EL PRECURSOR A UN FUTURO INCIERTO-

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CARLOS FUENTES: EL PRECURSOR A UN FUTURO INCIERTO
Luis Diego Lara
En su novela, La región más transparente, el autor Carlos Fuentes, define de una manera
explícita la complejidad de la sociedad de México, con un sin número de géneros literarios
derramados, mezclados en las páginas de la novela: el cuento, el ensayo, la crónica, el reportaje,
el poema en prosa, los diálogos de los vivos y los muertos, la biografía, el drama, e guión de
cine, el aclamación de lo mixto y lo impuro. Todo esto, esencial para poder capturar las
complejas versiones de la realidad mexicana, en un microcosmos creado por Fuentes en esta
magna metrópolis. Es la descripción de los diferentes clamores rasgados por una revolución
traicionada, un mundo perdido en un vasto numero de ideologías, rebuscando un sentido de
identidad masiva, mientras el sistema prerrevolucionario se mantiene en pleno vigor a pesar de
los triunfos revolucionarios. Empujando a los sectores populares a hundirse entre las sombras de
la ciudad resignados por su miserable suerte. Basada en la ciudad de México, La región… se
convierte en novela collage, de héroes ausentes y protagonistas planos, semejante mas a un
mural. Con este propósito el autor logra definir a un ser colectivo, el protagonista principal de la
novela es México. Sus extensivos personajes se convierten en complicadas partículas de este ser
colectivo. Como un rompecabezas gigantesco, el autor mezcla las piezas, las cuales rebela a su
manera sin ningún orden cronológico y sentido al lector. Forzando al lector a mantener una
extensa cuenta de personajes afiliados con los diversos acontecimientos de la novela. El autor
exhibe la novela en modo “collage,” donde los esparcidos pedazos se yuxtaponen, al tocar unos
con los otros, todos manteniendo de alguna manera un tipo de conexión cósmica. En este diverso
“collage” los personajes se estampan en un mapa detallado de la ciudad rodeado de
incertidumbres; sostenidos por el marco de la misma ciudad. El mismo collage no es lo que
interesa, ellos describen al marco principal son ellos el carácter del ser que los une. En este
propuesto desorden de personajes y situaciones, encontramos a un catalítico o denominador
común, es la voz de las ideas posteriores, representado por Ixca Cienfuegos, quien presenta uno
por uno a los personajes quienes en un místico propósito escondido, entre la novela y el autor.
Como marco escénico, Fuentes expone un mapa detallado de la ciudad, que define el
magno espacio que ofrece, encerrado en los confines de la misma, como son los espacios, grises,
laberintos, cuartos asfixiantes escenario típico de la ciudad como referencia común colectiva
entre los personajes. El tiempo se revela como el año 1951, el cual solo es el eje donde el autor
se balancea para poder explicar un pasado no muy lejano, donde los acontecimientos del mismo
deja secuelas de insatisfacción en la actualidad. La novela expone frecuentemente el pasado
manteniéndolo fresco, vivo al presente carácter de los personajes. Es decir el mismo pasado
delata el presente, las personalidades de los individuos se revelan simultáneamente a los
acontecimientos del pasado, sin ningún orden o sentido. El autor entrelaza las páginas de la
novela con los fragmentos de hechos reales de la revolución Mexicana. El pasado ficticio de la
novela permanece abrazado a la historia de la revolución, exponiendo entre sí acontecimientos
reales y situaciones novelísticas. En esta inestabilidad e incertidumbre de cambios no
cronológicos, se encuentra una fragmentación de los acontecimientos históricos de la revolución
de México. Forzando en sí, al lector a un análisis más profundo de los hechos enmarañados en la
novela, su presentación inicial y el desorden progresivo de los hechos. En una ardua tarea de
reconstrucción el lector se encuentra forzado a ordenar no solo el presente desorden de eventos,
presentados por la historia de la novela; mas también, los acontecimientos históricos de la
revolución Mexicana. La dictadura de Porfirio Díaz 1876, la formación de grandes latifundios,
huelga de los obreros en Rio Blanco, asesinato de Zapata y de los héroes de la revolución, son
entre varios, ejemplos de los eventos históricos de la revolución entremezclados en la novela.
Fuentes propone un intercambio entre tiempos, espacios, en un pleno movimiento temporal,
causando una inestabilidad constante, unidos en el desequilibrio del marco escénico central, la
ciudad de México. El lanzamiento entre tiempos temporales propone el cambio constante de los
escenarios interiores, de un espacio del tiempo histórico el que se insta la coexistencia de escenas
para proponer su idea. El tiempo histórico es la penumbra de un futuro incierto y un presente
inestable. “Considero que el texto logra comunicarnos la sensación de un espacio en espiral con
distancias irregulares entre uno y otro periplo.” Yvette Jiménez.
