Cyrano de Bergerac - ALEJANDRIA DIGITAL

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EdmondRostand,poetaydramaturgofrancés,conociólaglorialanochedel
estrenodesuCYRANODEBERGERAC,dramapoéticodecapayespada,
realistayromántico,basadoenlavidadelpoetayfilósofogascón,autorde
Viaje a la Luna. Personaje pendenciero, jugador, libertino y librepensador,
materialistaypocoromántico,célebreporsudesproporcionadanarizyalque
Rostandconvirtió,consudrama,enmitoyhéroenacional,haciéndolepasar
delahistoriaalaleyenda.
El éxito de CYRANO DE BERGERAC desconcertó y hundió a su autor,
condenándoleaunaespeciedeperplejaesterilidad:«Amí—dijoRostand—,
entrelasombradeCyranoylaslimitacionesdemitalento,nomequedamás
soluciónquelamuerte».
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EdmondRostand
CyranodeBergerac
ePUBv1.0
Oxobuco22.12.12
www.lectulandia.com-Página3
Títulooriginal:CyranodeBergerac
EdmondRostand,1897.
Traducción:Adapt.JaumePolicarpo
Diseño/retoqueportada:Oxobuco
Editororiginal:Oxobuco(v1.0)
ePubbasev2.1
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PERSONAJES
CYRANODEBERGERAC.
CRISTIÁNDENEUVILLETTE.
CONDEDEGUICHE.
RAGUENEAU.
LEBRET.
CARBONDECASTEL-JALOUX.
LIGNIÈRE.
DEVALVERT.
MONTFLEURY.
BELLEROSE.
JODELET.
CUIGY.
D'ARTAGNAN.
BRISSAILLE.
Unimportuno.
Unmosquetero.
Unoficialespañol.
ELPORTERO.
Unburgués.
Suhijo.
Unratero.
Unguardia.
Uncapuchino.
Doslaudistas.
ROXANA.
SORMARTA.
LISA.
Lacantinera.
SORMARGARITADEJESÚS.
Ladueña.
SORCLARA.
Laflorista.
Lamultitud,ciudadanos,marqueses,mosqueteros,burgueses,rateros,pasteleros,
poetas,cadetes,comediantes,músicos,pajes,niños,soldadosespañoles,espectadores
yespectadoras,damas,monjas,etc.
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(Loscuatroprimerosactosen1640;elquinto,en1655.)
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ACTOPRIMERO
UnarepresentaciónenelteatrodeBorgoña
Sala del teatro de Borgoña, en 1640. Especie de cobertizo del juego de pelota,
dispuesto y adornado para dar representaciones teatrales. La sala es rectangular; la
vemos oblicuamente, de forma que uno de sus lados es el fondo que, partiendo del
primertérminodelaizquierda,llegahastaelúltimodeladerechaparaformarángulo
conelescenarioqueaparececortado.
Acadaunodelosladosdeesteescenarioyalolargodelosbastidoreshaybancos.
Formaneltelóndostapicescorredizos.Encimadelasbambalinas,lasarmasreales.
Delestradoalpatiosedesciendeporunaanchagradería;aambosladosdeésta,el
lugardestinadoalosmúsicos.Bateríadecandilejas.
Dospisossuperpuestosdegaleríaslaterales:elsuperiordivididoenpalcos.Elpatio,
queenrealidadnoesmásquelaescenadelteatro,estávacío:sinembargo,alfondo
del mismo, o sea, a derecha y en primer término, hay algunos bancos formando
graderíos:debajodeunaescaleradelaquesólovemoselprincipioyquesubehacia
laslocalidadessuperiores,sehallaunpequeñomostrador,adornadoconcandelabros,
vasosdecristal,platosconpasteles,jarronesdeflores,etcétera.
Enelfondo,alcentroybajolagaleríadepalcos,laentradadelteatro.Ampliapuerta
queseentreabreparadarpasoalosespectadores.Sobrelosbatientesdeestapuerta,
encima del mostrador y en diversos rincones de la sala, se ven carteles con letras
rojasquedicen:LACLORIS.Allevantarseeltelón,lasalaestáenpenumbrayvacía.
Las arañas se encuentran en el centro del patio, muy bajas, esperando que las
enciendan.
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ESCENAI
Elpúblicovallegandopocoapoco.Caballeros,unburgués,lacayos,pajes,rateros,el
portero,etc.;despuéslosmarqueses,CUIGY,BRISSAILLE,lacantinera,losmúsicos,
etc.Seoyedetrásdelapuertaungranvocerío.Derepente,entrauncaballero.
ELPORTERO.—(Persiguiéndole.)¡Eh!¡Quincesueldos!
ELCABALLERO.—¡Yoentrogratis!
ELPORTERO.—¿Porqué?
ELCABALLERO.—PertenezcoalaCasaReal.
ELPORTERO.—(Aotrocaballeroqueacabadeentrar.)¿Yvos?
SEGUNDOCABALLERO.—Yonopago:soymosquetero.
PRIMERCABALLERO.—(Alsegundo.)Lafunciónnocomienzahastalasdosynohay
nadieenlasala.Practiquemos,siosplace,conelflorete.(Hacenesgrimaconsus
espadas.)
UNLACAYO.—(Entrando.)¡Pst…!¡Flanquin!
OTROLACAYO.—(Queacabadeentrar.)¿Champagne…?
PRIMERLACAYO.—(Enseñándolelosjuegosquesacadesujubón.)Cartasodados…
¿Quéprefieres?(Guardalosdados.)Túrepartes.
SEGUNDOLACAYO.—(Sentándosecomoelotro.)Deacuerdo,granuja.
PRIMERLACAYO.—(Sacadesubolsillouncabodevela;loenciendeylopegaenel
suelo.)Lerobéamiamounpocodeluz.
UN GUARDIA.— (A una florista que entra.) ¡Qué bien que hayas venido antes de
empezar!(Lacogeporlacintura.)
UNESPADACHÍN.—(Alrecibirunaestocada.)¡Tocado!
UNJUGADOR.—¡Bastos!
ELGUARDIA.—(Persiguiendoalamuchacha.)¡Dameunbeso!
LAFLORISTA.—(Desasiéndose.)¡Quita!¡Nospuedenver…!
ELGUARDIA.—(Llevándolaaunrincónoscuro.)Notemas,¡nohaypeligro!
UNHOMBRE.—(Sentándoseenelsuelojuntoaotrosquehantraídocomida.)¡Quéa
gustosecomecuandosellegapronto!
UNBURGUÉS.—(Entrandoconsuhijo.)Sentémonosallí,hijomío.
UNJUGADOR.—¡Yogano!¡Llevoelas!
UNHOMBRE.—(Sacando una botella de debajo de su capa y sentándose, dice con
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solemnidad.)¡Unbuenborracho,enelpalaciodeBorgoña…(Bebe.)suborgoña
hadebeber!
EL BURGUÉS.— (A su hijo.) ¿Quién podrá negar que nos hallamos en un antro?
(Señalaalborrachoconsubastón.)¡Borrachos…!(Enelcursodelapeleauno
de los caballeros le empuja.) ¡Espadachines…! (Cayendo en medio de los
jugadores.)¡Jugadores!
ELGUARDIA.—(Quedetrásdeél,continúapersiguiendoalamujer.)¡Dameunbeso!
ELBURGUÉS.—(Alejando rápidamente a su hijo.) ¡Y pensar, hijo mío, que en este
tuguriosehanrepresentadolasobrasdeRotrou!
ELJOVEN.—¡YlasdelgranCorneille!
(Ungrupodepajes,cogidosdelamano,entracantandoybailando.)
ELPORTERO.—¡Malditospajes!(Conseveridad.)¡Muchocuidado!
PRIMER PAJE.— (Con dignidad herida.) ¡Oh, excelencia!… ¿pensáis acaso que…?
(Cuandoelporterosevuelve,preguntaalpajesegundo:)¿Hastraídolacuerda?
SEGUNDOPAJE.—¡Yelanzuelo!
PRIMERPAJE.—Yaveráscomopescamosalgunapelucadesdearriba.
UNRATERO.—(Agrupandoasualrededoravariostiposdemalacatadura.)¡Venid
acá,granujas!Yaquesoisnovatoseneloficio,yoosenseñaré.
ELBURGUÉS.—Bellerose,l’Epy,laBeaupré,¡Jodelet!…
UNPAJE.—(Desdeelpatio.)Porfinhallegadolacantinera.
LACANTINERA.—(Apareciendodetrásdelmostrador.)¡Naraaanjada!…¡leeeche!…
¡aguayjuuuuuuugodeframbuesas!…
(Confusomurmulloenlapuerta.)
UNAVOZENFALSETE.—¡Dejadpaso,brutos!
UNLACAYO.—(Asombrado.)¿Losmarquesesaquí?
OTROLACAYO.—¡Bah!Sóloestaránunosminutos.
(Entraungrupodejóvenesmarqueses.)
UNMARQUÉS.—(Viendolasalacasivacía.)¡Perositodavíanohallegadolagente!
… ¡Maldita sea!… ¡Tendremos que entrar sin molestar ni pisar a nadie! (Ve a
otros gentilhombres que habían llegado momentos antes.) ¡Cuigy! ¡Brissaille!
¡Cuigy!¡Brissaille!(Seabrazan.)
CUIGY.—Puntuales,¿eh?¿Desdecuándollegáisantesdequeenciendanlasarañas?
ELMARQUÉS.—¡Nomehabléis!¡Estoydeunhumor!…
SEGUNDOMARQUÉS.—Sosegaos,marqués.Ahíllegaelencargadodelasluces.
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(Lagentesaludacongritoslallegadadelencargado.Algunosseconcentranen
tornoalaslámparasquevaencendiendo,mientrasotrossesientanenlasgalerías.
LignièreentraenelpatioencompañíadeCristiándeNeuvillette.Lignière,unpoco
desaliñado, es el clásico tipo de borracho distinguido. Cristián, vestido
elegantementeaunquealaantigua,parecepreocupadoymiraconstantementealos
palcos.)
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ESCENAII
Losmismos,CRISTIÁN,LIGNIÈRE;después,RAGUENEAUyLEBRET.
CUIGY.—¡Lignière!
BRISSAILLE.—(Riendo.)¿Peroaúnnoestásborracho?
LIGNIÈRE.—(En voz baja, a Cristián.) ¿Queréis que os presente? (Asentimiento de
Cristián.)ElbaróndeNeuvillette.
CUIGY.—(Mientrassaluda,diceaBrissaille:)¡Buenafiguraladeljoven!
PRIMERMARQUÉS.—(Quelohaoído.)¡Bah!…¡Notanto!…
LIGNIÈRE.—(ACristián.)ElseñordeCuigy.ElseñordeBrissaille.
CRISTIÁN.—(Inclinándose.)¡Encantado!
PRIMERMARQUÉS.—(Alsegundo.)Noestámal,peronovistealamoda.
LIGNIÈRE.—(ACuigy.)MiamigoacabadedesembarcarenTurena.
CRISTIÁN.—EstoyenParíshaceveintedíasydeboentrarmañanadecadeteenlos
guardias.
PRIMERMARQUÉS.—(Mirandoalaspersonasqueentranenlosaposentos.)Alláveo
alapresidentad’Aubryquevaasusitio.
CUIGY.—(MostrandoaCristiánlasala,quevallenándose.)¡Cuántagente!
CRISTIÁN.—¡Sí,mucha…!
PRIMERMARQUÉS.—DeParíslomásselecto.
(Va nombrando a las mujeres conforme entran, lujosamente vestidas, en los
palcos.Envíodesaludosyrisas.)
SEGUNDOMARQUÉS.—SeñorasdeGuéménée…
CUIGY.—DeBois-Dauphin…
PRIMERMARQUÉS.—Cuyosojosnegrosdeamornosabrasan.
BRISSAILLE.—DeChavigny…
SEGUNDOMARQUÉS.—Queconfríodesdenquiereapagarnuestroamantefuego.
LIGNIÈRE.—¡Calle!¿HavueltoyadeRuanelseñordeCorneille?
ELJOVEN.—(Asupadre.)CreoqueestátodalaAcademia.
ELBURGUÉS.—Aquíhevistoamásdeunmiembro:Boudu,Boissat,Colomby…y
otros, que aunque no recuerdo su nombre, la fama les hará inmortal… ¡Qué
hermosoesesto!
PRIMER MARQUÉS.— ¡Atención! Nuestras preciosas damas llegan a ocupar sus
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puestos.Bartenoida,Urimedonte,Casandra,Cloris…
SEGUNDOMARQUÉS.—¡Québellosapodos!Marqués,¿lossabéistodos?
PRIMERMARQUÉS.—Todos,marqués.
LIGNIÈRE.—(LlevandoaparteaCristián.)Puestoquesientréaquí,amigomío,fue
sóloporcomplacerosynovienevuestradamaamisviciosyomevuelvo.
CRISTIÁN.— (Suplicante.) ¡No! Por vos anda metida la corte en coplas y versos;
quedaos:¿mediréiselnombredeaquellaporquienestoymuriendodeamor?
PRIMER VIOLIN.— (Golpeando en el atril con su arco.) ¡Prevenidos! (Levanta el
arco.)
LACANTINERA.—¡Pasteles!
CRISTIÁN.— Temo que sea coqueta y frívola… y…, vamos…, ¡que no me atrevo a
hablarle!…Ellenguajeenusometurba…,mefaltaingenio…Sólosoyuntímido
soldado…Allíenaquelaposento,selavesiempre…Haciaelfondo.(Señalando
elaposentodelforo,derecha.)
LIGNIÈRE.—(Haciendoqueseva.)Mevoy.
CRISTIÁN.—(Reteniéndole.)¡Quedaos,porfavor!…¡oslosuplico!
LIGNIÈRE.—Nopuedo.ElseñordeAssoucymeesperaenlataberna.Aquímemuero
desed.
LA CANTINERA.— (Pasando delante de él con una bandeja.) ¿Qué queréis?…
¿Leche,naranjada?
LIGNIÈRE.—¡Puaf!…¡quéasco!
LACANTINERA.—¿Yquéospareceunrivasalta?
LIGNIÈRE.—(ACristián.)Mequedounratomás.¡Vamosaprobareserivasalta!
(Se sienta junto al mostrador mientras la cantinera le sirve. Gritos entre el
públicoalaparecerunhombrecilloregordeteyrisueño.)
VOCES.—¡Ragueneau!¡Ragueneau!
LIGNIÈRE.—(ACristián.)¡EselgranpasteleroRagueneau!
RAGUENEAU.— (Vestido de pastelero endomingado, se dirige resueltamente a
Lignière.)¿HabéisvistoalgranCyrano?
LIGNIÈRE.—(PresentándoloaCristián.)Ospresentoalpastelerodeloscomediantes
ydelospoetas.
RAGUENEAU.—(Confundido.)¡Esdemasiadohonorparamí!
LIGNIÈRE.—¡UngranMecenas!
RAGUENEAU.— No tanto. Esos caballeros se dignan honrar mi casa sirviéndose de
ella…
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LIGNIÈRE.—¡Acrédito,claroestá!Además,Ragueneauespoetadetalento.
RAGUENEAU.—Esodicenellos.
LIGNIÈRE.—Losversossonsuperdición.Escapazdedarunpastelporunpequeño
poema.
RAGUENEAU.—¡Oh,no!Sielpoemaespequeño…¡unpastelillosolamente!
LIGNIÈRE.—Comopodéisapreciar,esingeniosoaunqueseexcuse.¿Yquédaispor
unaletrilla?
RAGUENEAU.—(Unpocoavergonzado.)Unbollo.
LIGNIÈRE.—Sí…¡perounbollodecrema!Yelteatro¿osgusta?
RAGUENEAU.—¡Meapasiona!
LIGNIÈRE.— (Volviéndose a Cristián.) Aquí donde le veis, paga con dulces las
entradasdeteatro.¿Cuántososhacostado,sipuedesaberse,elhallaroshoyentre
nosotros?
RAGUENEAU.—Cuatroflanesyquincesuizos.(Mirandoatodaspartes.)¿Cyranono
hallegadotodavía?Meextrañamucho.
LIGNIÈRE.—¿Porqué?
RAGUENEAU.—PorqueMontfleuryactúa.
LIGNIÈRE.— Estáis en lo cierto: ese tonel interpretará para nosotros esta noche el
papeldeFedón.Pero¿quéleimportaesoaCyrano?
RAGUENEAU.— ¡Ah! ¿Ignoráis lo que sucede? Odia a Montfleury y le ha prohibido
saliraescenaduranteunmes.
LIGNIÈRE.—(Queyavaporsucuartovasoderivasalta.)¿Y…?
RAGUENEAU.—PuesqueMontfleurysaldráaescena.
CUIGY.—(Quesehaacercadoalgrupo.)Cyranonopodráimpedirlo.
RAGUENEAU.—¡Yaveremosloquepasa!
PRIMERMARQUÉS.—¿QuiéneseseCyrano?
CUIGY.—Undiestroespadachín.
SEGUNDOMARQUÉS.—¿Noble?
CUIGY.— Lo suficiente. Pertenece a la guardia de Cadetes. (Señalando a un
gentilhombrequedavueltasporlasalabuscandoaalguien.)SuamigoLeBret
podrá deciros más. (Le llama.) ¡Le Bret! ¡Le Bret! (Le Bret desciende hacia
ellos.)¿BuscáisalseñordeBergerac?
LEBRET.—Sí,estoypreocupado.
CUIGY.—DecíaamisamigosqueCyranonoesunhombrevulgar.¿Quéopináisvos?
LEBRET.—(Entusiasmado.)Queeselsermásexquisitodelatierra.
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RAGUENEAU.—¡Unpoetagenial!
LIGNIÈRE.—¡Ungranespadachín!
BRISSAILLE.—¡CultivalaFísica!
LEBRET.—¡Amaapasionadamentelamúsica!
LIGNIÈRE.—¿Yquémedecísdesuextravaganteaspecto?
RAGUENEAU.—NocreoqueunpintorsolemnecomoFelipedeChampagnelorefleje
en sus lienzos. Pero su aire extraño, grotesco, extravagante y ridículo hubiera
podido inspirar al genial Callot, el consumado espadachín de sus mascaradas:
sombrerodetresplumas,jubónconseisfaldonesycapaque,pordetrás,levanta
conorgulloelestoquecomocoladeinsolentegallo.Esmásfieroquetodoslos
ArtabanesquelaGascuñatrajoalmundo.Sobresugolilla,cualladePolichinela,
caeunanariz…¡Yquénariz,señores,quénariz!…Alverpasartamañonarigudo
unoexclama:«No,noesposible…Porfavor,¡estopasadelaraya!»,pensando
que no es más que una broma, que se trata de una careta y se la quitará al
instante…PeroCyranonoselaquitaránunca.
LEBRET.—(Bajandolacabeza.)Nopuede…¡Ydesgraciadodeaquélquesequede
mirándola!
RAGUENEAU.—(Convigor.)¡Suespadaeslaguadañadelamuerte!
PRIMERMARQUÉS.—(Encogiéndosedehombros.)¡Bah!,seguroquenoviene.
RAGUENEAU.—¡Sívendrá!¡Nofaltabamás!ApuestounpolloalaRagueneau.
PRIMERMARQUÉS.—¡Sea!(Riendo.)
(Rumordeadmiraciónenlasala.Roxanaacabadepresentarseensuaposento,y
se sienta en la derecha. Con ella viene la dueña, que toma asiento en el fondo.
Cristián,ocupadoenpagaralacantinera,noreparaenRoxana.)
SEGUNDOMARQUÉS.—(Vivamente.)¡Miradcaballeros,semejantebelleza!
PRIMERMARQUÉS.—Unmelocotónsonriendoconunafresaporlabios.
SEGUNDOMARQUÉS.—¡Ytan…fresca!
PRIMERMARQUÉS.—Sidelejosnolamiráis,seosresfríaelcorazónsinremedio.
CRISTIÁN.— (Levanta la cabeza, y, al ver a Roxana, coge vivamente del brazo a
Lignière.)¡Esella!
LIGNIÈRE.—(Mirando.)¿Esésa?
CRISTIÁN.—¡Sí!¡Pronto!¡Sunombre,porDios!…Yotiemblo.
LIGNIÈRE.—(Bebiendolentamente.)EsMagdalenaRobin,llamadaRoxana.
CRISTIÁN.—¡Ohcielo!
LIGNIÈRE.—Exquisita,delicada…
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CRISTIÁN.—Pero…
LIGNIÈRE.—Librecomoelviento.Eshuérfana,yprimadeCyrano.
(EnestemomentoentraenelpalcodeRoxanayhablaunmomentoconella,sin
sentarse,unelegantecaballeroqueostentaelcordónazul.)
CRISTIÁN.—(Consobresalto.)¿Yesecaballero?…
LIGNIÈRE.— (Casi borracho, guiñando el ojo maliciosamente.) ¡Ah! El conde De
Guiche. Sorbido el seso le tiene Roxana. Casado con la sobrina de Armando
Richelieu…EmpeñomuestraencasaraRoxanaconuncándidohidalgüelo,untal
vizconde de Valvert. Ella se resiste, pero De Guiche es poderoso y no han de
faltarlemediosconqueobligaraRoxanaarendirseasusdeseos.Pormiparteya
hesacadoalaluztanruinesmanejosenunacanciónquenuncameperdonará.Es
sangrientoelfinal…¿Queréisoírlo?
(Selevantatambaleando,conelvasoenalto,dispuestoacantar.)
CRISTIÁN.—No,no…Adiós.
LIGNIÈRE.—¿Y…adónde?
CRISTIÁN.—Enbuscadeesevizconde.
LIGNIÈRE.—Osvaamatar;idcontiento.(MostrándoleaRoxanaconelrabillodel
ojo.)Y…quedaos,queellaosmira.
CRISTIÁN.—¡Esverdad!
(Quedase contemplándola como extático. El grupo de rateros se le acerca
viéndoleentalactitud.)
LIGNIÈRE.—Yosíqueosdejo.Tengomuchasedymeaguardanenlastabernas.
(Salehaciendoeses.)
LIGNIÈRE.—(Quehadadolavueltaalasala,volviendoalladodeRagueneau.)No
veoaCyrano.
RAGUENEAU.—(Incrédulo.)Sinembargo…puedeaún…
LEBRET.—¡Ojalánohayavistoloscarteles!
(La sala comienza a impacientarse y se oyen gritos pidiendo que empiece la
representación.)
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ESCENAIII
Losmismos,exceptoLIGNIÈRE;DEGUICHE,VALVERT,despuésMONTFLEURY.
PRIMERMARQUÉS.—(ViendoqueDeGuiche,rodeadodeaduladoresentrelosquese
encuentra el vizconde de Valvert, baja del palco y atraviesa el patio.) ¡Muchos
seguidorestieneeseDeGuiche!
SEGUNDOMARQUÉS.—¡Bah!…¡Esungascón!
PRIMER MARQUÉS.— Un gascón servil y frío que siempre llega donde se propone.
Nosconvienesaludarle.(SedirigenhaciaDeGuiche.)
SEGUNDOMARQUÉS.— ¡Bellas cintas, querido conde! ¿De qué color son: «Bésame
niñaquerida»o«Vientredesapo»?
DEGUICHE.—Colorde«Españolenfermo».
PRIMER MARQUÉS.— El color no miente, pues gracias a vuestro valor, el pabellón
españolretrocederáenFlandes.
DE GUICHE.— Yo subo a escena, ¿me acompañáis? (Se dirige hacia las tablas
seguido de los marqueses y gentilhombres. De pronto Se vuelve y llama:)
¡Valvert!
CRISTIÁN.—(Queleshaescuchadoyobservadoseestremecealoírestenombre.)¡El
vizconde!…¡Ésees!¡Learrojaréalrostromi…!(Metelamanoensubolsilloy
encuentraenélladeunratero.Sevuelvesorprendido.)¿Quéesesto?Yobuscaba
miguante…(Sinsoltarlelamano.)
ELRATERO.—(Consonrisaforzada.)Yencontráisunamano,señor.(Cambiandoel
tonoquesevuelveconfidencial.)Simesoltáis,osconfiaréunsecreto.
CRISTIÁN.—(Quesiguereteniéndole.)¿Cuál?
ELRATERO.—VuestroamigoLignière,queacabademarcharse,vaamorir.Unade
suscancionesmolestóaciertonoble,yestanocheleesperancienhombrespara…
CRISTIÁN.—¿Quiéneselautordeesaencerrona?
ELRATERO.—Nopuedodecirlo.Discreciónprofesional.
CRISTIÁN.—¿Dóndeleesperan?
ELRATERO.—EnlapuertadeNesle,enelcaminohaciasucasa.¡Prevenidle!
CRISTIÁN.—(Queporfinlesuelta.)¿Dóndeleencontraré?
EL RATERO.— Id por los mesones «El lagar de oro», «Las dos antorchas», «El
cinturónroto»,«Lostresembudos»…Dejadleencadasitiounanotadeaviso.
CRISTIÁN.—¡Ah,canallas!…¡Cienhombrescontraunosolo!…(Miraamorosamente
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aRoxana.)¡Tenerquedejarlaahora!…(SevuelveairadohaciaValvert.)¡Yaése!
…PeroesnecesariosalvaraLignière.(Salecorriendo.)
(De Guiche, el vizconde, los marqueses y todos los gentilhombres, han
desaparecidodetrásdeltelónparatomarasientoenlosbancosdelescenario.Tanto
lospalcosdelasgaleríascomoelpatiodelteatroestánabarrotadosdepúblico.La
salasiguepidiendoagritosquecomiencelarepresentación.)
UNBURGUÉS.—(Cuyapelucasalevolandoalserpescadaporelanzuelodeunpaje
delagaleríasuperior.)¡Mipeluca!(Entregritos,lagentecelebralaacciónde
lospajes.)
VOCES.—¡Ja,ja!…¡Estácalvo!…¡Bravo!…¡Vivanlospajes!…
ELBURGUÉS.—(Enfurecidoyamenazadoconelpuño.)¡Malditosbribonzuelos!
(Risasygritossevanapagandohastallegaraunsilenciototal.)
LEBRET.—(Asombrado.)¿Porquéesterepentinosilencio?(Unespectadorlehabla
envozbaja.)
ELESPECTADOR.—Acabandeasegurármelo.
VOCES.—¡Silencio!…¿Esverdad?…¡No!…¡Sí!…¡Enaquelpalcodecelosías!…
¡ElCardenal!…¿ElCardenal?…¡Sí,elCardenal!
UNPAJE.—¡Diablos!…¡Yanopodremosmovernos!
(Sedanlastresseñalesdesdeelescenario.Lagenteseinmovilizaesperando.)
VOZDEUNMARQUÉS.—(Detrásdeltelón.)¡Despabiladesavela!
OTROMARQUÉS.—(Sacandolacabezaporlaaberturadeltelón.)¡Unasilla!
(Unasillapasademanoenmanoporencimadelascabezas.Elmarquéslacoge
ydesaparece,nosinantesdirigiralgunosbesosalospalcos.)
UNESPECTADOR.—¡Silencio!
(Vuelvenaoírselastresseñalesyseabreeltelón.Cuadro.Losmarquesesestán
sentados en los bancos situados al lado de los bastidores, en actitud insolente. El
foro representa un decorado campestre de color azul. Cuatro pequeñas arañas
iluminanlasescenas.Losviolinestocandulcemente.)
LEBRET.—(ARagueneau,envozbaja.)¿CreesqueMontfleurysaldrá?
RAGUENEAU.—(Bajotambién.)Ahoraloveremosporqueapareceelprimero.
LEBRET.—PuesCyranonohavenido.
RAGUENEAU.—Meparecequeheperdidolaapuesta.
LEBRET.—¡Tantomejor!
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(Seoyeunairededulzaina.Montfleuryapareceenescenavestidodepastor,con
unsombrerollenodeflorescaídosobrelaorejaytocandounagaitaadornadacon
cintas.LosespectadoresgritanaplaudiendoaMontfleury.)
MONTFLEURY.—(Despuésdesaludar,comienzaainterpretarsupapel.)
¡Felizaquél,quelejos
delacorte,
enunlugarsolitario
asímismoseimpone
destierrovoluntario!
¡Felizaquél,quecuando
soplaenelbosqueelcéfiro…
UNAVOZ.—(Enelcentrodelpatio.)¡Granuja!¿Noteheprohibidosaliraescenaen
unmes?(Estuporentreelpúblicoquesevuelve.)
GRITOS.— ¿Qué pasa?… ¿Qué es esto?… ¿Quién es?… (Los de los palcos se
levantanparaver.)
CUIGY.—¡Esél!
LEBRET.—(Aterrorizado.)¡Cyrano!
VOZDECYRANO.—¡Fueradeescena,grandísimopayaso!¡Fueraahoramismo!
(Lasalaprorrumpeenungritodeindignación.)
MONTFLEURY.—Perosi…
VOZDECYRANO.—¿Teresistes?
(Tanto en el patio como en los palcos, diversas voces instigan a Montfleury a
continuar.)
VOCES.— ¡Basta de bromas!… Montfleury, ¡continúa!… ¡Qué sigas!… ¡No tengas
miedo!…
MONTFLEURY.—(Convozdubitativa.)
¡Felizaquél,quelejos
delacor…
VOZDECYRANO.—(Amenazadora.)¡Bellaco!¿Seránecesarioquetemuelaapalos?
(Unbrazoenarbolaunbastónporencimadelascabezas.)
MONTFLEURY.—(Convozmásdébilaún.)
¡Felizaquél…
(Elbastónseagita.)
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VOZDECYRANO.—¡Fuerahedicho!
(LosespectadoressiguenanimandoaMontfleury.)
MONTFLEURY.—(Atragantándose.)
¡Felizaquél,quelejos
delacort…
CYRANO.— (Surgiendo de entre los espectadores, de pie sobre una silla, con los
brazos cruzados, el sombrero ladeado, el mostacho hirsuto y su terrible nariz.)
¡Estásacabandoconmipaciencia!
(Sensaciónentrelagentealverle.)
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ESCENAIV
LosmismosyCYRANO;despuésBELLEROSEyJODELET.
MONTFLEURY.—(Alosmarqueses.)Ayudadme,caballeros.
UNMARQUÉS.—(Condesgana.)¡Continuadlarepresentación!
CYRANO.—¡Toneldemanteca!,¡sisigues,meveréobligadoaabofetearte!
LOSMARQUESES.—¡Basta!
CYRANO.—¡Quelosmarquesessecallenysesientenolascintasdesussombreros
penderándemibastón!
TODOSLOSMARQUESES.—(Poniéndoseenpie.)¡Esdemasiado!…Montfleury…
CYRANO.—¡QueMontfleurysevayaolecortolasorejasylodestripo!
UNAVOZ.—Pero…
CYRANO.—¡Quesemarche!
OTRAVOZ.—Sinembargo…
CYRANO.— ¿No lo he dicho suficientemente claro? (Arremangándose.) Voy a
convertirlaescenaenunmostradoryacortartrocitosesamortadeladeItalia.
MONTFLEURY.—(Recuperandosudignidad.)¡InsultáisaTalíaalinsultarme!
CYRANO.—(Muycortés.) Si esa musa, caballero, tuviese el honor de conoceros, al
verostanbestiaytangordo,creedme,¡osclavaríaenciertapartesucoturno!
ELPATIO.—¡Montfleury!…¡Montfleury!…¡LaobradeBaró!…
CYRANO.—(Alosquegritanasualrededor.)Ossuplicoquetengáiscompasiónde
mivaina.Sicontinuáis,enseñarálahojadelaespada.(Elcírculoseensancha.)
LAMULTITUD.—(Retrocediendo.)¡Ah!…
CYRANO.—(AMontfleury.)¡Saldeescenaahoramismo!
LAMULTITUD.—(Acercándoseygruñendo.)¡Oh…oh!…
CYRANO.—(Volviéndoseconrapidez.)¿Hayalguienquequierapreguntaralgo?
(Nuevoretrocesodelamultitud.)
UNAVOZ.—(Cantandoalfondo.)ElseñorCyranoesuntirano.Pero,asupesar,«La
Cloris»serepresentará.
TODALASALA.—(Cantando.)¡«LaCloris»!…¡«LaCloris»!…
CYRANO.—¡Comovuelvaaoíresacantinela,arremetocontratodos!
UNBURGUÉS.—¡NiquefueseSansón!
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CYRANO.—¿Estaríaisdispuesto,caballero,aprestarmevuestramandíbula?
UNADAMA.—(Desdesupalco.)¡Esinaudito!
UNCABALLERO.—¡Escandaloso!
UNBURGUÉS.—¡Vejatorio!
UNPAJE.—¡Loquemeestoydivirtiendo!
ELPATIO.—¡Kss!…¡Montfeury!…¡Cyrano!…
CYRANO.—¡Silencio!
ELPATIO.—(Delirando.)¡Uah!…¡Kikirikiiii!…¡Uah!…¡Beee!…
CYRANO.—Os…
UNPAJE.—¡Miau!
CYRANO.—…osordenoquecalléis.Ydirijoundesafíocolectivoalpatio…Apunto
elnombredetodoelquequierabatirse…¡Quesevayanacercandolosvalientes!
… Por orden, ¡por orden!… ¡A cada uno le daré un número! ¡Vamos!, ¡a ver
quiéneselprimeroenabrirlalista!…¿Vos?…¡No!¿Vos?…¡Tampoco!Aver
quién es el primero. ¡Le daré el pasaporte con los honores que merece! ¡Que
todos los que quieran morir levanten el dedo! (Silencio.) ¿Acaso el pudor os
prohíbecontemplardesnudamiespada?…¡Niunhombre!…¡niunsolodedo!…
¡Estábien!…¡Entoncessigo!(VolviéndosehaciaelescenariodondeMontfleury
esperaconangustia.)Deseoverelteatrolibredeestagangrena,sino…(Llevala
manoasuespada.)¡Aquíestáelbisturí!
MONTFLEURY.—Yo…
CYRANO.—(Bajadesusilla,sesientaenelcentrodelredondelquesehaformadoy
seinstalacomoensucasa.)Voyadartrespalmadas,lunallena.¡Alatercera,te
eclipsarás!
ELPATIO.—(Divertido.)¡Ah!
CYRANO.—(Dandounapalmada.)¡Una!
MONTFLEURY.—Yo…
UNAVOZ.—(Desdeunodelospalcos.)¡Quedaos!
ELPATIO.—¡Sequeda!…¡No!…¡Yocreoquesí!…
MONTFLEURY.—Caballeros,yocreoque…
CYRANO.—¡Dos!
MONTFLEURY.—Seríamejorque…
CYRANO.—¡Ytres!
(Montfleurydesapareceenunabrirycerrardeojos.Risas,silbidosygritos.)
LASALA.—¡Cobarde!…¡Quevuelva!…
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CYRANO.—(Alegre,sedejacaerenlasillacruzandolaspiernas.)¡Quevuelvasise
atreve!
UNBURGUÉS.—¡Aquíllegaelrepresentante!(Belleroseseadelantaysaluda.)
LOSPALCOS.—¡Ah!…¡AhíestáBellerose!…
BELLEROSE.—(Conelegancia.)¡Caballeros!…
ELPATIO.—¡No!¡QuedaquesalgaJodelet!
JODELET.—(Seadelantaydiceconvoznasal.)¡Hatajodeborregos!
