10 DE CERCA 24 de septiembre de 2010 Medical Economics www.medecoes.com Enrique Moreno, jefe de Cirugía del Hospital 12 de Octubre “Soy tan imperfecto que tendría que transplantarme del todo” La frase que antecede hace referencia a los aspectos anímicos. Quien la pronuncia es Enrique Moreno González (Madrid, 1939), un trabajador nato, estricto y exigente que pretende alcanzar la perfección. Su despacho, en la 4ª planta del Hospital 12 de Octubre, aparece decorado de agradecimientos y regalos en forma de dibujos, cuadros, cartas manuscritas y fotografías de los niños a los que les salvó la vida gracias a un trasplante. Un hombre al que profesionalmente consideran “un dios” y humanamente “un quijote”. Por Gonzalo San Segundo PREGUNTA: ¿Cuál es su relación con la localidad pacense de Siruela, de donde es hijo predilecto? RESPUESTA: Fue mi padre el que nació allí e hizo más por el pueblo. Yo me he limitado a operar a todas las personas enfermas del pueblo, tal vez por eso el centro de salud lleva mi nombre. Tengo casa allí y mantengo una estrecha vinculación con Siruela, aunque por razones de trabajo, desgraciadamente, voy muy poco. ganó la cirugía general. Un ginecólogo muy conocido le decía a mi padre, del que era amigo: “Es una locura irse a la generalidad cuando tienes una superespecialidad”. Fallé a mi familia, pero mi padre me alentaba viéndome feliz como cirujano general. P: En Extremadura le miman, le quieren más que al jamón de bellota. R: [Risas] Me quieren excesivamente, aunque no creo que sea merecedor del afecto que me tienen los extremeños. Esto no es un ejercicio de humildad. Es como cuando ahora, que llego al despacho y me encuentro una carta de una niña que me dice: “Muchas gracias por darme la vida”. Cuando uno empieza así el día, se da cuenta de que no es nada. P: No obstante, los fines de semana ayudaba a su padre como dentista, supongo que para sacar unos ingresos extra. R: Indudablemente. Al principio no, pero cuando ya uno se casa es evidente que la cirugía no daba absolutamente nada. En 1966 yo ganaba 860 pesetas como médico interno por oposición en el Gran Hospital de la Beneficencia del Estado. Y entré, mediante una oposición muy dura, en las casas de socorro donde ganaba 3.400 pesetas. Y con 26 años, gané, por oposición, la plaza de jefe de Servicio de Cuenca, y ya ganaba 7.000 pesetas. P: Su padre y un hermano de usted eran odontólogos. ¿Por qué se hizo cirujano? R: También soy médico odontólogo. Me hice cirujano para hacer cirugía maxilofacial. Y para especializarme, salí fuera, a varios centros europeos, sobre todo de Alemania. Pero me P: Un ascensión meteórica, en cuanto a sueldos y cargos.... R: [Risas] Sí, sí. Realmente difícil. Por eso pasaba consulta siempre los martes por la tarde, sábados y domingos, no sólo para ayudar a mi padre, sino para ayudarme también a mí. P: Dicen que en esos años usted se mostraba áspero y soberbio con el poder político, tal vez porque su padre fue republicano. R: Mi padre hizo la contienda, ahora que estamos con recuerdos, en Madrid, pero no nos inculcó ningún tipo de política especial. Antes había mucha más significación política en la juventud que ahora. Yo siempre he tenido buen carácter, no por una falsa humildad, sino por algo que me inculcó mi padre, que es el cariño a los demás, lo que me ha servido para relacionarme con los demás de una forma relativamente fácil. P: Y metidos en harina política, ¿qué le parece el presidente Zapatero? ¿Prefiere a Esperanza Aguirre? R: El problema que tenemos siempre con los políticos es que no se puede llegar a catedrático, como se llegaba antes, demasiado joven. Todas las personas tienen que tener un entrenamiento y este entrenamiento le da al político la práctica política. He conocido a políticos estupendos (le pongo dos ejemplos: Manuel Fraga y Juan Carlos Rodríguez Ibarra) que han empezado como los notarios, desde una localidad pequeña a otra más grande, y así han conocido el país y a sus gentes. Y tal vez a nues- www.medecoes.com Medical