El personaje de teatro, personaje genérico

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Colección Ensayos.Fundación Juan March(Madrid)
EL PERSONAJE DE TEATR
PERSONAJE GENERICO
Por Francisco Nieva------_...
FRANCISCO NIEVA, ha reetizsao una
notable labor escenoqréños, como la
de «La Dama duende», en Nueva York, o
los figurines y decorados de «Marat­
seae». La dirección y montaje de «Los
ba"'os de Argel», y el estreno de
«Coronada y el toro», son algunos de
sus últimos éxitos.
S
on escasos los estudios hechos sobre un tema que
tor dramático debiera profundamente apasionar: e
perduración de los personajes fijos a través de las
tomando, como es natural, los que tempranamente aparece
teatro griego, Ya, en éste, el de corifeo, sin carácter p
determinado, sino de carácter explicativo y funcional al
del personaje central, ya es uno. La tipología de los pe
fijos, donde realmente comienza a aparecer es en la c
nueva de Menandro. Menandro es legatario del gran
arcaico pero inicia con brillantez y delicadeza la comedia
tumbres --esencialmente de costumbres que pudiéramos
burguesas- con la adopción de personajes típicos: el
valentón, el avaro, el misántropo, la doncella casta pero in
y avispada, etc. Fue sin duda un modelo profundamente
• BAJO la rúbrica de «Ensayo» el Boletín Informativo de la Fundación Ju
publica cada mes la colaboración original y exclusiva de un especialista sobre
de un tema general. Anteriormente fueron objeto de estos ensayos temas rela
Ciencia, el Lenguaje, el Arte, la Historia, la Prensa, la Biología, la Psicología, la
Europa . El tema desarrollado actualmente es el de la Literatura.
En números anteriores se han publicado: Literatura e ideología, por Franci
ráin, Catedrático de Lengua y Literatura Españolas de la Universidad Compl
Dovela actual, por José María Martina Cachero, Catedrático de Literatura Espa
Universidad de Oviedo; Tres modelos de suprenscionsiided; por Claudio G
Catedrático de Literatura Comparada en la Universidad de Harvard; Lectura iDg
diseccióD critics del texto litersrio: la novela, por Francisco Ayala, novelista, en
3
porEnsayos.Fundación
todo el teatro Juan
helenístico,
al que un preceptismo e
Colección
March(Madrid)
mente riguroso ha tildado de decadente. La comedia
lega todo ese rico y fecundísimo hallazgo al teatro r
éste a la comedia del Arte. En este último género se
ejemplos más próximos y más entrañables de los per
tipología fija, que prolongan sus avatares a través d
comedias llamadas «a soggetto», es decir la comedia co
propuesto, desarrollado aleatoria e improvisadamente p
especializado en un tipo. Así Pantalón lleva la másc
hombre anciano y su estado social es el de un burgués
bre simple y de buena fe, aunque generalmente enam
víctima de un rival más joven, sea un criado, sea de
hijo de cualquier otro personaje intrigante. También
él un buen padre de familia, tanto como un hombre
tanto como un avaro o un crítico desengañado de las c
de su tiempo. Arlequín, juvenil, travieso y elegante es
asaz complejo, lleno de ingenio y de malicia; y emp
Colombina, que parece su reverso de tipo femenino, h
llante, humorista y feliz.
Tales tipos pasaron fácilmente a la moderna comedi
de Moliée a Marivaux, con otros nombres. Personaje
riencia rea 'sta, pero, en realidad , disimulados símbolos,
complejos .ue los sencillos y lineales del actual teatr
simbólico G realista. Los caracteres de la comedia delI
representación de tipos a la vez genéricos e individual
mera vista parecen con vencionales, pero analizándolos
sentación de lo humano adornado con cantidad de m
veamos por qué.
