¿TIENE FUTURO REINO UNIDO FUERA DE LA UNION EUROPEA? Ramón Lavín. Periodista. Corresponsal en Bruselas Los británicos nunca han tenido gran afecto a Europa y de paso a la Unión Europea (UE). Siempre han ido a remolque por ciertos intereses, pero en el fondo ni la idea, ni el contenido, ni los resultados les han satisfecho. Ahora el primer ministro conservador, David Cameron, ha vuelto a poner sobre la mesa la posibilidad de negociar un nuevo estatuto a la medida para Reino Unido, con lo que intentaría lograr un apoyo superior de su población, lo que rechaza la gran mayoría de los países europeos, si se empieza así será el cuento de nunca acabar. Es verdad que la UE atraviesa un periodo de enfriamiento sobre el proyecto europeo. La crisis económica y social en gran parte del continente hace que los gobiernos débiles intenten buscar un chivo expiatorio y qué mejor que la UE, que no puede defenderse, y a quien se puede acusar de todos los males que asolan a Europa. Para conocer la situación y la manera de pensar de los británicos y de los europeos continentales sobre la cuestión, el periódico The Observer ha efectuado un sondeo, que muestra que solo un 26% de los ingleses piensan que la UE es una “buena cosa”, mientras que el 42% opina lo contrario. En el campo continental, el 62% de los polacos piensan que es una “buen cosa”, como el 55% de los alemanes o el 36% de los franceses. El caso francés, un 34% de sus ciudadanos está descontento de la UE, como el de los holandeses, merecen un análisis particular. Estos dos países que siempre han estado al frente de la construcción europea se muestran cada vez más escépticos. Estos países sufren una crisis de confianza importante. La autoestima de la población cae, mientras el desencanto crece rápidamente, ante unos indicadores económicos y societarios cada vez peores. Sus economías antes florecientes se tambalean y aunque viven como de un pasado de grandeza no han sido capaces de adaptarse a un mundo cambiante y ven como sus países se alejan de los estados dinámicos y con empuje hacia el futuro. Volviendo a la propuesta de Cameron de negociar un estatuto a la carta para Reino Unido, para después presentarlo ante una consulta a su población es rechazado de manera abrumadora por los países europeos, lo que lógicamente llevaría a una salida de Reino Unido de la UE. Su salida no desencantaría a los países continentales, solo un 24% de los franceses y un 36% de los alemanes lo sentirían. En cambio y por razones muy particulares, el 51% de los polacos sí lamentarían su marcha y es que la emigración polaca en Reino Unido por cuestiones laborales es muy importante. Estos resultados coinciden con el sentimiento general de unos y otros. Si un 48% de los polacos, un 39% de los alemanes y un 34% de los franceses se consideran “europeos”, solo un 14% de británicos piensan lo mismo. Por lo tanto no puede extrañar que en un futuro referéndum sobre su pertenencia a la UE, una mayoría de ciudadanos británicos se muestren favorables a la salida. No es el caso en absoluto de las fuerzas vivas de la economía británica. Ni empresarios, ni financieros, sobre todo, son favorables a esta opción y esa casi unanimidad de responsables económicos contrarios a la salida de la UE se justifica por el temor a que esto lleve a un empobrecimiento generalizado por la pérdida de mercados, de influencias y muy en concreto de la pérdida de la capital financiera de Londres para la UE, que pasaría sin duda alguna a su competidor, sede del banco Central Europeo, Frankfurt. David Cameron se ve en parte también acuciado a esta posición por razones electoralistas. Ante las próximas elecciones británicas, el crecimiento en el apoyo al partido nacionalista del anti-europeo, Nigel Farage, que recoge ya un 19% de intenciones de voto, va a dejar a los conservadores al borde del caos, por lo que buscan alternativas, pero van dejando a su primer ministro sin posibilidades. Todo esto presagia una salida de UK de la UE, será algo cada vez más realista.