La lluvia solo fue el detonante y no la causa real del desastre Por Gonzalo Duque Escobar (1) El martes 18 de Marzo, con la luna llena se anticiparon las lluvias torrenciales de la primera temporada invernal del año. El aguacero de 80 milímetros en el sector del Estadio de Manizales y 140 en las laderas de Chipre al occidente de la ciudad, dejó un saldo de 15 personas muertas, cuatro desaparecidas y cerca de medio millar de hogares evacuados. No fueron mayores los deslizamientos desencadenados, porque terminando el verano los suelos no estaban saturados de humedad Los registros de lluvias históricas en Manizales permitieron estimar en siglos el período de recurrencia del evento. Manizales tiene promedios de lluvias anuales de unos 1800 milímetros, mientras en el Chocó hay regiones de más de 8 mil. Esa lluvia del martes 18, además de resultar relativamente frecuente en el Chocó, no causa estragos allá porque las montañas se han adaptado a esa circunstancia climática. En Manizales, un evento de apenas 50 milímetros causa problemas en los sectores suburbanos declarados en riesgo y habitados por comunidades pobres, y uno de 100 resulta catastrófico en los mismos lugares. Para la falla generalizada de los suelos de laderas, desprovistas de bosque protector urbano, se pudo observar en Manizales un mecanismo secuencial simple en la cadena de los eventos: 1. Lluvia torrencial excepcional. 2. Escurrimiento superficial del suelo en laderas intervenidas con pendientes altas. 3. flujos de escombros a lo largo del drenaje. Obsérvese que no ha fallado la montaña; solo el suelo de cobertura donde hubo modificaciones de la geometría del terreno o en la cobertura vegetal natural. La profundidad de los sistemas radiculares arbóreos pudo amarrar el suelo, pero desprovista de árboles, la cobertura de suelo del macizo rocoso falló donde estaba saturada de aguas infiltradas. Después de la tala pastos y arbustos no fueron suficientes para estabilizar la ladera. Pero en el fondo de este problema existe una lectura amarga. Las cuestas naturales de las montañas en el medio andino, están en una condición de equilibrio límite. Su factor de seguridad vale uno, por lo que nuestros suelos de las laderas están preparados para soportar con relativo éxito los más intensos sismos y lluvias de este ecosistema tropical. Entonces ¿qué pasa?, ¿cuál ha sido la causa real de los deslizamientos generalizados en las laderas urbanas?. No fue la lluvia, por fuerte que haya sido. Simple y llanamente la acción antrópica ha desestabilizado las laderas. Los ritmos naturales de degradación de la corteza han sido alterados, no para mitigar su velocidad e intensidad, como se intenta con las técnicas ingenieriles, sino para acelerarlos de forma inconveniente y grave. Nuestra capacidad de transformación del medio ecosistémico se ha empleado con profundas deficiencias. Tenemos una tecnología desarrollada con mediano éxito en la región para estabilizar el suelo cuando se ha modificado su frágil equilibrio y aún debemos desarrollar mejor y aplicar más este instrumento. Contamos con el Sistema de Prevención de Desastres y en él con el PADEM, también con el Ministerio del Medio Ambiente y adscrito a este la Corporación Regional Autónoma de Caldas. Pero el desafío para esta ciudad demanda ahora una acción titánica: además de continuar con el desarrollo de la geotecnia e hidrotecnia, se debe resolver la vulnerabilidad de la ciudad. Son más de 5000 las viviendas en zonas de riesgo. Lo anterior es apenas el comienzo para avanzar en términos de una cultura propia, que nos permita consolidar el hábitat sobre un medio ecológicamente sólido y compatible con las necesidades de supervivencia de nuestra gente. Una cultura ciudadana que no interfiera las acciones de planeación preventiva, que cierre espacios a quien desee obtener beneficios de la explotación del medio ambiente, y que se aplique con responsabilidad a la construcción de la ciudad sin socializar los costos para dejarlos a la sociedad agravando más la miseria humana. En ese marco el Estado debe garantizar su acción preventiva en la planeación, en el ordenamiento y en la ocupación del territorio. Manizales, Abril 1 de 2003 (1) P. As. U. Nal. de Col. Coordinador de la comisión de la FIA para colaborar en la evaluación de la emergencia del 18 -03 -03.