Municiones de racimo ¿Qué están haciendo los Gobiernos? Gracias a los llamamientos de organizaciones internacionales y no gubernamentales, y a la información sobre las consecuencias a raíz del empleo de municiones de racimo en las guerras de Serbia (Kosovo) y Líbano, los Gobiernos han empezado a responder. Actualmente la comunidad internacional trabaja sobre dos líneas de actuación. En febrero de 2007, Noruega lanzó el “Proceso de Oslo”, invitando a los Gobiernos que apoyaban la elaboración de nuevas normas sobre las municiones de racimo a una conferencia en Oslo. En la Declaración final de la Conferencia (apoyada por 46 Estados) se establecieron varios objetivos comunes, entre ellos, la aprobación, para finales de 2008, de un instrumento internacional jurídicamente vinculante por el cual se prohíban “las municiones de racimo que inflijan un daño inaceptable a la población civil” y se defina un marco de cooperación y asistencia para el cuidado y la rehabilitación de los supervivientes, la limpieza de las zonas contaminadas, la educación sobre los riesgos de estas municiones, y la destrucción de las municiones prohibidas. En reuniones posteriores, celebradas en Lima, Perú (del 23 al 25 de mayo de 2007) y Viena, Austria (del 5 al 7 de diciembre de 2007), en las que participaron más de 130 países, se examinaron estas cuestiones más a fondo. También se ha previsto celebrar en 2008 dos conferencias con el fin de elaborar un instrumento jurídicamente vinculante: la primera, en febrero, en Wellington, Nueva Zelanda y la segunda, en mayo, en Dublín, Irlanda. En el Proceso de Oslo participan importantes potencias militares y numerosos países afectados por las municiones de racimo, y su objetivo es prohibir, mediante un nuevo tratado, las municiones de racimo que provocan graves daños humanitarios. Los Gobiernos también están trabajando en el marco de la Convención sobre ciertas armas convencionales. En enero de 2008, los Estados Partes empezaron a “negociar una propuesta” para abordar las consecuencias humanitarias de las municiones de racimo. Sin embargo, el objetivo de esta iniciativa es menos claro que el del Proceso de Oslo. Todavía no está claro si los Gobiernos que trabajan en el marco de la Convención están negociando un tratado jurídicamente vinculante, buenas prácticas no vinculantes o una declaración política. La Convención agrupa a las principales potencias militares, entre ellas, los principales usuarios y productores de municiones de racimo, pero no participan muchos de los Estados afectados por estas municiones. La Convención podría crear normas a las que se suscribirían países importantes que no forman parte del proceso de Oslo, que, aun siendo menos rigurosas que las desarrolladas en el Proceso de Oslo, contribuirían a solucionar el problema de las municiones de racimo. ¿Por qué se necesita un nuevo tratado? Además de los progresos realizados en el plano internacional, cada vez hay más países que están adoptando medidas en el ámbito nacional para evitar que sus fuerzas armadas utilicen o adquieran municiones de racimo con consecuencias humanitarias inaceptables. Algunos han adoptado una moratoria sobre el uso, la producción y la transferencia de estas municiones o han promulgado leyes que las prohíben. Otros Estados han adoptado o tienen previsto adoptar criterios de contratación pública según los cuales sólo adquirirán o emplearán municiones de racimo de gran fiabilidad o que cuenten con mecanismos de autodestrucción o neutralización. Cabe destacar que varios países también están retirando de la circulación ciertos modelos de municiones responsables de infligir daños a la población civil o que suponen una grave amenaza dado su elevado índice de error y su imprecisión. ¿Qué dice el derecho internacional humanitario sobre las municiones de racimo? REUTERS/Damir Sagoli Reseña general A pesar de las normas de derecho internacional humanitario (DIH) existentes, las municiones de racimo se han cobrado numerosas víctimas civiles en los conflictos en los que se han empleado. Aplicar mejor el DIH, incluido el recientemente aprobado Protocolo sobre los Restos Explosivos de Guerra, no resolverá completamente los problemas generados por estas armas. El CICR considera que se necesitan normas específicas sobre estas municiones, y que la comunidad internacional debe aprobar urgentemente un tratado por el cual se prohíba el empleo, la producción, el almacenamiento y la transferencia de las municiones de racimo que no son precisas ni fiables, se exija la eliminación de las existencias de estas armas, y se disponga la asistencia a las víctimas, la remoción de las municiones de racimo y otras actividades que minimicen los efectos de estas armas en la población civil. ¿Tiene el CICR alguna preferencia sobre dónde se debería negociar el nuevo tratado sobre las municiones de racimo (es decir, en el marco del Proceso de Oslo o en la Convención sobre ciertas armas convencionales)? Sin embargo, el CICR ha reiterado en numerosas ocasiones que su deseo es que se proteja al máximo a la población civil de los efectos de estas municiones. Creemos que es importante contar con un instrumento sólido, claro, de fácil aplicación y que cambie la