~
y crítico literario; Espacio y espacialidad en la novela, por Ricardo Gu
en el Departamento de Lenguas Románicas de la Universidad de Chicag
Historia Contemporánea, por José -Carlos Mainer, Profesor de Literatur
la Universidad de Zaragoza; España-extranjero: un matrimonio de con
Domingo Pérez-Minik, escritor y crítico literario; Literatura e Historia de la
Francisco Rico, Catedrático de Literaturas Hispánicas Medievales de la Uni
noma de Barcelona; Precedentes de la poesía social de la postguerra españ
guerra y guerra civil, por Guillermo Camero, escritor y director del Departa
ratura Espailola de la Universidad de Alicante; Lengua coloquial y literatur
Seco Reymundo, miembro de la Real Academia Española y director de su
Lixicografia; La literatura infantil en la actualidad, por Carmen Bravo Yilla
y critica literaria; La poesía española actual, por Victor García de la Conch
de Literatura Española de la Universidad de Salamanca; Literatura y p
Lorenzo Gornis, Doctor en Derecho y profesor de Ciencias de la Informaci
cero, hoy, por Diego Catalán, Director del Instituto Universitario «Semina
Pidal .., Enseñar literatura, por Andrés Amorós, profesor de Literatura en
Complutense y critico literario y teatral; y, La encrucijada de la novela L
actual, por Rafel Conte , crítico literario.
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Lo que parece un corto elenco de tipos o de situaci
apoyaba en la capacidad de cada actor para reflejar la
dentro de un tipo determinado, pero cargando sobre ello
cantidad de matices personales que, en simbiosis con el
los hacían cambiar y evolucionar según el tiempo y la si
De igual modo que el actor, los aceptan y los hacen evo
los autores, según sus propias e individuales opciones.
entrañable de los ejemplos es, para nosotros, el gracioso de
español, sin la menor duda un trasunto del Arlequín italia
cubierto por Lope de Vega. Así es como surgen las «inge
las «soubrettes» -avispadas confidentes, generalmente d
íntimas y sobradamente refinadas- que también aparece
tipos fijos en el teatro francés.
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En cuanto al actor, especializado en tipos, esto no de
ser una ventaja por su fuerza expresiva y poder de con
Pongamos otro ejemplo: en Francia, una «ingenua» de te
podía, sino muy raramente, representar a una noble hero
lo cual, en las cerradas categorías del antiguo teatro, le er
sible pasar a ser una primera actriz. Pero tal imposibilidad
de llevar consigo una gratificación. El público se desplaza
ver a una famosa «ingenua» lucirse en papeles cortos co
posibilidad de brillo como una primera actriz. Era e
manera esa especialización la que la convertía en maestra
de un género. Como tipo de teatro era insustituible. Asim
famosa «soubrette» del teatro francés ocupaba el sólido pu
«gracioso» en el teatro español. La especializada en «soub
en ingenuas no representaba siempre el mismo tipo de una
suyo, en realidad, era una profundización variadísima l
imprevistas reacciones. En suma, el hallazgo de un tipo
fue una de las más grandes y hábiles apoyaturas del tea
creación de caracteres nuevos, de caracteres plenos no
nunca fácilmente accesible. Así pues, el mejor truco cons
emplear al actor especializado -con sus propios, individ
específicos recursos- como franco colaborador en la cons
de un personaje. Porque dejando aparte la comedia a «so
la comedia improvisada, para el autor este aparente pie
de la adopción de un tipo fijo, se convertía, pues, en un e
y en un factor de confianza. Sin el papel de la «soubr
hubieran dejado de escribir estupendos tipos de «soubrette
5
graciosos
confidentes
el teatro francés. Plegarse a
Colección
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Juan en
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era, a fin de cuentas bastante más creador que huir de el
Insistamos sobre ello. La actriz capacitada y especial
tipo de «ingenua» o en el tipo de «soubrette» es, a la
real -la actriz- y un personaje de teatro, reflejo estil
vida. La voz prestada por el autor toma, por medio d
pretación especializada e individual a la vez, un énfasi
gular. El tipo está dado, no tanto por la cualidad má
positiva de lo escrito, sino porque «existe» realmente
sona y como personaje, en el teatro y fuera de él. La
limitación de los «tipos» en cada época y estilo ha sido
más eficaz para hacer que viviese el teatro mismo. Y
por las obras maestras como por la infinidad de com
aún pasando sin pena ni gloria, sostenían el interés g
del espectador por el teatro. Se le podía negar todo v
obra en la que interviniese Colombina, pero la ex
Colombina no se ponía en duda. Así eran posibles
sonoros con malos textos. En la próxima representac
menos afortunada, allí estará «ella», igualmente viva,
compleja, variada y casi insondable. No sabemos po
autores modernos nos sentimos tan superiores como p
nos un recurso así, por qué se lo niega el teatro, siend
tan eficaz. Vemos, sin embargo, cómo no se lo nie
-arte hoy mucho más vivo que el teatro- con la c
un James Bond, degradado trasunto del propio y tra
quín. No es ni siquiera explicable la pretensión de
comedia sea totalmente original, cuando, en realidad,
de tipos o «prototipos» que polarizan el interés del
porque en realidad lo representan según las aspiracion
de cada época- se ha revelado tan enérgico y efecti
identificación del público con el personaje. Y, por en
propia trama de la comedia a través de estos interme
simpáticos. Al renegar de la especialización tipológica d
intensidad de la representación tiene forzosamente que
es tanto la comedia la que pone en valor a Arlequín,
quín el que transmite una nueva vida a cada situació
peor expresada formal y literariamente en la comedia
por ejemplo, acepta tácitamente la regla del compartim
tado de tipos, tratando de desbautizarlos sólo con obje
tar mejor una situación realista; pero está claro que no
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ella sino
en la mera superficie.
