El Vaticano abre su archivo secreto

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CULTURA
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El Vaticano abre su archivo secreto
A partir del miércoles se exhiben en los Museos Capitolinos de Roma cien legendarios
documentos nunca vistos
ÁNGEL GÓMEZ FUENTES / CORRESPONSAL EN ROMA
Día 27/02/2012
ARCHIVO VATICANO
El Archivo Vaticano cuenta con 85 kilómetros de estanterías
Por primera vez, el Archivo Secreto Vaticano, creado en el 1612 por Pablo V Borghese, expone sus tesoros nunca
vistos. Objeto durante siglos de fantasías, al estilo Dan Brown y sus «Ángeles y demonios», el archivo de los Papas
ha estado considerado siempre en el imaginario colectivo como el más secreto e inaccesible de los archivos. Ahora,
pergaminos, manuscritos, códigos y cartas, en total 100 documentos legendarios, seleccionados
entre millones que el Vaticano ha guardado celosamente durante siglos, serán mostrados en los Museos
Capitolinos de Roma, desde el miércoles hasta el 9 de septiembre.
Titulada «Lux in Arcana», la exposición quiere subrayar la luz que se filtra en los recovecos del archivo. El objetivo
es contar en qué consiste y cómo funciona el Archivo Vaticano, a los 400 años de su fundación. La elección de los
Museos Capitolinos, fundados en 1471 cuando el Papa Sixto IV regaló al pueblo romano estatuas de bronce de gran
valor simbólico, se ha hecho para recordar la relación entre Roma y el Papado, desde la época medieval.
Entre los documentos que más emocionan está el texto de la abjuración que se le hizo firmar a Galileo el
22 de junio de 1663. El más espectacular es el llamado Pergamino de Chinon, de 60 metros, de 1308, sobre las
confesiones de los Templarios. En realidad, todos despiertan interés y curiosidad, porque se ha hecho una
selección que pueda seducir a un vasto público.
El Archivo Secreto del Vaticano (secretum en latín significa «privado», propiedad del Papa) recoge todos los
documentos de la Iglesia desde el siglo VIII hasta la actualidad. Con sus 85 kilómetros de estanterías, es uno de los
centros de investigación histórica más importante del mundo. En 1810, cuando Napoleón dominaba en Roma,
ordenó confiscar esos documentos y los transportó a París, llenando 3.239 estantes de cartas y pergaminos.
Volvieron a Roma en 1815, pero diezmados, porque para reducir los costes del transporte acabó en la basura casi
toda la documentación judicial considerada de menor interés o dañina para los herederos de los imputados. De
todas formas, se destruyeron documentos importantes, como las actas del proceso a Giordano Bruno, del que solo
hay un resumen en el Santo Oficio.
El Archivo Secreto Vaticano abrió sus puertas a los investigadores en 1881. Para estudiar sus cartas y
algunos de sus documentos nacieron en Roma institutos culturales extranjeros. Desde entonces, el Papa concede
acceso a los documentos con límites de tiempo, establecidos no por años, sino por pontificado. Los investigadores
pueden hoy consultar documentos hasta la muerte de Pío XI (1939). El pontificado de Pío XII se mantiene todavía
en secreto, bajo llave en un búnker subterráneo para garantizar una mejor conservación.
Unas 1.200 personas, de todas las nacionalidades y religiones, consultan cada año este archivo, el más grande del
mundo y extenso cronológicamente. Los amantes de documentos sugestivos, verdaderos tesoros nunca vistos en
público, tienen una cita con la historia en los Museos Capitolinos.
Los secretos
Bula Inter Caetera
También llamada bula de partición, porque el Papa Alejandro VI determinó el futuro del Nuevo Mundo en ese
documento, firmado el 4 de mayo de 1493. El Papa concedió a los Reyes Católicos la posesión de todas las
tierras «halladas y por hallar» al oeste de una línea imaginaria situada entre el Polo Norte y el Polo Sur. El
Papa pidió a los monarcas de ambos países que enviaran misioneros para convertir a los indígenas al
cristianismo.
Abjuración de los templarios
En 1307, el Rey Felipe IV de Francia hizo arrestar a todos los templarios del reino, con acusaciones de herejía,
idolatría, sodomía… Los caballeros legendarios admitieron, bajo tortura, culpas tremendas. Ante ello, el Papa
Clemente V ordenó su detención. Los testimonios de templarios que sobrevivieron a las torturas fueron
recogidos en un precioso documento en latín, de 1308, llamado el Pergamino de Chinon.