Es en este pasado que el autor opta por presentar datos secretos de las diferentes
características de los personajes. El pasado es la ventana a los diversos personajes presentados en
la novela, ínter lazando entre las dimensiones, capturando los acontecimientos y emociones, y al
mismo tiempo desmigajando el carácter de sus figuras, los cuales se mantienen en una constante
lucha interna, en búsqueda del origen individual y colectivo, (la Mexicanidad). Es en este dilema,
esta búsqueda colectiva, que se desenrolla el drama cósmico de Fuentes. El autor escarapela el
íntimo laberinto interior de la magna ciudad de México, rebuscando en sus habitantes el sentido
de ser, una lucida, enmascarada identidad, su Mexicanidad comprometida, largada y rempujada
por los heterogéneos cambios sociales.
Sin olvidar que los personajes son piezas criticas de un personaje principal, (la ciudad).
Cada personaje o personajes se convierte en el carácter interior de un ser mas grande. El perfil
individual de los personajes no es tan importante como el carácter colectivo que representa. La
individualidad del sujeto se pierde en los funcionamientos dentro de la ciudad; “son más
significativos como prototipos que memorables como individuos.” (Blanco). Estos son
presentados en un exhausto desorden, y sin ningún orden cronológico, de un modo no coherente,
amarrados por su propio estatus socioeconómico, envueltos por los secretos del pasado, en la
búsqueda del origen individual y social. Por medio de esta estrategia estética, el autor logra la
manipulación de los personajes para una mayor representación crítica de sus ideas. Carlos
Fuentes ofrece una arraiga critica de carácter socio-histórico, representado en fragmentos por los
específicos personajes, primordialmente en aquellos viviendo en los sectores populares de la
novela. Fuentes logra recalcar de manera explícita, ya sea en su actualidad o en aquel pasado
inquieto, a la ciudad de México en su extenuante complejidad, convirtiendo a los personajes en
símbolos de la jerarquía sociológica de la ciudad. El autor logró fragmentar a la sociedad
mexicana en sus diferentes esquemas socioeconómicos, recalcando diferentes problemas
descendientes de la revolución, en un intento de representar los aspectos de la ciudad de México.
Encontramos la falta de infraestructura al beneficio de los sectores populares y el argumento del
poder verdadero a los designados sectores, como secuela de las vagas promesas de la revolución.
Representado en detalle, en sus variaciones por los personajes de la gama popular y sus
obstáculos cotidianos. En el carácter de los pobres, encontramos a quienes mantienen viva la
memoria del pasado, en la nostalgia de los días de la revolución como es en el caso de Doña
Serena, mujer revolucionaria, que luchó al lado de las fuerzas de Pancho Villa. El sufrimiento de
Serena es una reclamación a las promesas incumplidas por parte de sus dirigentes de la
revolución. Un testimonio extático a aquellos principios humanitarios congelados. Donde el
sistema del México post-revolucionario señala la perpetua llaga del fracaso. En la que el
mexicano toma una postura renunciable, desinflada por los atrasos de una victoria a medias. Con
ello se resigna el pobre en las frases como, “aquí nos toco…” y “porque así son las cosas en
México…” Los pobres los encontramos igualmente, completamente dedicados a la sobre
vivencia, al amparo de la voluntad de los elite de la ciudad, resignados a su propio destino
viviendo en el pasado, decepcionados con su presente y acosados por el constante sufrimiento y
la muerte. Rosa Morales y su familia son la representación absoluta el sufrimiento. En su lucha
cotidiana Rosa es presentada como madre estoica, en un complicado dilema. Este conflicto
rompe a la madre en dos cuando tiene que dejar a su pobre hijo en cama y enfermo al cuidado de
la vecina, mientras se va a trabajar a la casa de Federico Robles; “esperar hasta el domingo para
regresar a Balbuena y ver si no se había muerto su hijo.” Fuentes, define una firme
representación de los sufrimientos enfrontados por los pobres. También encontramos a Jorgito,
niño forzado por la necesidad, a corta edad a vender periódicos, aun después que la constitución
avoca por los derechos de los niños. El autor marca indirectamente el fracaso a los impulsos de
los principios revolucionarios, imposibilidad del cambio total. Ejemplo de la falta de
infraestructura a la ayuda de los sectores comunes. En la clase media encontramos la incapacidad
de establecer mejoras en la pobreza de la infraestructura obrera del país. Enfrentados, por la
muralla de la falta de trabajo, a tal grado que optan, como Gabriel, a salir del país y buscar
oportunidad laboral en los Estados Unidos. Solo para encontrar el rechazo y la violencia, por
parte de su propio circulo social. Las mejoras quedaron amarradas en las promesas de la
revolución que prometieron florecimientos en los sectores populares. Mas es factible advertir, la
desvalorización de estos factores, por la desheredada situación en la que se viven estos
personajes. La atmósfera habitual de la novela se resume en la inquietud y frustración en la que
se desenvuelven y respiran los personajes. Esta frustración es definida por actos vulgares,
inmorales, un lenguaje altamente pedestre, agresivo, y repleto de dichos y refranes populares.