ELPATIO.—¡Bravo!…¡Muybien!…
JODELET.— ¡Nada de bravos!… Esa foca cuyo vientre que tanto os divierte, se ha
sentido…indis…
ELPATIO.—¡Esuncobarde!…
JODELET.—Sehavistoobligadoasalir…
ELPATIO.—¡Queregrese!
UNOS.—Eso,¡queregrese!
OTROS.—¡No!¡No!…¡noqueremosniverle!…
UNJOVEN.—(DirigiéndoseaCyrano.)¿Podríasaclararnosunacosa,caballero?¿Por
quéodiáistantoaMontfleury?
CYRANO.— (Siempre sentado.) Jovencito, tengo dos razones y cada una de ellas
suficiente.Laprimera:esunactormalísimoquegritalosversosjadeando,peor
queunaguador.Lasegundaesunsecreto.
ELVIEJOBURGUÉS.—(Detrásdeél.)Peronoshabéisprivado,sinningúnescrúpulo,
dever«LaCloris».
CYRANO.— (Volviendo su silla hacia el burgués, le dice respetuosamente.) ¡Vieja
mula!,losversosdelviejoBarónovalennadaylosheinterrumpidosinningún
remordimiento.
LAS DAMISELAS.— (Desde sus palcos.) ¡Ah!… ¡Hablar así de nuestro Baró!…
¡Habrásevisto!…¡Diosmío!…
CYRANO.—(Volviéndosehacialospalcos,congalantería.)Hermosasdamas,brillad,
floreced, escanciad el numen poético en el alma de los vates, enamorad a los
muertosconvuestrassonrisas,inspiradnosversos…¡peronolosjuzguéis!
BELLEROSE.—¿Yquiénvaadevolvereldineroaesagente?
CYRANO.—(Volviendosusillahaciaelescenario.)Alfinalguienhadichounacosa
inteligente.NomegustahaceragujerosenelmantodeTespis.(Arrojaunabolsa
sobreelescenario.)¡Cogedesabolsaycallaos!
(Rumoresdeadmiraciónenlasala.)
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JODELET.—(Cogiendorápidamentelabolsaysopesándola.)Aesteprecio,caballero,
ospermitoquetodoslosdíasvengáisainterrumpir«LaCloris»…(Yañadeante
la insistencia de los gritos del público:) ¡aunque tengamos que soportar estos
berridos!
BELLEROSE.—¡Hayqueevacuarlasala!
JODELET.—¡Salgan,porfavor!¡Despejenellocal!
(LagentecomienzaasalirbajolamiradasatisfechadeCyrano.Peroenseguida
lamultitudsedetienealiniciarselasiguienteescena.Lasalidacesa.Lasmujeres,
queyasehabíanpuestoenpieensuspalcosyhabíanrecogidosumanto,separana
escucharyterminanporsentarse.)
LEBRET.—(ACyrano.)¡Estásloco!
UN IMPERTINENTE.— (Acercándose a Cyrano.) Si he de reconocer la verdad,
Montfleuryesunescándaloparaelteatro,peroleprotegeelduquedeCandale.
¿Tenéisvosalgúnamo?
CYRANO.—¡No!
ELIMPERTINENTE.—¿Nolotenéis?
CYRANO.—¡No!
ELIMPERTINENTE.—¿Peronisiquieraungranseñorqueoscubraconsunombre?
CYRANO.—(Irritado.)¡Oshedichodosvecesqueno!¿Esnecesarioquelorepitauna
vez más? No tengo ningún protector… (Lleva mano a su espada.) ¡Pero sí una
protectora!
ELIMPERTINENTE.—¿Osmarcharéisdelaciudad?
CYRANO.—Según.¡Yaveremos!
ELIMPERTINENTE.—¡ElduquedeCandaletieneelbrazomuylargo!
CYRANO.—Peronotantocomoelmíocuandoleañado(mostrandolaespada.)esto.
ELIMPERTINENTE.—¡Niensueñospretenderéis…!
CYRANO.—¡Lopretendo!Yahora…¡marchaos!
ELIMPERTINENTE.—Pero…
CYRANO.—¡Marchaos!Unmomento…Decidme,¿porquémiráistantominariz?
ELIMPERTINENTE.—(Asustado.)¡Queyomiraba…!
CYRANO.—¿Quétienedeextraño?
ELIMPERTINENTE.—(Retrocediendo.)Vuestraseñoríaseequivoca.
CYRANO.—¿Esblandaycolgantecomounatrompa?
ELIMPERTINENTE.—(Retrocediendo.)Yo…no…
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CYRANO.—¿Oencorvadacomoelpicodeunbúho?
ELIMPERTINENTE.—Yo…
CYRANO.—¿Oacasotieneunaverrugaenlapunta?
ELIMPERTINENTE.—Perosi…
CYRANO.— ¿O alguna mosca por ella se pasea?… ¡Contestadme! ¿Tiene algo de
extraño?
ELIMPERTINENTE.—¡Oh!
CYRANO.—¿Esunfenómeno?
ELIMPERTINENTE.—Tuvemuchocuidadodenomirarla…
CYRANO.—¿Yporquénolahabéismirado?
ELIMPERTINENTE.—Yohabía…
CYRANO.—¿Acasoosdisgusta?
ELIMPERTINENTE.—¡Caballero!
CYRANO.—¿Tanmalcolortiene?
ELIMPERTINENTE.—¡Ohno!,noes…
CYRANO.—Ysuforma…¿esobscena?
ELIMPERTINENTE.—¡Queva!…¡Alcontrario!
CYRANO.—¿Porquéladespreciáisentonces?¡Quizásospareceunpocogrande!…
ELIMPERTINENTE.—Meparecepequeña…muypequeña…¡pequeñísima!
CYRANO.—¿Qué?…¿Cómo?…¿Acusarmedesemejanteridículo?¡Pequeña!¿Que
minarizespequeña?
ELIMPERTINENTE.—¡Cielos!…
CYRANO.— ¡Enorme!… Imbecil desnarigado. ¡Mi nariz es grandísima! Y has de
saber, cabeza de alcornoque, que estoy muy orgulloso de semejante apéndice.
Porque una nariz grande es característica de un hombre afable, bueno, cortés,
liberal y valeroso, tal como soy y tal como vos nunca podréis ser, ¡lamentable
idiota!,porqueunacarasinningunacosaespecial…(Leabofetea.)
ELIMPERTINENTE.—¡Ay…!
CYRANO.— … está tan desnuda de orgullo, de gracia, de lirismo y de suntuosidad,
¡comoésta(Levuelveporloshombrosyuneelgestoalapalabra.)alaquemi
botavaabuscardebajodevuestraespalda!
ELIMPERTINENTE.—(Huyendo.)¡Socorro!…¡cuidadoconesehombre!
CYRANO.— ¡Que esto sirva de aviso a los papanatas que encuentran divertido el
centrodemirostro!¡Ysi,porventura,elmirónesnoble,tengoporcostumbre,
antesdedejarlemarchar,meterlepordelante,yunpocomásarriba,unaespada
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envezdelapuntademibota!
DEGUICHE.—(Quebajadelescenarioacompañadoporlosmarqueses.)¡Terminará
aburriéndonos!
EL VIZCONDE DE VALVERT.— (Encogiéndose de hombros.) ¡No es más que un
fanfarrón!
DEGUICHE.—¿Ynadievaaresponderlecomosemerece?
VALVERT.— ¿Nadie?… ¡Esperad un momento y veréis!… (Se dirige hacia Cyrano,
queleobserva,yseplantaanteélconpedantería.)Tenéis…tenéis…unanariz…
¡unanarizmuygrande!
CYRANO.—(Gravemente.)¡Mucho!
VALVERT.—(Riendo.)¡Ja,Ja!
CYRANO.—(Imperturbable.)¿Esoestodo?
VALVERT.—Yo…
CYRANO.— Sois poco inteligente, jovenzuelo. Pueden decirse muchas más cosas
sobre mi nariz variando el tono. Por ejemplo, agresivo: «Si tuviese una nariz
semejante, caballero, me la cortaría al momento»; amigable; «¿Cómo bebéis;
metiendolanarizenlatazaoconlaayudadeunembudo?»;descriptivo;«¡Esuna
roca… un pico… un cabo…! ¿Qué digo un cabo?… ¡es toda una península!»;
curioso; «¿De qué os sirve esa nariz?, ¿de escritorio o guardáis en ella las
tijeras?»;gracioso;«¿Tantoamáisalospájarosqueospreocupáisdeponerlesesa
alcándaraparaqueseposen?»;truculento;«Cuandofumáisyelhumodeltabaco
sale por esa chimenea… ¿no gritan los vecinos; ¡fuego!, ¡fuego!?»; prevenido;
«Tenedmuchocuidado,porqueesepesoosharádardenaricescontraelsuelo»,
tierno; «Por favor, colocaros una sombrilla para que el sol no la marchite»;
pedante; «Sólo un animal, al que Aristóteles llama hipocampelefantocamelos,
tuvodebajodelafrentetantacarneytantohueso»;galante:«¿Quéhay,amigo?
Ese garfio… ¿está de moda? Debe ser muy cómodo para colgar el sombrero»;
enfático: «¡Oh, magistral nariz!, ¡ningún viento logrará resfriarte!»; dramático;
«¡Es el mar Rojo cuando sangra!»; admirativo; «¡Qué maravilla para un
perfumista!»; lírico; «Vuestra nariz… ¿es una concha? ¿Sois vos un tritón?»;
sencillo;«¿Cuándosepuedevisitaresemonumento?»;respetuoso;«Permitidme,
caballero, que os felicite; ¡eso es lo que se llama tener una personalidad!»;
campestre;«¿Quéesesounanariz?…¿Creeustedquesoytantonto?…¡Esun
nabo gigante o un melón pequeño!»; militar: «¡Apuntad con ese cañón a la
caballería!»;práctico:«Siosadmitiesenenlalotería,seríaelpremiogordo».Y
paraterminar,parodiandoloslamentosdePíramo:«¡Infeliznariz,quedestrozas
la armonía del rostro de tu dueño!» Todo esto, poco más, es lo que hubierais
dichosituvieseisingeniooalgunasletras.Perodeaquélnotenéisniunátomoy
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de letras únicamente las cinco que forman la palabra «tonto». Además, si
poseyeseis la imaginación necesaria para dedicarme, ante estas nobles galerías,
todosesospiropos,nohubieseisarticuladonilacuartapartedeunosolo,porque,
comoyosépiropearmemejorquenadie,nooslohubiesepermitido.
DE GUICHE.— (Intentando arrastrar al vizconde que está como petrificado.)
¡Dejémosle,vizconde!
VALVERT.— (Sofocado.) ¡Demasiados humos para un hidalgillo… que… que ni
siquierausaguantesysalealacallesincintas,sinborlasysincharreteras!
CYRANO.— ¡Mi elegancia va por dentro y no me acicalo como un ganapan
cualquiera!Aunqueparezcalocontrario,mecompongocuidadosamente,másque
porfuera.Nosaldríaalacallesinhaberlavado,pornegligencia,unaafrenta;sin
haberdespertadobienlaconciencia,oconelhonorarrugadoylosescrúpulosen
duelo.Caminolimpioyadornadoconmilibertadymifranqueza.Encorseto,no
mi cuerpo, sino mi alma, y en vez de cintas uso hazañas como adorno externo.
Retorciendomiespíritucomosifueseunmostacho,alatravesarlosgruposylas
plazashagosonarlasverdadescomoespuelas.
VALVERT.—¡Caballero!…
CYRANO.— ¿Que yo no tengo guantes?… Decís bien. Tenía uno solo, resto de un
viejopar…yciertodía,comomemolestabayatenerlo,¡seloarrojéalrostroa
ciertopetimetre!
VALVERT.—¡Tunante!,¡bellaco!,¡sinvergüenza!
CYRANO.— (Descubriéndose y saludando como si el vizconde acabara de
presentarse.)Yyo,CyranoSabinoHérculesdeBergerac.
(Risas.)
VALVERT.—(Exasperado.)¡Bufón!
CYRANO.—(Dandoungritocomosilehubiesedadouncalambre.)¡Ay!
VALVERT.—(Queyaseiba,volviéndose.)¿Quépasaahora?
CYRANO.— (Haciendo muecas de dolor.) Hay que airearla porque si no se
enmohece…Estomesucedepornodarletrabajo…¡Ay!
VALVERT.—¿Quéosocurre?
CYRANO.—¡Sientoenmiespadaunhormigueo!
VALVERT.—(Sacandolasuya.)Siloqueréis,¡sea!
CYRANO.—Voyadarosunaestocadasorprendente.
VALVERT.—(Condesprecio.)¡Poeta!…
CYRANO.— Decís bien… ¡poeta!… y tan grande que, mientras combatimos,
improvisaréenvuestrohonorunabalada.
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VALVERT.—¿Unabalada?
CYRANO.—¿Acasonosabéisenquéconsiste?(Recitandocomosisetratasedeuna
lección.)Labaladasecomponedetrescoplasdeochoversos…
VALVERT.—(Riéndose.)¡Nosabía!…
CYRANO.—(Continuando.)…ydeunenvíodecuatro…
VALVERT.—Vos…
CYRANO.— Compondré una mientras me bato, y tened por seguro que en el último
versoseréistocado.
VALVERT.—¡Nopodréis!
CYRANO.—¿No?…(Declamando.)
«Duelorimado
enelpalaciodeBorgoñahabido
entreunpoeta,Bergeracllamado,
yunvizcondeinsolenteypresumido.»
VALVERT.—¿Podéisdecirmequeeseso?
CYRANO.—¡Eltítulo!
VOCESDELPÚBLICO.—(Muyexcitado.)¡Dejadmesitio!…¡Estoseponedivertido!…
¡Colocaosenfila!…¡Silencio!…
(Cuadro. Círculo de curiosos en el patio. Los marqueses, y los oficiales se
mezclanalosciudadanosygentesdelpueblo;unospajessesubensobreloshombros
deotrosparavermejorlaescena.Todaslasmujeresseponendepieensuspalcos.A
la derecha, De Guiche y sus gentilhombres. A la izquierda, Le Bret, Ragueneau,
Cuigy,etc.)
CYRANO.—(Cerrandounmomentolosojos.)Esperad…estoyescogiendolasrimas.
¡Yaestá!
(Uniendolaacciónalapalabra.)
Tirocongraciaelsombrero
y,lentamente,abandonada
dejolacapaquemecubre
paradespuéssacarlaespada.
BrillantecomoCéladon
ycomoScaramouchealado,
osloprevengo,Myrmidón:
¡alfinalvaisasertocado!
(Primerencuentro.)
¡Mejorosfueraserneutral!
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¿Pordóndeostrincharémejor?
¿Tiroalflanco,bajolamanga,
oallaureadocorazón?
¡Tin,tan!suenenlascazoletas;
mipuntaesuninsectoalado;
avuestrovientrevaderecha.
¡Alfinalvaisasertocado!
(Segundoencuentro.)
¡Pronto,unarima!¡Sehacetarde!
Vuestracaraestademudada…
Medaiselconsonante:¡Cobarde!
¡Tac!Ahoraparoesaestocada
Conlaqueibaisaalcanzarme
abrolalínea.Lahecerrado,
¡Afirmaelhierro,Laridón,
quealfinalvaisasertocado!
(Anunciasolemnemente.)¡FINAL!
PodéispediraDiosclemencia.
Meparto.Ahoraestoylanzado
afondo.Finto…¡Una…dos…tres…!
(Tirándose.Elvizcondevacila.Cyranosaluda.)
¡Yenelfinalfuisteistocado!
(Aclamaciones.Aplausosenlospalcos.Lluviadefloresypañuelos.Losoficiales
rodeanyfelicitanaCyrano.Ragueneaubailaentusiasmado.LeBretestácontentoy
almismotiemponervioso.Losamigosdelvizcondesostienenaésteyselollevan.)
LAMULTITUD.—(Enunprolongadogrito.)¡Ah!…
UNCABALLERO.—¡Soberbio!
UNAMUJER.—¡Québonito!
RAGUENEAU.—¡Prodigioso!
UNMARQUÉS.—¡Original!
LEBRET.—¡Insensato!
(LagentesearremolinaentornoaCyrano.Seoyenfelicitacionesybravos.)
UNAVOZDEMUJER.—¡Esunhéroe!
UNMOSQUETERO.—(AvanzandorápidamentehaciaCyranoconlamanoabierta.)Os
felicito,caballero.Lohabéishechomuybien,y,creedme,entiendodeestascosas.
(Sealeja.)
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CYRANO.—(ACuigy.)¿Quiénes?
CUIGY.—D'Artagnan.
LEBRET.—(ACyrano,cogiéndoledelbrazo.)Vámonoshedehablarte,
CYRANO.—Esperaquesalgatodaesagente.(ABellerose.)¿Puedoquedarme?
BELLEROSE.—(Respetuosamente.)¡Claro!,¡nofaltabamás!(Seoyengritosfuera.)
JODELET.—(Quehamirado.)EstánsilbandoaMontfleury.
BELLEROSE.—«Sictransit»(Cambiandodetono,sedirigealporteroyalencargado
de las luces.) Limpiad y cerrad todo, pero no apaguéis: después de la cena
vendremosaensayarunanuevafarsaparamañana.
(JodeletyBellerosesalentrasunagranreverenciaaCyrano.)
ELPORTERO.—(ACyrano.)¿Yustednocena?
CYRANO.—¿Yo?…¡No!
(Elporteroseretira.)
LEBRET.—(ACyrano.)¿Porqué?
CYRANO.—(Conorgullo.)Porque…(Cambiandoeltonoalverqueelporteroestáya
lejos.)¡Porquenotengoniuncéntimo!
LE BRET.— (Haciendo ademán de lanzar una bolsa.) ¿Cómo?… ¿Y la bolsa de
escudos?
CYRANO.—Eralapensiónquemepasamipadre.
LEBRET.—¿Dequévasavivirelrestodelmes?
CYRANO.—Nomequedanada.
LEBRET.—¡Tirareldinerodeesaforma!…¡Quétontería!
CYRANO.—¡Peroquégusto!
LACANTINERA.—(Tosiendodetrásdelpequeñomostrador.)¡Hum…!(CyranoyLe
Bretsevuelven.Ellaavanzatímidamente.)Caballero,¡semeparteelcorazón,al
saberquenopodéiscomer!(Señalandoelaparador.)Aquítengolonecesario…
(Convalor.)¡Tomadlo!
CYRANO.—(Descubriéndose.)¡Queridamuchacha!,aunquemiorgullodegascónme
prohíbe aceptar la menor golosina de vuestros dedos, temo que mi negativa os
cause pena; por eso aceptaré. (Se dirige al aparador y escoge.) ¡Bah!, poca
cosa… Unos granos de este racimo… (Ella quiere darle el racimo entero, pero
Cyrano coge solamente unos granos.) ¡Con esto vale! Un vaso… (Ella quiere
echar en él vino, pero Cyrano la detiene.) de agua limpia y medio pastel de
almendras.(Devuelvelaotramitad.)
LEBRET.—¡Queestupidez!
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LACANTINERA.—¿Nadamásqueréistomar?…
CYRANO.—Tumanoquierobesar.(Besalamanoqueellaletiende,comosifuerala
deunaprincesa.)
LACANTINERA.—Gracias.(Haciendounareverencia.)Adiós,caballero.
(Vase.)
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ESCENAV
CYRANO,LEBRETydespuéselportero.
CYRANO.— (A Le Bret.) ¿Qué tienes que decirme? Te escucho. (Se sienta ante el
mostradorycolocaencima,porelordenindicado,elpasteldealmendras,elvaso
de agua y los granos de uva.) ¡Cena, bebida y postre! Ahora: ¡a comer! ¡Ah!
¡Teníaunhambreespantosa!…(Comiendo.)¿Quédecías?
LEBRET.—Esosairesdegrandezacambiarántucarácter.Pregunta…¡preguntaala
gentesensatayteenterarásdelefectoqueproducentusalgaradas!
CYRANO.—(Terminandosupasteldealmendras.)Enorme,sinduda.
LEBRET.—ElCardenal.
CYRANO.—(Sorprendido.)¿Cómo?…¿EstabaallíelCardenal?
LEBRET.—Sí.Lehadebidoparecer…
CYRANO.—Muyoriginal.
LEBRET.—Sinembargo…
CYRANO.—Esunautor.Noledesagradaráquealguienestropeelarepresentaciónde
otrocolega.
LEBRET.—Meparecequeteestásbuscandodemasiadosenemigos.
CYRANO.— (Comenzando con sus granos de uva.) ¿Cuántos crees, poco más o
menos,queheconseguidoestanoche?
LEBRET.—Cuarentayocho…sincontarlasdamas.
CYRANO.—¡Noestámal!Enumeralos.
LEBRET.—Montfleury,elburgués,DeGuiche,elvizconde,Baró,LaAcademia…
CYRANO.—¡Basta!¡Estoyorgulloso!
LEBRET.—Pero¿adóndecreesquetellevaráesaformadevida?¿Quéintentas?
CYRANO.— Me encontré en una encrucijada: ante mí había muchos caminos y…
¡escogíuno!
LEBRET.—¿Cuál?
CYRANO.—Elmássencillo.Hedecididoseradmirableportodoyentodo.
LE BRET.— (Encogiéndose de hombros.) ¡Bueno! Dime, al menos, el verdadero
motivodetuodioporMontfleury.
CYRANO.— (Levantándose.) Ese sátiro ventrudo, que no puede tocarse el ombligo
coneldedo,creesertodavíaundulcepeligroparalasmujeres;yaunquealrecitar
farfulla, lanza miradas de besugo con sus ojos de carpa hacia ellas. ¡Le odio
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porqueciertanochetuvolaosadíadefijarsumiradaenella!…¡Meparecióver
comosisugranlimacosedeslizasesobreunaflor!
LEBRET.—¿Peroesposiblequetú…?
CYRANO.— (Con risa amarga.) ¿Que yo ame?… (Cambiando de tono y con
gravedad.)Puesamo.
LEBRET.—¿Yquiénesella?¡Nuncamelohabíasdicho!
CYRANO.— ¿Quién puede ser?… Reflexiona y lo comprenderás. Me está prohibido
soñarconseramado,inclusoporunamujerfea,acausadeestanarizquellegaun
cuartodehoraantesqueyoacualquierparte.¿Aquienvoyaamarentonces?Es
lógico:Amoalamásbella.
LEBRET.—¿Alamásbella?
CYRANO.—Esmuysencillo:estoyenamoradodelamujermásbelladelmundo,dela
másresplandeciente,delamásdelicada,(Conacaloramiento.)delamásrubia…
LEBRET.—¡Diosmío!¿Yquiénesesamujer?
CYRANO.—Sinquererlo,unpeligromortal;perotanexquisito,tanmaravilloso,que
nosepuedepensarenotrosemejante;esunatrampadelanaturaleza…¡unarosa
en la que el amor tiende una emboscada! Quien conoce su sonrisa, conoce la
perfección.Hacesurgirlagraciadelanada;parecequeencadagestoposeeun
airedivino.¡Nitú,Venus,sabríassubiratuconcha,nitú,Diana,caminarporlos
extensosbosquesfloridos,conlagraciaconqueellasubeasucupéycaminapor
París!
LEBRET.—¡Caramba!…Yalohecomprendido:¡estáclaro!
CYRANO.—¡Mepareceevidente!
LEBRET.—¿NoesMagdalenaRobin,tuprima?
CYRANO.—Sí;Roxana.
LEBRET.—¡Vaya!,¡perosiesestupendo!¿Laquieres?¡Puesdíselo!Estanochete
hascubiertodegloriaasusojos.
CYRANO.— Amigo mío, mírame y dime si puedo esperar algo con esta
protuberancia…No,nomehagoilusiones.Aveces,alatardecer,meenternezco,
entroenunjardínperfumado…conmienormenarizolfateoelabril…soytodo
ojos:alaluzdeunrayodelunaplateado,unadama,delbrazodeuncaballero,
caminalentamente…;tambiénamímegustaríallevarunadelbrazo.Meexalto,
meolvidodetodo…yderepente.¡Contemplolasombrademiperfilenelmuro
deljardín!
LEBRET.—(Emocionado.)¡Amigomío!…
CYRANO.—¡Simevierasenesosdesgraciadosmomentosenquemesientotanfeoy
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tansolo!…
LEBRET.—(Cogiéndolelasmanosconvivacidad.)Pero…¿estásllorando?
CYRANO.— ¡No!, ¡eso nunca! ¡Sería demasiado ridículo si a lo largo de esta nariz
corriese una lágrima! Mientras sea dueño de mí, no permitiré que la divina
belleza de las lágrimas se mezcle a tan grosera fealdad; óyeme: no hay nada…
¡nohaynadatansublimecomolaslágrimas!Noquieroqueprovocandolarisa,se
viesenridiculizadaspormiculpa…
LEBRET.—¡Vamos,noteentristezcas!…¡Elamornoesmásqueazar!
CYRANO.—(Moviendo la cabeza.) ¡No! Estoy enamorado de Cleopatra: ¿Tengo el
airedeunCésar?AdoroaBerenice…¿tengoelaspectodeunTito?
LEBRET.—¡Vamos,Cyrano!Hasvistoquelosojosdeesamuchachaqueteofreció
lacena,notedetestaban…
CYRANO.—(Animado.)¡Puestienesrazón!
LEBRET.—Entonces…¿qué?LamismaRoxanahaseguidoelduelocompletamente
demudada…
CYRANO.—¿Completamentedemudada?
LEBRET.—Suespírituysucorazónestányaasombrados…¡Atrévete!…¡Háblale!
CYRANO.— ¿Y que ella se ría en mis narices?… ¡No! Es lo único que temo en el
mundo.
ELPORTERO.—(IntroduciendoaalguienaCyrano.)¡Caballero,preguntanporvos!
CYRANO.—(Viendoaladueña.)¡Diosmío!¡Sudueña!…
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ESCENAVI
CYRANO,LEBRETyladueña.
LADUEÑA.—(Trasungransaludo.)Miamadeseasabersipuedeverensecretoasu
valienteprimo.
CYRANO.—(Turbado.)¿Verme?
LADUEÑA.—(Conunareverencia.)Sí,veros.Tienealgoquedeciros.
CYRANO.—¿Qué?
LADUEÑA.—(Nuevareverencia.)¡Cosas!
CYRANO.—(Vacilando.)¡Diosmío!
LADUEÑA.—Conlosprimerosrayosdelalba,iráaoírmisaaSanRoque.
CYRANO.—(ApoyándoseenLeBret.)¡Diosmío!
LADUEÑA.—Alasalida…¿podríaentrarenalgunaparteyhablarconvos?
CYRANO.—(Confuso.)¿Don…?Yo…pero…¡Diosmío!
LADUEÑA.—¡Contestaddeprisa!
CYRANO.—Estoypensando.
LADUEÑA.—¿Dónde?
CYRANO.—En…encasadeRegueneau,elpastelero.
LADUEÑA.—¿Dóndeestá?
CYRANO.—Enlacalle¡Diosmío!…deSanHonorato…
LADUEÑA.—(Saliendo.)Allíestaráalassiete.¡Sedpuntual!
CYRANO.—¡Allíestaré!
(Ladueñasale.)
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ESCENAVII
CYRANO,LEBRET;despuésloscomediantes,CUIGY,BRISSAILLE,LIGNIÈRE,elportero
ylosmúsicos.
CYRANO.—(CayendoenbrazosdeLeBret.)Pero…¡conella!…¡Unaentrevistacon
ella!
LEBRET.—¿Yanoestástriste?
CYRANO.—¡Ay!,¡almenossabequeexisto!
LEBRET.—¿Estarásmástranquiloahora?
CYRANO.—(Fueradesí.)Ahora…¡ahoraestoyfrenético,fulminante!¡Necesitotodo
un regimiento para destrozarlo! Tengo diez corazones, veinte brazos… ¡no me
basta con descuartizar enanos! (Gritando con todas sus fuerzas.) ¡Quiero
gigantes!
(Desdehaceunmomento,alfondodelescenario,lassombrasdeloscomediantes
seagitanycuchichean;comienzanaensayar;losmúsicoshanocupadosusitio.)
UNA VOZ.— (Desde el escenario.) ¡Eh, los de abajo! ¡Silencio, que estamos
ensayandoaquíarriba!
CYRANO.—(Riendo.)Vámonos.
(Cuando van a salir, entran por la puerta del fondo Cuigy, Brissaille y varios
oficialesquesostienenaLignière,completamenteborracho.)
CUIGY.—¡Cyrano!
CYRANO.—¿Quépasa?
CUIGY.—Tetraemosunacubadevino.
CYRANO.—(Reconociéndole.)¡Lignière!Pero¿quétehapasado?
CUIGY.—Estababuscándote.
BRISSAILLE.—Nopuederegresarasucasa.
CYRANO.—¿Porqué?
LIGNIÈRE.—(Con voz pastosa, mostrándole una nota arrugada.) En esta nota… se
me advierte… cien hombres contra mí… por la… cancioncilla… corro un gran
peligro… la Puerta de Nesle… para volver a mi casa… Tengo que pasar por
allí…Déjamequeduermaestanoche…entucasa…
CYRANO.—¿Cienhombres,hasdicho?¡Estanochedormirásentucama!
LIGNIÈRE.—(Espantado.)Pero…
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CYRANO.— (Con una gran voz, señalándole la linterna encendida que el portero
balancea mientras escucha con curiosidad esta escena.) ¡Coge esa linterna!
(Lignièrelohaceapresuradamente.)¡Andando!Tejuroqueyomismotemeteré
estanocheentrelassábanas.(Alosoficiales.)Yvosotros,seguidnosadistancia:
serviréisdetestigos.
CUIGY.—¡Perocienhombres!…
CYRANO.—¡Nonecesitomenosestanoche!
(Loscomediantes,hanbajadodelescenarioysehanacercadovestidosconlos
diversostrajesdelarepresentación.)
LEBRET.—Pero¿porquévasaprotegera…
CYRANO.—¡YaestáLeBretgruñendo!
LEBRET.—…esteborracho?
CYRANO.—(DandounapalmadaenloshombrosdeLignière.)Porqueesteborracho,
estacubadevinoqueaquíveshizociertodíaalgoadmirable.Alsalirdemisa,
vioquelaqueélamabatomabaaguabendita,segúnescostumbre;yentoncesél,
queensuvidahaprobadounagota,corrióalapila,seinclinósobrelaconchay
selabebiótoda.
UNACOMEDIANTA.—(Vestidadecriada.)¡Vaya!,¡quégalante!
CYRANO.—¿Verdadquesí,criada?
LACOMEDIANTA.—(Alosotros.)Pero…¿porquésonciencontraunpobrepoeta?
CYRANO.— ¡Vamos! (A los oficiales.) Y vos, caballeros, al verme cargar, no me
secundéis,porgrandequeseaelpeligro.
OTRACOMEDIANTA.—(Saltandodelescenario.)¡Yomevoyaverlo!
CYRANO.—¡Venid!
OTRA.—(Saltandotambién,lediceaunviejoactor.)¿Vienes,Casandro?
CYRANO.—¡Venidtodos!Eldoctor,Isabel,Leandra…Unidconvuestrapresenciala
farsa italiana y este drama español. ¡Que al estruendo de las armas se una el
tintineodeloscascabelesdevuestrosvestidos!
TODASLASMUJERES.—(Brincandodealegría.)¡Bravo!…¡Aprisa,mimanto!…¡Un
capuchón!…
JODELET.—¡Vamostodos!
CYRANO.—(Alosmúsicos.)Yvosotros,señores,tocad,¡tocadalgo!(Losmúsicosse
unen al cortejo. Los demás cogen las candelas encendidas de la rampa y las
distribuyen. Parece una marcha de antorchas.) ¡Bravo!… Oficiales, mujeres
disfrazadas y veinte pasos delante (Se coloca como dice.) yo, completamente
solo,bajoelpenachoquelagloriamismahincóenestesombreroaltivo,comoun
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Escipión triplemente narigudo. ¿Habéis comprendido?… ¡Os prohíbo que me
ayudéis! ¿Está claro? ¡Uno, dos y tres!… ¡Portero!, abrid la puerta. (Elportero
abrelosdosbatientes.ApareceunrincóndelviejoParís,pintorescoeiluminado
porlaluna.)¡Ah!,Paríshuye,nocturnoycasinebuloso.Laclaridaddelalunase
deslizaporlostejadosazules…¡Bellofondoparaestaescena!Alláabajo,velado
consuspropiosvapores,elSena,comounmisteriosoymágicoespejo,tiembla…
¡Ahoraveréisloqueveréis!
TODOS.—¡AlapuertadeNesle!
CYRANO.—(Depieenelumbral.)¡AlaPuertadeNesle!(Antesdesalir,sedirigea
lacriada.) Señorita, ¿no preguntabais por qué enviaron cien hombres contra un
solo poetrastro? (Saca la espada y añade tranquilamente.) ¡Pues porque saben
queesamigomío!
(Sale. El cortejo, con Lignière vacilante a la cabeza, seguido por las
comediantas,delbrazodelosoficialesyporloscómicos,quebrincan,seponenen
marchaalsondelosviolinesybajolaluzdelasantorchas.)
TELÓN
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ACTOSEGUNDO
Lahosteríadelospoetas
InteriordelatiendadeRagueneau,amplioestablecimientoenlaconfluenciadelas
callesdeSanHonoratoydeElÁrbolSecoque,alaclaridaddelasprimerasluces
matutinas, se ven grises a través de las vidrieras de la puerta. A la izquierda, en
primer término, un mostrador coronado por un bastidor de hierro forjado del que
cuelgan gansos, patos y pavos. En grandes jarras de porcelana, ramos de flores
silvestres,especialmentedegirasoles.Enelmismoladoyensegundotérmino,una
granchimenea;anteella,entregrandesmorillos,cadaunodeloscualessoportauna
pequeñamarmita,losasadosgoteangrasaenlascacerolas.
Aladerecha,yenprimertérmino,unapuerta.Ensegundotérmino,unaescaleraque
subeaunasalareservadacuyointeriorsepercibeporlospostigosentreabiertos:una
mesa preparada sobre la que luce una lámpara; es un reducto donde se come y se
bebe.Unagaleríademadera,amododecontinuacióndelaescalera,parececonducir
a otros reservados análogos. En medio de la pollería-pastelería de Ragueneau, un
bastidor de hierro que se puede bajar por medio de una cuerda y del que cuelgan
grandestasajos,formaunaespeciedelámparadecaza.
Los hornos resplandecen en la sombra, bajo la escalera. Los metales relucen; los
asadoresgiran;laspiezasdecazaseamontonanenpirámides;jamonesquecuelgan.
Eslahoradelahornadamatinal.Ajetreodemarmitonesasustados,gordoscocineros
yflacosayudantes.Abundanlosgorrosdecocinaconplumasdepolloodegallina.
Sobrebandejasdechapayencestasplanasdemimbre,setransportanmontañasde
pastelesybizcochos.
Mesascubiertasdepastelesyplatos.Otras,rodeadasdesillas,esperanlallegadade
clientes.Una,máspequeñaquelasdemás,enunrincón,quedaocultatrasunmontón
depapeles.Allevantarseeltelón,Ragueneauestásentadoenella,escribiendo.
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ESCENAI
RAGUENEAU,pasteleros;despuésLISA;RAGUENEAUestáescribiendoenlamesitadel
rincónconaireinspiradoycontandolassilabasconlosdedos.
PRIMERPASTELERO.—(Trayendounmoldedetorta.)¡Tartadefrutas!
SEGUNDOPASTELERO.—(Conunplato.)¡Flan!
TERCERPASTELERO.—(Trayendounasadoadornadoconplumas.)¡Pavo!
CUARTOPASTELERO.—(Conunabandejadepasteles.)¡«Roinsoles»!
QUINTOPASTELERO.—(Conuntarro.)¡Carnedevacaenadobo!
RAGUENEAU.— (Dejando de escribir y levantando la cabeza.) ¡Sobre el cobre se
deslizanlosreflejosplateadosdelaaurora!¡Ragueneau,ahogalamusaqueenti
canta!… ¡Ya llegará su hora: hay que hacer la hornada! (Se levanta. A un
cocinero.)Tú,cuidadealargarestasalsa,¡esdemasiadocorta!
ELCOCINERO.—¿Cuánto?
RAGUENEAU.—¡Trespies!
ELCOCINERO.—¿Cómo?
PRIMERPASTELERO.—¡Latarta!
SEGUNDOPASTELERO.—¡Latorta!
RAGUENEAU.— (Ante la chimenea.) ¡Aléjate de mí, musa mía, para que tus
maravillosos ojos no enrojezcan con el fuego de estos tizones! (Aunpastelero,
señalandolospanes.)Estámalcolocadalahendiduradeestashogazas.Hayque
poner en el centro la cesura, entre los hemistiquios. (A otro, mostrándole un
pastelamediohacer.)¡Aestepalaciodealmendrashayqueponerletecho!(Aun
joven aprendiz que, sentado en el suelo, ensarta aves.) Y tú, sobre ese asador
interminable,ponelsimplepollojuntoalasoberbiapavaalternándolos,hijomío,
comoelviejoMalherbealternabalosversosgrandesconlospequeños.¡Quelas
estrofasdelosasadosgirenenelfuego!
OTRO APRENDIZ.— (Avanzando con una bandeja tapada con una servilleta.)
¡Maestro!, pensando en vuestras aficiones hice esto. Espero que os guste.
(Descubrelabandejayseveunagranliradepastel.)
RAGUENEAU.—(Deslumbrado.)¡Unalira!
ELAPRENDIZ.—Esdebizcocho.
RAGUENEAU.—(Emocionado.)¡Ytienefrutosconfitados!
ELAPRENDIZ.—Lascuerdassondeazúcar.
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RAGUENEAU.—(Dándoledinero.)Toma,¡paraquebebasamisalud!(ViendoaLisa
queentra.) ¡Cuidado! Lárgate, que está mi mujer… ¡Y esconde ese dinero! (A
Lisa,enseñándolelaliraparasalirdelapuro.)¿Quéteparece?Bonito,¿verdad?
LISA.—¡Esridículo!(Depositasobreelmostradorunapiladecucuruchosdepapel.)
RAGUENEAU.—¿Cucuruchos?…¡Estupendo!Gracias.(Losmira.)¡SantoCielo!¡mis
libros sagrados! ¡Los versos de mis amigos desgarrados, desmembrados para
hacercucuruchosymeterenellospiñones!¡Ah!…¡renováiselmitodeOrfeoy
lasbacantes!
LISA.—(Consequedad.)¿Acasonotengoderecho?Porlomenos,yaquetusamigos
nomepagannuncaloquecomen,quesirvansusversosparaalgo.
RAGUENEAU.— ¡Cállate! ¿Cómo te atreves a insultar a cigarras tan maravillosas
siendotúunahormiga?
LISA.—Amigomío,¡antesdefrecuentaraesagente,nomellamabasnibacanteni
hormiga!
RAGUENEAU.—¡Hacerestoconversostanmaravillosos!…
LISA.—¡Nosirvenparaotracosa!
RAGUENEAU.—¿Quéharíasentoncesconlaprosa?
LISA.—¡Lomismo!
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ESCENAII
Losmismosydosniñosqueacabandeentrarenlapastelería.
RAGUENEAU.—¿Quéqueréis,pequeños?
PRIMERNIÑO.—Trespasteles.
RAGUENEAU.—(Sirviéndoselos.)Aquílostenéis…¡calentitostodavía!
SEGUNDONIÑO.—¿Podríasenvolvérnoslos,porfavor?
RAGUENEAU.— (Aparte y deprimido.) ¡Maldita sea!… ¡mis versos! (A los niños.)
¿Queoslosenvuelva?(Tomauncucuruchoyalponerenéllospasteleslee.)«Tal
UliseseldíaquedejóaPenélope…»¡No,ésteno!(Lodejaaunlado,cogeotro
y,enelmomentodeponerenéllospasteles,lee:)«ElrubioFebo…»¡No,éste
tampoco!(Elmismojuego.)
LISA.—(Impacientándose.)¡Bien!,¿aquéesperas?
RAGUENEAU.— ¡Ya, va!… ¡ya va!… ¡ya va!… (Coge un tercer cucurucho y, con
resignación, envuelve en él los pasteles.) «En soneto a Filis…» ¡Ay!, ¡esto es
muchopeor!
LISA.— ¡Menos mal que por fin se ha decidido! (Encogiéndose de hombros.)
¡Nicodemo!
(Sesubesobreunasillaysedisponeacolocarplatosenelestante.)
RAGUENEAU.—(Aprovechando que ella está de espaldas, llama a los niños que ya
vanasalir.)¡Eh,pequeños!¡DevolvedmeelsonetoaFilisy,enlugardetres,os
daré seis pasteles! (Los niños le devuelven el cucurucho, cogen deprisa los
pasteles y salen. Ragueneau desdobla el papel y comienza a leer declamando.)
«Filis…»¡Malditasea!…¡sobreestedulcenombreunamanchademantequilla!
«Filis…»
(Cyranoentrabruscamente.)
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ESCENAIII
RAGUENEAU,LISA,CYRANO;despuésunmosquetero.
CYRANO.—¿Quéhoraes?
RAGUENEAU.—(Saludándoleconafecto.)Lasseis.
CYRANO.—(Emocionado.)¡Dentrodeunahora!…
(Paseaimpacienteporlatienda.)
RAGUENEAU.—(Yendodetrásdeél.)¡Bravo!Yavi…
CYRANO.—¿Qué?
RAGUENEAU.—¡Vuestrocombate!
CYRANO.—¿Cuál?
RAGUENEAU.—EldelpalaciodeBorgoña.
CYRANO.—(Condesdén.)¡Ah!…¡elduelo!
RAGUENEAU.—(Admirativo.)Sí,¡eldueloenverso!
LISA.—¡Nocesadealabaros!
CYRANO.—¡Bah!…¡notuvoimportancia!
RAGUENEAU.—(Lanzándoseafondoconunasadorquehacogido.)«¡Yenelfinal
fuisteistocado!…¡yenelfinalfuisteistocado!…»¡Esprecioso!(Concreciente
entusiasmo.)«¡Yenelfinalfuisteis…!»
CYRANO.—¿Quéhoraes,Ragueneau?
RAGUENEAU.—(Enposicióndelanzarseafondoparadarleestocada,miraelreloj.)
Lasseisycinco…¡«tocado»!(Selevanta.)¡Oh!…¡hacerunabaladaasí!
LISA.— (Al pasar junto al mostrador aprieta la mano distraídamente a Cyrano.)
¿Quétenéisenlamano?
CYRANO.—Nada.Unrasguño.
RAGUENEAU.—¿Habéiscorridoalgúnpeligro?
CYRANO.—Ninguno.
LISA.—(Amenazándoleconeldedo.)¡Meparecequeestáismintiendo!
CYRANO.— ¿Acaso se me mueve la nariz? ¡Sería necesaria una gran mentira!…
(Cambiandodetono.)Esperoaunapersona.Quieroquenosdejéissolos.
RAGUENEAU.—Nosésipodré…Vanavenirmisamigos,lospoetas.
LISA.—(Conironía.)¡Asuprimeracomida!
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CYRANO.—Cuandotehagaunaseña,tealejarás.¿Quéhoraes?
RAGUENEAU.—¡Lasseisydiez!
CYRANO.—(Sentándose con nerviosismo en la mesa de Ragueneau y cogiendo un
papel.)¿Tienesunapluma?
RAGUENEAU.—(Ofreciéndolelaquetieneenlaoreja.)¡Decisne!
UNMOSQUETERO.—(Consoberbiosmostachos,entraysaludaconvozestentórea.)
¡Salud!
(Lisasedirigeaprisahaciaél.)
CYRANO.—(Volviéndose.)¿Quiénes?
RAGUENEAU.—Unamigodemimujer.¡Unterribleguerrero,segúndice!
CYRANO.— (Volviendo a tomar la pluma y alejando con el gesto a Ragueneau.)
¡Chiss!…(Parasímismo.)Escribir,plegarla,dárselaymarcharme…(Tirandola
pluma.) ¡Cobarde!… Pero moriré si me atrevo a hablarle, a decirle una sola
palabra…(ARagueneau.)¿Quéhoraes?
RAGUENEAU.—Lasseisycuarto.
CYRANO.—(Golpeándoseelpecho.)…unasolapalabradetodaslasque…mientras
queescribiendo…(Vuelveacogerlapluma.)Bien,escribamosestacartadeamor
quemilveceshehechoyrehecho,detalformaqueestépreparadaynotengamás
quevolveracopiarla.
(Escribe; tras las vidrieras de la puerta se distinguen siluetas delgadas e
imprecisas.)
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ESCENAIV
RAGUENEAU,LISA,elmosquetero,CYRANOsentadoenlamesadelrincóny
escribiendo;lospoetas,vestidosdenegro,conlasmediascaídasyllenosdebarro.
LISA.—(ARagueneau.)¡Yaestánaquítusdesharrapados!
PRIMERPOETA.—(Entrando,aRagueneau.)¡Amigomío!
SEGUNDOPOETA.—(Lomismo,dándoleunapretóndemanos.)¡Queridocolega!
TERCERPOETA.—¡Salud,reydelospasteleros!(Olfatea.)¡Québienhueleaquí!
CUARTOPOETA.—¡Oh,Febo-Pastelero!
QUINTOPOETA.—¡Apolodeloscocineros!
RAGUENEAU.—(Rodeado,abrazado,yzarandeadoporvariasmanos.)¡Quéagusto
meencuentroensucompañía!
PRIMERPOETA.—NoshemosretrasadoporquelaPuertadeNesleestabaabarrotada
degente.
SEGUNDO POETA.— ¡Ocho malandrines ensangrentados y rajados de arriba abajo,
adornabanlasaceras!
CYRANO.— (Levantando un instante la cabeza.) ¿Ocho?… ¡Vaya! ¡Creía que eran
siete!(Sigueescribiendo.)
RAGUENEAU.—(ACyrano.)¿Esqueconocéisalhéroedelcombate?
CYRANO.—(Connegligencia.)¿Yo?…¡No!
LISA.—(Almosquetero.)Yvos…¿leconocéis?
ELMOSQUETERO.(Retorciéndoseelmostacho.)¡Talvez!
CYRANO.— (Escribiendo aparte; de vez en cuando se le oye murmurar.) «Yo os
amo…»
PRIMERPOETA.—¡Aseguranqueunsolohombrebastóparaponeratodalabandaen
fuga!…
SEGUNDOPOETA.—¡Eracurioso!…¡Picasygarrotescubríanelsuelo!…
CYRANO.—(Escribiendo.)«Vuestrosojos…»
TERCERPOETA.—¡HemosencontradosombreroshastaenelmuelledelosOrfebres!
…
PRIMERPOETA.—Debióseruncombateferoz…
CYRANO.—(Lomismo.)«Vuestroslabios…»
PRIMERPOETA.—…¡Yunterriblegiganteelautordelahazaña!
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CYRANO.—(Lomismo.)…«Ytiemblodemiedocuandoosmiro.»
SEGUNDOPOETA.—(Metiéndoseunpastelenlaboca.)¿Hascompuestoalgúnverso
nuevo,Ragueneau?
CYRANO.—(Lomismo.) «Que os ama…» (Se detiene en el momento de escribir la
direcciónyselevantatrasmeterlacartaensujubón.)Nonecesitadirección.La
entregaréyomismo.
RAGUENEAU.—(Alsegundopoeta.)Sí,compuseunarecetaenverso.
TERCER POETA.— (Sentándose junto a una bandeja de pasteles de crema.)
¡Oigámosla!
CUARTO POETA.— (Mirando un bizcocho que ha cogido.) Este bizcocho tiene el
sombreroalrevés.(Lodejasinsombrerodeunmordisco.)
PRIMER POETA.— ¡Este pastel, con sus ojos de almendra y sus cejas de angélica,
pareceperseguiralpoetahambriento!
SEGUNDOPOETA.—¡Teescuchamos!
TERCERPOETA.— (Aplastando ligeramente un «chou» entre sus dedos.) El «chou»
babeasucrema…¡parecequeseríe!
SEGUNDOPOETA.—(Mordiendo la gran lira de pastel.) ¡Es la primera vez que una
liramealimenta!
RAGUENEAU.—(Quesedisponearecitar,tose,asegurasugorrayadoptaunaactitud
afectada.)¡Unarecetaenverso!
SEGUNDOPOETA.—(Alprimerodándoleconelcodo.)¿Estásdesayunando?
PRIMERPOETA.—(Alsegundo.)Sí…¿ytúcenas?
RAGUENEAU.—«Cómosehaceunatartadealmendras».Batidclaradehuevohasta
quesalgaespuma;añadidjugodecidraylechedealmendrasdulces;colocaden
elflancopastaflorayunpocodebizcochoenlosdoslados;vertedgotaagotaen
vuestromoldelaespuma;metedlotodoalhorno;sacadlascuandoesténdoradasy
tendréishechaslastartasalmendradas.
LOSPOETAS.—(Conlabocallena.)¡Exquisito!…¡delicioso!
UNPOETA.—(Atragantándose.)¡Homph!…
(Sedirigenhaciaelfondo,comiendo.Cyrano,quehaobservadotodalaescena,
seadelantahaciaRagueneau.)
CYRANO.—¿Novesqueacunadosportuvozsehinchan?
RAGUENEAU.—(Envozbaja,conunasonrisa.)Yalosveo…¡sinmirarlesparaque
noseturben!Recitardeestaformamisversosmecausadobleplacer:¡Satisfago
ladulcenecesidadquetengoydoydecomeralosquenohancomido!
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CYRANO.—(Dándoleunapalmadaenelhombro.)¡Mehacesgracia!(Ragueneauva
a reunirse con sus amigos; Cyrano le sigue con la mirada; luego, un poco
bruscamente.) ¡Eh, Lisa! (Lisa, que estaba hablando con el mosquetero, se
sobresaltaydesciendehaciaCyrano.)Esecapitán…¿osasedia?
LISA.— (Ofendida.) ¡Oh!… Con una mirada, mis ojos sabrían vencer cualquier
ataquecontramivirtud.
CYRANO.—Paraservencedores,veovuestrosojosabatidos.
LISA.—(Sofocada.)Pero…
CYRANO.—(Claramente.)Ragueneaumeagrada…ynopermitiré,señoraLisa,que
nadieleridiculice.
LISA.—Pero…
CYRANO.—(Quehalevantadolavozlosuficientecomoparaseroídoporelgalán.)
¡Abuenentendedor…!
(Saludaalmosqueteroysecolocaenlapuertadelfondo,observando,trasechar
unaojeadaalreloj.)
LISA.— (Al mosquetero que simplemente ha devuelto su saludo a Cyrano.) ¡La
verdad…measombráis!…¡Replicadleensusnarices!
EL MOSQUETERO.— ¿En sus narices?… ¿En sus narices?… ¡Bah! (Se aleja
rápidamenteseguidoporLisa.)
CYRANO.— (Desde la puerta del fondo, haciendo señas a Ragueneau para que se
llevealospoetas.)¡Eh!…¡eh!…
RAGUENEAU.—(Alospoetas,señalándoleslapuertadeladerecha.)Estaremosmejor
allí…
CYRANO.—(Impaciente.)¡Eh!…¡pst!…
RAGUENEAU.—(Arrastrándoles.)…siqueremosleerversos.
PRIMERPOETA.—(Desesperadoyconlabocallena.)¡Perolospasteles!
SEGUNDOPOETA.—¡Llevémonoslos!
(Todos salen en procesión detrás de Ragueneau, después de haber recogido
variasbandejas.)
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ESCENAV
CYRANO,ROXANA,ladueña.
CYRANO.—Encuantosepresentelaocasión,sacarélacarta.(Roxana,enmascarada
y seguida por la dueña, aparece detrás de las vidrieras. Cyrano abre
rápidamente la puerta.) ¡Pasad! (Dirigiéndose a la dueña.) ¡Permitidme dos
palabras,dueña!
LADUEÑA.—Lasquequeráis.
CYRANO.—¿Soisgolosa?
LADUEÑA.—¡Conlocura!
CYRANO.—(Cogiendovarioscucuruchosdelmostrador.)Bien,aquíhaydossonetos
deBenserade…
LADUEÑA.—(Decepcionada.)Pero…
CYRANO.—…queosllenarédepastelesdecrema.
LADUEÑA.—(Cambiandoelgesto.)¡Ah!
CYRANO.—¿Osgustanesospastelesquellaman«petitchou»?
LADUEÑA.—(Condignidad.)Caballero,¡todoloquetengacrema!
CYRANO.—Puesaquí,enelsenodeunpoemadeSaint-Amant,osdejoseis.¡Yen
estos versos de Chapelain os entrego un fragmento, menos pesado, eso sí, de
torta!¡Ah!…¿Osgustanlospastelesreciénsacadosdelhorno?
LADUEÑA.—¡Hastaponermemala!
CYRANO.—(Cargándolelosbrazosdecucuruchosconpasteles.)Ahoraidosacomer
todoestoalacalle.
LADUEÑA.—Pero…
CYRANO.—(Empujándolahaciaafuera.)¡Ynovolváishastahaberlosterminado!
(Cierra la puerta y se dirige hacia Roxana, deteniéndose respetuosamente
descubierto,aciertadistancia.)
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ESCENAVI
CYRANO,ROXANAyladueñaunmomento.
CYRANO.—¡Benditoseaelinstanteenque,acordándosedequeexisto,llegáispara
hablarme!¿Quétenéisquedecirme?
ROXANA.—(Quesehaquitadoelantifaz.)Antetododaroslasgraciasporqueayer
triunfasteis sobre un petulante que, según los deseos de un gran señor, de mí
enamorado…
CYRANO.—¿DeGuiche?…
ROXANA.—…tratabandeimponermecomomarido.
CYRANO.—Unmaridocomplaciente¿no?(Saludando.)Señoramía,siayermebatí,
nofuepormihorriblenarizsinoporvuestrosbellosojos.
ROXANA.—Luego…Yoquería…Perolapeticiónquevoyahacerosesnecesarioque
veaenvosalhermanoconquienjugabaenelparque,cercadellago.
CYRANO.—¡CuandoveníaisenveranoaBergerac!
ROXANA.—¡Lasramasdelosárbolesosservíandeespadas…!
CYRANO.—¡Yavosdecabellerasrubiaslaspanojasdemaíz!
ROXANA.—¡Eraeltiempodelosjuegos…!
CYRANO.—¡…Ydelasmorasagrias!
ROXANA.—¡Eltiempoenquevoshacíaistodoloqueyodeseaba!…
CYRANO.—Roxana,confaldacorta,sellamabaentoncesMagdalena…
ROXANA.—¿Erabonita?
CYRANO.—¡Noeraisfea!
ROXANA.— A veces, con la mano ensangrentada por haberos subido a algún árbol,
veníasamí…Yojugabaamamá,osdecíaconvozquetratabadeserdura:(Le
coge la mano.) «¿Cómo te has hecho este arañazo?»… (Roxana se detiene
estupefacta.)¡Oh!…¿Yestoquées?…(Cyranointentaretraerlamano.)¡No!…
¡enseñádmela!…¡Avuestraedadaúnconestascosas!…¿Dóndetelohashecho?
CYRANO.—¡Jugando…enlapuertadeNesle!…
ROXANA.—(Sentándose en una mesa y mojando su pañuelo en un vaso de agua.)
Dadmelamano.
CYRANO.—(Sentándosetambién.)¡Tangentil!…¡tanalegrementematernal!…
ROXANA.— Contadme lo que pasó mientras os limpio un poco la herida, ¿Cuántos
erancontravos?
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CYRANO.—¡Oh…nomuchos!…Casicien…
ROXANA.—¡Contadmemás!
CYRANO.—No,dejad.Decidmeloquenoosatrevéisadecirme.
ROXANA.—(Sinsoltarlelamano.)Elrecuerdodelpasadomedavalorparadecíroslo.
Estoyenamorada.
CYRANO.—¡Ah!
ROXANA.—¡Peroélnolosabetodavía!
CYRANO.—¡Ah!
ROXANA.—¡Yesprecisoquelosepaenseguida!
CYRANO.—¡Ah!
ROXANA.— Es un pobre muchacho que me ama desde lejos sin atreverse a
decírmelo…
CYRANO.—¡Ah!
ROXANA.—Dejadmevuestramano…¡estáenfebrecida!Peroyohevistotemblarel
amorensuslabios.
CYRANO.—¡Ah!
ROXANA.— (Terminando de hacerle un pequeño vendaje con su pañuelo.) Fijaos,
primomío,¡quécasualidad!Sirveenvuestroregimiento.
CYRANO.—¡Ah!
ROXANA.—¡Escadetedelamismacompañíaquevos!
CYRANO.—¡Ah!
ROXANA.— En su frente se nota que es ingenioso, valiente, noble, joven, intrépido,
bello…
CYRANO.—(Levantándose,muypálido.)¡Bello!…
ROXANA.—Sí.Pero…¿quéospasa?
CYRANO.—No…nada…nada…Es…(Señalasumanoconunasonrisa.)Es…¡La
herida!
ROXANA.— En fin, le amo. Me parece necesario deciros que nunca le he visto más
queenelteatrodelaComedia.
CYRANO.—¿Ynooshabéishablado?
ROXANA.—¡Conlosojosúnicamente!
CYRANO¿Ycómosabéisentoncestodoeso?
ROXANA.— Bajo los pórticos de la Plaza Real se habla de todo… Hasta me han
aseguradoque…
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CYRANO.—¿Escadete?
ROXANA.—¡Cadetedelaguardia!
CYRANO.—¿Cómosellama?
ROXANA.—BarónCristiándeNeuvillette.
CYRANO.—¿Cómo?…¡Ésenoesdeloscadetes!
ROXANA.— Sí. Desde esta mañana sirve en la compañía del capitán Carbón de
Castel-Jaloux.
CYRANO.—¡Demasiadoaprisalanzasucorazón!…Pero,¡mipobreniña!…
LADUEÑA.—(Abriendolapuertadelfondo.)Yaheterminadolospasteles,señorde
Bergerac.
CYRANO.— Pues leed ahora los versos impresos en los cucuruchos (La dueña
desaparece.) ¡Mi pobre amiga!, vos que amáis el buen lenguaje y el ingenio…
¿quéharíaissifueseunprofano,unsalvaje?
ROXANA.—¡Imposible!…¡TieneloscabellosdeunhéroedeUrfé!
CYRANO.—¿Ysiapesardeirbienpeinadonotuvieseingenio?
ROXANA.—Nopuedeser.Todaslaspalabrasquedicesondelicadas…¡loadivino!
CYRANO.—Sí,todaslaspalabrassondelicadascuandoelmostachoesdelicado…¿Y
sifueseunnecio?
ROXANA.— (Dando un golpe en el suelo con el pie.) Entonces… ¡entonces me
moriría!
CYRANO.—(Trasunapausa.)¿Ymehabéishechoveniraquíparadecirmeesto?¡No
veo,señora,lautilidad!
ROXANA.— Es… que… ayer me han puesto la muerte en el alma al decirme que
todoslosdelacompañíasoisgascones…
CYRANO.—…Yqueprovocamosatodoslosque,sinserlo,sonadmitidos,porfavor,
entrenosotros.¿Esesoloqueoshandicho?
ROXANA.—Sí.¡Ypodéisimaginarosloquetembléaloírlo!
CYRANO.—(Entredientes.)¡Nosinrazón!
ROXANA.—Alverosayerinvenciblecastigandoaaquelpetimetre,penséque,sivos
quisieseis,todoslerespetarían.
CYRANO.—¡Estábien!¡Defenderéavuestrobaroncito!
ROXANA.— ¿Verdad que le defenderéis? ¡Siempre sentí por vos una amistad tan
tierna!…
CYRANO.—¡Sí,sí!
ROXANA.—¿Seréissuamigo?
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CYRANO.—¡Loseré!
ROXANA.—¿Ymejuráisquenuncatendráquebatirse?
CYRANO.—¡Oslojuro!
ROXANA.— ¡No sabéis cuánto os lo agradezco!… Ahora perdonadme, pero tengo
prisa.(Secolocalamáscarayunencajesobrelafrenteyañadedistraída.)¡Oh!
… ¡pero si no me habéis contado la batalla de esta noche!… ¡Debió ser
asombroso!¡Ah!…¡decidlequemeescriba!(Leenvíaunbesoconlamano.)¡Os
quieromucho!
CYRANO.—¡Sí,sí!
ROXANA.—¡Cienhombrescontravos!…Bueno,memarcho.¡Recordadquesomos
grandesamigos!
CYRANO.—¡Sí,sí!
ROXANA.— ¡Que me escriba!… ¡Cien hombres!… ¡Ya me lo contaréis otro día!…
ahoratengoprisa…¡Cienhombres…!¡Quévalor!
CYRANO.—(Despidiéndose.)¡Máslohetenidodespués!
(Ella sale. Cyrano permanece inmóvil con los ojos fijos en el suelo. Pausa. La
puertaseabre.Ragueneauasomalacabeza.)
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ESCENAVII
CYRANO,RAGUENEAU,lospoetas,CARBONDECASTEL-JALOUX,loscadetes,la
multitud,etc.DespuésDEGUICHE.
RAGUENEAU.—¿Puedopasarya?
CYRANO.—(Sinmoverse.)¡Adelante!
(Ragueneauhaceunaseñaysusamigosentran.Almismotiempo,porlapuerta
del fondo, aparece Carbon de Castel-Jaloux vestido de capitán de guardias. Hace
grandesgestosalveraCyrano.)
CARBONDECASTEL-JALOUX.—¡Aquíestá!
CYRANO.—(Levantandolacabeza.)¡Micapitán!
CARBON.— (Alegre.) ¡Nuestro héroe!… ¡Lo sabemos todo!… Una treintena de
cadetesestánaquí.
CYRANO.—(Retrocediendo.)Pero…
CARBON.—(Intentandoarrastrarle.)¡Ven!…¡quisieraverte!
CYRANO.—¡No!
CARBON.—Estántodosahí,enlatabernadeenfrente,«LaCruzdelTraidor».
CYRANO.—Peroyo…
CARBON.—(Dirigiéndosealapuertaygritandoentrebastidoresconvozdetrueno.)
¡Elhéroenoquiere!…¡Estádeunhumordeperros!
UNAVOZ.—(Desdefuera.)¡Ah!…¡vaya!…
(Tumulto,ruidodeespadasqueseacercan.)
CARBON.—(Frotándoselasmanos.)¡Yaestánatravesandolacalle!
LOS CADETES. (Entrando en la pastelería.) ¡Mil diablos…! ¡«Capdedious»!…
¡«Mordious»!…¡«Pocapdedious»!…
RAGUENEAU.—(Retrocediendoespantado.)Caballeros…¿soistodosdeGascuña?
LOSCADETES.—¡Todos!
UNCADETE.—(ACyrano.)¡Bravo!
CYRANO.—¡Barón!
OTROCADETE.—(Dándoleunapretóndemanos.)¡Viva!
CYRANO.—¡Barón!
TERCERCADETE.—¡Vengaunabrazo!
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CYRANO.—¡Barón!
VARIOSGASCONES.—¡Abracémosle!
CYRANO.—(Nosabiendocómoresponder.)¡Barón!…¡Barón!…¡Barón!…¡Gracias!
RAGUENEAU.—¿Ytodossoisbarones,caballeros?
LOSCADETES.—¡Todos!
RAGUENEAU.—¿Todos?
PRIMERCADETE.—¡Connuestrasrodelas,podríalevantarseunatorre!
LE BRET.— (Entrando y corriendo hacia Cyrano.) ¡Te buscan! Una multitud
delirantevienehaciaacá,conducidaporlosqueanochetesiguieron.
CYRANO.—(Espantado.)¿Noleshabréisdichodóndeestoy?
LEBRET.—(Frotándoselasmanos.)¿Porquénoseloíbamosadecir?
UN BURGUÉS.— (Entra, seguido de un grupo.) Caballero, ¡todo el Marais quiere
presentarseaquí!
(Fuera, la calle está llena de gente. Las sillas de mano y las carrozas se
detienen.)
LEBRET.—(EnvozbajaysonriendoaCyrano.)¿YRoxana?
CYRANO.—(Conviveza.)¡Cállate!
LAMULTITUD.—(Gritandodesdefuera.)¡CYRANO!…
(Unamuchedumbreseprecipitaenlapastelería.Tumulto.Aclamaciones.)
RAGUENEAU.— (De pie sobre una silla.) ¡Han invadido mi tienda!… ¡Están
rompiéndolotodo!…¡Esformidable!…
LAGENTE.—(AlrededordeCyrano.)¡Amigomío!…¡Amigomío!…
CYRANO.—Queyorecuerde…¡noteníaayertantosamigos!
LEBRET.—(Emocionado.)¡Eléxito!
UNJOVENMARQUÉS.—(Corriendohaciaélconlosbrazosabiertos.)¡Sitúsupieras,
queridoamigo!…
CYRANO.—Sitú…¿Tú?…¿Puedesabersedóndehemosbebidojuntos?
OTRO.—¡Caballero!…quisierapresentarosalgunasdamasquehayenmicarroza.
CYRANO.—(Confrialdad.)Yavos…¿quiénoshapresentadoantemí?
LEBRET.—(Estupefacto.)Pero¿quehaces?
CYRANO.—¡Cállate!
UNHOMBREDELETRAS.—(Quetraeunescritorio.)¿Podríaisdarmealgunosdetalles
sobre…?
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CYRANO.—¡No!
LEBRET.—(Dándoleuncodazo.)¡PerosiesTeofastroRenaudot,elinventordela
Gaceta!
CYRANO.—¡Basta!
LEBRET.—¡Tenencuentaqueenesashojillasquepublicasecuentatodoyqueal
parecertendráungranporvenir!
ELPOETA.—(Adelantándose.)¡Caballero!…
CYRANO.—¡Otromás!
ELPOETA.—Quisierahacerunacrósticoconlasinicialesdevuestroapellido…
OTROCUALQUIERA.—(Avanzando.)¡Caballero!…
CYRANO.—¡Bastaya!
(Movimiento. La gente se divide en dos filas. De Guiche aparece escoltado por
losoficiales,Cuigy,Brissaille,ylosquemarcharonconCyranoalterminarelprimer
acto.CuigypresentaaCyrano.)
CUIGY.—(ACyrano.)ElseñorDeGuiche.(Murmullo.Lagentedejapaso.)Vienede
partedelmariscalDeGassión…
DEGUICHE.—(SaludandoaCyrano.)…quemeencargademostrarossuadmiración
porvuestraúltimahazaña.
LAMULTITUD.—¡Bravo!
CYRANO.—(Inclinándose.)¡Elmariscalsabereconocerelvalor!
DEGUICHE.—¡Nuncahubieracreídoloquehicisteissiestoscaballerosnohubieran
juradohaberlovisto!
CUIGY.—¡Connuestrospropiosojos!
LEBRET.—(Envozbaja,aCyrano,queestácomoausente.)Pero…
CYRANO.—¡Cállate!
LEBRET.—Meparecequeestássufriendoporalgo.
CYRANO.— (Temblando e irguiéndose rápidamente.) ¿Ante esta gente?… (Su
mostachoseatiesayrespiraconfuerza.)¿Yo…sufrir?¡Ahoraverás!
DEGUICHE.—(Al que Cuigy ha dicho algo al oído.) Vuestra carrera está llena de
grandeshazañasy,segúntengoentendido,servísconesoslocosdelosgascones,
¿noesasí?
CYRANO.—¡Conloscadetes!
UNCADETE.—(Dandounagranvoz.)¡Connosotros!
DEGUICHE.—(Mirandoalosgascones,colocadosdetrásdeCyrano.)¡Ah!…Todos
estoscaballerostienenlamiradaaltiva…¿SonlosfamososcadetesdeGascuña?
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CARBON.—¡Cyrano!
CYRANO.—¡Capitán!
CARBON.—Yaque,segúnparece,estáaquítodamícompañía,¿queréispresentársela
alconde?
CYRANO.—(AdelantandodospasoshaciaDeGuicheyseñalandoaloscadetes.)
¡ÉstossonloscadetesdeGascuña
conCarbon,sucapitán!
¡Luchadores,mentirosos,
nobles,firmes,valerosos,
asísonloscadetesdeGascuña
conCarbon,sucapitán!
¡Ojosdebuitre,piesdecigüeña,
mostachotieso,dientesdelobo
cuandosufuriaenseñaalacanalla!
¡Ojosdebuitre,piesdecigüeña,
conviejoschambergos,deagujeros
llenosycalzadosrotos
vestidosvan!
¡Ojosdebuitre,piesdecigüeña,
mostachotieso,fieroademán!
Raja-TripasyRompe-Hocicos
sonlosapodosqueellossedan!
Ebriosdegloria,
Raja-TripasyRompe-Hocicos
encualquierpartedondehayariña
allíelloscitasedan.
Raja-TripasyRompe-Hocicos
sonlosapodosqueellossedan!
¡ÉstossonloscadetesdeGascuña
conCarbon,sucapitán!
Hacencornudosaloscelosos.
Delasmujeres,¡dulceplacer!
¡ÉstossonloscadetesdeGascuña
conCarbonsucapitán!
¡Quelosmaridosfrunzanelceño!
¡Suenentrompetas!¡Pájaros,cantad!
¡QueaquíestánloscadetesdeGascuña
conCarbon,sucapitán!
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DE GUICHE.— (Que ha permanecido sentado negligentemente en un sillón que
Ragueneautrajoapresuradamente.)Unpoetaesunlujohoydía…¿queréisservir
enmicasa?
CYRANO.—¡No!¡Connadie!
DE GUICHE.— Vuestra verborrea divirtió ayer a mi tío Richelieu. Desearía que
sirvieseisasulado.
LEBRET.—(Entusiasmado.)¡Diosmío!
DEGUICHE.—Segúntengoentendido,habéisescritoalgunaobradeteatro…
LEBRET.—(AloídodeCyrano.)¡Alfinserepresentarátu«Agripina»!
DEGUICHE.—…Llevádselas…
CYRANO.—¡Laverdadesque…!
DEGUICHE.— El es un hombre experto en estas cosas y os corregirá sólo algunos
versos.
CYRANO.—(Cuyamiradasehaoscurecidorepentinamente.)¡Imposible,señor!¡Mi
sangresehielaalpensarquealguienpuedatocarunsolodemisversos!
DEGUICHE.—¿Nosabéis,amigomío,quecuandounversoleagrada,lopagamuy
bien?
CYRANO.—¡Notanbiencomoyo,que,cuandohagounversoquemegusta,melo
pagocantándomeloamímismo!
DEGUICHE.—¡Soisorgulloso!
CYRANO.—¿Lohabéisnotado?
UNCADETE.—(Entratrayendoensartadosensuespada,variossombrerossuciosy
agujereados.) ¡Mira, Cyrano!… Son los sombreros de los cobardes que anoche
pusisteenfuga.Loshemosencontradoestamañanajuntoalmuelle.
CARBON.—¡Bellosdespojos!
LAGENTE.—(Riendo.)¡Ja,ja,ja!
CUIGY.—Elquepagóaaquellosmiserables,debeestarrabiandocomounperro.
BRISSAILLE.—¿Sesabeyaquiénes?
DE GUICHE.— ¡Fui yo! (Las risas se detienen.) Les ordené castigar un poetastro
borrachín,porquehacerloenpersonameresultabadesagradable.
(Silenciomolesto.)
ELCADETE.—(Amediavoz,mostrandoaCyranolossombreros.)¿Quéquieresque
hagaconesto?Estánllenosdegrasa…¿Unapepitoria?
CYRANO.— (Cogiendo la espada en la que están ensartados los sombreros y
dejándolos caer a los pies de De Guiche, con un saludo.) Señor, ¿quisierais
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devolvérselosavuestrosamigos?
DEGUICHE.—(Levantándoseydiciendoconvozgrave.)¡Misilla!enseguida¡Parto
alinstante!(ACyrano,violentamente.)¡Encuantoavos…!
UNAVOZ.—(Desdelacalle,gritando.)¡LasilladelseñorcondeDeGuiche!…
DEGUICHE.—(Quesehadominado,conunasonrisa.)¿HabéisleídoelQuijote?
CYRANO.—Sí,ymedescubroanteelnombredeesegenialloco.
DEGUICHE.—Deberíasmeditarentonces…
UNAVOZ.—(Desdeelfondo.)¡Yaestáaquílasilla!
DEGUICHE.—…sobreelcapítulodelosmolinos.
CYRANO.—(Saludando.)Capítulotrece.
DEGUICHE.—Tenedcuidado,porquecuandoselesatacapuedesuceder…
CYRANO.—¿Esqueyoatacoagentequecambiasegúnlosvientos?
DEGUICHE.—…queunmolinetedesusgrandesbrazosdetela,oslancealbarro.
CYRANO.—¡Oalasestrellas!
(DeGuichesale.Selevesubiralasilla;loscaballerossealejancuchicheando.
LeBretlesacompañahastalapuerta.Lagentesale.)
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ESCENAVIII
CYRANO,LEBRET,yloscadetes,sentadosalrededordelamesa;selessirvecomiday
bebida.
CYRANO.— (Saludando con aire burlón a los que se marchan sin atreverse a
saludarle.)¡Caballeros!…¡Caballeros!…¡Caballeros!…
LEBRET.—(Desolado,conlosbrazosalaire.)¡Enquéjaleotehasmetido!
CYRANO.—¿Yaempiezasagruñirme?
LE BRET.— Por lo menos estarás de acuerdo conmigo en que es demasiado
desperdiciarconstantementelasuertequevieneatusmanos.
CYRANO.—¡Demasiado!…Tienesrazón:¡esdemasiado!
LEBRET.—¡Entonces…!
CYRANO.— Pero me parece que al principio, y también como ejemplo, es bueno
exagerarunpoco.
LEBRET.—Siolvidasestualmamosquetera,podríasconseguirgloriayfortuna…
CYRANO.— ¿Y qué tendría que hacer? Buscar un protector, tomar un amo, y como
unahiedraoscuraquerodeauntroncolamiéndolelacorteza,subirconastuciaen
vezdeelevarmeporlafuerza.¡No,gracias!¿Dedicar,comotodoshacen,versosa
los financieros? ¿Convertirme en bufón con la vil esperanza de ver nacer una
sonrisaamableenloslabiosdeunministro?¡Nogracias!¿Desayunartodoslos
días con un sapo? ¿Tener el vientre desgastado de arrastrarme y la piel de las
rodillas sucias de tanto arrodillarme? ¿Hacer genuflexiones de agilidad dorsal?
¡No, gracias! ¿Tirar piedras con una mano y adular con la otra? ¿Procurarme
ganancias a cambio de tener siempre preparado el incensario? ¡No, gracias!
¿Subirdeamoenamo,convertirmeenunhombrecilloynavegarporlavidacon
madrigales por remos y por velas, suspiros de amores viejos? ¡No, gracias!
¿Conseguir que Servy edite mis versos, pagando? ¡No, gracias! ¿Trabajar por
hacerme un nombre con un soneto, y no hacer otros? ¡No, gracias! ¿Hacerme
nombrarpapaporloscónclavesdeimbécilesdelosmesones?¡No,gracias!¿No
descubrireltalentomásquealostorpes,servapuleadoporlasgacetasyrepetir
sincesar:«¡Oh!,¡amí,amí,quehesidoelogiadoporelMercuriodeFrancia!»?
¡No,gracias!¿Calcular,tenermiedo,estarpálido,preferirhacerunavisitaantes
queunpoema,releermemoriales,hacersepresentar?¡No,gracias!¡No,gracias!
¡No,gracias!Cantar,soñar,reír,caminar,estarsolo,serlibre,saberquemisojos
ven bien, que mi voz vibra, ponerme al revés el sombrero cuando me plazca,
batirmeporsíoporunno,hacerversos…trabajarsininquietarmelafortunaola
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gloria,pensarenunviajealaLuna,noescribirnuncanadaquenonazcademí
mismo y contentarme, modestamente, con lo que salga; decirme: «Amigo mío,
conténtate con flores, con frutos, o incluso con hojas, si en tu propio jardín las
siembrasylasrecoges».Ysi,porcasualidadllegaraaltriunfo,novermeobligado
adevolvernadaalCésar;guardarelméritoparamímismo,ydesdeñarlaparásita
hiedra… O incluso, siendo encina o tilo, subir, subir… subir siempre solo,
¡aunquenoalcancemuchaaltura!
LE BRET.— ¡Completamente solo, de acuerdo; pero no contra todos! ¡Tienes la
espantosamaníadesembrarenemigosportodaspartes!
CYRANO.— He adquirido esa costumbre a fuerza de verte hacer amigos y reír con
ellos en todas partes. Sabes de sobra que por detrás te insultan. Al pasar, casi
nadietesaluda,yyomedigoconalegría:¡unenemigomás!
LEBRET.—¡Queaberración!
CYRANO.— Sí, pero es mi vicio: desagradar me agrada. Me gusta que me odien.
Amigo mío, ¡si supieras lo bien que se camina bajo la mirada de unos ojos
excitadosqueintentanfulminarte!¡Ycómomediviertenlasmanchasquesobre
mi capa dejan la hiel de los envidiosos y la baba de los cobardes! La dulce
amistaddetusamigossepareceaesoscuelloscaladosyflotantesdeItalia,con
los que el cuello se afemina y debilita; eso sí, son cómodos, aunque roban la
expresiónaltiva,porquealnotenerlafrentenisosténniestorbo,lacabezasecae
en todos los sentidos. Para mí, en cambio, el odio es cada día como un cuello
rizadoquemeobligaconsualmidónalevantarlacabeza.Unenemigomásesun
nuevoplieguequemeañadeunamolestia,perotambiénunrayodeluz,porque,
segúnelrefránespañol,elodioesundogal,ytambiénunaaureola.
LEBRET.—(Trasunsilencio,cogiéndoleporelbrazo.)Diatodoelmundo,yenvoz
alta,tuorgulloytuamargura,peroamínomeengañes.¡Confiésameensecreto
queellanoteama!
CYRANO.—(Vivamente.)¡Cállate!
(Cristiánhaentradohaceunmomentoysemezclaaloscadetesquenoledirigen
lapalabra;terminaporsentarsesoloenunapequeñamesadondeLisaleatiende.)
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ESCENAIX
CYRANO,LEBRET,loscadetes,CRISTIÁNDENEUVILLETTE.
UN CADETE.— (Sentado en una mesa del fondo y con el vaso en la mano.) ¡Eh,
Cyrano!(Cyranosevuelvehaciaél.)¡Cuéntanosquépasó!
CYRANO.—Ahoramismo.¡Esperadunmomento!
(PaseadelbrazodeLeBret,mientrashablaenvozbaja.)
EL CADETE.— (Levantándose y dirigiéndose a la mesa donde está Cristián.)
¡Cuéntanoscomosucedió!Serálamejorlecciónparauntímidoaprendiz.
CRISTIÁN.—(Levantandolacabeza.)¿Aprendiz?
OTROCADETE.—¡Sí,paliduchonorteño!
CRISTIÁN.—¿Paliducho?
PRIMERCADETE.—(Con aire de burlón.) Señor de Neuvillette, aprended una cosa:
¡entrenosotrosexistealgodeloquenuncahablamosporquedehacerloseríalo
mismoquementarlasogaencasadelahorcado!
CRISTIÁN.—¿Quées?
OTROCADETE.—(Conunagranvoz.)¡Miradme!(Ponesudedomisteriosamenteen
lanariztresvecesconsecutivas.)¿Mehabéiscomprendido?
CRISTIÁN.—¡Ah…la…!
OTROCADETE.—¡Chiss!…Esapalabranuncasepronuncia.(SeñalaaCyrano,que
hablaalfondoconLeBret.)¡Elquelohaga,tendráquevérselasconél!
OTRO.—(Que mientras Cristián estaba hablando con los otros, se ha sentado sin
ruidoenunamesacolocadaasuespalda.) ¡Mató a dos gangosos porque no le
gustabaquehablasenporlanariz!
OTRO.—(Convozcavernosa,surgiendodedebajodelamesadondesehadeslizado
a cuatro patas.) ¡El que quiera morir de viejo, que no haga ninguna alusión al
fatalapéndice!
OTRO.—(Poniéndolelamanoenelhombro.)¡Conunapalabraessuficiente!…¿Qué
digo?…¿Conunapalabra?…¡ungestobasta!¡Sólosacarelpañueloestiraruno
mismodesupropiamortaja!
(Silencio.Todosasualrededorconlosbrazoscruzados,lemiran.Selevantayva
adondesehallaCarbondeCastelJaloux,que,hablandoconunoficial,pareceno
habervistonada.)
CRISTIÁN.—¡Capitán!
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CARBON.—(Volviéndoseymirándoledearribaaabajo.)¿Quéqueréis?
CRISTIÁN.— ¿Qué se debe hacer cuando uno se encuentra con meridionales
demasiadofanfarrones?
CARBON.—¡DemostrarlesquesepuedeserdelNorteyvaliente!(Ledalaespalda.)
CRISTIÁN.—¡Gracias!
PRIMERCADETE.—(ACyrano.)¡Ahoracuéntanoslo!
TODOS.—¡Quelocuente!…¡Quelocuente!…
CYRANO.— (Dirigiéndose hacia ellos.) ¿Que lo cuente? ¡bien! (Todos acercan sus
taburetesyseagrupanasualrededor,tendiendoelcuello.Cristián,sesientaa
caballodeunasilla.)Puesibacompletamentesoloasuencuentro.Lalunaenel
cielo brillaba como un reloj; de repente, no sé qué cuidadoso relojero pasó un
pañodenubesporlacajaplateadadeaquelrelojredondo.Sehizolaoscuridad.
Era la noche más negra del mundo, y como los muelles no estaban
suficientementeiluminados…¡malditasea!…noseveíamásalláde…
CRISTIÁN.—¡Deunpalmodenarices!
(Silencio. Todos se levantan lentamente. Miran a Cyrano con terror. Éste se ha
callado,estupefacto.Pausa.)
CYRANO.—¿Quiénesestehombre?
UNCADETE.—(Amediavoz.)¡Hallegadoestamañana!
CYRANO.—(DirigiéndosehaciaCristián.)¿Estamañana?
CARBON.—(Amediavoz.)EselbaróndeNeuvil…
CYRANO.—(Deteniéndoserápidamente.)¡Ah!…Estábien.(Palidece,seponerojo,
parecequevaalanzarsesobreCristián.)¡Yo!…(Despuéssedominaydicecon
voz sorda.) ¡Está bien! (Vuelve al hilo de su relato.) Como decía… (Con un
estallidoderabiaenlavoz.)¡«Mordious»!…(Continúaentononatural.)…nose
veíanada…(Estuporentreloscadetesquevuelvenasentarsemirándoseunosa
otros.)…yyocaminabapensandoqueporculpadeunpuñadoderufianes,meiba
aindisponerconalgúnnoble,que,desdeluego,mecogen:…
CRISTIÁN.—¡Porlasnarices!
(Todosselevantan.Cristiánsebalanceaensusilla.)
CYRANO.—(Atragantándose.)…mecogeríaojeriza…que,imprudentemente,ibaa
meter…
CRISTIÁN.—¡Lasnarices!…
CYRANO.— (Enjugando el sudor de la frente.) … la cabeza entre la espada y la
pared…porqueesenoblepodíatenertantovalimientoquequizáme…
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CRISTIÁN.—Rompieselasnarices…
CYRANO.— …castigase. Pero me dije: ¡Adelante, gascón, haz lo que debes!
¡Adelante, Cyrano! Cuando ya había decidido continuar, surgió repentinamente
delassombras…un…
CRISTIÁN.—¡Unnarizota!
CYRANO.—un…ledetengoymedoy…
CRISTIÁN.—¡…denarices!…
CYRANO.— (Saltando hacia él.) ¡Por los clavos de Cristo! (Todos los gascones se
adelantan para ver qué sucede; Cyrano llega junto a Cristián, se domina y
continúa.)…y me doy de frente con cien borrachos que apestaban a vino y a
cebolla.¡Saltocontraellos,lafrentebaja…!
CRISTIÁN.—¡Lanarizalviento!…
CYRANO.— … me lanzo a fondo, atravieso a dos por el estómago; ensarto a uno
completamentevivo…Sialguienmeataca,¡paf!,¡yolerespondo…!
CRISTIÁN.—¡Pif!…
CYRANO.—(Estallando.)¡Rayosytruenos!…¡Salidtodos!
(Loscadetesseprecipitanhacialaspuertas.)
PRIMERCADETE.—¡Eseldespertardeltigre!
CYRANO.—¡Salidtodosydejadmeasolasconestehombre!
SEGUNDOCADETE.—¡Lovaahacerpicadillo!
RAGUENEAU.—¿Picadillo?…
OTROCADETE.—¡Ylovaameterderellenoenunodetuspasteles!
CARBON.—¡Salgamos!
OTRO.—¡Novaadejarnilasmigas!
OTRO.—¡Laquesevaaarmaraquí!
OTRO.—(Cerrandolapuertadeladerecha.)¡Algoespantoso!
(Yahansalidotodosporelfondooporloslaterales;algunoslohanhechoporla
escalera.CyranoyCristiánpermanecenfrenteafrenteysemiranunmomento.)
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ESCENAX
CYRANOyCRISTIÁN.
CYRANO.—¡Abrázame!
CRISTIÁN.—¡Caballero!…
CYRANO.—¡Bravo!…¡Muybien!
CRISTIÁN.—¡Ah,pero…!
CYRANO.—¡Muybien!…¡Loprefieroasí!
CRISTIÁN.—Vosmediréis.
CYRANO.—¡Abrázame!…¡Soysuhermano!
CRISTIÁN.—¿Dequién?
CYRANO.—¡Deella!
CRISTIÁN.—¿Cómo?…
CYRANO.—¡DeRoxana!
CRISTIÁN.—(Corriendoasuencuentro.)¡Cielos!…¿Vossuhermano?
CYRANO.—Ocomosilofuera:¡suprimohermano!
CRISTIÁN.—¿Yellaoshadicho?
CYRANO.—¡Todo!
CRISTIÁN.—¿Ymequiere?
CYRANO.—Probablemente.
CRISTIÁN.—(Cogiéndolelasmanos.)¡Oh,cuantomealegrahaberosconocido!
CYRANO.—¡Vaya!,¡quérepentinamentenacenlossentimientos!
CRISTIÁN.—¡Perdóname!
CYRANO.—(Mirándoleyponiéndolelamanosobreelhombro.)¡Laverdadesquees
hermoso!
CRISTIÁN.—¡Sisupieraiscuantoosadmiro!
CYRANO.—¿Apesardetodasmisnarices?
CRISTIÁN.—¡Lasretiroahoramismo!
CYRANO.—¡Roxanaesperaestamismatardeunacarta!
CRISTIÁN.—¿Qué?…¿Unacarta?…
CYRANO.—¡Sí!
CRISTIÁN.—¡Serámiperdición!
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CYRANO.—¿Porqué?
CRISTIÁN.—¡Soymuytorpeymefaltaingenio!
CYRANO.— Si eres capaz de comprenderlo, ya no eres tan tonto. ¡Además no me
atacastetanmal!
CRISTIÁN.—¡Bah!…Cuandosetratadeatacar,laspalabraslesalenaunodelaboca;
pero ante una mujer, no sé qué decir… ¡Y sus ojos, cuando junto a ellas paso,
tienentantasbondadesparamí!
CYRANO.—¿Ynotienenmássuscorazonescuandoosdetenéis?
CRISTIÁN.—No,porque,loséytiembloalpensarlo,soydeesosquenosabenhablar
deamor.
CYRANO.— ¡Vaya!… ¡Me parece que si se hubiesen cuidado de modelarme mejor,
hubiesesidodelosquesabenhablar!
CRISTIÁN.—¡Ay!,¡quiénpudieraexpresarsecongracia!
CYRANO.—¡Siyoconsiguieraserunguapomosquetero!
CRISTIÁN.—¡QuieroaRoxanayvoyadesilusionarla!
CYRANO.—(MirandoaCristián.) ¡Si yo encontrase para expresar mis sentimientos
unintérpreteparecidoaéste!
CRISTIÁN.—(Condesesperación.)¡Mefaltaingenio!
CYRANO.— (Repentinamente.) ¡Yo te lo presto a cambio de tu encanto físico y
seductor!¡Hagamoslosdosunhéroenovelesco!
CRISTIÁN.—¿Qué…?
CYRANO.— ¿Te sientes con las fuerzas necesarias para repetir lo que yo te enseñe
cadadía?
CRISTIÁN.—¿Mepropones…?
CYRANO.— ¡Roxana no se desilusionará! Dime, ¿quieres que entre los dos la
conquistemos?¿Quieressentirpasardemijubóndepayasoatujubónbordadolo
quemialmateinspire?
CRISTIÁN.—¡PeroCyrano!…
CYRANO.—¿Quieres?
CRISTIÁN.—¡Medasmiedo!
CYRANO.— Ya que temes enfriar su corazón, ¿por qué no intentar que sus labios y
misfrasescolaboren?
CRISTIÁN.—¡Tusojosbrillan!
CYRANO.—¿Aceptas?
CRISTIÁN.—¿Tantoplacertecausaría?
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CYRANO.—(Nervioso.)¡Esto…!(Refrenándoseyañadiendocomopoeta.)¡Estome
divertiría!¡Esunaexperienciadignadeunpoeta!¿Quierescompletarmeyqueyo
tecomplete?¡Tucaminarásyyoiréatulado,enlasombra!¡Yoserétuingenioy
túserásmibelleza!
CRISTIÁN.—¡Peronuncapodréescribirlacartaquehayqueenviarleestanoche!
CYRANO.—(Sacandodesujubónlacartaescritaporél.)¡Toma!,¡aquíestá!
CRISTIÁN.—¿Cómo?…
CYRANO.—¡Sólofaltanlasseñas!
CRISTIÁN.—¡Yo…!
CYRANO.—Puedesenviárselacontodatranquilidad…¡estábienescrita!
CRISTIÁN.—¿Ylahabías…?
CYRANO.— ¡Los poetas siempre tenemos en nuestros bolsillos cartas dirigidas a
imaginadasCloris!…¡alasClorisdenuestrossueños!…porquenosotrossomos
losqueporamanteúnicamentetenemoslailusiónsugeridaporlasburbujasdeun
nombre.Tómalayharásrealidadmisdivagaciones.Yolancéalazarestasquejas
ylamentos:tuverásposarseesospájaroserrantes.¡Cógela:verásquecuantomás
elocuente,fuimenossincero!¡Cógelayterminemos!
CRISTIÁN.—Pero,¿nisiquierahayquecambiaralgunaspalabras?Escritaasí,como
unadivagación…¿serviráparaelcasodeRoxana?
CYRANO.—¡Irácomounguante!
CRISTIÁN.—Pero…
CYRANO.—Lacredulidaddelamorpropioestangrande,queRoxanacreeráqueestá
escritaparaella.
CRISTIÁN.—¡Graciasamigomío!
(SearrojaenbrazosdeCyranoypermanecenabrazados.)
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ESCENAXI
CYRANO,CRISTIÁN,losgascones,elmosqueteroyLISA.
UN CADETE.— (Abriendo la puerta.) ¡Nada!… ¡Un silencio de muerte!… ¡No me
atrevoamirar!…¿Eh?…
TODOSLOSCADETES.—(EntranyvenaCyranoyaCristiánabrazados.)Perosi…
UNCADETE.—¡Estoesdemasiado!(Consternacióngeneral.)
ELMOSQUETERO.—(Burlón.)¡Vaya!…
CARBON.—Nuestrodemonioestandulcecomounapóstol:¡cuandoselegolpeaen
unanariz,tiendelaotra!
ELMOSQUETERO.—Yapodemosdecirdesusnaricesloquequeramos.(Llamandoa
Lisa, y con aire de vencedor.) ¡Lisa, ven!… ¡Ahora verás! (Aspirando con
afectación.) ¡Oh!… ¡oh!… ¡Es sorprendente!… ¡Qué olor!… (Dirigiéndose a
Cyrano,cuyanarizmiraconimpertinencia.)¡Estecaballerodebehaberlonotado!
¿Aquéhueleaquí?
CYRANO.—(Abofeteándole.)¡Apalosanto!
(Risas.LoscadeteshanvueltoaencontrarasuCyranoydangritosdealegría.)
TELÓN
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ACTOTERCERO
ElbesodeRoxana
Una pequeña plaza del antiguo barrio de Marais. Viejas mansiones. Al fondo,
callejuelas.Aladerecha,lacasadeRoxanayelmurodesujardín,porencimadel
cualasomalahojarascadelosárboles.Sobrelapuerta,unbalcónyjuntoaellaun
banco.Hiedrasquetrepanporelmuro;losjazminesadornanelbalcónformandouna
guirnaldaqueseretuerceycae.Puedesubirsefácilmentehastaéste,trepandoporel
bancoylaspiedrassalientesdelmuro.
Enfrente,unaviejacasadelmismoestilo,enpiedrayladrillo,conpuertadeentrada.
El aldabón de esta puerta se halla cubierto de tela, como un dedo herido. Al
levantarseeltelón,ladueñaestasentadaenelbanco.ElbalcóndeRoxana,abiertode
par en par. De pie, junto a la dueña, Ragueneau, vestido con una especie de librea,
acabandodecontaralgoysecándoselosojos.
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ESCENAI
RAGUENEAU,ladueña;despuésROXANA,CYRANOydospajes.
RAGUENEAU.— …Y después se fugó con un mosquetero. Solo y arruinado, decidí
ahorcarme.YateníalospiesenelairecuandoelseñordeBergeracentróy,tras
cortarlasoga,meofrecióelpuestodeintendenteencasadesuprima.
LADUEÑA.—Pero,¿cómopuedeexplicarsequeestéisarruinado?
RAGUENEAU.—¡ALisalegustabanlosguerrerosyamílospoetas!Martesecomía
los pasteles que dejaba Apolo. Podéis comprender que no hizo falta mucho
tiempoparaarruinarme.
LADUEÑA.—(Levantándose y llamando por la ventana abierta.) ¡Roxana!, ¿estáis
preparada?¡Nosestánesperando!
VOZDEROXANA.—(Porlaventana.)¡Unmomentoquemepongaelvelo!
LADUEÑA.—(ARagueneau,señalandolapuertadeenfrente.)Vamosahíenfrente,a
casadeClomira.Ensutertuliaseleeráhoyundiscursosobre«leTendre».
RAGUENEAU.—¿Sobre«leTendre»?
LADUEÑA.—(Haciendocarantoñas.)¡Claro!(Gritandohacialaventana.)¡Roxana,
quesehacetarde!…¡Vamosaperdernoseldiscursosobre«leTendre»![1]
VOZDEROXANA.—¡Yabajo!
(Seoyemúsicadeinstrumentosdecuerdaqueseaproxima.)
VOZDECYRANO.(Cantandoentrebastidores.)¡La…la…la…la…!
LADUEÑA.—(Sorprendida.)¡Meparecequetendremosserenata!
CYRANO.—(Entraseguidopordospajesconlaúdes.)¡Terepitoqueesacorcheaes
triple,tripleidiota!
PRIMERPAJE.—(Irónico.)¿Sabéis,señor,silascorcheaspuedensertriples?
CYRANO.—¡Cállate!¡SoymúsicocomotodoslosdiscípulosdeGassendi!
ELPAJE.—(Tocandoybailando.)¡La…la…!
CYRANO.—(Arrancándoledelasmanosellaúdycontinuandolafrasemusical.)Yo
seguiré.¡La…la…la…la…!
ROXANA.—(Apareciendoenelbalcón.)¿Soisvos?
CYRANO.—(Cantando.)¡Yo,quevengoasaludaravuestrosliriosyapresentarmis
respectosavuestrasrosas!
ROXANA.—¡Ahoramismobajo!
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(Desaparecedelbalcón.)
LADUEÑA.—(Señalandoalospajes.)¿Sonacasovirtuosos?
CYRANO.—¡UnaapuestaqueheganadoaAssoucy!Discutíamossobreelproblema
gramatical. ¡Sí!… ¡No!… ¡Sí!… ¡No!… De repente, señalándome a estos dos
grandes perillanes, hábiles en tocar las cuerdas del laúd y que siempre lleva
consigo,medijo:«Sinotengorazón,osprestoporundíaestosdosmúsicos».¡Y
perdió!Hastaqueelsolvuelvaacomenzarsuórbita,tendrétrasmistalonesestos
doslaudistas,queserántestigosdetodoloarmoniosoqueyohaga.Alprincipio
eran encantadores: ¡ahora ya lo son menos! (A los músicos.) ¡Eh!, marchaos a
tocaraMontfleuryunapavanademiparte!(Lospajessedisponenasalir.Ala
dueña.) Como todas las tardes, vengo a preguntar a Roxana… (A los pajes que
salen:)¡Tocaddurantemuchotiempoydesafinadloquepodáis!(Aladueña:)…
Síhaencontradoensuamoralgúndefecto.
ROXANA.—(Saliendodelacasa.)¡Ninguno!¡Esbello,tieneingenioyleamo!
CYRANO.—(Sonriendo.)¿TantoingeniotieneCristián?
ROXANA.—¡Másquevosmismo,queridoprimo!
CYRANO.—¡Loconcedo!
ROXANA.—Nopuedehaberparamigustootroconversadortanfinoyquedigacosas
tan bonitas como él… A veces se distrae, sus musas le abandonan… ¡y
repentinamente,dicecosasquearrebatan!
CYRANO.—(Incrédulo.)¡No!…
ROXANA.—¿Osparecedemasiado?¡Oh!¡Asísoistodosloshombres!¡Siesguapo,
nopuedeteneringenio!
CYRANO.—¿Sabehablardelcorazóndeformaexperta?
ROXANA.—Élnohabla,caballero,¡diserta!
CYRANO.—¿Escribe?
ROXANA.— ¡Mucho mejor aún! ¡Escuchad un momento! (Declamando:) «Cuanto
máscorazónmerobas,tantomástengo».(Triunfante.)¿Eh?…¿quéosparece?
CYRANO.—¡Bah!…
ROXANA.—Yesto:«Parasufrir,puestoquemefaltaotro,sivosguardáismicorazón,
enviadmeelvuestro».
CYRANO.—¡Tanprontolesobracorazóncomolefalta!…¿Quéesloquequieredecir
exactamente?
ROXANA.—(Golpeandoconlospies.)¡Meestáismolestando!…¡Estáisceloso!
CYRANO.—(Estremeciéndose.)¿Celosoyo?…
ROXANA.—¡Sí!¡Celosodequeunautorossupere!Yesto,¿nodemuestraacasouna
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granternura?:«Haciavosmicorazónvacomoungrito,ysilosbesosseenviaran
porescrito,leeríaismicartaconloslabios».
CYRANO.— (Sonriendo de satisfacción a pesar suyo.) ¡Ah!… ¡esos versos son…
son…(Refrenándoseycondesdén.)unpocoafectados!
ROXANA.—Yesteotro¿quéosparece?…
CYRANO.—Pero¿ossabéistodassuscartasdememoria?
ROXANA.—¡Todas!
CYRANO.— (Rizándose el mostacho con los dedos.) ¡No tengo entonces nada qué
decir:esmuyhalagador!
ROXANA.—¡Esunmaestro!
CYRANO.—(Modesto.)¡Oh!…¡unmaestro!…
ROXANA.—(Perentoria.)¡Unmaestro!…
CYRANO.—(Saludando.)¡Sea!¡Unmaestro!
LA DUEÑA.— (Que había desaparecido, sale apresuradamente.) ¡El señor De
Guiche! (A Cyrano, empujándole hacia la casa.) Entrad. ¡Es mejor que nos
encuentreaquí!¡Podríaponerlosobrelapista!
ROXANA.—(ACyrano.) Sí, es mejor que no se entere de mi preciado secreto. Me
ama,espoderosoynotieneporquéconocerlo:¡Podríadarungolpemortalamis
amores!
CYRANO.—¡Bueno,bueno!,¡entraré!
(CyranoentraenlacasayporelfondoapareceDeGuiche.)
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ESCENAII
ROXANA,DEGUICHE,yladueñaaparte.
ROXANA (Haciendo a De Guiche una gran reverencia.) ¡Salía en este preciso
instante!
DEGUICHE.—¡Yyovengoadespedirme!
ROXANA.—¿Osmarcháis?
DEGUICHE.—¡Alaguerra!
ROXANA.—¡Ah!
DEGUICHE.—¡Estamismanoche!
ROXANA.—¡Ah!
DEGUICHE.—Herecibidoórdenes:Arrásestásitiada.
ROXANA.—¡Ah!…¡conqueestásitiada!
DEGUICHE.—¡Mimarchaparecedejarosfría!
ROXANA.—(Cortésmente.)¡Oh!
DEGUICHE.—¡Estoynervioso!¿Cuándoosvolveréaver?¿Cuándo?…¿Sabéisque
hesidonombradoJefedecampo…?
ROXANA.—(Indiferente.)¡Formidable!
DEGUICHE.—…delregimientodecadetes.
ROXANA.—(Interesándose.)¿Deloscadetes?
DEGUICHE.—Sí,dondesirvevuestroprimo,elhombremásfanfarrónqueenmivida
hevisto.¡Ahorasabrévengarme!
ROXANA.—(Sofocada.)¿Cómo?…¿LoscadetesiránaArrás?
DEGUICHE.—(Riendo.)¡Claro!…¡esmiregimiento!
ROXANA.—(Cayendodesfallecidaenelbanco.Aparte.)¡Cristián!
DEGUICHE.—¿Quéossucede?
ROXANA.—(Muypálida.)¡Esta…marcha…medesespera!¡Saberqueunapersona
queridaestáenlaguerra!
DE GUICHE.— (Sorprendido y encantado.) Es la primera vez que me decís unas
palabrastandulces…¡yprecisamenteeldíademimarcha!
ROXANA.—(Cambiandodetonoyabanicándose.)Entonces…¿queréisvengarosde
miprimo?
DEGUICHE.—(Sonriendo.)¡Ah!…¿Eraporél?
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ROXANA.—¡No!¡Alcontrario!
DEGUICHE.—¿Loveisamenudo?
ROXANA.—Muypoco.
DEGUICHE.—Selesueleverconfrecuenciaconunodeesoscadetes…(Buscandoel
nombre.)untal…Neu…villen…villet…
ROXANA.—¿Unomuyalto?
DEGUICHE.—Sí…¡Rubioymuyguapo!
ROXANA.—¡Bah!…
DEGUICHE.—¡Perotonto!
ROXANA.— ¡Eso parece! (Cambiando de tono.) Vuestra venganza contra Cyrano,
¿consiste en exponerle en el combate? ¡Me parece mezquina! ¡Yo sé lo que le
haríamásdaño!
DEGUICHE.—¿Qué?
ROXANA.— Dejarle en París con sus queridos cadetes, de brazos cruzados durante
toda la guerra, mientras el regimiento parte para Arrás. Es la única manera de
hacer rabiar a un hombre como él. ¿Queréis castigarle? ¡Privadle entonces del
peligro!
DEGUICHE.—¡Unamujer!…¡Unamujer!…¡Nadiesinounamujerpodíaimaginar
esavenganza!
ROXANA.—Seroeráelalmaysusamigoslospuñospornoestarenelcombate.
DEGUICHE.—¿Meamáissiquieraunpoco?…(Ellasonríe.)Mepareceverenesta
formadeayudarmeenmivenganzaunapruebadeamor,Roxana.
ROXANA.—¡Loes!
DEGUICHE.—(Enseñándolevariospliegossellados.)Tengoenmipoderlasórdenes
queseránenviadasacadacompañíadentrodeunosinstantes,excepto…(Sacaun
pliego.)ésta,¡ladeloscadetes!(Laguardaensubolsillo.) Me quedaré yo con
ella.(Riendo.)¡Ah,Cyrano!…¡esebravucón!…¡Buenavenganza!¿Tambiénvos
sabéisjugarmalaspartidasalagente?
ROXANA.—(Mirándole.)¡Aveces!
DE GUICHE.— (Más cerca de ella.) ¡Me volvéis loco! Esta noche, escuchad bien,
debo partir… ¡Pero marchar, cuando os siento enamorada!… Prestad atención:
cercadeaquí,enlacalledeOrleáns,hayunconventofundadoporelsíndicode
loscapuchinos,elpadreAtanasio.Unlaiconopuedeentrar,peroyameencargaré
yodelosbuenoscuras…¡Mepuedenesconderensumanga…!¡estanancha!…
Esos capuchinos son los que sirven en casa de Richelieu. Como temen al
cardenal,intentaránponerseabienconelsobrino.Todoelmundocreeráquehe
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marchado con mi regimiento… Vendré enmascarado… ¡Permitidme que retrase
undíamipartida!
ROXANA.—(Vivamente.)Perosiestollegaadivulgarsevuestragloria…
DEGUICHE.—¡Bah!
ROXANA.—¿Yelasedio?…¿YArrás?…
DEGUICHE.—¡Tantopeor!¿Mepermitísentonces…?
ROXANA.—¡No!
DEGUICHE.—¡Dejadme!
ROXANA.—(Tiernamente.)¡Debodefenderos!
DEGUICHE.—¡Ah!
ROXANA.—¡Partidycumplidlasórdenesrecibidas!(Aparte.)¡Cristiánsequeda!(En
vozalta.)¡Osquierohéroe,Antonio!
DEGUICHE.—¡Divinapalabra!¿Yamáis…?
ROXANA.—¡Aaquélporquienacabodetemblar!
DEGUICHE.—(Transportadodealegría.)Partoalinstante.¿Estáiscontenta?
