Qué es
lo que deseas? ¿Qué es lo que Dios te está diciendo? Es tiempo de declararlo.
Ahora piensa en un pintor. Él toma un pincel y comienza a pintar un hermoso paisaje sobre el lienzo. Un
montador pondrá un marco alrededor del cuadro. Lo que estaba sólo en la mente o el corazón del artista
y del montador es ahora un hermoso cuadro listo para colgar de una pared.
Dios obra de la misma manera. Él vio las tinieblas y el caos y El habló y formó exactamente lo que
estaba en Su corazón. Nosotros tenemos una tierra hermosa, con áreas verdes, cielos azules, océanos,
ríos, montañas y valles. Primero estaban en el corazón de Dios, luego Él habló y todo existió.
Tú puedes formar tu mundo.
Ahora, ésta es la cosa más importante que debes entender. Tú puedes formar tu mundo —tu matrimonio
y familia— con la Palabra de Dios, de la misma manera que Dios formó Su mundo, con las palabras de
Su boca. No necesitas crear otro Saturno, Urano, Neptuno o Júpiter, pero hay algunas pequeñas órbitas,
algunos pequeños planetas, girando alrededor de tu vida llamados tu mente, tu trabajo, tus estudios y tu
cuerpo. Tu pequeño mundo puede ser pintado y enmarcado y creado de la manera en que Dios quiere
que sea. Esto es hecho por el poder de la fe: la Palabra de Dios que es creída en tu corazón y declarada
por tus labios.
Si hay algo en tu vida que no está bien y tú quieres cambiarlo, ¿cómo lo vas a hacer? Si tu vida se ve
oscura, nula, vacía y caótica, ¿cómo vas a hacer un hermoso cuadro? Si tu pequeño universo, tu hogar, tu
familia no es sino un torbellino de problemas y lucha, nunca puedes pagar tus cuentas, siempre hay
enfermedades, puedes cambiar esa situación.
¿Te gustaría tener un mundo donde todas tus cuentas están pagadas, tu familia está caminando en salud,
tienen paz y armonía en tu hogar y tu casa está llena de la gloria de Dios? Tú puedes cambiar tu mundo
y formarlo a través de la Palabra de Dios; creyendo en tu corazón, declarándolo con tu boca, y
volviéndote un hacedor de Su Palabra.
Jesús: nuestro ejemplo sobre cómo formar nuestro mundo.
En Marcos, capítulo 11, Jesús demostró Su fe cuando maldijo a la higuera. Luego, se dio vuelta hacia
Sus discípulos y les dijo:
Tened fe en Dios. Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte: Quítate y
échate en el mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le
será hecho. Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os
vendrá. Y cuando estéis orando, perdonad, si tenéis algo contra alguno, para que también vuestro
Padre que está en los cielos os perdone a vosotros vuestras ofensas. Porque si vosotros no
perdonáis, tampoco vuestro Padre que está en los cielos os perdonará vuestras ofensas.
Marcos 11:22-26.
Cuando Jesús y Sus discípulos estaban saliendo de Jericó, el ciego Bartimeo estaba mendigando sentado
junto al camino. Las escrituras dicen que Bartimeo: “comenzó a dar voces y a decir: ¡Jesús, Hijo de
David, ten misericordia de mí!” (Marcos 10:47). Cuando las personas le dijeron que se callara, el ciego
Bartimeo: “clamaba mucho más: ¡Hijo de David, ten misericordia de mí!”. (v. 48).
El ciego Bartimeo logró llamar la atención de Jesús.
Las escrituras dicen: “Jesús, deteniéndose, mandó llamarle; y llamaron al ciego, diciéndole: Ten
confianza; levántate, te llama”. (v. 49).
La Biblia nos dice que Bartimeo arrojó su capa, se levantó y se acercó a Jesús.
Tú no arrojas tu ropa de mendigo cuando estás ciego a menos que no quieras mendigar nunca más. Él
arrojó su capa y vino a Jesús; Jesús le dijo: “¿Qué quieres que te haga?” Bartimeo respondió:
“Maestro, que recobre la vista” (v. 51). Jesús le dijo: “Vete, tu fe te ha salvado. Y en seguida
recobró la vista, y seguía a Jesús en el camino”. (Marcos 10:52).
Bartimeo no pasó quince minutos describiendo sus problemas. Háblale a la montaña sin dudas o
desconfianza. Si realmente crees algo, lo vas a confesar porque “de la abundancia del corazón habla
la boca” (Mateo 12:34). La boca revela lo que está en el corazón. Ambos están conectados. Uno revela
al otro. Vas a tener lo que dices cuando creas que aquello que dices sucederá.