Marcados por Tuno, Gabriel y Fifo. Violencia que germina por parte de estos personajes; lo que
los hacen víctimas de la misma causa caótica que los envuelve. “Ya ves, mano – dijo el hombre
alto - . Tu de turista en la California y uno aquí, igual que siempre, y recordando cosas… El
hombre flaco seguía pateándolo mientras se arreglaba la corbata.- Aquí todos saben quién manda
–dijo- y tu, aunque andes de vacaciones, más vale que te enteres, manito,” 246. Gabriel y sus
amigos representan a este fragmento de una sociedad asediada por la violencia. En ese mundo
caótico encuentran la manera de refugiarse por medio del alcohol, el sexo y la vulgaridad el
desahogo temporal de sus frustraciones colectivas. Esta frustración es extendida al maltrato de
los extranjeros y las clases altas, con actos violentos y lenguaje vulgar. Es una explosión
insecable de violencia a un sentimiento colectivo de frustración social. Indirectamente se
convierten en hilos conductores entre las diferentes escaleras sociales de la ciudad y crónicas
viables para dotar a las historias de los personajes burgueses, convertidos en el daño colateral del
sistema monopolístico, creado por el fracaso revolucionario.
Por otro lado, la clase alta o “ricos, burgueses” en la novela puede ser dividida en dos
subcategorías; los nuevos ricos y los ricos pobres. En los ricos se puede apreciar el más complejo
repartimiento de esquemas, envuelto con algunos temas principales de la novela. En la transición
después de la Revolución encontramos a un nuevo grupo de ricos que surgen al poder,
aprovechándose de la frágil situación sociopolítica que se encontraba en México en los días
posrevolucionarios. Estos son vivamente representados por Federico Robles y Norma. Los cuales
suben al poder por medio de transacciones ilícitas, monopolio, y el matrimonio por conveniencia.
También vemos a aquellos que tuvieron el poder de latifundios con su respetable apellido
perdiendo todo menos la reputación que aquel mismo otorga. Federico Robles es el prototipo del
oportunista posrevolución, la agresividad del asenso al poder socioeconómico. Representando la
corrupción de los autores de la revolución y la repartición del poder en manos de un ser.
Aquellos que creyeron en la revolución, se olvidaron de sus compromisos de los sectores
populares, revelando un interés al dinero y el poder absoluto. La corrupción como tema del
personaje toma completa precedencia, identificándose con el fracaso de la misma revolución y
sus pobres progresos. Donde los responsables, o dirigentes se escondieron detrás de los
fraudulentos negocios y el dinero. Norma representa el oportunismo de avanzar
económicamente, con un matrimonio de conveniencia sin amor, una burla y fracaso a los
conceptos morales del matrimonio y la familia. Los Ovando representan a esta fracción derivado
a mantener en alto su apellido y sus influencias para cuidar su aceptación por parte de la alta
sociedad. Pimpinela Ovando mantiene el respeto de la elite por medio de su apellido el cual
utiliza como escudo para defender su posición en el sociedad. En este mismo esquema podemos
encontrar personajes que intentan ser aceptados por una sociedad materialista y comprometida en
su totalidad en copiar los estilos extranjeros y rechazar a los rasgos nativos nacionales. Rodrigo
Pola resalta, exponiendo varios temas principales de la sociedad, como lo es el problema del
vástago y el origen. Pola es un poeta marchito que permanece al margen de los problemas
sociales envolviéndose completamente en su patético estado psicológico. El pasado impaciente
interviene en su presente, en una interminable búsqueda de identidad y aceptación. El ausente
padre de Rodrigo, (Gervasio Pola,) oficial revolucionario, abandona a la madre e hijo para
integrarse a los esfuerzos revolucionarios. Rodrigo engendra la reputación y el fracaso de su
padre, envuelto en la sobreprotección de la madre. Este aspecto de Rodrigo representa una
alegoría del pasado mexicano interviniendo en el presente, (el fracaso de la revolución.) En Pola
nace una inseguridad agobiante, lo que lo empuja a un tobogán de dudas y decepciones. Esta
inseguridad expone a Rodrigo a un mundo de fracasos y rechazado en los diferentes fragmentos
sociales. La frustración y la incomprensión toman completo control de Rodrigo refugiándose en
sus propias inseguridades y aislándose del verdadero compromiso social, en una soledad y lucha
interna. Igual que en una búsqueda de originalidad nula por su ausencia masculina de su padre.
