EL SISTEMA DE TERRAZAS Y GLACIS EN EL PIEDEMONTE

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J.L. Peña, L.A. Longares y M. Sánchez (Eds.)
Geografía Física de Aragón. Aspectos generales y temáticos
Universidad de Zaragoza e Institución Fernando el Católico. Zaragoza, 2004
ISBN: 84-96214-29-X
EL SISTEMA DE TERRAZAS Y GLACIS EN EL
PIEDEMONTE SEPTENTRIONAL DEL MACIZO DEL
MONCAYO
F. Pellicer y M.T. Echeverría
Departamento de Geografía y Ordenación del Territorio. Universidad de Zaragoza.
Resumen. El piedemonte del Macizo del Moncayo se modela desde el tránsito Plioceno-Cuaternario y a lo
largo del Pleistoceno, mediante depósitos detríticos escalonados de origen mixto tecto-climáticos. El marco
tectónico finiterciario propicia esta secuencia de aluvionamientos desde el Macizo hacia la Depresión del
Ebro, cubriendo los arrasamientos erosivos que biselan las deformaciones alpinas. Se reconocen al menos
dos niveles plio-cuaternarios y otros dos niveles cuaternarios, que enlazan con los diferentes niveles de base
locales representados por los sistemas fluviales del Queiles y del Huecha, ambos tributarios del Ebro.
Palabras clave: Glacis, Terrazas, Piedemonte, Moncayo, Sistema Ibérico.
Abstract. Moncayo footslope has been modeled from the Plio-Quaternary transit to the present time, by
tecto-climatic staggered detrític deposits. On the one hand the late alpine tectonic causes this sequence of
deposits from the mountain towards the Ebro Basin, covering the erosive surfaces that affect to the alpine
deformations. On the other hand, the villafranchien climatic crisis nourihes the production of sediments. At
least two plio-quaternary levels and other three quaternary are recognized. These glacis connect with the
different fluvial levels represented by the terrace systems of the Queiles and the Huecha valleys, both
tributary ones of the Ebro river.
Key words: Glacis, Terraces, Footplain, Moncayo, Iberian Range.
Introducción
El Moncayo (2315 m) constituye el extremo noroccidental de la Cordillera Ibérica
zaragozana. El Macizo representa la divisoria de aguas entre las cuencas del Duero hacia el
Suroeste y la del Ebro hacia el Noreste.
Entre los ríos Queiles por el Norte y el barranco de Morana por el Sur se extiende el
piedemonte septentrional del Moncayo (Fig. 1), que pone en contacto las laderas del Macizo con
los relieves tabulares de la Depresión del Ebro, representados por la Ciezma (819 m) y la Muela de
Borja (803 m).
Este piedemonte se extiende a lo largo de 20 km entre Vozmediano y Talamantes en la base
de un violento escalón de más de 1000 m de desnivel, modelado sobre los extremos occidentales de
pliegues alpinos, el sinclinal de Litago y el anticlinal de Tabuenca, y sobre las formaciones
miocenas subhorizontales de relleno de la cuenca neógena del Ebro.
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F. Pellicer y M.T. Echeverría
El contacto del Macizo del Moncayo con la cuenca del Ebro está regido por violentos
accidentes tectónicos que marginan los flancos nororientales de las estructuras serranas y hunden la
Depresión, a diferencia del borde con la Depresión del Duero, donde la erosión ha labrado amplias
plataformas erosivas, en las que el Mioceno transgresivo borra las desigualdades.
El margen entre ambas unidades morfoestructurales, Cordillera Ibérica y Depresión del Ebro,
se realiza a través de una gradería de fallas de dirección NW-SE, que descienden gradualmente
hacia el Noreste, y de dislocaciones transversales. Este damero tectónico subyace fosilizado por
formaciones transgresivas terciarias, si bien algún horst paleozoico, como el de Tabuenca, irrumpe
hacia el Norte.
A finales del Terciario, el Moncayo se yergue unos 500-700 m sobre un piedemonte
representado por nivelaciones erosivas, “superficie de erosión fundamental de la Cordillera Ibérica”
(Peña et al, 1984), que enlaza topográficamente con el techo de la colmatación de la cuenca
sedimentaria del Ebro.
PIRINEOS
Huesca
Zaragoza
Lleida
N
Teruel
0
50
100 km
Zona de estudio
Fig. 1. Localización y panorámica del área de estudio.
Durante el Plioceno los movimientos tectónicos reactivan los desniveles alzando la sierra a
través de algunas fallas marginales del Macizo y basculando el piedemonte hacia el NE. La
dinámica morfogenética se acelera poniendo en marcha procesos de arrastre y sedimentación que
generan diferentes niveles de acumulación en el piedemonte pliocuaternario encajado en la
superficie erosiva finiterciaria (Fig. 2).
1. LOS DEPÓSITOS DE PIEDEMONTE ENTRE LOS RÍOS QUEILES Y
HUECHA
El piedemonte del Moncayo se identifica con una superficie aplanada a unos 1000 m,
cubierta mediante un sistema de glacis que descienden hacia el Noreste hasta chocar con la
plataforma de la Ciezma, cerro testigo modelado en materiales terciarios.
Los glacis tapizan el piedemonte y se escalonan desdibujadamente, diferenciando dos niveles
detríticos de edad pliocuaternaria y otros dos niveles de edad cuaternaria (Fig. 3).
El sistema de terrazas y glacis en el piedemonte septentrional
del macizo del Moncayo
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1.1. Nivel superior pliocuaternario
El nivel superior pliocuaternario, entre Vozmediano y Añón, está adosado a la montaña e
incidido suavemente por cabeceras de barrancos en cuna. Este nivel presenta una topografía
ondulada y se identifica con una serie de abanicos de formas aplanadas incididos por los tributarios
de los ríos Huecha y Queiles.
Fig. 2. Evolución geológica y geomorfológica del Moncayo. Fuente: Pellicer (1984).
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El depósito está integrado por una formación caótica de gravas y cantos silíceos
semiangulosos, alterados en superficie y con matriz arenosa rojiza y algún bloque de dimensiones
métricas. El espesor de la acumulación es variable, alcanzando 40 m visibles al Norte de la línea
Vozmediano-San Martín.
El calibre de alguno de los bloques localizados podría ponerse en relación con movimientos
sísmicos, sin duda frecuentes en un área de contacto tectónico, si bien la interpretación general del
depósito está relacionada con los rejuegos tectónicos que tuvieron lugar tras el Plioceno. Estas
formaciones de tipo “raña”, que retocan y acentúan la regularidad topográfica de la superficie
finiterciaria, estarían ligadas a la crisis climática villafranquiense y precederían a la red fluvial
cuaternaria.
Fig. 3. Escalonamiento de niveles detríticos en el piedemonte del Moncayo. Fuente: Pellicer (1984). 1: Nivel
pliocuaternario en el sector septentrional. 2: Piedemonte en el sector meridional.
El sistema de terrazas y glacis en el piedemonte septentrional
del macizo del Moncayo
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1.2. El nivel inferior pliocuaternario
El nivel inferior pliocuaternario, se encaja en el superior, inclinado hacia el Noroeste hasta la
depresión de la Valluenga. El barranco de los Huertos marca la diferencia entre dos sectores
morfológicamente diferenciados. El sector occidental, hacia el río Queiles, se encaja unos 60-80 m
en el nivel superior, en forma de planas alargadas, tapizadas por una cubierta detrítica silícea
alterada e incididas por los barrancos de fondo plano de Peña Blanca, Huecha de San Martín,
Pradillo y Atajo. En el sector oriental, este nivel inferior muy degradado y sin cubierta detrítica
bisela las series jurásicas del anticlinal de Trasmoz. Una alineación de cerros aislados, alargados de
SW a NE y separados por los barrancos encajados del río Val, Hoya del Almendro y Fuente del
Pescar conforman un hipotético plano inclinado al NE, que se extiende hacia el piedemonte
talamantino.