¿Qué si Jesús se te hubiera aparecido para decirte: “Desde ahora en adelante, cualquier cosa que digas va
a suceder”? ¡Eso hubiera cambiado tu vida! ¡Él ya lo dijo! Puede ser que estás esperando que eso
suceda, cuando Él lo dijo ya hace 2000 años.
Si tú estas creyendo y declarando: “Yo soy bendecido” y estás caminando en obediencia a la Palabra de
Dios, entonces Sus bendiciones te sobrecogerán. Si tu estás diciendo: “Jesús, tu eres el Señor de mi
vida” y tus acciones son acordes a esa declaración, entonces Su señorío gobernará en tu vida.
¿Qué hace que una persona crea con su corazón? Esto se basa sobre la Palabra de Dios y en declarar lo
que Dios ya ha hablado. Allí es donde está el poder. Podemos basar nuestras vidas en Su Palabra,
creerlas, recibirlas, declararlas y vivir por ellas.
Si alguien te dice: “Ahora, quiero que me digas la verdad” tú tienes que establecer ¿Qué es verdad? ¿Es
verdad lo que sientes? ¿Es lo que ves? ¿Es lo que dice el noticiero de las siete? Juan 17:17 dice: “tu
palabra es verdad” Romanos 3:4 dice, “sea Dios veraz, y todo hombre mentiroso...”.
Muchas personas hablan sobre tener un mal día. En lugar de decir “mal día” comienza a decir: Este es
un día de victoria para mí. El bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida. Señor,
Tú eres mi Pastor, nada me faltará. Gracias porque te has hecho sabiduría en mí. Yo tengo la
mente de Cristo. Soy bendición yendo y viniendo. ¡Este es el mejor día de mi vida!.
Tú no puedes subestimar la importancia de guardar las palabras que salen de tu boca como un principio
de vida, no sólo como algo de una sola vez o el remedio para una crisis.
Lo que dices va a venir a tu camino. Las semillas de tus palabras van a crecer. Lo que hablas, liberas.
Jesús dijo: “Todo lo que atéis en la tierra, será atado en el cielo; y todo lo que desatéis en la tierra,
será desatado en el cielo” (Mateo 18:18). Él está hablando acerca de tus palabras.
Los ángeles responden a la palabra hablada.
Hay una batalla teniendo lugar en los reinos invisibles alrededor de nosotros, y los ángeles vienen por
las palabras que decimos y que están alineadas con la Palabra de Dios.
Hebreos 1:14 dice que los ángeles son espíritus ministradores, enviados para ministrar a los herederos de
la salvación. “Espíritus ministradores” significa siervos. Eso significa que los ángeles de Dios son tus
siervos. Tú eres siervo de Dios de la misma manera en que eres hijo o hija de Dios. Dios ha encargado a
Sus ángeles para servir a quienes están haciendo Su obra en la tierra. Como Su hijo, Él ha comisionado a
los ángeles para que te sirvan, te guíen, te ayuden y te liberen.
Salmo 103:20 dice: “Bendigan al SEÑOR, ustedes Sus ángeles, poderosos en fortaleza, que ejecutan
Su mandato, obedeciendo la voz de Su Palabra”. Cuando declaras la Palabra de Dios, los ángeles
vienen a cumplir esas palabras. Cuando llamas las cosas que no son como si fueran, Dios comienza a
disponer las situaciones para que sucedan y causen que aquella Palabra se cumpla.
Nosotros creamos nuestras circunstancias con la Palabra de Dios.
Cuando comenzamos a pastorear en Tulsa, en dos años crecimos de unas 300 personas a
aproximadamente 2000. Teníamos que hacer seis servicios dominicales: 8:00; 9:30; 11:00; 1:00; 5:00 y
7:00.
Deuteronomio 6:10-11 dice:
“Cuando Jehová tu Dios te haya introducido en la tierra que juró a tus padres Abraham, Isaac y
Jacob que te daría, en ciudades grandes y buenas que tú no edificaste, y casas llenas de todo bien,
que tú no llenaste, y cisternas cavadas que tú no cavaste, viñas y olivares que no plantaste...”.
A medida que leía aquello, dije: “Señor, yo soy la simiente de Abraham y tengo una necesidad”.