Rodrigo es un personaje incompleto, verdaderamente la inseguridad toma precedencia en su
persona. Comportándose débil, indefenso de falta carácter. Detalle marcado por el autor, de los
valores del origen de la sangre comparado a la actitud de microcosmos mexicano. Rodrigo tiene
miedo a la responsabilidad de ser diferente y se rehúsa al propósito del compromiso social.
Natasha le advierte a Rodrigo de sus diferencias de carácter moral con el resto de su círculo
social, en un intento de motivarlo al cambio moral; “Para ti no debe ser difícil. Déjate crecer las
alas de un color o de otro. Es tan fácil. Cuestión de dejarse llevar, en uno de los casos, hein?”
Este rechazo de carácter moral pretende señalar la falta de acción por parte de los dirigentes, al
compromiso social. Rodrigo simboliza una sección de la sociedad Mexicana perdida en una
inestabilidad de orígenes, atrapados en su jerarquía socio-económica y los compromisos a los
sectores populares. Pero más aun, en la representación de la eterna búsqueda del origen de la
sangre y la identidad perdida, en el pasado constante. Solo para encontrar en su indefinido
intento un rechazo colectivo por parte de la burguesía progresista, y el revelamiento del hijuelo
que acierta que la fatalidad de su existencia es la misma que la de su padre.
Dentro de una legión de personajes grises, inmóviles, perplejos de un verdadero carácter,
se encuentra el catalítico, Ixca Cienfuegos, el hilo unificador de la novela, el que reúne todos los
ingredientes que revelan el complicado mensaje del autor. Es el conductor sinfónico, y en su arte,
jira su bastón para deleitar al lector con los secretos individuales de los diversos personajes. Es
representado como un símbolo místico, de raíces aztecas, un dios misterioso, ovni vidente
consolidado a sus afirmaciones amerindias y de trazos cristianos. En su monologo inicial el autor
presenta el toque místico de Ixca, (corriente que se expresa a través de la novela,) por medio de
sus relaciones con figuras o trazos cristianos en un solemne misterio. “Jamás nos hemos hincado
juntos, tu y yo, a recibir la misma hostia; desgarrados juntos, creados juntos… A ver si algún día
mis dedos tocan los tuyos,” (146). Invocando así, la figura de Dios y el mortal, “La creación del
Hombre,” de Miguel Ángel, en la Capilla Sextina. La expresión, establece una atmósfera de
suspenso alrededor del personaje, reforzado en cada instante a lo largo de la novela. Su figura es
ambigua, con una descripción no perfilada, el misterio lo rodea, su existencia tiene un propósito
más allá de la historia y fuera del conocimiento del lector. Ixca se desliza como un fantasma
entre los pensamientos de los personajes y sus diversas escenas introduciendo los múltiples
personajes y despojando el pasado enfrente del lector. Aunque el autor no define una verdadera
respuesta a los problemas; Ixca es el carácter redentor de las ideas antiimperialistas, el
rencuentro de las raíces como punto de partida a la unificación de la sociedad. Es creador de la
oposición idealista, exponente a ideas completamente opuestas a los formatos ya establecidos,
implanta la incertidumbre y el cuestionamiento como acto de reflexión a las realidades.
Formalizando una especie de psicoanálisis de carácter filosófico y moral en diferentes personajes
como Manuel Zamacona.
Manuel Zamacona; precursor de un futuro incierto: Manuel Zamacona,escritor, resuelve
recalcar el problema sociológico de México en un pequeño ensayo de reflexión. Por medio de un
juego místico de palabras, contradicciones filosóficas, y una serie de oposiciones de ideas.
Envuelto en un constante cuestionamiento, embarcado por una lucha interna en búsqueda de un
origen; una Mexicanidad. Una lucha envuelta en la inadmisible negación de las raíces por parte
de la burguesía, la originalidad, y la existencia espiritual del ser. Así, como en contexto
igualmente como fuera del mismo, el personaje de Zamacona, resuelve por analizar el origen del
mexicano en dos partes, como la respuesta a la incógnita del progreso del país y sus habitantes.
En primer plano el escritor propone la reproducción de los factores extranjeros como modelo al
progreso. En la segunda parte, el escritor se retracta, a un sentido de raíces y cultura como
respuestas a sus inquietudes. Representativo del un ambiente inestable en la ciudad de México,
que presenta Fuentes a través de su novela. Es importante también notar que el origen de estas
reflexiones se encuentra paralelamente atado al ambiente de incertidumbre que rodea al escritor.
