Declaración de Navi Pillay, Alta Comisionada de

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Declaración a los medios de comunicación
“Los torturadores serán llevados ante la justicia tarde o
temprano” – Jefa de Derechos Humanos de las Naciones Unidas
Declaración de Navi Pillay, Alta Comisionada de las Naciones para los Derechos
Humanos, para el 26 de junio, Día Internacional en Apoyo a las Víctimas de
Tortura
GINEBRA – “Desde 1976, durante el periodo de la dictadura militar en
Argentina, el director de prisión Abel Dupuy ordenó la tortura sistemática y
el trato cruel, inhumano y degradante de docenas – tal vez cientos- de
prisioneros políticos.
Los reos de nuevo ingreso, esposados y encapuchados, eran recibidos por
dos hileras de guardias que los golpeaban conforme entraban a la prisión.
Muchas veces los desnudaban por completo antes de que empezaran las
sesiones de tortura.
Las víctimas sufrieron graves daños físicos y mentales, mientras que el
torturador en jefe vivía libremente en Bueno Aires. Fue hasta décadas más
tarde que se emitió una orden de arresto en contra de Dupuy. En octubre
del año pasado, más de 30 años después de que se dieran las primeras
palizas siguiendo sus órdenes, fue que finalmente se hizo justicia y Dupuy
fue sentenciado a cadena perpetua.
En muchas partes de América Latina y en otros lugares del mundo, hemos
visto avances esperanzadores en la puesta en práctica estricta del derecho
internacional que prohíbe la tortura y otros tratos crueles, inhumanos y
degradantes. En ocasiones, muchos años después de la comisión del
crimen.
En Argentina, en octubre del año pasado, 748 personas fueron acusadas
por crímenes graves que se cometieron durante el periodo militar y 81
personas, entre ellas Dupuy, fueron sentenciadas. En Colombia, una nueva
ley en pro de las víctimas ha tomado provisiones para reparaciones,
restitución y otras medidas a favor de las víctimas de violaciones de
derechos humanos que se cometieron durante el conflicto. Los arrestos de
Radovan Karadžic y de Ratko Mladic y su acusación por haber llevado a
cabo violaciones de los derechos humanos y crímenes de lesa humanidad,
incluyendo la tortura, han reforzado la lucha mundial para prevenir la
impunidad. El Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia ha
condenado a 161 criminales, y en muchos de estos casos se incluyeron
cargos por tortura.
La tortura es ilegal y si se lleva a cabo sistemáticamente puede representar
un crimen de guerra o un crimen de lesa humanidad. Bajo ninguna
circunstancia se justifica el uso de la tortura contra alguien por razón
alguna. Ni un estado de emergencia, ni un conflicto, ni la lucha contra el
terrorismo, ni la lucha contra el crimen justifica el uso de la tortura. Estas
prácticas deshumanizan tanto a la víctima como al perpetrador y dejan
cicatrices en la gente, en las comunidades y en sociedades enteras que son
difíciles de sanar. El proceso de sanación empieza con la justicia e involucra
rehabilitación a largo plazo de las víctimas y los infractores, así como la
reparación. Estas medidas necesitan ir acompañadas de la capacitación de
agentes policíacos y un enfoque de cero tolerancia al uso de la tortura.
Tristemente, a pesar de la prohibición de la tortura y otras prácticas crueles,
inhumanas y degradantes en el derecho internacional, se continúan
documentando diariamente ejemplos terribles de su uso. La práctica de la
tortura, es síntoma de gobiernos desesperados y despóticos y de sistemas
de procuración de justicia disfuncionales, y sigue siendo común. Como
hemos visto muy gráficamente en el norte de África y en Oriente Medio en
los últimos meses, hombres, mujeres y niños han sido torturados en
detención simplemente por expresar sus opiniones políticas para extraer
forzosamente confesiones o simplemente por haber estado en el lugar
incorrecto en un momento indebido.
Detrás de su uso común, existe la expectativa de la impunidad por parte de
quienes dan las órdenes, quienes las ejecutan y quienes fingen no darse
cuenta de lo que está pasando.
Gracias al coraje y la determinación de las víctimas y los sobrevivientes y
los esfuerzos incansables de los defensores de derechos humanos, cada
día se responsabiliza a más personas y los perpetradores de la tortura ya
no pueden contar con salirse con la suya con sus actos abyectos.
El tipo de procesos que estamos presenciando ahora, aún décadas
después de la comisión de actos criminales de tortura, envían un mensaje
muy poderoso.
Casos como el de Dupuy demuestran que con el cambio en los tiempos
también cambian los regímenes, como ocurrió en América Latina a finales
del siglo XX y está comenzando a ocurrir en el norte de África y en el Medio
Oriente. De hecho, una de las víctimas de Dupuy, Jorge Taiana, llegó a
convertirse en ministro de Relaciones Exteriores de Argentina y testificó en
su juicio el año pasado.
El fortalecimiento de los mecanismos de justicia internacional, incluida la
Corte Penal Internacional, significa que también han aumentado
enormemente las probabilidades de que los torturadores sean atrapados
algún día, ya sea a nivel nacional o internacional.
Los gobiernos despóticos y sus funcionarios deben tener cuidado, pues la
tortura es un grave crimen internacional y más torturadores serán
castigados, tarde o temprano.”
* Traducción no oficial elaborada por el Centro de Información de las
Naciones Unidas en la Ciudad de México
***
Estado de la firma y ratificación de los tratados internacionales sobre derechos
humanos, incluyendo la Convención contra la Tortura (en inglés):
http://treaties.un.org/Pages/Treaties.aspx?id=4&subid=A&lang=en
Sitio en Internet del Fondo de las Naciones Unidas de contribuciones voluntarias
para las víctimas de tortura (en inglés):
http://www.ohchr.org/EN/Issues/Pages/TortureFundMain.aspx
Relator Especial sobre la Tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanas o
degradantes (en inglés)
http://www2.ohchr.org/english/issues/torture/rapporteur/
Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos: For more
information about the UN High Commissioner for Human Rights:
http://www.ohchr.org/SP/AboutUs/Pages/HighCommissioner.aspx
Para obtener más información o establecer contacto, los medios de comunicación
pueden acudir al vocero Rupert Colville (+41 22 917 9767 / [email protected]) o a
los oficiales de prensa Ravina Shamdasani (+ 41 22 917 9310 /
[email protected]) y Xabier Celaya (+ 41 22 917 9383 /
[email protected]).
Las Naciones Unidas y los Derechos Humanos en los medios sociales:
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