El Castro que negoció con Washington

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LATERCERA Domingo 12 de abril de 2015
el Presidente Castro –y él estará de acuerdo- tenemos diferencias significativas entre
nuestros dos países”, reconoció Obama. Sin embargo
agregó: “Los Estados Unidos
miran hacia el futuro. Nosotros no queremos estar atrapados en la ideología, por lo
menos yo no lo estoy. Me interesa el progreso y me interesan los resultados”.
Sólo segundos después de finalizada la intervención del
Presidente norteamericano,
fue el turno de Castro, quien
sonriente inició su discurso:
“Ya era hora de que yo hablara aquí a nombre de Cuba”,
dijo entre medio del aplauso
cerrado de todos los presentes.
Junto a esto, el mandatario
cubano adelantó que había
solicitado extender su intervención por más del tiempo
acordado para cada Presidente. “Hablaré más de ocho minutos por lo que me deben de
las seis cumbres en las que me
excluyeron”, aseguró.
La exposición de Castro finalmente se extendió por más
de 49 minutos. En su alocución, el Presidente repasó con
tono firme el detalle de la relación de Cuba con Estados
Unidos, país que sindicó como
el responsable de más de 50
años de agravios.
Sin embargo, en este punto
–y ante la sorpresa de los presentes- Castro declaró: “Pido
disculpas al Presidente Obama y a otros por expresarme
así, yo mismo le dije que la pasión se me sale por los poros
cuando de la revolución se
trata. Le pido disculpas porque el Presidente Obama no
tiene ninguna responsabilidad en nada de esto, como los
diez (Presidentes) anteriores.
Todos tienen deudas con nosotros menos el Presidente
Obama”, aseguró.
Sus elogios al Mandatario
estadounidense no quedaron
ahí: “En mi opinión, el Presidente Obama es un hombre
honesto. Admiro su origen
humilde y creo que su forma
de ser obedece a ese origen
humilde”.
Los analistas concuerdan
que desde el 17 de diciembre
pasado, día en que se anunció el restablecimiento de las
relaciones entre La Habana y
Washington, se han realizado avances sostenidos. Las
negociadoras, Roberta Jacobson de Estados Unidos y Josefina Vidal de Cuba, se han reunido tres veces, dos de ellas
en La Habana. Altos funcionarios de los dos países han
dialogado sobre Derechos
Humanos.b
ENTREVISTA
GUSTAVO MOHME
COLUMNA
DIRECTOR DE LA SOCIEDAD INTERAMERICANA DE LA PRENSA
María Elena Alvarez
Desde la VII Cumbre de Las
Américas, el director de la
Sociedad Interamericana de
la Prensa, Gustavo Mohme,
realiza una crítica a lo que
califica como una actitud
pasiva por parte de los
gobernantes de la región
respecto de la restricción de
la libertad de prensa en
Venezuela, Ecuador y Cuba.
P ¿Por qué la SIP decide
participar de esta cumbre?
R Lo que queremos poner
es el acento en el tema de la
libertad de expresión como
un eje fundamental para el
desarrollo de hoy. El despliegue periodístico que hay
acá es impresionante.
Presidentes como Maduro,
o cualesquiera, pueden
venir, declarar, cuestionar,
criticar y esto va a ser divulgado. No obstante, en sus
países, sus ciudadanos no
reciben la información que
se está dando acá plenamente.
P ¿Cuáles han sido las
gestiones específicas de la
asociación en este encuen-
tro?
R Enviamos una carta a
cada Presidente y a sus
cancilleres. Paralelamente
estamos haciendo una
invocación al presidente
Raúl Castro para que en el
marco de la apertura que se
están dando con las relaciones diplomáticas con los
Estados Unidos se contemple el ingreso de una misión
de la SIP a Cuba.
P ¿Cómo evalúa lo que
sucede en Venezuela
actualmente?
R La situación es dramática.
Nuestra invocación es a
todos los gobernantes para
que no permanezcan callados, no pueden ampararse
en soberanías.
P ¿Cree que la postura de
los Mandatarios de la
región ha sido pasiva?
RSiempre se habla de la
soberanía de los países y
eso ha sido siempre una
especie de hito en el tema.
Yo creo en la soberanía
pero no creo en esta cuando
se están vulnerando derechos universales.
Un inesperado encuentro en
la Cumbre de las Américas
marco de la Cumbre de las
Américas, según un tweet
enviado por una asesora de
Maduro y según la Casa
Blanca duró sólo algunos
minutos.
Maduro había pedido la reunión durante la sesión plenaria de la VII Cumbre de las
Américas. En su discurso dijo
que tendía “la mano” a Obama, pero que primero Washington tenía que “reconocer la independencia y soberanía” de Venezuela. “Si no
reconocen nuestra revolución seguirán estrellándose
en el mismo muro de aislacionismo”, sostuvo.
Como segunda condición
para establecer el diálogo,
Maduro instó a Obama a “derrocar” el decreto con el que
EE.UU. considera a Venezuela una “amenaza”. A su juicio,
el decreto es “desproporcionado, irracional” y “hay que
buscar los caminos diplomáticos, jurídicos para eliminarlo”. Estados Unidos ya
aclaró que declarar a Venezuela como “amenaza” para
su seguridad nacional era un
requisito legal necesario para
imponer sanciones sobre
funcionarios de ese país a los
que acusa de violar los Derechos Humanos.