ROXANA.—Sí,amigomigo.(SaletrasbesarlamanodeRoxana.)
LADUEÑA.—(Haciendoasuespaldaunareverenciacómica.)Sí,amigomío.
ROXANA.—(Aladueña.)NodigáisnadadeloqueacabodehaceraCyrano:¡nole
gustaráperderseunaguerra!(Llamaendirecciónalacasa.)¡Primo…!
(Cyranosale.)
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ESCENAIII
ROXANA,ladueñayCYRANO.
ROXANA.—NosvamosacasadeClomira.(Señalalapuertadeenfrente.)Hoytienen
quehablarAlcandrayLysimon.
LADUEÑA.—(Colocandosudedomeñiqueeneloído.)Sí,peromidedomeñiqueme
dicequefaltaráauditorio.
CYRANO.—(ARoxana.)¡Nuncafaltanmonos!
(HanllegadoyaantelapuertadeClomira.)
LA DUEÑA.— (Con arrebato.) ¡Mirad!… ¡La aldaba está envuelta en tela!
(Dirigiéndosealaaldaba.)¿Oshanamordazadoparaquevuestrometalnoturbe
losbellosdiscursos,pequeñobruto?
(Levantaelaldabónconmuchocuidadoygolpeasuavemente.)
ROXANA.—(Alverquelapuertaseabre.)¡Entremos!(ACyrano.)SiCristiánviene,
comoespero,decidlequemeaguarde.
CYRANO.— (Vivamente, cuando ella va a desaparecer.) ¡Roxana! (Ella se vuelve.)
Siguiendovuestracostumbre,¿sobrequéleharéishoylaspreguntas?
ROXANA.—Sobre…
CYRANO.—¿Sobre…?
ROXANA.—Nolediréisnada,¿verdad?
CYRANO.—¡Nadaenabsoluto!
ROXANA.— ¡Bajo ningún pretexto! Le diré: venga, hablad sin rienda que os ate;
improvisadsobreelamor.¡Sedespléndido!
CYRANO.—(Sonriendo.)¡Bien!
ROXANA.—¡Silencio!
CYRANO.—Deacuerdo.
ROXANA.—¡Niunapalabra!
(Roxanaentraycierralapuerta.)
CYRANO.—(Saludándolaunavezquehadesaparecido.)¡Muchasgracias!
(LapuertaseabreyRoxanaasomalacabeza.)
ROXANA.—¡Seprepararía!…
CYRANO.—¡Descuidad!,¡niunapalabra!…
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LOSDOSJUNTOS.—¡Chiss!
(Lapuertasecierra.)
CYRANO.—(Llamando.)¡Cristián!
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ESCENAIV
CYRANOyCRISTIÁN.
CYRANO.—¡Yasétodolonecesario!Prepárateparaaprenderloquetediga.Estaes
unaocasiónparacubrirsedegloria.Noperdamoseltiempoynopongasesacara
degruñón.¡Deprisa!,volvamosatucasa.Allítelodiré.
CRISTIÁN.—¡No!
CYRANO.—Pero…
CRISTIÁN.—¡No!¡EsperaréaRoxanaaquí!
CYRANO.—Pero…¿quétesucede…?¡Vamosdeprisaa…!
CRISTIÁN.—¡Tehedichoqueno!Estoycansadodetomarprestadasmiscartas,mis
discursos,dedesempeñarestepapelydetemblarsiempre.Alprincipiomeservía,
peroahoraquesientoquemeama…¡gracias!,yanotengomiedo.¡Hablarépor
mímismo!
CYRANO.—Pero…¿tehasvueltoloco?
CRISTIÁN.—¿Quiéntedicequenosabré?¡Nosoytantontoalfinyalcabo!¡Yalo
verás!Tuslecciones,amigomío,hanresultadoprovechosas;sabréhablarsoloy,
te lo juro, ¡sabré cogerla solo entre mis brazos! (Viendo a Roxana que sale de
casadeClomira.)¡Esella!…Cyrano,¡nomedejes!
CYRANO.—(Saludándole.)¡Hablad!…¡habladsoloahora!
(Desaparecetraselmurodeljardín.)
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ESCENAV
CRISTIÁN,ROXANA,algunasdamasycaballerosyladueña,uninstante.
ROXANA.—(Saliendo de casa de Clomira acompañada por personas de las que se
despide;reverenciasysaludos.)¡Bartenoidea!…¡Alcandra!…¡Gremiona!…
LADUEÑA.—(Desesperada.)¡Noshemosquedadosineldiscursosobre«leTendre»!
(EntraencasadeRoxana.)
ROXANA.— (Saludando todavía.) ¡Adiós, Urimedonte! (Todas saludan a Roxana,
vuelvenasaludarseunasaotras,seseparany,porfin,sealejanpordiferentes
callejuelas.RoxanaveaCristián.)¡Ah!…¿soisvos?…(Sedirigehaciaél.)La
nochecae…Esperad.Yaestánlejos.Elaireesdulce,nopasanadie.Sentémonos
yhabladme.Osescucho.
CRISTIÁN.—(Sentándosejuntoaellaenelbanco,ytrasunapausa.)¡Osamo!
ROXANA.—(Cerrandolosojos.)Sí,eso.¡Habladmedeamor!
CRISTIÁN.—¡Teamo!
ROXANA.—Eseeseltema,pero,¡bordadlo!
CRISTIÁN.—¡Os…!
ROXANA.—¡Bordadlo!
CRISTIÁN.—¡Teamotanto!
ROXANA.—Desdeluego,pero…¿quémás?
CRISTIÁN.—¿Quémás?¡Megustaríatantoquevosmeamaseis!Roxana,¡dimeque
mequieres!
ROXANA.—(Conunamueca.)¡Meofrecéisuncaldoclarocuandoesperabacremas!
¡Decidmecómomeamáis!
CRISTIÁN.—Pues…¡mucho!
ROXANA.—¡Oh!¡Describidvuestrossentimientos!
CRISTIÁN.— (Que se ha acercado y devora con los ojos la rubia cabellera de
Roxana.)Tucuello…¡megustaríabesartucuello!
ROXANA.—¡Cristián!
CRISTIÁN.—¡Tequiero!
ROXANA.—(Intentandolevantarse.)¡Todavíaestamosasí!
CRISTIÁN.—(Reteniéndolavivamente.)¡No!¡Notequiero!
ROXANA.—(Volviéndoseasentar.)¿Estáisseguro?
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CRISTIÁN.—¡Teadoro!
ROXANA.—(Levantándoseyalejándose.)¡Oh!
CRISTIÁN.—¡Sí,mevuelvoloco!
ROXANA.— (Con sequedad.) Esto me disgusta. Me disgusta tanto como si os
volvieseisfeo.
CRISTIÁN.—Pero…
ROXANA.—¡Idacapturarvuestraelocuenciaquehahuido!
CRISTIÁN.—…Yo.
ROXANA.—Vosmeamáis,yalosé.¡Adiós!(Vahacialacasa.)
CRISTIÁN.—¡Unmomento!Quisieradeciros…
ROXANA.—(Empujandolapuertaparaentrar.)¿Quémeadoráis?…¡Yalosé!¡Idos!
¡Idos!
CRISTIÁN.—Peroyo…
(Roxanacierralapuerta,dándoleconellaenlasnarices.)
CYRANO.—(Quehavueltohaceunmomentosinservisto.)¡Osfelicitocaballero,por
eléxito!
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ESCENAVI
CRISTIÁN,CYRANO,ylospajesuninstante.
CRISTIÁN.—¡Ayudadme!
CYRANO.—¡Deningunamanera!
CRISTIÁN.—Morirésinoconsigorecuperarsusfavoresalmomento.
CYRANO.—¿Yquépuedohaceryo?¿Queréisqueenunmomentoosloenseñe?
CRISTIÁN.—(Cogiéndoleporelbrazo.)¡Miraallá!
(Laventanadelbalcónsehailuminado.)
CYRANO.—(Conemoción.)¡Suventana!
CRISTIÁN.—(Gritando.)¡Memoriré!
CYRANO.—¡Bajalavoz!
CRISTIÁN.—(Másbajo.)¡Voyamorir!
CYRANO.—Lanocheesmuyoscura.
CRISTIÁN.—¿Y…?
CYRANO.—Podemosarreglarlo.Nolomereces,pero…¡Ponteahí,miserable!¡Ahí,
delantedelbalcón!Yomepondrédebajoyteirédiciendoloquetienesquehacer.
CRISTIÁN.—Pero…
CYRANO.—¡Cállate!
LOSPAJES.—(Reapareciendoporelfondo,aCyrano.)¡Eh!
CYRANO.—¡Chiss!
(Leshaceseñasparaquehablenmásbajo.)
PRIMERPAJE.—(Amediavoz.)VenimosdedarlaserenataaMontfleury.
CYRANO.—(Envozbajaydeprisa.)¡Idaesconderoscadaunoenunaesquinadela
calle!Sialgúnpaseanteseacercaporaquí,tocadalgo.
SEGUNDOPAJE.—Y¿quéqueréisquetoquemos,señorgassendista?
CYRANO.— Si es una mujer, algo alegre; si es un hombre, triste. (Los pajes
desaparecen,unoporcadaesquinadelacalle.)¡Llámala!
CRISTIÁN.—¡Roxana!
CYRANO.— (Recogiendo algunas piedrecillas que arroja a las ventanas.) ¡Espera!
¡Conestaspiedrecillas!…
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ESCENAVII
ROXANA,CRISTIÁNyCYRANO,quealprincipioestáescondido.
ROXANA.—(Entreabriendolaventana.)¿Quiénmellama?
CRISTIÁN.—¡Yo!
ROXANA.—¿Quiénes«yo»?
CRISTIÁN.—Cristián.
ROXANA.—(Condesdén.)¡Ah!…¿soisvos?
CRISTIÁN.—Quisierahablaros.
CYRANO.—(Debajodelbalcón,aCristián.)¡Bien,bien!¡Casienvozbaja!
ROXANA.—¡No!Habláisdemasiadomal.¡Idos!
CRISTIÁN.—¡Porfavor,señora!
ROXANA.—¡No!¡Nomeamáis!
CRISTIÁN.—(AlqueCyranovadictandolaspalabras.)¡Santocielo!…¡Acusarmede
noamarla,cuandomáslaamo!
ROXANA.—(Queibaacerrarsuventana,deteniéndose.)¡Vaya!¡Estoestámejor!
CRISTIÁN.— (Que repite lo que Cyrano le dice.)El amor crece mecido… por mi
alma…inquieta,alaqueeste…crueldiosecillo,hatomado…porcuna.
ROXANA.— (Avanzando en el balcón.) Esto está mejor. ¿Y por qué, si es cruel,
fuisteistantontoquenoahogasteiseseamorenlacuna?
CRISTIÁN.—¡Lointenté…perotodofueenvano…!Esereciénnacido…señora,es
unpequeño…Hércules…
ROXANA.—¡Yaestámejor!
CRISTIÁN.— … de tal suerte que estrangula fácilmente las dos serpientes: el
Orgullo…ylaDuda.
ROXANA.—(Acodándose en la balaustrada del balcón.) ¡Ah! ¡Eso esta muy bien!
Pero¿porquehabláisdeunaformatanpocosegura?¿Acasovuestraimaginación
sufredegota?
CYRANO.—(EmpujandoaCristiánbajoelbalcónycolocándoseensusitio.)¡Chiss,
cállate!¡Seestáponiendomuydifícil!
ROXANA.—Estanochevuestraspalabrastiemblan…¿porqué?
CYRANO.—(Hablandoamediavoz,comoCristián.)Es…quecomoestámuyoscuro,
buscanatientasenlasombravuestrooído.
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ROXANA.—Lasmíasnotienensemejantedificultad.
CYRANO.— ¿Lo encuentran en seguida?… ¡Oh, claro! Porque es mi corazón el que
las recibe, y mi corazón es muy grande en tanto que vuestro oído es pequeño.
Además, vuestras palabras descienden y bajan deprisa; las mías, en cambio,
suben,señora,ynecesitanmástiempo.
ROXANA.—¡Perosubenmejordesdehaceunosinstantes!
CYRANO.—¡Practicandoseadquierelacostumbre!
ROXANA.—¡Laverdadesqueoshablodesdegranaltura!
CYRANO.— Desde luego. ¡Y si dejaseis caer desde ahí una palabra dura sobre mi
corazón,memataríais!
ROXANA.—(Conunmovimiento.)¡Ahoramismobajo!
CYRANO.—(Vivamente.)¡No!
ROXANA.— (Señalándole el banco situado bajo el balcón.) ¡Subíos a ese banco,
deprisa!
CYRANO.—(Retrocediendoconespantoenlaoscuridad.)¡No!
ROXANA.—¿Porquéno?
CYRANO.—(Másemocionadocadavez.)Dejadqueaproveche…estaocasiónquese
presentaparahablardulcementesinvernos.
ROXANA.—¿Sinvernos?
CYRANO.—Sí,esdelicioso.Apenassiadivinovuestrorostro.Vosveisúnicamentela
negrura de un largo manto que cae y yo vislumbro apenas la blancura de un
vestidodeverano:yonosoymásqueunasombra;vos,unaclaridad.¿Ignoráislo
queparamírepresentanestosminutos?Sialgunavezfuielocuente…
ROXANA.—¡Lofuisteis!
CYRANO.—¡Nuncahastaahorasaliómilenguajedemiverdaderocorazón!
ROXANA.—¿Porqué?
CYRANO.—Porquehastaahorasiempreoshabléatravésde…
ROXANA.—¿Dequé?
CYRANO.—Atravésdelvértigoqueinfundenvuestrosojos.Peroestanoche…¡esta
nochemeparecequeserálaprimeraenquevoyahablaros!
ROXANA.—¡Esverdadquetenéisotravoz!
CYRANO.—(Acercándoseconfiebre.) Sí. Es otra porque, envuelto en la noche que
meprotege,meatrevoalfinaseryomismo…meatrevo…(Sedetieneperdido.)
¿Qué os decía?… ¡No sé… todo esto… perdonad mi emoción… Es tan
delicioso…y,sobretodo,tannuevoparamí!
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ROXANA.—¿Tannuevo?
CYRANO.—(Exaltado y tratando siempre de recoger sus palabras.) ¡Tan nuevo, sí,
tan nuevo ser sincero!… El temor a que os burlaseis me oprimió siempre el
corazón.
ROXANA.—¿Quemeburlase?…¿Dequé?
CYRANO.— Pues de… de algún arranque… Sí, mi corazón se viste siempre de mi
ingenio por pudor… Me lanzo a descolgar estrellas y me detengo, por temor al
ridículo,arecogeralgunaflorecilla.
ROXANA.—Tambiénlasflorecillastienensupartebuena.
CYRANO.—Sí,peroestanoche,desdeñémoslas.
ROXANA.—Nuncamehabíaishabladoasí.
CYRANO.— ¡Ah! ¡Si lejos de las aljabas, los arcos y las flechas, huyésemos hacia
cosas más verdaderas!… ¡Si en lugar de beber el agua sucia, gota a gota en un
pequeñodedaldeoro,intentamosvercómoelalmasealimentabebiendoenlas
puraslentesdelamor!…
ROXANA.—Pero…¿yelingenio?
CYRANO.— Sirvió para reteneros a mi lado. Pero tratar de hablar ahora como una
carta de amor, sería insultar esta noche, este perfume, esta hora y a la
naturaleza… Dejemos que el cielo, con la mirada de sus astros, nos despoje de
todoloartificial.¡Temoquelasinceridaddelossentimientosdesaparezcaentre
tantapalabraexquisita,queelalmanosepierdaenpasatiemposridículosyqueel
«findelfin»noseconviertaenel«findevanosfines»!
ROXANA.—Pero…¿yelingenio?
CYRANO.—Tratándosedeamor,lodetesto.Cuandoseama,esuncrimenprolongar
esejuego.Además,inevitablementellegaunmomento—compadezcoaaquellos
paralosquenuncallega—,enquenossentimosunidosporunamornoble,quese
vuelvetristeacadapalabrabonitaquedecimos.
ROXANA.—¡Ybien!…Siesemomentohubiesellegadoparanosotrosdos¿quéme
diríais?
CYRANO.— Todas, todas aquellas palabras que se me ocurran, os las ofreceré sin
ponerlasniaderezarlasenunramillete:osamo;meahogo,enloquezco,nopuedo
más, es demasiado… ¡Tu nombre es para mi corazón como un cascabel…! y
como siempre ante ti estoy temblando, el cascabel se agita y tu nombre suena.
¡Tantoteheamadoquemeacuerdodetodo…!Séqueelañopasado,undía,el
docedemayo,tecambiasteelpeinadoparasalirporlamañana…Cuandosefija
demasiadoratolavistaenelsol,sevenencimadelascosascercosencarnados…
Delmismomodo,cuandoapartolavistadelfuegoencendidodetucabellera,mis
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ojos,deslumbrados,venportodaspartesmanchasrojizas…
ROXANA.—(Convoztrémula.)Sí,¡estoesamor!
CYRANO.— Decís bien. Este sentimiento, terrible y celoso que me invade, es
verdaderoamor…Tienetodoelfurortristedelamorysinembargo,noesegoísta.
¡Ah!portufelicidadyodaríalamía,aunquetúnuncallegarasaenterartedenada.
¡Si alguna vez pudiera, aunque de lejos, oír la risa de la felicidad nacida de mi
sacrificio!… ¡Cada mirada tuya suscita en mí una virtud nueva!… ¡me da más
valor!¿Tedascuenta?¿Entiendesahoraloquemepasa?¿Sientesenestasombra,
subir hasta ti mi alma? En verdad, esta noche es demasiado bella, demasiado
dulce…Yoosdigotodoestoyvos…¡vosmeescucháis!¡Esdemasiado!¡Incluso
miesperanzamásatrevida,nuncaosóesperartanto!Ahorasólomerestamorir.
¡Espormispalabrasporloqueellatiemblaentrelashojascomounahojamás!
¡Puestiemblas!…porque,loquierasono,hesentidobajar,alolargodelasramas
dejazmín,eltembloradoradodetumano.
(Besaenamoradamentelapuntadeunaramaquecuelga.)
ROXANA.—¡Sí!¡Tiembloylloro,yteamo,ysoytuya!…¡Túmehasenloquecido,
mehasembriagado!…
CYRANO.—Entonces…¡quevengalamuerte!Estaborrachera…¡yohesidoquienha
sabidoprovocarestaembriaguez!Yanopidomásqueunacosa…
CRISTIÁN.—(Debajodelbalcón.)¡Unbeso!
ROXANA.—(Echándosehaciaatrás.)¿Qué?
CYRANO.—¡Oh!
ROXANA.—¿Qué…quéhabéispedido?
CYRANO.—Yo…yo…(ACristián.)¡Vasdemasiadoaprisa!
CRISTIÁN.—¡Ahoraqueestáturbadapuedoaprovecharme!
CYRANO.— (A Roxana.) Si, yo… yo he pedido… es verdad ¡santo Cielo!…
Comprendoquefuidemasiadoaudaz.
ROXANA(Unpocodecepcionada.)¿Oseaqueyanoloqueréis?
CYRANO.— Sí… Lo quiero… ¡sin quererlo! Si vuestro pudor se conturba, no
recordéismásesebeso.
CRISTIÁN.—(ACyrano,tirándoledelacapa.)¿Porqué?
CYRANO.—¡CállateCristián!
ROXANA.—(Inclinándosehaciaadelante.)¿Quédecíaisenvozbaja?
CYRANO.— Me reñía a mí mismo por haber ido demasiado lejos y me decía:
«¡Cállate,Cristián!»(Loslauditascomienzanatocar.)¡Unmomento!…Alguien
viene.(Roxanacierralaventana.Cyranoescuchaaloslauditasquetocanuno
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unairealegre,yelotrounotriste.)¿Unoalegre?…¿Unotriste?…¿Quéquiere
decir?…¿Esunhombreounamujer?…¡Ah…,uncapuchino!
(Entra a un capuchino que va de casa en casa con una linterna en la mano,
mirandolaspuertas.)
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ESCENAVIII
CYRANO,CRISTIÁNyuncapuchino.
CYRANO.—(Alcapuchino.)¿EsestoeljuegodeDiógenesrenovado?
ELCAPUCHINO.—Buscolacasadelaseñora…
CRISTIÁN.—¡Nosestorba!
ELCAPUCHINO.—MagdalenaRobin.
CRISTIÁN.—¿Quéquiere?
CYRANO.—(Señalándole una callejuela que sube.) ¿La casa de Magdalena Robin?
¡Porallí,todoseguido,siemprederecho!
ELCAPUCHINO.—Rezaréunrosarioporvos.(Elcapuchinosale.)
CYRANO.—¡Vayabroma!Mismejoresvotosvanenposdevuestracogulla.
(SedirigehaciaCristián.)
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ESCENAIX
CYRANOyCRISTIÁN.
CRISTIÁN.—¡Obténmeesebeso!
CYRANO.—¡No!
CRISTIÁN.—¡Másprontoomástarde…!
CYRANO.— Tienes razón. Al fin, llegará ese momento de embriaguez en el que
vuestrasbocasselanzaránlaunacontralaotraacausadetumostachorubioyde
sulabiosonrosado.(Asímismo.)Preferiríaquefueseacausade…
(Ruidodepostigosqueseabren;Cristiánseocultabajoelbalcón.)
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ESCENAX
CYRANO,CRISTIÁNyROXANA.
ROXANA.—(Adelantándoseenelbalcón.)¿Soisvos?Mehablabaisde…de…un…
CYRANO.— ¡De un beso! La palabra es dulce y no veo por qué vuestro labio no se
atreve… ¡Si decirla quema. Qué no será vivirla! No os asustéis. Hace un
momento, casi insensiblemente habéis abandonado el juego y pasado, sin
lágrimas, de la sonrisa al suspiro, del suspiro a las lágrimas. Deslizaos de igual
manera un poco más: ¡de las lágrimas al beso no hay más que un
estremecimiento!
ROXANA.—¡Callaos!
CYRANO.— ¿Qué es un beso, al fin y al cabo, sino un juramento hecho poco más
cerca, una promesa más precisa, una confesión que necesita confirmarse, la
culminacióndelamor,unsecretoquetienelabocaporoído,uninstanteinfinito
queprovocaunzumbidodeabeja,unacomunióncongustoaflor,unaformade
respirarporunmomentoelcorazóndelotroydegustar,pormediodeloslabios,
elalmadelamado?
ROXANA.—¡Callaos!
CYRANO.—Señora,unbesoestannoble,queinclusolamismareinadeFrancia,leha
permitidotomarunoalmásfelizdelosloresingleses.
ROXANA.—Siendoasí…
CYRANO.—(Exaltado.)¡CualotroBuckinghamquesufreensilencio,adoroenvosla
reinaquesois!Comoél,estoytriste…
ROXANA.—¡Ycomoél,soishermoso!
CYRANO.—(Aparte,condesengaño.)¡Esverdad,hermoso!…¡Yanomeacordaba!
ROXANA.—¡Subidarecogerestaflorsinigual!
CYRANO.—(EmpujandoaCristiánhaciaelbalcón.)¡Sube!
ROXANA.—¡Esegustodelcorazón!…
CYRANO.—¡Sube!
ROXANA.—¡Esezumbidodeabeja!…
CYRANO.—¡Sube!
CRISTIÁN.—(Dudando.)Esque…¡meparecequeestoestámal!
ROXANA.—¡Esteinstanteinfinito!…
CYRANO.—(Empujándole.)¡Subeya,animal!
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(Cristiánsedecideyporelbanco,lasramasylospilares,alcanzalabalaustrada
ysesientaenella.)
CRISTIÁN.—¡Roxana!
(Loabrazayseinclinasobresuslabios.)
CYRANO.—¡Ay!…¡Quépunzadaenelcorazón!¡Beso,festíndeamorenelqueamí
me toca el papel de Lázaro!… De esa sombra me llega una de tus migajas. Sí,
siento que mi corazón recibe algo, porque en esos labios a los que Roxana se
entrega,estábesandolaspalabrasqueyohedichohaceuninstante.(Seoyende
nuevoloslaúdes.)¿Unairetriste?¿Otroalegre?…¡Ya!…¡elcapuchino!(Finge
venircorriendocomosillegasedelejosygritaenvozalta.)¡Hola!
ROXANA.—¿Quépasa?
CYRANO.—¡Soyyo!Pasabacasualmenteporaquí…¿EstáahíCristián?
CRISTIÁN.—(Muyasombrado.)¡Cyrano!
ROXANA.—¡Hola,primo!
CYRANO.—¡Hola,Roxana!
ROXANA.—¡Ahoramismobajo!
(Desaparecedentrodelacasa.Elcapuchinovuelveaentrarporelfondo.)
CRISTIÁN.—(Alverle.)Pero…¿todavía?…
(VatrasRoxana.)
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ESCENAXI
CYRANO,CRISTIÁN,ROXANA,elcapuchino,RAGUENEAU.
ELCAPUCHINO.—¡Estaeslacasa,nohayduda!¡MagdalenaRobin!
CYRANO.—Vosmedijisteis«Rolin».
ELCAPUCHINO.—¡No,bin!…B,i,n;¡bin!
ROXANA.—(ApareciendoenelumbraldelacasaseguidaporRagueneau,quetrae
unalinterna,yCristián.)¿Quépasa?
ELCAPUCHINO.—¡Unacarta!
CRISTIÁN.—¿Qué?
EL CAPUCHINO.— Seguro que se trata de algún asunto sagrado. Un señor muy
importante…
ROXANA.—(ACristián.)¡EsdeDeGuiche!
CRISTIÁN.—¿Cómoseatreve?
ROXANA.— Espero que alguna vez deje de molestarme. (Rasgandoelsobre.) Yo te
quiero y si… (A la luz de la linterna de Ragueneau lee aparte y en voz baja:)
«Señorita, los tambores baten y mi regimiento se pone las armaduras para
comenzar la marcha. A mí me creen en camino… pero os desobedezco y me
quedoenesteconvento.¡Prontoiréabuscaros!Osloanunciopormediodeun
religiosomástontoqueunacabraquenoseenterarádenada.Vuestroslabiosme
hansonreídodemasiadoynopuedomarcharmesinvolveraveros.Esperoqueme
perdonéisestaaudacia.Firma,vuestromuy…etc…»
ROXANA.—(AlCapuchino.)Padremío,vedloquediceestacarta.Escuchadtodos.
(Todos se acercan.) «Señorita: Es preciso cumplir la voluntad del cardenal por
duraqueosparezca.Porestarazón,heescogidoaunsanto,inteligenteydiscreto
capuchinoparaponerenvuestrasencantadorasmanosestaslíneas.Deseamosque
él os dé la bendición nupcial inmediatamente (Vuelve la página.) en vuestra
mismacasa:Cristiánhadeconvertirse,ensecreto,envuestroesposo.Osloenvío.
Yaséqueosdesagrada:resignaos.PensadqueelCielobendecirávuestroamory
que,desdeluego,tendréissiempreaseguradoelrespetodevuestromáshumilde,
etcétera…»
EL CAPUCHINO.— ¡Honrado caballero! ¡Ya lo decía yo!… ¡Estaba seguro!… Sólo
podíatratarsedealgosagrado.
ROXANA.—(Envozbaja,aCristián.)¿Verdadqueleomuybienlascartas?
CRISTIÁN.—¡Hum…!
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ROXANA.—(Envozaltaycondesesperación.)¡Ay!…¡quéhorror!
ELCAPUCHINO.—(QuehaenfocadoconlalinternaaCyrano.)¿Soisvos?
CRISTIÁN.—No.¡Soyyo!
ELCAPUCHINO.—(Dirigiendolalinternahaciaél,ycomosituviesealgunadudaal
versubelleza.)Pero…
ROXANA.—«Postscriptum:Dadalconventoveintedoblas.»
ELCAPUCHINO.—¡Unseñormuyrespetable!…(ARoxana.)¡Resignaos,hijamía!
ROXANA.—(Sacrificándose.) ¡Me resigno! (Mientras Ragueneau abre la puerta al
capuchinoalqueCristiáninvitaapasar,RoxanadiceenvozbajaaCyrano.)De
Guichevendráahora…¡procuradentretenerlemientras!
CYRANO.—¡Comprendido!(Alcapuchino.)¿Cuántotiempotardaréisenbendecirles?
ELCAPUCHINO.—Uncuartodehora.
CYRANO.—(Empujándoleshacialacasa.)Idos.Yomequedo.
ROXANA.—(ACristián.)¡Vamos!
(Entranenlacasa.)
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ESCENAXII
CYRANO,solo.
CYRANO.— ¿Cómo conseguir que De Guiche pierda un cuarto de hora?… (Salta
rápidamentealbancoysubealmuroendirecciónalbalcón.)¡Allí!…¡Asubir!
…Yatengoelplantrazado.(Losmúsicoscomienzanatocaruncantolúgubre.)
¡Oh!…¡unhombre!(Lacanciónsevuelvesiniestra.)¡Hum!…Nohayduda,esta
vezeshombre.(Seencuentrayasobreelbalcón;secalaelsombrerohastalos
ojos,dejasuespadayseenvuelveconlacapa.Despuésseinclinaymirahacia
afuera.) ¡No es suficientemente alto!… (Se sienta sobre la balaustrada y
atrayendohaciasíunalargaramadeunodelosárbolesquesobrepasanelmuro
del jardín, se agarra a ella con las dos manos, preparado para dejarse caer.)
¡Voyaturbarunpocolaatmósfera!
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ESCENAXIII
CYRANOyDEGUICHE.
DEGUICHE.—(Queentraenescenaconmáscaraytanteandoenlaoscuridad.)¿Qué
estaráhaciendoesemalditocapuchino?
CYRANO.—¡Diablos!…¿Ymivoz?…Silareconoce…(Sesueltadeunamanoycon
ella finge dar vueltas a una llave invisible.) ¡Cric… crac! (Con solemnidad.)
¡Cyrano,recuperaelacentodelosBergerac!
DE GUICHE.— (Mirando la casa.) Sí, esa es. ¡Qué mal veo!… Está máscara me
molesta.(Se dirige a la entrada Cyrano salta desde el balcón, ayudado por la
rama que se cimbrea y le deposita exactamente entre la puerta y De Guiche;
finge caer pesadamente como si lo hubiese hecho desde muy alto y se echa al
suelodondepermaneceinmóvilycomoaturdido.DeGuichesaltahaciaatrás.)
¡Eh!… ¿qué es esto? (Cuando alza los ojos, la rama se ha enderezado ya y el
condenopuedevermásqueelazuldelcielosincomprendernada.)¿Dedónde
hacaídoestehombre?
CYRANO.—(Incorporándoseyconacentogascón.)¡DelaLuna!
DEGUICHE.—Dela…¿qué?
CYRANO.—(Convozdesueño.)¿Quéhoraes?
DEGUICHE.—¿Estaráloco?
CYRANO.—¿Quéhoraes?…¿Enquépaísestoy…enquédía…enquéestación?
DEGUICHE.—Pero…
CYRANO.—¡Estoyaturdido!
DEGUICHE.—¡Caballero!
CYRANO.—¡HecaídodelaLuna!
DEGUICHE.—(Impacientándose.)¡Yaestábien!
CYRANO.—(Levantándoseydandounagranvoz.)¡HecaídodelaLuna!
DEGUICHE.—(Retrocediendo.) De acuerdo… de acuerdo… ¡Habéis caído… de la
Luna!…¡Estetíopuedeserunloco!
CYRANO.—(Dirigiéndosehaciaél.)¡Ynohecaídometafóricamente!
DEGUICHE.—Perosi…
CYRANO.—¡Hacecienaños,oquizásunminuto—ignorocompletamenteloqueduró
micaída—,yomeencontrabaenaquellaesferacolordeazafrán!
DEGUICHE.—(Encogiéndosedehombros.)¡Loquequeráis!…¡Dejadmepasar!
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CYRANO.—(Interponiéndose.)¿Dóndeestoy?¡Sedfranco!…¡Nomeocultéisnada!
¿Enquésitio,enquélugaracabodecaercomounaerolito?
DEGUICHE.—¡Diablos!
CYRANO.—Conlavelocidaddelacaídanopudeescogerelpuntodellegadaeignoro
dóndemeencuentro.¿FueenlaLunaoenlaTierradondehaceunmomentodi
conmisposaderas?
DEGUICHE.—Osrepitocaballero…
CYRANO.— (Con un grito de terror que hace retroceder a De Guiche.) ¡Ah. Dios
mío!…¡Enestepaístienenlacaranegra!
DEGUICHE.—(Llevándoselamanoalrostro.)¿Cómo?
CYRANO.—(Conunmiedoenfático.)¿MehalloporventuraenArgelia?¿Soisvosun
indígena?
DEGUICHE.—(Quesehadadocuentadequellevalamáscara.)¡Lamáscara!
CYRANO.—(FingiendotranquilizarseunpococuandoDeGuicheselaquita.)¡Ah!
…¡EntoncesesqueestoyenVenecia!
DEGUICHE.—(Queriendopasar.)¡Unadamameespera!
CYRANO.—(Completamentetranquilizado.)Desdeluego,estoyenParís,¿noeseso?
DEGUICHE.—(Sonriendoasupesar.)¡Elcasoesbastanteextraño!
CYRANO.—¡Ah!…¿Osreís?
DEGUICHE.—Merío,¡peroquieropasar!
CYRANO.—(Alegre.)¡HevueltoacaerenParís!(Demuestrasusatisfacciónriendo,
saltandoysaludando.)Perdonadme,perocomoconsecuenciadelaúltimacaída
estoyunpococubiertodeéter.¡Heviajadomuchoyporesotengolosojosllenos
depolvodeastros!¡Enmisespuelaspodéisvertodavíaalgunospelosdeplaneta!
(Recogiendo algo de su manto.) Mirad, sobre mi jubón había una vedija de
cometa.(Soplacomoparahacerlavolar.)
DEGUICHE.—(Fueradesí.)¡Caballero!
CYRANO.—(Enelmomentoenquevaapasarestirasupiernacomoparamostrarle
alguna cosa y le detiene.) En mi pantorrilla traigo clavado un diente de la Osa
Mayor… y como al huir del Tridente quise evitar una de sus tres orquillas, caí
sentado sobre Libra, que en estos momentos marca mi peso en sus balanzas.
(Impidiendo con presteza que De Guiche pase y cogiéndole por uno de los
botonesdeljubón.) ¡Si vos, caballero, oprimieseis con vuestros dedos mi nariz,
saldríaleche!
DEGUICHE.—¿Leche?
CYRANO.—Sí,¡lechedelaVíaLáctea!
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DEGUICHE.—¡Bah!,¡idosalinfierno!
CYRANO.—EselCieloquienmeenvía.(Cruzándosedebrazos.)¿Podríaiscreerque
alcaermehevistoaSirioponerseporlanocheunturbante?(Confidencial.)¡La
OsaMenoresdemasiadopequeñaparaquepuedamorder!(Riendo.)¡Alatravesar
laLira,rompíunadesuscuerdas!(Soberbio.)Contarétodomiviajeenunlibroy,
comolasestrellasdeoroquebrillanenmicapayqueconseguítrasinnumerables
peligrosyaventuras,harélosasteriscos,cuandoellibroseimprima!
DEGUICHE.—Peroyoquiero…
CYRANO.—¡Yasépordóndevais!
DEGUICHE.—¡Caballero!
CYRANO.— ¡Quisierais saber por mi boca cómo está hecha la Luna y si hay algún
habitanteenlaredondezdesucurvatura!
DEGUICHE.—(Gritando.)¡No!Loquequiero…!
CYRANO.—¿Sabercómohesubido?¡Loconseguípormediodemisinventos!
DEGUICHE.—(Decepcionado.)¡Estáloco!
CYRANO.— (Desdeñoso.) ¡No penséis que lo logré copiando a Regiomontano su
águila,nitampocoaArquitassutímidapaloma!
DEGUICHE.—Esunloco…¡perounlocosabio!
CYRANO.—¡No!…¡noimiténadadelohastaahorahecho!(DeGuiche,decididoa
pasar,caminahacialapuertadeRoxana.Cyranolesiguedispuestoasujetarle.)
¡Inventéseissistemasparaviolarelcielovirgen!
DEGUICHE.—(Volviéndose.)¿Seis?
CYRANO.— (Con volubilidad.) Sí. ¡Quedándome desnudo y cubriendo luego mi
cuerpoconfrascosdecristalllenosdelaslágrimasqueporlasmañanasvierteel
cielo,despuésdetendermealsol,elastrohubierapodidoabsorberme,alabsorber
elrocío!
DEGUICHE.—(SorprendidoyadelantandounpasohaciaCyrano.)¡Vaya!…¡Noestá
mal!¡Uno!
CYRANO.— (Retrocediendo para arrastrarle al otro lado.) Podía, también, haber
hecho lo siguiente para tomar impulso: ¡encerrar viento en un cofre de cedro y
enrarecerlomedianteespejosardientesenformadeicosaedros!
DEGUICHE.—(Adelantandounpaso.)¡Dos!
CYRANO.—(Retrocediendosiempre.)¡Otambién,inventarunsaltamontesmecánico
condisparadoresdeacero,yhacermelanzarhastaloscelestesprados,dondelos
astrospacen,medianteexplosionessucesivasdesalitre!
DEGUICHE.—(Siguiéndolesindarsecuentaycontandoconlosdedos.)¡Tres!
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CYRANO.—¡Comoelhumotienetendenciaasubir,podíahaberhinchadounglobo
suficientementegrandeparaquemearrastrasehacialaaltura!
DEGUICHE.—(Elmismojuego,másasombradocadavez.)¡Cuatro!
CYRANO.—¡ComoaFebo,cuandoestáensuórbita,legustachupareltuétanodelos
bueyes,bienpodríauntarcontuétanosmipielyalcanzarlaLuna!
DEGUICHE.—(Estupefacto.)¡Cinco!
CYRANO.—(Quehablandolehaarrastradohastaelotroextremodelaplaza,juntoa
unbanco.)Yelúltimodelossistemasquehubierapodidoemplearconsisteenlo
siguiente:sentándomesobreundiscodehierroarrojaríadesdeél,alaire,untrozo
deimán.Ésteesunbuenmétodo:eldiscovatraselimány,cuandoloalcanza,
vuelvoalanzarloalaire…¡yasíindefinidamente!
DE GUICHE.— ¡Seis! Los seis métodos son excelentes… pero ¿cuál de ellos
escogisteis?
CYRANO.—¡Ningunodelosseis!¡Unséptimosistema!
DEGUICHE.—¡Vaya!…¿Ycuáles?
CYRANO.—¡Adivinadlo!
DEGUICHE.—¡Estamañanaestáresultandointeresante!
CYRANO.—(Haciendoelruidodelasolascongrandesgestosmisteriosos.)¡Houuuh,
…houuuh,…houuuh…!
DEGUICHE.—¿Y…?
CYRANO.—¿Noadivináis?
DEGUICHE.—No.
CYRANO.—¡Lamarea!AlahoraenquelasolassubenporlaatraccióndelaLuna,
me tendí sobre la arena, después de bañarme en el mar. De repente, comencé a
ascender de cabeza, porque los cabellos, especialmente, tenían agua entre sus
hebras. Me elevé en el aire, recto, muy recto. ¡Como un ángel! Subía, subía
dulcemente,sinningúnesfuerzoyderepente,sentíungolpe.Entonces…
DE GUICHE.— (Arrastrado por la curiosidad y sentándose en el banco.) Y
entonces…¿qué?
CYRANO.—¡Entonces!…(Recuperandosuvoznormal.)Hapasadoelcuartodehora,
caballero.Podéisseguirvuestrocamino:¡elmatrimonioyasehacelebrado!
DEGUICHE.—(Levantándosedeunsalto.)Pero…¿estoyborracho?aesavoz…(La
puerta de la casa se abre y aparecen lacayos con antorchas encendidas. Luz.
Cyranosequitaelsombreroquehastaahoralecubríaelrostro.)…yesanariz…
¡Cyrano!
CYRANO.— (Saludando.) ¡El mismo! Dentro de un momento estarán aquí… ¡el
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tiempojustodeponerselosanillos!
DEGUICHE.—Pero…¿quién?(Sevuelve.Cuadro.Detrásdeloslacayos,Roxanay
Cristiáncogidosdelamano.Elcapuchinolessigue,sonriente.Ragueneaulleva
también una antorcha. Cierra la procesión la dueña, medio dormida y en
camisón.)¡Cielos!
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ESCENAXIV
Losmismos,ROXANA,CRISTIÁN,elcapuchino,RAGUENEAU,lacayosyladueña.
DE GUICHE.— ¡Vos! (Reconociendo a Cristián con estupor.) ¿Él? (Saludando a
Roxana con admiración.) ¡Sois muy astuta! (A Cyrano.) Os felicito, señor
inventordemáquinas,vuestrocuentolograríadeteneraunsantoenlasmismas
puertasdelCielo.Anotadestedetalleporqueospuedeservirparaellibro.
CYRANO.—(Inclinándose.)Señor,esunconsejoquetratarédeseguir.
ELCAPUCHINO.—(PresentandoconsatisfacciónlosreciéncasadosaDeGuiche,y
mesándose su gran barba blanca.) Esta hermosa pareja, os debe su unión, hijo
mío.
DEGUICHE.—(Mirándolefríamente.) ¡Sí! (ARoxana.) Señora, ¿queréis despediros
devuestroesposo?
ROXANA.—¿Cómo?…
DEGUICHE.—(ACristián.)Elregimientoestáencamino.¡Uníosaél!
ROXANA.—¿Parairalaguerra?
DEGUICHE.—¡Claro!
ROXANA.—¡Perosiloscadetesnovan!…
DEGUICHE.— ¡Irán! (Sacando el papel que había guardado en su bolsillo.)¡Aquí
estálaorden!(ACristián.)Llevadlavos,barón.
ROXANA.—(ArrojándoseenlosbrazosdeCristián.)¡Cristián!
DEGUICHE.—(Sarcástico.)¡Lanochedebodasestátodavíamuylejana!
CYRANO.—(Aparte.)¡Yaldeciresocreecausarmedaño!
CRISTIÁN.—(ARoxana.)¡Bésameotravez!
CYRANO.—Vamos,vamos,¡yabasta!
CRISTIÁN.—(QuesigueabrazadoaRoxana.)Esdurodejarla…¡Túnosabes…!
CYRANO.—(Tratandodearrástrale.)¡Losé!
(Alolejosseoyentamboresquetocanunamarchadeguerra.)
DEGUICHE.—(Quehasubidohastaelfondo.)¡Elregimientoestáenmarcha!
ROXANA.—(ACyrano,quetratadellevarseaCristián.)¡Osloconfío!¡Prometedme
quenopondrásuvidaenpeligro!
CYRANO.—Tratarédequeasísea,peronopuedoprometerosnada.
ROXANA.—(Lomismo.)¡Prometedmequeseráprudente!
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CYRANO.—Haréloquepueda,pero…
ROXANA.—(Lomismo.)¡Cuidadqueenesehorribleasedionopasefrío!
CYRANO.—Loprocuraré,pero…
ROXANA.—¡Juradmequemeseráfiel!
CYRANO.—¡Ah,claro!Esodesdeluego,pero…
ROXANA.—¡…quemeescribiráamenudo!…
CYRANO.—(Deteniéndose.)Descuidad,¡esoosloprometo!
TELÓN
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ACTOCUARTO
LoscadetesdeGascuña
CampamentodelacompañíadeCarbondeCastel-Jaloux,duranteelsitiodeArrás.
Al fondo, un talud que atraviesa la escena de parte a parte. Más allá se percibe un
horizonte de llanura: el terreno se halla cubierto por las obras del asedio. Muy
lejanos,losmurosdeArrásylassiluetasdesustechos.
Tiendas, armas caídas por el suelo, tambores, etc. Está a punto de amanecer.
Centinelas. Hogueras. Envueltos en sus capotes, los cadetes de Gascuña duermen.
Carbon de Castel-Jaloux y Le Bret velan. Todos están pálidos y muy delgados.
Cristián,tendidoentresuscompañerosyenvueltocomoellosensucapa,duermeen
primertérmino.Elresplandordeunahoguerapermiteversurostro.Pausa.
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ESCENAI
CRISTIÁN,CARBONDECASTEL-JALOUX,LEBRET,loscadetes;despuésCYRANO.
LEBRET.—¡Eshorrible!
CARBON.—Sí,notenemosnada.
LEBRET.—¡«Mordious»!
CARBON.—(Haciéndoleseñasparaquehablemásbajo.)¡Juraconsordina!…Losva
a despertar. (A los cadetes.) ¡Chiss!… ¡Seguid durmiendo! (A Le Bret.) ¡Por lo
menoslosqueduermencenan!
LEBRET.— Pero los que padecemos insomnio… ¡qué hambre! (Se oyen a lo lejos
algunosdisparos.)
CARBON.—¡Malditosdisparos!…¡Vanadespertaramismuchachos!(Aloscadetes
quelevantanlacabeza.)¡Seguiddurmiendo!
(Todosvuelvenaacostarse.Nuevosdisparos,estavezmascercanos.)
UNCADETE.—(Sobresaltado.)¡Diantre!¿Quéeseso?
CARBON.—¡Nopasanada!EsCyranoquevuelve.
(Lascabezasquesehabíanlevantadoseechandenuevo.)
UNCENTINELA.—(Desdefuera.)¡Alto!¿Quiénva?
LAVOZDECYRANO.¡Bergerac!
ELCENTINELA.—(Queestásobreeltalud.)¡Alto!¿Quiénva?
CYRANO.—(Apareciendosobreelparapeto.)¡Bergerac,imbécil!
(Cyranodesciende.LeBretseadelantahaciaél,inquieto.)
LEBRET.—¡Diosmío!…¡Porfinhasllegado!
CYRANO.—(Haciéndoleseñasparaquenadiesedespierte.)¡Calla!
LEBRET.—¿Estásherido?
CYRANO.—Sabesdesobraquetienenporcostumbrenoacertarme.
LEBRET.—Mepareceexcesivocorrertantopeligrotodaslasmañanasporllevaruna
carta.
CYRANO.— (Deteniéndose ante Cristián.) ¡Prometí que escribiría a menudo! (Le
mira.) Duerme. Está pálido. ¡Si supiese la pobre que se muere de hambre!…
¡Perocontinúaigualdeguapo!
LEBRET.—Anda,¡veteadormir!
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CYRANO.—Nogruñas,LeBret…¡ynovuelvasatenermiedopormí!Tevoyadecir
una cosa… Para atravesar las líneas españolas, he escogido un lugar cuyos
centinelasestánborrachostodaslasnoches.
LEBRET.—¿Yporqué,entoncesnonostraesvíveres?
CYRANO.— Hay que tener mucha soltura para pasar y si traigo algo… De todas
formas, si no he visto mal, esta noche habrá novedades y los franceses
comeremosomoriremos.
LEBRET.—¡Cuenta!…¿Quésabes?
CYRANO.—¡No!…¡noestoyseguro!¡Yaveremosloquepasa!
CARBON.—¡Esvergonzoso!Serlossitiadores…¡ypasarhambre!
LEBRET.—Nuncavinadatancomplicadocomoestesitio:nosotrosasediamosArrás,
el cardenal de España nos tiende una trampa y resulta que entonces somos
nosotroslossitiados.
CYRANO.—¡Yavendráalguienquesitie,asuvez,alcardenal!
LEBRET.—¡Nomeparececosaderisa!
CYRANO.—¡Bueno,bueno!
LEBRET.—¡Pensarquecadadíaarriesgastuvidaparallevar…!(ViendoqueCyrano
sedirigeasutienda.)¿Dóndevas?
CYRANO.—¡Aescribirotra!
(Desapareceenelinteriordelatienda.)
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ESCENAII
Losmismos,exceptoCYRANO.
(El alba despunta poco a poco, con resplandores rosas. La ciudad de Arrás se
distingue, dorada, en el horizonte. A lo lejos, y por izquierda, suena un disparo de
cañón e inmediatamente una batería de tambores. Otros tambores redoblan más
cercarespondiendoaaquéllosyaproximándose.Pasanjuntoalescenarioysealejan
porladerecha,recorriendoelcampo.Rumoresdesoldadosquesedespiertan.Alo
lejos,vocesdeoficiales.)
CARBON.— (Suspirando.) ¡Maldición… diana! (Los cadetes se revuelven en sus
capotes y se estiran.) ¡Suculento sueño, ha llegado tu fin! ¡Ya sé cuál será su
primergrito!
UNCADETE.—(Sentándose.)¡Tengohambre!
OTRO.—¡Memuero!
TODOS.—¡Ay!
CARBON.—¡Levantaos!
TERCERCADETE.—¡Nopuedodarniunpaso!
CUARTOCADETE.—¡Nimoverme!
ELPRIMERCADETE.—(Mirándoseenuntrozodecoraza.)Tengolalenguaamarilla.
¡Elairedebeestarindigesto!
OTRO.—¡CambiomicoronadebarónporunpocodequesodeChester!
OTRO.— ¡Si no consigo llenar mi estómago de algo, me retiraré a mi tienda, como
Aquiles!
OTRO.—¡Sialmenoshubiesepan!
CARBON.—(AdelantándosehacialatiendadondehaentradoCyranoyllamándolea
mediavoz.)¡Cyrano!
OTROSCADETES.—¡Nosmoriremos!
CARBON.— (Siempre a media voz, en la puerta de la tienda.) ¡Ayúdame! Tú, que
sabescontentarlessiempre,¡devuélveleslaalegría!
SEGUNDO CADETE.— (Precipitándose hacia el primero, que está mascando algo.)
¿Quécomes?
ELPRIMERO.—Estopadecañónfritaconaceitedeengrasarlasruedas…¡esloúnico
queheencontradoenlosalrededoresdeatrás!
ELOTRO.—(Entrando.)¡Vengodecazar!
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OTRO.—(Lomismo.)¡Estuvepescando!
TODOS.—(Poniéndoseenpieylanzándosesobrelosreciénllegados.)¿Qué?…¿qué
habéiscogido?…¿Unfaisán?…¿Unacarpa?…¡Enseñadlo,aprisa!
ELPESCADOR.—Yo,unpececillo.
ELCAZADOR.—¡Yyoungorrión!
TODOS.—(Exasperados.)¡Basta!¡Sublevémonos!
CARBON.—¡Ayúdame,Cyrano!
(Yaescompletamentededía.)
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ESCENAIII
LosmismosyCYRANO.
CYRANO.—(Saliendodesutienda,tranquilo,conlaplumaenunaorejayunlibroen
lamano.) ¿Qué es lo que pasa? (Silencio. Dirigiéndose al primer cadete.)¿Así
arrastralospiesuncadete?
ELCADETE.—¡Esquetengounacosaenlostalonesquememolesta!
CYRANO.—¿Quées?
ELCADETE.—¡Elestómago!
CYRANO.—Y,¿dóndecreesquelotengoyo?
ELCADETE.—¿Ynotemolesta?
CYRANO.—¡Alcontrario!…¡meelevaelespíritu!
SEGUNDOCADETE.—¡Yotengolosdienteslargos!
CYRANO.—¡Noporesomorderásloquenohay!
TERCERCADETE.—¡Mitripasuenaahueco!
CYRANO.—¡Serviráparatocareltambor!
OTRO.—¡Mezumbanlosoídos!
CYRANO.—¿Qué?…¡Estásmintiendo!¡Tripavacíanotieneorejas!
OTRO.—¡Algodecomer!…¡quieroalgodecomer,aunquesea…!
CYRANO.—(Quitándoleelcascoyponiéndoseloenlamano.)¡Ahítieneslaensalada!
OTRO.—¿Yquépodríacomeryo?
CYRANO.—(Lanzándoleellibroquetieneenlasmanos.)¡LaIlíada!
OTRO.—¡EnParís,elministroestarácomiendocuatrovecesaldía!
CYRANO.—¿Creesquedeberíamandarteunaperdiz?
ELMISMO.—Y¿porquéno?…¡Yvinotambién!
CYRANO.—(Burlándose.)Richelieu,¿quédeseáis?…¿Borgoña?
ELMISMO.—¡Quenosloenvíepormediodealgúncapuchino!
CYRANO.—(Lomismo.)¡Sueminenciaestádemasiado…alegre!
OTRO.—¡Tengounhambredeogro!
CYRANO.—¡Bueno!…¡trágatealgúnniño!
PRIMERCADETE.—(Encogiéndosedehombros.)¡Siempreelchiste,laironía!…
CYRANO.—¡Sí,lapalabrajusta!…¡Quisieramorirunatardebajouncielorosa,con
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unahermosafraseparaunacausabella!¿Quémayorgloriaquecaerheridopor
un arma noble y por un rival digno de serlo, lejos del lecho de muerte, con la
puntadelhierroenelcorazónylaironíaenlapuntadeloslabios?
GRITOSDETODOS.—¡Tengohambre!
CYRANO.—(Cruzándosedebrazos.)Pero…¿quéospasa?…¡Nopensaismásqueen
comer! ¡Acércate! Beltrán, viejo pastor y flautista, saca de tu estuche de cuero
unadetusflautasytoca…¡tocaparaestehatajodevagosyborregos,lasviejas
canciones del país!… ¡Toca una de esas canciones que, en cada nota, nos
recuerdanlasvocesamadas!…¡Tocaesosairesquetienenlalentituddelhumo
quelascasasdenuestrospueblosexhalanporsustechos,esamúsicacuyasnotas
estánescritasconacentopatois!(Elviejosesientaypreparasuflauta.)¡Quela
flauta, hoy guerrera y afligida, recuerde por un momento que antes de ser de
ébanofuedecaña,mientrastusdedosparecenbailarsobreellacomolaspatasde
unpájaro!…¡Quesucanciónlaasombreyreconozcaelalmarústicayagradable
de su juventud!… (El viejo comienza a tocar una canción del Languedoc.)
¡Escuchad,gascones!,estonoeslatrompetaagudadeloscamposdeguerra,¡es
laflautadelbosque!¡Desuslabiosnosaleelgritoquenosllamaalcombatesino
la dulce música de la gaita de nuestros pastores! ¡Escuchad, gascones!, ¡es el
rumordelvalle,delalanda,delbosque,elpastorcilloconsugorraroja,elverde
dulzordelosatardeceresdeBorgoña!¡Oídlo,gascones!…¡EstodalaGascuña!
(Las cabezas de todos los cadetes están inclinadas; los ojos sueñan y,
furtivamente,algunosseenjuganlaslágrimasconelrevésdelasmangasoconuna
puntadelcapote.)
CARBON.—(ACyrano,envozbaja.)¡Lesestáshaciendollorar!
CYRANO.— De nostalgia, que al fin y al cabo es un mal mucho más noble que el
hambre…porquenoesfísicosinomoral.¡Meagradaquesudolorhayacambiado
devíscerayqueseaelcorazónelquelesduela!
CARBON.—¡Perosedebilitaránsilosenterneces!
CYRANO.—(Haciendo una señal para que el tambor se acerque.) ¡No importa! El
héroequetodosllevanensusangresedespiertamuypronto,bastacon…
(Haceungestoyeltamborbate.)
TODOS.—(Levantándoseyprecipitándosesobrelasarmas.)¿Eh?…¿Quéesesto?…
¿Quépasa?…
CYRANO.—¿Loves?…¡Bastaconunredobledetambor!¡Adióssueños,penas,país
natal,amor!…¡Loqueconlaflautaviene,sevaconeltambor!
UNCADETE.—(Quemiraalfondo.)¡Eh!…¡Eh!…¡QuevieneDeGuiche!…
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TODOSLOSCADETES.—(Murmurando.)¡Hou!…
CYRANO.—¡Halagadormurmullo!
UNCADETE.—¡Nosfastidia!
OTRO.— ¡Se da demasiada importancia con su gran cuello de encaje sobre la
armadura!
OTRO.—¡Comosilasespadasnecesitasendepuntillas!
PRIMERCADETE.—¡Esoestábiencuandosetienealgúndivieso!
SEGUNDOCADETE.—¡Bah!,¡esuncortesano!
OTRO.—¡Talsobrinoparataltío!
CARBON.—Sinembargo,¡esungascón!
PRIMER CADETE.— ¡Un falso gascón!; ¡desconfiad de él! Los gascones son locos,
arriesgados…¡Nadahaytanpeligrosocomoungascónrazonable!
LEBRET.—¡Estápálido!
OTRO.—¡Tienetantahambrecomoelúltimodiablo!…¡Perocomosucorazatiene
clavosdorados,loscalambresdesuestómagorelucenconelsol!
CYRANO.—(Vivamente.)¡Cuidado!…¡queniporunmomentopiensequesufrimos!
…¡Vosotros,avuestrascartas!…¡Llenadlaspipas!…¡Queruedenesosdados!
…(Todosseponenrápidamenteajugarencimadelostambores,lostaburetes,
sobre sus capotes o en el suelo, mientras encienden las pipas.) ¡Yo, mientras
tanto,leeréaDescartes!
(Sepaseaalolargoyaloanchodelescenarioleyendounlibritoquehasacado
de su jubón. Todos los cadetes aparentan estar abstraídos en el juego y contentos.
Cuadro.EntraDeGuiche,muypálido,yseadelantahaciaCarbon.)
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ESCENAIV
LosmismosyDEGUICHE.
DEGUICHE.—(ACarbon.)¡Hola!¡Buenosdías!(Seobservanmutuamente.Aparte,
consatisfacción.)¡Estáflacoyamarillo!
CARBON.—(Lomismo.)¡Nolequedanenlacaramásquelosojos!
DE GUICHE.— (Mirando a los cadetes.) ¡Con que éstos son los cabezas rotas!…
¡Caballeros!…mehandichoqueentrevosotros,loscadetes,noblesmontañeses,
hidalgosbearnesesybaronesdelPerigord,semurmurayhablamaldemí…¡que
noosparecesuficienteeldesdénquemostráisporvuestrocoronel,sinoqueme
llamáisintrigante,cortesano!…¡queosmolestaversobremicorazauncuellode
encajeyqueestáissiempreindignadosdiciendoquenosepuedesergascónsin
sentirse pobre! (Silencio. Los cadetes continúan jugando y fumando.) ¿Queréis
queoshagacastigarporvuestrocapitán?…¡Esperoqueno!
CARBON.—Perdón,conde,peroyosoylibreynocastigaréanadie.
DEGUICHE.—¿Cómo?
CARBON.— Pago a mi compañía y por lo tanto me pertenece. ¡No estoy obligado a
obedecerosmásqueenloconcernientealaguerra!
DE GUICHE.— Pero… ¡esto pasa de la raya! (Dirigiéndose a los cadetes.) Puedo
despreciarvuestrasbravatassinmiedo…¡yyaconocéismiformadehacerlo!Mi
valor está demostrado. Ayer, por ejemplo, en Bapaume, todos pudieron ver la
furiaconquehiceretrocederalcondedeBucquoi;lanzandomistropascomoun
aludcontralassuyas,¡carguécontraélportresveces!
CYRANO.— (Sin levantar las narices de su libro.) ¿Y qué me decís de vuestra
bandolerablanca?
DEGUICHE.—(Sorprendidoysatisfecho.)¡Ah!…¿conocéiseldetalle?…Enefecto,
ocurrióque,mientrasefectuabalamaniobrapararecogeramigenteycargarpor
terceravez,eltorbellinodelosquehuíanmearrastróhastaelcampoenemigo…
¡Rápidamente comprendí el peligro!… Si me hubiesen cogido, me habrían
arcabuceadoalinstante.Derepente,tuvelaocurrenciadedesatarlabandoleray
dejarla caer. De esta forma, y no conociendo ellos mi graduación, pude escapar
fácilmentedelcampoespañol,para,almomento,volvercontraellosseguidode
mistropas.¿Quéosparece?…¿Tenéisalgoquealegarcontraeso?
(Loscadetesparecennoescuchar,perolascartasyloscubiletesestánenelaire,
mientraselhumodelaspipaspermaneceencerradoenlasbocasdetodos.Pausa.)
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CYRANO.— ¡Enrique IV, encontrándose en vuestro mismo caso, nunca se habría
despojadodesupenachoblanco!
(Silencioalegre.Lascartasylosdadoscaen.Todaslasbocasdejanescaparel
humo.)
DEGUICHE.—¡Sinembargo,latretadioresultado!(Lamismaexpectacióndeantes.)
CYRANO.— Es posible, ¡pero no se abdica tan fácilmente del honor de servir de
blanco!(Cartasydadoscaen;elhumovuelveaelevarse;satisfaccióncreciente
entreloscadetes.)¡Siyomehubieraencontradopresentecuandodejasteiscaerla
bandolera,—enestosediferencianvuestrovaloryelmío—lahubierarecogidoy
melahubierapuesto!…
DEGUICHE.—¡Bah!…¡fanfarronadadegascón!
CYRANO.— ¿Fanfarronada?… ¡Prestádmela y os prometo dirigir esta tarde el asalto
conellapuesta!
DEGUICHE.—¡Bastadebravatas!…¡Desobrasabéisquelabandoleraquedóenel
campo enemigo, en un lugar que después la metralla acribilló y donde nadie
podrárecuperarla!
CYRANO.—(Sacandodesubolsillolabandolerablancayofreciéndosela.)¡Aquíla
tenéis!
(Los cadetes ahogan sus risas entre las cartas y los cubiletes. De Guiche se
vuelveylesmira;inmediatamenteellosrecobransuairedegravedadyprosiguensus
juegos.Unodeellossilbaconindiferencia,acompañadoporlaflauta.)
DEGUICHE.—(Recogiéndola.)¡Gracias!Conestetrozodetelaclaravoyahacerla
señalquenecesitaba.(Sesubesobreeltaludyagitamuchasveceslabandolera
enelaire.)
TODOS.—Pero…¿quéhace?
DEGUICHE.—(Volviendoabajar.)Esunfalsoespíaespañolquenosprestabuenos
servicios:losinformesquellevaalosenemigossonlosqueyoleentrego;deesta
formapuedoinfluirensusdecisiones.
CYRANO.—Yaentiendo:¡uncanalla!
DEGUICHE.—(Poniéndoseconindiferencialabandolera.)Loquequeráis,peronos
prestaexcelentesservicios…¿Dequéhablábamos?…¡Ah,semeolvidaba!…He
de comunicaros algo. Esta misma noche, el mariscal, para avituallarnos, intentó
un golpe supremo, dirigiéndose sin tambores ni banderas a Dourlens. Las
provisionesrealesestánallíysehallevadocasitodaslastropasparaconseguir
apoderarse de ellas. Si los españoles nos atacasen ahora, la situación sería muy
delicada:¡lamitaddelejércitonoestáenelcampo!
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CARBON.—Silosupiesen,seríamuygrave.Peronolosabrán¿verdad?
DEGUICHE.—¡Losabenyvanaatacarnos!
CARBON.—¡Ah!
DE GUICHE.— Mi falso espía ha venido a comunicarme su agresión. Y añadió:
«Señaladme por dónde os interesa que se efectúe el ataque y yo indicaré a los
españoles cuál es el puesto peor defendido; ellos lanzarán toda su fuerza sobre
él». Le respondí: «Está bien, salid al campo y seguid con los ojos las líneas
francesas; el lugar en que os haga una señal será el ideal para que efectúen el
ataque».
CARBON.—(Aloscadetes.)Caballeros,¡prepárense!
(Todosselevantan.Ruidodeespadasycinturonesqueseabrochan.)
DEGUICHE.—Elataquetendrálugardentrodeunahora.
PRIMERCADETE.—¡Ah!…¡todavíapodemosjugarunrato!
(Todosvuelvenasentarseyprosiguenlaspartidasinterrumpidas.)
DEGUICHE.—(ACarbon.)¡Hayqueganartiempo!¡Elmariscaltienequevolver!
CARBON.—Y…¿Paraganartiempo…?
DEGUICHE.—¡Tendréisquehacerosmatar!
CYRANO.—¡Bonitavenganza!
DE GUICHE.— No digo que si os quisiese bien os hubiese escogido a vos y a los
vuestros… pero como no hay ningún valor comparable al de los cadetes de
Gascuña,¡sirvoamireysirviendoamirencor!
CYRANO.—(Saludando.)¡Permitidmequeosloagradezca!
DE GUICHE.— (Saludando.) Ya sé cuánto os gusta pelear uno contra cien. ¡Aquí
tendréisoportunidaddehacerlo!(SealejaconCarbonhaciaeltalud.)
CYRANO.— ¡Bueno, caballeros! Hoy vamos a añadir a las seis barras de azul y oro
quetieneelescudodeGascuñaunamás,laquelefaltaba:¡Unabarradecolorde
sangre!
(DeGuichehablabajoconCarbondeCastel-Jaloux,enelfondo.Daórdenes.La
resistenciaseprepara.CyranosedirigehaciaCristián,quehaquedadoinmóvil,con
losbrazoscruzados.)
CYRANO.—(Poniéndoleunamanoenelhombro.)¿Cristián?…
CRISTIÁN.—(Moviendolacabeza.)¡Roxana!
CYRANO.—¡Locomprendo!
CRISTIÁN.—¡Sialmenospudieseexpresarlatodomiamorenunacartadedespedida!
…
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CYRANO.—Estabasegurodequellegaríaestahora…(Sacaunacartadesujubón.)
¡yyaestáhechatucartadeadiós!
CRISTIÁN.—¡Diablos!
CYRANO.—¿Laquieres?
CRISTIÁN.— (Arrancándole la carta de las manos.) ¡Claro! (La abre, lee y se
detiene.)¡Vaya!
CYRANO.—¿Quépasa?
CRISTIÁN.—¿Yesapequeñamancha?…
CYRANO.— (Cogiendo rápidamente el papel y mirando con aire atontado.) ¿Una
mancha?
CRISTIÁN.—¡Esunalágrima!
CYRANO ¡Oh, sí!… Es el encanto del juego… ¿lo comprendes?… ¡Esta carta era
demasiadoemocionanteymehahecholloraramímismoescribiéndola!
CRISTIÁN.—¿Llorar?…
CYRANO.— Sí, porque, al fin y al cabo, morir no es lo más terrible. Lo terrible
verdaderamente es no volver a verla… Porque yo no la… (Cristián le mira.)
Nosotrosnola…(Conrapidez.)Túnola…
CRISTIÁN.—(Arrancándolelacarta.)¡Dameestacarta!
(Seoyeenelcampounrumorlejano.)
VOZDEUNCENTINELA.—¡Alto!¿Quiénva?
(Disparos,voces,ruidodecascabeles.)
CARBON.—¿Quépasa?
CENTINELA.—(Queestásobreeltalud.)¡Unacarroza!
(Todosseprecipitanalexteriorparaver.)
GRITOS.— ¿Qué?… ¿En el campo?… ¡Está entrando!… ¡Parece venir del campo
enemigo!… ¡Disparad!… ¡No!… Cuidado, el cochero ha gritado!… ¿Qué ha
gritado?…¡Estágritando:«Serviciodelrey»!…
(Los cadetes que están sobre el talud, miran hacia afuera. El tintineo de los
cascabelesseaproxima.)
DEGUICHE.—¿Qué?…¿Serviciodelrey?…
(Todosbajandeltaludysealinean.)
CARBON.—¡Abajoesossombreros!
DEGUICHE.—(Gritandoendireccióndebastidores.)¡ServiciodelRey!…¡Colocaos
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enfilaparaquepuedadescribirconsuntuosidadlacurva!
(Lacarrozaentraaltrote.Estácubiertadebarroydepolvo.Losvisillosbajados.
Doslacayosdetrás.Sedetienenenseco.)
CARBON.—(Gritando.) ¡Que redoblen los tambores! (Los tambores redoblan y los
cadetessedescubren.)
DEGUICHE.—¡Bajadelescalón!
(Doshombrescorrenapresuradamente.Lapuertaseabre.)
ROXANA.—(Saltandodelacarroza.)¡Buenosdías!
(Elsonidodeunavozfemeninaalzadeunsologolpelascabezasdetodos,hasta
ahoraprofundamenteinclinadas.Estuporgeneral.)
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ESCENAV
LosmismosyROXANA.
DEGUICHE.—¿Vos?…¿Serviciodelrey?…
ROXANA.—Sí,perodeunsolorey:¡eldelamor!
CYRANO.—¡Diosmío!
CRISTIÁN.—(Abalanzándose.)¿Vosaquí?…¿Porquélohabéishecho?…
ROXANA.—¡Durabademasiadoesteasedio!
CRISTIÁN.—Pero…¿porqué?
ROXANA.—Yatelodiré.
CYRANO.—(Quealoírsuvozsehaquedadoinmóvil,sinatreverseamirarla.)¡Dios
mío!…¿Lamiraré?…
DEGUICHE.—¡Nopodéispermaneceraquí!
ROXANA.— ¡Claro que puedo! ¿Queréis traerme un tambor? (Se sienta sobre un
tamborqueleofrecen.)¡Muchasgracias!(Seríe.)Unapatrulladisparósobremi
carroza… (Con orgullo.) ¡Creerían que era una calabaza y mis lacayos dos
ratones, como en el cuento de hadas! (Enviando con los labios un beso a
Cristián.) ¡Buenos días! (Todos la miran.) ¡Parece que no estáis muy alegres!
¿SabéisqueestámuylejosArrás?…(ViendoaCyrano.)¡Hola,queridoprimo!
CYRANO.—(Avanzado.)¡Perocómo!…
ROXANA.—¿Quecómohellegadohastaaquí?…¡Ah,amigomío,fuemuyfácil!¡He
caminado por los lugares en que veía todo destruido!… ¡Qué horror!… ¡Fue
necesarioquelovieseparacreerlo!Señores,sienesoconsisteelserviciodelrey,
elmíovalemuchomás.
CYRANO.—¡Estáisloca!Pero…¿pordóndediabloshabéispasado?
ROXANA.—¿Pordónde?…¡Porelcampodelosespañoles!
PRIMERCADETE.—¡Ah!¡Loqueellasnoconsigan!
DEGUICHE.—¿Ycómoconseguisteisatravesarsuslíneas?
LEBRET.—¡Debiósermuydifícil!
ROXANA.— No mucho. Pasé con facilidad poniendo la carroza al trote. Si algún
hidalgo español mostraba su rostro altivo, ponía en la portezuela mi más bella
sonrisa… ¡y pasaba! Os juro que, sin desprestigio para los franceses, esos
caballerossonlosmásgalantesdelmundo.¡Asíconseguípasar!
CARBON.— Verdaderamente no hay mejor pasaporte que una sonrisa. ¡Pero alguna
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vezoshabránpreguntadoalgo!
ROXANA.—Sí,conbastantefrecuencia.Yolesrespondía:«Voyaveramiamante».
Entonces, incluso el español de aspecto más fiero, cerraba la portezuela de mi
carroza y, con un gesto que daría envidia al mismo rey, bajaba los mosquetes
dirigidoscontramí,ysoberbiodeagradoalavezquedeorgullo,conlaplumade
susombreroflotandoalviento,seinclinabaydecía:«Pasad,señorita».
CRISTIÁN.—¡Pero,Roxana!
ROXANA.—Lestuvequedecirqueerasmiamante…¡perdóname!Comprendequesi
leshubiesedicho:«mimarido»,nomehubiesendejadopasar.
CRISTIÁN.—Pero…
ROXANA.—Pero…¿qué?
DEGUICHE.—¡Hayquesacarladeaquí!
ROXANA.—¿Amí?
CYRANO.—Sí,¡ydeprisa!
LEBRET.—¡Cuantoantesmejor!
CRISTIÁN.—¡Estoydeacuerdo!
ROXANA.—Y…¿porqué?
CRISTIÁN.—(Embarazado.)¿Cómoqueporqué?
CYRANO.—(Lomismo.)Porquedentrodetrescuartosdehora…
DEGUICHE.—Ounahora…
CARBON.—(Lomismo.)¡Esmejor!
LEBRET.—(Lomismo.)Podríais…
ROXANA.—Sivaahaberlucha,mequedo.
TODOS.—¡No!
ROXANA.— ¡Es mi marido! (Se arroja en brazos de Cristián.) ¡Qué me maten
contigo!
CRISTIÁN.—¡Hasllorado!
ROXANA.—Yatediréporqué.
DEGUICHE.—(Desesperado.)¡Miradqueesgraveelpeligro!
ROXANA.—(Volviéndose.)¿Gravedecís?…
CYRANO.—¡ComoqueesDeGuichequiennoslodepara!
ROXANA.—(ADeGuiche.)¡Ah!…¿conquequeréisdejarmeviuda?
DEGUICHE.—Osjuro…
ROXANA.— No juréis nada. Aunque sea una locura, me quedaré. Además, me
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divierte.
CYRANO.—¡Vaya!¡Resultaquelalindaseñoritaeraunaheroína!
ROXANA.—SeñordeBergerac…¡soyvuestraprima!
UNCADETE.—¡Nosotrosladefenderemos!
ROXANA.—(Cadavezmásentusiasmada.)¡Estoyseguradeello,amigosmíos!
OTRO.(Embriagado.)¡Todoelcampohueleairis!
ROXANA.— Precisamente me he puesto un sombrero que irá bien a la batalla.
(Mirando a De Guiche.) Me parece que ya va siendo hora de que el conde se
vaya…Podríacomenzarlalucha.
DE GUICHE.— ¡Ah!… ¡esto pasa de la raya!… Voy a inspeccionar los cañones y
vuelvoenseguida…¡Aúnestáisatiempodecambiardeopinión!
ROXANA.—Eso…¡nunca!
(DeGuichesale.)
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ESCENAVI
Losmismos,exceptoDEGUICHE.
CRISTIÁN.—(Suplicante.)¡Roxana,porfavor!…
ROXANA.—¡No!
PRIMERCADETE.—(Alosdemás.)¡Sequeda!
TODOS.— (Corren precipitadamente, empujándose unos a otros mientras se
acicalan.) ¡Un peine!… ¡jabón!… ¡Mi badana!… ¡Está rota… una aguja!…
¡Déjame tu espejo!… ¡Una cinta!… ¡Los puños de mi camisa!… ¿Quién tiene
unacuchilla?…
ROXANA.— (A la que Cyrano continúa suplicando.) ¡Todo es inútil! ¡Nadie
conseguirámovermedeaquí!
CARBON.—(Despuésdehabersepeinado,limpiadoelpolvo,cepilladoelsombrero,
enderezado su pluma y estirado sus puños, como los otros, se dirige a Roxana
ceremoniosamente.)Yaqueosquedáis,permitidmequeospresenteaalgunosde
loscaballerosquevanatenerelhonordemorirporvuestrosbellosojos.(Roxana
se inclina y espera, de pie y del brazo de Cristián.) ¡Barón de Peyrescous de
Colignac!
ELCADETE.—(Saludando.)¡Señora!…
CARBON.—(Siguiendo.) ¡Barón de Casterac de Cahuzac!… ¡Vidame de Malgouyre
EstressasLésbasd'Escarabiot!…¡Caballerod'AntignacJuzet!…¡BarónHillotde
Blagnac-SaléchandeCastel-Crabioules!…
ROXANA.—¿Cuántosnombrestenéiscadauno?
ELBARÓNHILLOT.—¡Muchos!
CARBON.—(ARoxana.)Abridlamanoconquesujetáisvuestropañuelo.
ROXANA.—(Abrelamanoyelpañuelocae.)¿Porqué?
(Todalacompañíaseabalanzasobreél,peroesCarbonquienlorecoge.)
CARBON.— Mi compañía estaba sin bandera, pero estoy seguro de que, desde este
momento,tendrálamásbellaqueondeesobreelcampo.
ROXANA.—¡Esmuypequeña!
CARBON.—(Atandoelpañueloalastadesulanzadecapitán.)¡Perodeencaje!
UNCADETE.—(Alosdemás.)¡Moriríasinpesardespuésdehabervistoestacara!¡Si
almenostuvieseenlatripaunanuez!
CARBON.—(Que le ha oído.) ¿Cómo?… ¡Hablar de comida cuando una mujer tan
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exquisita…!
ROXANA.—Elairedelcampodespiertaelapetito.¡Inclusoyomismatengohambre!
Me apetecería comer fiambres, pastas, y buenos vinos… Ese sería mi menú
preferido.¿Querríaistraérmelo?(Consternacióngeneral.)
UNCADETE.—¿Traérselo?…
OTRO.—¿Ydedóndelovamosasacar?…
ROXANA.—(Tranquilamente.)¡Demicarroza!
TODOS.—¿Qué?…
ROXANA.—¡Perohayqueservirlo,trincharloydeshuesarlo!¡Miradatentamenteami
cocheroyreconoceréisenélaunhombremuyvalioso!Siqueréis,recalentarálas
salsas.
LOS CADETES.— (Corriendo hacia la carroza.) ¡Pero si es Ragueneau!
(Aclamaciones.)
ROXANA.—(Siguiéndolosconlosojos.)¡Pobreshombres!
CYRANO.—(Besándolelamano.)¡Habéissidonuestrahada!
RAGUENEAU.—(En pie sobre el pescante, como un charlatán en la plaza pública.)
¡Caballeros!(Entusiasmogeneral.)
LOSCADETES.—¡Bravo!…¡Bravo!…
RAGUENEAU.— ¡Los españoles, con tantos encantos, no vieron pasar la comida!
(Aplausos.)
CYRANO.—(LlamandoaCristiánenvozbaja.)¡Oye,Cristián!¡Cristián!
RAGUENEAU.— Distraídos en mostrarse galantes, no vieron… (Saca de su pescante
unplatoquelevanta.)Lagalantina.
(Aplausos.Lagalantinapasademanoenmano.)
CYRANO.—(ACristián.)¡Unmomento!…¡tengoquedecirteunacosa!
RAGUENEAU.— ¡Venus supo distraer el ojo, para que Diana pasase en secreto!…
(Blandeunapierna.)Estecabritilla.
(Entusiasmo.Lapiernaescogidaporveintemanosalavez.)
CYRANO.—(Envozbaja,aCristián.)¡Quierohablarte!
ROXANA.—(Aloscadetesquebajancargadosdealimentos.)¡Dejadlotodoaquí,en
elsuelo!
(Sobrelahierba,preparalamesaayudadapordoslacayosimperturbablesque
estabandetrásdelacarroza.)
ROXANA.—(ACristián,enelmomentoenqueCyranoselollevaba.)¡Eh,Cristián!…
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¡aversisirvesparaalgo!
(Cristiánvaensuayuda.MovimientodeinquietudenCyrano.)
RAGUENEAU.—¡Pavotrufado!
PRIMER CADETE.— (Que baja cortando una gran loncha de jamón.) ¡Rayos!, ¡no
entraremosencombatesindarnosantesunbuenatracón!(Rectificandoalvera
Roxana.)…perdón,unbanquete.
RAGUENEAU.—(Lanzandoloscojinesdelacarroza.)Ahívanesoscojines!…¡están
llenos!
(Tumulto.Sedescosenloscojinesentrerisasyalegríageneral.)
RAGUENEAU.—(Lanzandobotellasdevinotinto.)¡Botellasconrubíes…(Ydevino
blanco.)ytopacios!
ROXANA.— (Tirando al rostro de Cyrano un mantel plegado.) Despliega ese
mantel…¡venga,deprisa!
RAGUENEAU.—(Enarbolandounodelosfarolesdelacarroza.)¡Cadalinternaesuna
despensa!
CYRANO.—(En voz baja, a Cristián, mientras extienden juntos el mantel.) ¡Tengo
algoquedecirteantesdequehablesconella!
RAGUENEAU.—(Más y más lírico a cada momento.) ¡El mango de mi látigo es un
salchichóndeArlés!
ROXANA.— (Vertiendo vino en los vasos y sirviendo.) ¡Ya que nos mandan a la
muerte,nosreímosdelrestodelejército!…¡Todoparalosgascones!…YsiDe
Guicheaparece,quenadieleinvite.(Yendodeunoaotro.)Másdespacio,¡tenéis
tiempo!… No comáis tan aprisa… ¡Bebed vos un poco!… ¿Qué os pasa?, ¿por
quélloráis?
PRIMERCADETE.—¡Esdemasiadobonito!
ROXANA.—¡Chiss!…,¡Callad!…¿Tintooblanco?…¡PanparaelseñorCarbon!…
¡Un cuchillo!… Traed vuestro plato… ¿Todavía más?… ¡Ya os sirvo!…
¿Borgoña?…¿Queréisunala?…
CYRANO.— (Que va tras ella con los brazos cargados de platos, ayudándola a
servir.)¡Laadoro!
ROXANA.—(ACristián.)¿Quéquierestú?
CRISTIÁN.—¿Yo?…¡Nada!
ROXANA.—¿Quenovasacomer?…Tomaesebizcochoydosdedosdevino.
CRISTIÁN.—(Tratandoderetenerla.)Dime,¿porquéviniste?
ROXANA.—Ahoramedeboaestosdesgraciados…¡Enseguidaestoycontigo!
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LEBRET.—(Que se había ido hacia el fondo para dar pan al centinela del talud,
clavándoloenlapuntadeunapica.)¡Eh!…¡quevieneDeGuiche!…
CYRANO.— ¡Deprisa!… ¡esconded las botellas, los platos, todo!… ¡Aquí no ha
pasadonada!(ARagueneau.)Tú,saltaalpescante.¿Estátodoescondido?
(Enunabrirycerrardeojos,todohadesaparecidoenelinteriordelastiendaso
debajodelosvestidos,loscapotesyenelinteriordelossombreros.DeGuicheentra
deprisayderepenteseparaenseco,olfateando.Silencio.)
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ESCENAVII
LosmismosyDEGUICHE.
DEGUICHE.—¡Québienhueleaquí!
UNCADETE.—(Cantandoentonoburlón.)¡Tra,lala,lala,la,la!
DE GUICHE.— (Parándose y mirándole.) ¿Qué os pasa?… ¡Estáis completamente
colorado!
CADETE.—¿Amí?…¡Nada!Eslasangrequehierveporlaproximidaddelalucha.
OTRO.—¡Pum!¡Pum!¡Pum!
DEGUICHE.—(Volviéndose.)¿Quéeseso?…
ELCADETE.—(Unpocoborracho.)¡Nada!Unacanción…¡unacancioncilla!…
DEGUICHE.—¡Estáismuyalegres!
ELCADETE.—¡Laproximidaddelpeligro!
DEGUICHE.—(LlamandoaCarbondeCastel-Jaloux,paradarleórdenes.)¡Capitán,
voya…!(Sedetienealverle.)¡Peste!¡Vaya!…¿quéospasaavos?
CARBON.—(Rojocomolagranayescondiendounabotellaasuespalda,congesto
evasivo.)¡Oh!…
DEGUICHE.—Mequedabauncañóndesocupadoyheordenadoqueloemplacen…
(Señalando un lugar entre bastidores.) allí, en aquel rincón. ¡Vuestros hombres
podránemplearlosillegaelcaso!
UNCADETE.—(Pavoneándose.)¡Graciasporlaatención!
OTRO.—(Sonriéndolegraciosamente.)¡Quéamablesolicitud!
DE GUICHE.— ¡Estáis todos locos! (Con sequedad.) No conocéis su manejo;
únicamenteosadvertiréquetengáiscuidadoconelretroceso.
PRIMERCADETE.—¡Ah!…¡pfftt!…
DEGUICHE.—(Yendohaciaélfurioso.)¡Pero…!
ELCADETE.—¡Elcañóndelosgasconesnoretrocedenunca!
DE GUICHE.— (Cogiéndole por el brazo y meneándole.) Pero… ¡si estáis todos
borrachos!…¿Dequé?…
PRIMERCADETE.—(Conorgullo.)¡Delolorapólvora!
DE GUICHE.— (Encogiéndose de hombros, le rechaza y va hacia Roxana
apresuradamente.)¡Deprisa,señora!¿Aquéesperáisadecidiros?
ROXANA.—¡Mequedo!
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DEGUICHE.—¡Huid!
ROXANA.—¡No!
DE GUICHE.— Ya que las cosas están así, ¡que me traigan también a mí un
mosquetón!
CARBON.—¿Cómo?
DEGUICHE.—¡Yotambiénmequedo!
CYRANO.—¡Alfin!…¡Esoesbravuradeladeverdad!
PRIMERCADETE.—Peroapesardelosencajes,¿soisgascóndeverdad?
DEGUICHE.—¡Nuncaabandonoaunadamaenpeligro!
SEGUNDOCADETE.—¡Yocreo,queselepuededardecomer!
(Todoslosalimentosvuelvenaaparecercomoporencanto.)
DEGUICHE.—(Cuyosojosseiluminan.)¡Víveres!
TERCERCADETE.—¡Hansalidodelatierra!
DEGUICHE.—(Dominándose,conaltivez.)¿Creéisacasoqueyocomolassobras?
CYRANO.—(Saludándole.)¡Vaisprogresando!
DEGUICHE.—(Con orgullo y pronunciando la última palabra con acento gascón.)
¡Yomebatoenayunas!
PRIMERCADETE.—¡Perosihastahablaconacento!
DEGUICHE.—¡Claro!
PRIMERCADETE.—¡Esunodelosnuestros!
(Todoscomienzanabailar.)
CARBON.—(Quehadesaparecidohaceunosmomentostraseltalud,aparecesobre
lacimadelmismo.)Yahecolocadolospiqueros,¡latropaestádispuesta!
(Señalalalíneadepicasquesobresaleporencimadeltalud.)
DE GUICHE.— (Inclinándose, a Roxana.) ¿Queréis aceptar mi mano para pasar
revista?
(Roxanalaaceptaysubenhaciaeltalud.Todossedescubrenylessiguen.)
CRISTIÁN.—(ACyrano,muydeprisa.)¡Venga!,¡dimeloquesea!
(En el momento en que Roxana aparece sobre la cima del talud, las picas
desaparecen abatidas para el saludo; desde abajo sale un poderoso grito y ella se
inclina.)
LOSPIQUEROS.—(Desdefuera.)¡Viva!
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CRISTIÁN.—¿Dequésetrata?
CYRANO.—EncasodequeRoxana…
CRISTIÁN.—¡Sigue!
CYRANO.—Tehablasedecartas…
CRISTIÁN.—¡Sigue!
CYRANO.—¡Nocometaslatonteríadeasombrarte!
CRISTIÁN.—¿Porqué?
CYRANO.—¡Eranecesarioquetelodijera!…¡Diosmío,viéndolaaquítodoesmás
fácil!Túle…
CRISTIÁN.—¡Deprisa!
CYRANO.—¡Túlehasescritomáscartasdelasquecrees!
CRISTIÁN.—¡Noloentiendo!
CYRANO.— ¡Diablos! Yo me encargué de ello, procurando interpretar su pasión. A
veceslaescribísindecirtenada.
CRISTIÁN.—¿Eh?…
CYRANO.—¡Esmuysencillo!
CRISTIÁN.—Pero…¿cómopudisteatravesarlaslíneassiestamoscercados?
CYRANO.—¡Antesdelalba!
CRISTIÁN.— (Cruzándose de brazos.) ¿Y todavía dices que es muy sencillo?…
¿Cuántasveceslaheescritoporsemana?…¿Dos…tres…cuatro…?
CYRANO.—¡Más!
CRISTIÁN.—¿Todoslosdías?
CYRANO.—Todoslosdías…¡dosveces!
CRISTIÁN.—¿Tantoteembriagabaelescribirlaquedesafiabaslamuerte?
CYRANO.—(ViendoqueRoxanavuelve.)¡Calla!…¡Niunapalabradelantedeella!
(Entracorriendoensutienda.)
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ESCENAVIII
ROXANA,CRISTIÁN;alfondo,loscadetesvanyvienenpreparándoseparaelcombate.
CARBONyDEGUICHEdanórdenes.
ROXANA.—(CorriendohaciaCristián.)¡Yahora,Cristián…!
CRISTIÁN.—(Cogiendosusmanos.)Yahora,dime,¿porquéhasvenidohastaaquía
travésdecaminosinfernalesycruzandolasfilasdeferocessoldadosyveteranos?
ROXANA.—¡Portuscartas!
CRISTIÁN.—¿Quédices?
ROXANA.— ¡Tanto peor para ti si me arriesgo a esos peligros! ¡Tus cartas me
enloquecieron! ¡Ah!… ¡recuerda cuántas me escribiste en un mes, a cual más
bella!
CRISTIÁN.—¡Bah!¡Porunasbrevescartasdeamor!
ROXANA.— ¡Calla! ¡No puedes comprenderlo!… ¡Dios mío! Es verdad que desde
aquella noche en que, con voz desconocida, comenzaste a enseñarme tu alma,
bajomiventana,yoteadoraba…perotuscartas…¡tuscartashansidoparamí
comosidesdehaceunmes,constantemente,volvieraaescucharlavozdeaquella
noche…aquellavoztandulceenlaqueteocultabas!…¡Tantopeorparatisime
arriesgo!¡PenélopenosehubieraquedadobordandoencasasiUliseslehubiese
escritocomotúlohashecho,sinoque,comolaalocadaElena,hubieramandadoa
paseolasmadejasdelanaparareunirseconél!
CRISTIÁN.—¡Pero…!
ROXANA.— Las leía y releía una y mil veces: me sentía desfallecer y era cada vez
mástuya…Cadahojitaqueescribíaseracomounpétaloarrancadodetualma…
Encadaunadetuspalabras,sesentíalallamadeunamorpoderosoysincero…
CRISTIÁN.—¡Ah!…¿Poderosoysincero?…¿Yesosesiente,Roxana?
ROXANA.—¡Claroquesesiente!
CRISTIÁN.—Yhasvenidoa…
ROXANA.—¡Midueño!Simepusiesederodillasanteti,melevantaríasalinstante…
peroamialma,postradaanteti,¡nuncapodráslevantarla!Vengoapedirteperdón
—ycreoqueésteesunmomentomuyoportunoporlaproximidaddelamuerte—
pormifrivolidadalinsultarteenamorándomedetubelleza.
CRISTIÁN.—(Conespanto.)¡Roxana!
ROXANA.— Y porque más tarde, menos frívola y cual pájaro que salta de rama en
rama,teaméporquetubellezameimpresionabaymearrastrabalapasióndetu
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alma.
CRISTIÁN.—¿Yahora?…
ROXANA.—Ahora…¡ahorateamosóloportualma!
CRISTIÁN.—(Retrocediendo.)¡Roxana!
ROXANA.— ¡Alégrate! No ser amado más que por lo pasajero debe ser una fortuna
para un corazón noble y ambicioso. Tu alma borra tu rostro, y la belleza por la
queantestequería,yanolaveo.
CRISTIÁN.—¡Oh!
ROXANA.—¿Dudastodavíadetuvictoria?
CRISTIÁN.—¡Roxana!
ROXANA.—¿Nopuedescreertodavíaenesteamor?
CRISTIÁN.—¡Noquieroesaclasedeamor!Quieroseramadosimplementepor…
ROXANA.— ¿Por lo que hasta ahora te he amado?… ¡No!, ¡déjame que te ame por
algomejor!
CRISTIÁN.—¡No!¡Mejoreraantes!
ROXANA.—¡Ah,noentiendesnada!Ahoraescuandotequierocomosedebeamar,
¡ahoraescuandoteamodeveras!Teadoroporloquehacequeseastú…Aunque
fuerasmenosguapo…
CRISTIÁN.—¡Calla!
ROXANA.—…teamaríaigual.Situbellezadesaparecieseenunmomento…
CRISTIÁN.—¡Nodigaseso!
ROXANA.—¡Sí!,¡lodigo!
CRISTIÁN.—¿Qué?…¿Quémequerríasaunquefuerafeo?…
ROXANA.—Sí,¡telojuro!
CRISTIÁN.—¡Diosmío!
ROXANA.—¿Notealegra?
CRISTIÁN.—(Convozahogada.)¡Sí!
ROXANA.—¿Quétepasa?
CRISTIÁN.— (Rechazándola suavemente.) Nada. Espera un segundo. Tengo que
transmitiralgunasórdenes.
ROXANA.—Pero…
CRISTIÁN.— (Señalando un grupo de cadetes situados en el fondo.) Mi amor ha
privadoaaquellosdesgraciadosdetupersona,veteysonríelesunpocoantesde
quemueran.
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ROXANA.—(Enternecida.)¡Cristiánquerido!
(Sedirigehacialosgasconesqueseagrupanrespetuosamenteasualrededor.)
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ESCENAIX
CRISTIÁN,CYRANO,alfondoROXANA,hablandoconCARBONyalgunoscadetes.
CRISTIÁN.—(Llamando,hacialatiendadeCyrano.)¡Cyrano!
CYRANO.—(Saliendo,preparadoparalabatalla.)¿Quéhay?¡Estaspálido!
CRISTIÁN.—¡Nomeama!
CYRANO.—¿Cómoeseso?
CRISTIÁN.—¡Esatidequienestáenamorada!
CYRANO.—¡No!
CRISTIÁN.—¡Noamamásquemialma!
CYRANO.—¡No!
CRISTIÁN.—¡Sí!¡Ellatequiereytútambiénlaamas!
CYRANO.—¿Yo?
CRISTIÁN.—¡Losé!
CYRANO.—¡Escierto!
CRISTIÁN.—¡Laamascomounloco!
CYRANO.—¡Muchomás!
CRISTIÁN.—¡Díselo!
CYRANO.—¡No!
CRISTIÁN.—¿Porqué?
CYRANO.—¡Miramirostro!
CRISTIÁN.—¡Ellameamaríainclusofeo!
CYRANO.—¿Telohadicho?
CRISTIÁN.—¡Sí!
CYRANO.— Me alegra mucho que lo haya hecho, pero es un disparate, ¡una
insensatez! No lo creas al pie de la letra, no te vuelvas feo, porque entonces te
amaríaati.
CRISTIÁN.—¡Esoesloquequierosaber!
CYRANO.—¡No,no!
CRISTIÁN.—Queellaescoja.¡Tienesque,decírselotodo!
CYRANO.—¡No,porfavor!¡Líbramedetalsuplicio!
CRISTIÁN.—¿Quiénsoyyoparaestropeartufelicidadconmibelleza?¡Esinjusto!
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CYRANO.—¿Yyovoyahacerlomismocontigoporhaberrecibidoalnacereldonde
saberexpresarloquetúsientes?
CRISTIÁN.—¡Díselotodo!
CYRANO.—¡Teempeñasententarme!
CRISTIÁN.—¡Estoycansadodellevarenmímismounrival!
CYRANO.—¡Cristián!
CRISTIÁN.— Nuestra boda clandestina y sin testigos puede anularse fácilmente si
sobrevivimos.
CYRANO.—¡Noteempeñes!…
CRISTIÁN.— ¡Sí! ¡Quiero ser amado por mí mismo o no ser amado! Voy a ver qué
sucede… Llegaré hasta el final de nuestras líneas y volveré… Mientras tanto,
díselotodo.¡Queellaelijaunodelosdos!
CYRANO.—¡Túseráselelegido!
CRISTIÁN.—¡Esoespero!(Lallama.)¡Roxana!
CYRANO.—¡No,no!
ROXANA.—(Acudiendo.)¿Quéquieres?
CRISTIÁN.—Cyranotienequedecirtealgoimportante.
(RoxanaseacercaaCyrano.Cristiánsaledeescena.)
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ESCENAX
ROXANA,CYRANO;despuésLEBRET,CARBONDECASTEL-JALOUX,loscadetes,
RAGUENEAU,DEGUICHE,etc.
ROXANA.—¿Algoimportante?
CYRANO.—(Desconcertado.)¡Sehaido!(ARoxana.) ¡Nada! ¡Deberíais conocerle!
…Dademasiadaimportanciaatodaslascosas.
ROXANA.—(Concalor.)¿Dudaquizádeloqueacabodedecirle?Mehaparecidover
eso…
CYRANO.—(Cogiéndolelasmanos.)Pero,¿lehabéisdicholaverdad?
ROXANA.—¡Claro!Leamaríainclusosiendo…(Dudaunmomento.)
CYRANO.—(Sonriendotristemente.)¿Osmolestadeciresapalabradelantedemí?
ROXANA.—¡Oh!
CYRANO.—Noospreocupéis,¡nomeharádaño!¿Inclusosiendofeo?
ROXANA.— ¡Incluso siendo feo! (Disparos de mosquete fuera.) ¡Vaya!… ¡han
empezadoadisparar!
CYRANO.—(Ardientemente.)¿Aunquefuesehorrible?
ROXANA.—¡Aunquefuesehorrible!
CYRANO.—¿Aunquesurostroestuviesedesfigurado?
ROXANA.—¡Aunqueresultaragrotesco!¡Nadapodríahacerquemelopareciese!
CYRANO.—¿Leamaríaisaún?
ROXANA.—¡Mássicabe!
CYRANO.— (Perdiendo la cabeza, aparte.) ¡Dios mío!… ¡es cierto! ¡Aquí está mi
felicidad!(ARoxana.)¡Roxana,escuchadme!Yo…
LEBRET.—(Entrandoconrapidezyllamandoamediavoz.)¡Cyrano!
CYRANO.—(Volviéndose.)¿Qué?
LEBRET.—¡Calla!(Ledicealgoaloído.)
CYRANO.—(SoltandolamanodeRoxana,conungrito.)¡Ay!
ROXANA.—¿Quésucede?
CYRANO.—(Asímismo,conestupor.)¡Todoseacabó!(Nuevosdisparos.)
ROXANA.—¿Quépasaahora?…¿Quiéndispara?…(Subealforoymiraafuera.)
CYRANO.—¡Yanuncaselopodrédecir!¡Todoseacabó!
ROXANA.—(Queriendosalir.)¿Quehasucedido?
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CYRANO.—(Deteniéndola.)¡Nada!
(Los cadetes han entrado ocultando algo que traen. Algunos forman un grupo
paraimpedirqueRoxanaseaproxime.)
ROXANA.—Y…¿esoshombres?
CYRANO.—(Alejándola.)¡Dejadlos!
ROXANA.—¿Quéibaisadecirme?
CYRANO.—¿Quéibaadeciros?…¡nada!Nada,oslojuro.(Consolemnidad.)¡Juro
queelespírituyelalmadeCristiáneran…!(Corrigiéndoseconterror.)¡Sonlos
másgrandes!
ROXANA.—¿Eran?…(Grita.)¡Ay!(Selanzahaciaelgrupoyseabrepasoentrelos
cadetes.)
CYRANO.—¡Todoseacabó!
ROXANA.—(AlveraCristiánenvueltoensucapote.)¡Cristián!
LEBRET.—(ACyrano.)¡Fueelprimerdisparodelenemigo!
(Roxana se arroja sobre el cuerpo de Cristián. Nuevos disparos. Ruidos.
Rumores.Lostamboresbaten.)
CARBON.—(Empuñandolaespada.)¡Nosatacan!¡Todosalosmosquetes!(Seguido
porsushombressedirigehacialaotrapartedeltalud.)
ROXANA.—¡Cristián!
VOZDECARBON.—(Detrásdeltalud.)¡Apresuraos!
ROXANA.—¡Cristián!
CARBON.—¡Enlínea!
ROXANA.—¡Cristián!
CARBON.—¡Colocadlasmechas!
(Ragueneauacudetrayendoaguaenuncasco.)
CRISTIÁN.—(Convozdemoribundo.)¡Roxana!
CYRANO.— (Deprisa y en voz baja, al oído de Cristián, mientras Roxana,
enloquecida,mojaenelaguauntrozodetelaquesearrancadelpecho.)¡Selo
hedichotodo!…¡esatiaquienama!
(Cristiáncierralosojos.)
ROXANA.—¡Amormío!
CARBON.—(Siempredesdefuera.)¡Baquetasaltas!
ROXANA.—(ACyrano.)¿Estámuerto?
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CARBON.—¡Abridlascargasconlosdientes!
ROXANA.—¡Susmejillasestánfrías!
CARBON.—¡Apunten!
ROXANA.—¡Unacarta!(Laabre.)¡Esparamí!
CYRANO.—(Aparte.)¡Micarta!
CARBON.—¡Fuego!
(Disparosdemosquetes;gritos,ruidodelucha.)
CYRANO.— (Intentando desasir su mano de las de Roxana que está arrodillada.)
¡Roxana,déjame!…¡elcombatehaempezado!
ROXANA.—(Reteniéndole.)¡Quedaosunpocomás!Estámuertoyúnicamentevosle
conocíais bien. (Llora dulcemente.) ¿Verdad que era un ser exquisito y
maravilloso?
CYRANO.—(Depieyconlacabezadescubierta.)¡Sí,Roxana!
ROXANA.—¿Unpoetasublimeyadorable?
CYRANO.—¡Sí,Roxana!
ROXANA.—¿Uningenioinaudito?
CYRANO.—¡Sí,Roxana!
ROXANA.—¿Uncorazónprofundo,desconocidoporlosprofanosyunalmagrandey
seductora?
CYRANO.—(Firmemente.)¡Sí,Roxana!
ROXANA.—(ArrojándosesobreelcuerpodeCristián.)¡Estámuerto!
CYRANO.—(Aparte,sacandosuespada.)¡Sólomorirmeresta,porquesinsaberlo,al
quelloraesamí!
(Trompetasalolejos.)
DEGUICHE.—(Apareciendosobreeltalud,sincasco,heridoenlafrente;dicecon
voztonante:)¡Laseñalconvenida!¡Lastrompasdemetal!¡Losfrancesesvuelven
convíveres!¡Resistid,resistidunpocomás!
ROXANA.—¡Ensucarta,manchadadesangre,hayseñalesdellanto!
UNAVOZ.—(Desdefuera.)¡Rendíos!
VOZDELOSCADETES.—¡No!
RAGUENEAU.— (Que subido en la carroza contempla la batalla por encima del
talud.)¡Elpeligrovacreciendo!
CYRANO.—(ADeGuiche,señalandoaRoxana.)¡Lleváosladeaquí!¡Voyalanzarme
contraellos!
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ROXANA.—(Besandolacarta,convozmoribunda.)¡Susangre!…¡Suslágrimas!…
RAGUENEAU.— (Saltando de la carroza y corriendo hacia Roxana.) ¡Se va a
desmayar!
DEGUICHE.—(Sobeeltalud,aloscadetes,conrabia.)¡Resistid!
UNAVOZ.—(Desdefuera.)¡Rendidlasarmas!
VOZDELOSCADETES.—¡No!
CYRANO.—(ADeGuiche.)Señor,yahabéisdemostradovuestrovalorenelcombate.
(SeñalandoaRoxana.)¡Huidysalvadla!
DE GUICHE.— (Corre hacia Roxana y la levanta en brazos.) ¡Sea! ¡Nuestra única
posibilidaddevictoriaestáenqueganéistiempo!
CYRANO.—¡Loganaremos!(GritahaciaRoxanaalaqueDeGuiche,ayudadopor
Ragueneau,llevadesvanecida.)¡Adiós,Roxana!
(Tumulto, gritos. Algunos cadetes reaparecen heridos y vienen al escenario a
caer. Cyrano, que se lanzaba al combate, es detenido en la cima del talud por
CarbondeCastel-Jaloux,cubiertodesangre.)
CARBON.—¡Nosreplegamos!¡Mehanheridodosveces!
CYRANO.— (A los gascones, gritándoles en gascón.) ¡«Hardin»! ¡«Recules pas,
drollos» ! (A Carbon, al que sostiene.) ¡No temáis! ¡Tengo dos muertes que
vengar:ladeCristiánylademiilusión!(Bajan.Cyranoempuñalalanzaalaque
estáatadoelpañuelodeRoxana.)¡Queestabanderadeencajeflotealviento!(La
clavaenelsueloygritaaloscadetes.)¡«Toumbédessus»!¡«Escrasaslous»!(Al
flautista.)¡Quésueneelpífano!
(Elflautistatoca.Losheridosselevantan.Loscadetesbajanatropellándosepor
eltaludyseagrupanalrededordeCyranoydelabanderadeencaje.Lacarrozase
cubre y se llena de hombres, transformándose al instante en un reducto erizado de
arcabuces.)
UN CADETE.— (Aparece de espaldas, en lo alto del talud, batiéndose y gritando.)
¡Estánescalandoeltalud!(Caemuerto.)
CYRANO.—¡Lesrecibiremoscomosemerecen!
(En un momento el talud se corona de una terrible hilera de enemigos. Los
estandartesdelosImperialesondeanporencimadesuscabezas.)
CYRANO.—¡Fuego!
(Descargageneral.)
GRITO.—(Enlasfilasenemigas.)¡Fuego!
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(Respuestamortífera.Loscadetescaenportodaspartes.)
UNOFICIALESPAÑOL.—.(Descubriéndose.)¿Quienessonestoshombresquesehacen
matar?
CYRANO.— (Recitando en pie, en medio de las balas.) ¡Estos son los cadetes de
GascuñaconCarbon,sucapitán!¡Luchadores,mentirosos!(Selanzacontralos
españolesseguidoporalgunossupervivientes.)Nobles,firmes…
(Lodemássepierdeenelfragordelabatalla.)
TELÓN
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ACTOQUINTO
LagacetadeCyrano
Quince años después, en 1655. Parque del convento que las Damas de la Cruz
ocupabanenParís.
Magníficasalamedas.Alaizquierda,lacasa.Granescalinatasobrelacualseabren
numerosas puertas. En medio del escenario, un árbol, aislado en el centro de una
plazuela ovalada. A la derecha, en primer término y entre enormes matorrales, un
bancodepiedrasemicircular.
Elfondodelteatrosehallaatravesadoporunaavenidadecastañosqueterminaenla
partederecha,encuartoplano,juntoalapuertadelacapilla,quesevislumbraentre
lasramas.Atravésdeladoblecortinadeárbolesdeestaavenida,sepercibeelsuelo
cubierto de césped, otras avenidas, bosques, la última porción del parque, y el
bosque.