Nos habíamos trasladado a una antigua tienda de autos remodelada. Ésta se llenó de inmediato y tuvimos
que trasladamos a una carpa. Cuando terminaba el otoño, tuvimos que volver al anterior edificio por
causa del clima. Terminamos pidiéndoles a las personas que ya no entraran al edificio para no violar los
reglamentos sobre cantidad máxima de personas en un lugar.
Un domingo, alguien trajo a un pariente no convertido a uno de nuestros servicios. Todos los asientos
estaban ocupados y ellos estaban casi en la puerta del edificio. Esa fue una de esas experiencias
dolorosas hasta las entrañas, y perecía que no había una solución a ese dilema. Estábamos en una caja.
Habíamos escuchado que puedes girar el curso de tu barco con las palabras de tu boca. Tú puedes salir
del pozo si comienzas a declarar en fe (la Palabra de Dios) y llamas las cosas que no son como si fuesen.
Yo dije: “Padre, yo oro en el nombre de Jesús por edificios más grandes de los que ahora tenemos para
que puedan entrar todas las personas y un estacionamiento más grande de lo que necesitamos también”.
Desde ese momento, cada vez que comenzaba a preocuparme o atormentarme al respecto, decía: “Padre,
te agradezco porque nos has dado edificios que no construimos y estacionamientos que no
pavimentamos”.
Ahora, las reuniones dominicales las hacemos en un hermoso edificio que nosotros nó construimos,
rodeados de un estacionamiento que no pavimentamos. Nuestras reuniones tienen lugar en el Centro
Mabee en el campus de la Universidad Oral Roberts.
Entonces empezamos a confesar: “Señor, te agradecemos por la tierra que compraremos con dinero en
efectivo y por las instalaciones que construiremos con dinero en efectivo”. Actualmente, ese edificio
está ubicado al frente del campus de la Universidad Oral Roberts con salones de clase, gimnasio y
auditorio. Ahora realizamos las reuniones en este edificio y en el Centro Mabee.
El mismo principio se aplicó con el edificio del Instituto Bíblico Victory. El edificio que fue la base
mundial de T.L. y Daisy Osborn fue donado a Victory por los Osboms. Es una instalación de 108.000
pies cuadrados.
Tas palabras tienen un poder impresionante.
Lo que te estoy diciendo no es algo que vas a confesar hoy y poseerlo mañana. Estoy hablando sobre
enmarcar tu vida y la vida de tus hijos y otras personas con la Palabra de Dios convirtiéndose en un
estilo de vida.
Comó verás, tus palabras tienen un poder admirable. Ellas pueden hacer que dentro de ti comiencen a
crecer cosas para que las nutras y creas en ellas. Puede que hayas sido un adicto a las drogas, un
alcohólico, o tal vez has sido bombardeado en algún área de tu vida, pero ahora eres perdonado,
redimido y liberado. Comienza a decir lo que Dios dice acerca de ti.
Si hay pobreza en tu familia y tú creciste diciendo: “Nunca vamos a tener lo suficiente. Nadie de nuestra
familia ni siquiera fue a la universidad”, puedes seguir viviendo en esa caja si lo deseas. Pero la buena
noticia es si quieres, puedes salir de esa caja. Jesús puede sacarte de cualquier lugar en el que te
encuentras encerrado. La llave de tu libertad es el agarrarte fuerte de la Palabra de Dios y comenzar a
creer y declararla, y alinear tu estilo de vida en ésta.
El centurión entendió el poder de la palabra hablada.
En Mateo, capítulo 8, un centurión vino a Jesús buscando sanidad para uno de sus siervos. Él dijo:
“Señor, mi criado está postrado en casa, paralítico, gravemente atormentado” (v. 6). Jesús le dijo:
“Yo iré y le sanaré” (v. 7). El centurión respondió: “Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo;
solamente di la palabra, y mi criado sanará” (v. 8). Era el turno de Jesús para exclamar: “¡ Wow!” La
Biblia dice que Jesús se maravilló.
Jesús no le dijo: “Escucha, tu fe es muy extremista. Te estás sobrepasando y estás forzando el mensaje
que estoy tratando de dar. Te has metido en algo muy profundo, junto con el resto de esos carismáticos”.
¡De ninguna manera! Jesús colocó al centurión sobre un pedestal eterno y dijo: “De cierto os digo, que
ni aun en Israel he hallado tanta fe” (v. 10).