Al escribir Zamacona lo envuelven paisajes, reflexiones fantasmas, y situaciones las cuales
modifican su pensamiento a mediante el desarrollo de su ensayo. Físicamente Zamacona no es
afectado en lo absoluto, es más, el escritor se mantiene al pendiente, fuera completamente de los
acontecimientos, reflexionado y escribiendo; una identidad casi fantasmal. El paisaje de la
ciudad al principio de su ensayo lo insta a repudiar las raíces y presentar una solución en la
replicación al extranjero. “A la altura de sus ojos, una casa de apartamientos de quince pisos,
suspendida sobre pilotes de concreto, aérea en su policromía veloz de vidrio y mosaico.
Constaste? No. Zamacona tomo la pluma. 72” La reflexión de su propio rostro mestizo en la
ventana, instruye el análisis de su originalidad. Finalmente, en las figuras aztecas, olmecas
encuentra una rectificación a sus pensamientos. La escena del trabajador amerindio y el garrafón
de agua, rompe completamente con su propuesta inicial redactándose y proponiendo una
solución completamente diferente. Todos estos se convierten en momentos predecesores de los
pensamientos y reflexiones del autor.
En su propuesta inicial Zamacona propone la excentricidad como la solución del
problema al progreso del país y su gente. Exponiendo los formatos extranjeros y la emulación de
estos mismos por parte de la sociedad, como solución al progreso. Zamacona, propone como
apertura el rechazo absoluto del pasado y sus raíces. “Negación del pasado como supuesto inicial
de todo proyecto salvador,” 75. Igualmente, por su admiración por los formatos Europeos el
escritor admite a una pobreza cultural europea por parte de la sociedad mexicana y proyecta por
una unión y replicación de estas mismas conformaciones como una nueva solución al progreso
del país. “Solo México es el mundo igualmente ajeno a Europa que debe aceptar la fatalidad de
la penetración total de Europa y decir las palabras y las formas de la vida, de la fe, europeas,
aunque la sustancia de su vida y su fe, sean de signo diverso,” 73. El escritor propone un
rendimiento total a los formatos sociales de una Europa progresista y renovante. El cambio es
radical, un rechazo completo y total indefinido, esto sin importar el daño colateral que este
cambio proponga. Un rechazo completo al origen de las raíces a los factores que completan al
ser, definiendo que la originalidad mexicana es impura por su propio origen mestizo. Que el
verdadero origen se encuentra en la impureza de la sangre, mediante una mezcla pura, para la
recreación de un nuevo origen, más allá de un origen inmediato de sangre, propone una
originalidad renovada por la adaptación de los nuevos formatos europeos. “No, todo elemento
puro se cumple y consume en sí, no logra arraigar. Lo original es lo impuro, lo mixto. Como
nosotros, como yo, como México. Es decir: lo original supone una mezcla, una creación, no la
puridad anterior a nuestra experiencia. Más que nacer originales, llegamos a ser originales: el
origen es una creación. México debe alcanzar su originalidad viendo hacia adelante; no la
encontrara atrás,” 74. En su monologo Zamaconda se sumerge en la originalidad del ser de
México, en un intento de tratar al país como un ser, buscando en sus antecedentes genéticos la
originalidad del mismo. Analiza, el factor de la sangre y su originalidad conjugándolo a su
propia experiencia y a la falta de relaciones por parte del padre ausente. Lo cual resulta en un
paralelo entre esta nueva criatura (México), y Zamacona. Paralelo que lleva al frente la paradoja
entre el vástago y el origen de la sangre. El problema del origen mexicano de acuerdo al el
escritor, se encuentra en la ausencia masculina de México. No tener padre significa el abandono
de la originalidad; una búsqueda en la identidad del un padre enigmático. “Yo mismo no se cual
es el origen de mi sangre; no conozco a mi padre, solo a mi madre;” continua. “El padre
permanece en un pasado de brumas, objeto de escarnio, violador de nuestra propia madre,”74. En
la violación de la madre Zamacona propone un cambio nacionalista donde la madre criolla es la
victima del padre indígena. Exponiendo a los rasgos amerindios como villanos y oscuros,
violando la pureza e inocencia de una madre mestiza de rasgos europeos. Zamaconda
intercambia los papeles históricos en cuanto las relaciones de los continentes se refieren.
Teniendo en consiente que Europa es considerada como la violadora de América.
Para finalizar su propuesta inicial, Zamacona emprende un interrogante interno en
búsqueda de una solución espiritual e intelectual entre el retraso y el progreso del ser.