situación en el terreno. Por eso es importante que el proceso de negociación defina un calendario y unos objetivos precisos, con el fin de evitar trabajos no sean de provecho. Los Estados que participan en el Proceso de Oslo se han fijado el objetivo de pactar un tratado en 2008 que prohíba las municiones de racimo que inflijan “un daño inaceptable a la población civil”. El CICR y todo el Movimiento de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja ha emplazado a estos Gobiernos a que cumplan su compromiso de negociar y aprobar dicho tratado en 2008. Los objetivos del proceso relativo a las municiones de racimo enmarcado en la Convención sobre ciertas armas Comité Internacional de la Cruz Roja 19, avenue de la Paix 1202 Ginebra, Suiza Tel.: + 41 22 734 60 01 Fax: + 41 22 733 20 57 Correo electr.: [email protected] www.cicr.org © CICR, febrero de 2008 convencionales son, hasta la fecha, más inciertos. Los Estados han acordado “negociar una propuesta” para abordar las consecuencias humanitarias de las municiones de racimo en ese marco. Hasta que no quede más claro cuál es la postura y la intención de los Estados partes en la Convención, no se puede valorar la contribución que podrá aportar este proceso. El CICR instará a los Estados partes en la Convención a que acuerden normas jurídicamente vinculantes en el marco de la Convención, en lugar de, por ejemplo, códigos de conducta o buenas prácticas. Para más información: http://www.cicr.org/spa/cluster-munitions 0946/003 02.2008 1000 El CICR está dispuesto a contribuir al desarrollo de medidas que protejan al máximo a la población civil de las municiones de racimo, sea cual sea el foro en el que se esté debatiendo esta cuestión. Así pues, colaborará con la labor de los Estados tanto en la Convención sobre ciertas armas convencionales como en el Proceso de Oslo. El derecho internacional humanitario no prevé normas específicas sobre las municiones de racimo. Al igual que en el caso de otras armas empleadas en los conflictos armados, su uso está reglamentado por las normas generales de derecho internacional humanitario que rigen la conducción de las hostilidades. Estas normas imponen restricciones a la forma en que se puede utilizar armas y definen qué medidas deben adoptarse para limitar sus efectos en las personas civiles. Algunas de las normas más pertinentes son las siguientes: principio de distinción, que exige que, al emprender un ataque se distinga entre población civil y combatientes, y entre bienes de carácter civil y objetivos militares; n El principio de proporcionalidad, que prohíbe los ataques cuyos daños incidentales en la población civil y en los bienes de carácter civil sean excesivos en relación con la ventaja militar concreta y directa prevista. n el A pesar de estas normas, las municiones de racimo se han cobrado numerosas víctimas civiles, tanto durante como después de los conflictos. Esto genera incertidumbre sobre cómo se interpretan estas normas de DIH y sobre si se aplican rigurosamente en el caso de las municiones de racimo, dada la falta de precisión y fiabilidad de estas armas. También cabría preguntarse si, a la luz de las normas de DIH mencionadas anteriormente, es posible utilizar estas armas de manera legítima contra objetivos militares que se encuentran en zonas pobladas. prohibición de los ataques indiscriminados; n la Las municiones de racimo amenazan especialmente a la población civil cuando se emplean en zonas pobladas o en sus proximidades. Sean Sutton/Panos Pictures ¿No sería mejor poner de relieve la promoción y la aplicación del DIH existente y no el desarrollo de nuevas normas sobre las municiones de racimo? Es importante que haya una adhesión y una aplicación lo más universal posibles de los tratados de DIH. Sin embargo, la historia ha demostrado que el problema de las municiones de racimo es muy particular, y que confiar en que se apliquen las normas generales no evita el tremendo sufrimiento humano causado por estas armas. Lo mismo ocurrió en el pasado con las armas químicas y biológicas, las balas dum-dum, las minas antipersonal y las armas incendiarias, cada Un niño examina las marcas que dejaron las bombas en el suelo después de que cayeron en su aldea municiones de racimo. REUTERS/Desmond Boylan una de las cuales cuenta con su propio tratado, que complementa las normas generales de DIH. Además, en la mayoría de los conflictos en los que se han empleado las municiones de racimo, los usuarios de estas armas eran fuerzas armadas profesionales con un buen conocimiento del DIH, lo cual no impidió que las municiones de racimo infligieran graves daños a la población civil. Si estas armas son adquiridas por otras fuerzas incluidas fuerzas menos profesionales, el problema se agravará. Dadas las características concretas de estas armas, el CICR cree que las actuales normas de DIH no bastan, y que se necesitan urgentemente normas específicas, las cuales han de incluir prohibiciones, sobre las municiones de racimo. ¿No se abordan en el Protocolo sobre los Restos Explosivos de Guerra los problemas a los que dan lugar las municiones de racimo? En el Protocolo sobre los Restos Explosivos de Guerra (Protocolo V de la Convención sobre