Economics tro presidente actual le ha faltado recorrido y ser políglota. Europa es el espacio, y sin idiomas no se puede conocer la sensibilidad de las personas y los pueblos de este continente. Prefiero indudablemente a Esperanza Aguirre. Es un verdadero ordenador, tiene una estructura mental tremenda, una memoria impresionante y una capacidad para relacionarse con el humilde.... Como persona es excelente, con una preparación exquisita y tremendamente sólida. Y como político, ahí está lo que hace. P: ¡Vaya elogios! Usted preside el Consejo de Sanidad de la Comunidad de Madrid. R: Es un consejo de asesoría a la comunidad y, especialmente, a la presidenta. P: En 1969 se marchó a Denver para trabajar con el doctor Starzl, dejando aquí a su mujer y a una hija de meses. Debió de ser muy duro. R: Sin duda. No había móviles y no tenía dinero para llamar. Llamaba sólo los sábados y me gastaba un máximo de diez dólares. P: Cuatro años más tarde ya era jefe de Cirugía en este hospital, y hasta hoy. ¿No se ha aburrido nunca de tener el mismo cargo? R: Bueno, es el máximo cargo al que puede aspirar un cirujano. Lo conseguí a los 32 años. P:Y, por lo visto, tampoco se ha aburrido de hacer oposiciones. ¿Cuántas ha aprobado? R: Catorce. Era el sistema que había para progresar y adquirir determinados niveles. P: ¿Cree en la perfección? R: Aunque sea una utopía, se debe trabajar pensando en la perfección. En la búsqueda de la perfección se mejora. Y yo la busco para mis enfermos, no para mí, en el acto quirúrgico. 24 de septiembre de 2010 P: ¿Se considera un líder? R: Pues no lo sé. La palabra líder siempre asusta porque no significa nada. Tuvo su definición como una persona que es capaz de demostrar una personalidad que atrae, que impulsa y que elige un camino. En este momento líder se acopla a cualquiera. Es como la palabra crack. Soy una persona que se ha tomado muy en serio el hospital y que he tratado de ayudar a los médicos que han estado en este servicio y que se han promocionado a cargos realmente excelentes, como jefes de servicio y profesores de universidad. Y si han salido de aquí estimulados con algún buen ejemplo que les haya dado yo, estaría encantado de que fuera así, pero nunca me lo han dicho. P: Para ejercer el liderazgo, ¿hay que ser exigente y duro con los miembros del equipo? ¿Cuántos componen su equipo? R: Creo que no. Hay que elegir bien las piezas y dar ejemplo. Aquí tenemos diez médicos adjuntos, dos jefes de sección, una docena de residentes y unas 30 enfermeras y auxiliares. P: ¿Ha inculcado el liderazgo a sus cuatro hijas, las cuales, por cierto, son médicos? R: Sí. Son dos ginecólogas, un médico de Familia y un cirujano general. P: ¿Y el tener cuatro hijas médicos no es promover la endogamia profesional? R: [Risas] Sí, la verdad es que sí. Uno no promueve nada, se dejan guiar por el padre. P: Creo que es adicto al esquí y al tenis. R: Me encantan. Este ha sido el primer año de mi vida en que no he ido a esquiar. Y al tenis ahora juego contra la máquina, y trato de ver la mayor parte de los partidos de Ferrero y de Nadal. Además, me encanta dibujar. DE CERCA 11 “La palabra líder siempre asusta porque no significa nada”. P: ¿Podría hacerse su autorretrato descriptivo? R: Ése es uno de los mejores ejercicios del mundo, una especie de psicoanálisis. Pero no lo he hecho nunca. Por la mañanas cuando me levanto me miro al espejo y me digo: Verás cómo te voy a maltratar hoy [risas]. P: “Yo andaba por allí”, ha declarado respecto a su intervención en la operación a Juan Pablo II tras ser tiroteado en 1981. R: Yo no hice allí nada, absolutamente nada. Francesco Crucciti, que fue quien operó al Papa en el Hospital Hermanos Gemeli, era amigo mío, me consultó, como a otras muchas personas, y viajé a Roma. Y con ese motivo tuve algunos encuentros con Su Santidad. Lo demás pertenece al secreto del sumario. P: Si tuviera que trasplantarse algo no anatómico, ¿qué sería? R: Soy tan imperfecto que tendría que trasplantarme del todo. I CON LA COLABORACIÓN DE: