FASE 6 ¿CÓMO CONSTRUIR EL CASO? Damas y Caballeros del jurado ... ¿PODEMOS CONFIAR EN LO QUE LOS EVANGELIOS NOS DICEN ACERCA DE JESÚS? HIST ORIA J es ú L s de N a TEXTOS CLAVES zare t 3 me ha parecido también a mí, después de haber investigado con diligencia todas las cosas desde su origen, escribírtelas por orden, oh excelentísimo Teófilo, 4para que conozcas bien la verdad de las cosas en las cuales has sido instruido. - Lucas 1:3-4 VISTAZO GENERAL A medida que hacemos el caso para Jesús, nuestra fuente primaria de información serán los evangelios (Mateo, Marcos, Lucas y Juan). Es ahí donde vamos para aprender acerca de Su vida, es decir, lo que dijo, lo que hizo, etc. Pero ¿podemos confiar en estos libros? ¿Podemos saber que nos están dando una descripción exacta de la vida de Jesús? ¿Quién afirmó ser Jesús? Jesús & Dios Jesús & El Mesías Jesús & Yo EL CASO El Testimonio de los Testigos Los Evangelio LAS AFIRMACIONES se n las Noticias NOTICIA S Algunos han argumentado que no se puede confiar en los escritores de los evangelios. Un grupo llamado “El Seminario de Jesús” afirma que el 80% de las palabras atribuidas a Jesús en los evangelios realmente no fueron habladas por El. (US News, Julio 1, 1991, pág. 57). John Shelby Spong en su libro, Rescatando a la Biblia del Fundamentalismo afirma que los escritores de los evangelios torcieron los hechos acerca de la resurrección de Jesús. Argumenta que nunca se quiso que esto se tomara literalmente. (Time Magazine, Feb. 18, 1991, pág. 62). La Evidencia Los Documentos Los Milagros La Resurrección Los Discípulos Los Profetas Los Enemigos ¿Podemos estar seguros de que las narraciones de los evangelios de la vida de Jesús nos dan una descripción exacta de que realmente sucedió? Esa es la pregunta que queremos explorar en esta lección. Hay varias pruebas que los historiadores usan para determinar si un documento antiguo es digno de confianza. En esta lección someteremos los evangelios a estas pruebas y ver cómo lo hacen. Guarde en mente que el objetivo aquí no es probar que la Biblia es inspirada, aunque ese es un asunto muy importante. Por ahora, todo lo que queremos probar es que la Biblia es una buena historia, que nos da una descripción exacta de la vida de Jesús. Ahora demos una mirada más de cerca a estas pruebas. 21 “¿Nuestros Evangelios, como los tenemos, históricamente son dignos de confianza? En una consideración minuciosa de la sobrenaturalidad de Cristo, ninguna pregunta es tan importante como esta. Si los Evangelios son históricamente exactos, entonces todo lo que necesitamos hacer es verificar lo que los Evangelios dicen, para determinar si el Cristo que ellos describen allí es realmente una persona sobrenatural o no”. (Wilbur Smith, El Cristo Sobrenatural, pág. 53). Nuestro conocimiento de la vida de Cristo depende primariamente de los primeros cuatro libros del Nuevo Testamento: Mateo, Marcos, Lucas y Juan, con unos pocos detalles suplidos en las epístolas (por ej., 1 Cor. 15:5-8; Heb. 5:7). Si estos registros pueden ser establecidos como genuinos - si, por medio de usar los cánones aceptados de la investigación histórica pueden demostrarse dignos de nuestra mayor confianza - estamos sumamente justificados en darles nuestra cuidadosa atención. El caso para la confiabilidad en los Evangelios no depende de la presunción de la inspiración, sino solamente en el requisito de que los registros de los Evangelios deben ser tratados como los otros documentos de la antigüedad. Cuando esto es hecho, los Evangelios serán vistos que son los escritos del primer siglo, conteniendo el testimonio original con respecto a la persona y afirmaciones de Jesús de Nazaret. Los Controles En su libro de trabajo, El Argumento del Evangelio Para Dios, Ken Chumbley identifica tres controles que los historiadores usan para establecer que un documento antiguo es confiable: Ellos son: [1] La prueba bibliográfica [2] La Prueba Interna [3] La Prueba Externa Echemos un vistazo a cada una de ellas. La Prueba Bibliográfica Muy bien, esa es una palabra grande. Tomemos un momento para asegurarnos de que entendemos acerca de qué es esta prueba. La prueba bibliográfica contesta esta pregunta: ¿Los evangelios como los tenemos hoy día son copias exactas de los originales? Verá, no tenemos el documento real que