ciertas armas convencionales) se pretende reducir, después de un conflicto, los peligros que plantean a la población civil todos los artefactos explosivos abandonados y sin estallar (denominados restos explosivos de guerra). Este tratado proporciona un marco para la rápida remoción de estas armas, entre ellas, las municiones de racimo, tras el fin de las hostilidades activas. Entre otras cosas, se exige que cada parte en un conflicto armado proceda a la remoción o preste asistencia para la remoción de toda munición explosiva utilizada que haya quedado abandonada o no haya estallado, y a facilitar rápidamente a los organismos de limpieza información sobre el tipo y la ubicación de las municiones utilizadas. Sin embargo, en el Protocolo no se imponen restricciones específicas al uso de ningún arma. Por lo tanto, no se abordan los efectos sobre zonas extensas que tienen las municiones de racimo al momento de su uso, ni los peligros que amenazan a los civiles durante un ataque con estas armas. Además, en el Protocolo no se incluye ningún requisito específico que disponga la reducción del índice de error de las municiones de racimo, ni de ninguna otra arma, para reducir el nivel de contaminación. Dado que, en los conflictos en que se han utilizado, las municiones de racimo representan un alto porcentaje de todos los artefactos sin estallar, ni el Protocolo ni los recursos de que se dispone actualmente serán adecuados si prosiguen el uso y la proliferación de estas municiones. ¿Cuál es la postura del CICR por lo que atañe a las municiones de racimo? El CICR considera que la comunidad internacional debe abordar urgentemente este problema. Por eso, ha solicitado la aprobación de un nuevo tratado por el cual: nse nse Hasta la aprobación de dicho tratado, el CICR ha hecho un llamamiento a los Estados para que, de manera unilateral e inmediata, detengan el uso de estas armas, que no las transfieran a terceros, y que destruyan sus existencias. prohíba el empleo, la producción, el almacenamiento y la transferencia de municiones de racimo imprecisas y poco fiables; nse exija la eliminación de las existencias de municiones de racimo imprecisas y no fiables; disponga la asistencia a las víctimas, la remoción de las municiones de racimo y otras actividades que minimicen los efectos de estas armas en la población civil. ¿Qué entiende el CICR por municiones de racimo "imprecisas y no fiables"? El término “impreciso” se refiere a las submuniciones que no pueden ser dirigidas a un blanco específico, una vez que han sido arrojadas del contenedor de la munición de racimo, por lo que caen al suelo sin dirección alguna. Su pequeño tamaño, y el uso de paracaídas, cintas u otros mecanismos hacen que su caída dependa mucho de las condiciones climáticas (el viento, la densidad del aire, etc.) y pueden acabar aterrizando ¿Por qué no pide el CICR que se prohíban todas las municiones de racimo? Actualmente, no existe una definición consensuada del término “munición de racimo”. En general, toda arma que desprenda múltiples submuniciones explosivas se podría considerar una munición de racimo. El CICR utiliza los adjetivos “impreciso” y “no fiable” para describir las características de estas municiones, que han dado lugar a graves problemas humanitarios en conflictos pasados. Las medidas propuestas tienden a eliminar las municiones de racimo que dan lugar a estos problemas. Hay que tener en cuenta que gran parte de las existencias actuales contienen modelos antiguos (de hace 20 ó 30 años, o más), lo que implica problemas de precisión y de fiabilidad. Aunque algunos modelos nuevos incorporan mecanismos de autodestrucción para eliminar la submunición si la espoleta principal no estalla como previsto, estos mecanismos no han estado a la altura de las expectativas y no han solucionado el problema de la fiabilidad. Definir las municiones de racimo y determinar con precisión qué tipos se prohibirán forma parte del proceso de negociar un tratado jurídicamente vinculante. Incumbirá a los Gobiernos decidir qué municiones, si es que las hay, son imprecisas y no fiables. Los Gobiernos que quieran excluir un modelo con determinadas características tendrán que demostrar que dichos modelos no ocasionarán los problemas humanitarios registrados en conflictos pasados. lejos del objetivo que se pretendía alcanzar. Estas características plantean dudas sobre si el usuario es o no capaz de distinguir entre objetivos militares y personas o bienes civiles, tal como exige el DIH, sobre todo si estas armas se emplean en zonas pobladas. El término “no fiable” se refiere a que un gran número de submuniciones no llegan a estallar al impacto como previsto. Ello plantea un riesgo a largo plazo para la población civil. El índice de error de las submuniciones ha sido elevado en prácticamente todos los conflictos en los que se han utilizado. El imprevisible índice de error hace difícil comprender cómo podría realizarse una evaluación fiable, de conformidad con el principio de proporcionalidad del DIH, mencionado anteriormente. Las municiones de racimo no siempre estallan al impactar, lo que las convierte en una amenaza a largo plazo para las comunidades. Karim Sahib/AFP municiones de racimo