No estamos hablando cosas de jardín infantil. Estamos hablando acerca de la fe que puede mover las
montañas en tu vida. ¿Te gustaría elevarte a ese nivel? ¿Cómo lo consiguió el centurión? Él entendió la
autoridad de la Palabra hablada: “Porque también yo soy hombre bajo autoridad, y tengo bajo mis
órdenes soldados; y digo a éste: Ve, y va; y al otro: Ven, y viene; y a mi siervo: Haz esto, y lo hace”
(v. 9). El entendió que la Palabra de Jesús terna poder cuando era hablada, y la virtud sanadora de Jesús
podría sanar a alguien aunque esté muchos kilómetros lejos.
Jesús nos está diciendo a ti y a mi: “Tú tienes Mi Palabra. Habla solamente Mi Palabra y los ángeles
harán todo para cumplirla a tu favor”.
Jesús le dijo al centurión: “Ve, y como creiste, te sea hecho. Y su criado fue sanado en aquella misma
hora” (v. 13).
Los tres muchachos hebreos que vivían de acuerdo a la Palabra de Dios.
Piensa en los tres muchachos hebreos quienes estuvieron de pie delante de Nabucodonosor. Leamos lo
que ocurrió en Daniel 3:14-28:
Habló Nabucodonosor y les dijo: ¿Es verdad, Sadrac, Mesac y Abed-nego, que vosotros no honráis
a mi dios, ni adoráis la estatua de oro que he levantado? Ahora, pues, ¿estáis dispuestos para que
al oír el son de la bocina, de la flauta, del tamboril, del arpa, del salterio, de la zampoña y de todo
instrumento de música, os postréis y adoréis la estatua que he hecho? Porque si no la adorareis, en
la misma hora seréis echados en medio de un horno de fuego ardiendo; ¿y qué dios será aquel que
os libre de mis manos? Sadrac, Mesac y Abed-nego respondieron al rey Nabucodonosor, diciendo
[pon atención a sus palabras]: No es necesario que te respondamos sobre este asunto. He aquí
nuestro Dios a quien servimos puede librarnos del horno de fuego ardiendo; y de tu mano, oh rey,
nos librará. Y si no, sepas, oh rey, que no serviremos a tus dioses, ni tampoco adoraremos la
estatua que has levantado. Entonces Nabucodonosor se llenó de ira, y se demudó el aspecto de su
rostro contra Sadrac, Mesac y Abed- nego, y ordenó que el horno se calentase siete veces más de lo
acostumbrado. Y mandó a hombres muy vigorosos que tenía en su ejército, que atasen a Sadrac,
Mesac y Abed-nego, para echarlos en el horno de fuego ardiendo. Entonces estos varones fueron
atados con sus mantos, sus calzas, sus turbantes y sus vestidos, y fueron echados dentro del horno
de fuego ardiendo. Y como la orden del rey era apremiante, y lo habían calentado mucho, la llama
del fuego mató a aquellos que habían alzado a Sadrac, Mesac y Ábed-nego. Y estos tres varones,
Sadrac, Mesac y Abed-nego, cayeron atados dentro del horno de fuego ardiendo. Entonces el rey
Nabucodonosor se espantó, y se levantó apresuradamente y dijo a los de su consejo: ¿No echaron a
tres varones atados dentro del fuego? Ellos respondieron al rey: Es verdad, oh rey. Y él dijo: He
aquí yo veo cuatro varones sueltos, que se pasean en medio del fuego sin sufrir ningún daño; y el
aspecto del cuarto es semejante a hijo de los dioses. Entonces Nabucodonosor se acercó a la puerta
del horno de fuego ardiendo, y dijo: Sadrac, Mesac y Abed-nego, siervos del Dios Altísimo, salid y
venid. Entonces Sadrac, Mesac y Abed-nego salieron de en medio del fuego. Y se juntaron los
sátrapas, los gobernadores, los capitanes y los consejeros del rey, para mirar a estos varones, cómo
el fuego no había tenido poder alguno sobre sus cuerpos, ni aun el cabello de sus cabezas se había
quemado; sus ropas estaban intactas, y ni siquiera olor de fuego tenían. Entonces Nabucodonosor
dijo: Bendito sea el Dios de ellos, de Sadrac, Mesac y Abed-nego, que envió su ángel y libró a sus
siervos que confiaron en él, y que no cumplieron el edicto del rey, y entregaron sus cuerpos antes
que servir y adorar a otro dios que su Dios”.
Estos tres muchachos hebreos fueron lanzados al fuego, pero Dios estuvo en el fuego con ellos. Dios
respondió a sus palabras. Ellos dijeron: “Nuestro Dios a quien servimos puede librarnos del horno de
fuego ardiendo; y de tu mano, oh rey, nos librará”. (Daniel 3:17). Ellos lo declararon y sucedió.