Proceso a Galileo
Un grueso volumen recoge el proceso, que duró de 1616 a 1633, contra Galileo, que terminó por renegar del
descubrimiento copernicano de que la tierra gira alrededor del sol. Las palabras del documento se conocían:
«Yo Galileo Galilei he renegado…» Sobrecoge ver esas letras, que parecen alargarse en las hojas amarillentas.
La firma con la mano temblorosa de Galileo hace revivir el sufrimiento del astrónomo, filósofo, matemático y
físico italiano, al final de los interrogatorios de la Inquisición.
El divorcio rechazado de Enrique VIII
Entre los tesoros más singulares de esta exposición se muestra un gran pergamino, acompañado de 81 sellos,
firmado en 1530 por 83 lores y dignatarios ingleses con la petición al Papa Clemente VII para que anulase el
matrimonio de Enrique VIII y Catalina de Aragón. El Pontífice rechazó ese divorcio de la primera de las seis
mujeres del Rey; como consecuencia, Enrique VIII decidió entonces separarse de la Iglesia de Roma.
Sumario del proceso a Giordano Bruno
El documento de la exposición es excepcionalmente relevante porque las actas del proceso al dominico
filósofo se perdieron junto a otros procesos del Santo Oficio. Fueron enviados a la basura en París, adonde
Napoléon había trasladado el Archivo Vaticano. Gior­ dano Bruno (Nola, 1548) fue quemado por hereje y
apóstata el 17 de febrero de 1600 en Campo dei Fiori, donde se le recuerda con una estatua, despertando
interés entre estudiosos y hombres de Iglesia.
Excomunión de Lutero
Es otro de los documentos más emotivos de la exposición. El 15 de junio de 1520 León X publicó la bula de
excomunión de Lutero, titulada «Exsurge Domine». Cuando Lutero la recibió se dirigió al basurero de la
ciudad y, junto con el Derecho Canónico, la arrojó a las llamas. La ruptura estaba consumada. Un fraile había
osado levantarse él solo ante todo un sistema religioso de más de mil años de antigüedad, con el solo apoyo de
la Palabra de Dios.
La supremacía de los Papas
Son 27 las propuestas dictadas por el Papa, de su viva voz, incluidas en el registro oficial para afirmar la
supremacía pontificia sobre cualquier otro poder, comprendido el del emperador. El «Dictatus Papae de
Gregorio VII» precisa que el Papa puede reformar cualquier sentencia dictada por otros, que a él solo los
Príncipes le deben besar los pies y que ninguno lo puede juzgar. La afirmación más fuerte es la XII: «Le sea
lícito deponer a los emperadores».
La Inmaculada Concepción
El documento papal es una carta solemne («Bolla Inefffabilis Deus») proclamando el dogma de la Inmaculada
Concepción en 1854. El 1 de junio 1848 Pío IX instituyó una comisión especial de 20 teólogos encargados de
dar su parecer sobre la oportunidad de definir el dogma de la Inmaculada Concepción. El 2 de febrero de 1849
Pío IX publicaba tal documento («Ubi primum») pidiendo el parecer de los obispos. Llegaron 603 respuestas:
546 a favor del dogma.
María Antonieta, desde la cárcel
En esta nota sin fecha (debió escribirla a finales de 1792 o primeros de 1793), con poco más de diez líneas, fue
escrita en la cárcel. En ella, la reina destronada expresa su amargura: «Los sentimientos de quienes participan
en mi dolor, querido cuñado, son el único consuelo que yo puedo recibir en esta triste circunstancia». A su
llegada a Versalles, cuando tenía 15 años, la princesa austriaca no podía imaginar su trágico final.
Carta de Elena de Cina a Inocencio X
Convertida al cristianismo, gracias a la predicación de algunos misioneros jesuitas, la emperatriz Wang, que
había cambiado su nombre por el de Elena, informa al Papa de haber abrazado, con su hijo Yongli,
rebautizado Costantino, la nueva religión. La carta está escrita en seda, adornada con bordados, decorada con
el dragón, símbolo del Imperio, conservada en el interior de un preciado tubo de bambú.
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