La datación de este nivel inferior podría corresponder a un periodo inmediatamente posterior
al Villafranquiense y anterior a la deposición de la terraza más antigua del río Huecha (T VI),
identificando una segunda fase intrapliocuaternaria ligada a ligeros reajustes tectónicos o cambios
climáticos.
1.3. El glacis cuaternario superior
El glacis cuaternario de Alcalá de Moncayo se extiende al sur del río Huecha, aguas abajo de
Añón, apoyado en los reversos de las cuestas de calizas liásicas. El glacis está integrado por cantos
silíceos con matriz areno-arcillosa de color rojo y un espesor de varios metros. Este nivel, que se
desdobla puntualmente, enlaza topográficamente con una serie de depósitos, localizados en torno a
Ambel, ligados a conos de deyección en cuyos ápices se localizan bloques de calibre métrico.
1.4. El glacis cuaternario inferior
El nivel cuaternario más externo del piedemonte, al pié de la Ciezma, lo constituye un
corredor alargado de NW a SE situado entre el barranco de Peña Blanca y Vera del Moncayo como
una depresión de carácter erosivo. La depresión de la Valluenga queda colgada unos 150 m
respecto al Queiles, mientras que hacia el Huecha la pendiente es uniforme (1,2%) descendiendo
desde los 700 a los 600 m de forma suave.
El relleno detrítico de la Valluenga está integrado por cantos rodados de origen fluvial, con
matriz arenosa pardoamarillenta, que pasan a techo a una formación margosa, engullendo algún
canto de caliza terciaria a modo de glacis.
A comienzos del Cuaternario las aguas de la vertiente norte del Moncayo confluyen en una
depresión excavada en el contacto entre el Terciario y el Mesozoico, alcanzando el corredor del
actual Huecha hacia el Este. Tras la sedimentación de la terraza fluvial más antigua (T VI) el sector
norte de la Valluenga es capturado por el actual Queiles -que presenta un codo de unos 90º hacia el
NW- y sometido a una enérgica erosión remontante que labra estrechas gargantas y valles en “V”,
mientras que la Valluenga queda morfológicamente “colgada”, recogiendo barrancos de caudales
escasos que modifican ligeramente el relieve heredado (Fig. 4).
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F. Pellicer y M.T. Echeverría
Fig. 4. Captura entre los ríos Queiles y Huecha. Fuente: Pellicer (1984).
1.5. Condiciones morfogenéticas de elaboración de los depósitos del piedemonte del
Moncayo
El conjunto de glacis que cubre el piedemonte del Moncayo fue generado en condiciones
frías y secas, en las que se produjo la glaciplanación. En los glacis altos se aprecia cierta
movilización de hierro que colorea los depósitos, sin embargo, la tracción no es importante. En los
glacis medios y bajos no se observa oxidación, reconociendo únicamente precipitados de
carbonatos. El débil desgaste y la forma angulosa de los cantos indica la dominancia de los
procesos de fragmentación por hielo.
2. EL MODELADO FLUVIAL EN LOS VALLES DEL QUEILES Y EL HUECHA
El Moncayo, a pesar de constituir la divisoria de aguas entre las vertientes del Duero y del
Ebro, presenta formas de modelado fluvial mediocres salvo en sus flancos meridional y oriental.
El relieve fluvial se reconoce especialmente en la cabecera del río Huecha (barrancos de
Morana y del Horcajuelo) en Añón, labrando un profundo valle en “V” tras incidir cabeceras
acunadas, o en el río Isuela y sus tributarios, aguas arriba de Trasobares.
El sistema de terrazas y glacis en el piedemonte septentrional
del macizo del Moncayo
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Los ríos Queiles y Huecha son los principales colectores en el Macizo del Moncayo, y
aunque en la actualidad son independientes, ambos tuvieron un origen común. A comienzos del
Cuaternario labraron juntos un valle que se extendía desde Ólvega, por Ágreda y la Valluenga hasta
el Ebro; más tarde, tras depositar un nivel de terraza antiguo, T VI, el Queiles traspasó la barrera de
la Ciezma y la cuenca quedó dividida.
Fig. 5.- Perfil del río Queiles. Fuente: Pellicer (1984).
