SANCIONA A QUIENES PARTICIPEN EN MANIFESTACIONES

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Reseña Legislativa 1014
2 de septiembre de 2011
SANCIONA A QUIENES PARTICIPEN EN
MANIFESTACIONES PÚBLICAS
CON EL ROSTRO CUBIERTO
Boletín 7881-07
I. DESCRIPCIÓN
REFERENCIA :
Proyecto de Ley que sanciona a quienes participen en
manifestaciones públicas con el rostro cubierto
INICIATIVA
:
Moción del senador Sr. Chahuán
ORIGEN
:
Senado
COMISION
:
De Constitución, Legislación y Justicia
INGRESO
:
30 agosto 2011
ARTICULADO :
Artículo único
II. OPINIÓN EJECUTIVA DE LyD
1.-
El proyecto de ley sanciona a quienes, en una manifestación pública, participan
ocultando su rostro, lo que constituye una forma de eludir la acción de la justicia y
además presume en el “encapuchado” un grado de premeditación para aprovechar
el acto público para provocar desórdenes o daños. El proyecto va en la dirección
correcta porque desincentiva la comisión de desórdenes y desmanes, en el amparo
del anonimato y la impunidad.
2.-
El proyecto permite dar una señal de protección a los afectados por los ilícitos que
se cometen (ya sea contra de las personas, la propiedad pública y privada, la ley de
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control de armas, etc.) aprovechando estas manifestaciones.
3.-
En el mismo sentido, se refuerza el orden público sin limitar del derecho a reunión
consagrado en la Constitución, en el espíritu en el que fue el ella recogido, esto es,
en forma pacífica, sin armas y cumpliendo las disposiciones de la policía.
III. CONTENIDO DEL PROYECTO DE LEY
El proyecto de ley sanciona con la pena de reclusión menor en su grado
mínimo (61 días a 540 días) a quienes participan en manifestaciones públicas
ocultando su rostro.
Para mayor información ver proyecto de ley en el Anexo
IV. COMENTARIOS DE MÉRITO
1.- Libertad de
reunión.
El artículo 19, Nº 13, de la Constitución Política, asegura a todas las personas
el derecho a reunirse pacíficamente, sin permiso previo y sin armas.
En lo que respecta a las reuniones en plazas, calles y demás lugares de uso
público, la misma Constitución señala que se regirán por las disposiciones
generales de policía.
El derecho a reunión se refiere a la libertad de las personas de congregarse
accidental o transitoriamente para discutir algún asunto o manifestar algún
sentimiento u opinión. Caracteriza el derecho a reunión, como rasgo especial
y típico, el que se convoque indeterminadamente a quienes quieran participar,
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no simplemente a quienes ya están unidos por un perfecto vínculo asociativo.
Decreto 1086.
En la actualidad esta materia está regulada en el Decreto Supremo Nº 1.086,
de 1983, del Ministerio del Interior, sobre reuniones públicas y sus
modificaciones. Así, el derecho a reunión para ser ejercido debe cumplir con
los requisitos generales señalados en la Constitución y en el caso de los
lugares públicos, de los requisitos específicos consagrados en las normas
generales sobre policía. Si bien la Constitución no señala que estas normas
deban ser de rango legal, es pertinente señalar que la restricción o regulación
1 Silva Bascuñán, Alejandro. Tratado Derecho Constitucional. La Constitución de 1925. Editorial Jurídica de Chile. Páginas
242,243.
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de derechos constitucionales debe ser regulada por ley. En este caso, las
disposiciones provienen de la Constitución de 1925, modificada en 1971, bajo
cuyo régimen era posible efectuar restricciones de carácter reglamentario. Por
otra parte, debe tenerse presente que de exigir que dicha regulación sea rango
legal, la norma propia de policía perdería su vigencia, y su derogación dejaría
imposibilitado al Presidente de la República para cumplir su función de
resguardar el orden público.
Las consideraciones del referido Decreto Nº 1.086 dicen relación con el límite
del ejercicio del derecho de reunión, cual es el reguardo de terceros y el deber
de la autoridad de cuidar la integridad de las personas y la conservación de las
plazas, calles y bienes públicos respetándose el uso para el cual están
destinados. (Para mayor detalle ver Anexo 2.)
Se concluye de lo anterior, que lo que buscó el constituyente fue, junto con
garantizar el derecho esencial e intrínseco de la naturaleza social de la
persona a reunirse, que su ejercicio se realizara sin obstaculizar el goce y
ejercicio de otros derechos consagrados en la Carta Fundamental, respecto de
los demás miembros de la sociedad. (libre circulación, propiedad pública y
privada, seguridad de las personas, etc.).