En ello se manifiesta el
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-más tarde cumplido por otros autores- de destipificar
personajes de teatro en vista a la creación de un universo p
Pero Colombina, Pantalón y Arlequín permanecen indestro
bajo otras apelaciones aleatorias y en vista de una consecu
de apariencia más realista, más lejana de lo que se conside
tópico.
Tratando este tema se revela con particular nitidez la juv
y potencia de un arte. Hemos visto cómo en momentos de
tud del cine norteamericano los tipos representados por
Cooper - una variación seria y romántica de Arlequín- p
ser uno y distintos; pero, genéricamente, esos tipos eran lo
aptos para expresar los sueños y las realidades de una de
nada sociedad. Hemos visto la soterrada perpetuación de C
bina en los papeles netamente genéricos interpretados desde
Pickford hasta Marilin Monroe. El cine, apoyado en su pod
atracción -surgida de la aplicación de una nueva t
dramático-visual- no tuvo escrúpulos en adoptar estética
los tipos fijos. El «star systern» no es tanto una consecuenc
carácter puramente económico como una necesidad estética
propia industria cinematográfica en intensificar la anécdota d
tica y el interés del público por medio de la repetición con
ciones de los «tipos fijos» .
La aparición de nuevos tipos o prototipos es claramente
table en el cine y lo curioso es meditar sobre la cantidad de
culas oscuras y mediocres que han sido necesarias para c
marlos, darles presencia real y una real autoridad, al marg
la propia anécdota ffimica. Recordemos de nuevo al más re
de los ejemplos: James Bond.
Recuerdo de nuevo que el hallazgo de un tipo no es en
alguno fácil ni accesible. El compromiso entre la «mujer fa
la heroina noble que se manifiesta temporalmente duran
años en que Greta Garbo se halla en activo como «especi
en ese cometido no puede ser más revelador. La descenden
Pickford y de Garbo, de Musidora o de Marlene Dietri
fácilmente catalogable. Son en total tipos genéricos por los q
han manifestado cantidad de películas de consumo y a
muestras excelentes del arte cinematográfico.
7
Aunque parezca
frívolo e inadecuado, no hay sin
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lo que Manad llama el azar y la necesidad. En rea
pura repetición se asiste a la renovación; y la aparició
tipos acaece por la repetición exhaustiva de los ya
que sobreviene un determinado quiebro en su enfoque
señalado anteriormente la evolución caracterológica d
italiano de Pantalón. El tipo, aparentemente conv
realidad tiene vida propia por ser símbolo y proto
realidad y de un deseo. El cow boy personificado
mitad realidad, mitad ensueño épico. Más, aparecido
gen de todas partes seres humanos con capacidad de
con entera eficacia. Señal cierta de que están en la
ensueño y como realidad. Igual que surgieron las Co
pasado y las mujeres-araña del cine mudo. Esta últim
de hetaira deseada por el burgués de principios de siglo
Llegamos, pues, a la conclusión de que el teatro
vitalidad profunda de la sumisión al mito , es decir, d
ción del héroe o de la heroina, anecdóticamente int
en el devenir trágico, pero con una existencia típica
margen mismo de la tragedia y de la anécdota.