Maduro exigió además que
EE.UU. desmonte “la maquinaria militar” que aseguró tiene establecida en su
embajada en Caracas “donde se han preparado golpes
de estado”. Por último, el
mandatario venezolano
condicionó el diálogo con
Obama a que EE.UU. tome
“medidas legales para detener la conspiración” en su
contra “desde Miami, desde
Florida”, desde donde -señaló- se habría planificado
su propio asesinato”.b
Las oportunidades de
esta Cumbre
Silvio Rodríguez y su hijo
en polos opuestos
Papa Francisco pide un
“diálogo sincero”
En su editorial de ayer, el diario
The New York Times dice que
esta Cumbre tiene el potencial
de ser más que retórica y drama. Las políticas del Presidente Obama han “abierto oportunidades para relacionarse de
forma diferente con vecinos
que antes eran rechazados”.
El trovador cubano, Silvio Rodríguez, en representación de
la delegación oficial de su país,
realizó un concierto en la Universidad de Panamá. Su hijo,
Silvito “El Libre”, por el contrario, se presentó en un acto de
la Asociación Proarte Libre,
opositora al régimen cubano.
El Papa Francisco pidió ayer
un “diálogo sincero” entre los
mandatarios que participan en
la Cumbre de las Américas. Al
tiempo que reclamó que se
afronten “con realismo” los
problemas del continente,
como la desigualdad y la
inmigración.
Cristina Cifuentes
En un acto sorpresivo, el Presidente Barack Obama se reunió en privado con su homólogo Nicolás Maduro, luego de que el mandatario
venezolano lo invitará a dialogar y en medio de un conflicto que se ha profundizado
en los últimos días por las
sanciones que Estados Unidos impuso en contra de siete altos funcionarios de Venezuela. “El Presidente indicó el
firme apoyo estadounidense
a un diálogo pacífico entre
las partes dentro de Venezuela. Reiteró que nuestro
interés no está en amenazar
a Venezuela, sino apoyar a la
democracia, la estabilidad y
la prosperidad en Venezuela
y la región”, señaló un comunicado de la Casa Blanca,
citado por la agencia Associated Press.
La reunión ocurrió en el
DATOS CLAVE
El Castro que
negoció con
Washington
R
Por Alcibíades Hidalgo
AÚL Castro vivió en Panamá el momento por el que será recordado en
lo adelante. Y no es que hayan faltado sucesos trascendentes en la
larga vida de quien en 1955 sumó al
Che Guevara a la aventura que lo
convertiría en mito, o negoció en el
Kremlin con Nikita Kruschev, la instalación en Cuba
de los cohetes que llevarían al mundo al borde de la
guerra nuclear. Pero todo aquello transcurrió bajo el
brazo de su hermano mayor.
En verdad, no creo que llegue a saberse con certeza si
en algún momento de su prolongado ocaso Fidel Castro, en un susurro entre hermanos, haya impulsado al
heredero a buscar la paz con el enemigo. Ciertamente
no parece así, a juzgar por la mezquindad y tardanza
de su apoyo a la política de apaciguamiento y también
por los ánimos apocalípticos que sigue transpirando
en sus reflexiones. Pero en la Cuba de hoy el tono
pragmático de Raúl Castro desplazó definitivamente
los delirios anteriores. Hay otro amo que ya cruza a su
antojo las puertas antes cerradas de Punto Cero, aunque no se atreva a cumplir las promesas de reformas
económicas. Una promesa que sí ha cumplido Raúl
Castro ha sido la de no permitir, al menos hasta el momento, la aparición de un Mijail Gorbachov cubano.
Atrás quedaron las simpatías iniciales poco disimuladas hacia la perestroika y el glasnot. Tras los funerales
de Konstantin Chernenko en 1985 - la tercera muerte
de los ancianos líderes soviéticos que abrió las puertas
a Gorbachov—compartí la espera de turismo político
en las montañas de Tayikistán, que Raúl Castro debió
observar para conocer los planes de quien terminaría
presidiendo la desaparición de la Unión Soviética, luego de tratar inútilmente de reformarla. La intransigencia del hermano mayor, el naufragio de aquel experimento, y las experiencias compartidas hasta hoy por
los antiguos maestros de la KGB que conspiraron contra los cambios liberalizadores, condicionan la actuación de un Raúl Castro que tras casi una década en el
poder resiste toda reforma sustancial y aspira a morir
con las botas puestas, aunque para ello tenga que estrechar la mano de Barack Obama en Panamá.
Washington, por su parte, lee la ecuación a su manera. La desaparición del “fantasma cubano”, como le
llamó el colombiano Juan Manuel Santos en Panamá al
viejo diferendo, abre las puertas de una nueva política
hacia América Latina. Para su negociación secreta con
La Habana, que estima parte crucial de su legado, Barack Obama esquivó muchos escollos internos que
aún pueden pasar factura. Pero en definitiva, como
dijo en una reveladora entrevista a la radio pública de
EE.UU., siempre sería una política hacia un país que
no representa una amenaza, que puede ser cambiada
de no dar resultados.
En privado, en Washington, se habla sin embargo del
beso de la muerte para el castrismo. Una encuesta en
Cuba afirma que el primer presidente negro de Estados Unidos duplica la popularidad de cualquiera de los
dos hermanos Castro. Imposible pensar que la isla será
la misma en lo adelante, aunque para ello Obama deba
besar un moribundo y Raúl Castro, cuando llegue su
día, abandone el desvencijado trono con un sabor dulce entre los labios.
Ex secretario político de Raúl Castro.
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