Comparando los factores e interponiendo entre tres opciones las cuales son representadas como
modelos de la perfección y el atraso individual. Jesús, Leonardo y un chimpancé representan los
modelos espirituales e intelectuales mencionados por Zamacona. El escritor juega con la
distancia intelectual y el tiempo entre estos modelos intercambiándolos entre sí. Llega a
conclusiones no concretas, más confusas, contradecidles; propagando una descarga de preguntas
e ideas existenciales, retóricas sin una verdadera respuesta. Busca en el acercamiento y las
distancias de los seres las similitudes del ser original. “Es más fácil descender que ascender, y
aunque haya menos diferencia entre tu persona y las de Jesús y Leonardo, que entre tu persona y
un chimpancé, llegaras más rápidamente a asemejarte a este que a aquellos,” 76. Posteriormente,
Zamacona resuelve la distancia y el tiempo como incoherente a la perfección original y un
progreso espiritual, propone un balance entre los tres seres, la solución está entre todos ellos y el
desplazamiento del individuo entre esos modelos. “No basta el curso del tiempo para alcanzar la
perfección. El tiempo, en realidad, solo nos aleja de la perfección original,” 76; continua, “El
progreso debe encontrarse en un equilibrio en lo que somos y nunca podemos dejar de ser y lo
que, sin sacrificar lo que somos, tenemos la posibilidad de ser – Jesús, Leonardo o
chimpancé,”77. Se unifica, en su admisión principal de un ser perfecto y su distancia entre las
identidades inferiores, a la noción de la flexibilidad entre los seres. Lo cual, se relaciona
paralelamente en la perfección de la identidad de la ciudad, como personaje principal. El ser de
la ciudad, en su intento de alcanzar la perfección no se permite un modo estricto, rígido. Fuentes
propone una flexibilidad constante al alcance espiritual de la perfección original de la identidad
mexicana.
Igualmente que en su propuesta inicial Zamacona lucha con la idea del origen en
diferentes aspectos, interponiendo conceptos opuestos y sus significados contextuales y sociales.
Mediante un juego de palabras y sus significados primarios. Se decide por entrelazar los
conceptos de la victoria y el fracaso y su interpretación por parte de la sociedad; la inferioridad y
superioridad, como dos sentimientos entrelazados, únicos, no comprendidos por el resto del
mundo; (un concepto mexicano.) En los conceptos de la victoria y el fracaso, su significado
contextual se intercambia reforzado por los logros de los héroes nacionales. Invocando nombres
como Cualtemoc, Hidalgo, Madero, Zapata. “No ha habido un héroe con éxito en México. Para
ser héroes han tenido que perder,” 77. Estos héroes fracasados se convierten en un emblema
nacional los cuales se intercalan con las victorias de los héroes europeos. Las victorias de estos
europeos son vistas como un fracaso para el Mexicano, rechazadas oprimidas por la sociedad,
como lo es en el caso de Cortés. “El héroe que triunfa no es aceptado como tal: Cortes,” 77. Este
intercambio de conceptos marca el comportamiento único de la sociedad de México y su
magnánima complejidad. Esta proposición de conceptos opuestos en México y sus héroes
nacionales emplea una crítica inicial del fracaso de la revolución o el congelamiento de la
misma, mediante sus victorias y fracasos. El escritor se pregunta si en verdad fue la revolución
una victoria plena o un fracaso ascendente. Inmediatamente examina las secuelas de la misma
como propósito del un fracaso total. Es decir las intenciones principales de la revolución
fracasaron en su intento; en la victoria de la misma. La victoria no fue más que una derrota de los
principios, del carácter inicial de la empresa revolucionaria. Las consecuencias de la revolución
son el reflejo de esta “victoria.” Zamacona deduce, que el fruto de la revolución ha sido al
beneficio de los mismos factores que se luchaban en contra. “El triunfo aparente de los Estados
Unidos, piensan sin decirlo los mexicanos, fue el triunfo de la acromegalia, de la borrachera de
poder, del materialismo, del crecimiento excesivo, y la derrota de los valores humanos.
Automóviles en masa versus jícaras a mano. La derrota de México nos conduce, por el contrario,
a la verdad, al valor, a la limitación propia del hombre de cultura y buena voluntad. Lo que tiene
éxito no siempre es lo valioso, sino todo lo contrario.” 78. Obstando así al rechazo a una
progresión imperialista, y al exceso de crecimiento, por valores más allá de los conceptos de la
materia. Rehúsa la integración a los modelos materialistas económicos, cambiándolos por
principios que se aproximan a las raíces de la revolución y la conservación de los valores del ser
humano. El sentimiento del ser humano, embarca esta nueva propuesta, declarando que el
sentimiento del ser vale más que la materia, y el modelo practico de los extranjeros. “Todo lo
mexicano es, sentimentalmente, excelente, aunque prácticamente sea inútil. Y todo lo extranjero,
así sea prácticamente bueno, es, sentimentalmente, malo,” 78. En esta comparación Zamacona
opta por volver la tortilla, a las ideas iniciales de los modelos extranjeros como modelos de
replicación social, a un formato independiente a los formatos excéntricos extranjeros.