Pocos somos en verdad los autores modernos
intentado esa recuperación, no demasiado coaccion
superstición realista o naturalista. Ionesco con su tip
ger, yo mismo con el de las diferentes encamaciones
de Coronada. Uno se pregunta si el nuevo interés d
debiera fundarse en el repertorio de tipos fijos que s
determinada concepción de la realidad, tanto como
una aspiración. No es tanto la obra excelente lo qu
teatro, sino unos personajes a la vez dependientes e
tes de él, algo con vida y existencia propias. No
pues, la vitalidad del cine -espectáculo realmente p
la desvitalización teatral, acaecida por el secuestro q
guesía decadente ha hecho de él, o por el secuestro
miento político tendencioso, así como su mala ten
literariamente impecable, cosa que al cine no le pre
En realidad lo que hoy echamos de menos en el t
tipología genérica y una repetición con variaciones
mito que muestran una perfecta adecuación a las nec
los sueños en los más varios estratos de nuestra soci
lución. Porque ¿qué es la evolución sino una forma
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miento y conservación «con accidentes»? Evolucionar no e
sariamente mejorar cambiando voluntaria y testarudament
«seguir viviendo» bajo las diferentes y aleatorias pruebas
circunstancia real. Lo menos que se le puede pedir a la
que se defina y concrete por medio de símbolos cuya mi
humanarse ante nosotros, hacerse realidad en el arte, en el
táculo, como trasunto fiel de la vida y de sus sueños. Es d
«toda la realidad».
Es imposible crear voluntariamente un mito o un s
Mitos y símbolos existen plenamente en la conciencia del
y a un mito no «se le crea», se le encuentra, se le adivi
este caso, crear es, ante todo, creer, como diría Unamuno.
en lo creado.
¿Desde cuándo el teatro comenzó a desalojarse de car
de tipos y de mitos?
Es ya lejano en el tiempo el drástico desalojamiento
héroes del mundo teatral. Con la hipertrofia de las ide
comenzó a surgir el teatro de tesis, último espasmo de la
de conciencia de la sociedad burguesa en decadencia. Tes
tractas y con intenciones de un mesianismo racionalista, lo
en el área conservadora que en el área marxista. O como r
lismo mesiánico, que tanto da lo uno como lo otro.
Si tenemos en cuenta los orígenes del héroe teatral -y
orígenes son religiosos (o festivo-religiosos)- se nos hará e
que la carencia de héroes populares -aún del tipo encarna
Cooper O Connery- y, en este caso en el teatro se d
duda a la extrema evolución racionalista de nuestra cultura
cual el teatro está mucho más contaminado que el cine,
éste un arte más joven y más popular. Creer exclusivament
hombre y en sus ideas, instintos y necesidades no es mal
modo esto puede engendrar una mística con sus héroes
pondientes, es decir sus figuras simbólicas. Sin embargo, e
nalismo de primera mano no ha producido en teatro mitos
nados, sino ideas O mitos mentales más vulnerables
pugnables. En teatro no vale tanto una simple idea co
simple «mito». El mito tiene vida más larga, porque tien
más autónoma y más libre, como la tiene Colombina, la i
y la «soubrette» o «el gracioso» del teatro español. La i
ideología, al querer sobreponerse y dominar a los mitos, lo
piriza y los deja sin vida propia. Les insufla una vida
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cerebral,
es decir,Juan
demasiado
ejemplar y didáctica pa
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No hay mitos morales ni inmorales, sino simples m
«tout court», Cambiemos, pues, los mitos morales po
reales y veremos aparecer personas y, a la vez, perso
teatro. El teatro agoniza en las manos voluntariosas y
las ideologías. Ante las cuales el arte se tiene que ren
desaparecer inevitablemente.
Es disparatado creer que Orestes o Hamlet pue
morir o matar por motivos humanitarios o benéficos
en un programa de partido, en lugar de odiar perfecta
adulterinas madres, sin más. Por ejemplo, morir o m
PSOE resulta en sí tan poco trágico que, visto desde
de cierta responsabilidad artística y filosófica, sólo
pábulo a una caricatura sainetesca del héroe trágico. E
que hacerse respetar ante la política y salir por sus
bajar la cabeza ante la galopada de Atilas en burro
una política de barrio, de campanario o de región.
Pero nos desviamos del tema. Un examen sociol
comedia dell'Arte nos revela, en consecuencia, que el
identificación del público se opera a partir del tipo tea
intérprete -literatura, arte y realidad-. Mito, escri
prete forman una unidad representativa. Dentro de elI
ces son innumerables. Pantalón es el hombre ma
empresa; representa el eje social del patriarcado d
tiene responsabilidades familiares, es padre, tío, espos
diente de Colombina. Un pretendiente siempre burlad
pues, una soterrada y artística rebeldía al orden soci
mente aceptada por ese mismo orden, pues Pantalón
es irreductible.
