Lunes 10 de Octubre Semana 28 del tiempo ordinario

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Lunes 10 de Octubre
Semana 28 del tiempo ordinario
Lucas 11, 29-32
No hay otro signo que la simplicidad y la fuerza de la Palabra
Habiéndose reunido la gente, comenzó a decir: «Esta generación es una generación
malvada; pide una señal, y no se le dará otra señal que la señal de Jonás. Porque, así como
Jonás fue señal para los ninivitas, así lo será el Hijo del hombre para esta generación. La
reina del Mediodía se levantará en el Juicio con los hombres de esta generación y los
condenará: porque ella vino de los confines de la tierra a oír la sabiduría de Salomón, y
aquí hay algo más que Salomón. Los ninivitas se levantarán en el Juicio con esta
generación y la condenarán; porque ellos se convirtieron por la predicación de Jonás, y
aquí hay algo más que Jonás. »
Nos encontramos hoy con la segunda disputa entre Jesús y sus adversarios, la primera ya la
habíamos visto el viernes pasado. Esta vez la identidad de los adversarios de Jesús es más
clara: es un personaje colectivo a quien califica de “generación malvada” (11,29ª).
La disputa es suscitada por una petición que le han hecho a Jesús y que estaba en el texto del
viernes pasado: “Otros, para ponerle a prueba, le pedían una señal del cielo” (11,16); esta
petición todavía estaba pendiente por responder. Es claro que “una señal del cielo” es una
obra poderosa y contundente, en la cual no queda ninguna ambigüedad de que la está
realizando el mismísimo Dios.
¿Cómo responde Jesús?
Jesús dice: “No se dará otra señal que la señal de Jonás” (11,19b). Esta señal se refiere a la
predicación del profeta (atención: no la confundamos con la versión de Mateo, para quien la
aventura de Jonás es un ejemplo la resurrección futura de Jesús). El énfasis está en la
predicación de la Palabra de Dios. No hay signos extraordinarios sino la simplicidad y el
poder de la predicación de Jesús, a ella es que hay que remitirse.
Para mostrar la grandeza de su Palabra, Jesús alude a dos personajes conocidos en las
historias del Antiguo Testamento:
1. El episodio del rey Salomón. Este rey fue considerado el gran sabio de Israel, sin embargo
quien más lo valoró como tal fue una extranjera, la reina de Saba [la “malkat sheba” de 1
Reyes 10,1, cuyo reino se hallaba probablemente en la región en que hoy se encuentra
Yemen]. Salomón era tan grande como sabio que su fama a nivel internacional atrajo a esta
peregrina.
2. El episodio de Jonás en Nínive. Este profeta, el profeta rebelde, evangelizó la ciudad
pagana de Nínive y contra sus pronósticos, se encontró con que la ciudad pagana le creyó
inmediatamente y dio pruebas de conversión. El mismo Jonás se queda sorprendido no sólo
con la gente sino con la magnificencia de Dios que quiere salvar y extender su misericordia
a los paganos (Jonás 4,1-2).
Con estas comparaciones Jesús interpela a su auditorio para que:
1. Descubra su grandeza. Jesús dice:
-
“Aquí hay algo más que Salomón” (11,31c). La sabiduría de Jesús no tiene
comparación (ver Lc 7,35).
“Aquí hay algo más que Jonás” (11,32c). Ciertamente es un profeta como nunca antes
visto (ver Lc 7,16; 24,19).
2. En consecuencia, escuche con atención su Palabra. Si la reina del sur, aún sin ser hebrea,
tuvo el coraje de ponerse a la “escucha” de Salomón, cuánto más habrá que hacerlo con Jesús.
¡Jesús es el mayor de todos los predicadores! (ver las multitudes que atraía en Lc 4,42; 5,1;
6,17; 8,4; 9,37; 12,1; 14,25; 18,36; 19,48).
3. Y la escucha de la Palabra los lleve a la conversión (como los ninivitas obedecieron a
Jonás). Si el pueblo ninivita no tuvo reparo en escuchar al profeta tembloroso Jonás y, sobre
todo le hizo caso, llegando a convertirse (11,32b), cuánto más habrá que tomar en serio la
palabra de Jesús y convertirse.
Tres pasos son claros: (1) reconocer la grandeza de Jesús, (2) escucharlo y (3) convertirse.
Con estos dos casos concretos, Jesús anuncia un juicio: “La reina del sur se levantará en
juicio con los hombres de esta generación” (11,31a), “los ninivitas se levantarán en juicio
con esta generación y la condenarán” (11,32b). En este contexto se entiende la respuesta de
Jesús a aquellos que lo desafían pidiéndole una señal: cuando Jesús aparezca en el Juicio
final como el Hijo del hombre (ver 11,30b), entonces esta generación incrédula tendrá que
reconocer su error por no haber escuchado a Jesús, un predicador incomparablemente
superior a Jonás.
Cultivemos la semilla de la Palabra en el corazón:
1. Según Lucas, ¿Cuál es la señal de Jonás? ¿Cuál es la señal de Jesús?
2. ¿Qué pasos debo dar cada vez que escucho una predicación?
3. ¿En mi contexto comunitario y pastoral, cuáles son los nuevos ninivitas y las nuevas reinas
de Saba, que nos dan ejemplo de conversión sin ponerle tantas resistencias a Dios? ¿A qué
me desafían estos hermanos?
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