Mateo o Marcos escribieron (conocidos como los autógrafos). Pero no deje que eso lo incomode; eso es lo que ocurre con muchas de las grandes obras de la antigüedad. Solamente tenemos copias, no los originales. Lo que necesitamos saber es que estas copias que poseemos son exactas. Ahí es donde esta prueba bibliográfica entra en escena. Los historiadores la usan para probar la exactitud de las copias. Aun si tenemos solamente unas pocas copias y aun si las copias más antiguas que tenemos fueron hechas cientos de años después de la original, los historiadores aun pueden determinar si la copia es fiel. Para hacer esto, observan tres áreas: (El Argumento del Evangelio Para Dios, Ken Chumbley, pág. 16-17). [1] Qué tan grande es el lapso entre el escrito original y las copias más antiguas. [2] Cuántas copias tenemos de este documento. [3] Las copias que tenemos concuerdan la una con la otra. Apliquemos estas pruebas a la Biblia y veamos cómo da la talla. 22 LA PRUEBA BIBLIOGRÁFICA ¿LA BIBLIA DA LA TALLA? ¿Cuánto tiempo hay entre los originales y las copias más antiguas? ¿Cuánto tiempo hay entre los originales y las copias más antiguas de los evangelios? Ken Chumbley nos da esta información: Con respecto al intervalo de tiempo Sir Frederic Kenyon, ex-director y principal bibliotecario del Museo Británico, dijo esto: “En ningún otro caso el intervalo de tiempo entre la composición del libro y la fecha de los manuscritos existentes más antiguos es tan corta como en esas del Nuevo Testamento”. (Manual Para la Crítica Textual del Nuevo Testamento, pág. 5). Acorde a Kurt Aland del Instituto Para las Investigaciones del Nuevo Testamento, han sido encontrados fragmentos manuscritos del Nuevo Testamento que datan dentro entre los veinticinco a cincuenta años de los autógrafos. ¿Captó eso? ¡Tenemos pedazos de copias que datan todo el camino de vuelta hasta dentro 25-50 años de los escritos originales! Puede que al principio eso no pueda sonar tan sorprendente. Pero comprenda que otras obras antiguas tienen lapsos de tiempo mucho más grandes entre el original y las primeras copias existentes. En algunos casos el lapso de tiempo es de varios cientos de años, en otros más de 1.000. Sin embargo, nadie cuestiona que estas copias son fieles. La Biblia pasa claramente esta parte de la prueba. ¿Cuántas copias tenemos de los evangelios? En su libro, Evidencia Que Exige Un Veredicto, Josh Mcdowell nos da esta información: “Existen ahora más de 5.300 manuscritos griegos conocidos del Nuevo Testamento. Añada 10.000 de la Vulgata Latina y al menos 9.300 de otras versiones primitivas (MSS) y tenemos más de 24.000 copias manuscritas o porciones del Nuevo Testamento en existencia hoy día. Ningún otro documento de la antigüedad incluso comienza a acercarse a tal numero y testimonio. En comparación, la Ilíada de Homero está de segunda con solamente 643 manuscritos que aun sobreviven”. (Pág. 39). ¿Puede ver el punto? Tenemos más copias del Nuevo Testamento que lo que tenemos de cualquier otro libro de la antiguedad. ¿Las copias concuerdan las unas con las otras? Ahora, como todas estas miles de copias fueron hechas a mano durante todos estos años, era inevitable que se cometieran algunos errores en el camino (por ej., palabras mal escritas, etc.). Pero hay mucho más acuerdo entre las copias de la Biblia que en las otras obras famosas de ese tiempo. También, puesto que hay tantas copias del Nuevo Testamento, los eruditos tienen un rato más fácil identificando dónde fueron cometidos estos errores y corrigiéndolos. Benjamín Warfield comenta: “Si comparamos el estado actual del texto del Nuevo Testamento con el de algún otro escrito antiguo, debemos ... declararlo maravillosamente correcto. Tal ha sido ese cuidado con el que ha sido copiado el Nuevo Testamento - un cuidado que sin duda ha resultado de la verdadera reverencia por sus palabras santas - tal ha sido la providencia de Dios en preservarla para Su Iglesia en todas y cada época un texto exacto de las Escrituras de una manera eficaz ...” (citado por McDowell, Evidencia Que Exige Un Veredicto, págs. 45-46). Cuando se llega a la prueba bibliográfica, los evangelios no sólo pasan la prueba, están a la “cabeza de la clase”. “La evidencia para nuestros escritos del Nuevo Testamento es de siempre mucho más grande que la evidencia para muchos escritos de autores clásicos, la autenticidad de la cual nadie piensa en ponerla en tela de juicio. Y si el Nuevo Testamento fuera una colección de escritos seculares, su autenticidad sería considerada generalmente como más allá de toda duda”. (F.F. Bruce, citado por Chumbley, El Argumento del Evangelio Para Dios, pág. 20). 