Arlequín, su oponente, es travieso, a veces devasta
pícaro, juvenil , en parte inadaptado al orden jerárquic
Pantalón ocupa un puesto relevante. Arlequín represen
generacional.
La cantidad de matices en estos personajes pudie
fin.
PANTALON:
Inteligente, pero viejo.
Viejo, pero respetable.
Respetable, pero cornudo.
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Buen padre, pero incomprensivo.
Incomprensivo, pero bienintencionado.
Bienintencionado, pero engañado.
~ngañado, pero respetable... Etc., etc., etc...
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ARLEQUIN:
Joven, pero pobre .
Pobre, pero ingenioso.
Ingenioso, pero desgraciado.
Desgraciado, pero apuesto.
Apuesto, pero atolondrado.
Atolondrado, pero seductor.
Seductor, pero pobre ... etc., etc., etc...
En Arlequín y Pantalón tenemos dos tipos de emblemá
que representan dos bandos sociales opuestos y complement
Dos generaciones contiguas en continuidad y litigio naturale
decir, cientos, miles de tipos en situaciones concentradas en
emblemas teatrales autónomos, independientes, llamados Arl
y Pantalón.
Toda la grandeza, independencia y humanidad del
mítico puede quedar humillada y desbaratada por la menor
sión ideológica a cuando voluntaria y enfadosamente, tende
samente, el autor pretende dominar al mito. Apliquémoslo
ejemplo, al personaje de Pantalón y obtendremos resultados
daderamente hilarantes.
PANTALON:
Viejo, inteligente, pero socialista.
Socialista, pero respetable.
Cornudo, pero socialista.
. Socialista, pero incomprensivo.
Bienintencionado, pero socialista.
Socialista, pero buen padre ... etc., etc., etc...
Se acabaron los matices humanos y la ideología gana
los partidos o arrastra un fracaso ridículo, según la cosa se
en serio o en broma. Por un lado, extraemos en conclusión
el ser socialista redime de todas las faltas y errores o que
las faltas y errores se justifiquen por ser socialista. Nos h
quedado con el rojo y el negro. Entremedias... nada. Hemos
baratado un mito. Lo netamente afirmativo o negativo con
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ción a una ideología, excluye por completo los huma
ficantes rasgos ampliamente sociales que contribuy
terizar densamente el personaje-persona, o la perso
denominada Pantalón. No puede darse el tipo entero
identificatorio por su variedad conflictiva en con
«realidad». Teatralmente hemos desbaratado esa realid
Los héroes trágicos no pueden adoptar una postu
impersonal. En suma, Medea no puede matar a
tiempo que defiende la exitencia de los niños depa
tercer mundo. Es imposible. Romeo tampoco se pue
considera frívola la muerte de Julieta, incapaz de
pasión y considerar la tragedia de las madres arge
Plaza de Mayo. El público no puede ir al teatro a e
civismo, utilidad, practicidad, tanto como no puede i
de lo mismo a los personajes que se le muestran.
jamás hubieran sufrido Pantalón, Colombina, Arleq
brette» o el clásico «gracioso» de nuestro teatro
Colombina de la comedia italiana, esa «soubrette» de
cés -prima hermana suya- nacieron coquetas, gr
ponsables, conformistas y críticas, según el humor
No son un modelo de nada, sino un tipo dado, un ti
la vez convencional y real. Son «una vida de teatro »
ble y vulgar, tan real e irrefutable como un sueño.