El escritor continúa expandiendo estas ideas por medio del intercambio de los conceptos
opuestos de la superioridad y la inferioridad del mexicano. Entrelazando el significado de los
mismos, obteniendo un sentimiento único igualmente mexicano fuera de las formas normales de
los significados primigenios y de las ideas usuales de los extranjeros. En este nuevo sentimiento
mexicano, Zamacona, expone la preponderancia de la sociedad no por el mismo sentimiento,
sino por la falta de comprensión de los demás. Intercambiando los bandos entre el supremo
extranjero y el inferior mexicano. “La inferioridad nuestra no es sino el sentimiento disimulado
de una excelencia que los demás no alcanzan a distinguir, de un conjunto de altas normas que,
por desgracia, no acaban de funcionar, de hacerse evidentes o de merecer el respeto ajeno,” 78.
En un análisis extendido de este sentimiento, se presenta una crítica interna de uno de los
fragmentos de la sociedad, donde opta por asimilar los patrones extranjeros, sin poder escapar su
propia mexicanidad. En la burguesía mexicana el escritor resalta la incapacidad de olvidar sus
formas mexicanas por más que intenten copiar los modales del extranjero. “Por desgracia, la
nueva burguesía mexicana no ve más allá de eso; su único deseo, por el momento, es apropiarse,
cuanto antes, de los moldes clásicos de la burguesía capitalista,” 79. Zamacona continua, su
extensa crítica, presentando también el sentimiento hipócrita de esta misma escala social, factor
presentado a lo largo de la novela. “Siempre llagamos tarde a los banquetes. Cuando creemos
estar saboreando la sopa, esta se nos convierte en migajas de un pan duro y roído por los
ratones,” 79. Si vamos aun más allá del contexto del ensayo del escritor y los valores de la
hipocresía expuestos por Zamacona, encontramos que no solo la burguesía se puede considerar
como hipócrita. Fuentes expone al escritor como el hipócrita principal, acogiendo los principios
burgueses mexicanos así como en el principio de su análisis social como en su postura en la
escala socio-económico mexicano en la novela. Zamacona es burgués, y se mantiene así a pesar
de los cambios intelectuales que presenta al final de su ensayo. Finalmente, Zamacona se
sumerge en su totalidad en la importancia y de los peligros del poder. Presenta el dilema del
poder como la raíz de los legados revolucionarios y paralelamente el problema del mexicano.
“Este es el problema el poder real,” 79. El escritor exhibe la distribución del poder inicial y los
atributos de un poder total a comparación de una pérdida del valor del ser humano en un juicio
de preguntas retóricas. El escritor opta por un cuestionamiento interno, empujando el análisis
más afondo en su ensayo. Son preguntas retóricas difundidas al parecer en el subconsciente del
escritor, son incertidumbres sociales que brincan al lector floreando e instando a un baile de
irresoluciones. “No nos acerco la Revolución a esta verdad? Pero que vamos a hacer cuando todo
el poder real emanado de la Revolución se ha entregado, voluptuosamente, a las cosquillas de un
creso hedonismo sin paralelo en México? … Que representa el poder real de un hombre como
digamos, este banquero Robles del que tanto se habla, sino un puro acrecentar del poder Ens., sin
atributos de valor? … Cual vamos a escoger, entre todos los caminos? … Le será posible
escoger, escoger su camino, o se dejara arrastrar por la ceguera criminal de los escogidos?” 7980. Es aquí donde Zamacona advierte de los problemas de los valores del poder real. Expone las
variantes de los principios fundamentales del poder. Donde el poder llega a perder su valor
esencial sagrado y se convierte en el valor del hombre, en un valor vago, demacrado, alejado de
sus principios humanitarios de protección a los derechos del ser, por medio del esparcimiento de
sus privilegios a los diversos sectores. “La disyuntiva es monstruosa, pues si algún valor es valor
del hombre, es precisamente el poder, en su acepción más amplia. Cuando el poder ya no es
valor, se avecina algo muy grave: su ejercicio, en todos los órdenes, deja de ser responsable.
Valor-poder-responsabilidad es la gran unidad, la que nos liga a unos con otros, con la naturaleza
y con Dios. Poder sin valor y sin responsabilidad desemboca en dispersión, en pequeños dioses
abismales o en el único dios de una abstracción terrena: la historia, las fuerzas ciegas, la nación
escogida, o la mecánica incontrolable. Estamos en el cruce,”80. Esta parábola del poder y su
expansión se extiende a lo largo de la novela, se transforma en la espina dorsal de las ideas
principales que define Fuentes. Desde el dilema de las diversas escalas sociales, los conflictos
socioeconómicos, la escasa infraestructura, y exigua oportunidad por parte de los sectores
comunes de la ciudad, se encuentran atados a los factores más íntimos del poder y sus valores.