2.1. El valle del Queiles
El río Queiles, a través de su afluente principal, el Cailes, drena el sector nororiental del
Macizo. El Queiles fluye, encajado en un profundo y angosto valle hasta Tarazona, labrado en
series mesozoicas cubiertas por conglomerados miocenos.
El Cailes, llamado Val en el tramo aragonés, presenta un alto valle meseteño, apenas
incidido en las “navas”, aguas arriba de Ágreda. A partir de esta localidad las condiciones
hidrodinámicas cambian y el valle presenta un perfil longitudinal acusado -2,2%- (Fig. 5), y una
sección tranversal en V cerrada, sobreimponiéndose a la superficie de erosión, basculada hacia el
Ebro por los rejuegos postmiocenos. La dirección del cauce, que apunta hacia la Valluenga queda
interceptada por el Queiles, que se dirige hacia el NNE.
2.2. El valle del Huecha
La cabecera del Huecha se localiza en el núcleo del Moncayo, donde labra tramos en “V”
que vigorizan el relieve maduro del Macizo.
Una vez en el ámbito de la Depresión del Ebro el cauce se ensancha, el perfil longitudinal se
dulcifica y las aguas pierden competencia, depositando gran parte de la carga transportada.
El valle se instala sobre las estructuras plegadas del sinclinal de Litago, y se encaja en los
conglomerados masivos miocenos de margen decuenca, generando vertientes abruptas sobre un
fondo plano desmesuradamente amplio, 70-80 m, cubierto de cantos y gravas.
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Fig. 6. Localización de los niveles de terraza del río Huecha en relación con los depósitos pliocuaternarios.
Fuente: Pellicer (1984).
El río Huecha deposita seis niveles de terraza escalonados entre los 630 y los 500 m de
altitud (Fig. 6) con un dispositivo disimétrico, puesto que los niveles III, IV, V y VI sólo se
localizan en la margen derecha, interpretando un desplazamiento del cauce hacia el Norte con
anterioridad a la terraza II, dispuesta en ambas márgenes. La disimetría de las terrazas puede
obedecer a fenómenos de neotectónica paralizados en el momento de formación de la T II, como
ocurre en los vecinos valles del Jalón y del Huerva.
3. DATACIÓN DE LOS DEPÓSITOS DEL PIEDEMONTE DEL MONCAYO
Una propuesta de datación de las acumulaciones cuaternarias del piedemonte del Moncayo,
en función de la altimetría de los depósitos, podría ser la siguiente (Pellicer, 1984):
Pliopleistoceno: niveles superior e inferior de depósitos pliocuaternarios.
Pleistoceno inferior: T VI y V y Glacis superior.
Pleistoceno medio: T IV y III y Glacis medio.
Pleistoceno Superior y Holoceno, T II y I y Glacis inferior.
4. CONCLUSIONES
El modelado del piedemonte del Moncayo se resuelve en un escalonamiento de niveles
detríticos de tipo glacis que arrancan en el tránsito Plioceno/Cuaternario, en relación con
argumento de tipo tectónico y climático, y continúan su formación a lo largo del Cuaternario .
La topográfia finiterciaria, basada en la elaboración de una superficie de erosión, y su
posterior deformación en etapas tardialpinas, facilita la puesta en marcha de procesos de erosión,
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del macizo del Moncayo
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favorecidos por un ambiente climático frío y seco, y la acumulación de dichos depósitos, que
enlazan con niveles de base cambiantes en función de capturas fluviales llevadas a cabo entre los
ríos Queiles y Huecha, representantes del nivel de base regional.
El funcionamiento fluvial en el piedemonte, que ha impreso mediocres modificaciones en el
paisafe finiterciario, se basa en la instalación de los ríos sobre el citado sistema de glacis,
generando valles más o menos acunados, que se ensanchan a partir de la pérdida de energía de los
cursos de agua, mostrando un sistema de terrazas mejor desarrollado en el valle del Huecha, donde
de nuevo argumentos tectónicos explican el desplazamiento del cauce hacia su margen izquierda a
lo largo del Cuaternario .
Bibliografía
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Zaragoza.
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