y ya hemos llegado a un tope o extremo que s
un principio. El personaje de teatro, para serlo realm
de ser seleccionado por la razón, sino impuesto en
rante realidad por el ensueño acrítico. Son de u
insoslayable, irrefutable, y están expuestos a la ace
rechazo como lo es toda realidad impuesta por sí
poseedores de una arcana vitalidad, cuya definición
tiva o negativa, se aleja a medida que se profundiza
la quiere atrapar íntegramente. Están vivos estos p
principio tan convencionales y típicos; huyen y se
desvelan y se ocultan. Son familiares y monstruo
Mercuccio y Falstaff, sueños de irrefutable presencia,
de la realidad acrítica como cualquier especie vegetal
¿Por qué han muerto los personajes fijos y sus si
vados, pero de significación tan extensa como Cel
Juan? Porque el teatro ha perdido esa juventud crít
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vía, en gran parte, conserva el cine como espectáculo pop
Porque el nacimiento espontáneo de estos personajes ha
durante mucho tiempo vigilado, contenido, evitado por el p
miento racionalista, engarfiado en el teatro, entendido éste
guía ejemplar de las masas y balanza de la razón y de la justic
La vitalidad del espectáculo dramático -tanto en cine
en teatro- reside en la aparición del personaje genérico que
viene a cada época como si nos fueran impuestos por la rea
acrítica del sueño de la vida. Así Arlequín, TilI Eulespiegel, P
tomas, Drácula. Su duración y su desarrollo postergan cons
mente una definición final. Su vida les pertenece. Acaso no
puede definir hasta que no mueran y su vida desafía en mu
casos a los siglos. Es decir, que, incluso, si se les desent
siguen viviendo. Esto es un personaje de teatro, un verdad
auténtico personaje, porque devoran a sus autores, los suplan
hasta los burlan. Muchos de ellos se diría que se vengan
sumergen en el anonimato. ¿Quién fue el inventor de la m
fatal en el cine? No lo sabemos. Y si lo supiéramos nos imp
ría un bledo.
El personaje de teatro no es un retrato como ha creí
ingenuo racionalismo aplicado al arte por sociólogos y por p
cos. Un verdadero personaje no se deja jamás retratar de una
A veces, a los auténticos personajes, con pocas palabras les
y es mucho más lo que ocultan que lo que revelan . En eso r
su misterio. La realidad de un personaje no se funda en
realidad -por ello no puede ser un retrato-, no se fund
una realidad que no sea la suya propia por ser realidad soña
compendio y suma de muchas realidades que se dieron cita
composición de su tipo genérico. Un verdadero personaje e
toda una raza. Celestina y Colombina son ellas mismas y,
vez, la raza de Colombinas y Celestinas que llevan consigo. N
don Juan o Cordelia, son los donjuanes, las Cordelias... No
pues, un retrato singular y unívoco, porque los personajes de
tro, a la vez que parecen unívocos, son plurales. Sin proponé
Freud refrendó lo que es un personaje de teatro al unirlo
siempre a un conflicto de la psique: Edipo soy yo. No solam
Edipo, también mi psique, en sus profundidades, está sujeta
bién a las veleidades frívolas de Colombina y a las dolorosas
ciones de lago. Todos los buenos personajes son yo. Por
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Colección Ensayos.Fundación Juan March(Madrid)
Colombina transita por la comedia dell' Arte y pasa
Marivaux sin perder nada de sus encantos ni de
identidad.
Hoy día, la equitativa balanza de lo comercial, lo
lo político no hace sino pensar y contrapesar los «po
personajes y su mensaje utilitario, sobre todo en
existen tantos escrúpulos para entrar confiadament
porque, como espectáculo popular, el 'cine está vivo
pone todavía personajes que semejan resurrectos tip
comedia dell' Arte, tales como la vampiresa, la inge
boy, de extraordinaria presencia mítica, jalonada
miles de anécdotas, como seres cuya vida no se ago
paso del tiempo.
Finalicemos. Todo cuanto he venido diciendo
ción del personaje mítico y genérico es, a la vez,
mis aspiraciones estéticas en teatro en un sentido
retorno a las fuentes, a los orígenes . Todo mi traba
tido -logrado o no logrado- en la búsqueda del p
la horrorizada huida del retrato, cosa que ha desco
crítica preceptista y a una minoría comprometida en
no considero teatro; cosa que también ha desvelad
aburrimiento que del teatro tenían otras generacione
y de lo cual me alegro muy especialmente. De esa a
búsqueda del personaje libre han surgido Coronada
monja, la Señora Tártara. He renegado del retrato
personaje. Porque así es. Me siento muy lejos del
ideas y muy cerca del teatro de los personajes. Sie
saben, dentro de su primitivo origen mítico, mucho
Posiblemente también ellos sienten su destierro, lo la
área inmensa -pero tan ignorada y desdeñada ho
tasía acrítica y de la gratuidad generosa de lo poétic
teatro dirigido política e ideológicamente no es para
Desde luego, la fotografía tampoco lo es. Hay poco
ninguno. Acaso el teatro ni siquiera existe. El teatro
personajes. A través de este pequeño análisis af
podamos entrever de qué pasta real e irreal son esos
C<;)S que nos alegran y torturan, rebeldes, inde
magníficos.
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