¡Habla lo que Dios dice!.
Josué 1:8 dice:
Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para
que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu
camino, y todo te saldrá bien.
Si tú pones la Palabra en tu boca, vas a ser capaz de hacer conforme a lo que está escrito en ella. Muchas
personas dicen: “Bueno, una vez que lo logre, podré declararlo”. Eso es como decirle a un caballo
“Cuando te des la vuelta en otra dirección, recién voy a mover las riendas”. O como decirle a un barco:
“Cuando gires, recién voy a mover el timón”.
Tú mueves las riendas primero, luego el caballo da la vuelta. Tú mueves el timón, entonces el barco gira.
Lo mismo pasa con tu boca. Haces que tu boca vaya en la dirección correcta, entonces puedes hacer la
Palabra de Dios y ver la manifestación de las promesas de Dios en tu vida.
Es mi oración que tú estés apoderándote de este principio y lo conviertas en un estilo de vida, creer y
declarar la Palabra de Dios en lugar de hablar sobre las circunstancias y los desafíos.
Cuando sujetas firmemente las riendas de tu boca y comienzas a decir lo que Dios dice acerca de ti, tu
cuerpo cambiará de dirección y dejará la basura: drogas, alcohol, inmoralidad, impureza, falta de
control, irritación u otras cosas, en el cesto de basura detrás de ti. Tus mejores días están por venir.
ORACIÓN PERSONAL DE COMPROMISO.
Padre, ahora me doy cuenta de que puedo entregarte a Ti el miembro más indomable de mi cuerpo, mi
lengua. Yo debo rendir mi vida al señorío de Tu Hijo, Jesucristo.
Yo creo que Jesús fue crucificado, sepultado y resucitó, y por esa Su victoria en la cruz, Él pagó con Su
sangre el precio completo por mis pecados, enfermedades, pobreza y muerte espiritual. Yo renuncio a
toda obra de las tinieblas y te acepto Jesús, como mi Señor y Salvador personal.
Gracias por bautizarme con tu Espíritu Santo, Señor, equipándome para ser un valiente testigo tuyo y
vivir una vida de triunfo y victoria.
Sujeto mi lengua bajo el control y la obra del Espíritu Santo, Señor, por lo que declararé:
Vida en lugar de muerte;
Prosperidad, en lugar de pobreza y necesidad;
Libertad en lugar de ataduras;
Edificación en lugar de chisme, difamación y malicia;
Salud en lugar de enfermedad;
Plenitud en lugar de quebrantamiento;
Comodidad en lugar de amargura y arrepentimiento;
Fe en lugar de miedo;
Confianza en lugar de inferioridad;
Aceptación en lugar de condenación;
Victoria en lugar de denota; y
Excelencia en lugar de mediocridad.
Con el poder de mi lengua para dar vida, voy a crear una atmósfera que me conducirá a obedecer el
destino que Tú has preparado para mí así como disfrutar la herencia que Tú has provisto para mí.
Gracias por mi nueva vida, Señor Jesús, para que pueda hacer una diferencia en esta tierra para Tu
Reino.
(Firma):
(Fecha):
ACERCA DEL AUTOR.
Billy Joe Daugherty es el pastor del Centro Cristiano Victory, en Tulsa, Oklahoma. El alcance actual de
su ministerio incluye programas diarios de ministración por radio y televisión; y cruzadas llevadas a
cabo en otras ciudades y naciones.
El Centro Cristiano Victory, fundado en 1981, dirige la Escuela Cristiana Victory, el Instituto Bíblico
Victory y el Centro de Entrenamiento de Misiones Mundiales. Con una visión internacional para
alcanzar el mundo para Jesucristo, el Centro Cristiano Victory ha establecido iglesias e institutos
bíblicos en muchos países.
Billy Joe es autor de muchos libros incluyendo; Cuando la Vida te Juega Sucio, Guiados por el Espíritu,
Esta nueva vida, Principios de oración, Viviendo en la abundancia de Dios, Rompiendo las cadenas y El
cielo está a Sus pies.
Billy Joe y su esposa Sharon, ministran como equipo el poder sanador, salvador y liberador de Dios.
Tienen cuatro hijos quienes trabajan junto a ellos en el ministerio.
Para mas información de otros materiales de este autor, contáctese con:
Ministerio Cristo Nación.
Av. América #155, entre Libertador Bolívar y Tarija.
Teléfonos: (591) 4-4280801 y 4280803.
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