2.-
Situación actual.
Durante el último tiempo, dentro de las movilizaciones estudiantiles y de otros
grupos sociales se ha podido constatar la participación en manifestaciones
públicas de personas que, con diversos elementos, cubren su rostro con el
objeto de no ser identificados a través de medios visuales o audiovisuales,
muchas veces para provocar desmanes o cometer delitos contra las personas
o la propiedad pública o privada, sin que luego se les pueda sancionar por
ellos, al no poder ser identificados.
3.- Delito autónomo.
El proyecto de ley en análisis busca evitar que situaciones como las descritas
sigan produciéndose en manifestaciones o actos públicos.
En este sentido, propone tipificar el delito de participar en manifestación o acto
público, con ocultamiento del rostro, esto es, embozado o encapuchado,
sancionando dicha conducta con una pena igual a la establecida para quienes
turbaren gravemente la tranquilidad pública para causar injuria u otro mal a
alguna persona particular o con cualquier otro fin reprobado. La sanción es de
reclusión menor en su grado mínimo (61 días a 540 días). No se trata de
limitar el derecho de reunión ni el de expresión, en alguna de sus dimensiones,
sino que de reafirmar la exigencia constitucional de que la garantía que
permite la reunión de las personas deba realizarse en forma pacífica, y el
hecho de que sus participantes lo hagan con el rostro cubierto no colabora en
ello, sino que por el contrario, alienta la comisión de desórdenes y desmanes,
en el amparo del anonimato y la impunidad.
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Obviamente el proyecto permite detener a quienes:
1) participen en un acto público masivo
2) con el rostro cubierto, antes de que incurrieren en atentados a
carabineros o provocaren daños a la propiedad o a las personas.
Ello configura un delito de peligro, que dados los antecedentes de hechos
recientes, resulta justificado.
En el mismo sentido, debe extenderse el ilícito al ocultamiento de la identidad
mediante gorros pasamontañas, disfraces u otro medio de hacer imposible la
identificación del individuo a través de medios visuales o audiovisuales
Una alternativa de redacción es señalar que “Los que en un acto público,
autorizado o no, participaren con el rostro cubierto por cualquier medio que
impida la identificación, serán sancionados con la pena de presidio o reclusión
menores en su grado mínimo”.
Una propuesta similar.
Asimismo, es importante regular la flagrancia, para lo cual se propone señalar
que en caso de flagrancia, los aprehensores, (que deberían ser
necesariamente personal de Carabineros o de la Policía de Investigaciones),
deberán levantar tan pronto sea posible, un acta en que consten las
circunstancias de la detención y el hecho de que el detenido incurría en la
conducta descrita.
Si adicionalmente, hubiere registro visual de los hechos, con estos
antecedentes, se podrán tener por acreditados el delito y la participación del
delincuente. Si faltaren el acta o el registro visual, tendrá aplicación el artículo
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85 del Código Procesal Penal, esto es, se aplican las normas generales
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Artículo 85.- Control de identidad.
Los funcionarios policiales señalados en el artículo 83 deberán, además, sin orden previa de los fiscales, solicitar la identificación
de cualquier persona en los casos fundados, en que, según las circunstancias, estimaren que existen indicios de que ella hubiere
cometido o intentado cometer un crimen, simple delito o falta; de que se dispusiere a cometerlo; de que pudiere suministrar
informaciones útiles para la indagación de un crimen, simple delito o falta; o en el caso de la persona que se encapuche o
emboce para ocultar, dificultar o disimular su identidad.
La identificación se realizará en el lugar en que la persona se encontrare, por medio de documentos de identificación
expedidos por la autoridad pública, como cédula de identidad, licencia de conducir o pasaporte. El funcionario policial deberá
otorgar a la persona facilidades para encontrar y exhibir estos instrumentos.
Durante este procedimiento, sin necesidad de nuevos indicios, la policía podrá proceder al registro de las vestimentas, equipaje o
vehículo de la persona cuya identidad se controla, y cotejar la existencia de las órdenes de detención que pudieren afectarle. La
policía procederá a la detención, sin necesidad de orden judicial y en conformidad a lo dispuesto en el artículo 129, de quienes se
sorprenda, a propósito del registro, en alguna de las hipótesis del artículo 130, así como de quienes al momento del cotejo
registren orden de detención pendiente.
