Tras un siglo, vuelve la ópera francesa Lakmé

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LATERCERA Sábado 28 de junio de 2014
Sociedad
Cultura
Tras un siglo,
vuelve la
ópera francesa
Lakmé
R Teatro Municipal reestrena la obra
de Léo Delibes, que sólo se
representó en Chile en 1904.
RR La obra se ambienta en India y en el diseño predominará el azul como símbolo espiritual.
Joel Poblete
La única vez que se representó en Chile fue en 1904,
por lo que su regreso luego
de 110 años, como tercer título de la temporada lírica
del Teatro Municipal de Santiago, tendrá casi carácter
de estreno. Fiel exponente
del orientalismo, esa fascinación de las artes europeas
por lo exótico en las cultu-
ras asiáticas, la ópera Lakmé, del compositor francés
Léo Delibes, volverá a representarse a partir del próximo sábado 5.
Estrenada en París en 1883,
se ambienta en la India de fines del siglo XIX, en plena
colonización británica. Su
historia de amor prohibido
entre Lakmé, una sacerdotisa del dios Brahma, y el oficial inglés Gérald, ofrece el
clásico enfrentamiento entre
dos mundos muy diferentes
entre sí, resaltado por una
bella y colorida partitura de
un autor muy conocido en su
época, a quien hoy se recuerda sólo por su música para el
ballet Coppélia (1870).
Lakmé tiene dos números
musicales cuya fama ha superado los ámbitos operísticos: el “aria de las campanas” de la protagonista, que
exige arduas agilidades,
agudos y sobreagudos, y el
“dúo de las flores” que ésta
canta junto a su sirvienta
Mallika, y que ha aparecido
desde en una publicidad de
British Airways de 1989 hasta en un episodio de Los
Simpson. Y sin embargo,
rara vez se representa fuera
de Francia: en el MET de
Nueva York no se da desde
1947, y el Colón de Buenos
Aires desde 1931.
Las funciones en el Municipal estarán comandadas
en lo escénico por el director teatral francés JeanLouis Pichon, quien ya ha
dirigido cinco montajes en
ese escenario, la más reciente Romeo y Julieta (2013).
“Si Lakmé no se representa
a menudo no es por la calidad de la obra, sino por la dificultad de encontrar a los
dos protagonistas”, comenta el régisseur. “Ella debe
ser una soprano con una voz
lírica, pero que en su aria de
las campanas pueda convertir su canto en una verdadera pirotecnia vocal, así como
el rol del tenor, Gérald, también es exigente, porque es
lírico y por momentos ligero, pero tiene instantes más
apasionados que exigen mayor peso vocal. Por eso esta
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