23 La Prueba Interna La segunda prueba que usan los historiadores para determinar si un libro antiguo es confiable es la Prueba Interna. La Prueba Interna busca contestar esta pregunta: ¿Los evangelios prueban que no son confiables por medio de contradecirse a sí mismos o por medio de hacer declaraciones que realmente son inexactas? Frecuentemente, las personas dicen que no pueden confiar en los evangelios porque están llenos de contradicciones. Pero guarde en mente que simplemente decir eso no lo convierte en verdad. Una cosa es decir que los evangelios se contradicen a sí mismos, otra cosa es probarlo. ¿CUÁNDO UNA CONTRADICCIÓN ... ES UNA CONTRADICCIÓN? Ken Chumbley nos dice esto: Por definición, una contradicción existe solo cuando no hay forma absoluta de reconciliar dos declaraciones. Si existe una explicación convincente, no hay contradicción. Si nos gusta la explicación o no es irrelevante. Mientras que la explicación sea lógica y concuerde con toda la información conocida, no puede ser dicho que exista una contradicción. (Pág. 23). El hermano Chumbley continua diciendo que muchas de las supuestas contradicciones en los evangelios han sido contestadas a través de los años. El problema es que los críticos no están escuchando las explicaciones. Los descubrimientos arqueológicos continuamente confirman partes de los evangelios que una vez se creyó estaban en error. Los Evangelios son documentos de primera fuente. Fueron escritos por hombres que fueron testigos de los eventos que registraron o compañeros de los testigos. Juan afirmó tener conocimiento de primera mano de o que escribió (Juan 19:35; 21:22; 1 Juan 1:1-3), como lo hizo Pedro (2 Pedro 1:16) y Pablo (Gál. 1:11-12). En vista de que era apóstol, Mateo también testificó directamente de la mayoría de lo que escribió. Lucas enfatiza que antes de escribir a Teofilo, investigó cuidadosamente la objetividad de las cosas creídas (Lucas 1:1-4). Una cosa que los escritores de los Evangelios absolutamente no pudieron ofrecer, fue el estar en error acerca de los eventos que describieron. Demasiados enemigos del Cristianismo que fueron participantes con los hechos principales en la vida de Jesús habrían expuesto y sacado provecho rápidamente de cualquier discrepancia. (Chumbley, Págs. 22-23). Chumbley dice: “ Las supuestas discrepancias en los Evangelios han sido identificadas por siglos y han sido contestadas efectivamente en una variedad de formas. En 1922, Leander S. Keyser escribió esto acerca de las “discrepancias en la Biblia”: ‘La mayoría de ellas han sido explicadas satisfactoriamente. El problema es que los escépticos y los críticos liberales no prestan atención a las defensas eruditas de la Biblia, sino que continúan repitiendo su inventario de objeciones una y otra vez’. (Un Sistema de Evidencia Cristiana, Pág. 241). El profesor Keyser innegablemente estaba en lo correcto en al menos dos recuentos: los escépticos ignoran las explicaciones ofrecidas para las discrepancias, y más investigación ha resuelto virtualmente todos los problemas internos en los Evangelios. Josh McDowell cita este ejemplo: “Hubo un tiempo en que prevalecía la idea de que Lucas había estado totalmente errado al describir las circunstancias que rodearon el nacimiento de Jesús (Lucas 2:1-3). Se argumentaba que no había habido censo, que Cirenio no era gobernador de Siria en aquel tiempo y que no era cierto que todos tuviesen que volver al hogar de sus antepasados” (McDowell, Pág. 73). McDowell continua para señalar que nuevos descubrimientos han confirmado todos los tres elementos de la narración de Lucas. El tenía toda la razón. Era el conocimiento crítico lo que estaba faltando. Cuando se examina honestamente, los Evangelios no tienen problema en pasar la Prueba Interna. Los escritores obtuvieron la historia correcta. La tenían. Habían demasiados críticos aún vivos, que conocían los hechos, que los habrían expuesto si hubieran mentido. 24