En caso de negativa de una persona a acreditar su identidad, o si habiendo recibido las facilidades del caso no le fuere
posible hacerlo, la policía la conducirá a la unidad policial más cercana para fines de identificación. En dicha unidad se le darán
facilidades para procurar una identificación satisfactoria por otros medios distintos de los ya mencionados, dejándola en libertad
en caso de obtenerse dicho resultado, previo cotejo de la existencia de órdenes de detención que pudieren afectarle. Si no
resultare posible acreditar su identidad, se le tomarán huellas digitales, las que sólo podrán ser usadas para fines de
identificación y, cumplido dicho propósito, serán destruidas.
El conjunto de procedimientos detallados en los incisos precedentes no deberá extenderse por un plazo superior a ocho
horas, transcurridas las cuales la persona que ha estado sujeta a ellos deberá ser puesta en libertad, salvo que existan indicios
de que ha ocultado su verdadera identidad o ha proporcionado una falsa, caso en el cual se estará a lo dispuesto en el inciso
siguiente.
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sobre control de identidad, que permiten que este se efectúe, entre otros
casos, a quienes se encapuchen o embocen para ocultar, dificultar o disimular
su identidad.
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La pena señalada (reclusión menor en su grado mínimo) no se aplicará a
quien, con motivo del mismo acto público, cometiere un delito que mereciere
pena mayor, caso en el cual se aplicará precisamente dicha sanción.”.
Flagrancia.
Si bien el código penal contempla dentro de las circunstancias agravantes de
responsabilidad el cometer delitos contra las personas utilizando disfraz
(lanzar por ejemplo una molotov a un carabinero estando encapuchado) o
cometer el delito con ocasión de un tumulto o conmoción popular, o con
desprecio u ofensa de la autoridad pública en el lugar en que esté ejerciendo
sus funciones, lo cierto es que comprobar la comisión del delito (contra la
propiedad, incendio, contra las personas) no trae necesariamente como
consecuencia la aplicación de una sanción a quién lo cometió.
Esto precisamente por ser imposible, en los hechos, acreditar la participación
de quién actúa con el rostro cubierto, ignorándose por parte de los jueces, la
identidad de los delincuentes y por lo tanto, estando impedidos en la práctica
de aplicar la ley.
Es así que resulta del todo razonable establecer un tipo autónomo que
desincentive la comisión de ilícitos por parte de personas que, aprovechando
legítimas manifestaciones sociales, se ampare en la impunidad que le otorga
el ocultamiento de su identidad.
Conveniencia de
establecer un tipo
autónomo.
Si bien ocultar el rostro puede tener diversos sentidos —la burka, por ejemplo,
es un signo religioso— el antifaz ha sido un distintivo de héroes o antihéroes
que quieren actuar sin revelar su verdadera identidad por distintas razones.
Entre los “chicos malos” que premunidos de máscaras trataban de asaltar la
bóveda de Rico McPato y los encapuchados de nuestras ciudades, hay un
abismo. Los personajes infantiles son ficticios e inofensivos. Existen para
representar a los niños el contraste entre lo que está bien y lo que está mal.
Los nuestros son reales y producen daños igual de reales. Dañan a quienes
marchan esgrimiendo legítimas demandas, dañan a los Carabineros que
cumplen con su deber de darnos seguridad, dañan a los comerciantes y
transeúntes, a los automovilistas y sobre todo a la democracia. Así, los
delitos que se cometen con ocasión de actos públicos son reprochados por
las autoridades y los convocantes a las manifestaciones pero, en la
actualidad, paga Moya y nadie se responsabiliza frente a los afectados.
Si la persona se niega a acreditar su identidad o se encuentra en la situación indicada en el inciso anterior, se procederá a su
detención como autora de la falta prevista y sancionada en el Nº 5 del artículo 496 del Código Penal. El agente policial deberá
informar, de inmediato, de la detención al fiscal, quien podrá dejarla sin efecto u ordenar que el detenido sea conducido ante el
juez dentro de un plazo máximo de veinticuatro horas, contado desde que la detención se hubiere practicado. Si el fiscal nada
manifestare, la policía deberá presentar al detenido ante la autoridad judicial en el plazo indicado.
Los procedimientos dirigidos a obtener la identidad de una persona en conformidad a los incisos precedentes,
deberán realizarse en la forma más expedita posible, y el abuso en su ejercicio podrá ser constitutivo del delito previsto y
sancionado en el artículo 255 del Código Penal.
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Sanción de reclusión menor en su grado mínimo de 61 a 540 días.
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El ejercicio del derecho de las personas a reunirse debe fortalecerse y la forma
de hacerlo es precisamente cuidar que cuando se realicen, en los espacios
públicos, no se obstaculice el goce y ejercicio de otros derechos consagrados
en la Constitución respecto de los demás miembros de la sociedad —libre
circulación, libertad de trabajo, integridad física, propiedad, etc.— que también
merecen amparo cuando son vulnerados.