Incluso se puede añadir el fracaso total de los principios fundamentales de la revolución. Se
puede también, establecer paralelamente una crítica dura, por parte del escritor al monopolio que
este poder corrupto propone, exhibido en la novela por los escogidos personajes como Robles.
Plenamente, Zamaconda finaliza su ensayo con una detallada comparación de los factores del
poder y sus valores, como derivación del fracaso de una revolución refrigerada. La vista al futuro
depende de la unidad de los sectores sociales y su capacidad de reinventar una nueva
composición de ideas y formatos mexicanos, entrelazados con la identidad pura del mexicano y
sus raíces. “Hoy podríamos tener los ojos abiertos, y prepararnos, sin más fuerza y orientación
fundamental que la de nuestra propia experiencia, a crearnos desde la raíz en la verdad de una
nueva estructura social y filosófica,” 79. En las últimas líneas del ensayo, notamos un intento,
por parte del escritor, a mirar al futuro, más este se aturde, se deja flotando, transformándose en
un futuro incierto, marcado con una serie de incertidumbres, abandonado en un cruce no
definido. Esto deja la solución al problema y sus proposiciones intelectuales en la misma
situación en la cual la entramos, desnuda, abandonada y sin razón de ser. En un tal vez,
dependiendo de la complejidad y unión colectivo de las masas. Incapaz de una evolución total,
para siempre encerrada en sus incertidumbres, plasmado entre un camino oscuro templado a
ciegas por la misma inercia cíclica, en donde independientemente de la decisión tomada volverá
una vez más al mismo lugar. Una narración circular donde, Fuentes propone la inauguración de
la novela con Gladis solo para terminar con ella, bilateralmente, donde Zamaconda comienza en
un cruce de incertidumbres, para terminar en el mismo camino, con su ciudad observando a un
cruce, atónito. Donde el desarreglo da dominio al desconcierto, de un futuro incierto. Mediante
este ensayo Fuentes convierte a Zamacona en un Juan bautista, precursor, anunciador de las
inquietudes, sentimientos, atmósferas y proposiciones principales de la novela. El ensayo toma
forma de estimulante, acto ascendiente, o aperitivo, paralelamente amarrado a los
acontecimientos por venir. Es un resumen progenitor, emblema de los sentimientos y conceptos
primordiales del carácter de un ser masivo. Un tipo de pre-psicoanálisis del marco general
exponente de un sin número de variantes, cada uno exponiendo su propia simbiosis del un
sentimiento general masivo, con el intento de presentar la esencia nacional, el alma de México.
Definitivamente Fuentes prepara al lector; por medio de las confusas reflexiones de Zamacona,
en su imprescindible viaje con el inconsciente de la masiva complejidad mexicana.
En su totalidad Fuentes entrega con su obra la oportunidad de reflexión, de aspecto
masivo por parte de la sociedad, de manera critica a los rasgos de nuestras propias faltas como
individuos y sociedad. Sin ninguna proposición al problema, la obra se convierte en la crítica
más exacta de los fracasos revolucionarios y de un torrente sociedad en búsqueda de su origen
mexicano. Es un psicoanálisis masivo de las variantes socioeconómicas y culturales del la
sociedad. Repleto de un lenguaje popular costumbres música, ínter mezclado con intervenciones
del lenguaje francés e inglés. Fuentes explica, “… un relato más profundo de la intersección del
cambio social y de la realidad personal… el instante donde la realidad social se cruza con el
destino individual, y ahí suceden cosas.” Aun después de tal revelada critica de la sociedad
Mexicana, es mi propia opinión que los problemas más recalcados de la novela, como la falta del
respeto a los valores iniciativos de la revolución y su respectiva constitución, la corrupción por
parte de sus dirigentes, y la continua marginación de los sectores populares, se mantiene en pie
sin encontrar un cambio invariable en sus próximos últimos años.
Fuentes Bibliográficas:
Blanco, José Joaquín, “Fuentes, de la pasión por los mitos al polyforum de las mitologías”, en:
Patán, Federico, Ensayo literario mexicano, Universidad Nacional Autónoma de México
– Universidad Veracruzana – Editorial Aldus, México, 2001. p. 535
Fuentes, Carlos, “La Región más Transparente.” Edición conmemorativa. Real Academia
Española, 2008. EDAMSA IMPRESIONES, San Nicolás Tolentino, México D.F.
Alfaguara, Santillana Ediciones Generales, S. L., 2008
Fuentes, Carlos, Entrevista a Carlos Fuentes. http://www.youtube.com/watch?v=zbxykCDtTTQ
Jiménez de Báez Yvette, Consolidación y trasgresión, desde la fiesta, en La región más
transparente. El Colegio de México. http://132.248.101.214/html-docs/lit-mex/171/jimenezbaez2.pdf
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