En la capilla se abre un puerta lateral sobre una columna de guirnaldas de vid roja
quesepierdeporladerechayenprimerplanodetrásdelosmatorrales.
Otoño. El ramaje cobra un color rojo por encima de la hierba fresca. Manchas
sombrías de los matorrales y los tejos que permanecen verdes. Hojas amarillentas
amontonadasalpiedelosárboles,cubriendocasitodoelescenario,laescalinataylos
bancos,yquecrujencuandoalguienlaspisa.
Entre el banco de la derecha y el árbol, un gran bastidor de bordar ante el que han
colocado una sillita. Cestos de costura llenos de madejas y ovillos. El tapiz está
empezado.Allevantarseeltelón,monjasquepaseanporelparque;otras,sentadasen
elbanco,entornoaunademayoredad.Lashojascaen.
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ESCENAI
LAMADREMARGARITA,SORMARTA,SORCLARAylasmonjas.
SORMARTA.—(AlamadreMargarita.)¡SorClarasehamiradodosvecesalespejo
paravercómolesentabalatoca!
MADREMARGARITA.—(ASorClara.)¡Esoestámuymal!
SORCLARA.—YsorMartahacogidounacirueladelatartadeestamañana:yolavi.
MADREMARGARITA.—(AsorMarta.)¡Esotambiénestámuymal!
SORCLARA.—¡Oh!…¡porunamiradita!
SORMARTA.—¡Yporunaciruelilladenada!
MADREMARGARITA.—(Conseveridad.)SelodiréestatardealSeñorCyrano.
SORCLARA.—(Atemorizada.)¡No!…¡Seburlarádenosotras!
SORMARTA.—¡Diráquelasmonjassomosmuycoquetas!
SORCLARA.—¡Ymuygolosas!
MADREMARGARITA.—(Sonriendo.)¡Ymuybuenas!
SOR CLARA.— ¿Es verdad, madre Margarita de Jesús, que el señor Cyrano viene
todoslossábadosdesdehacelomenosdiezaños?
MADREMARGARITA.—¡Desdemás!Desdequesuprimamezclóanuestrastocasel
duelo mundano de su velo; desde que, hace catorce años, se abatió como un
pájaronegroentrepájarosblancos,suprimonohafaltadoniunsolosábado.
SORMARTA.—¡Desdequeseencerróenesteclaustrosóloélsabemitigarsupena,
quenodecrececoneltiempo!
TODAS LAS MONJAS.— ¡Es tan extraño!… ¡Qué divertido cuando viene!… ¡Nos
molesta con sus bromas!… ¡Es muy galante!… ¡Le queremos mucho!…
¡Tenemosqueprepararleundíapastelesdeángel!…
SORMARTA.—¡Peronoesbuencristiano!
SORCLARA.—¡Nosotrasleconvertiremos!
LASMONJAS.—¡Eso!…¡Eso!…¡Nosotrasleconvertiremos!…
MADREMARGARITA.—¡Osprohíbointentarcualquiercosaenesesentido,hijasmías!
Noleatormentéis,porquepodríadejardevenir.
SORMARTA.—PeroDios…
MADREMARGARITA.—¡Tranquilizaos,hermana!…¡Diosleconocebien!
SOR MARTA.— ¡Todos los sábados, cuando llega, me dice con orgullo: «Hermana,
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ayercomícarnedecerdo»!
MADREMARGARITA.— ¡Ah!… ¿con que eso os dice?… ¡Pues la última semana no
habíacomidodesdehacíadosdías!
SORMARTA.—¡Nopuedeser!
MADREMARGARITA.—¡Esmuypobre!
SORMARTA.—¿Quiénoslohadicho?
MADREMARGARITA.—¡ElseñorLeBret!
SORMARTA.—¿Ynadieleayuda?
MADREMARGARITA.—¡No,porquesemolestaría!
(Por una avenida del fondo, se ve aparecer a Roxana, vestida de negro, con el
tocadodelasviudasylargosvelos,DeGuiche,muyenvejecido,caminaasulado.
Paseanlentamente.LamadreMargaritaselevanta.)
MADREMARGARITA.—¡Vamos!Hayquevolver…SorMagdalenatieneunavisitay
estánpaseandoporelparque.
SORMARTA.—(Envozbaja,asorClara.)¿Eseseelduque-mariscaldeGrammont?
SORCLARA.—Meparecequesí.
SORMARTA.—¡Puesnohavenidoaverladesdehacedosmeses!
LASMONJAS.—¡Estámuyocupado!…¡Lacorte!…¡Elcampo!…
SORCLARA.—¡Loscuidadosdelmundo!…
(Lasmonjassalen.DeGuicheyRoxanabajanensilencioysedetienenanteel
bastidor.Pausa.)
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ESCENAII
ROXANA,ELDUQUEDEGRAMMONT,antiguocondeDEGUICHE;despuésLEBRETy
RAGUENEAU.
ELDUQUE.—¿Ypermaneceréisaquí,vanamentehermosaysiempreenduelo?
ROXANA.—¡Siempre!
ELDUQUE.—¿Yfieltambién?
ROXANA.—¡También!
ELDUQUE.—(Trasunapausa.)¿Mehabéispersonado?
ROXANA.—(Consencillez,mirandolacruzdelconvento.)¡Desdequeestoyaquí!
(Nuevosilencio.)
ELDUQUE.—¿Deverdaderaunsertan…?
ROXANA.—¡Habíaqueconocerle!
EL DUQUE.— ¡Ah, había que…! ¡Quizás sea que yo le conocí poco…! ¿Y seguís
llevandosobrevuestrocorazónsuúltimacartadeamor?
ROXANA.—¡Entreestosvelos,comounescapulario!
ELDUQUE.—¿Leamáisinclusodespuésdemuerto?
ROXANA.—Avecesmeparecequenoestámuertomásqueamedias,quenuestros
corazonessiguenjuntosyquesuamorflota,todavíavivo,juntoamí.
ELDUQUE.—(Trasunanuevapausa.)YCyrano,¿sigueviniendoaveros?
ROXANA.— Sí, con bastante frecuencia. Ese viejo amigo es mi gaceta particular.
Vieneconregularidady,sihacebuentiempo,colocasusillónbajoelárboldonde
vosestáis.Yoleesperobordando.Suenanlascampanasdelahorayalaúltima
oigo,sinnecesidaddevolverme,subastónquebajaporlaescalinata.Sesientay
sonríe burlonamente por mi tapiz interminable… Me cuenta la crónica de la
semana y… (Le Bret aparece en la escalinata.) ¡Vaya!… ¡Le Bret!… (Le Bret
desciende.)¿Cómolevaavuestroamigo?
LEBRET.—¡Mal!
ELDUQUE.—¡Oh!
ROXANA.—(Alduque.)¡Bah,exagera!
LEBRET.—Todoloqueyopredije:elabandono,lamiseria…Susepístolascensorias
siguencreándolenuevosenemigos.Atacaalosfalsosnobles,alosfalsosdevotos,
alosfalsosvalientes,alosplagiarios…¡atodoelmundo!
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ROXANA.—Perosuespadainspiraunprofundoterrorynoseatreveránnuncaahacer
nadacontraél.
ELDUQUE.—(Meneandolacabeza.)¿Quiénsabe?
LEBRET.—Notemelosataques:Lasoledad,elhambre,diciembreentrandoapaso
de lobo en su oscura habitación… ¡estos son los espadachines que le matarán!
Cadadíaaprietaunpocomássucinturónysupobrenarizhatomadoelcolordel
marfilviejo.Notienemásvestidoqueunoviejodesarganegra.
ELDUQUE.—¿Noeraesoloquebuscaba?Entonces,nolecompadezcáisdemasiado.
LEBRET.—(Conunasonrisaamarga.)¡Señormariscal!
EL DUQUE.— No, ¡no le compadezcáis demasiado! Ha vivido sin pactos, siempre
libredepensamientoyentodoslosactosdesuvida.
LEBRET.—(Lomismo.)¡Señorduque!
EL DUQUE.— (Con altivez.) Ya sé que soy poderoso y que él no tiene nada, pero
creedme, le daría muy a gusto un apretón de manos. (Saludando a Roxana.)
¡Tengoquedecirosadiós!
ROXANA.—¡Osacompaño!
(ElduquesaludaaLeBretysedirigeconRoxanahacialaescalinata.)
EL DUQUE.— (Deteniéndose mientras ella sube.) He de confesaros que a veces le
envidio.Cuandosehaconseguidotriunfarenlavida,sesiente,inclusosinhaber
cometido villanías, mil pequeños disgustos de uno mismo, que, en conjunto, no
causanremordimiento,perosíunamolestiaoscura.Losmantosducales,mientras
sesubenlosescalonesquellevanalpoder,arrastranentresusforrosunruidode
ilusiones secas y de pesares, como cuando al subir lentamente hacia esa puerta,
vuestrovestidoenlutadoarrastralashojassecas.
ROXANA.—(Irónica.)¡Oh!…¿Oshabéisvueltosoñador?
ELDUQUE.—¡Sí!(Enelmomentodesalirañadebruscamente.)¡SeñorLeBret!…(A
Roxana.)¿Mepermitís?…¡Sólounaspalabras!(SedirigehaciaLeBretyledice
amediavoz.)Esverdad,nadieseatreveráaatacarfrenteafrenteavuestroamigo;
peromuchosleodianyayer,jugandoenelpalacio,alguienmedecíamedioen
broma:«EseCyranopodríamorirdeunaccidente».
LEBRET.—¿Cómo?
ELDUQUE.—Sí.Quesalgapocoy,sobretodo,queseamuyprudente.
LEBRET.—(Levantandolosbrazosalcielo.)¡Prudente!¡Estáalllegaryleadvertiré,
pero…!
ROXANA.— (Que ha permanecido en la escalinata, se dirige a una hermana que
avanzahaciaella.)¿Quiénes?
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LAMONJA.—Ragueneauquiereveros,señora.
ROXANA.— ¡Que pase! (Al duque y a Le Bret.) ¡Vendrá a contarnos sus penas!
Despuésdehabersidoentiempospasadospoeta,seconvirtióencantordecoro…
LEBRET.—Bañista…
ROXANA.—Actor…
LEBRET.—Bedel…
ROXANA.—Peluquero…
LEBRET.—Músico…
ROXANA.—¿Quéseráahora?
RAGUENEAU.—(Entrandoprecipitadamente.)¡Ah,señora!(VeaLeBret.)¡Caballero!
ROXANA.—(Sonriendo.)ContadvuestraspenasaLeBret.¡Vuelvoenseguida!
RAGUENEAU.—Pero,señora…
(Roxanasalesinescucharleconelduque.RagueneaubajahaciaLeBret.)
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ESCENAIII
LEBRETyRAGUENEAU.
RAGUENEAU.—¡Mejor!Yaqueestáisaquí,prefieroqueellanolosepa.Hacepoco,
fui a ver a nuestro amigo. Me encontraba ya a unos veinte pasos de su casa,
cuando le vi salir. Iba a doblar una esquina de la calle… Corrí hacia él y, de
repente, desde una ventana bajo la que pasaba… —¿podéis creer en la
casualidad?—¡unlacayodejócaerunmadero!
LEBRET.—¡Cobardes!…¿YCyrano?
RAGUENEAU.—Mellegoaélyleveo…
LEBRET.—¡Eshorrible!
RAGUENEAU.— ¡Nuestro amigo Cyrano, nuestro gran poeta, estaba tendido en el
suelo,conunagranbrechaenlacabeza!
LEBRET.—¿Hamuerto?
RAGUENEAU.—No,pero…¡Diosmío!Lellevéasuhabitación…¡quéhabitación!…
¡aquellopareceuntugurio!
LEBRET.—¿Sufre?
RAGUENEAU.—No,porqueestásinconocimiento.
LEBRET.—¿Llamasteisaunmédico?
RAGUENEAU.—Vinounoporhacermeunfavor.
LEBRET.—¡PobreCyrano!…¡NoledigamosnadadeestoaRoxana!¿Yquédijoel
médico?
RAGUENEAU.— Habló… no sé de qué… ¡de fiebre… de meninges!… ¡Ah, si le
vieseis!… ¡Tiene toda la cabeza vendada!… ¡Corramos!… No hay nadie a su
cabeceray,siselevantase,podríamorir.
LEBRET.—(Arrastrándole hacia la derecha.) ¡Vamos por allí!… ¡es más corto!…
¡Porlacapilla!…
ROXANA.— (Apareciendo sobre la escalinata y viendo a Le Bret alejarse por la
columnataquellevaalapuertecilladelaiglesia.)¡SeñorLeBret!…¡SeñorLe
Bret!…(LeBretyRagueneauescapansincontestar.)¿DesdecuandoLeBretse
marchacuandolellaman?¡AlgunahistoriadeesebuenazodeRagueneau!
(Bajalaescalinata.)
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ESCENAIV
ROXANA,sola;despuésdosmonjasuninstante.
ROXANA.—¡Ah!¡Québellodíadeseptiembre!…Mitristezaqueenabrilcomienzaa
crecer, llegado el otoño sonríe y se hace más llevadera. (Se sienta frente a su
labor.Dosmonjassalendelacasaycolocanungransillónbajoelárbol.)¡Ah!
…¡yaestáaquíelsillóndondesesientamibuenamigo!
SORMARTA.—¡Eselmejordellocutorio!
ROXANA.—¡Gracias,hermanas!(Lasmonjassealejan.)¡Tienequeestaralllegar!…
(Sesienta.Lascampanasdanlahora.)¡Yaeslahora!¡Mismadejas!…¿Cómo?
¿han terminado las campanadas y el bastón…? ¡Me extraña!… Se va a retrasar
porprimeravez.¡Ah!,lahermanatorneraestaráexhortándolealapenitencia…
(Pausa.)Seguro…¡nopuedetardarya!¡Vaya!,unahojamuerta…(Empujacon
el dedo la hoja que había caído sobre su labor.) ¡De otra forma, nada podría
detenerle!¿Dóndeestaránmistijeras?…¡Ah,enlabolsa!
UNAMONJA.—(Apareciendoenloaltodelaescalinata.)¡ElseñordeBergerac!
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ESCENAV
ROXANA,CYRANOy,uninstante,SORMARTA.
ROXANA.—(Sinvolverse.)¿Nolodecíayo?…(Seponeabordar.Cyranoentramuy
pálido y con el sombrero hundido hasta los ojos. La hermana que le ha
introducido vuelve a salir. Cyrano comienza a descender la escalinata
lentamente,conunvisibleesfuerzopormantenerseenpieyapoyándosesobresu
bastón.Roxanasiguetrabajandoensutapiz.)¡Ah!,estoscoloresestánpálidos…
¿Cómolespodríadevolvertodasufuerza?…(Enuntonoburlónyamigable,dice
cuandoCyranollega.)¡Encatorceaños,llegáistardeporprimeravez!
CYRANO.— (Que se ha sentado en su sillón, con voz alegre que contrasta con la
expresióndesurostro.)¡Sí,ylosiento…peromeobligaron!
ROXANA.—¿Quién?
CYRANO.—¡Unavisitabastanteinoportuna!
ROXANA.—(Distraídaytrabajando.)¿Sí?…¡Algúnpesado!
CYRANO.—¡Unapesada,prima!
ROXANA.—¿Ladejasteis?
CYRANO.—Sí,ledije:«Perdonadme,perohoyessábadoytengounavisitaalaque
nopuedofaltar.¡Volveddentrodeunahora!»
ROXANA.— (Con sencillez.) Pues tendrá que esperar si quiere veros. No os dejaré
partirantesdequeanochezca.
CYRANO.—(Condulzura.)¡Quizátengaquemarcharmeunpocoantes!
(Cierra los ojos y permanece un instante callado. La hermana Marta atraviesa el
parque, desde la capilla a la escalinata. Roxana al verla, le hace un gesto de
saludoconlacabeza.)
ROXANA.—(ACyrano.)¿GastáisbromasasorMarta?
CYRANO.—(Conrapidez,abriendolosojos.)¡Claro!(Convozfuerteycómica.)¡Sor
Marta!¡SorMarta!Acercaosunmomento.(Lahermanasedeslizahaciaél.)¡Ja,
ja,ja!Hermana,¿mepodéisdecirporquéesosbellosojosestánsiemprebajos?
SOR MARTA.— (Alzando los ojos y sonriendo.) Pero… (Al ver su rostro hace una
muecadeasombro.)¡Oh!
CYRANO.—(En voz baja, señalando a Roxana.) ¡Chiss!… No pasa nada! (Convoz
fanfarronayalta.)¡Ayer,hermana,comícarnedecerdo!
SORMARTA.—¡Yalosé!(Aparte.)¡Poresoestátanpálido!(Aprisayenvozbaja.)
Cuando queráis os pasáis por el refectorio y os daré un tazón de caldo…
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¿Vendréis?
CYRANO.—¡Sí,claro!
SORMARTA.—¡Estáishoyalgomásrazonable!
ROXANA.—(Quelesoyecuchichear.)¿Tratadeconvertiros?
SORMARTA.—¡Nolointentosiquiera!
CYRANO.—¡Vaya,esverdad!…Vos,quetantomesermoneáissiempre,nomehabéis
dichonadaenesesentido…(Conrepentinofuror.)Yotambiénquierodarosotra
sorpresa…Ospermitoque…(Hacegestoscomobuscandoalgoquemolesteala
hermana.) os va a resultar demasiado nuevo lo que voy a deciros, pero… ¡os
permitoqueestanocheroguéispormíenlacapilla!
ROXANA.—¡Oh!…¡oh!…
CYRANO.—(Riendo.)¡SorMartasehaquedadoasombrada!
SORMARTA.—(Condulzura.)¡Yalohice,sinpedirospermiso!(Sale.)
CYRANO.— (Volviéndose hacia Roxana, inclinada en su labor.) ¿Todavía con el
tapiz?…¡Aldiablosileveoterminadoalgúndía!
ROXANA.—¡Esperounafrasesobreél!
(Enesteinstanteunpocodebrisahacecaerlashojas.)
CYRANO.—¡Lashojas!
ROXANA.—(Levantandolacabezaymirandoalolejos,hacialasavenidas.)Tiene
uncolordeoroveneciano.¡Miradcomocaen!
CYRANO.— ¡Qué bien lo hacen!… En este trayecto tan corto de la rama a la tierra,
¡québiensabenmostrarsupostrerabelleza!Apesardesuespantoporpudrirseen
elsuelo,intentanquesucaídaseconviertaenunvuelo.
ROXANA.—¿Melancólico?
CYRANO.—(Reportándose.)¡Nadadeeso,Roxana!
ROXANA.— ¡Vamos!, dejad de mirar cómo caen las hojas y contadme qué hay de
nuevo,¡Migaceta!
CYRANO.—¡Ahoramismo!
ROXANA.—Cuandoqueráis,podéisempezar.
CYRANO.—(Más pálido cada vez y luchando contra el dolor.) Sábado diecinueve:
despuésdehabersecomidovariosplatosdeuvasdeCette,elreycayóenfermo.
¡Suenfermedadfuecondenadaporlesamajestadadossangríasyyaelaugusto
pulsohaabandonadolafiebre!Eldomingo,enelbailecelebradoenelpalaciode
lareina,sequemaronsetecientossesentaycuatrohachonesdecera.Secomentó
quenuestrastropassebatieronconDonJuandeAustria:colgaronacuatrobrujas;
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elperritodelaseñoraAthistuvounquiste…
ROXANA.—SeñordeBergerac,¿queréiscallaros?
CYRANO.—Ellunes…¡nada!Lygdamiracambiódeamante.
ROXANA.—¡Oh!
CYRANO.— (Cuyo rostro se altera paulatinamente.) Martes: la Corte fue a
Fontainebleau.Miércoles:laMontglatdijoalcondedeFiesque:«¡No!».Jueves:
Mancini, reina de Francia… o casi. Viernes, veinticinco: La Montglat dijo al
condedefiesque«¡Sí!».Sábado,veintiséis…
(Cierralosojos,sucabezacae.Silencio.)
ROXANA.—(Sorprendidapornooírnada,sevuelve,lemirayselevantaasustada.)
¿Sehabrádesvanecido?(Correhaciaél,gritando.)¡Cyrano!
CYRANO.—(Volviendoaabrirlosojos,convozvaga.)¿Qué?…¿qué?…¿quépasa?
…(ViendoaRoxanainclinadasobreélyasegurandorápidamenteelsombrero
sobresucabezayretrocediendoconterrorensusillón.)¡No,no!…¡osaseguro
quenomepasanada!¡Dejadme!…
ROXANA.—Perosi…
CYRANO.—EsmiheridadeArrás…Yasabéis…aveces…
ROXANA.—¡Pobreamigomío!
CYRANO.—¡Bah!…noesnada…Yavapasando.(Sonríeconesfuerzo.)¿Veis?¡Ya
pasótodo!
ROXANA.—(Enpie,juntoaél.)¡Cadaunodenosotrostieneunaherida:yo,lamía!…
¡Esta vieja herida, sin embargo, está siempre viva! (Pone su mano sobre el
pecho.)¡Estáaquí,bajounacartadepapelamarillento,dondeaúnsepuedenver
lágrimasysangre!
(Elcrepúsculovacayendo.)
CYRANO.—¡Sucarta!…¿Nomeprometisteisdejármelaleeralgúndía?
ROXANA.—Sí.¿Lodeseáis?…¿Deseáisleersucarta?
CYRANO.—Sí.Quieroleerla…¡hoy!
ROXANA.—(Dándolelabolsitaquependedesucuello.)Tomadla.
CYRANO.—(Cogiéndola.)¿Puedoabrirla?
ROXANA.—Sí.¡Podéisleerlatambién!
(Ellavuelveasulaboryseentretienereplegandoyordenandosuslanas.)
CYRANO.—(Leyendo.)«Roxana,adiós.¡Voyamorir!…»
ROXANA.—(Deteniéndoseasombrada.)¿Peroenvozaltaleéis?
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CYRANO.—(Continuandosulectura.)«Estatarde,amadamía,tengoelcorazónlleno
deamornoexpresado…¡yvoyamorir!Nunca,jamásmisojosembriagados,mis
miradasalegres…»
ROXANA.—¡Québienleéis!…
CYRANO.—«…alegresdeamor,novolveránabesaralvuelovuestrosgestos…¡os
envíoenestacartaelbesoacostumbradoparaque,pormí,éltoquevuestrafrente!
Quisieragritar…»
ROXANA.—(Turbada.)¡Cómoleéisestacarta!
(Lanochecaeinsensiblemente.)
CYRANO.—«ygrito:¡Adiós!»
ROXANA.—¡Laleéis…!
CYRANO.—«¡Querida!¡Amadamía!¡Mitesoro!…»
ROXANA.—(Soñadora.)¡…Conunavoz…!
CYRANO.—«¡Amormío…!»
ROXANA.—¡…Conunavoz…!(Seestremece.)Pero…¡noeslaprimeravezqueyo
oigoesavoz!
(SeacercasuavementesinqueCyranosedécuenta,pasapordetrásdesusillón,
seinclinasinruido,miralacarta.Lasombraaumenta.)
CYRANO.—«…Micorazónnoosabandonauninstante.Soyyserésiempre,hastaen
elotromundo,elqueosamesinmedida,elque…»
ROXANA.—(Poniéndolelamanoenloshombros.)¿Cómopodéisleerahora?¡Esde
noche,yonadaveo!(Élseestremece,sevuelve,lavejuntoasí,haceungestode
emoción y baja la cabeza. Larga pausa. Después, cuando ya la oscuridad es
completa, Roxana añade lentamente, juntando las manos.) ¡Y durante catorce
años,habéisdesempeñadoelpapeldelviejoamigoquevieneparasersimpático!
…
CYRANO.—¡Roxana!
ROXANA¿Eraisvos?
CYRANO.—¡No,Roxana,no!
ROXANA.—Hubieradebidoadivinarlocuandoéldecíaminombre.
CYRANO.—¡No!¡Noerayo!
ROXANA.—¡Eraisvos!
CYRANO.—¡Osjuro…!
ROXANA.—Adivinotodaestaimposturagenerosa.¡Lascartaseranvuestras!
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CYRANO.—¡No!
ROXANA.—¡Aquellaspalabrasamorosasyardienteseranvuestras!
CYRANO.—¡No!
ROXANA.—¡Aquellavozenlaoscuridaderavuestra!
CYRANO.—¡Osjuroque…!
ROXANA.—Yelalma…¡elalmaeralavuestra!
CYRANO.—¡Yonuncaosamé!
ROXANA.—¡Vosmeamasteis!
CYRANO.—(Debatiéndose.)¡Eraelotro!
ROXANA.—¡Vosmeamasteis!
CYRANO.—(Convozdébil.)¡No!
ROXANA.—¡Yalodecísmásbajo!
CYRANO.—¡No!…No,amormío…¡yonuncaosamé!
ROXANA.—¡Ay!…¡cuántascosasyamuertasvuelvenarenacer!…¿Porquéhabéis
callado durante catorce años si las lágrimas de esta carta no eran de él sino
vuestras?
CYRANO.—(Tendiéndolelacarta.)¡Perolasangreerasuya!
ROXANA.—Entonces,¿porquéromperhoyesesublimesilencio?
CYRANO.—Porque…
(LeBretyRagueneauentrancorriendo.)
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ESCENAVI
Losmismos,LEBRETyRAGUENEAU.
LEBRET.—¡Quéimprudencia!…¡Yalodecíayo!…¡Seguroqueestabaaquí!
CYRANO.—(Sonriendoeirguiéndose.)¡Vaya!
LEBRET.—Señora,¡alsalirdelacama,élmismosehamatado!
ROXANA.—¡Diosmío!…Entonces…¿esadebilidad,esa…?
CYRANO.—¡Esverdad!¡Noterminéconmigaceta!Yelsábado,veintiséis,unahora
antesdelacena,elseñordeBergeracfueasesinado.
(Sedescubreyaparecesucabezacompletamentevendada.)
ROXANA.—¿Quédice?…¡Cyrano!…¡Tienelacabezavendada!…¿Ay,quéoshan
hecho?¿Porqué?
CYRANO.— «Morir con la punta de la espada de un héroe en el corazón…» ¡Sí, yo
decía eso…! ¡Qué burla la del destino!… ¡Resulta que me han matado en una
emboscada, por la espalda y a manos de un lacayo que me arrojó un madero!
¡Estámuybien!¡Pornoacertar,noacertésiquieraconmimuerte!
RAGUENEAU.—¡Ay,señorCyrano!
CYRANO.—Ragueneau,¡nollorestanfuerte!(Letiendelasmanos.)¿Enquétrabajas
ahora,amigomío?
RAGUENEAU.—(Bañadoenlágrimas.)Meencargodedespabilarlasvelasenelteatro
deMolière.
CYRANO.—¡Molière!
RAGUENEAU.—Perodesdemañanaabandonaréeseoficio:¡estoyindignado!Ayer,en
larepresentaciónde«Scapin»,medicuentadequeoshaplagiadounaescena.
LEBRET.—¡Unaescenacompleta!
RAGUENEAU.—Aquellafamosa:«¿Quédiablosibaahacer…?»
LEBRET.—(Furioso.)¡Molièretehaplagiado!
CYRANO.— ¡Callad!, ¡callad! ¡Ha hecho bien! (A Ragueneau.) Produce efecto la
escena,¿verdad?
RAGUENEAU.—Lagenteríemuchísimo.
CYRANO.— ¡Sí!… Mi vida no fue más que un servir de apuntador a los demás y
luegoserolvidado.(ARoxana.)¿OsacordáisdelanocheenqueCristiánoshabló
bajo vuestro balcón? Pues bien: toda mi vida puede resumirse en eso: Mientras
queyopermanecíaabajo,enlasombra,otrosubíaarecogerelbesodelagloria.
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¡Es justo y lo apruebo ahora, a un paso de la tumba! ¡Molière es un genio y
Crstiánerabello!(Enesteinstante,traseltañidodelacampanadelacapilla,las
monjas, por la avenida del fondo, se dirigen hacia sus oficios.) ¡Que vayan a
rezar:yaestásonandolahora!
ROXANA.—(Levantándose,parallamar.)¡Hermana!…¡Hermana!…
CYRANO.— (Reteniéndola.) ¡No!, no vayáis a buscar a nadie, porque, cuando
volvieseis,yoyamehabríaido.(Lasmonjashanentradoenlacapilla.Seoyela
músicadelórgano.)Nofaltabamásqueesto:¡unpocodearmonía!
ROXANA.—Vivid,¡yoosamo!
CYRANO.— ¡No! Hasta en los cuentos, cuando alguien dice «te amo» al príncipe
horrible,élsientedesvanecersesufealdadconestaspalabras.Perocomopodréis
observar,yopermanezcoigual.
ROXANA.—Yooshehechodesgraciado…¡yo,yo!
CYRANO.— ¿Vos?… ¡Al contrario! Ignoraba la dulzura femenina. Mi madre me
encontrabafeoynotuvehermanas;mástarde,temíconstantementelasburlasde
lasmujeres.Osdeboelhabertenidoporlomenosunaamiga.¡Graciasavos,por
mividahapasadounamujer!
LEBRET.—(Señalando el claro de luna, que baja entre las ramas.) Tu otra amiga
vieneaverte.
CYRANO.—(Sonriendoalaluna.)¡Yalaveo!
ROXANA.—¡Noamémásqueunsoloserylepierdoporsegundavez!
CYRANO.— Le Bret, ¡hoy subiré a la Luna sin tener que inventar ninguna clase de
máquinas!
ROXANA.—¿Quédecís?
CYRANO.—¡Allí,oslorepito,allí,meenvíanaforjarmemipropioparaíso!Allíestán
muchasalmasqueridas…¡AllíencontraréaSócrates,aGalileo!…
LE BRET.— (Rebelándose.) ¡No!… ¡No!… ¡Es demasiado estúpida esta muerte!…
¡Resulta demasiado injusta!… Un poeta tan grande, un corazón tan noble verse
obligadoamorirasí…¡amorir…!
CYRANO.—¡YaestáLeBretgruñendo!
LEBRET.—(Inundadoenllanto.)¡Amigomío!
CYRANO.—(Levantándose en pleno delirio.) ¡Éstos son los cadetes de Gascuña!…
¡Lamasaelemental!…¿Eh?¡Claro!…
LEBRET.—Sucienciadelira.
CYRANO.—¡Copérnicodijo…!
ROXANA.—¡Oh!
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CYRANO.— Pero también, ¡qué diablos iba a hacer, qué diablos iba a hacer en esta
galera! Filósofo, físico, poeta, espadachín, músico, inventor, fácil de palabra y
amante,peronoporsubien.¡Aquíyace,Hércules-SabinioCyranodeBergerac,
quefuetodoynofuenada!Perdónperomevoy…Nopuedohaceresperaraese
rayodelunaquevieneallevarme.(Havueltoacaerensuasiento,peroelllanto
deRoxanaledevuelvealarealidad;lamirayacariciasusvelos.)Noquieroque
lloréismenosqueamíaaquelbuenoybelloamadovuestro,Cristián;únicamente
os pido, que cuando el frío supremo se haya adueñado de mis vértebras, deis
doblesentidoaestosvelosfúnebresyquesudueloseconviertaparavosunpoco
enmiduelo.
ROXANA.—¡Oslojuro!
CYRANO.—(Selevantabruscamente,conmocionadoporunfuerteestremecimiento.)
¡No!…¡Aquíno!…¡Noenestesillón!(Losquelerodeanquierenabalanzarse
sobreél.)¡Nomesostengáis!…¡Nadie!…(Vaaapoyarseenelárbol.)¡Sóloel
árbol! (Silencio.) ¡Ya viene!… ¡ya me siento asido por manos de mármol
enguantadas de plomo!… (Se yergue.) ¡Ya que está en camino la esperaré de
pie…!(Sacasuespada.)¡…yconlaespadaenlamano!
LEBRET.—¡Cyrano!
ROXANA.—(Convozdesfallecida.)¡Cyrano!
(Todosretroceden,espantados.)
CYRANO.—¡Meparecequeestámirando…quehaosadomirarminariz!…(Levanta
laespada.)¿Quedecís?…¿Queesinútil?…¡Yaséqueenestecombatenodebo
esperar el triunfo! ¡No!… ¿Para qué?… ¡Es más bello cuando se lucha
inútilmente! ¿Cuántos sois?… ¿Mil?… ¡Os reconozco, mis viejos enemigos!…
¡LaMentira!…(Golpeando con su espada en el vacío.) ¡Toma! ¡Toma!… ¡Ah,
los Compromisos… los Prejuicios… las Cobardías!… (Siguegolpeando.) ¿Que
pacte?…¡Esonunca!…¿meoísbien?¡Nunca!¡Ah,porfinteveo,estupidez!…
Desobraséquealfinalmetumbaréis,masnomeimporta:¡lucho,lucho,lucho!
(Hacemolinetesinmensosysedetienejadeando.)¡Sí,vosotrosmearrancáistodo,
el laurel y la rosa! ¡Arrancadlos! ¡Hay una cosa que no me quitaréis!… ¡Esta
noche, cuando entre en el cielo, mi saludo barrerá el suelo azul, y, mal que os
pese, conmigo irá una cosa sin manchas ni arrugas!… (Arroja la espada a lo
alto.)yesacosaes…(Laespadaescapadesusmanos;vacilaycaeenbrazosde
LeBretyRagueneau.)
ROXANA.—(Inclinándosesobreélybesándoleenlafrente.)¿Yes…?
CYRANO.—(Vuelveaabrirlosojos,lareconoceyañadesonriendo:)¡Mipenacho!
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TELÓN
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EDMONDROSTAND,(1868-1918)dramaturgoypoetafrancés,nacióenelsenode
unafamiliaacomodadaenMarselladondepermanecióhastacomenzarsusestudios
de derecho en el Collège Stanislas de París. Su primer volumen de versos, Les
musardises(1890),ylaamablecomediaenversoLesromanesques(1894)muestran
unadelicadezayvirtuosismopoéticoalamaneradeMusset.Laprincesselointaine
(1895),basadaenunaleyendamedieval,yLasamaritaine(1897)ledieronaconocer
alpúblico,aunquesóloligeramentedejaranadivinarelgenioteatralypoéticoqueiba
acrearlamásfamosacomediadelostiemposmodernos,elneo-románticodramaen
verso Cyrano de Bergerac (1897). Tomando al Cyrano histórico como punto de
partida, Rostand creó la magnífica ficción, ambientada en el siglo XVII, de un
despreocupadoyfanfarrónsoldado-poetadotadogrotescamentedeunaenormenariz,
que corteja para otro la hermosa dama a la cual no se atreve a hablar de su propio
amor.NiL'aiglon(1900)niChantecler(1910),comediasimbólicacuyospersonajes
son aves de corral, pudieron igualar el éxito de Cyrano. Rostand ingresó en la
AcademiaFrancesaalos33años(1901).Laúltimapartedesuvidalapasóretirado
ensuvillaalpiedelosPirineos.
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NOTAS
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[1]PaísimaginarioquesepusodemodaenFranciaenelsigloXVIII,entrelasclases
distinguidas.EstafantasíadelpaísdelaTernuratuvosusiniciosenunjuegodesalón
yfuedivulgadoprincipalmenteporlaseñoritadeScudéry.(N.delE.)<<
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