Es por esto que como sociedad debemos sancionar a quienes participan en
manifestaciones públicas escondiendo su rostro, para evitar el ocultamiento de
identidad que tenga como objetivo evadir a la justicia ante la comisión de
hechos ilícitos. Si bien el código penal contempla dentro de las circunstancias
agravantes de responsabilidad el cometer delitos contra las personas
utilizando disfraz —lanzar por ejemplo una molotov a un carabinero estando
encapuchado—, lo cierto es que comprobar la comisión del delito es imposible
si se ignora la identidad del imputado. Así las cosas, resulta necesario dar una
señal de protección a los afectados por los ilícitos que se cometen
aprovechando estas manifestaciones. Esto permitiría reforzar el orden público
fortaleciendo el derecho a reunión consagrado en la Constitución, en el
espíritu en el que fue pensado, esto es en forma pacífica, sin armas y
respetando las normas generales de policía.
En este sentido, es positiva la moción del Senador Chahuán que propone
tipificar como delito participar en manifestaciones públicas con ocultamiento
del rostro. Ello permite que se sancione efectivamente a los que, en un acto
público, participen con el rostro cubierto por cualquier medio que impida la
identificación y no quede el juez a merced de acreditar si el encapuchado tuvo
o no la intención de delinquir. Resulta entonces razonable estudiar la
alternativa de un tipo autónomo, que desincentive la comisión de ilícitos por
parte de personas que, aprovechando legítimas manifestaciones sociales,
cometen desórdenes y desmanes en el amparo del anonimato y la impunidad.
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V. ANEXO 1
PROYECTO DE LEY QUE SANCIONA A
QUIENES PARTICIPEN EN MANIFESTACIONES
PÚBLICAS CON EL ROSTRO CUBIERTO
firmado por los organizadores de la reunión con
indicación de su domicilio, profesión y número de
cédula identidad. Deberá expresar quienes
organizan dicha reunión, que objeto tiene, donde se
iniciará, cuál será su recorrido, donde se hará uso
de la palabra, que oradores lo harán y donde se
disolverá la manifestación.
Articulado
Artículo único.- Agrégase al artículo 269 del Código
Penal, el siguiente inciso segundo nuevo:
c) El Intendente o Gobernador en su caso
pueden no autorizar las reuniones o desfiles en las
calles de circulación intensa y en las calles en que
perturben el tránsito público.
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“En la misma pena incurrirán quienes participen en
alguna manifestación o acto público, ya sea que se
trate de un acto autorizado o no por la autoridad
competente, si lo hace embozado, encapuchado u
ocultando expresamente su identidad.”.
d) Iguales facultad tendrán respecto de
reuniones que se efectúen en las plazas y paseos
en las horas que se ocupen habitualmente para el
esparcimiento o descanso de la población y de
aquellas que se celebren en los parques, plazas,
jardines y avenidas con sectores plantados.
VI. ANEXO 2
DECRETO SUPREMO N° 1086
MINISTERIO INTERIOR
16/09/1983
REUNIONES PÚBLICAS.
e) Si llegare a realizarse alguna reunión que
infrinja las anteriores disposiciones, podrá ser
disuelta por las fuerzas de Fuerzas de Orden y
Seguridad Públicas.
Artículo 1 Las personas que deseen reunirse
podrán hacerlo pacíficamente, sin permiso previo
de la autoridad, siempre que ello sea sin armas.
f)
Se considera que las reuniones se verifican
con armas cuando los concurrentes lleven palos,
bastones, fierros, herramientas, barras metálicas,
cadenas y en general cualquier elemento de
naturaleza semejante. En tal caso las Fuerzas de
Orden y Seguridad Públicas ordenarán a los
portadores entregar esos utensilios, y si se niegan
o se producen situaciones de hecho la
manifestación se disolverá.
Artículo 2 Para las reuniones en plazas, calles y
otros lugares de uso público regirán las siguientes
disposiciones
a) Los organizadores de toda reunión o
manifestación pública deben dar aviso con dos días
hábiles de anticipación, a lo menos, al Intendente o
Gobernador respectivo. Las Fuerzas de Orden y
Seguridad Públicas pueden impedir o disolver
cualquier manifestación que no haya sido avisada
dentro del plazo fijado y con los requisitos de la
letra b).
b)
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Artículo 3. Los Intendentes o Gobernadores
quedan facultados para designar por medio de una
resolución, las calles o sitios en que no se permiten
reuniones públicas de acuerdo a lo prescrito en las
letras c) y d) del art.2.
El aviso indicado deberá ser por escrito y
Reclusión menor en su grado mínimo, de 60 a 540 días.
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